Opinión
Claves del Partido Cívico OBRAS para los jóvenes de buena voluntad
Lee la columna de Rafael Romero

Por: Rafael Romero
¿Cómo se están formando los ciudadanos del Partido Cívico OBRAS en materia de liderazgo, oratoria y dominio de sí mismo? Se forman y capacitan dentro del marco de la filosofía humanista, de la disciplina espartana y la mística patriótica que los peruanos heredamos de nuestros mayores, de los hombres y mujeres que han hecho grande a la nación y que hoy debemos recuperarla arrebatándola de las manos de la corrupción.
Aquí va un aporte con claves agrupadas en IX bloques para que sean conocidas, estudiadas, promovidas, socializadas y difundidas entre los demás compatriotas, sobre todo entre los electores y emprendedores más jóvenes:
I
-Desecha los pensamientos negativos y concéntrate en lo positivo.
-No te atormentes con malos recuerdos, no te ancles al pasado y mira el futuro sin temor.
-Enfócate en el presente y en el “ahora”. Si das un paso atrás es solo para tomar impulso.
-Nace de nuevo, innova, recrea e interactúa con personas buenas y positivas.
-Aléjate de las personas y de los pensamientos tóxicos. Ínstalos a la transformación.
II
-Párate bien, siéntate bien y recuéstate bien.
-No adoptes posturas incómodas porque el cuerpo (materia) y la mente (espíritu) están relacionados.
-Si no pones tu cuerpo en posiciones firmes, entonces tu ánimo y pensamiento tampoco serán firmes.
-Toma coherencia entre la postura corporal y tu cerebro, entre tu pensar y tu obrar.
-Si la postura del cuerpo es de cansancio, de estrés o apatía, entonces tu cerebro se contagiará con ese malestar; y viceversa.
-Estómago y cerebro se comunican. Aliméntate bien, come sano y brinda energía a tu cuerpo y nervios.
-Haz deporte y prepara a tu cuerpo físicamente para largas y exitosas jornadas. Tiempla el músculo y el nervio.
III
-Usa tus bendiciones corporales, tus insumos, tus dones y herramientas naturales: vista, boca, nariz, manos, piernas, intelecto, etc., para irradiar salud y seguridad.
-Respira bien y exhala bien.
-Mira con seguridad, enfócate en tu interlocutor o en el auditorio.
-Respira bien para oxigenar el cerebro. Al respirar bien te inspirarás en algo positivo.
-Fíjate en el poder de una mano, en la unción que posee.
-Valora las dos manos, eleva los brazos al cielo. Este es el secreto de la mística, que no es otra cosa que la comunicación de un individuo con el Ser Superior.
-Si una mano tiene poder, imagínate las dos adorando a Dios.
-Con tu mano calma algún dolor de tu cuerpo.
-Impón las manos a los enfermos. Ama al prójimo como a ti mismo.
-Mejor que meditar es orar, orando se valora al ser superior y se obtiene el poder celestial. Los corruptos son aquellos que traicionan al poder celestial.
IV
-Existe la física y la metafísica.
-Existe lo natural y lo sobrenatural.
-Existe lo terrenal y lo celestial.
-Cada ser humano es cuerpo, mente y espíritu.
-Que el hemisferio derecho y hemisferio izquierdo de tu cerebro sean coherentes.
-El mundo interior de una persona y el mundo que le rodea debería ser uno solo. Ten una mirada holística de los problemas y haz el bien.
-Somos parte de un todo, de la energía cósmica y de la celestial.
-Valora y equilibra tus relaciones emocionales y las conductas racionales. Pon en equilibrio tu cerebro y corazón.
-El rey no es el corazón, el rey tampoco es el cerebro.
-Ambos, corazón y cerebro, cumplen un papel que debe ser consciente en cada ser humano.
V
-La boca tiene poder.
-En la boca está la vida y la muerte.
-Decreta cosas positivas. Declara la victoria del bien sobre el mal.
-Decreta salud, decreta el bienestar y el triunfo de los valores morales.
-En tus labios no le des cabida a lo malo.
-Que tu boca hable de bendiciones, y no de maldiciones.
VI
-Mira directamente a tu interlocutor.
-No temas dialogar, no temas dirigirte a un auditorio. Dirigirte a una, cien o mil personas porque eso no te intimida. Somete todo a la transparencia.
-El precepto bíblico dice que la verdad nos hace libres.
-Respira bien y controla tus pensamientos, tu energía y el ambiente que te rodea.
