FOTOS: G. SUÁLAR.
ESCRIBE: RENZO SÁNCHEZ
Si alguna vez pensaste que la famosa Iguana no tenía público en Perú, te equivocaste rotundamente, al igual que el propio artista y muchos asistentes de mi generación, quedamos sorprendidos gratamente por la efusiva respuesta del público limeño durante la presentación de Iggy Pop en el reciente Festival Ciudad Rock 2 ante más de 15 mil personas.
Cómo explicar éste fenómeno, me permito esbozar una teoría, quizá la respuesta se encuentre en la comunidad de chikipunks que viene creciendo exponencialmente en Lima y en las principales ciudades del país desde los años 90. Es cierto que escuchan la camada más pop del punk, pero están atentos, cómo no, a la reciente revaloración de bandas protopunks de los 60s como Los Saicos y The Sonics. Súmenle a ello asistencias masivas a los conciertos punk de bandas nacionales en el cono norte y por defecto, las referencias y reverencias principales de todos los tiempos, y que a mucha gente de mi generación les marcó la vida, es decir; The Stooges, The Ramones, New York Dolls, Sex Pistols y The Clash.
Creo que por ahí se puede formular una respuesta al fenómeno de la que hemos sido testigos el gran manchón de gente que acudimos sobre las medianías del line up, en horas vespertinas, solamente para ver al gran ícono de la música: Iggy Pop.
Sentado en el pasto alcanzó a escuchar a algunos de los artistas que precedieron a la Iguana. Desde el arco norte del Estadio Monumental, muy alejado del stage, la cerveza fresca resbalaba exquisitamente por mis entrañas mientras conversaba con mis amigos, Gustavo Suálar y Andrés Tapia.
A las 5 pm aproximadamente sonaba Quique Neyra, por dios, qué aburrido, lo único que alcancé a escuchar es un buen rollo de confraternidad entre peruanos y chilenos, ya que él está casado con una compatriota y con la cual tiene un hijo. Quince minutos después se presenta La Mala Rodriguez, hermosa rapera española cuyas canciones no varían y su voz puede llegar al límite de lo insoportable, un completo aburrimiento, más tarde Orishas de Cuba, otro completo aburrimiento, ya iniciando la noche; Magic! de Canadá, muy aburrido, repitieron dos veces su único hit «Rude», después, Capital Cities de California, Estados Unidos, mejora notablemente el cartel con interesantes versiones de Pink Floyd, Madonna y la ejecución de sus piezas fundamentales que suenan en radio Doble Nueve; «Kangaroo Court», la divertida «Safe and Sound» y el single más reciente «Vowels». Para éste tramo me había encontrado con viejos amigos del colegio «El Loco» Posada y «El Muerto» José Sánchez.
IGGY POP EN LIMA, LA PRIMERA VEZ:
Pasa la vendedora de cerveza, una más por favor. El público está impaciente por ver a Iggy Pop, mientras los «plomos» van acomodando los equipos y el cableado, el público ensaya las primeras ovaciones; «Iggy Pop, Iggy Pop, Iggy Pop…» de lento a rápido, como en el fútbol, mientras por otro lado cantan el tonto y desfasado «Olé Olé Olé».
Estoy ubicado en campo 1 extremo derecho, a cinco metros de la pasarela, una vista de puta madre. Mi pata Gustavo se pierde, yo también, los demás no sé a dónde se fueron, entran los músicos, sí, ellos son los músicos que lo acompañan siempre, Iggy Pop entra de sorpresa, corriendo y se dirige hacia el centro del stage, el crowd estalla de felicidad, se desata un pogazo descomunal con la clásica de los Stooges «I wanna Be Your Dog», qué pendejo el señor James Newell Osterberg Jr para abrir el show con tan tremendo misil. Carajo, ¡Qué bestialidad!
Pero si pensabas que iba a bajar las revoluciones para descansar algunos minutos, te cagaste, porque lo que hace enseguida es cantarte «The Passenger» y «Lust For Life» seguidas en medio de un locurón endemoniado.
FOTO: G. SUÁLAR.
Iggy Pop se pasea por la pasarela, da la cara para los extremos izquierdo, derecho y se dirige hasta donde comienza el sector campo 2. las quebradas de cintura, los ademanes, los movimientos exagerados de niño rebelde disforzado, las correteaderas, el dedo derecho apuntando al crowd, los bailecitos frenéticos, por donde se le mire, a escasos cinco metros desde la posición en la que estoy, el Señor James Newell Osterberg Jr es un showman completo, fenomenal y sin igual.
Five Foot One, Sixteen y Skull Ring completan un set de canciones de su carrera solista, continúa con otro misil de los Stooges, la espectacular 1969, pongo atención al sonido y quedo sorprendido por la manera tan similar a como suena en el álbum debut, fue como si escucharas a los propios Stooges en vivo.
Sister Midnight es un temazo de esa época en que andaba de migas con David Bowie y quien a su vez produce su álbum «Lust For life» de 1977…. «Calling Sister Midnight/You´ve got me reaching for the moon/Calling Sister Midnight/You´ve got me playing the fool/Calling Sister Midnight»…. Fantástica la modulación gótica y el efectismo en la voz, como si escucharas las voces de Iggy Pop y David Bowie al unísono. Real Wild Child es un tema de fines de los 80, bastante ligero que la habré bailado en fiestas y escuchado miles de veces por la radio, Doble Nueve, por cierto.
