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Literatura

CUENTO: “DULCE HOGAR” de Luis Humberto Moreno Córdova

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DULCE HOGAR

Por Luis Humberto Moreno Córdova


 


La voz de la terramoza lo despertó. Antonio abrió los ojos lentamente, mientras contraía sus músculos, dejando escapar un bostezo. Por la ventana empañada de rocío divisó las montañas lejanas y las casas hechas de adobe y techadas con calaminas. Buscó su botella de agua, tomó un sorbo. A su lado, un hombre de cabello canoso le dio los buenos días.

Bienvenidos a la ciudad de Huánuco, fundada por los españoles en el año…

Antonio hizo un repaso rápido de sus pendientes: presentarse en el hotel, ponerse en contacto con algunas personas de la empresa. ¿Tendría tiempo? Tal vez podría dormir un poco.

Lo habían embarcado en el bus con una rapidez nunca antes vista. Nadie en la empresa había querido hacer ese viaje. Pero Antonio había levantado la mano presuroso. Era la mejor oportunidad para darse un respiro. Irse lejos era lo mejor que le podía pasar. Por eso no había dudado cuando en la reunión habían buscado un voluntario para supervisar la apertura del nuevo supermercado en Huánuco. Antonio fue el único en ofrecerse. “Sales hoy mismo”, le dijo su gerente.

Huánuco tiene un clima agradable por las mañanas, se recomienda por las tardes llevar abrigo ligero…

Llamó a su casa para pedirle a Cintia que empacara sus cosas. “¿No puedes hacerlo tú?” le había preguntado Cintia. “El bebé no me da tiempo para nada”.

Rodrigo, su hijo, había nacido hace dos meses. La vida para Antonio era infeliz desde entonces. No había planes, salidas, ni noches de sueño pacíficas. Le costaba concentrarse en el trabajo, estar de buen humor. Cintia era una criatura chillona, sensible y abominable, que pasaba todo el día quejándose de todo, sin humor para hacer las cosas que solían hacer apenas hace año y medio.

Lo peor de todo era el sexo. El sexo había muerto. Y Antonio no tenía ni un espacio de libertad donde al menos correrse la paja. Era demasiado cobarde como para enfrentar una aventura, y la casa le quedaba chica. Aún más desde el nacimiento de Rodrigo.

Puede visitar la plaza de armas, la laguna y el bulevar, el templo de las manos cruzadas en Kotosh…

El mundo de Antonio no tenía colores. Era un miasma en blanco y negro, emergiendo de una alcantarilla oscura. Vivía escapando de todo lo que le rodeaba. Se levantaba temprano para escapar de su casa, del llanto insoportable de Rodrigo, de los pedidos de auxilio de Cintia, de los saludos hipócritas de los vecinos. Llegaba al trabajo y tomaba un largo desayuno para escapar de las rabietas de su gerente, de esos engreimientos ridículos que eran reverenciados por todos sus compañeros. Se enclaustraba en su cubículo para revisar formularios y márgenes de ventas, y al caer la tarde miraba su reloj urgido, rogando que sean ya las seis en punto para escapar de la oficina.

De regreso, rogaba encontrar todos los semáforos en rojo, para tener unos minutos más de música y soledad. Luego aparcaba en el estacionamiento y contaba los pasos que le faltaban para llegar a casa y toparse nuevamente con todo el ciclo de su innombrable vida: La oficina, la casa, el llanto del bebé, su esposa llena de ojeras y reclamos, los recibos, la tv, el cansancio. Todos los días eran el mismo día.

Gracias por su preferencia. Esperamos que disfruten su estadía.

La voz de la terramoza dejó de torturarlo. El bus se detuvo dentro del terminal y la gente bajó en tropel a buscar sus cosas. Antonio había cargado dos maletas de mano, por lo que no tenía de qué preocuparse. Ante la negativa de Cintia de hacerle las maletas, había empacado cualquier cosa. Si necesitaba algo más se lo compraría en alguna tienda.


***

Antonio subió a un taxi con rumbo al hotel de turistas. ¿Hotel de turistas?, se preguntó. ¿Hay algún hotel que no sea para turistas?

Llegó al hotel. “Ande con cuidado, sobre todo en las noches, que asaltan”, le dijo el taxista mientras lo ayudaba con sus maletas. Antonio le dio un billete grande y le pidió que guardara el cambio. El taxista se persignó con el billete.

La habitación era pequeña pero confortable. El calor arreciaba. Antonio se fijó por la ventana y vio la piscina. Gracias a Dios, pensó. No hubiera podido con el calor. Se dio una ducha rápida, desayunó en la primera planta y salió del hotel rumbo al supermercado, que quedaba a una cuadra, cruzando la plaza de armas. Ahí lo esperaban algunos empleados administrativos, que al verlo lo saludaron con suma reverencia. Antonio se sintió importante. En la oficina principal no era más que un hámster dentro de una rueda, corriendo sin parar todos los días. En Huánuco sin embargo, se sintió como un rey. Entendió por qué su gerente se portaba siempre como un imbécil. Eran las licencias del poder.

Los empleados se presentaron uno a uno, se acercaban casi jorobados por la cortesía y estrechaban su mano. Hombres y mujeres, todos era igual de feos: bajitos, parduzcos, con el cabello hirsuto y los dientes chuecos. Antonio pensó que hubieran sido capaces incluso de besarle la mano como a un obispo. Estaba aburrido de ese protocolo innecesario. “gran acierto, señor Antonio, gran acierto”, le decían, felicitándolo por una obra en la cual él no había tenido participación alguna. No importaba. Antonio se sentía bañado por una gracia divina. No echaría a perder su endiosamiento con achaques de humildad.

Empezaron a recorrer los ambientes. Todo estaba en su lugar, aunque, concretamente, Antonio no sabía bien que era lo que tenía que supervisar. Le habían prometido mandarle instrucciones, pero hasta el momento nadie lo había llamado. Los empleados se peleaban por un turno para hablar y comentar sobre los trabajos realizados. Antonio asentía sin prestarles atención, mientras pensaba en qué pediría para el almuerzo. “Y esta es la zona de electrodomésticos, Don Antonio”, decía uno. Antonio asentía, mientras pensaba que a Cintia poco le importaría que el bus en el que viajó se hubiera volcado, mientras pudiera cobrar su millonario seguro de vida. En algún momento la llamaría, pensó. Daba igual.

-Lamento la demora –se escuchó por el pasadizo.

El ruido de unos tacos altos repercutió en la amplitud de la tienda. Clac, clac, clac. Una figura menuda, delgada, de larga cabellera negra apareció frente a todos. Tenía el cuerpo sufrido por el campo, pero era bella. Su sonrisa era una prolongación infinita de luz, y sus ojos resumían la noche. No tenía la tez parduzca, sino canela. Antonio sintió un flujo de saliva acumulándose en su boca. La tragó disimuladamente.

-Don Antonio, le presento a Nazarina Tello –dijo uno de los empleados- la jefa de tienda.

Nazarina se acercó y le dio un beso en la mejilla. No se jorobó ni se gastó en reverencias. Sólo lo saludó, como lo haría una vieja amiga. Antonio sintió una ligera molestia. Se sorprendió al percatarse de lo rápido que podía acostumbrarse a la sumisión de la gente.

-Veo que ya le han mostrado la tienda –dijo Nazarina, con los ojos fijos sobre Antonio-. Tenemos que ir a revisar algunos documentos.

Antonio asintió. La molestia se tornó en nerviosismo. Nazarina era bella. Las manos de Antonio empezaron a sudar. Pensó en aflojar un botón de la camisa, que empezaba a empaparse. Los empleados se despidieron y desaparecieron entre los corredores de la tienda. Nazarina le señaló unas escaleras que daban al segundo piso.

Llegaron a una oficina amplia, de ventanas grandes, por donde se colaba el viento rancio que anticipaba al mediodía. Nazarina echó algunos documentos sobre su escritorio y empezó un largo discurso sobre cuentas, números y productos en stock, que para Antonio no tenían ningún significado. Mientras ella hablaba emocionada de todo lo logrado, Antonio asentía y, de vez en cuando, reforzaba las ideas simples con algún comentario vano, para dar la sensación de que la estaba escuchando. Su estómago dio un gruñido. Hizo un ademán para ponerse de pie y empezó a guardar los papeles del escritorio.

-Estoy muy satisfecho con su trabajo, señora Tello. Todo saldrá bien en la inauguración.

Nazarina abrió sus ojos y contuvo una sonrisa orgullosa.

