“¿Tan sólo milenios galopan en tu lomo? Tu antigüedad es mayor. ¿Es que tus ojos no fosforecen con pasiones recientes? ¿Eres carne de los sacrificios milenarios?”
El pez de oro de Gamaliel Churata
En La cultura de la resistencia (1973), Marta Traba reflexionaba sobre la dependencia del llamado nuevo mundo bajo ciertas hegemonías dominantes y coloniales, asunto que ha preocupado durante un larguísimo tiempo (desde las sublevaciones independentistas en toda América), y cómo el entorno cultural americano planteaba desde hace más de un siglo formas e ideas para romper y vencer estas ataduras, en busca de una identidad e historia propia, donde el concepto de diferencia tomara un gran impulso a través de diversas expresiones creativas y eruditas. Esto fue adoptado como uno de los significativos desafíos del arte continental a partir del siglo XX: imbuirse de su entorno y autóctona sabiduría, compatible a la vez con una potencia universal y moderna, sin caer en un folclórico chovinismo. Según Traba “… lo único claro fue siempre el mundo físico alrededor del artista latinoamericano, surtiéndole proposiciones étnicas, lingüísticas, geográficas, idiosincráticas, de una riqueza muchas veces excesiva. Pero todo buen artista es consciente, por vía racional o instintiva, de que la realidad no adquiere existencia sino a través de un proyecto, y que la obra es tanto más valiosa cuanto más general es ese proyecto”.
Llevar adelante esta amplia propuesta con un original lenguaje, desde un lugar específico, parcelado, y que pueda lograr con su carga emotiva y sus planteamientos intelectuales, críticos y técnicos trascender fronteras, estar vigente y en constante crecimiento (con el viento del talento, la inteligencia, la disciplina y el apoyo a su favor), es un enorme reto para artistas de esta región. Muchas y muchos lo han logrado y uno de ellos, actualmente, es Ricardo Terrones (Chepén, Perú, 1976). Él conjuga en la robusta huella de una ontología territorial ese esplendor precolombino con su fascinante invención personal, siendo heredero de una fértil tradición figurativa y cromática que está arraigada en la pintura peruana (pensemos en maestras y maestros de la centuria pasada como Tilsa Tsuchiya, Venancio Shinki, Gerardo Chávez, Julia Codesido, José Tola o Fernando de Szyslo).
Su infancia y sus vivencias en Chepén lo han inspirado siempre, atento a esa impresionante zona aluvial con abundantes algarrobos, sapotes, espinos, faiques junto a una variada fauna formada por gallinazos, lagartijas, garzas, tordos, faisanes, pavas, felinos entre otras especies, además de poseer un importante patrimonio arqueológico relacionado con las culturas mochicas, chavines y chimús, todo disponible como material pictórico en la obra de Terrones. Sus cuadros se convierten en una necesidad de revelar nuevos paisajes con deslumbrante vegetación, toros y perros situados sobre llanuras de tonos cafés, una sucesión de homenajes dedicados a la agreste selva, al árido desierto, las corrientes del río y esa lejana resonancia de olas originadas en el Pacífico. Éste instaura un goce humano, animal y vegetal, aferrado a su íntima búsqueda hecha candente metáfora y profunda exégesis plástica condensada en la dimensión de un cielo rojo, azul, amarillo o un sinfín de coloridas mezclas que salen desde su paleta.
Esos cortes, esas tensas líneas dejan simétricas marcas en las planicies andinas, en los algarrobos y montañas donde se acumulan cuernos de toros, colmillos de perros, garras, alas, escamas y robustas hojas de un tiempo pretérito y actual. Hay una valiente decisión en Terrones de reinventar un paradisíaco y feroz ecosistema. Su presencia humana recuerda esos delgados maniquíes de madera que se utilizan como modelos para dibujar hasta llegar a esos recios seres ancestrales de grandes manos y pies, atrapados en su dramatismo y festividad de maciza revelación, habitantes de granito que han sido paridos en una antigua ciudad chimú. El trabajo de Terrones se entrega a un amontonamiento de especímenes dentro de un vibrante plano, con desbordamientos mitológicos de renovada estética, que coge lo mejor del mundo precolombino y el arte contemporáneo, desde las vanguardias hasta la nueva figuración, siempre desde los más profundo de esa otredad que significa estar situado en Latinoamérica y su relación con la “impureza”, con sus “cruces y giros” (citas del dramaturgo, performancista y poeta Alberto Kurapel). Ese mestizaje, esa combinación de visiones, sentires y grietas conmueven a Terrones y repercute en la silvestre diacronía de su obra.
Los personajes de Terrones están envueltos en energéticos caparazones y gruesas franjas que protegen ese desasosegado magma de imágenes, piezas significativas de una expresionista Pachamama que fecunda corpulentos y enjutos apéndices, configuraciones de un espesor atávico en comunión con la tradición muralística de este continente y la poesía hecha pintura, vinculada a la cosmogonía de los pueblos originarios (existe proximidad visual de Terrones al grupo Magie Image, fundado en el París de los ochenta por artistas latinoamericanos, siendo uno de ellos el peruano Leoncio Villanueva). Además está el influjo de los cerros de Chepén en el artista, expuestos a la magnificencia del sol, un Inti Raymi adunado a una Semana Santa de voluminosas crucifixiones tras el estampido del sincretismo y estilizadas por pinceles de palpitante memoria, que fluyen hacia un testamento tectónico. La naturaleza se afinca en planos y círculos, con delineaciones que parecen bordadas por el acrílico, metódica delicadeza advertida en esos hilos pintados.