-Vive el presente, sé consciente de tu participación frente al público, inspírate y camina con seguridad.
-Mira al auditorio, sonríe ligeramente, no mires al piso, domina el fondo y la forma, las escaleras, el púlpito o atril, asegura el escenario, toma control del papel, del lápiz, del micrófono, etc. Eres un orador, un guerrero de la justicia y un líder.
VII
-Muestra paz interior, pensamientos de serenidad, de paciencia y no te atropelles en tu cuerpo ni en tu alma.
-Practica la lectura expresiva, cultívate e infórmate todo el tiempo.
-Lee en voz alta frente al espejo. Lee sobre filosofía, ciencia, arte, literatura, economía, historia, etc.
-Calcula tu lectura expresiva frente al espejo en uno, tres y cinco minutos para que tengas el cálculo del tiempo. Las grandes transformaciones se logran en el tiempo.
-Educa la voz. Sólo convence el que está convencido.
-Da plasticidad a tus palabras.
-Habla como escribes, escribe como hablas.
-Controla las pausas, la entonación y las inflexiones de tu discurso.
-Sé consciente de la importancia de los gestos.
-La palabra tiene excelencia a la hora de expresarnos, pero nos comunicamos en un 90% a través del lenguaje corporal.
-Nuestro cuerpo y los gestos hablan por nosotros. Fórmate como líder para forjar nuevos líderes.
VIII
-Haz el bien sin mirar a quien.
-Duerme bien, no menos de seis horas diarias.
-Ora sin cesar. Pero de preferencia al amanecer.
-Lleva buenas imágenes y pensamientos a tu ser y a tu conciencia.
-Sonríe y ríe, haz ambas cosas con frecuencia y espontaneidad. Dale felicidad a tu generación y deja todo listo para que la siguiente también sea feliz.
-Practica el optimismo y desecha el pesimismo.
-Ama al prójimo como a ti mismo.
IX
-Sé coherente entre lo que hablas y lo que haces. Une la teoría y la practica con sabiduría.
-Para la buena oratoria, para el dominio de sí mismo y el liderazgo se necesita autoridad moral. Más que títulos de papel sé un “señor” o una “señora”. Haz respetar esos títulos en justicia y en verdad.
-El líder tiene autoridad moral cuando sus discursos coindicen y concuerdan con sus actos. Para ser consecuente hay que ser temeroso de Dios.
-Si el orador y el líder cumplen lo que dicen, no solo tendrán autoridad moral, sino que también tendrán integridad.
-El líder no solo debe hablar bien o tener dominio de sí mismo, sino que también tiene que ser íntegro.
Colofón:
En suma, el PCO no solo luchará contra la corrupción, sino que transformará la nación y al actual Estado caduco. Para eso tiene objetivos claros en provecho de la seguridad, la paz, la educación, el trabajo, la salud, la cultura, la libertad, la justicia y la felicidad de los 34 millones de peruanos; y de los que vengan en las próximas décadas. Que el Espíritu Santo acompañe a todos y cada uno de los amigos, simpatizantes y militantes del PCO.
El cambio de una sociedad empieza primero por la transformación personal para que después esa transformación positiva se multiplique en la toma de conciencia colectiva sobre todo respecto de los derechos y las obligaciones del ser humano.

O cómo en las vidas de la clase media-alta hasta los volcanes son tibios. Un punto, indudablemente a favor pero que se agotó de tanto usarlo, o mejor, de despilfarrarlo, fue el uso del poder del registro documental, o una buena imitación, o una razonablemente aceptable aproximación a ese método o forma del cine (o al menos el look). La famosa espontaneidad, credibilidad, lo intempestivo, lo inestable, lo imprevisible del momento y etc. Que puede aportar. Y mucho. Pero tiene un límite. Pero no alcanza a menos que te involucres más en las interioridades de los personajes que propones o en el examen de una situación histórica y política determinada. Pero no alcanza si tu idea es, o tiende a ser, oportunista y superficial.
Bajo el volcán apela a una visión de la familia promedio típicamente estandarizada en su inconsciencia, rerpresentando un cierto modelo de inocencia, o de ingenuidad, que aburre, incluso si es verdadero: la idea de que todos somos víctimas de la Historia. Las bonitas vacaciones de una familia ucraniana en España, se vuelven súbitamente forzosas, debido al estallido, de la guerra; veo el retrato de los clasemedieros de siempre que siempre (o casi) van a caer parados y con dramas francamente risibles frente a la magnitud brutal de lo que sucede a otras personas en un mundo más real que el de la familia retratada. Se procura la ecuación crisis de una familia igual crisis de todo un país y viceversa. De nuevo: sí, es verdad, pero una verdad resabida, ya sin sabor.
