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Cultura

A 15 AÑOS DEL DEBATE LITERARIO

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(Escritores Miguel Gutiérrez, Alonso Cueto y Fernando Ampuero en Madrid. Foto: Paolo de Lima)

Un 23 de mayo como hoy, de hace quince años, se inició en Madrid el I Congreso Internacional “25 años de narrativa peruana (1980-2005)”. Fue organizado a iniciativa de la Asociación Cultural Mirada Malva, de los escritores Jorge Eduardo Benavides y Mario Suárez Simich, y del consejero cultural de la Embajada peruana en España, Augusto Elmore. El lugar fue el Palacio de Linares, sede de la Casa de América, el año 2005. Este congreso se volvió célebre debido a que posterior a él se produjo un encendido debate literario entre varios de los asistentes que luego fue difundido por los principales diarios del país. ¿Qué queda de ese enfrentamiento entre escritores bautizado en los medios como «debate literario» o «andinos vs. criollos»?

Existe cierta conexión entre el libro La generación del 50: un mundo dividido (1988) y el debate literario del 2005. Miguel Gutiérrez, quien tuvo una participación activa en este último, mencionó alguna vez que se había reavivado una discusión que él creía superada y a la que ahora se añadían nuevos actores y temas:

Pensé que los odios y rencores que suscitó mi libro La generación del 50: un mundo dividido eran cosas del pasado, hasta que un artículo mío —escrito en el 2005 para restablecer la verdad de lo que realmente ocurrió en un encuentro de escritores celebrado en Madrid—, desencadenó una increíble polémica que del territorio de la literatura se extendió a los campos de la cultura y la política (1).

Un antecedente histórico fue el Primer Encuentro de Narradores Peruanos realizado por la Casa de la Cultura del Perú en 1965. En aquella oportunidad se congregaron en la ciudad de Arequipa Ciro Alegría, José María Arguedas, Oswaldo Reynoso, Jorge Cornejo Polar, Tomás Escajadillo, José Miguel Oviedo, Sebastián Salazar Bondy, Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta, Antonio Cornejo Polar (director de la Casa de la Cultura y organizador), entre otros (2).

En la polémica entre «andinos» y «criollos», en cambio, se rompió el gueto de un congreso literario, probablemente sin proponérselo, y se difundió a través de los más importantes periódicos del país (3).

Los hechos: el congreso en Madrid se desarrolló del 23 al 27 de mayo del 2005 con una asistencia aproximada de cincuenta y cinco personas entre escritores, críticos literarios, editores y profesores. La cantidad de narradores era representativa no solo del periodo estudiado (1980-2005), sino de, por lo menos, un par de décadas antes (4). Fue más variopinta y ambiciosa que la realizada cuatro décadas atrás (de aquel evento solo repitió Mario Vargas Llosa). Participaron en doce mesas temáticas siendo el discurso de inauguración dado por Mario Vargas Llosa y el de clausura por Miguel Gutiérrez. En el primero, el autor de La Casa Verde resaltó que actualmente existen más ventajas en ser escritor de las que había en los años 50, cuando él comenzó. También criticó la supuesta persistencia de una narrativa «telúrica» en el presente siglo y que a algunos les hizo recordar sus postulados de La utopía arcaica (5). En la clausura, Miguel Gutiérrez habló sobre la perspectiva actual de la narrativa peruana y trató de poner paños fríos a ciertas escaramuzas que se habían producido. Dijo que el reconocimiento a la labor del escritor era algo accidental y que, a veces, llegaba tarde (recordó el caso de Arguedas). Además, que lo verdaderamente importante era el proceso creativo y no el tamaño de la foto en los diarios (6).

Miguel Gutiérrez. Foto: Andina.

No obstante, en los cinco días que duró el congreso se produjeron intervenciones en las que hubo ataques explícitos. Algunos de los denominados “criollos” sugirieron a los escritores “andinos” que debían copiar las fórmulas de los cantantes Chacalón o Dina Paucar para alcanzar su propio éxito. A su turno, los andinos denunciaron la existencia de favoritismo en los medios de difusión en Lima e insinuaron que la narrativa andina era superior a la producida por los criollos. En esos días los organizadores notaron que ambas tendencias comenzaron a nuclear a la mayoría de los asistentes en dos bandos reconocibles (e irreconocibles). A diferencia de lo ocurrido durante el encuentro de 1965, en el que los narradores llegaron a discutir sus diferencias en un ambiente de interés y de respeto por lo que decía el colega, en el congreso las fricciones rebasaron las buenas formas. Una de las expositoras, Rocío Ferreira, mencionó:

[…] llama la atención la apatía, la poca curiosidad intelectual y falta de solidaridad y ética profesional que algunos narradores de distintas generaciones que fueron invitados al Congreso en Madrid desplegaron al no escuchar las ponencias de sus colegas y, por el contrario, evidenciaron un exacerbado individualismo (7).

Por ese motivo y para aclarar los malentendidos, Miguel Gutiérrez decidió escribir un artículo a su vuelta a Lima sobre lo que, según su perspectiva, había ocurrido. El artículo salió el 29 de junio en el diario Perú21 y fue la chispa que incendió la pradera. En él reseñó positivamente la organización del congreso, resumió su propia ponencia, y criticó la práctica de los criollos a quienes tildó de ‘secta’:

[…] el malentendido tuvo que ver con la relación del grupo hegemónico que domina los medios de comunicación y los narradores del mundo andino.

[…]

Que la secta mantiene su poder lo prueban los despachos y crónicas desinformantes (publicados en los medios que ella controla) sobre el desarrollo del encuentro.

[…]

Es de conocimiento público que esta corriente [andina] es omitida por el grupo hegemónico en sus informes literarios, así como se margina o se minimiza a sus escritores más representativos.

A los pocos días el escritor Alonso Cueto respondió en el mismo diario:

[…] la hipotética secta debe ser muy inútil, pues los medios mencionan y reseñan obras de Miguel y de otros muchos escritores. La única secta real que existió aquí fue la de la revista Narración, que juzgaba y condenaba escritores en base a su supuesta ideología.

Para no hacer un recuento de todas las intervenciones, me centraré en aquellas en las que Miguel Gutiérrez intercambió argumentos y alguno que otro pullazo con Alonso Cueto, Fernando Ampuero y José Miguel Oviedo (8).

Afirmó Gutiérrez que la narrativa peruana estaba atravesando por un buen momento debido a la producción de las generaciones de los 80 y 90 procedentes de distintas partes del país. En cuanto al tema andinos y criollos, utilizó los términos «mafia», «secta», «argolla» aclarando que lo hacía en forma metafórica y sobre ello se preguntó: «Pero ¿existe todavía un grupo de esta naturaleza? Increíblemente sí, aunque ya no dispone ni mucho menos de ese poder casi omnímodo que detentaba el círculo en su época dorada (los años 50 y los 60)».

Alonso Cueto manifestó su desacuerdo en apoyar a un solo tipo de literatura ya que eso equivaldría a crear trincheras innecesarias. Agregó que: «Debemos “estar” pues solo por la buena literatura, la que surge de la soledad esencial de sus creadores. De lo contrario, corremos el riesgo, entonces sí, de caer en una visión sectaria, y habremos perdido, en realidad, toda esperanza».

Alonso Cueto.

Quizá las intervenciones más punzantes —en todo el sentido de la palabra— fueron las del escritor Fernando Ampuero y las del crítico José Miguel Oviedo. El primero inició su respuesta coincidiendo con Gutiérrez y Cueto en que el Perú de hoy es un país pluricultural que en el plano de la literatura no debería ser dividido en andinos y criollos. Y para entrar en la discusión afirmó que, si los escritores andinos no despiertan interés hoy, es porque no tienen el nivel de un Ciro Alegría o un Arguedas. Luego repitió la comparación hecha en Madrid: «Interesa Chacalón’, interesa Dina Paucar. ¿No es más bien que no se impone un equivalente literario de rasgos claramente andinos que desate pasiones entre los lectores?». En otra publicación se pesa de que el debate no se haya centrado en discrepancias ideológicas o políticas, sino en los ‘lamentos’ de ciertos escritores andinos ante la falta de reconocimiento público o fama. Por último, Ampuero recusó la apreciación que hizo Gutiérrez sobre los escritores criollos:

En su envanecida visión de sí mismo, Miguel Gutiérrez se arroga el derecho de juez supremo y hasta se pone magnánimo. Él osa calificarnos como autores «de nivel medio considerable, incluso los mejores de entre ellos», dando por descontado que lo suyo es lo literariamente encomiable.