Su obra es humanista, ecológica y crítica hacia el poder político. La amistad, el esfuerzo, el recuerdo, la lealtad, la libertad, el amor son temáticas recurrentes en su trabajo al igual que la sublime y heterogénea zoología y flora vernácula, una alegoría de la belleza natural disponible a ser contemplada por horas, parajes realizados por Terrones que traen consuelo frente al fracaso de la política y sus corruptas infamias, cristalizadas también en sus telas con sarcasmo y duro cuestionamiento. En él se desarrolla un cautivador imaginario propio de su lugar de origen, de su rebelde periferia que rompe los límites fronterizos y se instala en el panorama del arte internacional. Ya decía Terrones en una entrevista de 2018 que el arte latinoamericano le faltaba identidad y honestidad. Esas dos características no se agotan en sus propósitos artísticos porque los engrandece y los reitera a cada rato, fuente inagotable de su entusiasmo y su acervo imaginativo, de plena entereza que está en incesante transformación, siempre atento al tiempo que le toca presenciar y vivir, más en una época globalizada.
Sus dibujos sobre papel algodón cuentan con la misma riqueza técnica e inventiva de sus cuadros: figuras de la noche hacen de sus puños un sol negro, con petrificadas cabezas que proyectan una sombra monstruosa y desde sus bocas salen cañas donde transitan pequeños automóviles; mujeres en actitud de reposo sobre vulvas de carbón, observando sus colosales manos parecidas a las rocas; o coches que se asemejan a escarabajos y conejos salpicados de barro y arena, fraternizados con plantas mimetizadas en pezuñas. Y se aprecian en esos vaporosos espacios cuerpos atestados de lunares y desmesuradas células, orgullosos de un pasado mochica (rememorar esas botellas de asa estribo en forma de guerreros y aquellas conchas redondas y en espiral tan imprescindibles en las sagradas ofrendas).
Néstor Canclini manifiesta que el arte “existe porque vivimos en la tensión entre lo que deseamos y lo que nos falta, entre lo que quisiéramos nombrar y es contradicho o diferido por la sociedad”. En esta disyuntiva se obstina el discurso artístico de mantener vigente las grandes preguntas, carencias y anhelos que no escapan nunca a la reflexión. La espera de una revelación. La permanencia del misterio. Terrones ahonda en sus pregnantes obras, un ilimitado territorio fantaseado en el episteme de los peces, el canto del agua, los ladridos de perros, las piruetas de las aves, las miradas de las lagartijas y la soberbia hojarasca crecida en el torso de un vetusto caminante que ofrenda un hexágono de maíz a los jardines del sol.
La poesía peruana se renueva: una voz poética cae a la tierra fértil de la hoja y empieza la metamorfosis. En ese sentido, la poesía vive como una sabia subterránea, viajando de mente en mente; quiebra el espacio-tiempo y florece. De Chocano a Vallejo, de Vallejo a Verástegui y seguimos. Hoy vamos a conocer a Euler Julca Sánchez, joven poeta de Chachapoyas, que se inicia el mar literario con Balsamario poético (Ed. Higuerilla, 2025).
1. Al leerte, siento un trabajo de métrica, sin embargo, a nivel de fondo, ¿qué temas abordas en tu primer libro?
Como bien ha observado, maestro Barco, el tiempo está marcadamente presente: no como una línea cronológica austera o rígida, sino como un zumo emocional, una bruma que amalgama afectos, recuerdos, ausencias. Por lo que, la memoria, que fija en sus esquemas lo que se vive y lo que se sueña, se forja como materia prima del poemario. Así, en los poemas, quizás, está latente los intentos de atar lo fugaz, de salvar alguna cuestión de la corriente etérea del tiempo. Además, la naturaleza –esa gran musa sacra con la que convivo, combato, amo…– destila de su alambique el símbolo, el personaje, el espacio: árboles, pájaros, cielos chachapoyanos, lluvias, están presentes no solo como contenido, sino como la esencia viva del discurso poético.
2. Eres de Chachapoyas, una parte del Perú poco explorada a nivel literario. Me gustaría que nos des una idea de los valores que encuentras en tu comunidad y que sientes que se deben conocer a nivel internacional.
San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, la fidelísima ciudad, tiene una riqueza espiritual y cultural que merece mayor visibilidad. Hay una sensibilidad especial en la gente de mi tierra, un vínculo con la naturaleza que no se ha perdido del todo. Aquí, el tiempo tiene otro ritmo, y esa lentitud nos permite escuchar, observar y recordar con mayor profundidad.El valor de la palabra, por ejemplo, es algo que permanece en las familias, en los cuentos o tradiciones orales, en las conversaciones largas. Cabe mencionar, que hay un autor nacido en Levanto, pueblo aledaño a Chachapoyas, el sacerdote y cronista Blas Valera, referido en los Comentarios reales, que es muy referido en las escuelas con el fin de motivar la escritura de los jóvenes.
