Se han cumplido cincuenta años del mundial de fútbol llevado a cabo en México, en 1970. Más que cualquier otro, es el que ha quedado hondamente anclado en la memoria e imaginario colectivos por no pocas razones, la primera de ellas, la consagración en los cinco continentes de Pelé como el rey indiscutido del balompié. La segunda, la obtención por Brasil de la hermosa estatuilla que era la copa Jules Rimet, al campeonar por tercera vez y que, por ello, como estipulaba entonces la FIFA, habría de quedársela para siempre. La tercera, la alegría del pueblo mejicano y su insuperable talante de anfitrión, lo que constituyó el colorido marco en el que el fútbol fue poesía, artes plásticas, cine, música, belleza, en suma.
La revista francesa anticonformista SO FOOT consagra un número especial a aquel mundial, y, aunque Francia no logró clasificar, dedica una amplia cobertura a los diversos aspectos de aquella justa mundialista, tanto futbolísticos como culturales: la importancia de la televisión en colores y las trasmisiones “vía satélite”, Woodstock aún reciente, la masacre de Tlatelolco, los Beatles, las minifaldas, todo con un lenguaje desenfadado y lleno de humor como cuando en su “Hall of Fame” pone como leyenda bajo la foto de Héctor Chumpitaz “Ministro de la Defensa” (en el “Hall” aparece también Teófilo Cubillas), o bajo la del formidable goleador alemán Gerd Müller : “Dios perdona, él no”, o la del portero inglés, Gordon Banks (“La Banca de Inglaterra”), o “Uruguayo, como su nombre lo indica”, bajo la foto del arquero de la Celeste, Ladislao Mazurkiewics”. So Foot publica además una interesante, nostálgica y lúcida entrevista al escritor mexicano Juan Villoro, que es también un reconocido connaisseur de las cosas del fútbol, en el que evoca el impacto que tuvo el Mundial del 70 en la sociedad mexicana, cuando él era un chiquillo. Y hay cinco páginas dedicas a la selección de Perú, “el otro Brasil”, hechura de Didi. La revista es todo un homenaje a la auriverde, la más portentosa selección entre selecciones portentosas y cuyos jugadores, cada uno de ellos, merecería un número especial: Tostao, Rivelino, Gerson, Jairzinho, Carlos Alberto, y todos los demás, practicantes de un fútbol que era todo sensualidad y elegancia.
México 70 marca un antes y un después. El antes fue que el dinero y la publicidad con sus multimillonarios intereses aún no habían emponzoñado la FIFA, la que dejaba un amplio margen a la organización de cada mundial: desde la concepción de la mascota hasta la canción mundialista; cada país organizador le daba un toque nacional a su mundial, cada selección tenía un estilo de juego inconfundible. La corrupción, los horarios adaptados a los intereses de las cadenas de televisión y la publicidad, la presión de los sponsors, el diseño de los estadios y la forma de colocar en ellos los anuncios publicitarios vendrían pocos años después, con Joao Havelange a la cabeza de la FIFA para hacer del fútbol un producto comercial que había que vender.
