Alan García es un personaje endémico en el país. Su megalomanía feroz le hace pensar que es el visionario elegido para hacer grandes cosas por el Perú. Y en el colmo de su trastorno mental se ve en el espejo como un ser omnipotente que tiene el derecho de vulnerar a todo aquel que se cruce en su camino u ose cuestionarle.
Este personaje que parece sacado de la más oscura de las novelas negras, ha tenido el descaro de escribir un artículo de opinión en El Comercio (no podía ser en otro medio) para despercudirse de todos sus “pasivos” que datan desde hace 32 años; pero que cargará sobre sus hombros hasta el día que Nosferatu decida llevárselo en sus llamas.
En aquel desafortunado articulo su titular es más que hilarante: “Otros presidentes se venden. Yo, no”. Dice así aquella frase que sin duda si leyeran cualquiera de los 31 millones de peruanos, saltarían de carcajadas por el atrevimiento; o quizá romperían en llanto por un inmediato sentimiento de impotencia por la indignación de saber que aquel ente aún subsiste inmune en nuestro ecosistema social.
Y muy orondo, como en las épocas cuando decía: “Quien no la debe no la teme”, hoy se ufana, y escribe sobre la absolución que le otorgó la Corte Suprema en el año 1992 al archivar definitivamente las acusaciones que le abrió el Congreso por enriquecimiento ilícito, por la era Siragusa, BCCI, Zanatti, Gran Caimán. Pero lo que no dice, es que aquella vez él se valió de la bendita prescripción, que por desgracia es lícita en algunos casos penales.
Seguidamente, proclama en sus apócrifas líneas que el propio Ministerio Publico le inició una exhaustiva investigación en febrero de 2013 por Desbalance patrimonial, y cuya conclusión fue la inexistencia de desbalance en su patrimonio, y por tanto no hubo enriquecimiento ilícito. Lo que no menciona García es que aquella vez fue el propio Fiscal de la Nación José Peláez Bardales quien lo libró de polvo y paja; y que entre los dos peritos que designó para las pesquisas uno era aprista.
La absolución vino con valor agregado, porque su resolución cobró la condición de Cosa decidida. Pero eso no fue suficiente, porque Peláez Bardales de corazón aprista, aunque él siempre lo ha negado; incumplió sus funciones en su rol de Fiscal nacional, y prácticamente se convirtió en el “abogado” de su amiguísimo García, y nuevamente le libró de responsabilidad alguna, al excluirlo de la investigación por los narcoindultos en junio de 2014, y como premio mayor, antes de cesar en su cargo de Fiscal de la Nación, declaró improcedente el pedido del procurador anticorrupción de aquel entonces Christian Salas.
El hecho es que, la ciudadanía en general, el sector político, e incluso la propia prensa nacional, sabe, y conoce de las artimañas del partido de la estrella; para manejar el Poder Judicial a su antojo; porque el tarjetazo de compañero en el partido es la manera de operar a la hora de tentar los puestos claves en la esfera estatal. No por algo en el gremio de los abogados se sabe que desde hace décadas en la Villarreal se formaban hombres de “derecho” con la consigna de defender en el futuro la causa aprista.
La congresista y ex procuradora anticorrupción Yeni Vilcatoma denunció públicamente las presiones que sufría de parte del entonces ministro de Justicia Daniel Figallo en el gobierno Humalista, y cuyas frases revelaban una realidad nacional que hoy todos los peruanos podemos comprobar; él le dijo: “Odebrecht pone y saca presidentes”. De igual forma, se ha comprobado que: “Alan García pone y saca jueces”.
Por eso, aquel funesto juez Jesús Soller Rodríguez de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Lima anuló los informes de la Megacomisión presidida de manera dispersa por el congresista Sergio Tejada.