4. Me interesa conocer cuáles son los desafíos para desarrollarse, ¿cuáles son las ventajas y las desventajas que encuentras para desarrollarte como escritor en tu localidad?
Como he escuchado mencionar a usted en algunas ocasiones, concuerdo con que uno de los desafíos principales es la falta de oportunidades de espacios de crítica o difusión, más si se da en zonas de provincia, o la falta de circuitos literarios activos, de editoriales locales, de librerías independientes. Eso puede generar una sensación de aislamiento, como si lo que se escribe aquí no poseyera eco. No obstante, ese mismo contexto puede volverse una ventaja. Hay más libertad creativa, menos presiones del mercado o de las modas. Asimismo, escribir desde mi pueblo chachapoyano o más específicamente desde mi pueblo natal o desde las tierras donde laboro como profesor, desde estos valles o cumbres que rodean lo inasible del sentimiento que me alberga y que muchas veces no logro concebir lingüística o literariamente porque es ahí, entre otros escenarios de esta realidad, donde radica la sustancia poética, me permite tener una voz más auténtica.
5. Todo primer libro de un poeta refleja la deuda con sus lecturas. En tus lecturas intuyo que hay mucho del modernismo de Rubén Darío, de la poesía clásica de José Martí y los poetas españoles. Cuéntanos, ¿qué autores son importantes para tu primera producción’
Sí, Rubén Darío ha sido una figura fundamental: su musicalidad, su sentido del símbolo, su capacidad para renovar. De la poesía española, me conmueve la claridad de Antonio Machado, la hondura de Miguel Hernández, la complejidad barroca de Quevedo y Góngora, e incluso lo trascendente de Garcilaso de la Vega. Entre los peruanos, hay una influencia ineludible de César Vallejo, por Valdelomar y Manuel Gonzáles Prada.
Al final, descubrí que mi verdadera vocación no era la de actor de cine, la de ingeniero de computadoras, ni la de escritor; sino algo más fascinante: la de espía. Nunca le dije a nadie porque se habrían reído en mi cara. Pero, desde niño, soñé ser parte de la CIA o la KGB o el MI5. Será por eso que Putin es mi presidente favorito o será porque sé que tiene el poder: si aplasta un botón, desaparece a toda Europa occidental. Para mí, no es un dictador o un tirano. ¿Saben lo que es? Un verraco, como dicen los hermanos colombianos, un Benel super Saiyajin, un Zuloeta mezclado con sangre eslava. Hasta tiene la misma cara alargada, la mirada penetrante y analítica de mis tíos, los cophiscos. Y el color de sus ojos es igual al de mis tíos; o sea, de perro Siberiano con hepatitis. En mis ratos de lucidez más extrema, me ha venido una hipótesis: que puede ser descendiente de cualquiera de mis bisabuelas y tatarabuelos. Sí, se ha demostrado que, antes que lleguen los pobretones españoles en busca de oro y plata, nosotros, los incas, ya habíamos tenido contacto con Europa, con los vikingos. Las pruebas están ahí, en la cultura Chachapoyas. El año pasado, fui con mi novia magistrada y visitamos todas sus ruinas. Y terminé más que convencido. Entonces, ¿por qué Putin no puede ser un Zuloeta eslavo? Nada es imposible en este mundo, señores.
Hasta ahora, no sé por qué mis padres no me dejan mezclarme con esa parte de la familia; si yo los veo tan próximos, tan cercanos: la nariz de mi abuela, la cara pálida de mi abuela y el olor a muerte de Putin. Son mi familia y la sangre no se niega y tampoco es motivo de vergüenza. Tal vez, piensen que debo estar alejado de ellos porque yo les puedo dar ideas más ortodoxas que Rasputín, el brujo de los Zares. Como ellos también saben que soy muy listo y, tal vez, mis tíos de escasa habilidad, a lo mejor creen que terminemos formando un grupo subversivo y lleguemos a palacio y nos adueñemos de todo el país. ¿Quién puede saber las ideas que pasan por las cabezas de mis viejos?
No fui actor de cine porque nunca reuní las condiciones: cuerpo esmirriado, talla de hormiga y corazón de poeta. Tampoco, ingeniero de computadoras porque me di cuenta que, al final, esa tecnología terminará por cosificarnos. Solo llegué a ser escriba; ni siquiera, escritor. Tan solo porque el diablo me dicta lo que escribo y yo no soy quien escribe. Es una cosa sobrenatural que apenas entiendo. Pero, a los hermanos de mamá y a la madre de mamá les y las espié hasta con detector de mentiras. Incluso, sé lo que piensan antes que ellos. Los conozco también como el recorrido que hace todos los días mi mano derecha para limpiarme el culo.
El Ballet Nacional del Perú, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Nacional, pone en escena “Sueño de una noche de verano”, basada en la comedia homónima de William Shakespeare con la música de Félix de Mendelssohn.
Bajo la dirección de la maestra Grace Cobián, el elenco presenta una innovadora coreografía, sobre el original de Marius Petipa, llena de misticismo, encanto y fantasía, junto a una combinación de romance y humor.