Para el Perú y su selección nacional, México 70 fue una apoteosis: tras cuarenta años de haber participado en un mundial (el de Uruguay, invitado), se volvía por la puerta grande. Una generación de jugadores sobresalientes y carismáticos dejó su impronta junto a las de quienes eran ya leyendas vivas del fútbol: Uwe Seeler, Bobby Fischer, Franz Beckenbauer, Bobby Charlton, Luigi Riva, Sandro Mazzola…
Ningún peruano ignora, aunque haya nacido después de 1970, que el día mismo de la inauguración del mundial, el 31 de mayo, un terremoto asoló el país provocando un gigantesco aluvión sobre el pueblo de Yungay, borrándolo del mapa. Los muertos, no menos de setenta mil, además de heridos y cuantiosísimos daños materiales, interrumpen la expectativa por el debut de Perú en el mundial. Sin embargo, llegado el día del partido, con el dolor a cuestas y acaso por eso mismo, gran parte de la población se ubicó frente al televisor, el propio, el del vecino o único del barrio. El rival era Bulgaria. Un minuto de silencio precedió el partido, Perú jugó con la camiseta alterna, roja, que llevaba un crespón en el hombro. Un inicio inseguro, nada claro, significó dos goles búlgaros. La reacción tardó, pero llegó: Gallardo, Chumpitaz y Cubillas voltearon el partido con un juego de pronto mágico. Luego tocó enfrentar a Marruecos, al que se venció por 3-0, y se obtuvo el pase a la etapa siguiente, los cuartos de final. Por eso, a la derrota ante la inmensa Alemania, 1-3, no se le dio demasiada importancia. Ante Brasil, Perú cayó 4-2, jugándole con respeto, aunque de igual a igual. Los peruanos se enfrentaron ante la esencia misma del fútbol y, por eso, no podía ganar, pero sí dejar en claro que esa camiseta blanca de franja roja practicaba un fútbol leal y bello.
México 70 fue “el último mundial romántico” declara Juan Villoro a So Foot, con razón. Entonces aún podía verse a los jugadores paseando por las calles o comprando souvenirs, pedirles un autógrafo; en sus camisetas o uniformes apenas si se distinguía la marca. Era una cierta forma de inocencia. En una de las tantas fotografías de la ceremonia de otorgamiento de la copa Jules Rimet, en la tribuna oficial, rodeado de un público desbordante de alegría, se ve a un policía de servicio que, olvidando su labor, celebra el momento en que Carlos Alberto, capitán de la Seleçao, levanta el trofeo. Aquel policía de servicio, en ese momento, fue como millones de personas en el mundo entero, incluido el Perú en duelo, felices de haber presenciado un fútbol lleno de encanto. De haberse esforzado más, Perú le ganaba a Alemania y en cuartos de final le ganaba a Inglaterra, luego a Italia y le habría ganado a Brasil en la final y habría sido campeón, como cualquier otra de las selecciones pues, México 70 fue el último mundial en el que se podía soñar.
Jorge Cuba Luque (Lima, 1960). Estudió Derecho en la Universidad de San Marcos, donde se graduó de abogado en 1988. En 2004 obtuvo en la Universidad de Toulouse-Le Mirail un doctorado en Estudios sobre América Latina tras sustentar su tesis La presse de Lima et la littérature urbaine au Pérou. 1948-1955. Ha publicado los libros de cuentos Colmena 624 (1995) y Ladrón de libros (2002); los breves recuerdos Yo me acuerdo (2008), a la manera de Georges Perec; la novela Tres cosas hay en la vida (2010).
Jugar al fútbol no requiere de mucha ciencia: pateas un balón para que ingrese al arco contrario. Punto. De doce partidos disputados en estas Eliminatorias Perú solo ha podido anotar 3 goles; un gol de Yotún (volante ofensivo) a Venezuela, otro gol de autoría de Callens (defensa central) ante Colombia, y otro gol de Araujo (otro defensa central) ante Uruguay. Es decir, nuestros delanteros hasta ahora no han podido llenarse la boca de la palabra gol. Ni Lapadula, ni Valera, ni Guerrero. Argentina anoche bien pudo haber jugado sin arquero, total, nuestros delanteros hasta ahora no pueden anotar un solo gol.
El profesor Jorge Fossati, emulando a Juan Reynoso, no ha podido solucionar la carencia de gol que tiene la selección, y parte de ello se debe a su terquedad por querer implantar un sistema que no se está acostumbrado. Querer imponer el ‘3-5-2’ es como querer encajar una pieza del rompecabezas que sabes que no corresponde, pero aun así lo quieres meter a la fuerza.
Hay que reconocer que el ‘Nono’ no es un entrenador malo, sino que lo que él busca en el jugador peruano y su sistema de juego no corresponde a su pizarra imaginaria, desperdiciando a extremos desequilibrantes que no hallan un lugar en su táctica ofensiva. Los Quispe, Reyna, Grimaldo continuarán calentando la banca hasta que uno de sus titulares preferidos salga del gramado agotados y lesionados. Sin embargo, cuando les toca el turno de ingresar no lo hacen en su posición natural, sino que tratar de volver a construir su tan respetado ‘3-5-2’.