El subplot de la hija no especialmente delgada, interesada en grabar imágenes de chicas atractivas que se ven por ahí, y hasta de seguirlas un poquito, al menos hubiera podido llevar consigo a algo más que esta militancia zombi correctísima en los clichés, tan rentables en los mercados; pudo ser un giro significativo que, alejándose de la obviedad de la idea principal hubiese quizá terminado fortaleciendo el conjunto incluso al contradecirlo, pero queda ahí, como varias cosas más en esta película, con los hilos elocuentemente colgando y casi mirándote mientras se balancean.
Esta película, con sus volteretas dentro de su propia burbuja, se pierde, creo que no voluntariamente, y tampoco muy productivamente -y debo decir en este punto que existen mejores maneras de perderse-. Película conformista bastante limitada en sus miras que si bucea, es como si lo hiciera en una piscina de juguete.
(Película proyectada en el 16 Festival Internacional de Cine Al Este)

He decidido no ser profesor de colegio. Si alguna vez tuve la vocación, tal vez hechizada por algunas películas, hoy vuelvo a confirmar mi falta de entusiasmo. No me gusta el uniforme, los horarios, la forma de programar las materias. La Literatura, por ejemplo, resulta solo una suerte de Historia de la Literatura y se resume en algunos datos precisos, como saber el número de cantos de la Odisea. ¿Y a quién le importa eso?
Me cuesta pararme frente a batallones de jóvenes generalmente aburridos e indiferentes. Sin embargo, creo que esta desazón no es solo individual, sino eco de un problema mayor: las formas de educación de nuestro país. Pienso en Constantino Carvallo y Los Reyes Rojos, muy parecido al proyecto Sumerhill, el colegio que fundó para motivar una nueva educación. ¿Hasta cuándo la educación literaria será memorística y centrada en un puñado de autores?
No quiero exagerar si digo que se puede contar con los dedos alumnos interesados en la Literatura. Algunos solo ven una materia más del combo de aburrimiento escolar. Por otro lado, con el ChatGPT ya no existe ningún esfuerzo.
Entonces, ¿qué significa enseñar Literatura hoy en día? Si trabajas para un colegio particular, significa seguir los lineamientos de un examen universitario. Si estudias Literatura en un colegio nacional implica someterse a los lineamientos del Diseño Curricular Nacional y trabajar las competencias e indicadoras, junto a los planes transversales.
Es decir, significa evitar lo más vital del campo literario: la redacción, la expresión y la crítica. No tengo ánimos de ser militar y dar órdenes. Yo veo los salones como cárceles, donde se hacinan los jóvenes en medio de la bulla. Sin embargo, en el camino de la escritura los senderos son pocos.
Sin deseos de desanimar a nadie, exijo una reflexión más abierta del sentido de enseñar Literatura en las escuelas. Urge volver a entender la palabra como un espacio vivo y conflictivo, con frontal creatividad. Así, el desafío es darle voz y voto al ser nacional, y no es posible sin la lecto-escritura. Mi vocación por la Literatura sigue intacta. Dejo el plumón al siguiente docente.

Esta película posee el espíritu cansado y sonámbulo de alguien paseando de noche, o de día, no importa tanto, por un cementerio… Eso sí: con ideas ingeniosas y hasta prometedoramente chocantes. Dudo, y esto dentro del espacio de la propia ficción, si sus personajes en realidad están aún (del todo) vivos. Son intercambiables, con gran facilidad, por sus propios sueños. Es la vieja duda que siempre despiertan los sueños.
Pienso en el protagonista (sin pudor buscando el parecido con Cronenberg, y yo hubiera querido ver al propio Cronenberg actuado en su propia película) como en alguien que ya se ha ido, con quien tanto amaba. O que, por decirlo así, vive en una zona intermedia; ‘ni aquí ni allá’.
Pero lo cierto es que hay una separación y que se resiste a aceptarla. No es más que una metáfora de nuestro hacer. Por esa razón (la pérdida, la separación) hacemos poemas, películas o lo que sea. Lo mejor y lo peor. Y claro: ¿qué queda de uno cuando se pierde a alguien con quien se ha sentido tan profundamente unido?
