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Cultura

Adelanto de la novela “La casa de los vientos” del escritor Gabriel Rimachi Sialer

Primer capítulo de la nueva novela del escritor Gabriel Rimachi Sialer.

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Era martes cuando empezó el verano en Lima. Octavio lo recordaría así tiempo después: era martes y acababa de regresar de la clínica cuando sonó el teléfono. Al otro lado de la línea, la voz de su madre le anunciaba la gran noticia: Acabamos de vender la casa a una constructora, tenemos una semana para mudarnos, la demolerán en quince días ¿No te alegra, guapo? Van a levantar un edificio de esos modernos y nos darán dos departamentos, tu tía hizo un buen trato. Octavio no recordaría lo que había respondido entonces, solo que tuvo la conciencia de que algo en su pecho se derrumbaba con violencia, como derrumbarían días después la casa de su infancia.

Faltaban apenas tres días para la navidad y varias calles habían sido decoradas con luces de colores que titilaban al ritmo del sonido sintético de los villancicos. Octavio estaba acostado en su cama pensando en la noticia de la casa, en la imagen de las paredes cayéndose con los bulldozers pasándole encima, pero los villancicos atravesaban las ventanas y le provocaban una angustia que ya conocía porque venía de tiempos muy lejanos, de momentos que hubiera preferido no recordar. Se levantó, cogió su casaca y las llaves del auto y salió rumbo a la casa de sus padres. Cruzó Belén, Angamos y Santa Cruz, el parque Baden Powell y Manuel Tovar. Pasada la medianoche la ciudad suele estar poblada de sombras que se diluyen brevemente entre la luz de los postes y las luces navideñas que sobreviven enredadas como decoración en los árboles de los jardines. Lima es, a esas horas, una ciudad silenciosa y oscura donde la vida se esconde entre los matorrales, los oscuros pilares de los edificios o las esquinas alejadas de la avenida Arequipa.

Estacionó el auto en Triana con Retiro. Octavio apagó el motor y se quedó mirando la enorme casona en la que había crecido. Las buganvilias arrojaban ya sus flores por sobre la pared que rodeaba la casa y el gran jardín interior donde alguna vez sembraron astromelias; en el segundo piso alguien acababa de apagar la luz del baño ¿Sería mamá? Sus padres se habían divorciado hacía mucho tiempo. El reloj del auto marcaba las dos de la mañana y el cielo encapotado apenas si dejaba distinguir algo parecido a una luna. Apoyados los brazos sobre el timón, Octavio se quedó mirando la puerta principal mientras lo devoraba la noche. ¿Cuántas veces habría atravesado esa puerta durante el tiempo que vivió en ella? ¿Cuántos silencios encerraban esas paredes? Apoyó el mentón sobre sus brazos y sintió un ligero temblor recorriendo su columna.

—¿No olvidas tu botella de refresco?

—No, mami, ya la metí en mi lonchera.

—¿Y tu sándwich, guapo?

—También, mamá, ¿ya nos vamos? Mis amigos me están esperando en el colegio, hoy es la actuación del tercer grado.

—Espera que te acomodo la corbata, tan guapo mi poeta precioso —le apretó ligeramente las mejillas, Octavio sonrió—, mi Antonio Machado chiquito que ya está en el tercer grado. Listo, ya está.

El Inmaculado Corazón quedaba cerca de su casa y la caminata siempre resultaba refrescante “Un buen ejercicio para el espíritu”, le había dicho mamá alguna vez. En la esquina del colegio ya se veía a los alumnos caminar solos o acompañados de otros chicos, rumbo al ingreso principal donde la Miss Teresa los esperaba con una sonrisa, agitando el brazo para que llegaran a tiempo. Mamá había entrado y le había dado un beso en la frente “Que te vaya bien, mi amor, tu papá te va a estar viendo desde la sala de profesores, yo me voy por ahí a esperar la actuación”. Octavio la vio alejarse y entrar en la cafetería. Su papá, que enseñaba filosofía a los alumnos del quinto año, conversaba con sus colegas en un apartado del patio. Era el profe para todos sus estudiantes. Para él, era su papá.

Cuando Octavio encontró a sus compañeros, ya estaban organizando la formación para rezar el padrenuestro de cada mañana. El padre Richard los dirigía haciendo señales con los brazos. Era alto, muy gordo y de barba espesa. Debía odiar el dirigir a los niños todas las mañanas porque su rostro se encendía cuando alguien no respetaba la formación. Octavio vio a Mariano en una de las filas y se sonrieron. Uno de los chicos, que estaba en la parte de atrás, le dio un codazo al compañero de al lado y le dijo:

—Mira, mira, mira… ahí va el marica narizón.

—Uy, el hijo del profe, el delicadito ¿Por qué no me la agarras un rato como me la agarra tu mamá, cabrito? —dijo el otro frotándose la entrepierna.

Octavio borró su sonrisa, agachó la cabeza y siguió caminando. Se formó delante de Mariano y todos empezaron a rezar.

La clase de matemáticas era la primera del día; no había cosa más aterradora y aburrida que empezar la semana entre sumas y restas. Octavio podía memorizar largos poemas de poetas latinoamericanos o europeos, pero las matemáticas eran otra cosa. Por eso el recreo era el escape que él y sus amigos necesitaban para olvidarse de los números. Cuando sonaba la campana, el viento fresco de la libertad entraba en el salón para aclararlo todo. Alejar las brumas. Los chicos corrían al patio con una pelota bajo el brazo, formaban grupos y se distribuían los puestos: tú serás arquero, tú defensa, nosotros delanteros, y así. Los demás iban a la cafetería o simplemente se quedaban dando vueltas, conversando sobre la última película que habían visto en la televisión la noche anterior.

Nadie iba a jugar al jardín que estaba detrás de la capilla, solo Octavio, Mariano y Juan Carlos, que lo habían convertido en su espacio personal. Apenas llegaban, dejaban las loncheras con estampado de los Muppets, se aseguraban de que no hubiera nadie más que ellos, y Mariano ponía su cara de puchero:

—¿Qué telenovela vamos a interpretar hoy? —preguntaba entornando los ojos—. Yo quiero ser Fiorella Menchelli, el viernes vimos con mi mamá el capítulo entero de Carmín y estaba linda.

—Ah, no, pues —se quejaba Octavio— yo quería ser Fiorella, además soy igual de flaca y bonita.

—¿Bonita? —reía Juan Carlos— con esa nariz no podrías besar al profesor Tovar.

—Es cierto, Octavio —decía Mariano, con un tono condescendiente— con esa nariz, nou nou nou. Además, yo soy más bonita.

—Bueno, ya, está bien, tú serás Fiorella Menchelli, y Juan Carlos, como siempre, será nuestro galán hermoso de ojos negros. Yo seré entonces la tía mala…

A los ocho años tienes la conciencia de que hay cosas que están bien y cosas que están mal. Octavio sabía que esos juegos, donde él y sus amigos eran completamente libres, no eran buenos porque no eran comunes, pero ¿a quién le importaba si ese mundo, su mundo, era todo lo que les importaba durante los quince minutos que duraba el recreo?

—Hoy vas a recitar en la actuación ¿no? —preguntó Juan Carlos.

—Sí, me aprendí un poema muy hermoso de Antonio Machado ¿sabían que es brasileño? ¿Han leído sus poemas? Son hermosos.

—No —respondió Juan Carlos— no me gusta mucho la poesía, yo de grande quiero ser actor de telenovelas.

—Y yo seré una actriz hermosa —intervino Mariano, modulando su voz; era bonito, Mariano, sus facciones eran finas, sus ojos eran claros, su cabello era dócil.

—Sí —dijo Octavio— serás la más hermosa de todas, más hermosa incluso que Fiorella Menchelli.

Sonó la campana y todos salieron disparados rumbo al salón. Cuando entraron, dos de los chicos que estaban sentados al fondo le silbaron a Octavio como si fuera una chica, ¡Ahí viene el poeta cabrito! ¡Cabrito narizón! Gritaron. Entonces entró la Miss Carmen y todos quedaron en silencio.