Las funciones están programadas del jueves 22 al domingo 25 de mayo donde se podrá apreciar más de 100 artistas en escena en el Gran Teatro Nacional (GTN).
La obra reconocida mundialmente transportará al público entre el palacio de Atenas y un bosque encantado, donde se entrelazan los enredos de Helena, Demetrio, Hermia y Lisandro con las aventuras de Oberón, Titania y Puck.
El diseño escénico tendrá vestuarios elaborados, iluminación estratégica y mapping digital, con el fin de realzar el misticismo y la fantasía de la obra.
Las presentaciones serán a las 8:00 p.m., excepto el domingo 25 (5:30 p.m.) y podrán ser adquiridas a través de Teleticket y la boletería del teatro.
El dato:
En marzo de 1967 se crea el elenco peruano de danza escénica en un contexto que apuesta por diversificar la oferta del espectáculo del género. Desde ese entonces, se enmarca en el propósito principal de brindar espectáculos que armonicen lo mejor de las técnicas clásicas y modernas del ballet, sin inmolar las raíces culturales del país. Actualmente, la destacada bailarina Grace Kelly Cobián es la directora artística de la compañía.
Ella no escribía para agradar ni para que la recuerden como una persona confundida, triste y solitaria, sino que lo hacía para exteriorizar todo su sufrimiento; era el claro ejemplo de que la poesía era el instrumento más idóneo para mitigar de alguna manera sus pesares y tribulaciones. Flora (o Alejandra) Pizarnik nació un 29 de abril, entre dos mundos, dos realidades tan disímiles, tan contrarias como el día y la noche.
Desde que nació su vida estuvo marcada por una serie de cuestionamientos existenciales. Hija de inmigrantes ucranianos judíos, Flora desde muy niña siempre se sintió una extranjera en su propia tierra debido a las raíces que la unían con aquella parte de Europa de la post guerra.
Toda esa sensación de no pertenencia se vio severamente potenciada debido a sus problemas con el acné y el sobrepeso, lo que finalmente terminó derivando en sus trastornos de ansiedad, depresión y posterior suicidio a la edad de los 36 años, en 1972.
A lo largo de su vida pudo viajar a Paris, ciudad donde conoció al pintor Juan Batle Planas, quien llegara a convertirse más adelante como su primer maestro en la pintura, pues sí, ella también, a la par de la poesía, buscaba otras artes para plasmar su dolor, teniendo como temas recurrentes el mundo onírico, la muerte, la desesperación y el vacío existencial.
Todo ello se puede ver de manera desgarradora en sus escritos y pinturas, tan perceptibles como si se tratara de un grito de desesperación que quisiera atravesar el papel, un manuscrito de auxilio o de ruego que busca incesantemente la atención del lector. Todo ello representa un crudo testimonio de toda su angustia, tan crudo y visceral que es imposible no identificarse. Y es que en ciertas ocasiones los escritores y poetas se alimentan del dolor propio, de las experiencias vividas, para poder escribir.
Retraída de la sociedad y amante de la soledad, Pizarnik supo llamar la atención de escritores consagrados como Julio Cortázar y Octavio Paz, quien estaban pendiente de su salud mental.
En una ocasión, el autor de Rayuela, consciente de sus dos intentos de suicidio y los remolinos de su mente, le imploró que no decaiga en sus oscuros pensamientos.
Lastimosamente, el 25 de setiembre de 1972, Alejandra se quitó la vida producto de una sobredosis de barbitúricos.
“No quiero ir
Nada más
Que hasta el fondo”, fue el mensaje que dejó en el espejo de su habitación.
Aunque breve fue su estadía en este mundo, gran parte de sus escritos y poemas han conseguido mantenerse vigentes con el paso de los años, no solo en su natal Argentina, sino en gran parte de Latinoamérica y el mundo hispanohablante.
Carlos Gassols: “La vida se descubre en el teatro, no en el cine”
El nonagenario maestro del teatro Carlos Gassols nos brindó una nueva y reveladora entrevista. Y entre las anécdotas vividas, nos contó que cuando interpretó al escritor Jorge Luis Borges en ‘Cita a ciegas’ nunca vio a tanta gente llorar en la sala, entre hombres y mujeres.
A los 96 años, Carlos Gassols Eizaguirre no interpreta ningún papel: es él mismo, sin telones ni aplausos, sin maquillaje ni focos, pero con la misma presencia escénica que ha llevado por décadas a los escenarios del país. Desde la comodidad de su casa en Miraflores, se refugia entre libros, periódicos y memorias. Viste como quien aún espera una función. Y en cierta forma, la espera: la vida, para él, sigue siendo un escenario.
En 1956, en el entonces desolado Pasaje García Calderón del centro de Lima, fundó el Grupo Histrión. El lugar, hoy perdido entre la sordidez y la amnesia de la ciudad, era entonces una trinchera para los artistas que creían en un teatro de resistencia. Gassols no solo dirigía obras: dirigía sueños. Actor, director, escritor, pintor y maestro, cuando hojea los diarios con atención y cierto desencanto rechina los dientes al ver a Dina Boluarte encaramada en Palacio de Gobierno, como si fuera un mal personaje mal interpretado. «Los políticos de hoy son más sátrapas que los de antes», murmura.
