ESCRIBE CÉSAR COSTA
FOTOGRAFÍAS MARGOT SIMONS
El 20 de julio del año 2016 llegué a Ica al mediodía acompañando al Dr. Eduardo Dargent Chamot, en ese momento Presidente de la Academia Peruana del Pisco, quien había sido invitado a esa ciudad a una Charla a realizarse en el Club Social Ica, y para desvelar una placa entregada por la Academia al fundo Tres Esquinas que produce diversos Piscos en sus 160 años de historia.
Al arribar a esta ciudad gentilmente nos recibió una comitiva de la Asociación de numismáticos de Ica que había organizado la exposición y presentación de Dargent por la noche. Entre los miembros de aquella comitiva se encontraba César Baroni quien nos acompañó al fundo Tres esquinas para desvelar la placa y fue testigo de ese momento, unos meses después, en redes circuló entre mis contactos una antigua y particular botella de Pisco “Rocha”, emblemático Pisco producido por Temistocles Rocha en la antigua hacienda La Blanco de la zona de San Juan Bautista, al preguntarle a mi contacto de quien era esa botella, me responsió “de César Baroni” al escuchar el nombre de Baroni, inmediatamente me comuniqué con él y le dije que cuando tuviera oportunidad de volver a Ica quería tomarle una foto a esa botella de Pisco y él aceptó porque tenía diversas particularidades.
César Baroni y César Costa.
En primer lugar se trababa de un Pisco Histórico porque el Pisco Rocha ya no se producía desde hace mucho. La segunda particularidad era el color ambarino que tenía el Pisco en la botella y es porque en los años en que se produjo ese destilado el mismo se dejaba reposar aún en botijas, por lo que el Pisco con el paso del tiempo tomaba un color ambarino propio de la brea con la que eran impermeabilizadas las antiguas botellas, cosa que hoy en día no ocurre pues la norma que reglamenta el Pisco no permite que la misma repose en Botijas, si lo fue en un inicio hace cientos de años, y si bien esa botella era del siglo XX, presumo que el contenido del mismo debió haberse producido entre la década del 40 y 50 de ese siglo.
En tercer lugar, la particularidad del nombre del Pisco “Rocha”, o sea, Temistocles Rocha, famoso político iqueño de mucha trascendencia y notoriedad durante la década del 50 durante el ochenio de Odría, por haber sido senador por ese departamento y Ministro de Hacienda (Economía) de Odría, y quienes acudíamos a los Estadios de Futbol en los 80s y 90s o quienes participábamos de alguna marcha universitaria contra la corrupción a fines de los 90s podíamos apreciar que aún estaban en vigencia los carros rompe manifestaciones que tiraban agua a la gente y de niño me enteré se llamaban “Rocha Bus” y luego supe que debía su nombre a que fueron adquiridos en esa década por Temistocles Rocha y el ingenio popular los bautizó como “Rocha Bus”.
Hace unos años, en mi primer viaje a una vendimia en Ica, escuché también a un productor pisquero decir que Rocha había inventado el famoso Mosto Verde casi accidentalmente, porque Odría un día había decidido visitar Ica y para recibirlo con un Pisco tuvieron que interrumpir el proceso de fermentación del Mosto y por eso tuvieron que hacer Pisco con un mosto que aún estaba verde, y por eso se le llamó Mosto Verde, historia que con los años pude deducir que no era del todo cierta pues ya en el siglo XIX ya se hacía Mosto Verde y hay documentos que así lo refieren, y para los lectores de la obra cumbre de Mario Vargas Llosa, “Conversación en La Catedral”, ambientada en el Ochenio, uno de los personajes es un senador por Ica que es hacendado en la lectura de aquella novela, uno se traslada a esas extraordinarias escenas en la hisotira que suceden en esos lugares donde aún hoy se vive la ruta de los lagares -la verdadera fiesta de la Vendimia con Pisa de uva incluida- y alguna vez se destiló este famoso e histórico Pisco “Rocha”.
Así que al decidir ir a cubrir la Vendimia iqueña para la edición impresa de la revista Lima Gris de Abril, me comuniqué con César Baroni, propietario de aquella emblemática antigua Botella y le planteé encontrarnos el sábado 4 de marzo por la noche en su casa, luego de haber visitado el fundo Tres Esquinas, y poder retratar la Botella a lo que accedió con generosidad.