Le decían la jirafa porque era una mujer enorme, altísima, su cabeza casi llegaba al umbral de la puerta del salón. “La jirafa…”, susurró Octavio, cuarenta años después, sonriendo en su auto. La mirada era brillante ahora bajo la noche sin luna que cobijaba Lima a esas horas. “Mi querida jirafa… tan enorme como su corazón…”, susurró.

—¿Y cómo están ahora, chicos?

—¡Muy bien, Miss Carmen! —respondieron todos a una sola voz.

—¿Ya están listos los que actuarán el día de hoy en “El día del padre Rector”?

—¡Pregúntele al poeta!  —gritaron del fondo, todos se rieron.

Miss Carmen dirigió su mirada a Octavio y Mariano y les preguntó:

—Chicos, ¿ya están listos?

—Sólo Octavio, Miss Carmen —respondió Mariano, entornando los ojos— él recitará el poema de un brasileño y también bailará negroide, yo no haré nada.

—Bueno, Octavio, confío en que todo saldrá Okey. Tú no te preocupes que estaremos apoyándote. Recuerda: subes, recitas el poema, haces la reverencia, bajas del estrado y corres al salón de al lado donde estarán los demás chicos preparándose para el baile. Te vistes rápido, yo estaré ahí para ayudarte y listo. Todo saldrá bien, ¿sí? Mi niño lindo… —le dijo la Miss Carmen, acariciándole la cabellera.

Octavio asintió con una sonrisa enorme. Adoraba a la Miss Carmen y ella lo adoraba a él. Era el niño que mejor se portaba desde que había empezado el primer grado, el que mejores notas tenía y el que menos problemas daba. Y ahora, además, iba a representar al salón por haber ganado el concurso de poesía de los juegos florales del Inmaculado Corazón. Tremendo honor.

Primaria y secundaria se había reunido en el patio. Eran poco más de novecientos alumnos en total. No hacía mucho calor así que nadie lo pasaba mal; además, siempre era mejor estar de pie en una actuación que sentados en clases aburridas esperando el timbre del recreo. Octavio había escuchado esto último en boca de algunos chicos durante uno de los recreos más largos, pero estaba convencido de que eso estaba mal. Al colegio se iba a estudiar y aprender, a pedirle a Jesús cada mañana por los más necesitados, y a querer cada día más a la Miss Carmen.

El padre Rector estaba sentado en primera fila observando los actos artísticos. Los demás curas sonreían entre sí murmurando algo durante y después de cada actuación. Los profesores civiles estaban también ubicados en los asientos principales. Los padres de Octavio no aparecían por ningún lado. Octavio subió al estrado, se puso delante del micrófono y sintió las miradas encima suyo. Los chicos de su salón le hacían muecas desde sus sitios, le hacían señales con los dedos; otros ni siquiera lo miraban. Los demás alumnos solo miraban al cielo esperando a que se acabara todo eso lo más pronto posible.

Al fondo, cerca de la puerta, vio por fin a su mamá y a su papá haciéndole señas de aplausos. Octavio entonces aclaró la garganta y empezó.

Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!, / que una fontana fluía / dentro de mi corazón. / Di, ¿por qué acequia escondida, / agua, vienes hasta mí, / manantial de nueva vida / de donde nunca bebí? / Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!, / que una colmena tenía / dentro de mi corazón; / y las doradas abejas / iban fabricando en él, / con las amarguras viejas / blanca cera y dulce miel. / Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!, / que un ardiente sol lucía / dentro de mi corazón. / Era ardiente porque daba / calores de rojo hogar, / y era sol porque alumbraba / y porque hacía llorar. / Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!, / que era Dios lo que tenía / dentro de mi corazón… Muchas gracias”.

Los aplausos estallaron al fondo del ambiente y fue creciendo hacia adelante. Octavio, con sus ocho años a cuestas, sintió el calor de la gratitud por el poema aprendido. Mamá y papá también aplaudían al fondo, aunque papá no tenía la misma sonrisa de mamá, pero qué importaba, el acto había salido bien.

Apenas termines el poema, bajas y corres al salón para ponerte el traje de negroide, le había dicho la Miss Carmen, y así lo hizo. Octavio bajó del estrado con cuidado y luego corrió al salón donde estaban los demás muchachos que iban a actuar con él. Todos ellos eran parte del coro del colegio y tenían su misma edad o eran uno o dos años mayores. El coro era una actividad interesante dentro de las propuestas artísticas del colegio porque les permitía algunas veces salir a participar en eventos o concursos con otros colegios que también tuvieran un coro. Octavio y Mariano eran parte del coro, pero solo Octavio bailaría con todos los chicos un negroide que había ensayado durante semanas. Dentro de su corazón solo estaba la alegría de que mamá y la Miss Carmen lo habían oído recitar perfectamente cada verso.

Entró corriendo al salón y cerró la puerta tras de sí.

—Chicos, ¿ya están listos para el baile? —Preguntó emocionado y feliz.

Eran veinticinco los niños de ocho, nueve y diez años que estaban en el salón. La Miss Carmen no estaba por ningún lado, seguro había ido a la cafetería o a coordinar el sonido de la canción con los encargados de la consola. No había ningún otro adulto. Los chicos rodearon a Octavio.

—Miren pues, al cabrito —dijo uno de ellos.

—El poeta narizón —dijo otro.

—Poeta maricón, más bien —dijo un tercero, más grande que los demás.

—Mi papá dice que a los maricas les gusta la caca —dijo alguien por ahí.

—Qué asco… —intervino otro —aunque, a lo mejor a nuestro poeta le encanta la caca también… ¿por qué no lo bautizamos?

Los gritos de los chicos se confundían con los aplausos del patio donde se realizaba la actuación. Mientras lo rodeaban, Octavio buscaba desesperado con la mirada a la Miss Carmen, pero era inútil, ella no llegaría sino hasta mucho rato después, luego de que le llenaran la camisa de basura y cáscaras de fruta que sacaron del tacho, luego de bañarle el cabello con escupitajos y flemas, después de salpicarle la cara y los brazos con témperas y tierra de alguna maceta. ¡Píntenle las piernas al cabrito! Gritaron, y Octavio se sacudía en el piso para intentar liberarse de las manos que le agarraban el trasero, que le pellizcaban los testículos, que la jalaban las tetillas, ¡Por favor, por favor!, gritaba, pero sus lamentos se ahogaban entre las risas y los golpes y la basura entre su cuerpo y la camisa. ¡Por favor, por favor!  Rogaba, pero era en vano. Dos chicos más grandes lo agarraron de las manos mientras otro le pintaba la cara con un plumón verde en medio de las risas y los insultos. Arrastrándose casi a ciegas por las lágrimas que se mezclaban con las témperas que chorreaban de sus cabellos, logró liberarse de los compañeros y salió corriendo hacia un salón cercano. Entró y cerró la puerta, quería respirar, pero no podía, el llanto lo ahogaba, el cuerpo le temblaba. Al niño de ocho años, la estrella del coro, no le alcanzaba la voz para llamar con un grito ahogado a su mamá, que lo buscaba con la mirada en el patio de honor. Vio entonces una carpeta y se metió debajo de ella. Enroscado como un caracolito intentó controlar su respiración. Se preguntaba por qué, por qué, por qué… y entonces estalló en llanto.

Cuando la pena que uno lleva dentro es más grande que uno mismo, todos los sonidos exteriores desaparecen. Octavio nunca supo si fueron segundos, minutos u horas el tiempo que permaneció debajo de aquella carpeta, solo recordaba una eternidad de llanto y después haber visto un brazo adulto aparecer bajo la carpeta, con una pulsera dorada en la muñeca, una mano que se abría y cerraba, y una voz —la de la Miss Carmen— atravesada por la pena, que le decía: “Tranquilo, tranquilo, conmigo estás seguro, Octavio, no va a pasar nada, mi niño, estás seguro, ven conmigo, tranquilo… qué te han hecho, mi poeta…”. Entonces Octavio se abandonó a esas manos cálidas que lo sacaron y lo abrazaron hasta que llegó su papá y se lo llevó cargado entre sus brazos. Octavio no recordaba con claridad cómo había salido en ese momento del colegio, cómo es que a su papá le habían dado de pronto permiso para retirarse del trabajo y llevárselo a su casa; pero sí estaba seguro de que él no le había dicho absolutamente nada durante todo el camino, solo lloraba desconsoladamente; el hombre grande que él adoraba no le había preguntado qué era lo que le había pasado, por qué estaba así con la ropa rota y orinada de espanto, lleno de basura y flemas y témperas en el cabello; solo lo había cargado hasta la casa a donde ya había llegado su mamá hecha un mar de lágrimas.