Para José Miguel Oviedo, quien no asistió al congreso, pero fue aludido en un artículo: «Gutiérrez inventa una siniestra y gigantesca conspiración, una vasta intriga que parece inspirada a medias entre la novela gótica y la de espionaje, para explicarse todo lo que ocurre a su alrededor y donde él no esté incluido» (9). Añadiendo que el criticado era admirador de Mao Tse-Tung. Mientras tanto Ampuero, en otra publicación, agregó que lo era de Abimael Guzmán. Ante tales arremetidas, Gutiérrez replicó:

[…] remito a los lectores interesados a la extensa entrevista que me hizo el profesor de filosofía Dante Dávila para el libro Del viento, el poder y la memoria (páginas 309-333) publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Católica. Todo está ahí dicho con claridad, con el necesario espíritu autocrítico, pero sin desgarramientos ni ominosos complejos de culpa (10).

A esas alturas las publicaciones habían proliferado en ambos bandos y todo hacía pensar que el fuego cruzado no iba a detenerse ni a tratar más sobre literatura (11). Pero, si revisamos con atención en los mismos artículos podremos encontrar reflexiones sugestivas.

Por ejemplo, mientras que para los criollos el problema que originó el debate se debía a la expresión de resentimientos acumulados, reclamos por falta de publicidad o conspiraciones ficticias; para los andinos, su raíz debía buscarse en un detonante más complejo y antiguo: la práctica hegemónica que durante décadas unos grupos sociales han tenido sobre otros. Un problema que trasciende a ambas tendencias y que tiene que ver con la historia misma del país. Donde la literatura solo es uno de los territorios en los que esa dinámica de uso del poder se manifiesta. La socióloga francesa Anouk Guiné, interesada en el tema, lo explicó así:

Decir que el debate «hegemónicos/andinos» es obsoleto equivale a olvidarse de la realidad histórica del Perú y de su impacto sobre la vida literaria. Pareciera que también en este país el «multiculturalismo», muy preciado hoy día en ciertos ámbitos académicos y políticos, hubiera hecho olvidar que la «diversidad» es fruto de relaciones de poder de tipo colonial y racial.

Anouk Guiné.

Una postura que intentó mediar, la del escritor y crítico Gustavo Faverón, sostuvo en aquella oportunidad:

Cuando un escritor con cierto poder en los medios de comunicación capitalinos niega (o desconoce) la dificultad que sus colegas provincianos tienen para acceder a esos medios, ese escritor contribuye, acaso involuntariamente, al doloroso centralismo y al injusto desequilibrio social, económico y político que aleja a Lima del resto del país.

«¿Qué hacer frente a esta realidad?», se preguntó Miguel Gutiérrez intentando contener la polarización a la que habían llegado:

En primer lugar, dar al traste las lamentaciones y no pretender ser admitido en los medios que la secta domina, pues es probable que si se le tocan las puertas alguno podrá ser admitido, pero en condiciones de subordinación. No, lo que hay que hacer es persistir en la creación de calidad cada vez más rigurosa y desarrollar una campaña agresiva estableciendo y fundando espacios, revistas y editoriales alternativos pero muy acordes con la modernidad.

Otro argumento que surgió en el fragor del debate fue considerar la venta de libros como la justa medida para establecer el éxito literario de un autor. Sin embargo, esto fue rebatido con la idea de que es justamente en ese espacio donde opera la influencia de las amistades en la industria editorial. Las recomendaciones o ‘argollas’ ciertamente pueden decidir qué libros verán la luz o qué libros no. Por consiguiente, la venta no garantiza obras trascendentes o siquiera aceptables. Para Raúl Tola: «… incluso bajo ese supuesto, la única distinción que debería importar es la que separa la buena literatura de la mala, y allí las ventas y la presencia mediática no definen nada (pensemos en Paulo Cohelo, si no)». Un enfoque distinto introdujo consideraciones de carácter étnico. Gregorio Martínez señaló a su turno que la literatura andina tiene que atravesar por un tamiz que se enfoca en el color de la piel: «… en la reyerta literaria existe de por medio una cuestión de pinta y pretensión. Siempre ha sido así, en el Perú y en América entera. Esto desde la invasión europea. Todo matiz caucasoide otorga privilegios». Por ello se cuestiona:

¿Acaso la (Escuela) Naval y otras instituciones no exigen examen de presencia? Justamente los ‘regios’ quieren perpetuarse como los exclusivos comensales del exquisito manjar que en castizo se llama gollería. También para trabajar en la TV y en cualquier sitio con buen salario, la pepa caucasoide, no el talento, es condición imprescindible.

Por eso en décadas pasadas grupos como Narración y Hora Zero representaron una irrupción multicultural de escritores mestizos, andinos y amazónicos que supieron enfrentar el centralismo de Lima y el hegemonismo en los medios. Para ello recurrieron a sus propias formas de expresión en base a revistas, libros, recitales, talleres, pronunciamientos, debates, etc. Otros colectivos surgidos en el presente siglo provienen de universidades, centros culturales y de los más diversos rincones del país (12). Estas nuevas oleadas han sabido aprovechar los espacios que brindan las editoriales independientes, el auge de las ferias de libros realizadas en provincias, y la creciente influencia de Internet y las redes sociales. Todos mecanismos legítimos para enfrentar lo que el autor de La violencia del tiempo denominó “el problema entre hegemónicos y excluidos”.

En una entrevista que le hice a Miguel Gutiérrez el año 2013 precisaba su participación en el debate:

En esta famosa polémica a mí me ubicaron como escritor andino o muy ligado a ellos. Pero yo en ningún momento planteé mis criterios en esos términos. En mis textos yo matizo mi posición. Lo que pasa es que el escritor criollo se refiere al escritor limeño y, particularmente, al escritor miraflorino o de San Isidro, mejor dicho, al pituco. Pero, en todo caso, los criollos serían todos los costeños de las grandes ciudades, en ese sentido yo también sería un escritor criollo. En lo que no estoy de acuerdo con mis colegas, que denominan andinos, es que solamente la literatura andina representa al país. Yo no creo eso y más bien estoy por la imagen multiétnica y pluricultural del país (13).

En uno de sus últimos ensayos, La cabeza y los pies de la dialéctica, señaló a manera de conclusión: «Si algo demostró esta inusitada polémica es que también en el aparente territorio neutral de la literatura y el arte el Perú sigue siendo un país dividido en el que se reflejan las exclusiones sociales y étnicas imperantes».

Hechas las cuentas, ¿fue positivo el debate entre andinos y criollos? Al menos para el escritor cusqueño Luis Nieto Degregori lo fue: «Solo a raíz del debate iniciado en el Congreso Internacional de Narrativa Peruana realizado en Madrid en mayo del 2005 los escritores andinos salieron de su relativa invisibilidad». Lo dice porque los medios de comunicación pueden contribuir a la promoción del autor y su obra delante del gran público. Al menos parcialmente. Un diario como El Comercio, por ejemplo, tiene una considerable influencia en el campo de la cultura. Pero como se trata de una empresa privada sus directivos y redactores podrían alegar que ellos promocionan a quienes consideran conveniente. Un argumento casi irrefutable. Sin embargo, existen medios del Estado, es decir, financiados con los impuestos de todos los peruanos, que también hacen programas culturales. Fue el caso del programa televisivo Vano oficio, que dirigía el novelista Iván Thays, que fue acusado por algunos escritores de no ser un espacio plural.

Todo esto explica por qué en Madrid se desbordó el cuestionamiento en torno a la orientación o influencia que tienen los medios.

En el balance final de la española María Ángeles Vásquez, organizadora del congreso, hubo unas de cal y otras de arena:

Lo visto y expuesto en el congreso de Madrid debe servir para que los escritores peruanos acepten sin discrepancias la diversidad y pluralidad expresivas y temáticas de su propia narrativa, que dirijan su esfuerzo a romper el aislamiento académico y mediático, fruto de una inexistente política editorial que los mantiene prácticamente inéditos. Están suficientemente maduros para ello y los avala una irrefutable calidad.