-No soy señora, don Antonio. Pero puede tratarme de tú.

-Pienso lo mismo. Creo que no estamos tan viejos para estos formalismos. ¿Almorzamos?

Nazarina aceptó.

-Vamos al mejor restaurante que conozcas –dijo Antonio.

El teléfono de la oficina los detuvo. “De Lima”, dijo Nazarina, después de contestar. Antonio tomó la llamada. Era su gerente.

Sujetó el auricular con el hombro y sacó una libreta para tomar notas. Nazarina lo vio sonreir nervioso, asentir, confundirse. Tomaba un apunte y luego lo tachaba, para después volver a remarcarlo. Después de quince minutos Antonio colgó.

Salieron del supermercado y subieron a un taxi. Cruzaron el malecón, el puente Pavletich rumbo a la Olla de Barro. “Te va a gustar”, le dijo Nazarina.

Se sentaron en una mesa al aire libre, cubierta por un toldo rústico. Frente a ellos había una gran piscina en donde varios niños chapoteaban felices. Nazarina le sugirió que pidiera pachamanca, era una porción grande y podían compartirla entre los dos. Antonio se emocionó al pensar que la idea de compartir podía llevar un mensaje oculto. El mozo tomó su pedido y les dejó un potecillo con cancha serrana.

-¿Cuánto tiempo llevas en la empresa? –preguntó Antonio mientras tomaba un puñado de cancha.

-Tres años ya van a ser.

-Tienes más tiempo que yo.

-Yo empecé desde auxiliar contable.

-Ah. ¿Eres contadora?

-Sí. Estudié en la Hermilio Valdizán.

Un grupo de niños pasó a lado de ellos, corriendo, gritando y salpicando agua. Antonio gruñó, pero se contuvo de hacer una rabieta al ver que Nazarina reía.

-¿Y nunca has pensado ir a Lima?

-Si conozco. Pero para trabajar allá tendría que estudiar de nuevo. Allá sólo aceptan egresados de universidades limeñas. No tengo dinero para eso.

-¿Piensas quedarte aquí para siempre?

-No. Me contaron que a la jefa de Chiclayo la promovieron a Lima por sus resultados. Quiero hacer lo mismo.

-Ahora entiendo tu preocupación por la tienda.

-Sí. Y tu aprobación me deja tranquila.

Antonio sintió un escalofrío por su espalda. Nazarina se sentía contenta por su aprobación, pero él apenas recordaba algo de todo lo que ella le había mostrado. Pensó que sería bueno regresar y revisar los documentos con calma. Lo haría después de almorzar. Era mejor cerciorarse.

El mozo trajo el plato de pachamanca. Nazarina no había mentido. Era enorme.


***

La comida resultó tan buena, que Antonio estuvo tentado de pedir más. El mozo, a manera de cortesía, les invitó un traguito de aguardiente, asegurándoles que era lo mejor para una buena digestión. Después de pagar la cuenta caminaron por un trecho rodeado de flores y eucaliptos. Antonio empezó a sentir el peso de almuerzo. Al diablo los documentos pendientes, pensó.

Después de mucho insistir, convenció a Nazarina para ir al hotel y pasar la tarde en la piscina. Antonio aguardó en el taxi, mientras Nazarina entró a su casa para recoger algunas cosas. Media hora después Antonio reposaba sobre una perezosa. Las gotas de agua chorreaban por su cuerpo. Su cabello húmedo lo defendía del calor inclemente. La voz de Nazarina lo animó a mirar por el rabillo del ojo.

La vio llegar, vistiendo un bikini negro. Sus caderas eran dos serpientes rebeldes que podían capturar a la presa más fuerte. Sus piernas macizas revelaban la infancia de alguien que había corrido por el campo, trepado cerros, cultivado la tierra. Sus rodillas estaban adornadas con cicatrices inocentes, sus hombros parecían dibujados a mano. Todo terminaba en un par de tetitas temerosas y friolentas, cuyas aureolas se imponían sobre la oscuridad de sus prendas.

Antonio la comparó con Cintia, y se sintió defraudado. Cintia, al lado de Nazarina, no era más que un enlatado limeño, orgullosa de haber hecho una hora de Tae Bo en el gimnasio, cantando sus dietas, midiendo su colesterol. Incapaz siquiera de cruzar una calle sin tener que tomarle la mano. Era un ratoncito minúsculo y quejón incapaz de descubrir su piel ante el sol. Era un clon fallido de mujer, de esas que compraban minifaldas atrevidas para luego pasarse la fiesta entera con una chompa cubriendo sus piernas. Criatura ridícula, Cintia. Ridícula.

-Está rico aquí –le dijo Nazarina-. Es la primera vez que entro.

-Espero que no sea la última –contestó Antonio-. Me estoy haciendo la promesa de venir seguido.

Nazarina sonrió.

-Sería lindo. Nos haríamos buenos amigos.

Buenos amigos. No era la palabra que Antonio esperaba. No luego de haber pedido una pachamanca para compartirla. No después de ver ese cuerpo canela frente a él. No te preocupes, Nazarina, pensó. Seremos más que eso.

-¿No piensas bañarte? –preguntó Antonio mientras se ponía de pie para echarse un clavado.

-No sé nadar muy bien.

Antonio infló su pecho, retuvo el estómago y caminó como un héroe de acción rumbo al podio. Flexionó las rodillas y se lanzó en un clavado digno de una olimpiada. Dio un par de brazadas hacía el canto de la piscina que daba al lado donde descansaba Nazarina. Le echó unas gotas de agua.

-Entra. Yo te enseño.

Nazarina lo pensó un rato, pero luego se animó. Antonio se percató de la erección dentro de su traje de baño cuando la sintió, abrazándolo. Pudo gozar la tensión de esas piernas macizas, apretándolo, mientras ella reía y temía por su vida. Nazarina intentaba mantenerse a flote, pero Antonio sólo  pensaba en lo dura que estaba su cosa. Luego de un forcejeo juguetón se quedaron en silencio. Antonio quedó cautivo, contemplando los labios trémulos y amoratados de Nazarina. Acercó los suyos lentamente, con sigilo, mientras ella lo miraba con un ratón aterrorizado. Sintió el leve roce de sus bocas; luego el rechazo. Nazarina torció su rostro.

-Eres mi jefe –dijo ella. Antonio tenía que pensar rápido. No le gustaba pensar rápido.

-Pero eso no importa –fue lo único que pudo decir-. Todo está tan bien.

-No –insistió Nazarina-. ¿Cómo va a ser eso, pues?

Se apartó de él y salió de la piscina. Antonio la siguió. Se sentaron un momento sobre las perezosas, callados, como si fueran cómplices de un crimen.

-Debo irme –dijo ella-. Nos vemos más tarde para ver lo último de la inauguración.

-Todo saldrá bien mañana, Nazarina. Ya lo verás.


***

Antonio intentó fumar un cigarro, pero sintió que se ahogaba. Esperaba a Nazarina afuera del supermercado, frente a la plaza de armas. La noche era absoluta, con estrellas incrustadas en un cielo oscuro y conmovedor. Huánuco tenía un ritmo lento, cadencioso, repetitivo. La gente daba vueltas a la plaza en grupos, intercambiando palabras breves, risas. En los bares aledaños, un grupo nuevo de borrachos reemplazaba a los de la tarde, que previamente habían reemplazado a los de la mañana. La ciudad era cruel con su gente, incapaz de brindarles alternativas. O bebías hasta la inconsciencia o te subías al tiovivo interminable de la plaza. Antonio sabía que el supermercado daría un cambio. Por una vez en su vida, sintió que era parte de algo importante. Luego recordó la oficina, su casa, el llanto del bebe y los achaques de Cintia.

Divisó a Nazarina caminando por la plaza. Su andar era presuroso. Antonio cruzó la calle para darle el encuentro. Quedaron frente a frente cerca a la pileta central. Nazarina tenía el rostro pesado. Saludó a Antonio sin darle un beso en la mejilla. Antonio sintió el incordio. Estaba avergonzado por el incidente de la tarde pero, aún así, le costaba ser indiferente ante la belleza cada vez más notoria de la jefa de tienda.

-Lamento lo que pasó –dijo Antonio. Nazarina apenas lo dejó terminar:

-Está bien.

Antonio insistió:

-En serio. Me caes bien. Quisiera que seamos amigos.

El rostro de Nazarina se alivió. Sus ojos recuperaron el brillo y su sonrisa empezó a iluminar la noche.

