Acabo de tomar conocimiento de un caso de interés público que, aún estando en el terreno de la literatura, merece más que una exégesis estética, y nos obliga dar una mirada sociológica y de crítica constructiva a las muy lamentables consecuencias de la “burocratización” en las altas esferas del Estado peruano.
El caso en cuestión tiene que ver con la novela “Caza de cuervos” (2022), escrita y publicada por Antonio Salerno y dada a la estampa por Multiverso Editorial, bajo la dirección del periodista y editor Luis Alfaro Pimentel.
La semana pasada, tanto el novelista chiclayano y su editor hicieron pública en redes sociales una solicitud al Ministerio de Cultura para que permita la participación del novelista Antonio Salerno –autor de la novela “Caza de cuervos”– al Premio Nacional de Literatura 2022 y además se investigue las razones por las que se le negó la postulación, presentó el escritor conjuntamente con el director de Multiverso Editorial, Luis Alfaro Pimentel.
Aunque hasta la fecha no he podido tener acceso a algún pronunciamiento público de las autoridades del Ministerio de Cultura sobre el reclamo citado, lo cierto es que el pasado 4 de julo esta entidad comunicó al escritor Antonio Salerno y a Multiverso Editorial que no podría hacerse efectiva su postulación al Premio Nacional de Literatura 2022 con la novela Caza de cuervos.
El editor comentó que el responsable de la Dirección del Libro y de la Lectura del Mincul, Juan Carlos Villegas, había hecho observaciones a un proyecto ejecutado en el año 2021 por el autor. Sin embargo, el autor y el editor señalaron que “el encargado de guiar las subsanaciones no tenía conocimiento de que no era necesario el Certificado de Conformidad para el registro de la candidatura de Antonio Salerno al citado premio”.
Detallaron que Juan Carlos Villegas, encargado de los Apoyos Covid 2021, se comunicó con Antonio Salerno para el envío del informe de proyecto ejecutado para el Ministerio de Cultura. “Dicha subsanación se realizó la semana del cierre de la convocatoria del Premio Nacional de Literatura 2021. Lo cual, en palabras del mismo Juan Carlos Villegas, era necesario para la postulación al Premio. Indicando, el día de la recepción de la subsanación que se demoraría una semana en dar el Certificado de cumplimiento, cosa que no ha sucedido hasta la fecha”, comentó Antonio Salerno.
Sin embargo, precisó que “el día siguiente al cierre de la convocatoria al PNL, indicaron al autor y al editor por vía telefónica que lo advertido por el encargado de los Apoyos Covid no era exacto”. Y que la convocatoria estaba cerrada y no había posibilidad para presentar Caza de cuervos al concurso.
“Este hecho llama notablemente la atención por tratarse de contraproducencias, desconocimiento y un sistema inconexo de comunicación entre los encargados de las áreas del Ministerio de Cultura. Lo que conllevó a que Multiverso Editorial no pudiera inscribir Caza de cuervos en el plazo establecido”, indicaron.
Señalan en su solicitud que, habiéndose convocado al Premio Nacional de Literatura 2022, “nuestro autor se dispuso a subsanar los trámites pendientes con respecto a la Dirección del Libro y la Lectura, comunicándose en todo momento con el señor Juan Carlos Villegas, encargado de dicha oficina y con quien se mantuvo comunicación constante las semanas previas al cierre de la convocatoria del premio”.
“Fue este quien corroboró que se debía tramitar el Certificado de Cumplimiento para que la editorial pudiera postular la novela Caza de cuervos, información que se mantiene grabada en una conversación hecha con fecha reciente al cierre y documentación por correo mantenida las últimas semanas”, precisaron.
Sin embargo, llama poderosamente la atención que, por decirlo de manera directa, se estaría negando el derecho a la participación de un escritor peruano por causas ajenas a la literatura. “Las implicancias burocráticias para no admitir ‘Caza de cuervos’ en el PNL son las expuestas con anterioridad, no hay ningún motivo relacionado a la calidad literaria, estética o ideológica del libro”, comentó el autor Antonio Salerno.