—Baña al niño —le ordenó papá— y acuéstalo, que descanse. Conversaremos de esto en la cena.

Pero llegó la noche y no se habló de nada. Octavio comió, con ese suspiro acelerado que tienen los que lloran con el corazón, mientras su madre lo miraba en silencio.

—¿No vas a decir nada sobre lo que le pasó al niño? Si no llega la Miss Carmen ¿qué hubiera pasado? —preguntó mamá, pero papá solo se puso de pie y se fue a su dormitorio, mudo, y apagó la luz.

Aquella noche Octavio soñó que caminaba por la orilla de un río de barro, y que una mujer vieja, con un largo mechón blanco entre sus cabellos negros, se le acercaba mientras le decía que él iba a ser “un gran varón, un gran varón, un gran varón”. Eso recordó al despertar, como un eco lejano que se iba perdiendo con la claridad de la mañana. Al día siguiente no fue al colegio y tampoco los días que siguieron. El fin de semana papá se apareció con un saco que llenó de arena y colgó en el jardín.

—Ven acá, Octavio, hoy vas a aprender a defenderte de los demás.

Octavio se acercó con miedo. Él era sumamente delicado, lo sabía, era consciente de eso, no le gustaba la violencia ni las peleas ni la sangre y prefería leer poesía y ver telenovelas antes que pensar siquiera en golpear a alguien. Pero papá también lo sabía.

Estiró los brazos y papá le cerró los puños con violencia. En el jardín el sol quemaba la piel al mediodía y evaporaba el agua con que habían regado el jardín por la mañana, y Octavio estaba ahí, frente al costal de arena, dándole golpes una y otra y otra vez.

—¡Así no, carajo! —gritaba papá —¡Tienes que golpear girando la espalda! Toda la fuerza está en la espalda, nace de ahí —decía mientras lo cogía con fuerza de los hombros y lo ubicaba frente a su adversario de yute relleno de arena— y luego sigue la ruta del brazo y el puño. ¡Golpea!

Octavio temblaba. Lanzó un golpe.

—¡Golpea bien, carajo! ¡Así! —y papá lanzaba un golpe que hacía girar el costal.

Octavio entonces golpeó una y otra y otra vez y las lágrimas empezaron a brotar y seguía golpeando y los brazos le dolían, las muñecas le dolían, los dedos le dolían, los nudillos pelados le dolían. “Ya no puedo, papá, —dijo en algún momento— ya no puedo”. Pero tenía que seguir dándole al costal hasta que se le doblaron las rodillas y el llanto nuevamente y la saliva que salpicaba y papá mirándolo con cólera porque no era, no iba a ser jamás, el hombrecito que él había esperado. Desde la ventana de la cocina, apretando entre sus manos el secador de los platos, mamá miraba toda la escena con el grito contenido.

¿Por qué tenía que soportar toda esa mierda si no les había hecho nunca nada? Pensaba Octavio, apoyado en el timón de su carro mientras la noche empezaba a disiparse y las luces navideñas se apagaban poco a poco. ¿Por qué si era tan solo un niño?

Pero no tenía respuesta. Solo más y más preguntas en ese rostro ya adulto y surcado por las lágrimas, con un gran vacío en el corazón.

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Cultura

IX Festival Nacional “Pianistas del futuro”

No te pierdas el festival que se realizará en Trujillo.

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Este importante Festival se vienen consolidado en un evento importante a nivel nacional, agrupando a entidades educativas de piano del Perú, donde niños y adolescentes, demuestran sus habilidades musicales a través de la interpretación de obras de grandes compositores: Mozart, Beethoven, Rachmaninov, Schubert, Liszt, Schumann, entre otros, reflejándose el trabajo en equipo que realizan pianistas, maestros y padres de familia.

Este festival brinda a los pianistas una experiencia de aprendizaje, enseñándoles sobre la preparación para una competencia, donde se enfrentan a un público y un gran jurado, además de una valiosa autosuperación la cual les permite a muchos pianistas llevarse a casa premios, para lograr esto implica muchas horas de práctica para dominar cada aspecto de las piezas musicales, asimismo les ayuda a crecer como músicos aprendiendo de sus errores, fallas, les ayuda a identificar problemas, trazarse metas y crecer de sus experiencias, los ganadores de este festival vienen participando en concursos internacionales y ganando interesantes premios.

Pueden participar de este Festival: niños y adolescente del Perú de 6 hasta los 17 años de edad, categoría A, B, C y D. Etapas: inscripciones hasta el 09 de junio Preselección-virtual y las etapas presenciales Semifinal y Final, el viernes 13 y sábado 14 de septiembre 2024, en el Teatro Municipal de Trujillo.

PREMIOS: Primeros Puestos:  Categoría, A: S/ 1,500.00, B: S/ 1,500.00, C: S/ 2,500.00 y D: S/ 4,000.00. Medallas, diplomas y 02 conciertos como solistascon dos orquestas sinfónicas en Trujillo y Lima.

Segundos Puestos:  A: S/ 800.00, B: S/ 800.00, C: S/ 1,000.00 y D: S/ 1,500.00. Medalla y diploma.

Terceros Puestos, categorías A, B, C y D: S/ 400.00, medalla y diploma.

PREMIO EXTRAORDINARIO: Premio “mejor interpretación de la música peruana”: S/ 500.00 soles, para categoría: B, C, D. Medalla y diploma y 02 conciertos como solistascon dos orquestas sinfónicas en Trujillo y Lima.

Mantener la continuidad por 10 años consecutivos de este proyecto musical ha sido difícil, pero se logra gracias al importante apoyo de la Municipalidad Provincial de Trujillo y personalidades amantes del arte: Aarón Miranda, Nina Pinillos, Piedad Aramburú, Enrique Goytizolo, Vicente Bustamante, Lura Mannucci, la Asociación Pro Música, Hotel Paraíso y Hotel Colonial, realmente estos apoyos son un ejemplo de colaboración pública y privada.  Así expresó la presidente de CEPROCUT Sra. Maruja Alemán.

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Cultura

Percy Murguía: acordes a la luz de una vela

Lee la columna de Hélard Fuentes Pastor

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Por Hélard Fuentes Pastor

Percy Murguía creció en un entorno familiar de mucha música, donde las reuniones se realizaban en medio de cantos y sus tíos las engrandecieron tocando una guitarra. Él, aún pequeño, los vio y no solo los admiró, también quiso imitarlos, darle continuidad a esa destreza con que sostenían el cuerpo y rasgaban las cuerdas de dicho instrumento, sin imaginar que sería el guitarrista más notable de su hogar.

― Mi papá y mamá no practicaban música, pero mis tíos sí tocaban. Mirándolos aprendí a los trece años ―comentó con entusiasmo el músico peruano que, además, recuerda haber estudiado apenas con la iluminación de una vela.

Aquellos tíos fueron Justo Murguía y Walter Escarza Murguía, quienes lamentablemente fallecieron. Ambos se volvieron su principal referente, dada la cercanía que tenían con su padre, Percy; no obstante, también los parientes de su madre, Gloria Huillca ―quien es natural de Tinta― tocaban música, pero él no los llegó a conocer en ese momento debido a la distancia geográfica entre Arequipa y Cusco.

― De mi abuelo de línea paterna decían que tocaba música, pero yo nunca lo vi y de parte de mi mamá, tampoco vi tocas a mis abuelos ―recordó Percy―. El instrumento que predominó en mi familia fue la guitarra y en otros la mandolina. 

La educación media fue esencial en su quehacer artístico, pues en el colegio N° 40381 organizaban veladas culturales, allí sus compañeros bailaban y él tocaba la guitarra, a veces junto a sus tíos y otros profesores. Aquellas presentaciones tenían una dinámica particular, no solo participaban en el distrito de Caylloma, donde nació, también visitaban pueblos aledaños: Orcopampa, Andahua, la Mina Bateas, Espinar, por mencionar algunos. Esas salidas se realizaron cuando ya estaba en quinto año de secundaria, con la finalidad de recolectar fondos para su promoción.