-¿De verdad? –preguntó. Antonio extendió sus brazos y ladeó la cabeza.

-De verdad.

Se abrazaron. Luego subieron hasta la oficina y revisaron el stock de productos. Antonio le echó una revisada al vuelo a todos los documentos. Todo parecía estar bien.

-Creo que estamos listos para mañana –dijo.

Nazarina dio unas palmaditas nerviosas:

-Mañana será un gran día.

Antonio le sugirió ir a algún lugar para brindar. Nazarina lo pensó por un momento antes de sugerirle que fueran a la laguna. Antonio no tenía idea de qué sería eso, pero le pareció buena idea.

Subieron a una mototaxi, que les cobró dos soles por llevarlos hasta la laguna. “Es que es lejos, señorita” dijo el chofer mientras manejaba. Antonio rió al escuchar a Nazarina, quejándose del maltrato hacia el turista. En el fondo pudo notar cierta vanidad en ella. Tal vez de que la confundieran con una capitalina, pensó.

Era en realidad una laguna enorme, rodeada de arboles y cortada por un puente elevado. En el fondo, dos cerros formaban un embudo por donde asomaba la luna. Las motos surcaban los alrededores, recogiendo y dejando jóvenes con espíritu de fiesta. Antonio siguió a Nazarina hasta la zona de los bares y discotecas. Terminaron sentados en un segundo piso. La vista hacia la laguna era hermosa, sólo contaminada por el ruido asordante de la música.

Pidieron cerveza. Antonio le sugirió a Nazarina que se animara por algún licor, pero ella solo atinó a decir “lo mismo que tú bebas”. Chocaron sus botellas.

-Después de mañana ya puedes pensar en trabajar en la capital –Dijo Antonio, y echó un trago.

-Eso espero –contestó Nazarina, sorbiendo la cerveza con cierto recato.

-Hablaré con la gente en Lima para que te tengan en cuenta –mintió Antonio-. Tengo contactos que te ayudaran.

Brindaron de nuevo. Cada cerveza fue una oportunidad para ambos. Antonio mezcló mentiras con verdades al momento de contar su vida; Nazarina, en cambio, se dedicó a contarle todo lo que haría después de cobrar su primer sueldo en Lima. Mientras Antonio cubría con niebla su pasado, Nazarina creaba nubes enormes en el futuro de su vida. La cerveza fue adormeciendo sus conciencias, los hizo reír al borde del llanto con anécdotas de oficina y chistes mal contados. Los animó a bailar, tomados de la mano, entre abrazos gentiles y movimientos lujuriosos; evaporó la delgada línea que los separaba.

Salieron del bar con un par de botellas en la mano, riendo. Subieron a una moto y se perdieron entre las luces cansadas de la ciudad, que empezaban a contrastar con la claridad de la mañana.


***

Antonio despertó en el hotel, desnudo. Su ropa estaba regada por toda la habitación. Puso los pies en el suelo y sintió un dolor agudo. Se fijó. Era su reloj. No logró encontrar su celular. No importaba. Al mirar la hora sintió que su alma escapaba del cuerpo, que su estómago vacío volaba a mil kilómetros por hora. Hacía tres horas que se había inaugurado la tienda.

Mientras se daba una ducha rápida pensó en Nazarina y trató de recordar los pormenores de la noche. Recordaba las cervezas interminables, el baile. Podía jurar que había vuelto a besarse con ella. Se preguntó si habrían hecho el amor. Mientras se vestía, echó un vistazo a la habitación, buscando alguna prueba que le demostrara que había sucedido algo. Pero solo estaba su ropa y el desorden de un borracho que había sufrido para encontrar su cama. Se puso el reloj en la muñeca y salió de la habitación.

Al cruzar la puerta del hotel, quedó paralizado.

Desde ahí podía ver el tropel de gente que se amontonaba en la entrada del supermercado. Con el poco valor que le quedaba, cruzó la plaza de armas casi corriendo, pero bajó el ritmo de su andar cuando empezó a notar que el caos que reinaba dentro de la tienda era mil veces peor. La gente entraba y salía por cualquier lado, las alarmas contra robo sonaban sin que nadie verificara las compras; más allá de las cajas, un grupo de gente hacía reclamos por productos en mal estado y electrodomésticos que no funcionaban. Antonio tragó saliva, ya estaba a unos pasos del supermercado cuando unos empleados se le acercaron para pedir instrucciones. Lo bombardeaban con preguntas incomprensibles, hablando todos a la vez, produciéndole una jaqueca similar al golpe de un taladro sobre una campana de catedral. Antonio forcejeó con algunos clientes iracundos, esquivó a algunas cajeras que estaban al borde del llanto y subió al segundo piso.

La oficina estaba con la puerta cerrada. Antonio tocó varias veces sin recibir respuesta. “Nazarina, abre. Soy Antonio”, dijo, finalmente. La puerta se abrió entonces. Antonio vio a un empleado salir, sin mirarlo. Cuando entró, Nazarina estaba sentada frente al escritorio, con un mar de papeles regados encima. Sus ojos, llorosos, parecían buscar una respuesta a todo el caos que reinaba en la primera planta. El teléfono de la oficina sonaba incansable. Antonio empezó a sentirse inmerso dentro de una burbuja soporífera. Podía escuchar los latidos de su corazón. El teléfono seguía sonando sin parar

-¿No piensas contestar? –preguntó. No obtuvo respuesta.

-Contesta tú, amor. Deben ser de la oficina.

Antonio puso la mano sobre el teléfono, cuando sintió un helor en la nunca que lo detuvo.

-¿Cómo me llamaste?

Nazarina levantó la mirada, sin dejar de apilar los papeles.

-Dije que contestaras tú, cielo. Estoy ocupada, mi vida, ¿no ves?

Antonio cerró los ojos, su mente bullía, tratando de descifrar imágenes difusas: un calzón negro. Una piernas rebeldes, el sube y baja de su cintura taladrando el vientre de Nazarina. Quiero estar contigo, Nazarina. Quiero que seas mi novia…

Antonio todavía podía escuchar el eco de su voz perdiéndose en su mente. Levantó el auricular. La voz furiosa de su gerente lo hizo mojar sus axilas.

Sí, señor. Lo sé señor, me he percatado de eso. No señor. Tuve un contratiempo. Lo revisé. Todo parecía estar bien. Sí, señor, así debe haber sucedido. Era mejor eso señor. Debió hacerse así. Sí, señor. Que sea de Lima de ahora en adelante. Yo me encargo. Eso le diré. Claro que sí, señor.

Cuando colgó el auricular, vio que Nazarina tenía los ojos fijos en él, como cuando la conoció. Parecían años desde entonces y tan sólo había trascurrido horas.

-¿Qué cosa será de Lima de ahora en adelante, cielo? –preguntó ella.

Antonio tomó aire, tragó saliva. Levantó la cerviz y apretó los labios. Se sintió una mierda.

-Señorita Tello. Las cosas se han salido de control, lo que muestra su ineficiencia para el cargo que se le ha encomendado…

-¿Qué dices, Toñito?

-Por decisión de la gerencia comercial, queda usted despedida…

-¿Qué te pasa, cielo?

-Le pido por favor que guarde la compostura al momento de referirse a mi persona.

-¿Así nada más?

Antonio no dijo nada.

-¿Pero y todo lo de anoche, amor?

Antonio seguía mudo.

-¿Lo de anoche, Antonio?

-Anoche no pasó nada, señorita Tello.

-Anoche me hiciste el amor, huevón –gritó Nazarina.

Antonio abrió la puerta rápidamente y llamó a seguridad. Los pasos de los vigilantes subiendo las escaleras empezaron a cobrar intensidad. Nazarina se puso de pie y empezó a aventarle lo que tenía a la mano. Antonio se cubrió el rostro, mientras la lluvia de útiles de oficina lo lastimaba.

-Le haremos llegar su liquidación conforme a ley…

-Cállate, mierda. Cállate.

-Más una indemnización por el tiempo trabajado…

-¡Eres un maricón! ¡Maricón!

Los vigilantes entraron a la oficina y sujetaron a Nazarina de los brazos, sin impedir que Antonio recibiera un escupitajo. Entre golpes y patadas, lograron sacarla de la oficina y echarla del supermercado. Dos empleados se acercaron a Antonio para ayudarlo y limpiarlo todo lo que le había llovido, pero éste se sacudió de ellos de mala gana.

-Déjenme. Largo.

Luego de unos minutos la oficina quedó vacía.

