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Cultura

Alfredo Alcalde e Ivette Taboada: un vals para dos

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Él era un pintor metafísico, ella una joven investigadora de la realidad a través del arte. En 1980 Bellas Artes era una ebullición de talento en medio de la miseria, la violencia y los atentados, sin embargo los buscadores de la belleza se abrían paso por entre una ciudad abarrotada de ambulantes con un fondo de música chicha, mientras estos dos jóvenes pintores leían a poetas turcos, iban a la búsqueda de un maestro caído en desgracia por calumnias entretanto conocían a otro gran maestro, Víctor Humareda, que les mostraba sus pinturas con una vela. La presente historia no es una pobre historia de éxito, o una crónica salvaje del mundo de los pintores, es una historia de dos vidas que se trenzan en un único compromiso: el arte. Una historia de amor al arte que cuarenta años después sigue tan joven como en 1980.

En una casa en el recóndito distrito de Magdalena del Mar, desde donde se ve la cúpula de la basílica más hermosa de Lima, viven dos pintores. En su casa no se sabe si hay más pinturas que plantas y flores. Eso sí, domina un color: el verde. A lo largo de un pasillo con olor a primavera se suben unas gradas que dan al gran taller de pintura. El ambiente es oscuro y silencioso. Hay piezas de grandes dimensiones y muchos bocetos y esbozos de próximos trabajos. Un retrato de un Quijote en azul, con la barba flotante empujada por el viento.

A Alfredo Alcalde se le conoce internacionalmente, no hace mucho fue noticia en México entre otras cosas por ganar premios, reconocimientos, pero también porque en su casa en el DF entraron unos ladrones que lo único que se llevaron fueron sus cuadros. Que te roben tu pintura, Sancho, es señal de que avanzamos.

Alcalde en un breve descanso en su taller.

Pero no siempre fue así.

Alfredo: la búsqueda de la imagen

“Gran parte de mi producción al inicio tiene una armonía verde casi en su totalidad”. Precisamente su casa en el DF la eligió por eso en San Miguel, por el predominio del verde en su paisaje, su color favorito. Alfredo  nació en Chimbote, a dos cuadras del mar. A la edad de cuatro años la familia de Alfredo se desplaza a la campiña de la ciudad, una franja verde entre el mar y la arena del desierto. Entre campos de algodón, de frutales y sobre todo cerezas se desarrollará ese primer contacto, casi idílico, con la realidad. Una relación más hacia con el campo que con el mar o la ciudad. Pero será recién a los 9 años que nazca el pintor Alfredo, con el gran terremoto de 1970: “porque ahí recién desperté a ver el drama humano que estaba en primera fila”, cuenta Alfredo. De los escombros y muertes de aquella tarde, mientras temporalmente vivían en una casita armada de esteras forrado de papel periódico, el destino de la vocación se le revelará. “Es ahí donde veo las primeras obras de arte porque mi hermano era pintor y le gustaba pintar en las paredes paisajes con tigres. Fue él quién empezó a adornar las paredes de esa casita de esteras”. Cómo las pinturas rupestres la vida de pintor de Alfredo arrancaría entre ese imaginario que envolvía su vista al despertar y al irse a dormir durante aquellos recios días posteriores al terremoto. Así como admiraba la obra de su hermano también por esos tiempos empezó a admirar la obra de un amigo y vecino, Víctor Barrionuevo, quien pintaba réplicas de la Gioconda y La última cena, a quien Alfredo iba a mirar pintar.

Hijo de un arguediano y dirigente sindical (que ganó el primer puesto en un concurso de poesía en el norte del Perú) que no vio con malos ojos en su hijo la vocación de pintor, lo animó a acercarse a la alta cultura de la mano de buenas lecturas y la Enciclopedia de Oro, dónde Alfredo empezó a aproximarse a las grandes obras de arte de todos los tiempos. En palabras de la periodista Ruth Enciso: “el entorno que rodea forma el destino de un niño”. Y en efecto la presencia de un vecino pintor, un padre poeta, un hermano que pintaba tigres en las paredes o una abuela aprista (en el sentido revolucionario del nombre), solo podían apuntar a un único destino de ese niño. A medida que crecía empezaba a conocer a otros artistas de la región como Julio César Salamandra, un pintor surrealista que para Alfredo era “con él la mística del pintor se radicalizó porque para él la pintura era creación”. A partir de esta amistad y de otras amistades como el de un par de discípulos del pintor Azabache, Alfredo consolidará su vocación y se propondrá su primer viaje a Lima, rumbo a Bellas Artes.

Alfredo e Ivette, cuatro décadas unidos por el amor.

Después de un viaje de un día y en medio por carretera, en un camión que transportaba harina de pescado conducido por su tío, Alfredo llegó a Lima, o a las afueras de Lima. Desde una de las panamericanas Alfredo tomo su primer autobús rumbo a la Av. Abancay. El primer pie en Lima fue con desconfianza, recordaba lo que le había dicho todo el mundo cuando les contó que iría a Lima: ten cuidado, en Lima mucho roban, y cosas por el estilo. Su impresión felizmente no fue el de un robo sino el de estar en una gran ciudad. Después de desempacar sus cosas en la casa de un amigo en el Rímac, se fue directo a Bellas Artes, en pleno corazón de Barrios Altos, “y apenas entré a Bellas Artes me chupe. Yo creí que sabía algo pero comparado a los estudiantes yo era una nulidad, porque mi profesor surrealista y el otro tenían sin embargo sus limitaciones”. Pero no se amilanó. “Yo venía con la intención de conocer a Humareda”. Fue en sus tiempos de estudiante en la ESEP que Alfredo supo de Humareda gracias a un raro libro editado por un tal Juan Villacorta Paredes sobre pintores peruanos, “y ahí estaba dedicado cuatro páginas a Humareda, una dedicada a su biografía con su retrato en terno todo serio, y tres cuadros en blanco y negro: Las brujas, El tango y La muerte. Yo Vi ese libro y me dije, este un artista famoso. Yo venía de admirar la pintura figurativa de Goya, Velásquez, Van Gogh, y en ese libro Humareda hablaba de estos pintores”. Pero volvamos a Lima en 1980. En una pensión que compartía, Alfredo se dedicaba en las mañanas a estudiar en Bellas Artes mientras  el resto del día trabajaba para una librería haciendo reproducciones de Renoir. En las noches en la soledad de su pensión con vista a un callejón la mejor compañía eran los poemas de un poeta turco.

Ama la nube, la máquina y el libro

Pero ante todo, ama al hombre

Siente la tristeza

De la rama que se seca

Del animal inválido

Pero siente ante todo la tristeza del hombre.

Nazim Hikmet.

Ivette: la mujer que mira

-¿A qué has venido aquí?

-A estudiar derecho- le mintió su hija.