― Íbamos como una caravana artística, la Mina nos ponía el carro y nosotros cobramos entrada para recolectar fondos.

Esas veladas solían realizarse por la noche y generalmente en los últimos años de estudio. Unos cantaban, otros bailaban, recitaban poemas, en una dinámica sencilla y plenamente artística, pues no se bebía licor. Hoy en día, aquellas experiencias pasaron al recuerdo, pero en su memoria permanecen intactas como la enseñanza de sus maestros.

― Tuve como profesor de matemáticas a Jorge Concha Flores, quien era chuquibambino y tocaba guitarra. Él organizaba al grupo y nos llevaba. Pero todos los profesores colaboraron, los que sabían danza, etcétera. Tengo la dicha de encontrarme con mis maestros de primaria y de secundaria. Estoy en permanente comunicación con ellos. Siempre me dieron su apoyo.

Entonces, supo que la guitarra lo acompañaría el resto de su vida, pese a que a lo largo de su desarrollo musical llegó a utilizar como complemento la mandolina o el charango. El momento clave para ese profesionalismo fue el tránsito del colegio a los estudios universitarios, en los años 80.

― Cuando estaba estudiando todo iba bien, pero al terminar la secundaria, salí becado. Mi papá trabajaba en la mina, por lo que tenía una relación con los ingenieros y me dijo tú tienes que estudiar ingeniería. Vine a Arequipa a seguir mecánica eléctrica. Soy bachiller y me sentí obligado a elegir esa carrera.

Felizmente, cuando cursaba tercer año, se enteró de la existencia de la Escuela de Música en la Universidad de San Agustín. Es curioso, porque se integró a la estudiantina, donde conoció a un profesor que le dijo: «si tú eres bueno, por qué no estudias música». Se trataba del catedrático Óscar Bueno Ramírez. Y sin que sepan sus papás decidió postular e ingresó a dicha carrera profesional. Naturalmente, al enterarse, lo tomaron a mal, pensaron que Percy iba a dejar la ingeniería y hasta le llegaron a limitar el respaldo económico que recibió en los primeros años de su formación.

― Vivía con unos tíos y ellos le contaron a mis padres que estaba más con la guitarra que con los otros estudios ―contó su anécdota―. Ahora mis papás se sienten orgullosos y recién se dan cuenta de cuánto valía también la música, la cual es una profesión. 

En esta etapa ratificó su gusto por la música peruana, independientemente de que en los cinco años de formación universitaria, le inculcaron el género clásico; incluso, sostuvo que antes no había partituras de temas peruanos y la mayor dificultad fue adaptarse a cosas nuevas para él, a una técnica diferente hasta en el modo de tocar la guitarra.

― La técnica clásica que he aprendido en la universidad, ahora la he volcado a la música popular y es lo que me está dando éxito.

Percy tiene muy buenos recuerdos de su etapa juvenil. Aprendió mucho en manos de profesores como: Alejandro Dávila, Roxana Vento, Sócrates Díaz, entre otros; por supuesto, recibió mayor influencia del doctor Dávila, que siempre lo acompañó en su desarrollo profesional. Recuerda con cariño a la gente de la Tuna, donde conoció a Leoncio Barrenechea, cuando la integró los dos últimos años de estudios, y, en la estudiantina, a don Alberto Peña Rodas; allí participó más tiempo. Entonces, era rector Rolando Cornejo Cuervo, quien apoyó a los músicos:

― Me exoneró la matrícula, el comedor, todo gratis, con la condición de que toque en la tuna y la estudiantina. Participé en las actividades de la universidad.

― ¿Es difícil ser artista? ―pregunté.

― Es difícil porque muchas veces la gente te margina. No saben de qué estás hecho. Lo que llevas dentro ―respondió.

Percy ―que a la fecha tiene catorce discos y ha recorrido varias ciudades a nivel nacional y mundial― comentó que la música requiere disciplina, práctica constante, apertura. No hay día que deje de ensayar. Luego, poco a poco, alcanzó importantes logros, ganando la admiración de sus contemporáneos y rindiendo homenaje a quienes constituyeron un paradigma en su vida, como el maestro Raúl García Zárate, Pepe Torres, Manuelcha Prado, John Williams, Cholo Berrocal, José y Víctor Dávalos, entre otros.

― Cuando di mi primer concierto en Lima, Raúl García ya me había dado clases y asistió a mi presentación, no lo noté hasta que ingresó al camerino. Ha sido una gran alegría tener a un maestro, considerado el padre de la guitarra andina. Él nunca quería ir en taxi, siempre en bus y jamás dejó de hablar quechua.

― Hablando de estos temas, de la dimensión musical ―interrumpí―. Para ti, ¿qué define a la música arequipeña?

― El estilo del vals arequipeño, por ejemplo, no es bailable, es un vals romántico diferente al limeño. Un «Al pie del Misti» no lo puedes bailar; es netamente de salón, para escuchar. 

― ¿La música arequipeña es nostálgica?

― La nostalgia viene de la serranía. Yo he vivido eso y lo transmites.

El artista arequipeño ha llevado la esencia de su tierra a diferentes países. Ha recorrido Sudamérica, México, África, pero su mayor logro no está en los viajes, sino en academizar la música cayllomina con orquesta sinfónica, es decir, otorgarle un nivel académico. Esa propuesta se piensa difundir este año en Bolivia y Argentina.

― ¿Hasta qué punto podemos preservar los ritmos originales de nuestra música peruana? ―cuestioné recordando el debate en torno a la gran Yma Sumac.

― Yo también soy crítico como José María Arguedas, estoy en contra de que cambie la originalidad. Lo que trato de difundir es tal y como está; mantengo la autenticidad.

― ¿Y es permisible realizar algún cambio?

― Cuando es necesario, sí. Por ejemplo, si se orquesta alguna música popular es ideal realizar la introducción porque si no son muy monótonas. Se repite, se repite, se repite, por eso hay que estructurarlo un poco para que sea audible y no canse al público.

Finalmente, dialogamos sobre el aporte de la música local a la construcción de una identidad nacional y las reflexiones que Percy Murguía nos brindó, resultan, por demás, interesantes:

― Es un aporte porque la música arequipeña posee una identidad propia. Arequipa, inclusive, es la única región del Perú que tiene seis géneros musicales. No hay en Lima, pues solo está su marinera limeña, polca, vals criollo y su huayno. Puno dos: su marinera puneña y su huayno pandillero. Cusco similar. Mientras que Arequipa: vals y marinera arequipeña, pampeña, yaraví, huayno chuquibambino, cotahuasino, etc.; y en el Colca, la huayllacha, que estamos proponiendo como Patrimonio Cultural.

― La riqueza no solo es gastronómica, arquitectónica, si no musical ―reflexioné despidiéndome de aquel artista que conserva el espíritu de un niño, admirando a García Zárate, a Los Errantes; y que, de conocer a estas importantes figuras, de haber sido cargador de guitarra, pasó a compartir escenario con cada uno de ellos.

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Cultura

Los devaneos del poder y las ilusiones perdidas

Una entrevista realizada por Carlos Rivera

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Manuel A. Gago Medina (Huancayo, 1958) es un ingeniero   mecánico de la UNCP (Universidad Nacional del Centro del Perú) quien dice que sus únicas lecciones de lenguaje y literatura las obtuvo en el Colegio Salesiano con sus recordados profesores Jorge Nicho y Teófilo Acuña. Se mueve como pez en el agua pergeñando columnas de opinión en un conocido portal y dos diarios importantes.  Cayó seducido por una historia que lo llevó a escribir una potente novela política que nos conduce por vericuetos insospechados colmados de imágenes sugerentes y un placentero “clima narrativo” como diría el escritor y abogado Raúl Mendoza Cánepa. Aquí una pequeña entrevista:

¿Cómo nace el proyecto de tu novela El locutor tartamudo?