Con las sensacionales Nightclubbing y Some Weird, Si volvemos al 77, pero con Mass Production, perteneciente al espectacular primer álbum solista The Idiot, también publicado en 1977, y producido por David Bowie, entramos en un estadio de hipnosis colectiva. Iggy Pop se mueve por el escenario como hombre autómata que por momentos me hace recordar los movimientos de los obreros en la película silente Metrópolis (1927) de Fritz Lang. Los destellos de las pantallas led permite un perfecto juego de contrastes con los colores reales de los ultra seres que tenemos al frente entregándonos ésta maravillosa sinfonía proto industrial. Pasamos al primer encore.
Ni bien comienzan las primeras notas de Repo Man, Iggy Pop distingue entre la multitud a un chikipunk extasiado que canta eufóricamente y lo invita a subir al estrado, los bouncers no comprenden ésto, retienen al chico, pero el artista insiste en que lo dejen subir. Iggy Pop le cede el micrófono al chico y éste con lo poco de garganta que le queda grita Gimme Danger, luego, el artista se pasea por la pasarela usando un polo de la selección peruana con la número 10 y su nombre estampado en la espalda. Con éste gesto, el señor James Newell Osterberg Jr, se ganó el completo aprecio del público peruano.
FOTO: G. SUÁLAR.
Search And Destroy esa clásica stoogiana del «Raw Power» es uno de los momentos más calientes del show y como para subir las emociones al máximo, se despacha con Gardenia, el tema insignia del su último álbum «Post Pop Depression», qué tipazo.
A continuación un set stoogiano de grueso calibre que desata tremendos pogazos en la zona donde su seguro servidor está ubicado, en medio del tumulto y el pandemonium, estoy disfrutando Down On The Street y Loose, canciones espectaculares que pertenecen al «Fun House» de 1970, álbum que me despedazó los sesos la primera vez que lo escuché allá por el lejano 88.
Está sonando la descarnada Raw Power, pego un grito rabioso al aire al darme cuenta que mi billetera había sido extraído de mi bolsillo sin que yo me diera cuenta, carajo, qué hago, en medio del pogo, en medio del tumulto, en medio del caos, me pregunto ¿quién fue el conchesumare que me robó?, ¿éste, aquel o el otro?, caras sospechosas rodean mi espacio, veo la situación en movimientos de cámara lenta, en montaje paralelo, un hilo de suspenso como en El Padrino III, escena crucial de la ópera, ¡¡a cuál de los tres tipejos debo matar!! ¡¡conchesumares!!, ¡¡eso no se hace malditos!!
Precisamente en ese momento suena No Fun, qué paradójico, como en las películas, ésto definitivamente no tiene nada de divertido, pero es mi canción favorita de los Stooges, me olvido del incidente, canto con furia desatada, Iggy Pop está recorriendo la pasarela, yo me acerco lo más que puedo extendiendo mi mano por si las moscas, Iggy Pop baja al llano otra vez, de las tantas veces que ya lo viene haciendo desde el inicio del show, es el ultra frontman, si alguna vez la Rolling Stone nombró a Mick Jagger como el mejor frontman del mundo, yo le digo a la Rolling Stone que se equivocó, el mejor frontman del mundo es Iggy Pop y de un solo santiamén, no hay forma que me discutas ésto, perderás por tonto.
Iggy Pop se ha quedado en la pasarela, recibe fuertes ovaciones y los demás músicos no se mueven de sus lugares, el artista le dice al público: «te necesito nena», «te quiero nena» y anuncia Candy, esa clásica del «Brick By Brick» de 1990, el público queda encantado, queda claro que es uno de los temas de su carrera solista que más ha calado en el inconsciente colectivo nacional.
Ni bien termina el show, me pregunto, ¿cómo me iré a mi casa?, me reencuentro con mi amigo Gustavo Suálar, le cuento lo que me pasó, le digo que me acompañe donde seguridad, me dicen que hable con la tía de las gradas, hablo con ella, es responsable no sé de qué, le digo; «quiero reportar un robo, quizás ustedes al final del show, cuando hagan la limpieza, pueden encontrar mi billetera, solo me interesa recuperar mi DNI» y ésta no sabe cómo afrontar el tema, simplemente me dice; «hable con ese grupo de bouncers», ¿qué chucha me van a decir los bouncers si con las justas usan el cerebro para comer, reducir y golpear? Ahí lo dejé, mejor iré al día siguiente a la comisaría para sentar mi denuncia.
¿Calamaro?, ¿Molotov? ¡baah! ¡pamplinas!, en serio, ¿crees que son trascendentes?, ¿me estás jodiendo? antes que se aparecieran éstos papanatas ya me había ido con ese manchón de gente que llegó en horas vespertinas solamente para ver al gran astro Iggy Pop.
En la calle, a la salida del Estadio Monumental, me encuentro con mi brother, el Chino Lau, quien justo me debía unas fichas de hace algunos meses, me facilitó lo adeudado y además, me jaló en el taxi que lo llevaba a su casa. Muchas gracias, Chino Lau. ¡Caballerazo!