Antonio se asomó a la ventana. Desde ahí pudo ver a Nazarina, despeinada, con la ropa rotosa, aventándole los tacos a los vigilantes. La policía llegó en un patrullero viejo y se la llevó, entre lágrimas. El teléfono de la oficina volvió a sonar. Antonio contestó.

“Ya está, señor”, dijo. Y colgó.

 El caos en el supermercado desapareció lentamente. Cuando se dio cuenta, las cosas fluían tranquilas, sin problemas. Todos estaban en su lugar. La gente entraba y salía cargando bolsas enormes. Alguien vendría de Lima para tomar las riendas de la tienda. Eso estaba bien para él. Pensó en Cintia, en su pequeño Rodrigo y ese llantito conmovedor que tanto le gustaba. Su bus salía esa noche del terminal; mañana estaría en Lima, listo para regresar a la oficina, a su pequeño cubículo donde el día se pasa tranquilo, sin los alborotos de un supermercado. Él era una pieza pequeña dentro de algo grande. Pronto estaría en Lima. En su dulce hogar.

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Literatura

23 de abril, Día Internacional del Libro, ¿por qué se celebra en esa fecha?

En ese día, a nivel mundial, también se conmemora el Derecho de Autor.

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Leer o no leer, he ahí el dilema. Cada 23 de abril el mundo celebra el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, una fecha que destaca la importancia de la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual.

Esta conmemoración encarna el esfuerzo colectivo por promover el libro como pilar fundamental de la cultura y el progreso social. Además, durante esta fecha, distintas organizaciones buscan instruir a las personas sobre los derechos de autor, fundamentales para asegurar que los creadores reciban el reconocimiento y los beneficios económicos por sus obras.

El Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor tiene su origen en una iniciativa de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que se remonta a 1995.

La UNESCO promueve esta jornada no solo como un acto de celebración sino también como un llamado a la acción para que gobiernos, instituciones educativas, bibliotecas, grupos culturales, autores y editores trabajen de manera conjunta en pro de la difusión del libro y la defensa de la propiedad intelectual.

23 de abril, la fecha elegida

La elección de esta fecha se debe a varios acontecimientos históricos relacionados con la literatura que coinciden en este día. El 23 de abril de 1616 murieron tres grandes escritores: Miguel de CervantesWilliam Shakespeare y Garcilaso de la Vega, aunque cabe mencionar que las fechas no son exactamente contemporáneas debido a la diferencia entre los calendarios juliano y gregoriano. Además, la fecha también coincide con el nacimiento o fallecimiento de otros destacados autores en diferentes años.

La celebración tiene como propósito principal incentivar a las personas a descubrir el placer de la lectura y respetar la invaluable contribución de los autores a la cultura y al progreso social.

La decisión de trasladar la Fiesta del Libro al 23 de abril de manera definitiva se tomó en España en 1930. La propuesta fue iniciativa del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, quien sugirió establecer una fecha específica para celebrar y fomentar la lectura entre el público de su país.

En 1995, después de varios años, la propuesta de la Unión Internacional de Editores, presentada por el gobierno de España a la Unesco, buscaba designar esa fecha como el Día del Libro a nivel global. El organismo especializado de las Naciones Unidas respondió rápidamente y aprobó la propuesta en el mismo año.

Biblioteca Ateneo, en Argentina, considerada con una de las más hermosas del mundo.

Actividades por el Día del Libro

Dentro de este marco festivo, la Alianza Francesa de Lima ya empezó a tejer una serie de eventos que se vienen desplegando desde el 13 y culminan este sábado 27 de abril en sus sedes de Miraflores, Jesús María y La Molina, marcando el inicio de las conmemoraciones.

La Alianza Francesa abrirá sus puertas en sus sedes de La Molina y Miraflores para acoger dos imperdibles ventas de libros de segunda mano. Estos eventos no solo presentan una excelente oportunidad para encontrar libros a precios inigualables, sino que también brindan la posibilidad de explorar una diversidad de géneros literarios. Con la promesa de hallazgos únicos y joyas escondidas entre sus estantes, estas ventas se convierten en el escenario perfecto para aquellos ávidos de aventuras literarias y tesoros ocultos.

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Literatura

40 años de poesía y terquedad

Entrevista a Ángel Yzquierdo Duclós por Julio Barco

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Por Julio Barco

Hace 40 años, Ángel Yzquierdo Duclós tomó la decisión más importante de su vida: dedicarse a vender libros en el Perú. Y no solo eso, sino a venderlos en la calle, y no en cualquier calle, sino en el mismo corazón de La Victoria, a unos metros de Gamarra, en la misma avenida Aviación. El poeta popular, cantautor de fina estirpe, promotor de la literatura peruana, entonces miembro de la ANEA, no se imaginaba que los siguientes años viviría, a puro esfuerzo, de la venta de libros y sus derivados. Esta es la historia de una pasión desesperada, pero también de un ejemplo para todos los pesimistas ilustrados.

1.Ángel, celebramos contigo, estos cuarenta años de entrega a la cultura del libro en el Perú, ¿qué significa para tu este casi medio siglo?

Hasta ahora no me he puesto a pensar, ah… yo vine acá solamente para ver si podía hacer un vals, una canción, un poema, un cuento. Ya pasaron 40 años, pero todavía no los he culminado. A lo mejor sí, pero en estos cuarenta años me sorprende descubrir que este sitio sigue siendo mágico. De tal forma, uno viene a diferentes sitios de Lima, pero algo me decía que acá estaba mi futuro no en dinero, porque en dinero podíamos hacerlo en otra parte, pero acá sucedía algo extraño, pero positivamente hablando. Así que hace tres (o dos años) me di cuenta de que habían pasado cuarenta años, y me siento contento conmigo mismo, como si fuera el primer día que empecé a vender libros en esta calle, entre la Avenida Aviación y con 28 de Julio. Un primero de abril de 1984.

En recientes encuestas, observamos que nuestra sociedad no consume más de cinco libros al año. En ese sentido, ¿cómo ves actualmente la realidad del libro en el Perú?

¿Eso es antes del celular o después del celular?

Después del celular…

Si antes del celular la gente leía poco, y como decía San Agustín, de lo poco, poco. Pero, no, es una mentira. Si nadie lee en el Perú entonces cómo me explicas que hay infinidades de editoriales, cómo me explicas, por ejemplo, que una sola obra alrededor del país lo masifiquen por dos mil, tres mil ejemplares; y los pongan como gancho en el Plan Lector. La gente lee, uno por obligación hablando en términos escolares, y hay que ser realista ahora es menos, pero siempre hay ese batallón humano que muere en su ley, que se desespera por los libros. O sea, hay pocos, por el celular disminuyó bastante, en el término escolar, universitario; pero realmente hay un buen ejercito humano que lee. Por ejemplo, tú lees, tú devoras libros y tienes una computadora en tu cerebro- Así como tú hay chicos que vienen y se alegran cuando viene, papá mira ese libro…Qué bacán, ¿no? Y su mamá y su papá le compran con cariño su libro, caray, y son pocos, escasos. Hay que ser bien tercos para seguir trabajando como librero, te das cuenta. Yo puedo poner otra chamba y ganar mil veces más que como librero, pero… me gusta pues. Además, los libros mientras yo todavía esté con vida, todavía van a seguir existiendo. ¿Por qué? ¿Qué es mejor? ¿Hacer el amor en la pantalla o en persona? Así es el libro con uno. Tú lo ves, tú lo palpas, sientes su vibra. Yo no sé qué conclusiones podrás sacar.

3.Al margen de tu faceta de librero legendario, sabemos que tú gran pasión es la escritura, de versos y valses, ¿Cuándo los lectores conoceremos tu hasta la fecha inédito poemario Albatros de la Esperanza?