Hace 6 o 7 años colaboraba con una joven estudiante de ciencias de la comunicación. Fungía de extra en sus cortometrajes. Una tarde, después de filmar escenas en los arenales de la playa Santa María se me ocurre decirle por qué no hacia un corto de humor negro, sarcástico sobre la época terrorista, porque todo lo visto eran melodramas gastados. Andrea, mi amiga, me dijo haz el guion. Según yo, comencé a hacerlo. No era guion, pero con todo lo escrito y los continuos cambios, surgió la novela. 

¿Cuánto de testimonio personal podemos encontrar en tu obra?

Desde cuarto de secundaria estuve vinculado a la radiodifusión, e incluso fui parte de un noticiero matutino. Estaba enterado de lo acontecido. Por mi relación con la radio pude conocer todo tipo de personas. Algunos de ellos personificados en mi novela.

¿Qué hace un ingeniero en los fueros literarios?

Mi padre indujo a sus hijos a la lectura. Cuando era niño escuchaba cuentos infantiles en la radio. Aprendidos de memoria, los contaba a mis compañeros de clase. Asimismo, el profesor me hacía leer al frente del aula las composiciones, las tareas asignadas después de las vacaciones. Me gustaba mucho ser parte de los periódicos escolares publicados en murales. Cuando estuve en Madrid, mis compañeros de clase eran leídos. Y tenía que estar a tono. Para mi buena suerte, los hijos de un amigo, a escondidas me prestaban libros. Allí tuve tiempo suficiente para leer con sosiego.    

¿Qué autores influyen en tu novela o de tus proyectos literarios futuros?

Me gustan los autores historiadores (Ken Follet, Umberto Eco). Prefiero la lectura limpia. Soy de los que creen que no es necesario el uso y abuso de cierto lenguaje para resaltar una idea.

¿Qué significa para ti la política peruana?

La política, tal como se la pueda entender, no existe. Los intentos de Haya de la Torre de crear espacios para forjar líderes con conocimiento y valores, es una utopía. La política peruana es sinónimo de compadrazgos, amiguetes, aprovechadores, bases interesadas en proteger y lograr privilegios. Los políticos peruanos, con escasas excepciones, exhiben guapuras propias de esta sociedad de medio peso.   

¿Cuánto influyó tu papel de periodista o articulista en tu obra?

Bastante. Soy autodidacta en progreso. Hace más de 20 años, Willy Pinto Gamboa, profesor de la universidad San Marcos, corregía mis artículos frente a mí y tenía la paciencia de mostrarme mis errores. Fue muy generoso conmigo. Con Víctor Andrés Ponce, director de El Montonero, aprendí cuán rigurosos deben ser los editoriales y las columnas. Con ese conocimiento elaboré mi novela, muchas veces corregida y replanteada.    

¿Consideras que tu obra aborda las miserias del poder y la violencia política en el Perú de los últimos 50 años?

La docencia está presente en mi novela. Cuando escucho a lectores y escritores decir que no les agradan los textos que pretenden enseñar o guiar, les digo que es todo lo contrario. En El locutor tartamudo se aborda sin tapujos las miserias humanas, del poder y de la mala política peruana. Cuando trabajaba en radio aprendí que su principal función es entretener, educar e informar. Esa esencia fue trasladada a mi libro.      

¿Más allá de la ficción ves un mejor futuro en la política peruana?

Claro que no. Siempre pregunto en mis publicaciones qué cambia para bien en la sociedad para que cambie la política y el manejo del Estado. Y la respuesta es obvia: Nada. Los electores eligen mal, ganados por sus pasiones, por odios.  Además, con la anemia presente en el 50% de los niños, nos espera una sociedad cada vez sin desarrollo cognitivo suficiente para mejorar.  

¿Fuiste en algún momento fiel militante de alguna utopía política?

No he sido militante porque no recuerdo haber firmado padrones de militantes. Si he sido activista aprista en la universidad. Abandoné esa posición poco antes de acabar mis estudios. Volví al activismo después del 2000, cuando la persecución toledista se hacía descarnada y el fujimorismo se desbandaba. Como se cuenta sobre las catacumbas apristas me uní a un microscópico grupo clandestino. Desde entonces, hacemos esfuerzos por valorar todo lo logrado en los noventas. Después, ese microscópico grupo creció y volvieron los pesos pesados y oportunistas, y es cuando vuelvo a abandonar el activismo. Trato de ser ahora fiel militante de la letra y la palabra bien escrita y dicha, amparada en los hechos y no en las interpretaciones antojadizas.      

¿Qué mensajes nos puedes compartir para la juventud desde la lectura de tu novela?

Pocos jóvenes leen. Vender o regalar un libro no significa que será leído. Me apena cuando comparto con ellos y veo su escasa preparación en cuestiones políticas y sociales. Peor aun cuando los sonsonetes son repetidos como santas palabras. Es el resultado de la nula docencia social y política, la tarea de los partidos. Quisiera que esa “generación de cristal”, en un momento de iluminación, vea con buenos ojos mi novela. 

¿A qué personaje histórico admiras?

A Jesús, siendo el hijo de Dios y hecho hombre, es un personaje histórico único.

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Cultura

Martha Galdos, una voz en el espacio interior

Una entrevista realizada por Rodolfo Ybarra

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Martha Galdos es una cantante peruana de jazz y World music que vive y triunfa en Sao Paolo-Brasil. Ha trabajado con el artista portugués Luis Represas y el guitarrista de Amy Winehouse: Robin Banerjee; así como con el percusionista de Chick Corea y Esperanza Spalding: Richie Barshay. En 2016 representó al Perú en el Panamá Jazz Festival. Su canto se caracteriza por una voz melodiosa con matices agudos y un dominio escénico performático e hipnótico. Además de pertenecer a una familia de artistas, el pintor Enrique Galdos Rivas y la también cantante Blanca Galdos. Aprovechamos su presencia en Lima para hacerle esta entrevista sobre su canto y el trabajo de la voz.

-Cuéntanos, por favor, cómo ha sido tu evolución desde tu primer álbum Respiraré.

Respiraré representa la primera bocanada de aire como una creadora además de intérprete. Desde ya poder apropiarse de un tema, entenderlo y sentirlo es un desafío. Contamos en la historia con grandes intérpretes cuya versión de una música quedó para la posteridad. En mi caso fue atreverme a realizar arreglos musicales muy distintos a los originales. Para dar un ejemplo, un vals criollo en portugués (“Inocente amor” se la canté por teléfono a la propia Alicia Maguiña, que recibió bien la propuesta), un samba-jazz en festejo-jazz, entre otros. Hasta ahí hablamos de género o estilo musical. Siempre me llamaron la atención los arreglos complejos con ciertos desafíos vocales y las voces “trabalenguísticas”. Desde entonces, mi exploración personal fue hacia el lugar de la composición y la necesidad de expresar mi esencia desde la autenticidad, incluyendo la poesía.

-¿Cómo te ha ido con Aya T’ica?

Aya T’ica (flor ancestral o flor sabia en quechua) es una canción contemporánea latinoamericana con un significado universal: abrazar la vida, sentir la pulsión de ella. En esa búsqueda de una sonoridad propia, surgió un concurso por el Bicentenario de Chabuca Granda y decidimos participar. Entonces, al compartir algunos ingredientes como el landó, o el merengue venezolano (no es el dominicano, es un ritmo pegajoso pero diferente), Dante Ozzetti creó una música que evoca ancestro con un motivo constante en el bajo y percusión, una especie de shamanismo distintivo, y llamó a un letrista amazónico Joõazinho Gomes. Él encontró esa asociación entre el nacimiento del Rio Amazonas y Chabuca, ambos en Los Andes Peruanos, lo cual va trayendo una poesía epopéyica que asocia al Rio de Rios con la lágrima del Creador. Mi versión en español alimenta con otros términos como Altomisayuq o “sacerdote andino”. Lo que en portugués se denomina “Pajé”. La canción consta de tres partes y parece que hablará de los siete días de la creación y termina con la estrella de Belén. Las personas me preguntan “qué ritmo es” y me encanta no tener la respuesta.

El videoclip es otro viaje aparte (literalmente). Grabado con Iphone, una parte en el lecho de un río amazónico en Brasil durante la pandemia, con escenas de la Amazonía peruana y una parte en São Paulo, donde todo comenzó y desde donde evoco esa conexión con la naturaleza de la cual somos parte.