En su misiva, el novelista y el editor manifiestan que es de derecho se permita la postulación de Antonio Salerno como creador y trabajador del medio literario por más de diez años, con una trayectoria bien llevada e intachable. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, el Ministerio de Cultura no se ha pronunciado sobre este reclamo.
“Habiendo cumplido con todas las obligaciones como persona natural, como beneficiario de los Apoyos Covid 2021, y por tratarse de una burocracia y encrucijada en la que se encuentran involucrados sus ejecutivos, nos es de justicia poder acceder a participar en el Premio Nacional de Literatura 2022, a través de Multiverso Editorial E.I.RL., casa editora independiente, peruana y que se mantiene al corriente de sus obligaciones tributarias. Por tal motivo, solicito apoyo del Ministerio de Cultura y se investigue este caso en particular”, se lee en la solicitud.
Sobre este caso, el escritor Antonio Salerno expresó su malestar públicamente en su cuenta de Facebook. “Me siento decepcionado por todo esto, por haber confiado en una institución que en reiteradas ocasiones se ha visto cuestionada en sus convocatorias en las diferentes versiones del PNL. Multiverso Editorial, empresa que gerencian profesionales que pusieron confianza y apoyo en mi proyecto, me respaldan y cuentan con todos los requisitos para mi postulación. No sé si deba esperar la reconsideración de esta medida tomada por la organización del concurso o si deba, como ya ha sucedido con autores anteriormente, conformarme con la cerrazón de una entidad burocrática y contraproducente en sus procesos”, expresó.
Multiverso Editorial hizo público el documento enviado al ministro de Cultura, Alejandro Salas Zegarra, en donde se menciona que: “venimos trabajando de la mano con nuestros autores y le damos nuestro total respaldo al autor Antonio Salerno. Creemos firmemente en la igualdad de oportunidades y en la posibilidad de que una institución como el Ministerio de Cultura realice una enmienda y una autocrítica de todos sus procesos y de los conexos y personas que llevan a cabo el ensamblaje de sus diferentes áreas”.
Hasta el cierre de la edición de este artículo, el escritor Antonio Salerno confirmó que “el Ministerio de Cultura no se ha pronunciado al respecto y mucho menos ha dado respuesta a la solicitud”.
Antonio Salerno, una revelación de la nueva literatura peruana
Antonio Salerno es un escritor chiclayano. En el año 2010, con sólo 21 años, se alzó con el premio Regional de Literatura José Eufemio Lora y Lora, otorgándosele el escudo de la ciudad. Ha publicado tres novelas (La Joya y el eunuco, El ruido del silencio y Caza de cuervos) y obtenido el primer puesto en el Concurso Nacional de Cuento organizado por la Universidad Federico Villareal (2018).
Asimismo, ha sido finalista en concursos internacionales (2017) en su calidad de escritor peruano y su obra ha sido reseñada por críticos de la Academia Peruana de la Lengua y por relevantes voces de la Literatura peruana y española. Actualmente, es alumno de la maestría de escritura creativa en la Universidad Mayor de San Marcos.
“Caza de cuervos” es una novela política. Sobre ella, el escritor y crítico literario César Boyd afirma: “Las pretensiones de esta novela la alejan de otras obras de estructuras sin envergadura. El autor utiliza su inteligencia y ambición en conducir un gran proyecto de la realidad reflejado en el país actual, cuya conclusión bordea los ribetes trágicos. Es, en esa condición de rediseño, la novela del Bicentenario.”