Yo quisiera que sea este año, pero es bien difícil. Primero porque yo quiero hacer una edición de cincuenta mil ejemplares. Todos dicen que es una obra pero, ¿qué son cincuenta mil ejemplares para todo el país? Somos como veinte millones de lectores, te das cuenta… Yo quisiera imprimirlos, creo, pero económicamente hablando, no puedo… no puedo… yo quisiera publicarlo, pero como no he podido publicar mi libro Albatros en pleno campo de Agramante, y el otro que tú sabes, Pequeña garua del cielo limeño…lo pude publicar. Uno ya esperaba listo para publicarlo, mil ejemplares… pero quinientas ejemplares son de los amigos nomás. Si yo he rechazado la portada de los mil ejemplares. He roto las portadas. Y a ti te consta. Yo he pedido por mi libro tres mil dólares, porque con eso se iba a hacer una especie de ONG, con el auspicio de la Cachina peruana podíamos publicar más de cien poetas, escritores, de Piura, Tumbes, Ayacucho… O sea, nuestro país es rico en literatura, en narrativa. Yo quizá me muera y sin publicar, piña pues, pero estoy contento conmigo mismo. Ya si Dios quiere, si la doña dama me sorprende, están mis amigos que van a publicar mi obra póstumamente. Ya hay proyectos empaquetados para que vayan a la casa y simplemente después los editen. Ahora, ¡mis canciones! Quizás también me vaya de este mundo y lamente, valga la redundancia, que después de muerto me conozcan como compositor. Yo estoy contento conmigo mismo. Me voy a cualquier parte del Perú y recorro las pistas y comienzo a cantar mis propias canciones y es un placer de la putamadre, ¿no?

Ángel, el futuro es ahora: ¿Qué le dirías a los chibolos de nuestro país, lo que sueñan con los universos de los libros?

Pueden estar pegados a los celulares, porque es un buen material de información. Pero nuestros libros son como nuestros perritos fieles: los puedes tirar, abandonar, pero llega un momento donde ese libro te va a ser un bálsamo para ese día. Porque tu ánimo va a estar de acuerdo a lo ya escrito. Por más que venga la tecnología puedes tener tu libro en un rincón de cuatro paredes, hay que amar a los libros. Gracias a los libros estamos acá.

Vendes libros en una zona empapada de comercio textil y alimenticio, ¿Cuánto te ha costado mantenerte durante tantos años?

¿Qué es mantenerse en este rico oficio? ¿Cuánto me ha costado? Me ha costado. Yo he mantenido esto. La venta de libros. Mi función como librero me ha mantenido a mí. Recuerda ese poema El buen samaritano. Ya. Tuve un amigo que generosamente me ayudaba a cubrir los gastos que la poesía demanda placer dinero tiempo y dinero para compartirlo a los demás gracias a este negocio pude estilizar algunos textos. Y he sido monstruo en ventas. He sido varias veces vendedor de artefactos eléctricos en los setentas… Desde 1976, como tú que te enamoras y haces unas cuantas letras, sin pensar en tu puta vida que con el tiempo se iba a convertir en un oficio. Y me convertí en poeta y me convertí en compositor. Yo me voy a morir y estoy alegre conmigo mismo, pero eso no sirve como conformismo, sino que también hay que seguir sacándole jugo a la vida. Por eso, en un poema digo, hazte amigo de la muerte; por eso, cuando te vea simplemente te dé una oportunidad.

Gracias Ángel.

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Literatura

30 años de “Sieteculebras”, revista andina de cultura (1991 -2021)

“Publicar en Perú es cosa de locos… pero me gusta ser loco y seguiré con mi locura hasta que mi cuerpo y mis energías lo permitan”.

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Por: Mario Guevara Paredes.

En 30 años de «Sieteculebras» hemos publicado 50 números. Somos una revista independiente que no recibe patrocinio ni estatal ni privado, se mantiene vía publicidad, en un medio como el peruano donde las revistas culturales mueren en los primeros números porque el Estado no tiene una política cultural en torno a las revistas. Somos la revista independiente más longeva de Perú después de «Hueso Húmero» que todavía continua editándose.

En cifras, son más de 3000 páginas editadas hasta el momento. Hemos publicado desde artículos de ciencias sociales, como historia, arqueología, folklore, política y cine. Como también textos de crítica literaria, lingüística, ensayos sobre literatura peruana y latinoamericana, poesía, cuento, crónicas, entrevistas, fotografía. Y sobre todo hemos resaltado el trabajo de nuestros artistas plásticos peruanos. En 21 de las 50 carátulas ilustraron pintores cusqueños de varias generaciones, como también de otras ciudades fuera de Cusco, como Lima, Arequipa, Iquitos y Puno. Asimismo ilustraron pintores de Bolivia, Ecuador y México.

Articulos sobre poetas  peruanos  publicados en Sieteculebras

En los 49 números editados, se han publicado más de 70 artículos sobre la poesía de los peruanos: Juan del Valle Caviedes, César Vallejo, José Emilio Westphalen, Ángela Ramos, Carlos Oquendo de Amat, Washington Delgado, Gamaniel Churata, Alejandro Romualdo, Efraín Miranda, Javier Heraud, Juan Ramírez Ruiz, Enrique Rosas Paravicino, Vladimir Herrera, Antonio Cisneros, Ricardo Quesada, Boris Espezua, Andrés Alencastre (Kilku Waraka), Luis Nieto Miranda, Alberto Mostajo, Gustavo Pérez Ocampo, Raúl Brozovich, Ángel Avendaño, Jorge Flores Aybar, Ana Bertha Vizcarra, Edwin Segovia, Juan Alberto Osorio, Rosina Valcárcel, Leoncio Bueno, Yvan Yauri, Juan Gonzalo Rose, Domingo de Ramos, Sonia Luz Carrillo, Antonio Cilloniz, Carlos Velásquez Iwaki, Monica Carrillo, Catalina Bustamante, Enrique Verastegui, Houdini Guerrero, Dida Aguirre, Jesús Cabel, Amaro Nay, Mario Pantoja, Shelma Guevara, Antonio Cisneros, Ángel Avendaño Farfán, Alejandro Romualdo, Víctor Alvarado, Gloria Mendoza Borda, Leopoldo Chariarse.

Articulos sobre poetas  extranjeros  publicados en Sieteculebras

Como también de poetas de otras nacionalidades como: Octavio Paz (México), Jorge Luis Borges (Argentina), Pablo Neruda (Chile), Gabriela Mistral (Chile), Ernesto Cardenal (Nicaragua), Vicente Huidobro (Chile), Atila József (Hungria), Alejandra Pizarnik (Argentina), José Martí (Cuba), Alfonsina Storni (Argentina), Diamela Eltit (Chile), Juan Antonio Alix (Dominicano), Bernardo de Balbuena (España), Carmen Bruna (Argentina), Dulce María Loynaz (Cuba), Haroldo de Campos (Brasil), Allen Ginsberg (USA), Jorge Teillier (Chile), Vicente Hidobro (Chike), Sheyla Bravo (Ecuador), Nicanor Parra (Chile), Vinicius de Moraes (Brail), Roque Dalton (Salvadoreño), Nelson Romero Guzmán (Colombia), Raúl Zurita (Chile), Elvira Hernández (Chile), Tomas Tranströmer (Suecia), José Ángel Cuevas (Chile), Alvaro Mutis (Colombiano), Bruno Pino (Ecuador), Paul Celan (Rumania), Santiago Montobio (España).

Entrevista  a escritores peruanos y extranjeros

Ángel Avendaño, Alejandro Romualdo, Luis Figueroa Yábar, Pablo Guevara, Raúl Brozovich, Cronwell Jara Jiménez, Vladimir Herrera, Horacio Villanueva, Gustavo Pérez Ocampo, Oswaldo Reynoso, Luis Nieto Miranda, José Tamayo Herrera, Juan Zevallos Aguilar, Tomás G. Escajadillo, Feliciano Padilla, Francisco Lombardi, Miguel Gutiérrez, Zein Zorrilla,  Eduardo Gonzales Viaña, Alfredo Herrera, Mario Curasi, Feliciano Mejía, Pedro Granados, Tulio Mora, William Rowe (Ingles), Eraclio Zepeda (México), Martín Lienhard (Suizo), Luis Beiro Álvarez (Cuba), José Luis Iturrioz (España), Jorge Miguel Cocom Pech (México), César Itier (Francia), Pedro Antonio Valdez (Dominicano), Juan Villoro (México), Raúl Zurita (Chile), Bernardo Carvalho (Brasil).

Artículos sobre narradores peruanos

José María Arguedas, Oscar Colchado, Feliciano Padilla, Walter Lingan, Socrates Zuzunaga, Mario Guevara Paredes, Enrique López Albujar, Manuel Scorza, Enrique Rosas Paravicino, Francisco Izquierdo Ríos, Inca Garcilaso de la Vega, Ricardo Palma, Clorinda Matto, Julio Ramón Ribeyro, Miguel Arribasplata, Carlos Calderón Fajardo, Gregorio Martínez, Jorge Flores Aybar, Mercedes Cabello, Gregorio Martínez, Mario Vargas Llosa, Luis Nieto Degregori, José Carlos Mariátegui, Miguel Garnet, Luis Enrique Tord, Tomás G. Escajadillo, Alonso Cueto, Ciro Alegría, Carlos Rengifo, Houdini Guerrero, Gamaniel Churata, Antonio Cornejo Polar, Christian Reynoso, Ruben Sueldo Guevara.