-El trabajo de la voz cantada implica un entrenamiento especial, cómo así también haces doblajes, imitaciones y hasta stand comedys. Esto es un don o es trabajo programático y esforzado.

Desde niña siempre tuve curiosidad y condición natural para imitar. En ese sentido podríamos señalarlo como un don. Ello me llevó a entender con el tiempo que es una facilidad para la profesión de locución y doblaje. Nunca he sabido contar chistes ni ser rápida para responder o ser sarcástica. Pero puedo imitar con facilidad una cantante, o contar un diálogo e imitar los gestos, voz e incluso asuntos que tocarían las personas que imito. Ahora soy clown en formación y sigo llevando cursos para poder estructurar mejor mis puestas en escena como stand up comedy. Son varios recursos, pero me gusta contar con una dramaturgia y un laboratorio para poder pulir y maximizar esas capacidades. De todos modos, este “don” me acompaña en mis shows, en mis trabajos y vida cotidiana.

-Este 18 de mayo te presentarás otra vez en Lima con el proyecto que has denominado “Volviendo”, cuéntanos al respecto. ¿Dejarás São Paulo para vivir en Lima?

Volviendo está en gerundio, porque volver a un país, a un lugar, toma un tiempo. Si bien regreso a mi tierra de nacimiento, fueron cinco años ininterrumpidos en Brasil. Siento que nunca dejaré de ser de alguna forma brasileña en parte. Al mismo tiempo nunca me sentí una peruana típica. Me siento del mundo, y creo que, dentro de nuestro propio país, que tiene pocos siglos de formado, hay varias nacionalidades, y me gustaría permearme más de ellas. Soy practicante de la “interculturalidad”. He decidido sí, que mi base sea Lima por ahora, sin que eso sea limitante para en un futuro poder trabajar algunas temporadas en otras latitudes. Los medios de comunicación actuales y la internet nos permiten ahora esa conectividad también.

“Volviendo” será una tertulia musical que tendrá dos partes, la primera con canciones escogidas vinculadas a mis viajes y exploraciones y una segunda donde compartiré composiciones, y con historias personales entre tanto y tanto. Les invito a mi universo ecléctico y a poder abrazarnos todos con la voz y las melodías que vendrán.

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Cultura

Eloy Jáuregui en su lugar

Eloy hizo del Queirolo su segundo hogar. Allí prácticamente habitó desde los años 70 con sus amigos poetas de HZ, según me lo recordó Oscar Queirolo. Allí yo solía encontrarlo, las veces que nos citábamos, en los últimos 20 años.

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Por: Edwin Sarmiento.

La fotografía de casi un metro de alto, de nuestro amigo Eloy Jáuregui, ya reposa en el lugar exacto que él quiso estar, en el Queirolo de sus amores, ubicado en la esquina de Quilca con Camaná, en el Cercado de Lima. Con el entusiasta auspicio de Oscar Queirolo, propietario del legendario restaurante-bar y la presencia de poetas del movimiento Hora Zero y de los miembros de la Tertulia del Chivo Castillo, fue develada la fotografía, por los periodistas Domingo Tamariz y Edwin Sarmiento. El rostro del poeta y prolífico cronista de impecable estilo había sido cubierto por una manta ayacuchana como expresión cultural de todas las sangres, como apuntó el poeta de HZ, Fernando Obregón. La ceremonia fue sencilla, pero de mucha calidez humana. Fue a la hora en que el lugar empezaba a poblarse por los comensales habituales del centro de Lima. Tamariz y Sarmiento recordaron pasajes de vida compartidos con el poeta, escritor, y cronista fecundo, compartidos a lo largo de casi medio siglo de trabajo periodístico, en distintas redacciones de la capital. Eloy fue un cronista muy querido por sus amigos, pero también visto con recelo por los envidiosos que no faltan. Él solía disfrutar, sin embargo, de unos y de otros. Para pintar al personaje que nos dejó los primeros días de enero del 2024, comparto las palabras de un amigo común, del poeta Miguel Silvestre, quien lo recuerda así:

En la redacción, en los almuerzos, en las enajenadas noches de bohemia dura, Eloy mostraba vereda y piso recorridos, lecturas y gusto omnívoro por la cultura. Leía de todo (su padre Néstor tenía un kiosco de libros en el Parque Universitario, y su mamá Juana lo alimentó con música criolla y tropical); lo oí en múltiples ocasiones hablar de Guillermo Cabrera Infante, José Lezama Lima y lo barroco; lo mismo que de Gabriel García Márquez, José María Arguedas, el Inca Garcilaso de la Vega o Guamán Poma de Ayala. Y en algunas ocasiones en los bares, en medio de los transportes y elevaciones de las bebidas, recordaba a César Vallejo de Intensidad y Altura en Poemas Humanos y decía: “Quiero escribir, pero me sale espuma, (…)/Quiero escribir, pero me siento puma; (…)”. Y seguíamos chupando. Amaba la música criolla, la música cubana, la música andina. Era un cultor de la salsa dura, el bolero, las diferentes vertientes de la mencionada raíz cubana.

Tenía su saoco para bailar. Paso chiquito, con elegancia, como se hace en la salsa de verdad. Y también le daba al canto. En medio de las conversaciones, hilando con el tema, metía a veces un bolero, un vals o un son, o un tema de Benny Moré. En los 80, después del cierre de edición, podíamos estar en el Pilsen de Jesús María, pasar a Las Pancitas de Quilca, el Queirolo del centro, la Máquina del Sabor de La Herradura, y terminar en la esquina de Abancay con Grau, en un restaurante con ventanales inmensos donde había unos lomos al jugo y unas chitas al vapor inconmensurables. Y harta chela. En ese momento, podían dar las 7 de la mañana. Y a las 9 a. m. o clock todos ya estábamos listos (y duchados) para un día más en la redacción. Siempre la música ha acompañado a Eloy Jáuregui. La Sonora Matancera, Benny Moré, Olga Guillot, Los Embajadores Criollos, Los Shapis, Chacalón, La Flor Pucarina, la Fania, Willie Rosario, Ray Barreto, Ángel Canales, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Justo Betancourt, Irakere, Van Van. Manolito Simonet, Isaac Delgado, y un larguísimo etcétera.

Eloy hizo del Queirolo su segundo hogar. Allí prácticamente habitó desde los años 70 con sus amigos poetas de HZ, según me lo recordó Oscar Queirolo. Allí yo solía encontrarlo, las veces que nos citábamos, en los últimos 20 años. Ni los niños pirañas que atacaban en mancha por la calle Quilca y aledaños en los años 80, ni los apagones de todas las noches que los terroristas ocasionaban en Lima, ni la ausencia de sus amigos poetas, músicos, artistas y periodistas que fueron dejando el Queirolo en esos años aciagos, hicieron que Eloy dejara de ir a este lugar que para él representaba la vida misma. Por esos años su amistad con Oscar Queirolo creció y se robusteció, tanto que cuando el poeta cayó postrado, al borde de la muerte, atacado por el Covid-19, Oscar le llevaba a su casa un buen sancochado, para que su debilitado cuerpo se recupere, según me decía Eloy. Para recrear la relación de Eloy con el Queirolo de Quilca con Camaná, voy a compartir pasajes de una crónica escrita con la belleza y frescura que da la edad de un grupo de estudiantes del Quinto Ciclo de periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas:

El movimiento artístico que reunía poetas, músicos, narradores y demás integrantes de Hora Zero tenían dos hogares: la vivienda de cada uno y el Queirolo. Era su paradero ideal. Óscar Queirolo, el actual propietario del restaurante-bar junto con sus hermanos, jamás los olvidará. Eran chicos de 20 años, muchos de origen provinciano, que iban todos los días al bar, con o sin dinero; pero siempre terminaban con un cuba libre y otros piqueos en su mesa. ¿Recitaban en público? Casi nunca. Siempre a un miembro de Hora Zero le tocaba invitar. Eloy Jáuregui, Miguel Burga, Carlos Ostolaza, Jorge Pimentel, Tulio Mora y muchos otros artistas llegaban al bar al mediodía y tras acalorados debates de política, poesía, películas y libros se retiraban antes de la puesta del sol. Óscar y Eloy recuerdan que en el bar no se escribía; en el bar se debatía.

