Escribe Gabriel Zamalloa
“Sabes, nuestras sesiones son mi parte favorita del día,” Dr. Arboria, Beyond the Black Rainbow
Hace unos años Canadá sacó un filme –Beyond the Black Rainbow-, que al parecer es una simple crítica a la medicina moderna. Pero la película es mucho más que una simple crítica, toca temas existenciales y metafísicos, además, la estética es un obvio homenaje a los ochentas y setentas.
Un poco como Drive, el filme replica la estética de esas épocas y la traduce con problemática actual como si fuera un filtro que cambia la era pero no los conflictos.
La película narra la historia de un paciente del sexo femenino –Elena– que esta atrapada en un hospital psiquiátrico. La paciente tiene poderes de telepatía pero toma pastillas que reprimen tal poder. Es tratado por el Dr. Arboria, el cual al parecer tiene un gusto excesivo hacia su trabajo.
El Dr. Arboria, en un proceso que el mismo define como curativo, intenta controlar a Elena a través de la represión de su psiquis y de su poder expresivo. Acá la analogía es obvia, Arboria es un doctor que trata psicológicamente a sus pacientes usado las pastillas como represor de ciertos estimulantes en el cuerpo para que el paciente quede sedado y sin el poder de cumplir ciertas funciones básicas del día a día, en otras palabras es un psiquiatra.
En el caso de Elena se le reprime el poder de expresión, por esto pierde el habla, gesticula poco y tiene la tendencia de actuar violentamente ante ciertas situaciones. Lo último cae con cierta resonancia porque es las consecuencias de no poder expresar lo que uno le incomodo o lo molesta. Esto ocurre en los hospitales psiquiátricos, donde se exige a los pacientes que no opinen sobre ciertos temas y que tampoco usen ciertas formas de expresión no verbal y después se castiga cuando se reaccionan violentamente ante tal represión.
Ese el principal problema y principal temor de los hospitales psiquiátricos no se permite la expresión individual –y en muchos casos la grupal también se restringe,- esperando que el sujeto entienda que es por su propio bien, cuando jamás algo así puede ser benevolente para un individuo o la sociedad que le engloba.
Reprimir una forma expresión para el individuo es un acto enmasculador. La realidad como la conocemos es una representación de la esencia. Esto ocurre porque vivimos en un mundo con una infinidad de sujetos y una infinidad de diferentes comunidades y debe ver un consenso de cómo se perciben las cosas, sino sería imposible relacionarnos.
Por lo tanto lo que percibimos es una representación de la esencia o debería ser una representación de la esencia. Digo esto porque a veces hay desviaciones y se representa otra cosa ajena a la esencia. El resultado suele ser sufrimiento para el sujeto y para aquellos que le rodean, ya que la esencia tiene una necesidad de expresar que es y como es verdaderamente. Y el ser al no sentir la posibilidad de expresar su esencia no puede ser más que contestar violentamente, el cual es una consecuencia lógica.
Esto se ve claramente cuando la enfermera intenta torturar psicológicamente a Elena y ella la repudia con un ataque psíquico. Ahí justo está el problema: la telepatía de Elena es una forma de expresión de su esencia, por lo tanto lo más que se reprime lo más es probable que se manifieste violentamente, Elena en verdad tiene poca elección en el asunto, es como una pérdida de control casi, pero la causa de esto, en vez de ser por un desequilibrio en la psiquis se debe a energía interna que está contenida, que debe liberarse de una forma u la otra.
Por esto formas de expresión jamás de deberían reprimir y solo limitar o desviar hacia otras formas de expresión cuando se trata de faltar el respeto a los demás.
Y más allá de eso, la expresión de la esencia puede expresar cualquier cosa si es fiel a la misma esencia. Dicho de otra forma, las cosas se concretizan desde un mundo irreal e imaginario –donde esta esencia- y se hacen reales por lo tanto tangibles. Si el material de un mundo real viene de un mundo imaginario, la conclusión es sencilla: no hay límites de lo que se puede crear o consensuar como real, solo se necesita un poco de retórica filosófica y el poder de llegar a ciertos acuerdos.
Esto funciona a nivel individual y colectivo al mismo tiempo. Nosotros al estar vivo al día a día estamos creando y articulando nuestra propia experiencia. De una forma elegimos los problemas que vamos a tener y las herramientas que vamos a tener en las manos para solucionar tales problemas, también elegimos como vamos a representarnos y cómo vamos a expresarnos.
Si alguien no puede solucionar un problema en su vida o es por constricciones sociales o porque esa misma persona se pone trabas. Y estos un poco lo que debería ver la psicología como liberar al sujeto para que pueda expresar constantemente y cómo articular la relación que tiene el sujeto con sí mismo para que tengo una mejor noción de conseguir lo que quiere sin ponerse obstáculos mentales a sí mismo, además, de encontrar maneras de instruir a sujetó para que no aniquile el querer de otros.
Por otro lado, se puede deducir que vivimos en una realidad que aún reprime la esencia de uno y actuar como un orate es la única manera digna y permisiva de liberal la energía reprimida. Por esto, la exigencia de la sociedad de reprimirse, –dados en muchos índoles como la medicina, el trabajo o las amistades– motiva a que las personas suelan gritar más y buscar controlar más mientras van creciendo, ya que tienen contenido cosas que expresar que su cuerpo y representación ya no aguantan contener.
Un poco más y se podría decir que la sociedad da el goce de reprimir, en otras palabras aquellos que ya fueron reprimidos mucho tiempo buscan reprimir a otros como una forma desviada de venganza. Esto se note en el Dr. Arboria que se reprime tanto que debe usar maquillaje e implementos con la intención de esconder su forma. Se avergüenza de su propia expresión por eso cree que los demás tampoco deberían expresarse.
Y un poco esas la patología más preocupante ya que de todas maneras va buscar reprimir el quiere de otros. Lo más atemorizante de este paradigma es que muchos psiquiatras al parecer sufren del mismo goce. Tienen el mismo problema del Dr. Arboria: les gusta mucho su trabajo, demasiado diría yo. Casi como su placer máximo es reprimir la expresión de otros.
Y todo da más miedo cuando los psiquiátricos venden la idea que muchas condiciones psicológicas no se pueden curar, solo controlar. Muchas enfermedades mentales se han relacionado con ciertas sensibilidades, por ejemplo la bi-polaridad y la esquizofrenia constantemente son vistas relacionadas con la creación artística.
Esto te hace dudar: ¿realmente es mejor para los sujetos y la sociedad que los diagnosticados con enfermedades mentales sean tratados con un régimen psiquiátrico, mientras al mismo tiempo se niegan sus poderes de expresión?
Al final la solución que propone la película es simplemente: ante un sistema fachistoide que reprime tu poder de expresión a toda costa a uno solo le que expresarse libremente y enfáticamente, llevará a los poderes de represión caer por su propio peso. Por eso la sociedad siempre debería permitir un lugar para que los individuos y comunidades se expresen libremente así el goce al reprimir desvanece y el malestar disminuye, las consecuencias de la alternativa son simples: derribar a la violencia extrema desmesurado.