Escriben: Francisco Adrianzén Merino – Christian Humberto Wiener Fresco
Hoy, 27 de octubre, es el Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, fecha instituida por la UNESCO el 2005 para concienciar a los Estados y el público sobre la necesidad de tomar medidas urgentes para rescatar y preservar la memoria audiovisual, reconociendo la importancia de este tipo de documentos.
En el Perú, mientras tanto, será otro año más donde seremos el único país de la región que no podrá celebrar esa fecha como corresponde, más allá de lo protocolar, por carecer de una Cinemateca Nacional. Y pese a anuncios contradictorios al respecto, no parece todavía seguro que se concrete al corto plazo por parte de la entidad pública que debiera encargarse de realizarlo, el Ministerio de Cultura.
Al respecto, una información periodística publicada en el diario El Peruano el 29 de setiembre pasado titulada: Perú Bicentenario-Colores 2021, dio cuenta de la aprobación ese día por el Consejo de Ministros, de la Agenda de Conmemoración del Bicentenario de la Independencia. “Las celebraciones abarcarán los próximos tres años. Servirán para reafirmar valores y crear infraestructura para cerrar brechas en servicios básicos.” Añade el encabezamiento. Más adelante se lee: “Obras para la historia. Entre las Obras Emblemáticas del Bicentenario, en el 2021 se inaugurará el Museo Nacional del Perú (Muna); se convertirá a la Biblioteca Pública de Lima, de la avenida Abancay, en una biblioteca modelo; el santuario de Machu Picchu contará con un centro de visitantes; y en el Cusco se inaugurará la Cinemateca Nacional.” … En noviembre, el presidente Vizcarra dará a conocer la agenda; así se activará el cronograma.”
A la espera de que nuestra tempestuosa política local permita la aprobación de la Agenda Conmemorativa y que luego, en noviembre, la podamos conocer y se active el cronograma, permítasenos algunas reflexiones acerca de nuestro cine y la Cinemateca Nacional.
Empecemos saludando la preocupación del Ejecutivo por celebrar debidamente nuestro Bicentenario y que se incluya dentro de los proyectos a ejecutarse la tan ansiada y urgente Cinemateca Nacional.
No compete a las intenciones de esta nota analizar la Agenda Conmemorativa del Bicentenario de Independencia, procuremos mas bien detenernos en lo referente a lo cinematográfico. Para empezar, tal como ya lo hemos dicho con anterioridad, lo correcto habría sido que el Ministerio de Cultura, con la debida anticipación del caso, hubiera convocado un Concurso cinematográfico ad-hoc sobre el tema del Bicentenario que abarque los diversos géneros y disciplinas cinematográficas. La incapacidad y el capricho de la burocracia ministerial eludió su convocatoria, que bien pudo ser este año. Todo lo que venga más adelante referente al tema será dentro de un tiempo muy acotado y por lo tanto sometido al apuro, y quien sabe a la poca profundidad.
Como ejemplo de lo que sustentamos está la misma nota periodística: “En México, por ejemplo, tomó ocho años de preparación y se calcula que invirtieron 230 millones de dólares, enfocado sobre todo en desfiles, material audiovisual y otros proyectos culturales. Mientras que en Colombia y Chile se invirtieron 3,400 millones y 7,500 millones, respectivamente, ya que se aprovechó la ocasión para la construcción de obras”
Por acá, en cambio, una vez más nos tendremos que contentar con el lema de la mediocridad “más vale tarde que nunca”
Y ahora el tema de la Cinemateca Nacional: Como bien lo hemos manifestado un conjunto de cineastas y ciudadanos interesados en el tema, a través de innumerables artículos, posts, cartas públicas, entrevistas etc. hemos señalado que es, sin duda alguna, una impostergable necesidad para la cultura peruana y el país entero. En mayo de este año entregamos a la Ministra del sector, con copia al Presidente y el Congreso, una carta pública con 1570 adherentes demandando su creación, además de 70 especialistas asistentes al 74 Congreso de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) realizada en Praga, en la República Checa. Nunca obtuvimos una respuesta.
No se trata del capricho de intelectuales o trasnochados cinéfilos y/o cineastas que desean un espacio para apaciguar su voraz espíritu consumista cultural y cinematográfico; acá y en todo momento, estamos hablando de un lugar que fundamentalmente preserve la memoria fílmica (y por extensión de imágenes en movimiento) de nuestra nación. Y aunque la labor a emprender sea más abarcadora (incluye buscar, investigar, catalogar, reparar, copiar, difundir, etc.) todo lo relacionado con nuestra cinematografía, hay una realidad cuya urgencia debe de ser entendida y asumida a la brevedad y, hay que decirlo con todas sus letras: NO PUEDE ESPERAR LOS CASI TRES AÑOS QUE SE PLANTEA EL EJECUTIVO.