Ivette en 1980 era una chica que se había escapado de su casa en Huánuco para venir a Lima a estudiar pintura. Cuando su papá descubrió la verdad fue a su pensión para señoritas dónde le comunicaron que su hija no estaba en la universidad sino en Bellas Artes. “¿Bellas Artes?” Se preguntó incrédulo. Fue hasta allá de inmediato, no planeaba quedarse mucho tiempo en Lima, seguro le horrorizaba que su hija estuviese sola en una ciudad tan grande y ajena, es que en Lima mucho roban, y por Bellas Artes no escasean los pirañas. Allí la encontró, a su hija pintando feliz. Apenas reconoció a su padre, ella corrió a abrazarlo mientras se le caían las paletas y los pinceles de la mano.  Con sequedad él le dijo: “vine a verte como estás andando”. Una pausa seca para voltear a ver el lugar con desdén, definitivamente no le encontraba belleza. “Estás estudiando está porquería con todos estos mequetrefes” le espetó mientras miraba a sus compañeros de pelo largo y pantalones acampanados. “Tú sabes que yo amo la pintura” fue lo primero que le respondió firmemente su hija. “Siempre has hecho lo que te dió la gana. Eres muy caprichosa”. Mientras continuaban conversando padre e hija, se acercó un compañero de Ivette, un escultor con su mandil todo manchado de yeso, a saludarla. “Hola Ivette”, y ella le respondió el saludo con “hola Tiburón”. El papá impresionado le dijo a su hija: “¿Qué has dicho? ¿Para eso te hice estudiar? ¿Para hablar jerga? Y ese mequetrefe es tu amigo. Bien Ivette, o te regresas conmigo a Huánuco a estudiar cualquier cosa y te sigo manteniendo, o te quedas acá pero solo te mando para que sobrevivas y no te mando para tus estudios”. “Me quedo, y no me mandes para nada”, le respondió su hija. Y así empezó su destino de pintora.

Hans Herrera y Alfredo Alcalde en su taller.

“Ibamos mi amiga Keiko y yo por el centro de Lima a buscar a los poetas malditos, a los intelectuales”. Lima entonces era una ebullición. Además de pirañas si uno se descuidaba se encontraba con Ribeyro, Oswaldo Reynoso o algún famoso pintor.  ¿Y a ti y a tu amiga las gileaban? Le pregunto. “Algunos nos gileaban, pero entre mi amiga y yo repartíamos golpes” me responde entre risas. Keiko fue su primera amiga en Bellas Artes, una chica extraña que pasó de repartir volantes de ETA en el sur de Francia a estudiar pintura. Ivette por otro lado era una chica con consciencia política que se hacía muchas preguntas en una época en que no era seguro hacerlo. “Ivette vamos  pero no hables cojudeces, aburres a los chicos”, le reclamaba su amiga cuando salían los sábados. Ivette no tenía remedio, le gustaban los libros y la política. Entonces como ahora muy pocos comprendían ese extraño afán. Como estudiante inquieta que era en una época inquieta, Ivette quería saber más, no solo pintar con una técnica limpia sino también con un sentido limpio, honesto, saber que su arte era un surco como trinchera desde donde combatir para contribuir a los demás. Un día se le acerca al maestro Revolledo diciéndole: “maestro yo quiero que usted me enseñe la hermosura de los trazos. Quiero que me enseñe a pintar”. Revolledo entonces era una de las máximas autoridades en grabado y uno de los primeros pinceles del Perú. “Y él me queda mirando, y me pregunta ¿Quién es tu maestro? Pancho Izquierdo, le respondo, a lo que el maestro me dice: lleva todas sus enseñanzas pero no su amor europeo”.

En el techo de un taller Pancho Izquierdo le enseñaba a pintar a Ivette. A la sazón entonces Izquierdo estaba en romances con la amiga de Ivette, Keiko, que para evitar la oposición de sus tradicionales padres japoneses lo tenía escondido en el taller donde les enseñaba a pintar a Ivette y a Keiko a la luz de las velas cuando un atentado dejaba en apagón la ciudad. Más tarde en la noche iban a Palermo con apagón o sin apagón.  Eran  días sin plata ni para los cigarrillos. Vida de estudiante. En esas salidas a Palermo el maestro Izquierdo le comentaba a Ivette: “hay un gran pintor, se los voy a presentar”. Poco después en la escuela Pancho les presenta a Víctor Humareda.

Bellas Artes: un juego de abalorios

“Alfredo era un pintor muy callado”, es la primera impresión que Ivette tuvo de Alfredo, “pero bien dedicado. El mejor del salón. Llamaba la atención”. Un día en que Ivette que veía a sus compañeros que no iban a almorzar, su buen corazón le hizo repartir entre ellos el manicito y habitas que había comprado en la calle. En eso cuando ya no tenía nada más para comer, salvó una manzana roja, ve a Alfredo, pintando callado y pálido, entonces se dió cuenta que no le había convidado a él. “Que voy hacer, le di mi manzana”, me cuenta Ivette. Y Alfredo lo recibe con gratitud diciéndole: “que chica tan buena”. Quizás ese fue el primer diálogo que tuvieron en Bellas Artes. Mientras Alfredo estaba absorbido por lo espiritual, Ivette estaba preocupada en investigar, qué estaba pasando en el país, por qué el Perú estaba así, por qué había tanta pobreza y qué se podía hacer para cambiarlo.  Ivette leía a Lenin, al Che, a Nietzsche, a Allan Poe, a Vallejo, las cartas a Theo. En fin, era otra juventud. “Y encima sufríamos lo que leíamos, lo que vivíamos”, cuenta Ivette. Mientras ella leía a Lenin, Alfredo estaba más interesado por los Krishna. Más opuestos no podían ser. Fue a través de una especie de sacerdote socialista, un profesor de Bellas Artes en que los destinos de Ivette y Alfredo se trenzarían definitivamente. “El maestro Félix Rebolledo hablaba con tanto amor, quería tanto a la gente con su humanismo, que su salón se llenaba durante sus clases, había que escucharlo desde los pasillos o desde las ventanas agazapándonos solo para verlo hablar.” Rebolledo tiene el cariño de los alumnos, como quien dice del pueblo, pero no de los otros docentes y maestros en la institución, como quien dice del Poder. “Entonces cuando se postula para director de Bellas Artes es que lo calumnian de senderista”. Sorprende recordar que entonces era bien peligroso pensar en voz alta. Si hoy es fácil que acusen a un hombre de violador, ayer era más fácil ser acusado de terrorista o simpatizante de terrorismo. A pesar de su inocencia como Jean Valjean, Félix fue recluido en el Frontón. Eran años de plomo.

La familia Alcalde Taboada.

La política, las ideas, las vivencias, las cosas fuertes como las llama Ivette alimentaban el arte de esos años entre los estudiantes. “La pasión por el otro en Bellas Artes era muy fuerte entonces”, agrega Alfredo. Mientras que para algunos pintar a los campesinos bastaba para hacer del arte una pintura socialista, para otros se trataba de ir más allá: pintar un mar bravo era mejor metáfora, porque el Perú estaba así. “Un mar azul embravecido y una avecita roja volando, eso tenía un profundo sentido”, dice Ivette. “Entonces llegaban muchas voces, el simbolismo estaba muy fuerte” menciona Alfredo, quien añade, “en esa época había un poeta turco que nos alimentaba mucho la parte humana, Nazim Hikmet, que gracias a ediciones populares que sacó Pancho Izquierdo llegaron a oídos de los artistas. De manera que todas las artes se conjugaban en esas ansias de dignificación del ser humano”.

En un ambiente estudiantil inquieto, ansioso de buscar nuevos caminos y encontrar respuestas a un país ensangrentado, en un contexto peligroso, con presencia de policías infiltrados como estudiantes, en Alfredo comienza a operarse un acercamiento a los problemas concretos del Perú de los ochentas sin dejar de lado su profundidad espiritual. Es entonces cuando la relación de Ivette y Alfredo se ata definitivamente como un poema de Nazim Hikmet. “Cuando a nuestros maestro lo toman preso nos íbamos los dos a la cárcel a llevarle víveres”, cuenta Ivette, “pero el maestro descentralizada la poca comida que llegaba para sus compañeros de prisión. Al maestro lo movía un espíritu de comunidad”. Cómo Jesús, Rebolledo reparte la comida que le traen a sus compañeros. Como Jesús muere entre delincuentes siendo inocente. Faltando una semana para que salga se da la infame matanza del Frontón. Cómo Jesús resucita si no en la carne, si en quienes lo reivindican.