La familia Queirolo, dueña del bar, tiene raíces en Génova, Italia. En 1920, se abrió el local con el nombre La Florida. Recién en 1958, con el padre de Óscar como dueño, se cambió al nombre actual: Bodega Queirolo. Desde ese entonces, se ha puesto mayor énfasis en la venta de tragos y comidas para dejar completamente de lado los abarrotes. Ahora, Óscar y sus hermanos son los propietarios. El Queirolo es un templo de la sabiduría, no del alcohol. «En los bares de Lima de mediados del siglo XX uno conversaba, codo a codo, con grandes intelectuales de la época como Pablo Macera, Luis Lumbreras, Martín Adán y Raúl Porras Barrenechea, y así uno se formaba una concepción del país», dice Eloy Jáuregui. El cronista tuvo dos escuelas en la década de los 70: la Universidad Mayor de San Marcos y el bar Queirolo. Del primero no se acuerda nada; del segundo, casi todo. Los poetas de Hora Zero aprendieron de literatura, arte y política en un bar que no te hacía perder la conciencia.

En el acto de develación de la fotografía de Eloy, se hicieron presentes los miembros de la Tertulia del Chivo Castillo, Domingo Tamariz, Justo Linares, César de los Heros, Mariano Bailón, Henry Aragón, Edwin Sarmiento y los poetas Fernando Obregón y Hernán Flores.

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Cultura

Contraloría detectó graves irregularidades en contratación de Joinnus

El contundente Informe de la Contraloría halló irregularidades cometidas por los funcionarios Teresa Zenaida Quiroz Silva, José Antonio Vargas Oropeza y Walter Santos Galdós Morales, de las oficinas de Administración y Abastecimiento del Ministerio de Cultura. Asimismo, se recomendó a la ministra Leslie Urteaga que realice el deslinde de responsabilidades correspondientes.

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Tras las diversas denuncias del presunto lobby que se habría realizado desde el despacho de la ministra de Cultura Leslie Urteaga Peña para favorecer a la empresa Joinnus de Credicorp, y tras los informes reveladores del Órgano de Control Institucional adscrito a la Contraloría General de la República, que evidenciaron graves irregularidades en el servicio de la venta de entradas a Machu Picchu y tras el informe de Osce, que confirma que el contrato firmado con Joinnus fue irregular; por lo visto, la Contraloría continúa hallando más perlas negras en dicha contratación.

El informe de Control Específico N° 015-2024-2-5765-SCE ratifica que la contratación de servicios de la empresa Joinnus es irregular, porque luego del riguroso trabajo del Órgano de Control Institucional, se halló hechos irregulares precisamente en la contratación de servicios para la venta de boletos electrónicos para el ingreso a 23 espacios culturales.

¿Cuál fue específicamente el hecho irregular?

El Ministerio de Cultura contrató el servicio de gestión de venta de boletos electrónicos para la entrada a 21 espacios culturales, mediante dos órdenes de servicio, por montos que no superaran las 8 UIT, considerando un valor estimado que comprendía únicamente el servicio de alquiler de la plataforma tecnológica y la gestión de pagos, sin contemplar el importe estimado por comisiones de dicha venta, que implicaba ejecutar procedimientos de selección en el marco de la Ley de Contrataciones del Estado y además se suscribió una adenda para incluir 2 espacios culturales, a pesar de no contar con debido sustento, afectando de esa manera la legalidad de un procedimiento administrativo, limitando así la participación de otros postores.

Aquel servicio de control especifico comprendió el periodo de 1 de junio de 2023 al 31 de enero de 2024 y corresponde al análisis de la documentación desde el requerimiento de gastos de servicios presentado por la Oficina General de Administración, hasta la emisión de las órdenes de servicios n° 03480-2023-S del 4 de agosto de 2023, y la n°04938-2023-S del 18 de octubre de 2023; la revisión y análisis de la documentación que sustenta la suscripción de las Adendas n° 1 y la n° 2, del 7 de noviembre de 2023 y 19 de enero de 2024, respectivamente, y finalmente, a la Contratación realizada con la Orden de servicio n° 003480-2023-S; así como la documentación existente en los archivos de la sede principal del Ministerio de Cultura, en San Borja, Lima.

Informe de Contraloría deja sin piso a ministra Leslie Urteaga Peña.

Los 21 inmuebles prehispánicos, museos e instituciones Museables que obtuvieron recaudación por venta de boleto electrónicos son:

En Lima, El Museo de Arte Italiano, Monumento Arqueológico y Museo de Sitio de Pachacamac y el Monumento Arqueológico Caral-Supe.

En Ancash, el Monumento Arqueológico Chavín de Huántar y el Museo Nacional Chavín.

En Cajamarca, el Circuito Turístico Urbano comprendido por el Cuarto de Rescate, la Iglesia de Belén, el Museo Arqueológico y Etnográfico del Conjunto Monumental Belén. También el Sitio Arqueológico de Ventanillas de Otuzco y el Monumento Arqueológico Cumbe Mayo.

En Ica, el Boleto Turístico Parcia Aéreo de las Líneas y Geoglifos de Nazca, la Torre Mirador Líneas de Nazca y el Museo Arqueológico Tambo Colorado.

En Puno, el Monumento Arqueológico Sillustani, el Monumento Arqueológico y el Museo Lítico de Pukara.

En Lambayeque, el Museo Tumbas Reales de Sipán, el Monumento Arqueológico y Museo de Sitio Túcume, el Monumento Arqueológico Nacional Bruning y el Museo Nacional de Sicán.

En La Libertad, el Complejo Arqueológico y Museo de Sitio de Chan Chan, y el Complejo Arqueológico Huacas del Sol y la Luna-Moche. 

y en Ayacucho, el Sitio Arqueológico de Intihuatana-Pomacocha y el Museo Yacimiento Arqueológico y Museo de Sitio Wari.

El total de recaudación en estos 21 espacios culturales, dependencias del Ministerio de Cultura durante el 2022 fue de S/8 186 203.20. A partir del cual la comisión de control realizó el calculo proyectado con el porcentaje estimado de 4,2% de comisión ofertada por Joinnus SAC, obteniendo el importe de 343 820.53, por cierto, un monto que resulta de 8 UIT (39 600 soles); y ese gasto por comisiones de ventas no fue incluido como criterio para la determinación del valor estimado de acuerdo a los TDR.  

Cuadro n° 5 (Recaudación por venta electrónica de boletos de 21 espacios, durante 2022)

Adenda incluyó dos espacios culturales adicionales en Kuélap y Cusco

El 07 de noviembre de 2023 el director de la OAB/Mincul, Walter Santos Galdós Morales en representación del Ministerio de Cultura y la empresa Joinnus SAC suscribieron la Adenda N°01 a la Contratación realizada por servicio de implementación de Plataforma Tecnológica Virtual para los Visitantes de Bienes Inmuebles Prehispánicos, con el fin de modificar el punto 8 “Plazo y Lugar de ejecución del servicio”. Y en la misma se establece que: Adicionalmente, el servicio contratado se ejecutará en los siguientes sitios culturales:

-Kuélap

-Cusco, al cual se considerará una comisión de 3.9% y para los demás espacios culturales se mantiene el 4,2%.

De acuerdo a las necesidades del Ministerio de Cultura se podrá ampliar el servicio de la implementación de la plataforma digital a otros espacios culturales, previa comunicación de la Oficina de Administración, de ser el caso.

Conclusiones

Como resultado del servicio de Control Especifico a Hechos con Evidencia de Irregularidad practicado al Ministerio de Cultura, el órgano de la Contraloría concluye lo siguiente:

Que los funcionarios de la Oficina General de Administración y Oficina de Abastecimiento del Ministerio de Cultura, tramitaron la contratación de dos servicios vinculados con la gestión de venta de boletos electrónicos para la entrada a 21 espacios culturales, los cuales fueron formalizados  como contrataciones menores o iguales a 8 Unidades Impositivas Tributarias (UITs), mediante la emisión de 2 órdenes de servicios del 4 de agosto de 2023, y a su vez la Oficina de Abastecimiento determinó el valor de dicho servicios sin tomar en cuenta como criterio adicional el porcentaje de la comisión por entrada vendida y transacción efectuada, a pesar que ambos conceptos son fondos públicos.