Perú, con merecimiento y sin ningún reproche, se encuentra último en la tabla general. Los números así lo indican y son una consecuencia directa de cómo ha ido jugando la ‘Bicolor’ a lo largo de las Eliminatorias que son, en teoría, las más sencillas de todas porque dan hasta siete cupos para ir al mundial del 2026. El desempeño de la ‘Blanquirroja’ es pobrísimo y, tal como se van dando los resultados, el cupo para el repechaje se lo merece la ‘Vinotinto’ que por primera vez en su historia podría obtener un cupo en el máximo torneo mundial de fútbol. Ver jugar a Soteldo, Rondón y compañía es para quitarse el sombrero. Jugadores que no valen ni la cuarta parte (según Transfermarkt) de Messi, Vinicius, Luis Díaz, son capaces de jugarles de ‘tú a tú’ sin agachar la mirada.
En cambio, lo de anoche fue una lágrima. Los noventa minutos del partido Perú solo salió a defenderse, teniendo como esperanza de gol a un jugador de 40 años y a otro delantero que se deja llevar fácilmente por su temperamento y no piensa con la cabeza fría. Ese es el Perú de Fossati.
Ya no hay más vuelta que darle. Desde que jugamos contra Chile la fecha pasada ya estamos eliminados. Que no vengan esos periodistas deportivos a seguir vendiendo humo que aún hay chances, que “matemáticamente” hay posibilidades de clasificar goleando en todos los partidos que restan, que lo último que se pierde es la fe y que un hincha no abandona, pero solo lo dicen para seguir vendiendo entradas que cuestan casi como un sueldo mínimo.
“No hay que hacer un drama… se acabó y punto”. Empiezo esta columna citando un verso de la canción del compositor Félix Pasache, la misma que se inmortalizara en la voz icónica del ‘Zambo’ Cavero y guitarra del maestro Avilés, ese tema que me sirve para resumir lo que fue el partido de anoche entre Perú y Chile en el estadio Monumental.
Tras el pitazo final el marcador no se movió en lo absoluto, dejando a todos los espectadores que aquel equipo que tantas alegrías nos regaló en partidos pasados ahora es solo un grupo de jugadores que corren, patean, saltan, van hacia adelante, pero sin una idea fija, sin un propósito concreto. El resultado: un punto de locales y las chances para al menos intentar el repechaje se complican.
Sí, Perú empató de local y eso no es novedad. Lo digo basándome en los partidos anteriores donde los jugadores peruanos no pasaban de cinco o seis puntos de rendimiento en general; claro, hubo excepciones como el partido jugado por Oliver Sonne, pero el destello de solo uno no hace un equipo triunfar.
El partido a ganar era contra Chile, el Chile de Gareca, era dejarlo todo en la cancha y no se pudo. Era apabullar al rival, pero al contrario cuando nos tocó mostrar los dientes nos dimos cuenta que nos faltaban algunos, que ya no teníamos la misma sonrisa de siempre. Éramos un equipo a medias, parchado, reconstruido y mal ensamblado.
Las ideas del ‘profe’ Fossati nunca terminaron por encajarse en el ADN del jugador peruano. Una cosa es ponerlo en práctica en la “U” y otra con la selección absoluta, donde los rivales no se van a quedar pasivos esperando y al contrario cuentan con jugadores más hábiles y rápidos que los nuestros.
Estaba más cantado que el Himno Nacional, pero aun así miles de hinchas llenaron las gradas del estadio Monumental, así como otros millones nos sentamos frente a un televisor a ver qué es lo que proponía Perú ante la selección mapocha, que siendo sinceros está igual o más perdida que la nuestra. No por nada ambos equipos se encuentran en el sótano de la tabla.