The shrouds está cuajada de diálogos, de especulaciones, de teorías, de obsesiones, de caminos perdidos. Citaré una idea, acaso la principal. Querer ver cómo tu ser querido se va descomponiendo dentro de su tumba es una idea hermosa, consoladora para el protagonista. No se le puede negar energía a este punto de partida…
El gusto por encontrar o por formar imágenes extrañas, misteriosas, excitantes, memorables, se extraña, la voluptuosidad por los detalles, por el estilo, ¿en dónde está? Esa búsqueda decae vertiginosamente en favor del guión, de los diálogos, del teatro, de las palabras.
Me imagino sin dificultad a algunos personajes de Crash -más viejos- en esas escenas coitales tan encantadoras, pero más encantadoras por evocadoras. La mujer, hablando sin parar para excitar más y más al hombre… en fin, la cosa tiene su gracia, y es repetitiva y ya nostálgica. ¿Y la audacia para dar un paso más allá?
Sin la distancia y sin el uso de mayores recursos para manipular de una manera más sabia el material -de un potencial radiante- se nota en Cronenberg una torpeza de principiante superado por su tema. ¡Pero no se trata de ningún principiante y se supone que es un arco temático que en teoría domina! Un Cronenberg devorado por su autobiografía.
Película
https://ok.ru/video/9837031524966

Mi película n. 24 dura casi 26 minutos. Me sirvió para aclarar ideas, definir caminos. Qué encontré en ‘mi personaje’. Reticencia o resistencia o temor a viajar (fuera de su ciudad). Se ve a alguien que pareciera aparte de no haber dormido muy bien entre molesto y divertido por la entrevista – conversación que le están haciendo (más molesto que divertido, más cansado que entusiasmado, a juzgar por el aspecto de su cara). ¿Entonces, por qué hablar? De alguna manera, o de más de una, el entrevistado está rompiendo o ensayando romper con su querida y sostenida vida sedentaria.
¿No parece todo esto algo banal? Se puede especular sobre el esfuerzo que le cuesta el viaje (¿algún trauma detrás?) no obstante los obvios beneficios múltiples de un viaje… Surge pronto la idea de un desdoblamiento, de estar allá y acá, de ser dos y de llevar dos vidas, de ser al menos dos personas, y el intentar parir algo negado en el medio de un viaje… Astroboy aporta el mito encantador que muestra (desde la infancia lejana y cercana) un camino.
El entrevistado no parece alguien muy místico, precisamente, pero se agarra del concepto o de la sensación de que hay energías dentro y fuera de sí que necesita hacer suyas o si se quiere, conectar con ellas. Unirse a ellas. Darles forma, expresión, vida particular y concreta. O más modestamente, ser un canal para que se expresen a través de él. Sea como fuere hacerlo es decisivo.
Creo que la parte más interesante (incluso la que justifica este trabajo, me parece) es cuando por fin se aprecia más claramente la herida personal. La necesidad de oponer al mundo (a versiones poco inspiradas del mundo) PRUEBAS. Esa voluntad de probar algo porque nadie te cree, de esforzarte para dar los mejores argumentos posibles contra la corriente del sentido común o la estupidez, y es así como el entrevistado (el cineasta) describe el ambiente humano tras su bonita y pacífica experiencia en el preescolar: enfermos, brutales, groseros, violentos… ¿Exagera?
Y lo mismo con una rama de su familia. Una conclusión: tienes una razón para vivir si quieres que te dejen vivir, sí: vivir tu propia vida y afirmar cómo te sientes, qué piensas, y construir una obra es eso para ti.
Película
Más películas
https://www.youtube.com/@marszproject7155/videos
Opinión
Las minas para quienes las trabajan
La CONFEMIN PERÚ convoca a la movilización NACIONAL más contundente en la historia de la pequeña minería y minería artesanal.

Por Jorge Paredes Terry
El jueves 26 de junio, a las 8:00 AM, en el Campo de Marte (Jesús María, Lima), no habrá espacio para la indiferencia. Nos movilizaremos con fuerza para exigir lo que nos corresponde por derecho: el control de nuestras minas y el pleno desarrollo de nuestra actividad. No nos quedaremos callados ante la injusticia. Este no es solo un reclamo por nuestros trabajos, sino una lucha por la justicia social y el reconocimiento de la importancia vital del sector de la pequeña minería y minería artesanal (PMMA) para la economía peruana.