Y dando por concluida su participación en el debate, Miguel Gutiérrez, quien más ataques y objeciones había recibido, dijo:

No me ha hecho feliz esta contienda, pero si en algo puede ayudar a los escritores de provincias, y a todos aquellos que son marginados o silenciados, a persistir en su entrega a la literatura y a luchar por abrirse un espacio propio, entonces todo será justificado.

NOTAS

(1) Entrevista de Ezequiel Maldonado y Angélica Aranguren: “Miguel Gutiérrez: un heterodoxo en la literatura latinoamericana” aparecida en el portal Pacarina del Sur, Revista de Pensamiento Crítico Latinoamericano. Año 2013. P.328.

(2) Mario Vargas Llosa no estuvo presente, pero semanas antes había ofrecido una conferencia sobre el tema en la ciudad de Arequipa.

(3) La mayoría de artículos y entrevistas se publicaron desde fines de mayo hasta septiembre en los diarios La República, El Comercio, El Peruano, Correo, La Primera y, especialmente, Perú21. También opinaron personajes mediáticos como César Hildebrandt, Rosa María Palacios, Beto Ortiz y Augusto Álvarez Rodrich. Los textos fueron agrupados por la revista Ómnibus en una edición especial y a la cual remito la mayoría de citas usadas. http://www.omni-bus.com/congreso/debate/indicedebate.html

(4) María Ángeles Vásquez, directora de Mirada Malva, mencionó que antes de iniciarse el congreso los escritores donaron —para su sorpresa— casi trescientas de sus obras a la Biblioteca Nacional de España.

(5) Ensayo sobre la vida y obra de Arguedas que en 1996 desató una intensa discusión en el campo de la literatura y aun en los de la antropología y la sociología.

(6) Pueden ver el programa de las mesas y los nombres de los ponentes en:  http://www.congreso2005.miradamalva.com/mesas.html

(7) Coincidiendo con Ferreira, uno de los organizadores, Mario Suárez, escribió en El Peruano: «Alonso Cueto […] calificó de “irregular” el contenido de las ponencias presentadas durante el congreso. Respetaría su opinión si hubiera asistido a la mayoría de ellas y no sólo a aquellas en las que participaban sus compañeros de grupo. Si no se hubiera ido de museos y toros con Ampuero y demás satélites […] Pero no sólo no lo hicieron, sino que además Cueto criticó al resto de sus compañeros, a la mayoría de ellos sin siquiera oírlos, y con el agravante de haber sostenido él mismo la más pobre de las ponencias».

(8) Fue tal el aluvión de artículos, entrevistas, cartas que un escritor radicado en Europa por más de cuarenta años, Carlos Meneses, sugirió que con ellos se podía editar un libro: «Eliminadas las mezquindades, ¡dónde no las hay!, y restada algo de fuerza a la pasión con que varios han intervenido, la reunión de textos puede ser todo un éxito».

(9) Voy a omitir otras intervenciones que incurrieron en golpes bajos y medias verdades debido a que distorsionarían lo esencial de este recuento.

(10) Se refiere a las respuestas que dio sobre diversos temas, especialmente en torno al marxismo en la literatura, Abimael Guzmán y Sendero Luminoso.

(11) Escritores como Oswaldo Reynoso rechazaron esta discusión en la que, sin embargo, tenían una clara postura: «Me parece una polémica inútil, que no aclara nada, y da una visión de lo que actualmente es la crisis de la cultura en el Perú. Yo no creo que haya escritores andinos, criollos, limeños, provincianos, exitosos, excluidos… Me parece que esas cosas son tonterías. Lo que toda la vida ha existido en el Perú son grupetes de pitucos que se arrogan la representación literaria del país, porque detrás de ellos están los poderes».

(12) A nivel gremial se pueden considerar dos interesantes experiencias: la Asociación Nacional de Escritores, Artistas e Intelectuales del Perú (ANEA) y, más recientemente, el Gremio de Escritores del Perú.

(13) En revista Sikuri, Año I N.º 1, 2013. “La violencia del tiempo está formada por varias novelas”. P.21.

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Cultura

IX Festival Nacional “Pianistas del futuro”

No te pierdas el festival que se realizará en Trujillo.

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Este importante Festival se vienen consolidado en un evento importante a nivel nacional, agrupando a entidades educativas de piano del Perú, donde niños y adolescentes, demuestran sus habilidades musicales a través de la interpretación de obras de grandes compositores: Mozart, Beethoven, Rachmaninov, Schubert, Liszt, Schumann, entre otros, reflejándose el trabajo en equipo que realizan pianistas, maestros y padres de familia.

Este festival brinda a los pianistas una experiencia de aprendizaje, enseñándoles sobre la preparación para una competencia, donde se enfrentan a un público y un gran jurado, además de una valiosa autosuperación la cual les permite a muchos pianistas llevarse a casa premios, para lograr esto implica muchas horas de práctica para dominar cada aspecto de las piezas musicales, asimismo les ayuda a crecer como músicos aprendiendo de sus errores, fallas, les ayuda a identificar problemas, trazarse metas y crecer de sus experiencias, los ganadores de este festival vienen participando en concursos internacionales y ganando interesantes premios.

Pueden participar de este Festival: niños y adolescente del Perú de 6 hasta los 17 años de edad, categoría A, B, C y D. Etapas: inscripciones hasta el 09 de junio Preselección-virtual y las etapas presenciales Semifinal y Final, el viernes 13 y sábado 14 de septiembre 2024, en el Teatro Municipal de Trujillo.

PREMIOS: Primeros Puestos:  Categoría, A: S/ 1,500.00, B: S/ 1,500.00, C: S/ 2,500.00 y D: S/ 4,000.00. Medallas, diplomas y 02 conciertos como solistascon dos orquestas sinfónicas en Trujillo y Lima.

Segundos Puestos:  A: S/ 800.00, B: S/ 800.00, C: S/ 1,000.00 y D: S/ 1,500.00. Medalla y diploma.

Terceros Puestos, categorías A, B, C y D: S/ 400.00, medalla y diploma.

PREMIO EXTRAORDINARIO: Premio “mejor interpretación de la música peruana”: S/ 500.00 soles, para categoría: B, C, D. Medalla y diploma y 02 conciertos como solistascon dos orquestas sinfónicas en Trujillo y Lima.

Mantener la continuidad por 10 años consecutivos de este proyecto musical ha sido difícil, pero se logra gracias al importante apoyo de la Municipalidad Provincial de Trujillo y personalidades amantes del arte: Aarón Miranda, Nina Pinillos, Piedad Aramburú, Enrique Goytizolo, Vicente Bustamante, Lura Mannucci, la Asociación Pro Música, Hotel Paraíso y Hotel Colonial, realmente estos apoyos son un ejemplo de colaboración pública y privada.  Así expresó la presidente de CEPROCUT Sra. Maruja Alemán.

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Cultura

Percy Murguía: acordes a la luz de una vela

Lee la columna de Hélard Fuentes Pastor

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Por Hélard Fuentes Pastor

Percy Murguía creció en un entorno familiar de mucha música, donde las reuniones se realizaban en medio de cantos y sus tíos las engrandecieron tocando una guitarra. Él, aún pequeño, los vio y no solo los admiró, también quiso imitarlos, darle continuidad a esa destreza con que sostenían el cuerpo y rasgaban las cuerdas de dicho instrumento, sin imaginar que sería el guitarrista más notable de su hogar.

― Mi papá y mamá no practicaban música, pero mis tíos sí tocaban. Mirándolos aprendí a los trece años ―comentó con entusiasmo el músico peruano que, además, recuerda haber estudiado apenas con la iluminación de una vela.

Aquellos tíos fueron Justo Murguía y Walter Escarza Murguía, quienes lamentablemente fallecieron. Ambos se volvieron su principal referente, dada la cercanía que tenían con su padre, Percy; no obstante, también los parientes de su madre, Gloria Huillca ―quien es natural de Tinta― tocaban música, pero él no los llegó a conocer en ese momento debido a la distancia geográfica entre Arequipa y Cusco.

― De mi abuelo de línea paterna decían que tocaba música, pero yo nunca lo vi y de parte de mi mamá, tampoco vi tocas a mis abuelos ―recordó Percy―. El instrumento que predominó en mi familia fue la guitarra y en otros la mandolina. 