Aquí la conversa con el maestro Gassols:
Carlos quisiéramos tu testimonio sobre los gobiernos ¿qué presidentes fueron buenos o malos? nos interesaría el lado anecdótico.
Bueno, yo no lo puedo decir exactamente como tú quieres, desgraciadamente. Yo por ejemplo leí un artículo de José Luis Salinas, te digo ‘La normalización de lo inaceptable y de la capacidad de indignarnos’. Nos indignamos nosotros y por eso estamos como estamos, porque en realidad no nos hemos indignado jamás y nos han metido el ‘hombro’ hasta adentro, a todos, diciendo que somos “la gran persona” y sin embargo nos han engañado a todos.
¿Quiere decir que en todos los tiempos los presidentes les han dado la espalda a los peruanos?
Especialmente ahora. Bueno, entonces no te puedo contar más incidentes de ese tipo, porque en realidad yo siempre estaba en contra de eso perfectamente cuando yo podía hablar en el teléfono y hablaba en contra de eso. Pero en realidad yo no estaba de acuerdo cuando hablaban de la señora Boluarte, cuando decían que era la presidenta del Perú. Yo no creía que era la presidenta, en primer lugar.
No había firmado ninguna cosa para decir que era la presidenta; sin embargo, todos seguían diciendo la presidenta. Robaron todo lo que hicieron, robaron desde las cosas que tenían acá, las cosas, todo y además tenían al Congreso que era lo mismo que ellos y entonces el Congreso hacía todo lo que ella quería y se fueron a todas partes hasta el final. Y con estos miserables, incluso se han ido a lugares con altísimos precios, donde es más difícil de ir, donde va solamente la gente importantísima, de plata. Y aparece en Davos, en ese lugar en Suiza. Y se ha ido también gracias a ese Congreso desgraciado que lo había permitido. Eso es que lo que tengo que decirte.
Carlos Gassols recientemente en el calor de su casa. Foto: Luis Felipe Alpaca.
Carlos, se nota que estás indignado por la presidenta y por todo lo que sucede con los peruanos. ¿En algún momento de tu vida has sentido lo mismo con otros presidentes desde el siglo XX?
Cuando tuvimos a Velasco Alvarado, en esa época tuvimos a un hombre que en realidad mostraba lo que era el Perú, cuando metió a todo el aparato, allá por el sur del Perú, por el norte del Perú y metieron a todo el ejército y sacaron a todos los desgraciados que estaban extrayéndonos el petróleo durante 25 años y que con eso vivían ellos. Toda la vida vivían con la plata del Perú. Y Velasco Alvarado los sacó de ahí a todos.
Velasco no dejó que Rockefeller venga a Perú ¿Consideras que reivindicó al campesino?
Por supuesto. Y también puso a toda la gente que ya no tenían ni siquiera un sol.
¿Pero qué opinas de las expropiaciones?
Ellos fabricaban los soles, ellos hacían su moneda y les pagaban a los campesinos con lo que ellos hacían. Ellos mismos hacían lo que pagaban. Ellos construían y les pagaban con eso, porque manejaban todo. El Perú estaba manejado más que por ellos.
Entonces ¿Te consideras de izquierda?
De izquierda… Totalmente. Y además otra cosa quiero decir, y no me lo puedo perder. Eso lo van a tener que esperar todos. Todos los colegios desde primero, segundo y tercero, en todos esos colegios son ‘hombre y mujer’. ‘Hombre y mujer’. Pero ellos van a crecer y van a ser ‘hombre y mujer’ después. ¡Toda la vida hombre y mujer! ¡Todos los colegios tienen que ser hombre y mujer! ¡No… nada de que hay unos especiales que van a ser mujer!
Ahora le llaman género, no sexo.
¡Por acá! No. ‘Hombre y mujer’ tienen que ir a todos los colegios. Todos los colegios del Perú tienen que ser con ‘hombre y mujer’. Claro, todas las mujeres tienen que ir al mismo colegio que van los hombres. Muy bien. Y cuando quieran casarse, se casarán. Perfecto.
En el Congreso hay políticos que están impulsando el matrimonio de personas del mismo sexo ¿Qué opinas de eso?
Siempre… ‘hombre y mujer’, ‘hombre y mujer’ siempre juntos. Ahora, que entre ellos se entiendan, eso es cosa de siempre; ya. Pero ‘hombre y mujer’ siempre en el colegio.
En ese sentido ¿Consideras que la educación ha ido disminuyendo, se ha menoscabado?
Ha ido para atrás, ya. Ha ido para atrás. Además, ni siquiera saben hacer bien las cosas.
¿Qué se ha perdido?
La educación cívica, los valores, el respeto. Por eso lo han perdido todo, porque justamente, si son ‘hombre y mujer’, tienen más oportunidad de poder hacer bien esas cosas. Conocer bien cómo es el Perú, cómo ha sufrido, qué cosa es lo que tiene y que están desaprovechándolas. ¿Cómo es posible que haya, inclusive gente que se ha aprovechado de eso en la selva y aprovechárselas a las chiquitas? Ese desgraciado…
¿Te refieres al ministro de Educación Morgan Quero, que dijo que son ‘prácticas culturales’?