De haber anotado Perú ese gol en la agonía del partido habría sido darle cuerda a algunos medios deportivos en mantener vivo al cadáver, lo habrían maquillado y colocado en portado con titulares como “¡Estamos de vuelta!” o “¡Con el último cartucho!”, pero el VAR nos terminó desinflando ese falso patriotismo.
Tras el empate de anoche ya poco se puede hacer en estas Eliminatorias. A Perú solo le restan tres partidos de local contra Bolivia, Ecuador y Paraguay y viendo el presente de los dos últimos es posible que solo saquemos cuatro de los nueve puntos a disputarse. Ya enfoquémonos en el siguiente ciclo eliminatorio, este equipo dio todo lo que tenía que dar y se agradece. Tocará despedir como se merece a Guerrero, Gallese, Carrillo o Advíncula, por mencionar solo a algunos de los veteranos. Dejémosles descansar de una vez por todas, se acabó y punto.
No gana en ninguna cancha. Tras el rotundo fracaso futbolístico de este año, el cuadro de La Victoria sigue recibiendo malas noticias, y es que la FIFA lo acaba de sancionar con 250 mil dólares por incumplir un acuerdo con el entrenador argentino Cristian Díaz.
El estratega extranjero lo había dejado todo en su tierra natal para venir al Perú a dirigir al equipo de Alianza Lima, pero los acuerdos que ya se encontraban en un 99% se vieron truncados desde el lado aliancista.
La información de la sanción la dio el periodista argentino César Luis Merlo, quien mencionó que la máxima entidad del fútbol falló a favor del entrenador, obligando al equipo victoriano a desembolsar a favor de Díaz un cuarto de millón de dólares. También explicó que esta decisión podía ser apelada, por lo que podría darse pronto un pronunciamiento por parte de los ‘íntimos’.
“Hubo incumplimiento de contrato por no ponerlo en funciones y por la negligencia de todo lo vivido, por haberlo hecho renunciar en un club en donde él estaba cómodo y no darle las funciones que rezaba el acuerdo que tenían ambas partes. Tras la firma, a los tres días un abogado con poder de Alianza nos contactó y nos dijo que por fuerza mayor que no podrían defender la integridad física del entrenador, que no estaban dadas la seguridad y un montón de cosas, como si el país estaría en estado sumamente grave, puras ‘pavadas’ que no tenían nada que ver con la decisión que ellos habían tomado”, dijo Ulises Guallanez, representante de Díaz, para Radio Ovación.
Por otro lado, dejó un mensaje al cuadro blanquiazul por no contar con los servicios de su representado, que en la actualidad se desempeña como entrenador del Cienciano del Cusco.
“El trabajo de Cristian Díaz está a la vista de todos, sacó 22 puntos de 36 posibles con un equipo heredado y que no venía muy bien. El profesor tiene un año más de contrato hasta finales del 2025, está muy contento en Cusco, en un club muy importante de la liga peruana, con aspiraciones a lograr los objetivos”, fueron las declaraciones de su representante.
La coyuntura sociopolítica ha tocado al ‘Deporte Rey’, algo que apasiona a millones de personas y que a otras les parece irrelevante, sin embargo, en ambos casos resulta innegable que el fútbol mueve millones de dólares en cada partido a disputarse. El país de por sí es futbolero y un enfrentamiento contra nuestro clásico rival, Chile, siempre tiene los condimentos necesarios para ir a verlo o escucharlo. Pero todo eso podría verse comprometido debido a las protestas anunciadas para los días 13,14 y 15 de noviembre, fechas en que precisamente se realizará en nuestro país el Foro APEC.
Ante ello, el Gobierno viene priorizando los efectivos policiales para brindar seguridad a las delegaciones internacionales que se harán presentes en el mencionado Foro, relegando el importante encuentro deportivo a disputarse el viernes 15 de noviembre a las 8:30 de la noche.