Lo máximo que se puede enseñar es a formar un ser humano. Se forma con palabras, pero sobre todo con el ejemplo. Rebolledo supo dar las dos cosas con generosidad.

Humareda: el oficio de pintor

“Un hombre muy inteligente, muy gracioso y muy sarcástico”, recuerda Ivette de la primera vez que lo conoció. “Me acordé que en quinto de secundaria lo había estudiado, pero en ese momento no le di mucha importancia. Otro día en la escuela yo sentía que llegaba porque escuchaba su carcajada, y todos los chicos de Bellas Artes le seguían como procesión. Apenas escuchaba su carcajada yo también arrojaba mis pinceles y bajaba a unirme. En la cafetería íbamos  a escucharlo hablar. Él hablaba de los grandes personajes, de Víctor Hugo, de Gauguin, Shakespeare, Sartre, Van Gogh, Vallejo. Y un día el me pregunta ¿donde pintas? En el segundo piso, le digo, y él me dice: vamos a ver tu trabajo. Subimos. Lo vio y siguió mirando. Está bien, me dijo, vamos a seguir hablando. Salía de la escuela y me lo encontraba y lo primero que me decía era: ¿ya has terminado de pintar? Luego iba, veía mi trabajo y me daba sugerencias. Luego me invitaba a tomar un café en el centro. Entonces yo no lo llamaba maestro todavía, y tanto nos hicimos amigos que yo le llamaba Víctor, Victoloncito, Victolin, Victolito, porque era como un niño, era muy gracioso y nos divertíamos mucho. En la plaza 2 de mayo hacíamos que nos pusieran un tango y bailábamos en la calle. Y un día Víctor me queda mirando y me dice: “Ivette, tu vas a ser famosa”.

La primera vez que yo Hans Alejandro Herrera escuché de Víctor Humareda fue en la clase de mi malvada maestra de arte, allá por 1999. A Humareda lo llamaba cuellosucio y a nosotros, estudiantes de colegio estatal, nos llamaba Humaredas si notaba una pizca de sudor o mugre en el cuello de nuestras camisas.  Para mí desgracia a mí me tocaba su clase siempre después de recreo. No recuerdo que nos hablara más de él.

Corbata roja, un tongo y un pañuelo blanco sobresaliendo del saco como si fuera un lirio. Esa es la imagen que se tiene de Humareda. Esa, y el dejarle con la mano en el aire al mismo Szyszlo cuando se la tendió para saludarle. “Pregúntame si conozco a Vargas Llosa. Por supuesto que no, porque soy amigo de Sartre”, recuerda Ivette le dijo Humareda el día que la llevó a la galería a conocer sus pinturas.

“Un día me invita a una exposición de sus cuadros. Él me dice, mira estas son mis obras. Y yo me quedé mirándolas, sentí como si mi cuerpo se hubiera congelado de solo verlas. Y él me preguntaba ¿qué te parece? Y yo no le respondía nada. Me acerco a otra obra y el me vuelve a preguntar ¿qué te parece? Y no le respondía nada. Y terminamos de ver toda la muestra y él otra vez: ¿qué te parece? No le respondí nada. ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? Me pregunta con preocupación. Me le quedé mirando en silencio. Había cambiado para mí”. Y esa fue la primera vez que Ivette llamó a Humareda maestro. Desde entonces Ivette se vuelve alumna de Humareda, quien le enseña los misterios de la pintura que en Bellas Artes no se enseñan.

“Para mí tú eres el hijo que nunca tuve.”

Compañeros y padres.

La trayectoria de la línea

Nuestra amistad está condicionada. Tu ten su cuerpo, que yo me quedo con su espíritu”. Fueron las palabras de Humareda a Alfredo cuando se enteró que era novio de Ivette, y además que iban a ser padres. Para Humareda, la vocación de Ivette era un deber ser. Una entrega absoluta al arte para el arte, pero Ivette y Alfredo se habían enamorado y sus destinos eran pintar juntos. Humareda aunque enojado y algo decepcionado, lo aceptó.

Muchos años después y con dos hijos, Ivette fue a pedirle permiso al colegio para que sus hijos pudieran viajar con ellos a Europa para conocer de primera mano las obras maestras del arte en un viaje que tenían programado. El director accedió a darle ese permiso a cambio de una condición: que le dejé una rosa de parte suya a la tumba de Sartre.

Años atrás en Lima y con solo un niño todavía en pañales, Humareda era parte de la familia de Ivette y Alfredo. Humareda compartía el día con ellos, incluso comía la comida del bebé. Cómo un abuelo con su nieto.

En Amsterdam frente a un autoretrato de Van Gogh, Ivette quedó anonadada, no podía dejar de verlo y sentirlo en profundidad. Era la misma sensación cuando años atrás supo que Humareda era un Maestro. Después de un largo rato de estar de pie frente al cuadro, Ivette notó que sus manos se estaban mojando. Bajo la vista y vio que estaban húmedas. Estaba llorando y no se había dado cuenta. Con cierta sensación de vergüenza corrió al baño de mujeres para lavarse la cara, allí otra mujer que se miraba frente al espejo la vio entrar, reconoció esas lágrimas, también estaba llorando, fue al encuentro de Ivette y se abrazaron. Dos desconocidas que no compartían ni siquiera el idioma se abrazaban llorando. Casi cien años después Van Gogh era comprendido en toda su dimensión.

El arte es la religión del sentimiento” , Juan Manuel de Prada.

Años antes Humareda visitaba por última vez a Ivette, hablaron poco o mucho, no importa. Humareda sabía que era su última visita cuando se subió al taxi y desde ahí se despidió con un largo adiós. Murió pocos días después.

De vuelta a París, Ivette y Alfredo fueron al cementerio a cumplir su palabra al director del colegio. Mientras buscaban la tumba de Sartre se encontraron con un viejo compatriota de sus años de estudiantes. Frente a la tumba de César Vallejo, Ivette se puso a llorar. La rosa que era para Sartre se quedó con Vallejo.

Cuando nació Diego, el primer hijo de Alfredo e Ivette, fue puesto en una incubadora. Humareda le pregunto por qué, y el médico le contesto que estaba prematuro. “¿Prematuro para ver a las chicas a las 5:30?” le dijo Humareda. El primer día de vida de Diego Alcalde Taboada,  el pintor Humareda se dedicó a dibujarlo.

De Ivette y Alfredo se pueden contar muchas más historias, sus vidas dan para un libro o dos, historias tantas que apenas me atrevo mencionar una de cuando se fueron a vivir a la sierra de Lima mientras pintaban pueblitos, y como la gente más sencilla comprendió el valor de su oficio al punto de pedirles que les pintasen su casa, o de niños que se paraban largo rato frente al paisaje que retrataban para poder aparecer en sus cuadros. A ninguno de ellos les importaba cuánto valiese el cuadro o que famosos serían los pintores, pero si entendían lo mismo que el Papa Julio II cuando mando a Miguel Ángel pintar la Sixtina, y es la importancia del arte, lo que significa un paisaje, un retrato y aparecer ahí. El aliento de un instante congelado en la belleza de un trazo. El arte es un oficio cruel, porque duele al artista sacarlo de dentro y duele también al espectador al comprenderlo. Porque los artistas son los guardianes de la belleza, belleza que no se puede explicar, solo vivir, como Víctor Humareda que hizo de su vida una obra de arte.