Por generaciones, la PMMA ha sido el sostén de miles de familias en todo el Perú, generando empleo, impulsando el desarrollo local y contribuyendo significativamente al Producto Bruto Interno (PBI). Somos los guardianes de un legado ancestral, los que extraemos los recursos minerales que alimentan la industria nacional e internacional. Nuestra actividad no solo genera riqueza, sino que fortalece el tejido social de nuestras comunidades, preservando nuestras tradiciones y cultura. Sin embargo, a pesar de nuestra innegable contribución, hemos sido históricamente marginados, relegados a la informalidad y sometidos a políticas que nos perjudican.
Basta de promesas vacías, de leyes ineficaces y de un proceso de formalización que nos excluye. Por siglos hemos trabajado estas tierras, somos herederos de una tradición milenaria, y el saqueo por parte de la oligarquía y las empresas extranjeras TERMINA AHORA. Exigimos la inmediata ampliación del proceso de formalización, la aprobación de la Ley MAPE y la Ley de Reversión de concesiones ociosas. No nos callarán, no nos ignorarán, no nos detendrán. Nuestro trabajo dignifica a miles de familias peruanas, sostiene economías locales y contribuye al desarrollo del país. No permitiremos que nos arrebaten nuestro sustento. Por nuestros derechos, por nuestras familias, por el futuro de nuestras comunidades, ¡LEVANTÉMONOS Y DEFENDAMOS LO NUESTRO! Difunde este llamado. El jueves, ¡todos a Campo de Marte! Que se escuche nuestra voz. ¡Las minas son para quienes las trabajan! ¡Unámonos y hagamos temblar al poder!

La presidente Dina Boluarte fue a inaugurar una escuela pública en Talara (Piura), y terminó dictando cátedra de intolerancia. Frente a más de mil estudiantes, no les habló del futuro o de quedarse en Perú, país de oportunidades. No habló de los sueños. Habló de sus críticos. De esos “ciegos, sordos y no mudos” que —¡osadía imperdonable! —Se atreven a cuestionarla. Y lo peor no fue solo el tono. “Critican desde su corazón desleal con el desarrollo de la patria”, dijo sin titubeo. “Critican, pero no ven las obras”. “Nos recargamos de esas energías negativas”. ¿Desleal el que piensa distinto?
No, señora presidente. No es deslealtad. Es un derecho. La Constitución reconoce incluso la crítica a resoluciones judiciales. ¿Y usted pretende que no se cuestione su gestión? ¿Ese es el mensaje que quiere dejar a los estudiantes del Perú? Qué espera entonces; si el Estado reduce el polígono de protección de las Líneas de Nazca, silencio. Si se intoxican estudiantes con alimentos del programa Wasimukuna del MIDIS, silencio. Si se contratan a los amigos o allegados de los ministros, como lo ocurrido en el MINEDU y MINCUL silencio. Si el MININTER no puede con la delincuencia, si desaparecen tesis de congresistas o se pierden donaciones en el Ministerio de la mujer no exista crítica.
En las aulas del Perú se les dice a los docentes y estudiantes que una de las competencias más urgentes del siglo XXI: el pensamiento crítico. Para la OEA (2015), “construirse como pensador crítico implica abandonar una postura egocéntrica en la que los argumentos son ciertos porque tenemos confianza en ellos o porque tenemos cierta preferencia afectiva hacia ellos, porque nos conviene que sea así o simplemente porque así lo hemos creído siempre” (p. 10). Y usted, en una institución educativa pública, les dice a los estudiantes que no sean críticos. Que seguir la línea del gobierno es sinónimo de lealtad. ¿Entonces cómo se construyen ideas, cómo se proponen soluciones de contexto, si solo se permite seguir órdenes como peones bajo el miedo al látigo?
Recuerde, presidente, que el himno nacional no dice «callamos por mandato”. Dice: «¡Somos libres!» Y esa libertad incluye la de pensar. La de decir. Quien no critica está condenado a fracasar por seguir a quien cree que tiene siempre la razón, a quien cree que solo su criterio es válido. Eso no es liderazgo. Es dogma. Es autoritarismo disfrazado de progreso. ¿Dónde se formó en Derecho, señora Boluarte? ¿En qué manual le enseñaron que disentir es deslealtad? ¿Con qué lógica se ataca a quien piensa distinto?