Por su parte, Marco García Falcón –Premio Nacional de Literatura– señala: “Esta historia es relatada hábilmente a manera de un rompecabezas. La novela desarrolla la historia de la familia Molina. Manuel es padre de Eugenio, mientras que Domingo lo es de Mimí. Esta constituye el centro en el que convergen todas las líneas narrativas del libro. Así, insertándose dentro de esta historia marco, surgen varias historias enmarcadas: la de Mimí y Guillermo jóvenes, la de Honorato Molina y el mundo militar, la de la difícil adolescencia de Memo Molina y la de la propia Ventura y su madre Acacia. El tiempo pasado y el presente se intercalan de manera continua y fluida a lo largo del relato. Todas las líneas narrativas confluyen y terminan formando un todo sólido, sin interferencias ni fisuras. En efecto, todos los datos, todas las peripecias de los personajes, todos los cambios de tiempo y perspectiva encajan de un modo milimétrico. Novela sólida, valiosa, escrita con destreza.”
Acerca de “Caza de cuervos”
Esta novela narra la historia de la familia Molina. Sus integrantes –desde el general Honorato Molina, miembro del gobierno de Juan Velasco Alvarado; sus hijos Manuel y Domingo; las esposas de estos, Carmen y Miriam Aranda, respectivamente; sus nietos Eugenio y Mimí; y los personajes que circundan sus historias: la Ventura y su madre Acacia, empleadas; Artemio Zegarra y su hijo Guillermo, este último esposo de Mimí Molina y padre de Memo; el Serrano y quienes constituyen el entorno universitario de Eugenio en los años noventa– conforman con sus vidas una novela que nos adentra en las tres últimas décadas de dictaduras y gobiernos corruptos del Perú del siglo veinte.
Los ejes de la narración, son las vidas de Mimí y Eugenio. Mimí, quien vive sola con su hijo Memo, retorna a la casa de Carmen, varios años después, para arrebatarle su casa, propiedad que Honorato dejó como herencia a su hijo Manuel, esposo de Carmen. Mimí se casó muy joven con el hijo de un militar. Memo, su hijo, lleva a consecuencia de esto una vida convulsionada por la ausencia de su padre y llena de preguntas sobre una familia casi extinguida. Cuando Mimí quedó embarazada, su suegro confabuló con un médico para que le diagnosticaran una enfermedad venérea, así pudo librar a su hijo de las responsabilidades parentales con su nieto, y, del mismo modo, lograr un beneficio económico con Domingo, a quien incluyó en negocios con el gobierno de Morales Bermúdez, para dejarlo en la banca rota. Al final de la novela Memo, atormentado por las historias que de su madre circulaban en el colegio, decide ir a un hospital para descubrir ese diagnóstico. Pero se entera, entonces, que es él quien tiene esa enfermedad. Acaba con su vida en el muelle de Pimentel sin esclarecer para sí mismo el verdadero momento del contagio.
Eugenio es un estudiante de una universidad nacional muy venida a menos en los años de ocupación militar a causa del terrorismo. En este lugar conoce a Matilde, de quien se enamora y que acabaría por mostrarle la índole de la sociedad de su tiempo, que a fin de cuentas no ha cambiado mucho desde que su abuelo y su padre se relacionaron con el poder. El Serrano, uno de sus amigos y compañeros más cercanos, termina asesinado en un intento de toma por parte de la Federación Universitaria, que Eugenio preside. En una conversación que sostiene con la Ventura rememora la vida de su abuelo Honorato, su padre Manuel, su tío Domingo, Mimí, y también oye cómo la muchacha le narra los padecimientos de la pobre Acacia, quien terminó loca y abandonada en un hospital. Un dato particular sin develar para los personajes es el parentesco de la Ventura con el Serrano, ambos productos de violaciones perpetradas por un celador de una hacienda de Cajamarca.
Esta historia está llena de peripecias y tragedias que se van comprendiendo a medida que la lectura avanza, como un gran rompecabezas pensado milimétricamente, sin fisuras ni vacíos. La violencia, el despojo, todo el mal que el poder ocasiona en las vidas privadas de sus personajes, terminan estructurando una obra maestra que pretende una totalidad. Una novela sólida, valiosa e imprescindible para comprender el Perú actual.