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HANS HERRERA NÚÑEZ. (Lima, 1985). Vivió parte de infancia en Costa Rica, de regreso a Perú estudio Derecho en la Garcilaso y luego literatura. Se especializa en la obra de Roberto Bolaño y Chesterton. Ha colaborado con Dedo Medio y actualmente escribe en Lima Gris. También co-conductor del programa en radio Lima Gris de "Mirada Critica". Además ha aparecido en el celebrada película de ficción de Gustavo Meza, "Ciudad Ausente" (2015).

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Cultura

Martha Galdos, una voz en el espacio interior

Una entrevista realizada por Rodolfo Ybarra

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Martha Galdos es una cantante peruana de jazz y World music que vive y triunfa en Sao Paolo-Brasil. Ha trabajado con el artista portugués Luis Represas y el guitarrista de Amy Winehouse: Robin Banerjee; así como con el percusionista de Chick Corea y Esperanza Spalding: Richie Barshay. En 2016 representó al Perú en el Panamá Jazz Festival. Su canto se caracteriza por una voz melodiosa con matices agudos y un dominio escénico performático e hipnótico. Además de pertenecer a una familia de artistas, el pintor Enrique Galdos Rivas y la también cantante Blanca Galdos. Aprovechamos su presencia en Lima para hacerle esta entrevista sobre su canto y el trabajo de la voz.

-Cuéntanos, por favor, cómo ha sido tu evolución desde tu primer álbum Respiraré.

Respiraré representa la primera bocanada de aire como una creadora además de intérprete. Desde ya poder apropiarse de un tema, entenderlo y sentirlo es un desafío. Contamos en la historia con grandes intérpretes cuya versión de una música quedó para la posteridad. En mi caso fue atreverme a realizar arreglos musicales muy distintos a los originales. Para dar un ejemplo, un vals criollo en portugués (“Inocente amor” se la canté por teléfono a la propia Alicia Maguiña, que recibió bien la propuesta), un samba-jazz en festejo-jazz, entre otros. Hasta ahí hablamos de género o estilo musical. Siempre me llamaron la atención los arreglos complejos con ciertos desafíos vocales y las voces “trabalenguísticas”. Desde entonces, mi exploración personal fue hacia el lugar de la composición y la necesidad de expresar mi esencia desde la autenticidad, incluyendo la poesía.

-¿Cómo te ha ido con Aya T’ica?

Aya T’ica (flor ancestral o flor sabia en quechua) es una canción contemporánea latinoamericana con un significado universal: abrazar la vida, sentir la pulsión de ella. En esa búsqueda de una sonoridad propia, surgió un concurso por el Bicentenario de Chabuca Granda y decidimos participar. Entonces, al compartir algunos ingredientes como el landó, o el merengue venezolano (no es el dominicano, es un ritmo pegajoso pero diferente), Dante Ozzetti creó una música que evoca ancestro con un motivo constante en el bajo y percusión, una especie de shamanismo distintivo, y llamó a un letrista amazónico Joõazinho Gomes. Él encontró esa asociación entre el nacimiento del Rio Amazonas y Chabuca, ambos en Los Andes Peruanos, lo cual va trayendo una poesía epopéyica que asocia al Rio de Rios con la lágrima del Creador. Mi versión en español alimenta con otros términos como Altomisayuq o “sacerdote andino”. Lo que en portugués se denomina “Pajé”. La canción consta de tres partes y parece que hablará de los siete días de la creación y termina con la estrella de Belén. Las personas me preguntan “qué ritmo es” y me encanta no tener la respuesta.

El videoclip es otro viaje aparte (literalmente). Grabado con Iphone, una parte en el lecho de un río amazónico en Brasil durante la pandemia, con escenas de la Amazonía peruana y una parte en São Paulo, donde todo comenzó y desde donde evoco esa conexión con la naturaleza de la cual somos parte.

-El trabajo de la voz cantada implica un entrenamiento especial, cómo así también haces doblajes, imitaciones y hasta stand comedys. Esto es un don o es trabajo programático y esforzado.

Desde niña siempre tuve curiosidad y condición natural para imitar. En ese sentido podríamos señalarlo como un don. Ello me llevó a entender con el tiempo que es una facilidad para la profesión de locución y doblaje. Nunca he sabido contar chistes ni ser rápida para responder o ser sarcástica. Pero puedo imitar con facilidad una cantante, o contar un diálogo e imitar los gestos, voz e incluso asuntos que tocarían las personas que imito. Ahora soy clown en formación y sigo llevando cursos para poder estructurar mejor mis puestas en escena como stand up comedy. Son varios recursos, pero me gusta contar con una dramaturgia y un laboratorio para poder pulir y maximizar esas capacidades. De todos modos, este “don” me acompaña en mis shows, en mis trabajos y vida cotidiana.

-Este 18 de mayo te presentarás otra vez en Lima con el proyecto que has denominado “Volviendo”, cuéntanos al respecto. ¿Dejarás São Paulo para vivir en Lima?

Volviendo está en gerundio, porque volver a un país, a un lugar, toma un tiempo. Si bien regreso a mi tierra de nacimiento, fueron cinco años ininterrumpidos en Brasil. Siento que nunca dejaré de ser de alguna forma brasileña en parte. Al mismo tiempo nunca me sentí una peruana típica. Me siento del mundo, y creo que, dentro de nuestro propio país, que tiene pocos siglos de formado, hay varias nacionalidades, y me gustaría permearme más de ellas. Soy practicante de la “interculturalidad”. He decidido sí, que mi base sea Lima por ahora, sin que eso sea limitante para en un futuro poder trabajar algunas temporadas en otras latitudes. Los medios de comunicación actuales y la internet nos permiten ahora esa conectividad también.

“Volviendo” será una tertulia musical que tendrá dos partes, la primera con canciones escogidas vinculadas a mis viajes y exploraciones y una segunda donde compartiré composiciones, y con historias personales entre tanto y tanto. Les invito a mi universo ecléctico y a poder abrazarnos todos con la voz y las melodías que vendrán.

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Cultura

Eloy Jáuregui en su lugar

Eloy hizo del Queirolo su segundo hogar. Allí prácticamente habitó desde los años 70 con sus amigos poetas de HZ, según me lo recordó Oscar Queirolo. Allí yo solía encontrarlo, las veces que nos citábamos, en los últimos 20 años.

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Por: Edwin Sarmiento.