Artículos sobre narradores extranjeros

Alejo Carpentier (Cuba), Jorge Luis Borges (Argentina), Eduardo Galeano (Uruguay), Carlos Fuentes (Mexicano), Italo Calvino (Italia), Augusto Céspedes (Bolivia), James Joyce (Irlanda), Augusto Monterroso (Guatemala), Sergio Pitol (México), Juan Bosch (Dominicano), José Saramago (Portugal), Gabriel García Márquez (Colombia), Alberto Blest Gana (Chile), Michael Foucault (Francia), Ernesto Sábato (Argentina), Lucio Cabañas (México), Victoria Ocampo (Argentina), Juan Rulfo (México), Juan Gabriel Vásquez (Colombia), Mo Yan (Chino), Patrick Modiano (Francia), Miguel de Cervantes Saavedra (España), Jorge Amado (Brasil), Eduardo Barrios (Chile), Eustaquio Rivera (Colombia), Gunter Grass (Alemania), Walter Benjamin, Gilles Deleuze (Francia), Ludwig Wittgenstein (Austria), Reinaldo Arenas (Cuba), Julio Cortázar (Argentina), Elisa Lerner (Venezuela), Carlos Monsiváis (México), Manuel Puig (Argentina), Sergio Ramírez (Nicaragua).

Poetas cusqueños cuyos textos fueron publicados en Sieteculebras

Carlos Velásquez Iwaki, Ana Bertha Vizcarra, Raúl Brozovich, Juan Alberto Osorio, Shelma Guevara Zamalloa, Beatriz Salas, Hugo Contreras Rosas, Martín Moya Delgado, Miguel Ángel Fuentes, Pasos Paz, Odi Gonzales, Luis Nieto Miranda, Harry Marmanillo , Juan Mescco, Yvan Yauri, Mario Pantoja, Orlando Granda, Willny Dávalos Orduña, Franklín Sequeiros Soto, Soledad Araóz Cartagena, Martín Zúñiga, Ángel Avendaño Farfán, Pavel Ugarte, Elías Jara, Jorge Vargas Prado, Luis Vargas Cereceda, Gonzalo Valderrama Escalante, André Chacón Santander, Luz María Crevosier, Américo Yábar Zevallos, Luis Calderón Ugarte, Jhon Paucar, Frida Ibañez Ayerve y Carlos Candia Muriel.  

Publicar revistas culturales es cosa de locos

Publicar una revista de cultura en Perú es cosa de locos porque en un país que no lee, que tiene pocas bibliotecas y contadas librerías, y que para el Estado la cultura no es asunto de prioridad nacional, es simplemente cosa de locos. Además, si esta publicación no recibe patrocinio alguno de una municipalidad, gobierno regional, universidad, organización no gubernamental, o de la empresa privada; es también cosa de locos.

Sin embargo, ¿qué motiva publicar una revista y que esta se mantenga durante años a sabiendas de los problemas económicos que ocasiona cada edición? Posiblemente es la simple vanidad de lograr algo que muchos quisieran realizar pero no lo hacen por la sencilla razón de que publicar no es rentable; es perder el tiempo, es de ácratas, de bohemios, de idealistas, de vagos; y sobre todo, no es considerado un trabajo. Así de simple, como no es trabajo, lo nuestro es cosa de locos.

Ahora bien, dicen que el tiempo es dinero, y tienen toda la razón del mundo: el tiempo es dinero. ¿Por qué creen que existen los ricos? Por el simple hecho de que no pierden tiempo, y menos editando revistas que pocos compran. Además la gente las quiere gratis, porque el trabajo intelectual es cosa de locos, y como es cosa de locos, no debe costar dinero. ¿Observaron alguna vez que un panadero les done sus panes, que un taxista no les cobre la carrera, que el peluquero les corte gratis el cabello, o que el canillita les obsequie el diario? Pero sí quieren que un escritor, poeta o editor de revistas les regale su producto de trabajo, algo que les cuesta interminables noches de insomnio, acompañado de febriles horas de desasosiego. Asimismo, el editor de revistas hace y consigue artículos, diagrama, corrige textos, vende publicidad, reparte revistas, etcétera, etcétera, etcétera.

Entonces, me reafirmo en lo mismo, publicar en Perú es cosa de locos. Debo estar bien loco, como muchos editores de mi país, para mantener “Sieteculebras” durante treinta largos años. Pero me gusta ser loco y seguiré con mi locura hasta que mi cuerpo y mis energías lo permitan.

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Literatura

Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa cumple 88 años

Amado por muchos y odiado por algunos, el premio Nobel de Literatura disfruta su cumpleaños con su familia en plena semana santa.

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Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936), conocido como Mario Vargas Llosa, sin duda es uno de los personajes más connotados en la historia peruana, por su calidad literaria y por haber alcanzado la cumbre en las letras, al cosechar a lo largo de su carrera diversos premios y en especial por ser designado como Premio Nobel de Literatura 2010.

Por ello, es considerado como uno de los novelistas contemporáneos más importantes y es uno de los autores supervivientes del boom latinoamericano.

Tapa de la novela La ciudad y los perros, publicada en 1963 por Seix Barral.

Varguitas como le llamó su tía y ex mujer Julia Urquidi, también se dedicó al periodismo y tuvo un programa televisivo ‘La Torre de Babel’ con interesantes entrevistas a personajes destacados, como Jorge Luis Borges y Corín Tellado; pero antes ya había incursionado en la prensa peruana, escribiendo para los diarios La Crónica y La Industria, hasta encallar en la legendaria columna propia, surgida en 1977 y llamada ‘Piedra de Toque’.

El Nobel peruano, soñó con ser presidente del Perú y estuvo a punto de lograrlo con el Fredemo, porque contaba con todo. El financiamiento millonario para su campaña, los mejores técnicos para aplicar las mejores políticas públicas y todo un equipo multidisciplinario de comunicación que lo colocaron como el candidato favorito; sin embargo, por decir la verdad en plena campaña electoral, al afirmar que su eventual gobierno tendría que aplicar la medida del schock económico para lograr estabilizar la economía peruana que García Pérez destrozó, perdió las elecciones en 1990, gracias a la campaña devastadora que le interpusieron los apristas para “allanarle” el camino a un profesor universitario de origen nipón, que luego de tomar el poder presidencial terminó siendo un dictador.

Tapa de la edición número 17 de la revista impresa Lima Gris publicada en 2019.

Entre tanto, Vargas Llosa se exilió en Europa y no quiso saber nada del Perú. Se sintió decepcionado y su derrota política quizá haya significado una de las más grandes frustraciones en su vida, aunque él lo haya negado en reiteradas ocasiones.

Sin embargo, el autor de Los Cachorros supo reponerse y reconciliarse con la tierra que lo vio nacer y tras vivir en Europa, siempre se afinca en Arequipa y en Lima, donde goza del cariño de los amigos, e incluso de los que no lo son, porque finalmente, siempre tendrán algo qué decir de él.

¡Feliz cumpleaños Mario y que sean muchos más!

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Literatura

Hijos del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez lanzan al mercado la novela póstuma ‘En agosto nos vemos’

Tras diez años de la partida del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, el 6 de marzo se realizará el lanzamiento de su novela inédita ‘En agosto nos vemos’.

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Finalmente se cumplirá lo que Gabo García Márquez les prometió a sus hijos, Gonzalo y Rodrigo; que, después de su muerte, ellos podían disponer de su obra como quisieran. Por ello, este miércoles 6 de marzo de 2024, llegará a las librerías de todo el mundo “En agosto nos vemos”, la novela póstuma del premio Nobel de literatura, justamente el mismo día que habría cumplido 97 años.

Precisamente, a mediados de 2023, Rodrigo García Barcha adelantó:

“Pensamos que el libro tenía muchos méritos y yo creo que de verdad los lectores van a apreciar el libro, porque es muy de Gabo, y eso se extraña. Él siempre nos dijo a Gonzalo y a mí que cuando ya no estuviera más, nosotros podíamos disponer de su obra como quisiéramos. De manera que, le tomamos la palabra”.