La educación media fue esencial en su quehacer artístico, pues en el colegio N° 40381 organizaban veladas culturales, allí sus compañeros bailaban y él tocaba la guitarra, a veces junto a sus tíos y otros profesores. Aquellas presentaciones tenían una dinámica particular, no solo participaban en el distrito de Caylloma, donde nació, también visitaban pueblos aledaños: Orcopampa, Andahua, la Mina Bateas, Espinar, por mencionar algunos. Esas salidas se realizaron cuando ya estaba en quinto año de secundaria, con la finalidad de recolectar fondos para su promoción.

― Íbamos como una caravana artística, la Mina nos ponía el carro y nosotros cobramos entrada para recolectar fondos.

Esas veladas solían realizarse por la noche y generalmente en los últimos años de estudio. Unos cantaban, otros bailaban, recitaban poemas, en una dinámica sencilla y plenamente artística, pues no se bebía licor. Hoy en día, aquellas experiencias pasaron al recuerdo, pero en su memoria permanecen intactas como la enseñanza de sus maestros.

― Tuve como profesor de matemáticas a Jorge Concha Flores, quien era chuquibambino y tocaba guitarra. Él organizaba al grupo y nos llevaba. Pero todos los profesores colaboraron, los que sabían danza, etcétera. Tengo la dicha de encontrarme con mis maestros de primaria y de secundaria. Estoy en permanente comunicación con ellos. Siempre me dieron su apoyo.

Entonces, supo que la guitarra lo acompañaría el resto de su vida, pese a que a lo largo de su desarrollo musical llegó a utilizar como complemento la mandolina o el charango. El momento clave para ese profesionalismo fue el tránsito del colegio a los estudios universitarios, en los años 80.

― Cuando estaba estudiando todo iba bien, pero al terminar la secundaria, salí becado. Mi papá trabajaba en la mina, por lo que tenía una relación con los ingenieros y me dijo tú tienes que estudiar ingeniería. Vine a Arequipa a seguir mecánica eléctrica. Soy bachiller y me sentí obligado a elegir esa carrera.

Felizmente, cuando cursaba tercer año, se enteró de la existencia de la Escuela de Música en la Universidad de San Agustín. Es curioso, porque se integró a la estudiantina, donde conoció a un profesor que le dijo: «si tú eres bueno, por qué no estudias música». Se trataba del catedrático Óscar Bueno Ramírez. Y sin que sepan sus papás decidió postular e ingresó a dicha carrera profesional. Naturalmente, al enterarse, lo tomaron a mal, pensaron que Percy iba a dejar la ingeniería y hasta le llegaron a limitar el respaldo económico que recibió en los primeros años de su formación.

― Vivía con unos tíos y ellos le contaron a mis padres que estaba más con la guitarra que con los otros estudios ―contó su anécdota―. Ahora mis papás se sienten orgullosos y recién se dan cuenta de cuánto valía también la música, la cual es una profesión. 

En esta etapa ratificó su gusto por la música peruana, independientemente de que en los cinco años de formación universitaria, le inculcaron el género clásico; incluso, sostuvo que antes no había partituras de temas peruanos y la mayor dificultad fue adaptarse a cosas nuevas para él, a una técnica diferente hasta en el modo de tocar la guitarra.

― La técnica clásica que he aprendido en la universidad, ahora la he volcado a la música popular y es lo que me está dando éxito.

Percy tiene muy buenos recuerdos de su etapa juvenil. Aprendió mucho en manos de profesores como: Alejandro Dávila, Roxana Vento, Sócrates Díaz, entre otros; por supuesto, recibió mayor influencia del doctor Dávila, que siempre lo acompañó en su desarrollo profesional. Recuerda con cariño a la gente de la Tuna, donde conoció a Leoncio Barrenechea, cuando la integró los dos últimos años de estudios, y, en la estudiantina, a don Alberto Peña Rodas; allí participó más tiempo. Entonces, era rector Rolando Cornejo Cuervo, quien apoyó a los músicos:

― Me exoneró la matrícula, el comedor, todo gratis, con la condición de que toque en la tuna y la estudiantina. Participé en las actividades de la universidad.

― ¿Es difícil ser artista? ―pregunté.

― Es difícil porque muchas veces la gente te margina. No saben de qué estás hecho. Lo que llevas dentro ―respondió.

Percy ―que a la fecha tiene catorce discos y ha recorrido varias ciudades a nivel nacional y mundial― comentó que la música requiere disciplina, práctica constante, apertura. No hay día que deje de ensayar. Luego, poco a poco, alcanzó importantes logros, ganando la admiración de sus contemporáneos y rindiendo homenaje a quienes constituyeron un paradigma en su vida, como el maestro Raúl García Zárate, Pepe Torres, Manuelcha Prado, John Williams, Cholo Berrocal, José y Víctor Dávalos, entre otros.

― Cuando di mi primer concierto en Lima, Raúl García ya me había dado clases y asistió a mi presentación, no lo noté hasta que ingresó al camerino. Ha sido una gran alegría tener a un maestro, considerado el padre de la guitarra andina. Él nunca quería ir en taxi, siempre en bus y jamás dejó de hablar quechua.

― Hablando de estos temas, de la dimensión musical ―interrumpí―. Para ti, ¿qué define a la música arequipeña?

― El estilo del vals arequipeño, por ejemplo, no es bailable, es un vals romántico diferente al limeño. Un «Al pie del Misti» no lo puedes bailar; es netamente de salón, para escuchar. 

― ¿La música arequipeña es nostálgica?

― La nostalgia viene de la serranía. Yo he vivido eso y lo transmites.

El artista arequipeño ha llevado la esencia de su tierra a diferentes países. Ha recorrido Sudamérica, México, África, pero su mayor logro no está en los viajes, sino en academizar la música cayllomina con orquesta sinfónica, es decir, otorgarle un nivel académico. Esa propuesta se piensa difundir este año en Bolivia y Argentina.

― ¿Hasta qué punto podemos preservar los ritmos originales de nuestra música peruana? ―cuestioné recordando el debate en torno a la gran Yma Sumac.

― Yo también soy crítico como José María Arguedas, estoy en contra de que cambie la originalidad. Lo que trato de difundir es tal y como está; mantengo la autenticidad.

― ¿Y es permisible realizar algún cambio?

― Cuando es necesario, sí. Por ejemplo, si se orquesta alguna música popular es ideal realizar la introducción porque si no son muy monótonas. Se repite, se repite, se repite, por eso hay que estructurarlo un poco para que sea audible y no canse al público.

Finalmente, dialogamos sobre el aporte de la música local a la construcción de una identidad nacional y las reflexiones que Percy Murguía nos brindó, resultan, por demás, interesantes:

― Es un aporte porque la música arequipeña posee una identidad propia. Arequipa, inclusive, es la única región del Perú que tiene seis géneros musicales. No hay en Lima, pues solo está su marinera limeña, polca, vals criollo y su huayno. Puno dos: su marinera puneña y su huayno pandillero. Cusco similar. Mientras que Arequipa: vals y marinera arequipeña, pampeña, yaraví, huayno chuquibambino, cotahuasino, etc.; y en el Colca, la huayllacha, que estamos proponiendo como Patrimonio Cultural.

― La riqueza no solo es gastronómica, arquitectónica, si no musical ―reflexioné despidiéndome de aquel artista que conserva el espíritu de un niño, admirando a García Zárate, a Los Errantes; y que, de conocer a estas importantes figuras, de haber sido cargador de guitarra, pasó a compartir escenario con cada uno de ellos.

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Cultura

Los devaneos del poder y las ilusiones perdidas

Una entrevista realizada por Carlos Rivera

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Manuel A. Gago Medina (Huancayo, 1958) es un ingeniero   mecánico de la UNCP (Universidad Nacional del Centro del Perú) quien dice que sus únicas lecciones de lenguaje y literatura las obtuvo en el Colegio Salesiano con sus recordados profesores Jorge Nicho y Teófilo Acuña. Se mueve como pez en el agua pergeñando columnas de opinión en un conocido portal y dos diarios importantes.  Cayó seducido por una historia que lo llevó a escribir una potente novela política que nos conduce por vericuetos insospechados colmados de imágenes sugerentes y un placentero “clima narrativo” como diría el escritor y abogado Raúl Mendoza Cánepa. Aquí una pequeña entrevista:

¿Cómo nace el proyecto de tu novela El locutor tartamudo?