La fotografía de casi un metro de alto, de nuestro amigo Eloy Jáuregui, ya reposa en el lugar exacto que él quiso estar, en el Queirolo de sus amores, ubicado en la esquina de Quilca con Camaná, en el Cercado de Lima. Con el entusiasta auspicio de Oscar Queirolo, propietario del legendario restaurante-bar y la presencia de poetas del movimiento Hora Zero y de los miembros de la Tertulia del Chivo Castillo, fue develada la fotografía, por los periodistas Domingo Tamariz y Edwin Sarmiento. El rostro del poeta y prolífico cronista de impecable estilo había sido cubierto por una manta ayacuchana como expresión cultural de todas las sangres, como apuntó el poeta de HZ, Fernando Obregón. La ceremonia fue sencilla, pero de mucha calidez humana. Fue a la hora en que el lugar empezaba a poblarse por los comensales habituales del centro de Lima. Tamariz y Sarmiento recordaron pasajes de vida compartidos con el poeta, escritor, y cronista fecundo, compartidos a lo largo de casi medio siglo de trabajo periodístico, en distintas redacciones de la capital. Eloy fue un cronista muy querido por sus amigos, pero también visto con recelo por los envidiosos que no faltan. Él solía disfrutar, sin embargo, de unos y de otros. Para pintar al personaje que nos dejó los primeros días de enero del 2024, comparto las palabras de un amigo común, del poeta Miguel Silvestre, quien lo recuerda así:

En la redacción, en los almuerzos, en las enajenadas noches de bohemia dura, Eloy mostraba vereda y piso recorridos, lecturas y gusto omnívoro por la cultura. Leía de todo (su padre Néstor tenía un kiosco de libros en el Parque Universitario, y su mamá Juana lo alimentó con música criolla y tropical); lo oí en múltiples ocasiones hablar de Guillermo Cabrera Infante, José Lezama Lima y lo barroco; lo mismo que de Gabriel García Márquez, José María Arguedas, el Inca Garcilaso de la Vega o Guamán Poma de Ayala. Y en algunas ocasiones en los bares, en medio de los transportes y elevaciones de las bebidas, recordaba a César Vallejo de Intensidad y Altura en Poemas Humanos y decía: “Quiero escribir, pero me sale espuma, (…)/Quiero escribir, pero me siento puma; (…)”. Y seguíamos chupando. Amaba la música criolla, la música cubana, la música andina. Era un cultor de la salsa dura, el bolero, las diferentes vertientes de la mencionada raíz cubana.

Tenía su saoco para bailar. Paso chiquito, con elegancia, como se hace en la salsa de verdad. Y también le daba al canto. En medio de las conversaciones, hilando con el tema, metía a veces un bolero, un vals o un son, o un tema de Benny Moré. En los 80, después del cierre de edición, podíamos estar en el Pilsen de Jesús María, pasar a Las Pancitas de Quilca, el Queirolo del centro, la Máquina del Sabor de La Herradura, y terminar en la esquina de Abancay con Grau, en un restaurante con ventanales inmensos donde había unos lomos al jugo y unas chitas al vapor inconmensurables. Y harta chela. En ese momento, podían dar las 7 de la mañana. Y a las 9 a. m. o clock todos ya estábamos listos (y duchados) para un día más en la redacción. Siempre la música ha acompañado a Eloy Jáuregui. La Sonora Matancera, Benny Moré, Olga Guillot, Los Embajadores Criollos, Los Shapis, Chacalón, La Flor Pucarina, la Fania, Willie Rosario, Ray Barreto, Ángel Canales, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Justo Betancourt, Irakere, Van Van. Manolito Simonet, Isaac Delgado, y un larguísimo etcétera.

Eloy hizo del Queirolo su segundo hogar. Allí prácticamente habitó desde los años 70 con sus amigos poetas de HZ, según me lo recordó Oscar Queirolo. Allí yo solía encontrarlo, las veces que nos citábamos, en los últimos 20 años. Ni los niños pirañas que atacaban en mancha por la calle Quilca y aledaños en los años 80, ni los apagones de todas las noches que los terroristas ocasionaban en Lima, ni la ausencia de sus amigos poetas, músicos, artistas y periodistas que fueron dejando el Queirolo en esos años aciagos, hicieron que Eloy dejara de ir a este lugar que para él representaba la vida misma. Por esos años su amistad con Oscar Queirolo creció y se robusteció, tanto que cuando el poeta cayó postrado, al borde de la muerte, atacado por el Covid-19, Oscar le llevaba a su casa un buen sancochado, para que su debilitado cuerpo se recupere, según me decía Eloy. Para recrear la relación de Eloy con el Queirolo de Quilca con Camaná, voy a compartir pasajes de una crónica escrita con la belleza y frescura que da la edad de un grupo de estudiantes del Quinto Ciclo de periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas:

El movimiento artístico que reunía poetas, músicos, narradores y demás integrantes de Hora Zero tenían dos hogares: la vivienda de cada uno y el Queirolo. Era su paradero ideal. Óscar Queirolo, el actual propietario del restaurante-bar junto con sus hermanos, jamás los olvidará. Eran chicos de 20 años, muchos de origen provinciano, que iban todos los días al bar, con o sin dinero; pero siempre terminaban con un cuba libre y otros piqueos en su mesa. ¿Recitaban en público? Casi nunca. Siempre a un miembro de Hora Zero le tocaba invitar. Eloy Jáuregui, Miguel Burga, Carlos Ostolaza, Jorge Pimentel, Tulio Mora y muchos otros artistas llegaban al bar al mediodía y tras acalorados debates de política, poesía, películas y libros se retiraban antes de la puesta del sol. Óscar y Eloy recuerdan que en el bar no se escribía; en el bar se debatía.

La familia Queirolo, dueña del bar, tiene raíces en Génova, Italia. En 1920, se abrió el local con el nombre La Florida. Recién en 1958, con el padre de Óscar como dueño, se cambió al nombre actual: Bodega Queirolo. Desde ese entonces, se ha puesto mayor énfasis en la venta de tragos y comidas para dejar completamente de lado los abarrotes. Ahora, Óscar y sus hermanos son los propietarios. El Queirolo es un templo de la sabiduría, no del alcohol. «En los bares de Lima de mediados del siglo XX uno conversaba, codo a codo, con grandes intelectuales de la época como Pablo Macera, Luis Lumbreras, Martín Adán y Raúl Porras Barrenechea, y así uno se formaba una concepción del país», dice Eloy Jáuregui. El cronista tuvo dos escuelas en la década de los 70: la Universidad Mayor de San Marcos y el bar Queirolo. Del primero no se acuerda nada; del segundo, casi todo. Los poetas de Hora Zero aprendieron de literatura, arte y política en un bar que no te hacía perder la conciencia.

En el acto de develación de la fotografía de Eloy, se hicieron presentes los miembros de la Tertulia del Chivo Castillo, Domingo Tamariz, Justo Linares, César de los Heros, Mariano Bailón, Henry Aragón, Edwin Sarmiento y los poetas Fernando Obregón y Hernán Flores.

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Cultura

Contraloría detectó graves irregularidades en contratación de Joinnus

El contundente Informe de la Contraloría halló irregularidades cometidas por los funcionarios Teresa Zenaida Quiroz Silva, José Antonio Vargas Oropeza y Walter Santos Galdós Morales, de las oficinas de Administración y Abastecimiento del Ministerio de Cultura. Asimismo, se recomendó a la ministra Leslie Urteaga que realice el deslinde de responsabilidades correspondientes.

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Tras las diversas denuncias del presunto lobby que se habría realizado desde el despacho de la ministra de Cultura Leslie Urteaga Peña para favorecer a la empresa Joinnus de Credicorp, y tras los informes reveladores del Órgano de Control Institucional adscrito a la Contraloría General de la República, que evidenciaron graves irregularidades en el servicio de la venta de entradas a Machu Picchu y tras el informe de Osce, que confirma que el contrato firmado con Joinnus fue irregular; por lo visto, la Contraloría continúa hallando más perlas negras en dicha contratación.