Recomendación

A la señora Ministra de Cultura realizar las acciones tendentes a fin de que el órgano competente efectué el deslinde de las responsabilidades que correspondan. En especial a Teresa Zenaida Quiroz Silva, Directora del sistema Administrativo IV de la Oficina General de administración; José Antonio Vargas Oropeza Director del Sistema Administrativo III de a Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración y Walter Santos Galdós Morales Director del Sistema Administrativo III de la Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración.  

Con este contundente informe se concluye que la contratación de la empresa Joinnus se realizó de manera irregular. La ministra de Cultura Leslie Urteaga deberá explicar porque se buscó beneficiar a la empresa de Intercorp.

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Cultura

Chicha y ron, una historia de chanchos

Dramaturgia y dirección de Patricia Montero

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El Centro Cultural de la Universidad del Pacífico y LA FLECHA estrenarán el próximo sábado 04 de mayo la obra de teatro para toda la familia Chicha y ron, una historia de chanchos, dramaturgia y dirección de Patricia Romero, con un el elenco conformado por Claudio Calmet, Pedro Pablo Corpancho, Joaquín Escobar, Valquiria Huerta y Astrid Villavicencio.

Chicha es un cerdito que sueña con ser nadador. Un día, Chicha salva a una gallina de morir ahogada, lo que hace que se corra el rumor de que es un prodigio de la natación. La noticia llega a oídos de Ron, un cerdo que lidera la revolución porcina contra la opresión humana. Ron decide liberar a Chicha de su cautiverio y llevarlo a participar en un concurso de natación. Su plan es que Chicha gane el primer premio y demuestre al mundo que los cerdos son dignos de respeto. Chicha emprende una aventura junto a Ron. En el camino, se encontrarán con muchos obstáculos, pero también con grandes aliados. Por un lado, conocerán a Titino, un simpático perrito que les ofrecerá su piscina para que Chicha pueda entrenar. Pero también tendrán que enfrentarse a Fifí, una gata malvada que hará todo lo posible por sabotear su plan. ¿Podrá Chicha cumplir su sueño? ¿O se rendirá ante las dificultades y los peligros?

“Dirigir esta obra ha sido un viaje precioso. Los actores han dado vida a personajes entrañables que conducirán a los niños a vivir divertidas aventuras. Usando la creatividad, transformamos objetos simples en montañas, túneles y piscinas. Utilizamos títeres y teatro de sombras para transportar a los pequeños a diferentes lugares en un abrir y cerrar de ojos. Los personajes cantan en vivo, y sus pegajosas canciones harán que los niños quieran bailar y cantar junto con ellos. Hemos creado un universo muy divertido con un hermoso mensaje, para que grandes y chicos se enternezcan y disfruten al máximo”, nos comenta la directora y dramaturga Patricia Romero.

Con este montaje, Centro Cultural de la Universidad del Pacífico inicia la temporada 2024 para toda la familia. Chicha y ron, una historia de chanchos se presentará en el Teatro de la Universidad del Pacífico, ubicado en el Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María. Las entradas están a la venta en Joinnus. Las funciones son los sábados y domingos las 4:00 p.m. Estacionamiento gratuito sujeto a disponibilidad.


INFORMACIÓN IMPORTANTE

  • CHICHA Y RON, UNA HISTORIA DE CHANCHOS
    Dramaturgia y dirección: Patricia Romero.
  • ELENCO: Claudio Calmet, Pedro Pablo Corpancho, Joaquín Escobar, Valquiria Huerta y
  • Astrid Villavicencio.
  • Temporada: del sábado 4 de mayo al domingo 21 de julio. 
  • Días de función: sábados y domingos a las 4:00 p.m.
  • Lugar: Teatro de la Universidad del Pacífico (Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María).
  • Venta de entradas: Plataforma web Joinnus exclusivamente. Boletería no disponible en el teatro.
  • Link de venta: 
  • https://www.joinnus.com/events/theater/lima-chicha-y-ron-una-historia-de-chanchos-60922
  • Preventa: hasta el 3 de mayo. Válida para las funciones del 4 al 26 de mayo.

PRECIO PREVENTA: 

Adultos: S/35.00

Estudiantes y niños: S/20.00

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Cultura

Lomas El Mirador, trekking, rapel y aventura en un lugar que espera ser redescubierto por todos los turistas en SJL

Un lugar autogestionado por sus propios vecinos que de la mano de Jorman Cabello ofrecen en las lomas horas de aventura extrema en medio de la naturaleza.

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Verano, cae la tarde en el distrito más poblado del país. Quinientos años antes los habitantes de la serranía surcaban caminos empedrados y agrestes llevando productos típicos de las alturas, hasta llegar a lo que hoy son conocidas como las lomas El Mirador, para luego seguir su camino cuesta abajo. En lo alto, donde ahora se levanta una torre de electricidad, el antiguo hombre observaba por el Este la vastedad del valle de Lurigancho (o Rurincancho, como se conocía antes de la colonización), llena de vegetación, bosques y riachuelos; y por el Oeste el mar recibiendo a un anaranjado sol. Esa espectacular vista ahora ha variado en uno de sus lados; hace como quinientos años, desde lo más alto de la ciudad el aventurero aún puede contemplar el más bello y sonrojado atardecer, divisando a lo lejos los barcos y a los aviones elevándose por encima de las nubes.

Durante los siglos y decenios el ser humano se ha encargado de ir transformando lo que antes era espacio y dominio de la naturaleza, de los animales silvestres y del fluir del agua que caía libre de las quebradas de ese distrito. Mantener uno de los pocos espacios naturales resulta una batalla titánica, ya sea por los invasores de terrenos, por una ciudad que poco a poco va creciendo de manera frenética y acelerada, pero que en cada estiramiento ignoran lo que antes ahí había. Afortunadamente existe la organización ambientalista “Haz tu mundo verde”, en cooperación de todos los vecinos de las lomas El Mirador, se encargan, contra viento y marea, de preservar ese mágico lugar oculto por el tiempo y también por sus autoridades, limpiando la zona de desechos, llenándola de color, y sobre todo difundiendo para que no solo los vecinos de San Juan de Lurigancho (SJL), sino también turistas nacionales y extranjeros, vayan a conocerla.

Durante mi última visita a las lomas tuve la oportunidad de conversar con Jorman Cabello Arzapalo, director general de la organización ambientalista, quien muy amablemente me contó sobre la historia del distrito, el compromiso que tiene por conservar las lomas, y los proyectos a futuro que se vienen, eso sí, todo a favor del propio vecino luriganchino.

En primer plano, Jorman Cabello, y de fondo el distrito de SJL.

Desde lo alto de una gigantesca piedra, donde se ubica uno de los extremos del puente colgante que puede ser disfrutado por todos los visitantes, Jorman nos ve subir con esfuerzo la gran escalinata colorida construida por todos los vecinos. Ya en el primer punto, nos va explicando la importancia que tenía ese pasaje natural en la antigüedad, sobre el paso de los chivateros, las huacas olvidadas por el Ministerio de Cultura pero que antes eran centros administrativos, religiosos, o de recolección de los Rurincancho; el esfuerzo que viene realizando, junto con historiadores, antropólogos como Julio Abanto, y muchos ambientalistas en dotar de identidad al nuevo habitante de SJL, haciéndoles conocer la historia del distrito para que de alguna manera se vayan borrando prejuicios.

Así como las lomas de Lachay (Huaura) o de Lúcumo (Pachacamac), las lomas El Mirador (ubicada entre el límite de SJL y El Rímac) ofrece un día lleno de aventura y deporte extremo, pues los visitantes pueden realizar una buena y extensa caminata por las lomas, apreciando el atardecer durante la temporada de verano o caminando entre la vegetación en invierno, para luego animarse a cruzar por el puente colgante; o para los más intrépidos también existe la opción de hacer rapel.

Para llegar a las lomas El Mirador el visitante puede bajar en la estación del tren ‘Los Postes’ y de ahí tomar una moto que les lleve hasta la misma puerta que da inicio a la caminata, en el pueblo joven Nuevo Perú. Para mayor información y reserva de entradas para una visita guiada al número: 977 694 111.

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