Hace 6 o 7 años colaboraba con una joven estudiante de ciencias de la comunicación. Fungía de extra en sus cortometrajes. Una tarde, después de filmar escenas en los arenales de la playa Santa María se me ocurre decirle por qué no hacia un corto de humor negro, sarcástico sobre la época terrorista, porque todo lo visto eran melodramas gastados. Andrea, mi amiga, me dijo haz el guion. Según yo, comencé a hacerlo. No era guion, pero con todo lo escrito y los continuos cambios, surgió la novela. 

¿Cuánto de testimonio personal podemos encontrar en tu obra?

Desde cuarto de secundaria estuve vinculado a la radiodifusión, e incluso fui parte de un noticiero matutino. Estaba enterado de lo acontecido. Por mi relación con la radio pude conocer todo tipo de personas. Algunos de ellos personificados en mi novela.

¿Qué hace un ingeniero en los fueros literarios?

Mi padre indujo a sus hijos a la lectura. Cuando era niño escuchaba cuentos infantiles en la radio. Aprendidos de memoria, los contaba a mis compañeros de clase. Asimismo, el profesor me hacía leer al frente del aula las composiciones, las tareas asignadas después de las vacaciones. Me gustaba mucho ser parte de los periódicos escolares publicados en murales. Cuando estuve en Madrid, mis compañeros de clase eran leídos. Y tenía que estar a tono. Para mi buena suerte, los hijos de un amigo, a escondidas me prestaban libros. Allí tuve tiempo suficiente para leer con sosiego.    

¿Qué autores influyen en tu novela o de tus proyectos literarios futuros?

Me gustan los autores historiadores (Ken Follet, Umberto Eco). Prefiero la lectura limpia. Soy de los que creen que no es necesario el uso y abuso de cierto lenguaje para resaltar una idea.

¿Qué significa para ti la política peruana?

La política, tal como se la pueda entender, no existe. Los intentos de Haya de la Torre de crear espacios para forjar líderes con conocimiento y valores, es una utopía. La política peruana es sinónimo de compadrazgos, amiguetes, aprovechadores, bases interesadas en proteger y lograr privilegios. Los políticos peruanos, con escasas excepciones, exhiben guapuras propias de esta sociedad de medio peso.   

¿Cuánto influyó tu papel de periodista o articulista en tu obra?

Bastante. Soy autodidacta en progreso. Hace más de 20 años, Willy Pinto Gamboa, profesor de la universidad San Marcos, corregía mis artículos frente a mí y tenía la paciencia de mostrarme mis errores. Fue muy generoso conmigo. Con Víctor Andrés Ponce, director de El Montonero, aprendí cuán rigurosos deben ser los editoriales y las columnas. Con ese conocimiento elaboré mi novela, muchas veces corregida y replanteada.    

¿Consideras que tu obra aborda las miserias del poder y la violencia política en el Perú de los últimos 50 años?

La docencia está presente en mi novela. Cuando escucho a lectores y escritores decir que no les agradan los textos que pretenden enseñar o guiar, les digo que es todo lo contrario. En El locutor tartamudo se aborda sin tapujos las miserias humanas, del poder y de la mala política peruana. Cuando trabajaba en radio aprendí que su principal función es entretener, educar e informar. Esa esencia fue trasladada a mi libro.      

¿Más allá de la ficción ves un mejor futuro en la política peruana?

Claro que no. Siempre pregunto en mis publicaciones qué cambia para bien en la sociedad para que cambie la política y el manejo del Estado. Y la respuesta es obvia: Nada. Los electores eligen mal, ganados por sus pasiones, por odios.  Además, con la anemia presente en el 50% de los niños, nos espera una sociedad cada vez sin desarrollo cognitivo suficiente para mejorar.  

¿Fuiste en algún momento fiel militante de alguna utopía política?

No he sido militante porque no recuerdo haber firmado padrones de militantes. Si he sido activista aprista en la universidad. Abandoné esa posición poco antes de acabar mis estudios. Volví al activismo después del 2000, cuando la persecución toledista se hacía descarnada y el fujimorismo se desbandaba. Como se cuenta sobre las catacumbas apristas me uní a un microscópico grupo clandestino. Desde entonces, hacemos esfuerzos por valorar todo lo logrado en los noventas. Después, ese microscópico grupo creció y volvieron los pesos pesados y oportunistas, y es cuando vuelvo a abandonar el activismo. Trato de ser ahora fiel militante de la letra y la palabra bien escrita y dicha, amparada en los hechos y no en las interpretaciones antojadizas.      

¿Qué mensajes nos puedes compartir para la juventud desde la lectura de tu novela?

Pocos jóvenes leen. Vender o regalar un libro no significa que será leído. Me apena cuando comparto con ellos y veo su escasa preparación en cuestiones políticas y sociales. Peor aun cuando los sonsonetes son repetidos como santas palabras. Es el resultado de la nula docencia social y política, la tarea de los partidos. Quisiera que esa “generación de cristal”, en un momento de iluminación, vea con buenos ojos mi novela. 

¿A qué personaje histórico admiras?

A Jesús, siendo el hijo de Dios y hecho hombre, es un personaje histórico único.

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Cultura

Martha Galdos, una voz en el espacio interior

Una entrevista realizada por Rodolfo Ybarra

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Martha Galdos es una cantante peruana de jazz y World music que vive y triunfa en Sao Paolo-Brasil. Ha trabajado con el artista portugués Luis Represas y el guitarrista de Amy Winehouse: Robin Banerjee; así como con el percusionista de Chick Corea y Esperanza Spalding: Richie Barshay. En 2016 representó al Perú en el Panamá Jazz Festival. Su canto se caracteriza por una voz melodiosa con matices agudos y un dominio escénico performático e hipnótico. Además de pertenecer a una familia de artistas, el pintor Enrique Galdos Rivas y la también cantante Blanca Galdos. Aprovechamos su presencia en Lima para hacerle esta entrevista sobre su canto y el trabajo de la voz.

-Cuéntanos, por favor, cómo ha sido tu evolución desde tu primer álbum Respiraré.

Respiraré representa la primera bocanada de aire como una creadora además de intérprete. Desde ya poder apropiarse de un tema, entenderlo y sentirlo es un desafío. Contamos en la historia con grandes intérpretes cuya versión de una música quedó para la posteridad. En mi caso fue atreverme a realizar arreglos musicales muy distintos a los originales. Para dar un ejemplo, un vals criollo en portugués (“Inocente amor” se la canté por teléfono a la propia Alicia Maguiña, que recibió bien la propuesta), un samba-jazz en festejo-jazz, entre otros. Hasta ahí hablamos de género o estilo musical. Siempre me llamaron la atención los arreglos complejos con ciertos desafíos vocales y las voces “trabalenguísticas”. Desde entonces, mi exploración personal fue hacia el lugar de la composición y la necesidad de expresar mi esencia desde la autenticidad, incluyendo la poesía.

-¿Cómo te ha ido con Aya T’ica?

Aya T’ica (flor ancestral o flor sabia en quechua) es una canción contemporánea latinoamericana con un significado universal: abrazar la vida, sentir la pulsión de ella. En esa búsqueda de una sonoridad propia, surgió un concurso por el Bicentenario de Chabuca Granda y decidimos participar. Entonces, al compartir algunos ingredientes como el landó, o el merengue venezolano (no es el dominicano, es un ritmo pegajoso pero diferente), Dante Ozzetti creó una música que evoca ancestro con un motivo constante en el bajo y percusión, una especie de shamanismo distintivo, y llamó a un letrista amazónico Joõazinho Gomes. Él encontró esa asociación entre el nacimiento del Rio Amazonas y Chabuca, ambos en Los Andes Peruanos, lo cual va trayendo una poesía epopéyica que asocia al Rio de Rios con la lágrima del Creador. Mi versión en español alimenta con otros términos como Altomisayuq o “sacerdote andino”. Lo que en portugués se denomina “Pajé”. La canción consta de tres partes y parece que hablará de los siete días de la creación y termina con la estrella de Belén. Las personas me preguntan “qué ritmo es” y me encanta no tener la respuesta.