Por supuesto. Así es.
¿Inaceptable?
Claro que sí. Y encima son profesores universitarios con maestrías y posgrados. Y todo eso se acabaría si habríamos que solucionar todo.
Carlos Gassols en la puerta de su casa en 2019. Foto: WylOna.
Tú eres un hombre respetuoso; sin embargo, se te nota indignación.
Me indigno, pues. Me indigno realmente. ¡Hombre y mujer tienen que ser siempre! toda la vida, porque sino no se puede ser una buena persona. Y si no son ‘hombre y mujer’… Yo a veces las veo a las señoras que se quejan de lo que han hecho. ¿Cuántas personas se quejan de los hombres que hacen esto? Porque el feminicidio acabaría con eso. El feminicidio tiene que acabarse de esa manera. ¡Hombre y mujer siempre juntos!
Carlos, ya nos dijiste que la educación se ha menoscabado con las décadas ¿El teatro también ha perdido nivel en el siglo XXI?
Por supuesto, también ha perdido nivel.
¿En qué sentido? ¿Qué ha cambiado?
El teatro ha cambiado porque la gente es perezosa. Es muy incómodo para ellos no dejar una cerveza. ¿Cuánto cuesta el teatro? ¡No… qué voy a gastar yo en eso, para ir a ver teatro! Y hay gente que ni sabe qué es teatro.
Antes se llenaban las cazuelas
Antes, la gente mayor iba al teatro y veía una serie de actores. Porque en el teatro se ve la vida. Tú en el teatro descubres cosas. En el teatro puedes descubrir que tú eres una persona buena, mala, o perversa. O que tienes algunas cosas que podrías arreglar. O no te convendría, porque quedarías mal con tu familia o con las personas. Descubres la vida. La vida se descubre en el teatro, no en el cine.
Pero actualmente hay bastantes compañías que están haciendo teatro
Sí, gracias a Dios. Algunas sí hay, pero no en la medida en que hay, por ejemplo, en la Argentina. Mira, cuando yo iba al teatro en Argentina, me preguntaban. Iba yo con mi señora que ya falleció también hace tiempo. Nos preguntaban, ¿y cómo es el teatro en el Perú? Bueno, les decía lo que teníamos, pero también que nos faltaban todavía muchas cosas.
Generalmente, como no tenemos costumbre, no tenemos cómo poner tanta plata, porque hay que poner dinero para poner el decorado, para poner lo que se necesita, para dar al público la sensación de lo que se está haciendo. Y entonces, bueno, es difícil por eso. Y yo les decía a los argentinos, ¿y ustedes cómo hacen? Nosotros, en cada casa siempre acostumbramos a ir tres veces al teatro. Y podemos ir al cine, si queremos una vez nada más, me respondían.
¿Es más importante el teatro que el cine?
Mucho más el teatro.
Carlos Gassols en la película «Caídos del cielo» de Francisco Lombardi.
Nunca te gustó mucho participar en la televisión, a pesar de que estuviste en una serie.
No, estaba todavía muy… Recién estaba puesta. Muy poca televisión había. En ese momento había muy poca.
Pero pagan bien en la televisión.
Sí, claro. La televisión iba a quedar como el cine. Más o menos así.
Eres un actor que has tenido una formación rigurosa. ¿Ahora la formación del actor es la misma que antes?
Bueno, sí. Más o menos. La misma.
¿Cuál fue la última aparición que tuviste en teatro?
Mira, la última obra que yo he hecho, la hice con Osvaldo Cattone. Él hacía un personaje de un hombre sinvergüenza, mentiroso, que engañaba a todos y vivía feliz engañando.
Yo era un hombre que lo esperaba, sabía cómo era y lo aceptaba porque me convenía estar con él, porque cuando nos juntábamos en la banca, siempre había algo que comer. Yo no tenía plata y él sí. Ese era el personaje. La obra fue tan buena, que comenzamos a partir de abril, cuando nadie iba al teatro tanto, y con ese elenco de «Vivir es formidable”, estuvimos trabajando, hasta el último día de diciembre con lleno total.
¿Qué opinas del método de ‘memoria emotiva’ del maestro ruso Stanislavski?
Mira, con el teatro se hace mucho también. ¿Cómo te puedo decir?
Se hace mucha ‘exaltación’. Se hacen muchas cosas extrañas para llamar la atención.
Para hacerse ver como personas que han entrado mucho en esto. Y se le dan estos nombres de la memoria emotiva.
¿La memoria emotiva qué cosa es? Simplemente, tú te metes en un asunto que vas a hacer. Y en ese momento piensas demasiado en eso y te involucras mucho a pensar hasta qué punto debes hacer lo que estás trabajando, o estás exagerando. Hay interpretes que llegan a meterse en estas cosas extrañas que les dicen ‘memoria emotiva’ y terminan por hacerse daño. Yo he conocido gente que no les resultaba bueno y que se morían. Y también he visto muchachos que se han matado en el teatro. Porque se han metido tan adentro… y se han asesinado. Se han tirado por encima del puente.
¿El actor está dispuesto a todo para satisfacer al personaje?
Así es.
En tu caso ¿Te metías al personaje al punto de llegar a la obsesión?