“Nuestra impresión, de mi hermano y yo, es que la falta de facultades que le impidió a Gabo acabar el libro, su pérdida de memoria, su pérdida de la concentración, también le impidió darse cuenta de que el libro estaba mejor de lo que él pensaba. Yo creo que cuando él decía que no funcionaba, era también porque estaba luchando por entender el libro, pero su estado se lo impedía. Volvimos a leer el libro y nos dimos cuenta de que estaba en mejor estado del que recordábamos. Entonces, decidimos que valía la pena rescatarlo y lo que se hizo fue una edición óptima de todas las varias versiones que él tenía. En ningún momento se alteró el texto, no hay nada allí que él no haya escrito. El libro es la mejor versión de lo que él escribió”, reveló a Infobae Rodrigo García Barcha.

Con esa respuesta, sus hijos, años después de revisar el manuscrito que escribió íntegramente su padre, y con las correcciones pertinentes, tras compararlo con las distintas versiones que alcanzó a escribir Gabo, decidieron rescatarlo.

Portada de la nueva y póstuma novela de Gabriel García Márquez.

La publicación saldrá a la luz, justo antes del décimo aniversario del fallecimiento de Gabo, el 17 de abril de 2014 y la revista “Lengua” de Penguin Random House dio un adelanto de “En agosto nos vemos”

Aquí las primeras líneas de la nueva novela inédita de Gabo:

“Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y cómo único equipaje un maletín de playa”.

Penguin España anunció el lanzamiento de la nueva novela “En agosto nos vemos”.

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Literatura

NUEVA EDITORIAL DE ARTURO DELGADO GALIMBERTI

Lee la columna de Rodolfo Ybarra.

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El reconocido escritor y periodista Arturo Delgado Galimberti (La Ruptura, Los Espejos del Infierno, Karma Instantáneo para John Lennon, etc.) ha decidido inaugurar una novísima línea editorial: Nuevos Artesanos Editores. Al respecto, aprovechamos para conversar con el autor de este y otros temas trascendentes en la industria editorial.

1.-¿Cómo así y bajo qué parámetros, un escritor decide fundar una editorial?

La idea de fundar una editorial siempre ha sido algo latente. Incluso en los años noventa creé una de similar nombre para publicar mi primera novela, La Ruptura, y a un par de poetas. De algún modo estoy retomando ese antiguo proyecto con Nuevos Artesanos Editores, pero con las exigencias de esta época marcada por las nuevas plataformas digitales. Por otro lado, no es para nada insólito que un escritor sea al mismo tiempo editor, como sabes acá en el Perú están los casos de Scorza y Congrains, para no remontarnos a uno de los mayores pensadores que tuvimos, José Carlos Mariátegui. Y hay muchos ejemplos más.

2.-¿No crees que el mercado editorial está copado de alguna manera, hay una atomización de editoriales pequeñas y medianas que no logran hacer el balance con las editoriales mainstream?

Creo que, para decirlo deportivamente, pertenecen a ligas diferentes. No es posible competir con las transnacionales en ningún rubro, no solo editorial. Sin embargo, a pesar de la atomización de las pequeñas y medianas editoriales, la demanda a esa escala aún no ha sido cubierta del todo, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos autores optan por editoriales con cierta presencia mediática, pero que no satisfacen los mínimos criterios de calidad y credibilidad.

3.-¿Qué es lo nuevo o lo novedoso que estaría ofreciendo tu editorial?

En principio, algo que parece elemental, pero de las que muchas carecen, un verdadero sentido editorial. No es una editorial para todo el mundo, sino para cierto tipo de autores. Y una clave la da el nombre del sello: Nuevos Artesanos. Toma la idea de las vanguardias, que irrumpían contra el concepto de Arte como institución y que reivindicaban el rol de artesano del verdadero creador. A partir de allí, mi intención es que la labor de editor y el compromiso con el autor sea permanente, y eso incluye la preocupación por la difusión de su obra en todos los medios y canales posibles. Por esa razón, un objetivo de esta primera etapa es tener un catálogo de obras que pueda cimentar el prestigio y la identidad del sello. Eso presupone, por supuesto, un filtro en relación con las propuestas estéticas que me parecen pertinentes y se condicen con el enfoque de la editorial. Si bien no se puede renunciar a la posibilidad de hacer un servicio por el servicio mismo, desde ya sólo me interesa incluir dentro del catálogo y las colecciones del sello a los autores y obras que se desmarcan de quienes tienen un prurito comercial y nulo pensamiento crítico.

4.-¿Estaríamos hablando de una editorial de culto (que no es lo mismo que una editorial de élite)?

Bueno, la identidad de la editorial se irá perfilando en su catálogo, pero repito, sí hay una intención de ser una vitrina de escritores en la medida de lo posible con una postura crítica ante la realidad y un trabajo ficcional sobresaliente.

5.-¿Estarías dispuesto a hacer alguna alianza con otras editoriales o trabajar en plataformas anchas, red editoras, etc.?

Por supuesto, eso ya ha sido conversado por el equipo que me acompaña en este proyecto, pero considero que ese tipo de alianzas pueden darse a mediano plazo. A corto plazo, creo que la tarea que queda por desarrollar es constituir un catálogo mínimo que deje en claro para los lectores y los autores la identidad y singularidad de la editorial.

6.-El trabajo de un editor es más amplio que el de un impresor, esto parece que se confunde cuando el escritor busca precios bajos y se encuentra con los “manchapapeles”. Y al parecer, es difícil para un neófito ver las diferencias. ¿Podrías explicarnos este punto?

Sí, es muy común que muchos autores, por ahorrar costos, prefieran prescindir de editores y recurrir directamente a una imprenta. Es cierto también que a veces es difícil distinguir entre algunos “editores” y un simple impresor (lo digo negativamente). Y como escritor, editor, corrector y ante todo lector, formado en Literatura en la universidad de San Marcos, ese lastre lo he notado incluso entre editores muy solicitados. Y me refiero a la falta de pulcritud de los textos publicados, que usualmente están llenos de erratas, algunas bochornosas. Además, un buen editor garantiza que el libro impreso no se deshoje a la segunda leída y que el diseño de portada y diagramación no sea realizado de manera chapucera. Y finalmente interviene en todo el proceso de edición del texto, que no solo ve la corrección gramatical y ortográfica, sino por ejemplo la pertinencia del título con relación a la obra, observaciones sobre el contenido, y los llamados paratextos. Obviamente para esa tarea, un prerrequisito es leer con ojo crítico cada obra presentada, lo cual en nuestro medio no es lo común entre los editores, que apenas leen los libros que publican, aunque sí facturan. Y entre los que sí leen, la mayoría quizá son buenos escritores o poetas, pero no son gramáticos, y por tanto, suelen cometer pifias tras pifias.

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Cultura

Mi epitafio lleva tus versos

Lee la columna de Joe Guzmán

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A fines del año pasado, Nectandra Ediciones publicó el poemario “Dedicatorias” de Carlos Tataje, gran referente de la poesía liberteña y recientemente fallecido. Carlos Santa María, director de la editorial, tuvo la gentileza de pedirme un texto que sirviera como prólogo para dicha edición. He aquí el texto:

Conservo su imagen como la descubrí aquella noche del 2010, mientras recitaba a Martín Adán en un bar del centro de Trujillo. Conservo su imagen severa, presuntuosa, insobornable y arrogante como la de alguien que sabe que no es profeta en su propia tierra. En ese entonces, yo tenía diecinueve años y él cincuenta y uno; yo acababa de ingresar a la universidad y él de ganar el Copé de Plata en Poesía. Él se hallaba en camino de ser un autor consagrado; yo, de intentar alcanzar una vocación que hasta el día de hoy me es un poco esquiva. Ahora, recordando todo esto, comprendo que el tiempo no es más que una metáfora inefable, extraña e intraducible.

Él podía ser todas las épocas, los lugares y los escritores que amó hasta el fin de su vida (Homero, Borges, Cervantes, Vallejo, Wilde, etc.); pero a veces simplemente solía ser Carlos Tataje: pintor, declamador, poeta, narrador y estudioso de las civilizaciones primitivas y de la filosofía inca.

Su postura artística me hace recordar a los escritores poco reconocidos que formaron parte de las insurgencias provincianas (el grupo “Norte” en Trujillo, “Aquelarre” en Arequipa, “Orkopata” en Puno) y que cuestionaron un modernismo desgastado en las primeras décadas del siglo XX, para luego explorar e iniciar los nuevos caminos de la vanguardia peruana y reivindicar el mundo andino. Esto último conllevó a que, en el 2018, saque a la luz, fruto de una investigación de más de treinta años, unos pocos ejemplares de “Fundamentos y pensamiento mágico”, la primera parte de su monumental obra llamada “Mundo Inca”. En ella nos mostró distintos elementos que sirven como herramientas para una mejor interpretación de la cosmovisión prehispánica. Cabe decir que tampoco está exento de polémicas y discusiones.