El videoclip es otro viaje aparte (literalmente). Grabado con Iphone, una parte en el lecho de un río amazónico en Brasil durante la pandemia, con escenas de la Amazonía peruana y una parte en São Paulo, donde todo comenzó y desde donde evoco esa conexión con la naturaleza de la cual somos parte.

-El trabajo de la voz cantada implica un entrenamiento especial, cómo así también haces doblajes, imitaciones y hasta stand comedys. Esto es un don o es trabajo programático y esforzado.

Desde niña siempre tuve curiosidad y condición natural para imitar. En ese sentido podríamos señalarlo como un don. Ello me llevó a entender con el tiempo que es una facilidad para la profesión de locución y doblaje. Nunca he sabido contar chistes ni ser rápida para responder o ser sarcástica. Pero puedo imitar con facilidad una cantante, o contar un diálogo e imitar los gestos, voz e incluso asuntos que tocarían las personas que imito. Ahora soy clown en formación y sigo llevando cursos para poder estructurar mejor mis puestas en escena como stand up comedy. Son varios recursos, pero me gusta contar con una dramaturgia y un laboratorio para poder pulir y maximizar esas capacidades. De todos modos, este “don” me acompaña en mis shows, en mis trabajos y vida cotidiana.

-Este 18 de mayo te presentarás otra vez en Lima con el proyecto que has denominado “Volviendo”, cuéntanos al respecto. ¿Dejarás São Paulo para vivir en Lima?

Volviendo está en gerundio, porque volver a un país, a un lugar, toma un tiempo. Si bien regreso a mi tierra de nacimiento, fueron cinco años ininterrumpidos en Brasil. Siento que nunca dejaré de ser de alguna forma brasileña en parte. Al mismo tiempo nunca me sentí una peruana típica. Me siento del mundo, y creo que, dentro de nuestro propio país, que tiene pocos siglos de formado, hay varias nacionalidades, y me gustaría permearme más de ellas. Soy practicante de la “interculturalidad”. He decidido sí, que mi base sea Lima por ahora, sin que eso sea limitante para en un futuro poder trabajar algunas temporadas en otras latitudes. Los medios de comunicación actuales y la internet nos permiten ahora esa conectividad también.

“Volviendo” será una tertulia musical que tendrá dos partes, la primera con canciones escogidas vinculadas a mis viajes y exploraciones y una segunda donde compartiré composiciones, y con historias personales entre tanto y tanto. Les invito a mi universo ecléctico y a poder abrazarnos todos con la voz y las melodías que vendrán.

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Cultura

Eloy Jáuregui en su lugar

Eloy hizo del Queirolo su segundo hogar. Allí prácticamente habitó desde los años 70 con sus amigos poetas de HZ, según me lo recordó Oscar Queirolo. Allí yo solía encontrarlo, las veces que nos citábamos, en los últimos 20 años.

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Por: Edwin Sarmiento.

La fotografía de casi un metro de alto, de nuestro amigo Eloy Jáuregui, ya reposa en el lugar exacto que él quiso estar, en el Queirolo de sus amores, ubicado en la esquina de Quilca con Camaná, en el Cercado de Lima. Con el entusiasta auspicio de Oscar Queirolo, propietario del legendario restaurante-bar y la presencia de poetas del movimiento Hora Zero y de los miembros de la Tertulia del Chivo Castillo, fue develada la fotografía, por los periodistas Domingo Tamariz y Edwin Sarmiento. El rostro del poeta y prolífico cronista de impecable estilo había sido cubierto por una manta ayacuchana como expresión cultural de todas las sangres, como apuntó el poeta de HZ, Fernando Obregón. La ceremonia fue sencilla, pero de mucha calidez humana. Fue a la hora en que el lugar empezaba a poblarse por los comensales habituales del centro de Lima. Tamariz y Sarmiento recordaron pasajes de vida compartidos con el poeta, escritor, y cronista fecundo, compartidos a lo largo de casi medio siglo de trabajo periodístico, en distintas redacciones de la capital. Eloy fue un cronista muy querido por sus amigos, pero también visto con recelo por los envidiosos que no faltan. Él solía disfrutar, sin embargo, de unos y de otros. Para pintar al personaje que nos dejó los primeros días de enero del 2024, comparto las palabras de un amigo común, del poeta Miguel Silvestre, quien lo recuerda así:

En la redacción, en los almuerzos, en las enajenadas noches de bohemia dura, Eloy mostraba vereda y piso recorridos, lecturas y gusto omnívoro por la cultura. Leía de todo (su padre Néstor tenía un kiosco de libros en el Parque Universitario, y su mamá Juana lo alimentó con música criolla y tropical); lo oí en múltiples ocasiones hablar de Guillermo Cabrera Infante, José Lezama Lima y lo barroco; lo mismo que de Gabriel García Márquez, José María Arguedas, el Inca Garcilaso de la Vega o Guamán Poma de Ayala. Y en algunas ocasiones en los bares, en medio de los transportes y elevaciones de las bebidas, recordaba a César Vallejo de Intensidad y Altura en Poemas Humanos y decía: “Quiero escribir, pero me sale espuma, (…)/Quiero escribir, pero me siento puma; (…)”. Y seguíamos chupando. Amaba la música criolla, la música cubana, la música andina. Era un cultor de la salsa dura, el bolero, las diferentes vertientes de la mencionada raíz cubana.

Tenía su saoco para bailar. Paso chiquito, con elegancia, como se hace en la salsa de verdad. Y también le daba al canto. En medio de las conversaciones, hilando con el tema, metía a veces un bolero, un vals o un son, o un tema de Benny Moré. En los 80, después del cierre de edición, podíamos estar en el Pilsen de Jesús María, pasar a Las Pancitas de Quilca, el Queirolo del centro, la Máquina del Sabor de La Herradura, y terminar en la esquina de Abancay con Grau, en un restaurante con ventanales inmensos donde había unos lomos al jugo y unas chitas al vapor inconmensurables. Y harta chela. En ese momento, podían dar las 7 de la mañana. Y a las 9 a. m. o clock todos ya estábamos listos (y duchados) para un día más en la redacción. Siempre la música ha acompañado a Eloy Jáuregui. La Sonora Matancera, Benny Moré, Olga Guillot, Los Embajadores Criollos, Los Shapis, Chacalón, La Flor Pucarina, la Fania, Willie Rosario, Ray Barreto, Ángel Canales, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Justo Betancourt, Irakere, Van Van. Manolito Simonet, Isaac Delgado, y un larguísimo etcétera.

Eloy hizo del Queirolo su segundo hogar. Allí prácticamente habitó desde los años 70 con sus amigos poetas de HZ, según me lo recordó Oscar Queirolo. Allí yo solía encontrarlo, las veces que nos citábamos, en los últimos 20 años. Ni los niños pirañas que atacaban en mancha por la calle Quilca y aledaños en los años 80, ni los apagones de todas las noches que los terroristas ocasionaban en Lima, ni la ausencia de sus amigos poetas, músicos, artistas y periodistas que fueron dejando el Queirolo en esos años aciagos, hicieron que Eloy dejara de ir a este lugar que para él representaba la vida misma. Por esos años su amistad con Oscar Queirolo creció y se robusteció, tanto que cuando el poeta cayó postrado, al borde de la muerte, atacado por el Covid-19, Oscar le llevaba a su casa un buen sancochado, para que su debilitado cuerpo se recupere, según me decía Eloy. Para recrear la relación de Eloy con el Queirolo de Quilca con Camaná, voy a compartir pasajes de una crónica escrita con la belleza y frescura que da la edad de un grupo de estudiantes del Quinto Ciclo de periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas:

El movimiento artístico que reunía poetas, músicos, narradores y demás integrantes de Hora Zero tenían dos hogares: la vivienda de cada uno y el Queirolo. Era su paradero ideal. Óscar Queirolo, el actual propietario del restaurante-bar junto con sus hermanos, jamás los olvidará. Eran chicos de 20 años, muchos de origen provinciano, que iban todos los días al bar, con o sin dinero; pero siempre terminaban con un cuba libre y otros piqueos en su mesa. ¿Recitaban en público? Casi nunca. Siempre a un miembro de Hora Zero le tocaba invitar. Eloy Jáuregui, Miguel Burga, Carlos Ostolaza, Jorge Pimentel, Tulio Mora y muchos otros artistas llegaban al bar al mediodía y tras acalorados debates de política, poesía, películas y libros se retiraban antes de la puesta del sol. Óscar y Eloy recuerdan que en el bar no se escribía; en el bar se debatía.