Asimismo, e igualmente importante: ¿Es esta la manera conveniente de crear una Cinemateca Nacional? Anuncio hecho ya en el Cusco durante el reciente Cinesuyu 2018. Dada la parálisis creativa de nuestro gremio cinematográfico en el campo de la preservación, ¿No habría sido más conveniente generar una amplia movilización que genere conciencia, opinión y aportes acerca el tema? Sin embargo, por lo que vemos el Ministerio de Cultura ha preferido la vía más corta y anodina: el anuncio burocrático, quien sabe para salir del tema enviándola a las calendas griegas. sumergiéndolo en el olvido burocrático, como tantas otras iniciativas culturales o, con muy buen suerte, para tratar mejor el tema.
Lamentablemente, hay que decirlo, la experiencia nos obliga a ser escépticos con estos anuncios sin firmeza. El 2016, en una ceremonia de reconocimiento a la Filmoteca de Lima, el entonces ministro de cultura, Jorge Nieto, anunció públicamente la constitución de una comisión para elaborar una Ley para la creación de la Cinemateca. Sin embargo, semanas después fue desmentido por funcionarios de la misma institución. De igual modo, al año siguiente, y ante el reclamo reiterado por postergar el tema en los proyectos de nueva ley de la cinematografía, el entonces ministro, Salvador del Solar, emitió un decreto para conformar un grupo de trabajo “para efectuar un análisis situacional y elaborar recomendaciones para la formulación de una política de conservación, preservación y difusión del patrimonio audiovisual del país” por parte del Ministerio de Cultura, y representantes de entidades adscritas a ese sector (TV Perú, Biblioteca Nacional, Archivo General).
Poco más de un año después, a pesar que el plazo establecido era de seis meses, recién se pudo conocer sus resultados, que más allá de la cuantificación de los amplios y diversos archivos en manos desordenadas del Estado, no avanza nada para hacer realidad la Cinemateca, limitándose a constatar la enmarañada situación legal y burocrática heredada, como si las entidades no pertenecieran al mismo Estado y dentro del mismo sector.
Quisiéramos creer que esto será diferente esta vez, pero no se trata de una cuestión de fe sino de acciones concretas y voluntad decidida de realizarla por parte de las autoridades y funcionarios, y que empiezan por la transparencia informativa y la convocatoria plural, más allá del entorno burocrático, a la comunidad cinematográfica y cultural. Esperamos también que esta vez haya un pronunciamiento decidido de los gremios de cine a favor de nuestra memoria audiovisual, porque la defensa del cine y el audiovisual no se puede limitar al presente sin preservar nuestro pasado para las generaciones del futuro.
Hace pocos días, con motivo de cumplirse cincuenta años del golpe militar de Velasco y el inicio del llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas se constataba que gran parte del archivo fílmico y videográfico de ese período tan importante de nuestra historia contemporánea había desaparecido, en parte por motivos políticos cuando no por incuria o falta de conciencia. Así como esas imágenes y sonidos, muchos otros se seguirán perdiendo si no actuamos, pronto, para recuperarlas como nuestra memoria para el presente y futuro del país. Es el mejor deseo y promesa en este día mundial del Patrimonio Audiovisual.
CODA: ¿Cómo ha sido tomada la decisión de crear la Cinemateca Nacional en el Cusco? ¿Ha existido un serio debate técnico al respecto? Si bien es cierto que el Cusco reúne condiciones climáticas envidiables para la preservación fílmica, ¿Se ha proyectado todo lo demás? Hasta donde sabemos, dado el hermetismo del anuncio y la nula discusión sobre el tema, ha pesado mucho el aspecto económico para decidirlo: El Cusco posee, con justa razón dada la presencia de Machu Picchu, ingentes recursos económicos que se derivan en grandes cantidades hacia la sede central del Ministerio de Cultura en Lima, y, de acuerdo a cierto pensamiento local que compartimos en parte, es conveniente que algo quede en la región y ¿porqué no en algo tan importante como una Cinemateca Nacional? Sin embargo, creemos que no deja de ser una curiosa manera de entender la regionalización y la solución de las necesidades culturales nacionales. Como no nos cansamos de verlo cada día: todo es posible en nuestro querido Perú.