Lo irónico es que quien más dignidad mostró ese día fue un estudiante. Sí, un adolescente peruano. Que, con respeto, pero con firmeza, le pidió: «Es hora de un verdadero cambio, de un compromiso real con las necesidades de nuestro pueblo. La juventud peruana espera, con esperanza y exigencia, un gobierno a la altura de nuestros sueños». Le dijo que la juventud no quiere solo palabras, quiere compromiso. Le habló de frente. Un estudiante del colegio Ignacio Merino de Talara, frente a todos, sin papeles que lo amarren ni miedo que lo frene, le dio una lección de ciudadanía. Clase que sus ministros, asesores y congresistas a sueldo no se atreven a dictarle: “Sabemos su gran compromiso al estar aquí, la verdad, pero no podemos ignorar la creciente desconfianza que genera la política actual”. Y usted eligió responderle desde la tribuna del agravio. Le contestó con el látigo simbólico. Con la burla solapada. Con el autoritarismo que no necesita uniforme, solo soberbia.
Construir colegios no le da permiso para deseducar. Poner ladrillos no la autoriza a silenciar conciencias. Y cortar cintas no la absuelve del deber democrático de escuchar. Entonces, en agosto del 2026, ¿deberíamos pensar que para ese entonces expresidente Boluarte será desleal si se atreve a criticar al nuevo gobierno? ¿Sería desleal con el sistema de justicia si se atreve a criticar alguna resolución en su contra? ¿Nos van a decir que ya no se puede opinar porque criticar es sabotear?
La política sin crítica no es política. Es fanatismo. O peor aún, autoritarismo religioso con sotana de obra pública. ¿Y para cuándo el diálogo presidente Boluarte? ¿Para cuándo el gobierno que escucha sin atacar? ¿Para cuándo un Estado que no ve enemigos en cada voz crítica? ¿Para cuándo los puentes —no los de concreto—, sino los del consenso político? Debemos entender, entonces, que la política en el Perú será solo confrontación y alianzas entre adeptos. Qué futuro le espera a un país donde el diálogo es percibido como traición, y la discrepancia como deslealtad.
Cuándo tendremos un o una presidente capaz de convocar a la nación incluso en medio de posiciones contrarias. Presidente, si usted fue capaz de dejar atrás sus promesas de campaña y sentarse con los Acuña y los Fujimori, ¿por qué no puede hacer lo mismo con quienes simplemente piensan diferente a usted?
La invalidación no suma adeptos. El ataque no construye gobernabilidad. Y me pregunto: ¿los que hoy callan y obedecen sin cuestionar, estarán con usted cuando lleguen los juicios, las investigaciones, los balances finales? ¿Le serán leales cuando ya no tenga poder?
Las 50 muertes en el sur se acercan cada vez más a su destino. ¿Cómo enfrentará esos momentos? O peor aún quienes estarán con usted, le recuerdo que, a Toledo y Humala no les quedó partido político, a usted tampoco. El poder sin consenso es una soledad peligrosa. Basta con ver el voto de la bancada de Cerrón y la izquierda de donde usted vino. Se está quedando sola señora presidente.
Opinión
La guerra de dos mundos
Delia Espinoza y Patricia Benavides protagonizan una pugna vergonzosa por el control absoluto del Ministerio Público. Su enfrentamiento no es por justicia, sino por intereses de poder, respaldadas por facciones políticas —conservadoras y progresistas— que instrumentalizan la Fiscalía como campo de batalla ideológico.

En un Estado de derecho, el fiscal de la Nación no es una figura decorativa ni un operador político. Su papel esencial es defender el ‘principio de legalidad’, que significa actuar con estricta sujeción a la ley, investigar con independencia, sin favorecer ni perseguir a nadie por intereses personales o ideológicos. Sin embargo, en el Perú contemporáneo, la más alta autoridad del Ministerio Público ha dejado de representar esa función republicana para convertirse en ficha de poder dentro de una guerra abierta entre facciones políticas. Hoy, Delia Espinoza Valenzuela y Patricia Benavides Vargas, lejos de honrar sus cargos, encarnan una pugna vergonzosa que pone en jaque la legitimidad de la institución que deberían proteger.
Desde hace unas horas, la Fiscalía de la Nación parece una escena de ‘teatro absurdo’. Delia Espinoza permanece atrincherada en su despacho, haciendo vigilias simbólicas con velas para demostrar que no cederá el cargo. Mientras tanto, Patricia Benavides, tras una resolución de reposición emitida por la Junta Nacional de Justicia (JNJ), intentó reinstalarse por la fuerza con respaldo policial y con una carta intimidante dirigida a Espinoza, exigiéndole que se abstenga de firmar resoluciones.