No, yo no… yo no.
¿En todo caso prefieres la ‘memoria física’ en tu interpretación?
Sí, claro.
¿Por qué razón?
Por una sencilla razón, Comodidad. Quiero decir, comodidad, pero dentro de lo que estoy buscando, nada más. Y entonces metíamos lo que dicen morcillas. Las morcillas en el teatro son las bromas e improvisaciones que se hacen. Que no está en el texto, que se están mintiendo.
Carlos Gassols y su esposa Herta Cárdenas.
Carlos, se dice que en los ensayos del teatro no te gustaba hacer bromas porque te concentrabas demasiado.
Ah, por supuesto. Sobre todo, cuando yo dirijo ¿no? Por ejemplo, cuando dirigí ‘Los inquilinos del Buque’,
¿Recuerdas algún momento de una baja afluencia en el teatro en Lima?
En los ochentas la gente no salía. Nadie iba al teatro en esa época por culpa de ‘Sendero Luminoso’. Nadie, el público no iba al teatro, no salía. No salía a ninguna parte en esa época. Solamente iban a Miraflores y un poquitito corrían hasta la avenida Arequipa, hasta ahí nomás. No subían al teatro y nosotros sin público hicimos esa cantidad de gente y fue un éxito ‘Los inquilinos del Buque’. Esto lo logramos porque tuvimos suerte. En realidad, yo era muy amigo de Alfonso Barrantes Lingán. El mejor alcalde que había en Lima, siendo él quien creó el Vaso de Leche.
¿Qué recuerdos tienes de tu compañera de vida, Herta Cárdenas?
Bueno, trabajamos nosotros y nos fuimos a Arequipa y estuvimos en Argentina, Colombia y en Montevideo junto a Pepe Vilar. Y trabajamos juntos siempre. Íbamos a todas partes siempre, pero ella después prefirió más la televisión y yo el teatro. Anduvimos casi 50 años juntos.
¿Sigues escribiendo prosas y guiones?
Por favor, yo sigo escribiendo. ¿Cómo que no escribo? mira esto, es una obra completa, ‘Más allá de la vida’ escrita por mí y la tengo bastante tiempo. No sé quién la va a hacer. Hay dos personas que han querido hacerla, pero hasta ahora nadie la hace.
Falleció el legendario modelo artístico de ‘Bellas Artes’ Rodolfo Muñoz
El Hércules moderno del siglo XX era un tipo sumamente educado, y cuando estaba con ropa solo usaba traje y zapatos elegantes. El gran Rodolfo partió a los 93 años y fue retratado por los grandes del arte, entre ellos, Humareda, Szyszlo, Tilsa, Tola, Ángel y Gerardo Chávez, entre una centena de artistas conocidos.
La Universidad Nacional Autónoma de Bellas Artes del Perú comunica el sensible fallecimiento del que fuera modelo de pose artística de su institución pedagógica, Rodolfo Muñoz del Río.
Rodolfo nació en 1932, y partió a los 93 años y ha pasado gran parte de su vida trabajando de modelo desnudo en la escuela de Bellas Artes. Su rutina era única y cuando llegaba a Bellas Artes por las mañanas, tres veces por semana, marcaba su tarjeta para asegurar su asistencia y se ponía a merced de los alumnos que “cocinaban” los colores al frente de él que se despojaba de su ropa y se quedaba desnudo cual estatua humana.
El gran Rodolfo, fue retratado por los grandes del arte en el Perú, entre ellos, Humareda, Szyszlo, Tilsa, Tola, Ángel y Gerardo Chávez, entre una centena de artistas conocidos que se formaron en las escuelas de arte durante más de medio siglo.
Foto: Hugo Alejos.
Este Hércules moderno del siglo XX, era un tipo sumamente educado, y cuando estaba con ropa, solo usaba traje y zapatos elegantes. Mientras te contaba las innumerables anécdotas que vivió junto a los artistas más contemporáneos, también se daba tiempo para mostrar su gran colección de pinturas que albergaba en un rincón de la Quinta Herén.
Lima Gris, en 2014 le brindó en la portada número 03 de su revista, una imagen imperdible, con una entrevista entrañable titulada “Rodolfo Muñoz, Una Vida al desnudo”.
Aquí un extracto de la entrevista realizada por el director Edwin Cavello:
¿Qué es Bellas Artes para ti?
Bellas Artes es mi segunda casa, y no soy ingrato con ella porque siempre prefiero trabajar con ella, así me paguen menos, porque en otro lugar me pagan más, pero yo prefiero trabajar acá, me acogen, acá tengo más calor más cariño.
Rodolfo Muñoz en la portada de la revista impresa Lima Gris 03
¿Qué recuerdas de Humareda?
Lo que recuerdo de Humareda es cuando ha sido bien pobre y se le había podido ayudar, él se quedaba a dormir en la escuela, después cuando ya estuvo en segundo o tercer año ya comenzó a trabajar, y tenía obligaciones personales por el cual agarró y se tuvo que ir a vivir a un hotel, y su trabajo no solo era las pinturas o dibujos que podía vender o pasarlas por monedas, sino que él hasta vendía sándwiches a los alumnos con la finalidad de tener dinero para poder comprar sus colores, también vendía golosina como caramelos y así hacía su vida.