El informe de Control Específico N° 015-2024-2-5765-SCE ratifica que la contratación de servicios de la empresa Joinnus es irregular, porque luego del riguroso trabajo del Órgano de Control Institucional, se halló hechos irregulares precisamente en la contratación de servicios para la venta de boletos electrónicos para el ingreso a 23 espacios culturales.

¿Cuál fue específicamente el hecho irregular?

El Ministerio de Cultura contrató el servicio de gestión de venta de boletos electrónicos para la entrada a 21 espacios culturales, mediante dos órdenes de servicio, por montos que no superaran las 8 UIT, considerando un valor estimado que comprendía únicamente el servicio de alquiler de la plataforma tecnológica y la gestión de pagos, sin contemplar el importe estimado por comisiones de dicha venta, que implicaba ejecutar procedimientos de selección en el marco de la Ley de Contrataciones del Estado y además se suscribió una adenda para incluir 2 espacios culturales, a pesar de no contar con debido sustento, afectando de esa manera la legalidad de un procedimiento administrativo, limitando así la participación de otros postores.

Aquel servicio de control especifico comprendió el periodo de 1 de junio de 2023 al 31 de enero de 2024 y corresponde al análisis de la documentación desde el requerimiento de gastos de servicios presentado por la Oficina General de Administración, hasta la emisión de las órdenes de servicios n° 03480-2023-S del 4 de agosto de 2023, y la n°04938-2023-S del 18 de octubre de 2023; la revisión y análisis de la documentación que sustenta la suscripción de las Adendas n° 1 y la n° 2, del 7 de noviembre de 2023 y 19 de enero de 2024, respectivamente, y finalmente, a la Contratación realizada con la Orden de servicio n° 003480-2023-S; así como la documentación existente en los archivos de la sede principal del Ministerio de Cultura, en San Borja, Lima.

Informe de Contraloría deja sin piso a ministra Leslie Urteaga Peña.

Los 21 inmuebles prehispánicos, museos e instituciones Museables que obtuvieron recaudación por venta de boleto electrónicos son:

En Lima, El Museo de Arte Italiano, Monumento Arqueológico y Museo de Sitio de Pachacamac y el Monumento Arqueológico Caral-Supe.

En Ancash, el Monumento Arqueológico Chavín de Huántar y el Museo Nacional Chavín.

En Cajamarca, el Circuito Turístico Urbano comprendido por el Cuarto de Rescate, la Iglesia de Belén, el Museo Arqueológico y Etnográfico del Conjunto Monumental Belén. También el Sitio Arqueológico de Ventanillas de Otuzco y el Monumento Arqueológico Cumbe Mayo.

En Ica, el Boleto Turístico Parcia Aéreo de las Líneas y Geoglifos de Nazca, la Torre Mirador Líneas de Nazca y el Museo Arqueológico Tambo Colorado.

En Puno, el Monumento Arqueológico Sillustani, el Monumento Arqueológico y el Museo Lítico de Pukara.

En Lambayeque, el Museo Tumbas Reales de Sipán, el Monumento Arqueológico y Museo de Sitio Túcume, el Monumento Arqueológico Nacional Bruning y el Museo Nacional de Sicán.

En La Libertad, el Complejo Arqueológico y Museo de Sitio de Chan Chan, y el Complejo Arqueológico Huacas del Sol y la Luna-Moche. 

y en Ayacucho, el Sitio Arqueológico de Intihuatana-Pomacocha y el Museo Yacimiento Arqueológico y Museo de Sitio Wari.

El total de recaudación en estos 21 espacios culturales, dependencias del Ministerio de Cultura durante el 2022 fue de S/8 186 203.20. A partir del cual la comisión de control realizó el calculo proyectado con el porcentaje estimado de 4,2% de comisión ofertada por Joinnus SAC, obteniendo el importe de 343 820.53, por cierto, un monto que resulta de 8 UIT (39 600 soles); y ese gasto por comisiones de ventas no fue incluido como criterio para la determinación del valor estimado de acuerdo a los TDR.  

Cuadro n° 5 (Recaudación por venta electrónica de boletos de 21 espacios, durante 2022)

Adenda incluyó dos espacios culturales adicionales en Kuélap y Cusco

El 07 de noviembre de 2023 el director de la OAB/Mincul, Walter Santos Galdós Morales en representación del Ministerio de Cultura y la empresa Joinnus SAC suscribieron la Adenda N°01 a la Contratación realizada por servicio de implementación de Plataforma Tecnológica Virtual para los Visitantes de Bienes Inmuebles Prehispánicos, con el fin de modificar el punto 8 “Plazo y Lugar de ejecución del servicio”. Y en la misma se establece que: Adicionalmente, el servicio contratado se ejecutará en los siguientes sitios culturales:

-Kuélap

-Cusco, al cual se considerará una comisión de 3.9% y para los demás espacios culturales se mantiene el 4,2%.

De acuerdo a las necesidades del Ministerio de Cultura se podrá ampliar el servicio de la implementación de la plataforma digital a otros espacios culturales, previa comunicación de la Oficina de Administración, de ser el caso.

Conclusiones

Como resultado del servicio de Control Especifico a Hechos con Evidencia de Irregularidad practicado al Ministerio de Cultura, el órgano de la Contraloría concluye lo siguiente:

Que los funcionarios de la Oficina General de Administración y Oficina de Abastecimiento del Ministerio de Cultura, tramitaron la contratación de dos servicios vinculados con la gestión de venta de boletos electrónicos para la entrada a 21 espacios culturales, los cuales fueron formalizados  como contrataciones menores o iguales a 8 Unidades Impositivas Tributarias (UITs), mediante la emisión de 2 órdenes de servicios del 4 de agosto de 2023, y a su vez la Oficina de Abastecimiento determinó el valor de dicho servicios sin tomar en cuenta como criterio adicional el porcentaje de la comisión por entrada vendida y transacción efectuada, a pesar que ambos conceptos son fondos públicos.

Recomendación

A la señora Ministra de Cultura realizar las acciones tendentes a fin de que el órgano competente efectué el deslinde de las responsabilidades que correspondan. En especial a Teresa Zenaida Quiroz Silva, Directora del sistema Administrativo IV de la Oficina General de administración; José Antonio Vargas Oropeza Director del Sistema Administrativo III de a Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración y Walter Santos Galdós Morales Director del Sistema Administrativo III de la Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración.  

Con este contundente informe se concluye que la contratación de la empresa Joinnus se realizó de manera irregular. La ministra de Cultura Leslie Urteaga deberá explicar porque se buscó beneficiar a la empresa de Intercorp.

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Cultura

Chicha y ron, una historia de chanchos

Dramaturgia y dirección de Patricia Montero

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El Centro Cultural de la Universidad del Pacífico y LA FLECHA estrenarán el próximo sábado 04 de mayo la obra de teatro para toda la familia Chicha y ron, una historia de chanchos, dramaturgia y dirección de Patricia Romero, con un el elenco conformado por Claudio Calmet, Pedro Pablo Corpancho, Joaquín Escobar, Valquiria Huerta y Astrid Villavicencio.