Atentos a lo que puede pasar durante esos días por las marchas convocadas, el Gobierno Central ha desestimado el pedido de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para que el Perú vs Chile se juegue en el Estadio Nacional, ofreciendo como alternativa que se dispute en el Estadio Monumental, en Ate, que, debido a la distancia y las complicaciones para su acceso, resulta difícil que el público acuda esa noche.
«Se resuelve desestimar la solicitud de garantías presentada por la FPF, representada por el señor Agustín Lozano Saavedra, para realizar el encuentro de fútbol internacional por las Eliminatorias al Mundial de México, Estados Unidos y Canadá 2026, entre las selecciones nacionales de Perú vs Chile el 15 de noviembre de 2024, a partir de las 20.30 horas hasta las 23.00, en el Estadio Nacional», se lee en la resolución del Mininter.
Esta noticia no ha sido bien recibida por el equipo técnico del ‘profe’ Fossati, pues se tenía previsto recibir a la selección mapocha en el coloso de José Díaz.
Cabe mencionar que a la ‘Bicolor’ le urge una victoria y el próximo parte ante ‘La Roja’ podría significar un envión anímico para los dirigidos por Jorge Fossati. El rival, Chile, dirigido por Ricardo Gareca, viene atravesando por una situación similar a la nuestra, cerrando la tabla de las Eliminatorias en el último puesto con solo 5 puntos, uno menos que nosotros.
El ‘Día de los muertos’ ya pasó y uno que ‘revivió’ entre los muertos es nada menos que Paolo Guerrero que está a solo semanas de cumplir 41 años. El ‘Depredador’ ha escuchado el llamado del profesor Jorge Fossati, quien tiene en mente alternarlo para los partidos válidos para las Eliminatorias 2026.
Pero nuestro cuarentón delantero no estará solo, sino que también el ‘Cabezón’ Renato Tapia volvió a ser convocado nuevamente por el ‘Nono’; y es que sus nombres se encuentran en la lista de convocados para enfrentar a Chile de local, y a Argentina de visita.
Tras culminada la Liga 1, coronándose Universitario de Deportes como bicampeón nacional, el estratega uruguayo finalmente pudo terminar la lista de convocados ya con los jugadores del torneo local.
A través de las redes sociales, la cuenta oficial de ‘La Bicolor’, asociada a la Federación Peruana de Fútbol (FPF), dio a conocer los 29 futbolistas que estarán a disposición del experimentado DT para intentar darle vuelta a la situación adversa en el proceso clasificatorio.
Entre las novedades que se pueden encontrar, podemos hallar diversos movimientos en cada línea de la cancha. En la portería, Diego Enríquez, de Sporting Cristal, fue llamado ante la suspensión de Pedro Gallese, quien no estará ante la ‘roja’ por acumulación de tarjetas amarillas.
En cuanto a la defensa, Erick Noriega volvió a ser citado; mientras que en el mediocampo sí podemos destacar sorpresivas variantes: se destaca el regreso de Miguel Trauco tras haber sido dejado de lado para la doble jornada de octubre. Renato Tapia, Horacio Calcaterra y Jean Pierre Archimbaud se mantienen en la nómina de Fossati.
Por su parte, asombra la ausencia de Joao Grimaldo, que era un habitual en las convocatorias, aunque su escasa participación en Partizán de Belgrado habría influenciado para no estar ante chilenos y argentinos. Luis Ramos, delantero de Cusco FC, sigue en la lista.
Todo estuvo parejo hasta que empezó el partido. Ver a esta versión de Perú es como ver a un sesentón intentando aparentar ser un veinteañero, se pone la mejor ropa, el mejor perfume, el mejor calzado, pero las energías y picardía ya no están.
Todos los que vieron a ese Perú del ‘Tigre’ Gareca recordarán el famoso ‘chocolate’, el pase automatizado, los pases filtrados del mejor Cueva, el coraje del Guerrero para ir a buscar las pelotas divididas, la finura del pie de Yotún, las apariciones del ‘Orejas’, en fin, era otro equipo y ahora eso precisamente ya no se ve.