Pero el objetivo de este texto es comentar su obra poética, aunque esta también tenga como punto de referencia lo histórico.  Son tres los poemarios que se conocen de él: “Dedicatorias”, “Epitafios” y “Kay Pacha”. Los dos primeros formaban uno solo, pero los tuvo que dividir para poder participar en distintos concursos. Así que uno lo envió a Madrid y el otro a Lima. Los dos salieron ganadores. Con “Dedicatorias” recibió en el año 2002 el Premio Gastón Baquero, convocado en Madrid por la editorial Verbum. Con “Epitafios”, siete años después, ganó el Premio Copé de Plata. Asimismo, Kay Pacha” quedó finalista en el Premio Copé del 2015.

En “Dedicatorias” y “Epitafios” se poetiza la vida y obra de personajes que pertenecen a distintos ámbitos: filósofos, matemáticos narradores, conquistadores, políticos, poetas, religiosos, pintores, cantantes, emperadores, reyes, científicos, etc. En cada discurso poético, Tataje demuestra el amplio conocimiento que posee, además de su gran habilidad para construir imágenes simples y herméticas. La escritura, entonces, consolida un gran diálogo histórico, a través de una apropiación estilística, rítmica, musical y, en algunos sentidos, psicológica.

En “a Isidore Ducase, Conde de Lautreamont”, por ejemplo, refleja la energía de la agresión (la violencia es un pretexto en el proceso de aprendizaje) y la exaltación de una vida no convencional y enjuiciadora que caracterizaba la poética del escritor uruguayo:

Ya tengo las armas, Isidore:

he pulido el brillo de las navajas de dientes de escualo,

arden las hogueras de ginebra y el aroma

               ya embriaga a los querubines más apetitosos.

Adelante, falso Conde Maldoror, ¡adelante! …

¡Eah!, atrás Escrúpulos,

aliaos con la aristocracia para terminar con ella

En “a Zhuang Zé”, construye un juego verbal a partir del texto “Sueño de mariposa”, siguiendo la premisa junguiana de que las creaciones literarias pertenecen al mundo onírico y que un autor no es inventor, sino un explorador que se sumerge en su propio inconsciente y en su propia tradición literaria.

Soñé que soñaba contigo

un sueño que no tuviera testigos.

Sueño de vigilia y de absoluto

silbos y luciérnagas, todo junto.

La luna sosiega los campos,

Y el mundo duerme tan cansado.

Mención aparte merecerían “a César Vallejo” y “a Arthur Rimbaud”, dos de los poemas más logrados de “Dedicatorias”. Los títulos indican un destinatario en específico, generando una atmósfera más íntima y personal entre el sujeto empírico, el locutor y los enunciadores.

El texto que sirve como el núcleo de su poética es la dedicada a Edgar Lee Masters (se encuentra en “Epitafios”), autor de Spoon River, gran obra polifónica que reúne a más de doscientos poemas en forma de epitafios.

Son tres las influencias que puedo percibir en Tataje:

  • El recurso de la simultaneidad de voces que forman parte de su corpus poético, descubriendo el carácter polifacético de la vida y la complejidad de las vivencias humanas.
  • La Antología Palatina, colección de poemas, en su mayoría epigramas, escritos durante el periodo clásico de la literatura griega. Resaltan por su brevedad, de dos a ocho versos, aunque hay unos pocos que son extensos. Fueron escritos para ser grabados en inscripciones de tipo sepulcral. Esta obra sirvió como influencia para otros poetas como Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Fray Luis de León, entre otros.
  • Los poetas satíricos romanos que en el pasado enjuiciaron a sus contemporáneos. En algunos poemas, Tataje recurre a la ironía y al sarcasmo para generar una crítica severa hacia algunos personajes.

Los hablantes líricos se adecuan al tono y contexto del poema, la gran mayoría de ellos están en segunda persona, generando un desdoblamiento de la personalidad en el campo de la ficción. Además, encontramos una variedad de propósitos (homenajes, admiración, crítica, acusación, etc.) hacia cada uno de los destinatarios. Lo curioso es que el único que aparece en ambos poemarios es Borges. Quizás por compartir la fascinación hacia el intelecto y encontrar la verdad en lo estilístico.

“Epitafios” y “Dedicatorias” se ven enriquecidos por la confrontación entre discursos ilustrados y populares, demarcando una gran heterogeneidad poética y enalteciendo la labor de un poeta auténtico, ambicioso y crítico que exige conocimientos a sus lectores. Para Tataje es un acierto no elegirse uno mismo como materia de su obra. La despersonalización requiere de una gran destreza, y en ella demuestra su talento y singularidad en la tradición de la poesía peruana. 

Su postura estética evita la protesta personal, la catarsis y la retórica, iniciando una gran búsqueda hacia la poesía crítica y clásica, en su forma erudita, minimalista, atemporal, extravagante, vitalizadora, trágica, irónica y acusadora.

Sinceramente a mí me creen escritor, pero yo solo soy un poeta, que es una extraña especie de la que no encuentro muchos ejemplares, me comentó alguna vez.

Gaston Bachelard menciona que el ser humano debe sufrir una metamorfosis con la verdadera poesía y que esta tiene una tendencia, casi invencible, de regresar a la vida.

En este libro, Tataje nos demuestra que el fenómeno poético pertenece al espacio de la antropofagia y de la ritualización, ya que, en cada texto, el sujeto lírico manifiesta una invocación sagrada para reconstruir el mundo y reconstruirse a sí mismo, a consta de los demás. 

Tu poesía, querido Carlos, es una pakarina andina que siempre arrojará cenizas, verbos y huesos al viento y hacia nosotros, tus lectores.

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Literatura

Mario Vargas Llosa anuncia su retiro de la literatura

‘Le dedico mi silencio’ será su última obra del Nobel de Literatura del año 2010.

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Considerado el mejor escritor peruano de todos los tiempos, merecedor de un Nobel de Literatura en el año 2010, virtuoso con su pluma para crear historias notables sobre un hombre corriente o de un dictador extranjero. El escritor arequipeño Mario Vargas Llosa ha decidido poner el punto final a su extensa carrera literaria con una última obra próxima a publicarse.

El escribidor. Nobel peruano cierra una magnifica producción literaria. Foto: redes sociales.

El autor de ‘Conversación en la Catedral’ aseguró que el ensayo ‘Le dedico mi silencio’ dirigido al filósofo Jean Paul Sartre será su carta de retiro para la literatura de ficción. Dicho ensayo se encuentra anunciado que llegará a las librerías el próximo 26 de octubre.

Cabe mencionar que la última obra de ficción del octogenario escritor será publicada por la editorial Alfaguara simultáneamente en todos los territorios de habla hispana. El libro cuenta la historia ambientada en el Perú sobre un hombre que soñó un país unido por la música y que enloqueció queriendo escribir un libro perfecto que lo contara.

El escritor contó que terminó de escribir el borrador de su novela en Madrid, en abril de 2022, comenzó a corregirla en mayo y que, desde entonces hasta final de ese año, estuvo haciendo pequeños cambios.

Hace unos meses, tras estar por unos días en el Perú, Vargas Llosa manifestó que pudo dar por concluida su novela. “Ahora, me gustaría escribir un ensayo sobre Sartre, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré”, resaltó Mario Vargas Llosa al término de la nota final de su libro.

Última obra de Vargas Llosa dejará un largo ‘silencio’ en el ambiente literario. Foto: Alfaguara.

‘Le dedico mi silencio’ es una obra que mezcla ficción y ensayo, para hablar de un tema que obsesiona al autor desde hace años: la utopía, aunque, en este caso, aborda una utopía cultural con la música peruana como núcleo y pretexto.

La novela, que dedica a su exesposa, prima y madre de sus tres hijos, Patricia, transcurre a principios de la década de los noventa, en plena ofensiva terrorista de Sendero Luminoso, en un país fracturado y asolado por la violencia.

‘Le dedico mi silencio’ es la vigésima novela del laureado escritor de raíces arequipeñas, que publicó la primera de ellas, La ciudad y los perros, hace 60 años, en 1963.  Entre las obras más icónicas del académico peruano figuran: Conversación en la catedralLa casa verdeEl pez en el aguaLa fiesta del chivoLa guerra del fin del mundo, entre otras.

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