La familia Queirolo, dueña del bar, tiene raíces en Génova, Italia. En 1920, se abrió el local con el nombre La Florida. Recién en 1958, con el padre de Óscar como dueño, se cambió al nombre actual: Bodega Queirolo. Desde ese entonces, se ha puesto mayor énfasis en la venta de tragos y comidas para dejar completamente de lado los abarrotes. Ahora, Óscar y sus hermanos son los propietarios. El Queirolo es un templo de la sabiduría, no del alcohol. «En los bares de Lima de mediados del siglo XX uno conversaba, codo a codo, con grandes intelectuales de la época como Pablo Macera, Luis Lumbreras, Martín Adán y Raúl Porras Barrenechea, y así uno se formaba una concepción del país», dice Eloy Jáuregui. El cronista tuvo dos escuelas en la década de los 70: la Universidad Mayor de San Marcos y el bar Queirolo. Del primero no se acuerda nada; del segundo, casi todo. Los poetas de Hora Zero aprendieron de literatura, arte y política en un bar que no te hacía perder la conciencia.

En el acto de develación de la fotografía de Eloy, se hicieron presentes los miembros de la Tertulia del Chivo Castillo, Domingo Tamariz, Justo Linares, César de los Heros, Mariano Bailón, Henry Aragón, Edwin Sarmiento y los poetas Fernando Obregón y Hernán Flores.

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Cultura

Contraloría detectó graves irregularidades en contratación de Joinnus

El contundente Informe de la Contraloría halló irregularidades cometidas por los funcionarios Teresa Zenaida Quiroz Silva, José Antonio Vargas Oropeza y Walter Santos Galdós Morales, de las oficinas de Administración y Abastecimiento del Ministerio de Cultura. Asimismo, se recomendó a la ministra Leslie Urteaga que realice el deslinde de responsabilidades correspondientes.

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Tras las diversas denuncias del presunto lobby que se habría realizado desde el despacho de la ministra de Cultura Leslie Urteaga Peña para favorecer a la empresa Joinnus de Credicorp, y tras los informes reveladores del Órgano de Control Institucional adscrito a la Contraloría General de la República, que evidenciaron graves irregularidades en el servicio de la venta de entradas a Machu Picchu y tras el informe de Osce, que confirma que el contrato firmado con Joinnus fue irregular; por lo visto, la Contraloría continúa hallando más perlas negras en dicha contratación.

El informe de Control Específico N° 015-2024-2-5765-SCE ratifica que la contratación de servicios de la empresa Joinnus es irregular, porque luego del riguroso trabajo del Órgano de Control Institucional, se halló hechos irregulares precisamente en la contratación de servicios para la venta de boletos electrónicos para el ingreso a 23 espacios culturales.

¿Cuál fue específicamente el hecho irregular?

El Ministerio de Cultura contrató el servicio de gestión de venta de boletos electrónicos para la entrada a 21 espacios culturales, mediante dos órdenes de servicio, por montos que no superaran las 8 UIT, considerando un valor estimado que comprendía únicamente el servicio de alquiler de la plataforma tecnológica y la gestión de pagos, sin contemplar el importe estimado por comisiones de dicha venta, que implicaba ejecutar procedimientos de selección en el marco de la Ley de Contrataciones del Estado y además se suscribió una adenda para incluir 2 espacios culturales, a pesar de no contar con debido sustento, afectando de esa manera la legalidad de un procedimiento administrativo, limitando así la participación de otros postores.

Aquel servicio de control especifico comprendió el periodo de 1 de junio de 2023 al 31 de enero de 2024 y corresponde al análisis de la documentación desde el requerimiento de gastos de servicios presentado por la Oficina General de Administración, hasta la emisión de las órdenes de servicios n° 03480-2023-S del 4 de agosto de 2023, y la n°04938-2023-S del 18 de octubre de 2023; la revisión y análisis de la documentación que sustenta la suscripción de las Adendas n° 1 y la n° 2, del 7 de noviembre de 2023 y 19 de enero de 2024, respectivamente, y finalmente, a la Contratación realizada con la Orden de servicio n° 003480-2023-S; así como la documentación existente en los archivos de la sede principal del Ministerio de Cultura, en San Borja, Lima.

Informe de Contraloría deja sin piso a ministra Leslie Urteaga Peña.

Los 21 inmuebles prehispánicos, museos e instituciones Museables que obtuvieron recaudación por venta de boleto electrónicos son:

En Lima, El Museo de Arte Italiano, Monumento Arqueológico y Museo de Sitio de Pachacamac y el Monumento Arqueológico Caral-Supe.

En Ancash, el Monumento Arqueológico Chavín de Huántar y el Museo Nacional Chavín.

En Cajamarca, el Circuito Turístico Urbano comprendido por el Cuarto de Rescate, la Iglesia de Belén, el Museo Arqueológico y Etnográfico del Conjunto Monumental Belén. También el Sitio Arqueológico de Ventanillas de Otuzco y el Monumento Arqueológico Cumbe Mayo.

En Ica, el Boleto Turístico Parcia Aéreo de las Líneas y Geoglifos de Nazca, la Torre Mirador Líneas de Nazca y el Museo Arqueológico Tambo Colorado.

En Puno, el Monumento Arqueológico Sillustani, el Monumento Arqueológico y el Museo Lítico de Pukara.

En Lambayeque, el Museo Tumbas Reales de Sipán, el Monumento Arqueológico y Museo de Sitio Túcume, el Monumento Arqueológico Nacional Bruning y el Museo Nacional de Sicán.

En La Libertad, el Complejo Arqueológico y Museo de Sitio de Chan Chan, y el Complejo Arqueológico Huacas del Sol y la Luna-Moche. 

y en Ayacucho, el Sitio Arqueológico de Intihuatana-Pomacocha y el Museo Yacimiento Arqueológico y Museo de Sitio Wari.

El total de recaudación en estos 21 espacios culturales, dependencias del Ministerio de Cultura durante el 2022 fue de S/8 186 203.20. A partir del cual la comisión de control realizó el calculo proyectado con el porcentaje estimado de 4,2% de comisión ofertada por Joinnus SAC, obteniendo el importe de 343 820.53, por cierto, un monto que resulta de 8 UIT (39 600 soles); y ese gasto por comisiones de ventas no fue incluido como criterio para la determinación del valor estimado de acuerdo a los TDR.  

Cuadro n° 5 (Recaudación por venta electrónica de boletos de 21 espacios, durante 2022)

Adenda incluyó dos espacios culturales adicionales en Kuélap y Cusco

El 07 de noviembre de 2023 el director de la OAB/Mincul, Walter Santos Galdós Morales en representación del Ministerio de Cultura y la empresa Joinnus SAC suscribieron la Adenda N°01 a la Contratación realizada por servicio de implementación de Plataforma Tecnológica Virtual para los Visitantes de Bienes Inmuebles Prehispánicos, con el fin de modificar el punto 8 “Plazo y Lugar de ejecución del servicio”. Y en la misma se establece que: Adicionalmente, el servicio contratado se ejecutará en los siguientes sitios culturales:

-Kuélap

-Cusco, al cual se considerará una comisión de 3.9% y para los demás espacios culturales se mantiene el 4,2%.

De acuerdo a las necesidades del Ministerio de Cultura se podrá ampliar el servicio de la implementación de la plataforma digital a otros espacios culturales, previa comunicación de la Oficina de Administración, de ser el caso.

Conclusiones

Como resultado del servicio de Control Especifico a Hechos con Evidencia de Irregularidad practicado al Ministerio de Cultura, el órgano de la Contraloría concluye lo siguiente:

Que los funcionarios de la Oficina General de Administración y Oficina de Abastecimiento del Ministerio de Cultura, tramitaron la contratación de dos servicios vinculados con la gestión de venta de boletos electrónicos para la entrada a 21 espacios culturales, los cuales fueron formalizados  como contrataciones menores o iguales a 8 Unidades Impositivas Tributarias (UITs), mediante la emisión de 2 órdenes de servicios del 4 de agosto de 2023, y a su vez la Oficina de Abastecimiento determinó el valor de dicho servicios sin tomar en cuenta como criterio adicional el porcentaje de la comisión por entrada vendida y transacción efectuada, a pesar que ambos conceptos son fondos públicos.