Ninguna cede, ninguna retrocede. El Ministerio Público ha quedado como rehén de una guerra personal disfrazada de debate institucional. La pregunta de fondo no es quién debe ocupar el cargo, sino si ¿alguna de estas fiscales está verdaderamente interesada en defender la legalidad por encima de su ambición?

Patricia Benavides: la fiscal del sector conservador
Patricia Benavides Vargas, destituida en mayo de 2024 por la JNJ, representa una de las etapas más oscuras del Ministerio Público en la última década. Llegó al cargo envuelta en polémicas académicas —no se han hallado sus tesis de maestría y doctorado— y salió con acusaciones graves por presunto tráfico de influencias, abuso de poder, obstrucción de justicia y uso político del aparato fiscal.
Uno de los casos más evidentes fue su interferencia directa en la investigación contra su hermana, la jueza Enma Benavides Vargas, acusada de liberar a narcotraficantes a cambio de sobornos. La fiscal Bersabeth Revilla, a cargo del caso, fue retirada por Patricia Benavides de forma arbitraria, lo cual fue considerado una falta muy grave por la JNJ. La historia se repitió con el fiscal Luis Felipe Zapata, apartado por investigar a otro fiscal (Miguel Vegas Vaccaro) afín a Benavides. Según se comprobó, los informes usados para justificar estas remociones estaban plagados de datos falsos. En otras palabras, usó su poder para proteger intereses personales y castigar la independencia.

Las revelaciones del exasesor Jaime Villanueva —hoy colaborador eficaz— son aún más alarmantes. Villanueva reveló que su exjefa Benavides se reunió en al menos cinco ocasiones con la presidenta Dina Boluarte entre 2022 y 2023. En esas reuniones, se habrían negociado favores judiciales a cambio de respaldo político. Por ejemplo, cuando Boluarte Zegarra en su condición de titular del Midis era investigada por lavado de activos en el caso «Los Dinámicos del Centro», Villanueva coordinó con el fiscal Rafael Vela para evitar que se pidiera prisión preventiva contra la chalhuanquina. ¿Cuál fue el resultado? Dina Boluarte ascendió sin obstáculos a la presidencia de la República tras la caída de Pedro Castillo.
Las relaciones entre Benavides Vargas y la mandataria Boluarte Zegarra continuaron, incluso después de las muertes durante las protestas en Juliaca. Patricia Benavides buscó frenar la destitución del general Raúl Alfaro —quien se negó a detener a Castillo durante el intento de golpe— y negoció presuntos archivos de investigaciones a cambio de nombramientos de confianza en el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (PRONIED) y el Fondo de Vivienda Policial (FOVIPOL), según los testimonios del propio Villanueva.

Pese a este historial, Patricia Benavides ha recibido el respaldo explícito de sectores conservadores y del aprismo. Rafael López Aliaga, aún alcalde de Lima que pronto abandonará la comuna metropolitana, la condecoró por su enfrentamiento contra Pedro Castillo, presentándola como heroína democrática. Pero más allá de las narrativas épicas, los hechos revelan una fiscal que no solo traicionó el ‘principio de legalidad’, sino que convirtió la Fiscalía de la Nación en su oficina de operaciones políticas.
Delia Espinoza: la fiscal del ala progresista
Delia Espinoza Valenzuela, actual fiscal de la Nación, no representa una solución institucional a la crisis, sino la otra cara de la misma moneda. Su nombramiento en octubre de 2024 fue visto por muchos como un intento de “limpiar la casa”, pero rápidamente quedó claro que también juega sus propias cartas políticas. Su cercanía con sectores autodenominados “caviares” o progresistas ha provocado desconfianza, y sus decisiones han levantado sospechas de que estaría usando su poder para proteger a sus aliados.

Una de sus primeras acciones como fiscal fue presentar demandas de inconstitucionalidad contra leyes que otorgaban mayores facultades a la Policía Nacional en las investigaciones preliminares. La justificación fue la defensa de la autonomía del Ministerio Público, pero varios congresistas lo interpretaron como una forma de deslegitimar la labor policial en medio de investigaciones sensibles.
Desde el Congreso —especialmente desde bancadas como Fuerza Popular y Renovación Popular— se ha acusado a Espinoza Valenzuela de encubrir a fiscales investigados, de proteger redes internas en el Ministerio Público, y de tomar decisiones que benefician al sector judicial progresista con el que se le vincula. Incluso desde el Ejecutivo, el ministro del Interior presentó una denuncia constitucional contra ella por presunto abuso de autoridad, alegando que desconoció normativas que otorgan a la Policía liderazgo en las primeras etapas de investigación.