Lo que ahora se muestra ante nuestros ojos es un equipo partido, limitado, porque es lo que hay. No lo digo con ‘mala leche’, es la pura verdad. Si durante el partido jugado contra Uruguay el ‘Nono’ Jorge Fossati tuvo que inventarle una nueva posición al colorado Sonne, o poner de lateral izquierdo a Callens, ahora contra el ‘Scratch’ ver a Bryan Reyna de puntero es un claro mensaje que jugadores de categoría que puedan plantarse ante Brasil, u otro equipo que haya sido campeón del mundo, no hay ni en el medio local ni en el exterior.
Si se lesiona Lapadula todo queda en los pies de Valera, y si se lesiona éste toca parar de contar. No tenemos más delanteros. Paolo Guerrero está chimpún y medio del retiro y Luis Ramos, jugador del Cusco FC, lastimosamente carece de roce internacional. El ‘Oreja’ Flores, por sus características futbolísticas, no está hecho para centro delantero; y si pensamos en un hipotético retorno de Raúl Ruidiaz, la ‘Pulga’ ya demostró en reiteradas ocasiones que no es un jugador de selección.
Si arriba no se puede hacer nada, entonces de la mitad para abajo deberíamos de tener jugadores que ante un partido caliente sobresalgan ante los demás, pero anoche el ‘Rayo’ Advíncula y el ‘León’ Zambrano fueron las grietas por donde se metían los delanteros brasileños, que por algo no cuestan los millones de dólares en sus respectivos clubes.
A diferencia de Perú, Brasil se puede dar el lujo de colocar si quisiera al equipo ‘C’, y, es más, combinarlos con alguno que otro jugador de fútbol playa y otro sacado de una favela. Igual nos ganan. Perú no tiene esa banca que tienen Dorival Júnior, DT de la ‘Verde amarela’. El profesor Fossati voltea a su banca y ve Grimaldo o al ‘Tunche’ Rivera, que solo te pueden ofrecer pequeños chispazos, alguna que otra jugada desequilibrante, pero ahí nada más; no son jugadores de 90 minutos.
Seguramente los demás medios deportivos dirán que quedan ‘ocho finales’ a disputarse, que los verdaderos hinchas no abandonan, que la presentación de Sonne fue aceptable, o la de Araujo fue excepcional por solamente haber hecho un gol. Hasta lo que va de las Eliminatorias no se ha visto la gran diferencia que puede ofrecer Sonne, alguna jugada por la banda derecha donde va dejando desparramado a los rivales, un centro certero, pero hasta se han sacado truzas con su rostro sin siquiera saber qué podía ofrecer.
Es posible que ganemos uno o dos partidos más, siempre de locales, pero basta ya de seguir vendiendo la idea de que aún tenemos chances de ir al próximo mundial.
Hernando Avia, o el señor ‘Dextre’ como lo conoce la mayoría de los compañeros del pedal, es uno de los ciclistas más longevos del país. En su rocambolesca vida ha visto el cambio radical de una ciudad desenfrenada, de las largas extensiones de cultivos en lo que ahora son populosos distritos, de las nacientes urbanizaciones a los desordenados edificios que ahora se están construyendo por todas partes.
Como tantos otros, durante la pandemia necesitaba una vía de escape que me permitiera salir de la monotonía de cuatro paredes. Día a día se veían terribles noticias sobre contagios y fallecidos y mi mente se tornaba un tanto lúgubre respecto a mi futuro cercano. Me faltaban muchos lugares por conocer y sentía que el tiempo vivido no lo había aprovechado del todo para animarme a esos viajes tantas veces planeados.
Un día de esos llegó a mí una bicicleta y ese fue el punto de partida, el “vamos”, para aventurarme a lugares que en un principio me parecían distantes y peligrosos, pero con el tiempo esos temores que en un principio me detenían de dar el primer pedaleo poco a poco fueron desapareciendo. Era yo, dos ruedas y el viento en mi cara que me enseñaba nuevamente, aunque parezca increíble, a estar vivo.