Aquel juez Soller, además falló a favor del recurso de amparo presentado por García, y archivó el proceso constitucional presentado en su contra por el caso Narcoindultos. Finalmente el que se inmoló y terminó en la cárcel por aquellas gracias presidenciales de conmutar penas, y liberar a narcotraficantes, fue otro de los vasallos de García: nada menos que Facundo Chinguel. Algo semejante hicieron en su momento otros leales vasallos apristas que purgaron condena: Agustín Mantilla, Rómulo León Alegría, y Aurelio Pastor.
Los actos de corrupción de parte del gobierno aprista continúan desentrañándose a raíz de los descubrimientos delictivos de la brasileña Odebrecht, y sus asociaciones con dos expresidentes peruanos procesados.
Aunque actualmente otro de los inmolados es el ex-viceministro de Comunicaciones del gobierno aprista Jorge Cuba, que se encuentra preso por haber recibido en Andorra 8.1 millones de dólares de Jorge Barata como coima para la adjudicación de la obra de la línea 1 y 2 del Metro de Lima. Y ¿por qué no se habla de su sobrino que transfirió dicha suma al Banco BSI, que a su vez pertenece al Banco brasileño BTG Pactual? que es una entidad que trabajaba con Odebrecht. Y que por “pura coincidencia” ese mismo Banco BTG contrató y pagó 100 mil dólares a Alan García para dar dos conferencias. Lo único claro de todo, es que Cuba ha sido un testaferro, y se inmoló por García y por el exministro Enrique Cornejo, que fueron, los que realmente firmaron la resolución para dar la buena Pro a Odebrecht para la ejecución de dicha obra.
Actualmente la Fiscalía especializada en delitos de corrupción de funcionarios se encuentra investigando a Alan García por las presuntas coimas recibidas para la adjudicación del proyecto Olmos a la brasileña Odebrecht que finalmente fue quien la ejecutó.
Precisamente, los tentáculos del partido de la estrella ya vienen moviendo sus fichas para poder acaparar la Corte Suprema con jueces apristas, porque el concurso para seleccionar cuatro magistrados supremos se viene desarrollando, a pesar que el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) viene favoreciendo a jueces apristas; y con la destitución del juez Segundo Morales Parraguez, pretenden que su reemplazo lo cubra la aprista María Zavala, exministra de Justicia del segundo gobierno de García. ¿El objetivo? Con Zavala como miembro del CNM la consigna sería que ella delibere en la selección de los próximos supremos, a favor de magistrados apristas. De esa forma se prepararía un futuro blindaje a favor de García, y hacia otros apristas que enfrenten investigaciones penales.
Asimismo, se pretende preparar el terreno para el que reemplace a Duberlí Rodríguez como Presidente del Poder Judicial para el periodo 2019-2020, cuya candidatura recaería en el aprista y juez supremo Ángel Romero. No olvidemos que el actual ministro de Justicia Enrique Mendoza Ramírez, es amiguísimo, y fue compañero de carpeta de Alan García (Al parecer AG también pone ministros en el gobierno de PPK).
Así como el recordado salsero Héctor Lavoe que fue el Rey de la puntualidad; Alan García se ha convertido en el Rey de la impunidad; pero, no hay mal que dure cien años. Y en algún momento los magistrados apristas se extinguirán; y surgirán nuevos fiscales, y nuevos jueces, valientes, que no se dejarán amedrentar por el poder, y las influencias políticas.
No hay que perder la fe, y tampoco hay que temer; pese a que actualmente son recurrentes las famosas querellas por difamación; por eso muchas veces la prensa calla, y muchos se abstienen de opinar, y se inhiben porque se ciñen a ese principio legal que habla sobre la presunción de inocencia; que dice: “Toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario”. Es por eso que AG se despacha a diestra a siniestra en su twitter proclamando que es el ser más inmaculado de la política.
Algún día el Perú celebrará, pero no por la esperada clasificación de la selección al mundial de futbol… ese día llegará cuando un juez libre dicte prisión para Alan García luego de corroborar las evidencias, y/o los medios probatorios que finalmente comprueben su responsabilidad