Además, hay acusaciones de que su ascenso al cargo fue negociado dentro de una Junta de Fiscales Supremos fragmentada, donde habría ofrecido archivar investigaciones a cambio de votos favorables, lo que pone en entredicho la legitimidad de su nombramiento. Su imagen de fiscal «anticrisis» se ha ido diluyendo frente a un estilo de gestión defensivo, confrontacional y cada vez más politizado.

Dos mujeres, un camino de decadencia
Patricia Benavides y Delia Espinoza representan facciones opuestas del tablero político peruano. Una es la favorita de la derecha y el aprismo. La otra, de los sectores progresistas. Pero ambas coinciden en lo esencial; han hecho del Ministerio Público una trinchera personal y una herramienta de poder. La institucionalidad ha quedado en segundo plano, desplazada por una lógica de supervivencia política donde el ‘principio de legalidad’ solo se invoca cuando conviene.
En lugar de investigar con independencia, han usado sus cargos para blindar aliados, negociar favores y enfrentarse entre sí como si la Fiscalía fuera un botín. No hay transparencia, no hay rendición de cuentas, no hay justicia imparcial.
El Perú necesita con urgencia una Fiscalía de la Nación que no responda a intereses personales ni políticos, sino al mandato constitucional de investigar y sancionar con independencia. Lo que hoy tenemos, en cambio, es una guerra vergonzosa entre dos fiscales que se disputan un cargo como si fuera una presidencia alterna del país. Esta batalla no solo erosiona la credibilidad del Ministerio Público, sino que degrada peligrosamente la fe ciudadana en el sistema de justicia. Mientras no se ponga fin a esta pugna y se restablezca el ‘principio de legalidad’, ninguna de las dos merece el sillón fiscal.
Opinión
El asalto institucional que sacude los cimientos de la democracia en el Perú
Hoy, la toma de la Fiscalía de la Nación por Patricia Benavides, destituida en 2024, expone un golpe institucional que sacude los cimientos de la democracia peruana. Respaldada por una resolución cuestionada de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) y fuerzas de seguridad leales al régimen de Dina Boluarte. Benavides intenta recuperar su cargo, pese a que la JNJ solo podría restituirla como fiscal suprema, no como máxima autoridad. La fiscal titular, Delia Espinoza, se resiste, declarando que no reconocerá un cargo obtenido por la fuerza política.

Por Jorge Paredes Terry
Este acto es parte de un engranaje corrupto que involucra al Congreso, la JNJ y el Tribunal Constitucional (TC). El Congreso, controlado por fuerzas fujimoristas, cerronistas y acuñistas, eligió a los miembros de la JNJ, quienes, en un acto sin precedentes, emitieron una resolución sin unanimidad, usurpando competencias y violando la Ley de Procedimiento Administrativo. El TC, nombrado por el mismo Congreso, permanece en silencio cómplice, avalando el operativo al no pronunciarse sobre la demanda competencial que cuestiona los límites de la JNJ. Su inacción permite que Dina Boluarte, quien enfrenta acusaciones por graves delitos, elimine a su principal opositora, la fiscal Espinoza, reponiendo a Benavides, aliada política que en 2022 facilitó su ascenso al poder.
El asalto a la Fiscalía es un atropello constitucional. La JNJ sobrepasa sus límites, ignorando precedentes del Tribunal Constitucional que establecen que la nulidad de un proceso no restaura automáticamente cargos obtenidos por designación interna. La resolución de la JNJ además omitió pruebas clave, como el informe que demuestra la destitución ilegal de una fiscal para obstruir una investigación contra la hermana de Benavides, presuntamente vinculada al narcotráfico. Diversos Juristas califican la resolución como un título inválido para ejercer como fiscal de la Nación.
Este asalto es la culminación de una estrategia de cerco perfecto: el Fujimorismo y Cerronismo controlan el Congreso e instalan operadores; Boluarte busca inmunidad persiguiendo fiscales que la investigan; y el TC legitima el abuso con su silencio, allanando el camino a una dictadura técnico-legal. La ciudadanía asiste a la destrucción del Estado de Derecho. La JNJ, el TC y el Congreso han secuestrado la justicia para convertirla en un botín político. Hoy no solo la Fiscalía está bajo asalto, sino la democracia peruana misma. Es imperativo que la ciudadanía se levante y defienda la democracia antes de que sea demasiado tarde. El silencio es complicidad. La lucha por la justicia y la democracia requiere la participación activa de todos.
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