Entre esos viajes que iniciaban con los primeros rayos del sol me cruzaba con personas igual que yo, entusiasmadas de poder huir, aunque sea por unas cuantas horas, de aquellas noticias que día y noche nos iban llenando la mente de pesares y mal augurios. Lo normal es que me tope con jóvenes de veinte, treinta o cuarenta años, sin embargo, había una persona en particular que desafiaba las leyes no escritas de la vida, un señor mucho mayor que yo pero que tenía una vitalidad que ya muchos quisieran tener a su edad. Pasaban los meses y de vez en cuando me lo volvía a encontrar, incansable, repleto de energía, siempre bromeando con los demás. Su nombre en ese momento lo desconocía, pero ya era para mí un ejemplo a seguir.
Luego de dos años de rutas entre trocha, malas ciclovías, conductores imprudentes y carreteras mojadas, finalmente en el 2022 me decidí a pedalear hasta Cañete junto con otros tantos miles de ciclistas. Ahí estaba otra vez, pedaleando como un endemoniado, infatigable a sus setenta y siete. Fue en ese momento en que me decidí a entrevistarlo cuando se me dé la chance y eso se dio dos años después.
Hernando Avia, o el señor ‘Dextre’ como lo conoce la mayoría de los compañeros del pedal, es uno de los ciclistas más longevos del país. En su rocambolesca vida ha visto el cambio radical de una ciudad desenfrenada, de las largas extensiones de cultivos en lo que ahora son populosos distritos, de las nacientes urbanizaciones a los desordenados edificios que ahora se están construyendo por todas partes.
Él me cuenta que su hermano mayor le enseñó a manejar bicicleta cuando apenas tenía siete años; era una Hércules de aro 28. “Yo me iba al colegio ida y vuelta con mi bicicleta, igual en mi época de la academia y la universidad. Al trabajo también iba y venía como si nada. Me iba a todas partes con la bicicleta”, me comenta.
A mediados del 2021 sufrió un accidente cerebro vascular que le paralizó la mitad de su cuerpo, imposibilitándolo de poder participar en las salidas ciclistas que se organizaban cada fin de semana. Afortunadamente, me cuenta, su buena condición física y alimentación le ayudaron a sobreponerse. “La bicicleta te ayuda en algo, pero si no tienes físico no haces nada”, responde con total certeza en su voz; son los años de la experiencia.
Durante su etapa de juventud pasó cerca de ocho años en Francia por motivos de trabajo, aprovechando esa etapa de su vida para conocer con su bicicleta aquellos fantásticos lugares del país galo. Ahí se enamoró aún más del ciclismo cuando veía a los competidores del Tour de Francia que recorrían más de cien kilómetros al día para llegar a su punto de meta, y así al día siguiente volver a subirse otra vez a la bicicleta para hacer otros cientos más, atravesando valles, pueblitos recónditos, curvas y cuestas que dejaban a más de uno sorprendido por su alto nivel de exigencia.
“Mi pasión siempre ha sido ver en las revistas y periódicos el Tour de Francia, que hacían cien kilómetros, doscientos kilómetros en un día. Yo decía ‘eso me gusta, quisiera hacer eso’… eso siempre me ha gustado, el ciclismo de larga distancia”.
El señor ‘Dextre’ de Ciclistas D’extremos, posando con una de sus engreídas.
Las pistas y vías pensadas para el ciclista no podrían pasar desapercibido para cualquier persona que tiene a la bicicleta como su principal medio de transporte. El ‘boom’ de las ciclovías se originó en la pandemia, pero muchas de ellas solamente son una delgada línea pintada de rojo la cual muchos choferes de automóvil ignoran, sea porque están apurados, no lo respetan o porque ingirieron alcohol. Este año solamente se han contabilizado cinco ciclistas fallecidos por la imprudencia de muchos de esos conductores.
“Tengo amigos que han fallecido por culpa de esos malos conductores, sin embargo, no se le puede echar toda la culpa a los choferes, hay ciclistas que se meten en la calzada, esa parte no es de ellos. La calzada o la pista es para los autos o las motos, y ellos manejan a velocidad, y veo ciclistas que quieren hacerles la competencia. Eso no es dable”.