Chicha es un cerdito que sueña con ser nadador. Un día, Chicha salva a una gallina de morir ahogada, lo que hace que se corra el rumor de que es un prodigio de la natación. La noticia llega a oídos de Ron, un cerdo que lidera la revolución porcina contra la opresión humana. Ron decide liberar a Chicha de su cautiverio y llevarlo a participar en un concurso de natación. Su plan es que Chicha gane el primer premio y demuestre al mundo que los cerdos son dignos de respeto. Chicha emprende una aventura junto a Ron. En el camino, se encontrarán con muchos obstáculos, pero también con grandes aliados. Por un lado, conocerán a Titino, un simpático perrito que les ofrecerá su piscina para que Chicha pueda entrenar. Pero también tendrán que enfrentarse a Fifí, una gata malvada que hará todo lo posible por sabotear su plan. ¿Podrá Chicha cumplir su sueño? ¿O se rendirá ante las dificultades y los peligros?

“Dirigir esta obra ha sido un viaje precioso. Los actores han dado vida a personajes entrañables que conducirán a los niños a vivir divertidas aventuras. Usando la creatividad, transformamos objetos simples en montañas, túneles y piscinas. Utilizamos títeres y teatro de sombras para transportar a los pequeños a diferentes lugares en un abrir y cerrar de ojos. Los personajes cantan en vivo, y sus pegajosas canciones harán que los niños quieran bailar y cantar junto con ellos. Hemos creado un universo muy divertido con un hermoso mensaje, para que grandes y chicos se enternezcan y disfruten al máximo”, nos comenta la directora y dramaturga Patricia Romero.

Con este montaje, Centro Cultural de la Universidad del Pacífico inicia la temporada 2024 para toda la familia. Chicha y ron, una historia de chanchos se presentará en el Teatro de la Universidad del Pacífico, ubicado en el Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María. Las entradas están a la venta en Joinnus. Las funciones son los sábados y domingos las 4:00 p.m. Estacionamiento gratuito sujeto a disponibilidad.


INFORMACIÓN IMPORTANTE

  • CHICHA Y RON, UNA HISTORIA DE CHANCHOS
    Dramaturgia y dirección: Patricia Romero.
  • ELENCO: Claudio Calmet, Pedro Pablo Corpancho, Joaquín Escobar, Valquiria Huerta y
  • Astrid Villavicencio.
  • Temporada: del sábado 4 de mayo al domingo 21 de julio. 
  • Días de función: sábados y domingos a las 4:00 p.m.
  • Lugar: Teatro de la Universidad del Pacífico (Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María).
  • Venta de entradas: Plataforma web Joinnus exclusivamente. Boletería no disponible en el teatro.
  • Link de venta: 
  • https://www.joinnus.com/events/theater/lima-chicha-y-ron-una-historia-de-chanchos-60922
  • Preventa: hasta el 3 de mayo. Válida para las funciones del 4 al 26 de mayo.

PRECIO PREVENTA: 

Adultos: S/35.00

Estudiantes y niños: S/20.00

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Cultura

Lomas El Mirador, trekking, rapel y aventura en un lugar que espera ser redescubierto por todos los turistas en SJL

Un lugar autogestionado por sus propios vecinos que de la mano de Jorman Cabello ofrecen en las lomas horas de aventura extrema en medio de la naturaleza.

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Verano, cae la tarde en el distrito más poblado del país. Quinientos años antes los habitantes de la serranía surcaban caminos empedrados y agrestes llevando productos típicos de las alturas, hasta llegar a lo que hoy son conocidas como las lomas El Mirador, para luego seguir su camino cuesta abajo. En lo alto, donde ahora se levanta una torre de electricidad, el antiguo hombre observaba por el Este la vastedad del valle de Lurigancho (o Rurincancho, como se conocía antes de la colonización), llena de vegetación, bosques y riachuelos; y por el Oeste el mar recibiendo a un anaranjado sol. Esa espectacular vista ahora ha variado en uno de sus lados; hace como quinientos años, desde lo más alto de la ciudad el aventurero aún puede contemplar el más bello y sonrojado atardecer, divisando a lo lejos los barcos y a los aviones elevándose por encima de las nubes.

Durante los siglos y decenios el ser humano se ha encargado de ir transformando lo que antes era espacio y dominio de la naturaleza, de los animales silvestres y del fluir del agua que caía libre de las quebradas de ese distrito. Mantener uno de los pocos espacios naturales resulta una batalla titánica, ya sea por los invasores de terrenos, por una ciudad que poco a poco va creciendo de manera frenética y acelerada, pero que en cada estiramiento ignoran lo que antes ahí había. Afortunadamente existe la organización ambientalista “Haz tu mundo verde”, en cooperación de todos los vecinos de las lomas El Mirador, se encargan, contra viento y marea, de preservar ese mágico lugar oculto por el tiempo y también por sus autoridades, limpiando la zona de desechos, llenándola de color, y sobre todo difundiendo para que no solo los vecinos de San Juan de Lurigancho (SJL), sino también turistas nacionales y extranjeros, vayan a conocerla.

Durante mi última visita a las lomas tuve la oportunidad de conversar con Jorman Cabello Arzapalo, director general de la organización ambientalista, quien muy amablemente me contó sobre la historia del distrito, el compromiso que tiene por conservar las lomas, y los proyectos a futuro que se vienen, eso sí, todo a favor del propio vecino luriganchino.

En primer plano, Jorman Cabello, y de fondo el distrito de SJL.

Desde lo alto de una gigantesca piedra, donde se ubica uno de los extremos del puente colgante que puede ser disfrutado por todos los visitantes, Jorman nos ve subir con esfuerzo la gran escalinata colorida construida por todos los vecinos. Ya en el primer punto, nos va explicando la importancia que tenía ese pasaje natural en la antigüedad, sobre el paso de los chivateros, las huacas olvidadas por el Ministerio de Cultura pero que antes eran centros administrativos, religiosos, o de recolección de los Rurincancho; el esfuerzo que viene realizando, junto con historiadores, antropólogos como Julio Abanto, y muchos ambientalistas en dotar de identidad al nuevo habitante de SJL, haciéndoles conocer la historia del distrito para que de alguna manera se vayan borrando prejuicios.

Así como las lomas de Lachay (Huaura) o de Lúcumo (Pachacamac), las lomas El Mirador (ubicada entre el límite de SJL y El Rímac) ofrece un día lleno de aventura y deporte extremo, pues los visitantes pueden realizar una buena y extensa caminata por las lomas, apreciando el atardecer durante la temporada de verano o caminando entre la vegetación en invierno, para luego animarse a cruzar por el puente colgante; o para los más intrépidos también existe la opción de hacer rapel.

Para llegar a las lomas El Mirador el visitante puede bajar en la estación del tren ‘Los Postes’ y de ahí tomar una moto que les lleve hasta la misma puerta que da inicio a la caminata, en el pueblo joven Nuevo Perú. Para mayor información y reserva de entradas para una visita guiada al número: 977 694 111.

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Cultura

Exposición “El árbol de la muerte” de Hugo Salazar Chuquimango

La muestra del artista Hugo Salazar Chuquimango conformada por una pintura de 120×120 cms. y dibujos con los personajes que la habitan, se presentará del 26 de abril al 30 de mayo. Ingreso libre.

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La exposición “El árbol de la muerte” consta de una sola obra pintada al óleo y doce trabajos de pequeño formato en técnica mixta. La obra principal da título a la exposición y representa en cierta medida un develamiento simbólico sobre la idea de humanidad. La muestra busca documentar, mediante fragmentos ilustrativos, partes importantes para la construcción de esta única obra pictórica.