Grande y grata fue mi sorpresa que al llegar a su casa e iniciar nuestra conversación antes de tomarnos la foto que habíamos solicitado pudimos apreciar una serie de interesantes lienzos de mediano y gran formato que nos llamaron la atención y al preguntarle a Baroni sobre el nombre del pintor, el coleccionista nos confesó que él era autor de esas obras que adornaban su casa llena de objetos que bien merecerían estar en un museo con unas colecciones como la de morteros para moler, o los teléfonos antiguos de inicios de siglo XX, en estas épocas de celulares , y así poco a poco nos fue presentando su colección de etiquetas antiguas de la viña TACAMA, las del histórico Vinos y Piscos de Malatesta que se producía en viña San José, antiguas etiquetas de otros Piscos que hoy pertenecen a un holding empresarial de una familia del rubro vitivinícola cuyo eje de operaciones se encuentra en Chincha.
Y poco a poco fuimos conversando con Baroni sobre como así se convirtió en coleccionista y nos dijo que “fue casi como jugando a los 15 años de edad y así fui coleccionando cosas que luego puse en un restaurante que alguna vez tuve y años más tarde cuando cerré los decidí traer a mi casa” y cuando le preguntamos cómo se convirtió en pintor nos sorprendió cuando nos dijo “ayudando a unos muchachos que salían de bellas artes acá en Ica, tenía tiempo libre y quería pintar y fui por Bellas Artes y les pregunté a los muchachos que salían cómo y dónde puedo comprar un cuadro en blanco, y ellos me explicaron cómo hacerlo y luego los invité a exponer en mi restaurante y a su vez me invitaron a participar de la exposición en mi restaurante. Me dijeron: No pues César, faltas tú, tienes que hacerte un cuadro y colgar el tuyo al lado nuestro. Y desde esa fecha no he parado, y hoy estoy trabajando diversos paisajes iqueños con tinta de Huarango”.
Luego de una interesante conversación que iba entre sus experiencias como artista y coleccionista y nuestro interés por tener al menos por un momento esa botella en nuestras manos para tomarnos la foto con ella y poder apreciar esos Piscos antiguos de color ambarino y que hoy no podrían llamarse Pisco porque si bien, se destilaba de uva quebranta, en Ica, a la usanza antigua y probablemente la calidad de su contenido no hubiese decaído con el paso de los años, probablemente por carecer de Denominación de Origen no podría llamarse Pisco, y sin embargo, es uno de esas marca que le fue dando historia al destilado nacional, tanta historia que incluso el único Nobel de literatura que ha dado el Perú desde que se creó este premio, recrea los parajes donde se producía este Pisco “Rocha”. Increíble ¿verdad? Pero así es.
Hoy lo que es Pisco lo establece la legislación y quien no se amoldó a ella o porque se murieron los antiguos productores o porque los sacaron y no pitearon ya no pueden ser Pisco, en fin, son cosas del Orinoco y a otro río a llorar y tirar moco.
Pasaban los minutos y la ansiedad por tener la botella en nuestras manos iba creciendo hasta que César Baroni gentilmente nos invitó a su bar, nos mostró otras botellas de colección con otras etiquetas antiguas y nos pudimos tomar la foto acompañado de él y la botella de Pisco Rocha y la misma con algunos de sus últimos trabajos en tinta de Huarango. La noche fue transcurriendo y nos despedimos porque al día siguiente había que partir muy temprano a la zona de Cayango para visitar el fundo donde crecen las uvas del Pisco Brujas de Cayango y había que traducir o hacer de intérprete de un joven bartender griego que llegó al Perú para conocer distintas destilerías y bodegas de Pisco y empaparse de su historia, pero era la primera vez que iría al desierto de Ocucaje en Ica, y donde además casi al llegar al fundo y en pleno desierto –donde el agua es bien preciado- se nos pinchó una llanta y luego en la bodega la camioneta se quedó sin batería, así que había que empujar la camioneta y el griego Elías Stergiopoulos ayudó a empujar el coche, en fin, si el documento más antiguo que existe y demuestra la peruanidad del Pisco es el testamento que escribió otro griego llamado Pedro Manuel en el año 1613. En el año 2017 el griego Stergiopoulos seguía los pasos de Pedro Manuel y nosotros al día siguiente de reencontrarnos con César Baroni, el coleccionista con alma de artista, haríamos de traductor con el poco o mucho inglés que aún recordamos de nuestra niñez… ¡Salud Maestro!