¿Qué le dirías a todos los que te pintaron, a todos los alumnos y ex alumnos?
Que ellos serán mis hijos, y sus hijos mis nietos, yo les agradezco a los ex alumnos, de haberme hecho un estímulo hermoso, de haberme dado un homenaje en vida cuando realmente lo necesitaba, porque ya me sentía demasiado abandonado, y ahorita me siento así un poquitín por eso me verán con estos ojos (tristes) aunque me han dicho que voy a tener muchas sorpresas qué será, con tal que sean buenas y sanas.
Lima Gris envía sus sentidas condolencias a sus parientes y amigos. Descansa en paz querido y entrañable amigo Rodolfo Muñoz.
El dato:
Sus restos serán cremados hoy en el crematorio del hospital Edgardo Rebagliati a partir de las 12:30 p.m.
Durante los últimos años de su vida Guillermo Gutiérrez fue conocido gracias a las redes sociales como el ‘Tío Factos’, aquel viejito áspero y crítico de la realidad social y cultural del país en el programa de Youtube ‘La RoRo Network’, espacio donde supo conectar muy bien con las nuevas generaciones.
Sin embargo, Gutiérrez Lymha, era un digno representante de la contracultura peruana, considerado como uno de los fundadores del Movimiento Kloaka, aquel colectivo poético surgido en la década de los ochenta donde también estuvieran los vates Roger Santiváñez y Mariela Dreyfus, entre otros.
El pasado 5 de abril lamentablemente falleció y hasta anoche sus restos mortales permanecían en la Morgue Central de Lima. Lima Gris se comunicó con el poeta Rodolfo Ybarra, uno de sus amigos más cercanos del recordado ‘Tío Factos’, indicándonos que lamentablemente no se pudo completar el trámite legal para retirar su cuerpo debido a que una tía política del difunto no contaba con su partida de nacimiento digitalizada. Ybarra nos contó que sus amigos desde hace más de cuatro décadas intentaron desde el primer día reclamar el cuerpo de Gutiérrez, sin embargo, la aparición de ese familiar terminó truncando todos los trámites avanzados.
“Te cuento que su cuerpo ya fue arrojado a una fosa común”, se lamentó su amigo Ybarra, quien añadió que el ex integrante del Movimiento Kloaka habría fallecido de asfixia dentro de su domicilio.
“Vivía en Villa El Salvador. Él era una persona muy solitaria; el año pasado había fallecido su mamá y sufría de depresión”, añadió. El también escritor también recordó que la última vez que lo vio fue en el mes de febrero en una feria de libros cerca al Congreso de la República.
En su vivienda solo le acompañaba un perrito. Falleció a los 66 años.
El dato:
Guillermo Gutiérrez logró imprimir tres poemarios: ‘Ulkadi’ (1987), ‘La muerte de Raúl Romero’ (2007), y finalmente ‘Infierno Iluminado’ (2022).
Petroperú presentará libros ganadores del Premio Copé 2023
Como parte de su compromiso con el fomento de la literatura peruana, Petroperú presentará cinco nuevas publicaciones en la Casa de la Literatura Peruana.
Las obras premiadas en la XXI Bienal de Poesía y la IX Bienal de Novela del Premio Copé 2023 serán publicadas bajo el sello Ediciones Copé. Los títulos incluyen La memoria hila de Elma Murrugarra (Copé Oro en Poesía), Río dormido sobre escombros de memoria de Alejandro Mautino Guillén (Copé Plata en Poesía), Entre los límites de una vela de Alex Ramos Arancibia (Copé Bronce en Poesía), una antología de poemas finalistas y mencionados honoríficamente, así como la novela Los espectros de Christian Elguera (Copé Oro en Novela). Durante la presentación, los autores leerán fragmentos de sus obras, que serán analizados por los críticos Ricardo González Vigil y Luis Fernando Chueca.
El jurado de la Bienal destacó la variedad temática y la calidad expresiva de los libros seleccionados. La memoria hila fue elogiada por su estilo sutil y su fusión entre prosa y verso al abordar aspectos de la cultura peruana. Río dormido sobre escombros de memoria sobresale por su enfoque técnico y estilístico, estableciendo un diálogo entre la tradición y la modernidad. Entre los límites de una vela ofrece una mirada introspectiva sobre la existencia en el mundo actual. Por otro lado, Los espectros, de Christian Elguera, reconstruye episodios clave del siglo XX a partir de la figura de Eudocio Ravines, explorando los mecanismos del poder político con gran destreza narrativa.
Los libros están disponibles de forma gratuita en la Biblioteca Virtual de Petroperú (https://cultura.petroperu.com.pe/servicios/biblioteca-virtual/) y serán distribuidos en todo el país como parte del programa de apoyo a bibliotecas que promueve la empresa.
El Premio Copé, instaurado por Petroperú en 1979, es considerado el galardón literario más importante del país, consolidándose como un pilar en el impulso y difusión de la literatura nacional. Con esta iniciativa, la empresa renueva su compromiso con la cultura y la creación literaria en el Perú.
El evento se realizará el jueves 24 de abril a las 7:00 p. m., con ingreso libre.