Recomendación

A la señora Ministra de Cultura realizar las acciones tendentes a fin de que el órgano competente efectué el deslinde de las responsabilidades que correspondan. En especial a Teresa Zenaida Quiroz Silva, Directora del sistema Administrativo IV de la Oficina General de administración; José Antonio Vargas Oropeza Director del Sistema Administrativo III de a Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración y Walter Santos Galdós Morales Director del Sistema Administrativo III de la Oficina de Abastecimiento de la Oficina General de Administración.  

Con este contundente informe se concluye que la contratación de la empresa Joinnus se realizó de manera irregular. La ministra de Cultura Leslie Urteaga deberá explicar porque se buscó beneficiar a la empresa de Intercorp.

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Cultura

Chicha y ron, una historia de chanchos

Dramaturgia y dirección de Patricia Montero

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El Centro Cultural de la Universidad del Pacífico y LA FLECHA estrenarán el próximo sábado 04 de mayo la obra de teatro para toda la familia Chicha y ron, una historia de chanchos, dramaturgia y dirección de Patricia Romero, con un el elenco conformado por Claudio Calmet, Pedro Pablo Corpancho, Joaquín Escobar, Valquiria Huerta y Astrid Villavicencio.

Chicha es un cerdito que sueña con ser nadador. Un día, Chicha salva a una gallina de morir ahogada, lo que hace que se corra el rumor de que es un prodigio de la natación. La noticia llega a oídos de Ron, un cerdo que lidera la revolución porcina contra la opresión humana. Ron decide liberar a Chicha de su cautiverio y llevarlo a participar en un concurso de natación. Su plan es que Chicha gane el primer premio y demuestre al mundo que los cerdos son dignos de respeto. Chicha emprende una aventura junto a Ron. En el camino, se encontrarán con muchos obstáculos, pero también con grandes aliados. Por un lado, conocerán a Titino, un simpático perrito que les ofrecerá su piscina para que Chicha pueda entrenar. Pero también tendrán que enfrentarse a Fifí, una gata malvada que hará todo lo posible por sabotear su plan. ¿Podrá Chicha cumplir su sueño? ¿O se rendirá ante las dificultades y los peligros?

“Dirigir esta obra ha sido un viaje precioso. Los actores han dado vida a personajes entrañables que conducirán a los niños a vivir divertidas aventuras. Usando la creatividad, transformamos objetos simples en montañas, túneles y piscinas. Utilizamos títeres y teatro de sombras para transportar a los pequeños a diferentes lugares en un abrir y cerrar de ojos. Los personajes cantan en vivo, y sus pegajosas canciones harán que los niños quieran bailar y cantar junto con ellos. Hemos creado un universo muy divertido con un hermoso mensaje, para que grandes y chicos se enternezcan y disfruten al máximo”, nos comenta la directora y dramaturga Patricia Romero.

Con este montaje, Centro Cultural de la Universidad del Pacífico inicia la temporada 2024 para toda la familia. Chicha y ron, una historia de chanchos se presentará en el Teatro de la Universidad del Pacífico, ubicado en el Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María. Las entradas están a la venta en Joinnus. Las funciones son los sábados y domingos las 4:00 p.m. Estacionamiento gratuito sujeto a disponibilidad.


INFORMACIÓN IMPORTANTE

  • CHICHA Y RON, UNA HISTORIA DE CHANCHOS
    Dramaturgia y dirección: Patricia Romero.
  • ELENCO: Claudio Calmet, Pedro Pablo Corpancho, Joaquín Escobar, Valquiria Huerta y
  • Astrid Villavicencio.
  • Temporada: del sábado 4 de mayo al domingo 21 de julio. 
  • Días de función: sábados y domingos a las 4:00 p.m.
  • Lugar: Teatro de la Universidad del Pacífico (Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María).
  • Venta de entradas: Plataforma web Joinnus exclusivamente. Boletería no disponible en el teatro.
  • Link de venta: 
  • https://www.joinnus.com/events/theater/lima-chicha-y-ron-una-historia-de-chanchos-60922
  • Preventa: hasta el 3 de mayo. Válida para las funciones del 4 al 26 de mayo.

PRECIO PREVENTA: 

Adultos: S/35.00

Estudiantes y niños: S/20.00

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Cultura

Lomas El Mirador, trekking, rapel y aventura en un lugar que espera ser redescubierto por todos los turistas en SJL

Un lugar autogestionado por sus propios vecinos que de la mano de Jorman Cabello ofrecen en las lomas horas de aventura extrema en medio de la naturaleza.

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Verano, cae la tarde en el distrito más poblado del país. Quinientos años antes los habitantes de la serranía surcaban caminos empedrados y agrestes llevando productos típicos de las alturas, hasta llegar a lo que hoy son conocidas como las lomas El Mirador, para luego seguir su camino cuesta abajo. En lo alto, donde ahora se levanta una torre de electricidad, el antiguo hombre observaba por el Este la vastedad del valle de Lurigancho (o Rurincancho, como se conocía antes de la colonización), llena de vegetación, bosques y riachuelos; y por el Oeste el mar recibiendo a un anaranjado sol. Esa espectacular vista ahora ha variado en uno de sus lados; hace como quinientos años, desde lo más alto de la ciudad el aventurero aún puede contemplar el más bello y sonrojado atardecer, divisando a lo lejos los barcos y a los aviones elevándose por encima de las nubes.

Durante los siglos y decenios el ser humano se ha encargado de ir transformando lo que antes era espacio y dominio de la naturaleza, de los animales silvestres y del fluir del agua que caía libre de las quebradas de ese distrito. Mantener uno de los pocos espacios naturales resulta una batalla titánica, ya sea por los invasores de terrenos, por una ciudad que poco a poco va creciendo de manera frenética y acelerada, pero que en cada estiramiento ignoran lo que antes ahí había. Afortunadamente existe la organización ambientalista “Haz tu mundo verde”, en cooperación de todos los vecinos de las lomas El Mirador, se encargan, contra viento y marea, de preservar ese mágico lugar oculto por el tiempo y también por sus autoridades, limpiando la zona de desechos, llenándola de color, y sobre todo difundiendo para que no solo los vecinos de San Juan de Lurigancho (SJL), sino también turistas nacionales y extranjeros, vayan a conocerla.

Durante mi última visita a las lomas tuve la oportunidad de conversar con Jorman Cabello Arzapalo, director general de la organización ambientalista, quien muy amablemente me contó sobre la historia del distrito, el compromiso que tiene por conservar las lomas, y los proyectos a futuro que se vienen, eso sí, todo a favor del propio vecino luriganchino.

En primer plano, Jorman Cabello, y de fondo el distrito de SJL.

Desde lo alto de una gigantesca piedra, donde se ubica uno de los extremos del puente colgante que puede ser disfrutado por todos los visitantes, Jorman nos ve subir con esfuerzo la gran escalinata colorida construida por todos los vecinos. Ya en el primer punto, nos va explicando la importancia que tenía ese pasaje natural en la antigüedad, sobre el paso de los chivateros, las huacas olvidadas por el Ministerio de Cultura pero que antes eran centros administrativos, religiosos, o de recolección de los Rurincancho; el esfuerzo que viene realizando, junto con historiadores, antropólogos como Julio Abanto, y muchos ambientalistas en dotar de identidad al nuevo habitante de SJL, haciéndoles conocer la historia del distrito para que de alguna manera se vayan borrando prejuicios.

Así como las lomas de Lachay (Huaura) o de Lúcumo (Pachacamac), las lomas El Mirador (ubicada entre el límite de SJL y El Rímac) ofrece un día lleno de aventura y deporte extremo, pues los visitantes pueden realizar una buena y extensa caminata por las lomas, apreciando el atardecer durante la temporada de verano o caminando entre la vegetación en invierno, para luego animarse a cruzar por el puente colgante; o para los más intrépidos también existe la opción de hacer rapel.

Para llegar a las lomas El Mirador el visitante puede bajar en la estación del tren ‘Los Postes’ y de ahí tomar una moto que les lleve hasta la misma puerta que da inicio a la caminata, en el pueblo joven Nuevo Perú. Para mayor información y reserva de entradas para una visita guiada al número: 977 694 111.

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