Ya quisiera yo llegar a su edad y haberle dado al menos 10 vueltas al mundo con la bicicleta, recorrer desiertos, quebradas, lomas y praderas, solo o acompañado, para luego sentarme a conversar sobre lo exigente que estuvo esa montaña, completamente exhausto pero feliz de haberlo hecho. El señor ‘Dextre’ sigue recorriendo la ciudad, aconsejando a los demás muchachos a respetar las vías, a no invadir el carril contrario, recomendando que cada uno se alimente bien. Espero volvérmelo a encontrar durante muchos años más.
Perú es como un cuadro de pintura a medio hacer, de la mitad para abajo el equipo se pone el overol y la pelea en cada pelota dividida, pero de la otra parte de la cancha solo se ven muchas áreas en blanco, bosquejos, pinceladas de lo que pueden ofrecer los dirigidos por el ‘Nono’ Jorge Fossati.
Queda más que evidente que la idea principal del profesor Fossati es procurar el marcador en cero en nuestra valla. Si no se puede ganar ante rivales superiores como casi todos los equipos de Sudamérica, al menos lo que intenta el ‘Nono’ es no salir goleados de los encuentros, y eso se reconoce. Cuesta mucho salir de un esquema táctico que dejó el ‘Tigre’ Ricardo Gareca para pasar a la alineación preferida del estratega uruguayo; su 3-5-2 es parte del ADN del entrenador de 71 años y eso le está costando muchísimo al jugador peruano.
Ver a Oliver Sonne jugar de interior o a Alexander Callens, que su posición natural es de defensa central, de lateral izquierdo genera bastante incomodidad. O a Andy Polo, que su mayor potencial es el uno contra uno en el área contraria, verlo como un defensa más, sinceramente me tocó de nervios anoche. Pero poco a poco fui cayendo en cuenta que Fossati va a sacrificar las posiciones originales de los jugadores para preservar su esquema favorito.
Ese desconcierto, como era previsible, no produjo nada positivo en la parte de adelante. Álex Valera y el ‘Oreja’ Edison Flores eran neutralizados por los defensas ‘charrúas’ cuando les tocaba controlar un balonazo de Jesús Castillo o Sergio Peña. Perú estaba perdido en la mitad del campo, desconectado, confundido por las nuevas posiciones que tenían que adoptar los jugadores del ‘Nono’. Ver a Callens querer sobrepasar por el lado izquierda a los rivales me dejaba una gran interrogante que no podía disimular con cada resoplo de molestia. El ‘Vikingo’ Sonne era improductivo en el círculo central, desorbitado, más perdido que huevo en ceviche.
Cuando se dio el gol de Miguel Araujo al minuto 88 ni me inmuté por ello, cabezazo contra el arco de Rochet, por arriba, al mismo estilo uruguayo. Perú estaba jugando tan mal que el gol del defensa peruano resultó un error en la Matrix, una falla en el desarrollo del encuentro. Nos estábamos quedando con tres puntos jugando horrible, sin ideas, carentes de propuestas ofensivas. La defensa uruguaya también tuvo anoche uno de sus peores desempeños en las Eliminatorias. Ver a jugadores renombrados como Guillermo Varela o Santiago Bueno perder pelotas de manera tan inocente, hasta amateur diría, me hacían pensar si realmente valían tantos millones en el mercado futbolero.
Perú ganó, pero seguimos al fondo, solo por encima de Chile del ‘Tigre’ Gareca que ya olfatea que sus dirigidos le vienen haciendo una tremenda camita King zise. Precisamente nos tocará medirnos contra ellos en noviembre y tal vez signifique el final de nuestro ex entrenador en su periplo por el país sureño. Antes de ello, nos tocará medirnos contra Brasil de visita el próximo martes.
Victoria pírrica de la Selección por lo visto anoche. Ganamos tres puntos con muy poco y eso me deja un sabor agridulce.