Hugo Salazar Chuquimango explica sobre esta obra que tiene una carga fuerte en simbología. “En este caso, empezando por un recorrido serpenteante que encapsula su narración iconográfica. La comunión con el árbol invertido contiene imágenes arquetípicas, ramificadas como en la estructura mental, a partir de experiencias personales y que se comparan con elementos universales”.

Asimismo, el artista toma el siguiente escrito del psicoanalista suizo Carl G. Jung:  “El árbol representa la evolución de las fases del proceso de transformación y sus frutos y flores significan la coronación de la obra”, como base teórica y fuente de inspiración para esta exposición individual que culmina un proceso creativo que inició en el año 2019 con la muestra “El árbol de la vida”.

Por su parte, Fernando Torres anota: “El surrealismo que identifica el trabajo de Hugo Salazar se remonta al 1,500 cuando Hieronymus Bosch producía universos de personajes oníricos, cuyo simbolismo constituía un desafío. Con ese referente consciente o inconsciente, ha desarrollado un lenguaje similar que se puso de manifiesto en El árbol de la vida y ahora el de la muerte, dos condiciones inexorables de la existencia”.

La muestra podrá ser visitada del 26 de abril al 30 de mayo en oficinas de Viajes El Corte Inglés de Miraflores (Av. Angamos Oeste 624). El horario de visita es de lunes a viernes de 9 a.m. a 6 p.m. y sábados hasta las 2 pm. El ingreso es libre.

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Cultura

Editorial Caja Negra: escritores responden a las declaraciones de Claudia Ramírez

Los más de 30 autores perjudicados le responden a la dueña de la editorial.

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El caso de la editorial Caja Negra continúa sin resolverse, son más de 30 escritores que denuncian el incumplimiento de contrato y deudas por regalías. En nuestro informe anterior titulado “Más de 30 escritores denuncian a editorial Caja Negra” publicamos las dos versiones de las personas implicadas, tanto de los denunciantes como de la denunciada Claudia Ramírez Rojas, dueña de la editorial peruana que ya lleva 13 años en el mercado.

Ayer se comunicaron con Lima Gris representantes del grupo de escritores que han hecho pública su denuncia en redes sociales, ellos señalan que algunas de las respuestas que ha dado Claudia Ramírez y que fueron publicadas en el informe pasado, no son ciertas. Por ello, nos enviaron un comunicado donde refutan la versión de la directora de la editorial Caja Negra.

Aquí el comunicado:

“Nosotros los 30 autores perjudicados por la editorial Caja Negra queremos refutar lo que dice Claudia Ramírez, dueña de la editorial, y reafirmar los puntos que estamos reclamando.

  1. Claudia dice “Esto que ha sucedido es muy puntual y coyuntural”, pero hay casos anteriores al 2020.
  2. Claudia muestra un tono conciliador, pero ya antes ha dado cronogramas de pagos y cartas de compromiso. No los ha cumplido.
  3. Sobre el incumplimiento de impresión dices “pero también en el contrato hay plazos, hay tiempos”. En tus contratos no los hay y es por eso que Pedro Barreda y Gonzalo Franco aún no ven sus libros. Vienes prometiendo el registro en la Biblioteca Nacional del Perú desde enero, hay chats que lo demuestran.
  4. Estamos reclamando los pagos de regalías de 29 autores. Solo para 10 autores (los representantes) el monto suma S/. 22 454. y S/. 23 820 en aportes iniciales.
  5. Pedimos transparencia en los procesos de la editorial Caja Negra. Hay casos de incongruencia en los reportes de ventas, las ventas declaradas no corresponden con lo reportado por librerías como El Virrey y Communitas.
  6. Al momento de rescindir contrato, una de las autoras menciona que esperaba le devuelvas el 50% de ejemplares impresos que le correspondía según contrato inicial. Sin embargo, le has devuelto un número escaso de ejemplares, dando a entender que nunca se imprimieron los 1000 del tiraje acordado.
  7. Karem Fernández-Dávila te reclama poco más de 300 libros y solo 1938 soles. Y aún así, no puedes cumplir con prontitud. Tampoco puedes entregar libros sobrantes (contemplados en los contratos) como muestra de voluntad. ¿No están impresos?
  8. Hoy, 22 de abril, vemos tu tono conciliador, pero viene con trampa: cláusulas de confidencialidad. No las aceptamos.

Está bien que señales a las librerías. Queremos una reforma editorial. Queremos más poder para el autor. Queremos la potestad de corroborar tus simples reportes de ventas con el historial que nos entreguen las librerías. Y que esa potestad la tengan todos los autores. Basta de vivir de confiar, sea la editorial que sea.

Por ahora, queremos que muestres voluntad para los pagos. Nosotros estamos dispuestos a escuchar, pero no aceptaremos cronogramas extenuantes. Sin una muestra de tu buena voluntad, es difícil que te creamos. Como Heiner Valdivia, a quien le escribes luego de dos años para resolver su situación. Queremos una muestra de tu sinceridad, como la devolución de los libros sobrantes (los cuales ya deberían estar impresos). Dejamos clara nuestra postura hacia una conciliación, pero con demostraciones de esa buena voluntad”, se lee ene el comunidado.

Efectivamente, como mencionan los autores perjudicados, los contratos que hemos revisado no tienen fecha exacta para la impresión de los libros realizados por la editorial Caja Negra. Y como señalan los escritores, hay casos que ya llevan varios años como el del escritor Heiner Valdivia Rodríguez.

Este delicado tema se podría convertir en un asunto penal, debido a que los autores vienen evaluando denunciar a la editorial Caja Negra por presunta estafa.

Como señalan los escritores perjudicados: “Queremos una reforma editorial. Queremos más poder para el autor. Basta de vivir de confiar, sea la editorial que sea”. Ante este hecho no se ha pronunciado la Cámara Peruana del Libro (que organiza la FIL de Lima) ni el Ministerio de Cultura. Mientras tanto, lo único que reciben los más de 30 escritores afectados, son solo promesas.

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Cultura

Lima 13, Voz Propia y Carlos Compson encabezan el festival Lima New Wave 2024

¡Prepárense para una inmersión total en las profundidades de la oscuridad musical! El Festival Lima New Wave está a punto de abrir sus puertas el próximo 30 de abril en el emblemático escenario de Yield Rock, situado en Plaza San Martín.

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En esta edición, Lima New Wave convoca a los más destacados exponentes de la escena oscura de Lima. Desde los icónicos Voz Propia, Lima 13 y Carlos Compson, el cartel rebosa con nombres que han marcado la pauta en la música underground. ¿Estás listo para sumergirte en las corrientes sonoras más intensas de la ciudad?

Pero Lima New Wave no se detiene en la nostalgia del pasado; también abre sus puertas a las nuevas promesas del género. Bandas como Último Refugio, Góngora, La Reina de los Condenados y Jardín Nocturno, estos últimos provenientes de la ciudad de Huancayo, emergen como heraldos de una nueva era en la escena dark, aportando frescura y vitalidad a este universo sonoro.

El escenario de esta experiencia única será el icónico Yield Rock, ubicado en Carabaya 815, Plaza San Martín. A partir de las 8:30 pm, el lugar vibrará con la intensidad de las guitarras distorsionadas y las letras que exploran los rincones más oscuros de la psique humana, creando una atmósfera inigualable de misterio y energía.

La venta de boletos se lleva a cabo exclusivamente a través de WhatsApp, en el número 948 143 275. ¡No pierdas la oportunidad de sumergirte en el Lima New Wave 2024 y descubrir los matices más profundos de la música alternativa!

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