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“LA MUERTE DEL SOL” DEL DRAMATURGO ESPAÑOL MILLÁN PICOUTO, EN LIBRERÍA SUR

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El autor y los presentadores la noche del lanzamiento en Librería SUR. (Foto: Lima Gris)

“La muerte del Sol” es un libro que reúne cuatro tragedias y una comedia. Todas ellas están contextualizadas en la época de la conquista española del Perú y están provistas de un lenguaje estilístico rigurosamente ceñido a la métrica poética a través de cuidadosos endecasílabos que le dan a la obra una gran atmósfera lírica, muy al estilo del antiguo teatro griego.

Millán Picouto (nacido en Ourense 1949), es poeta, dramaturgo y compositor. Contribuyó en los años 70 al renacimiento del teatro gallego. Desde el año 2001, Ediciones Linteo, de España, está encargada de la edición de su obra dramática completa.

El trabajo literario principal y más constante de Millán Picouto es la escritura de una serie de obras dramáticas, de las cuales “Ciclo de Venus” (Linteo, 2001) inauguró la edición completa organizada en ciclos planetarios. Siguieron a continuación “Ciclo de Mercurio” (2002), “Ciclo da Terra” (2006), “Ciclo de Marte” (2007), “Ciclo de Xúpiter” (2008), “Macrocosmos” (2009), y “Ciclo de Saturno” (2013). Todas ellas traducidas al castellano.
En estas obras tienen cabida temas como el amor y la muerte, la eterna danza de la vida y el sueño, el ocaso de la Roma republicana, la historia de Galicia, el reino de Bretaña del rey Arturo, la ruina de la Isla de Pascua, Ourense en la Baja Edad Media, el Japón de los samuráis, China bajo el poder mongol, la Islandia vikinga… Picouto ha publicado con anterioridad algunos textos dramáticos como “Silvania” (1978), “María Soliña” (1994) y “Prisciliano en Tréveris” (1995), estos dos últimos con partitura vocal e instrumental. Hace unos días se presentó el libro “La muerte del Sol” (Ediciones Linteo, 2014) en librería SUR, de San Isidro, con la presencia del autor que por estos días se encuentra en la capital. La obra estuvo comentada por Luis Felipe Alpaca, abogado, escritor y editor de la revista Lima Gris; Ana María García Silva, poeta que, por parte paterna, tiene el mismo origen gallego del autor; y Ernesto Ráez Mendiola, reconocido hombre de teatro.

Aquí un esbozo de las intervenciones:

Luis Felipe Alpaca: Con esta obra me transporté en el tiempo, me transporté a través de la poesía, y pese a constantes muertes, me sentí vivo. Además, descifré algunas incógnitas que tuve a lo largo de la vida con respecto al tema histórico, poético, y en especial en el tema filosófico. Esta obra nos invita a reflexionar, pues considero que el lirismo es un ingrediente fundamental para vivir mejor. Déjenme decirles que Atahualpa se muestra como un ser absolutamente magnánimo, ya que el autor nos ilustra sobre la sabiduría de su personaje.
La estructura de la narración poética de Millán es impresionante, yo me atrevería a decir que él es un autor del siglo XVIII, o XIX, muy al estilo de los versos de José Zorrilla, pues los soliloquios y monólogos que esboza Atahualpa, realmente están muy bien construidos y cuidados como la mejor filigrana. Además, el ritmo sostenido de las tramas sabe contrastarse con los inesperados interludios de cantos corales. Millán es un historiador por antonomasia, pero no hablo precisamente del historiador académico, que teoriza y registra, sino del historiador del alma, que a través de muchas lecturas, investigaciones y contrastes, interpreta y decodifica a tales personajes desde un punto de vista meramente introspectivo.

Algo sumamente interesante es que el autor narra en verso estas tragedias desde la visión incaica, es decir, que enfatiza las escaramuzas entre incas y españoles, probablemente para dejar de lado por un instante las introspecciones de los conquistadores. Como decía el poeta español Antonio Gamoneda: “la belleza no es un lugar donde van a parar los cobardes”, y espero que el autor cumpla el sueño de cristalizar esta obra con personajes reales a través de la luz de las tablas en la propia ciudad imperial del Cusco.

Ana María García Silva: En “La muerte del Sol” me encontré con una obra monumental, la obra de Millán es el equivalente literario de una gran obra arquitectónica, es todo un monumento a la poesía, a la historia, al teatro, en sus versiones de tragedia y comedia, y a la palabra en definitiva. Y no encuentro explicable el que pueda escribir tanto y tan bien, el reconstruir una historia y convertirla en teatro, pero además versificarlo siguiendo las reglas de la métrica española, y que el sentido no solo decaiga en momento alguno de la obra, sino que el soporte estructural sea impecable; es realmente una obra extraordinaria.

En esta obra, el tono y el ritmo del uso del lenguaje nos permite no solo reproducir en imágenes a los personajes en sus propios tiempos, sino que los diálogos, los monólogos y soliloquios, labrados y tejidos de manera exquisita, nos permite percibir el sentir de toda una época en el momento de la acción o de la reflexión. Si bien estamos hablando de una obra dramática, podemos sentirla como una historia narrada, como una poesía pura, o como una representación real o puesta en escena. Es increíble que esto lo haga solamente el lenguaje. Estamos leyendo teatro, pero estamos entendiendo también historia, filosofía, ética, derecho; entonces, llegamos al punto con el que empezamos: es una obra monumental y global que hay que leer de todas maneras.

Ernesto Ráez Mendiola: Aquí nos encontramos con un dramaturgo raro, que escribe de una manera antigua. Hoy en día ya no encontramos teatro en verso, y no hablo de la poesía en el teatro, que es otra cosa, me refiero a ese hablar en silabas contadas con absoluta maestría, y si bien el verso no es sencillo, porque no solo implica decir el texto de los personajes, sino darles una dimensión y un peso que acepte la forma del verso, porque no se trata de un hablar coloquial cotidiano, hay que rescatar sonoridades especiales y pensamientos especiales que adornen esa retórica.

Y si repasamos una vez más la historia del teatro, nos vamos a dar cuenta de que actualmente ya no hay el género de la tragedia. La última tragedia contemporánea que se escribió fue “La muerte de un viajante” de Arthur Miller. ¿Con qué mecanismos un dramaturgo puede llegar a un género que parecía no funcionar en la época del pensamiento burgués y del libre mercado?, y es ahí donde aparece la originalidad de Millán Picouto, un autor que se ha arraigado al mundo, es decir, él, que ha nacido en Ourense Galicia, pero cuando se inspira, investiga en los pueblos del mundo y en las culturas del mundo, leyendas, historias, decires, aventuras del hombre, y en ese encuentro con ese hombre histórico, es capaz de rescatar las fuentes de la avaricia trágica del ser humano, en juego con la musicalidad de sus versos, y no es ajeno al género, pues todos sabemos que la literatura de Galicia es el origen de la literatura española.
Los griegos, cuando representaban la tragedia, presentaban una trilogía, y como colofón presentaban una obra especial que se llamaba drama satírico; y el único drama satírico que nos llegó fue “El Cíclope” de Eurípides, ¿por qué el drama satírico después de tanto dolor del hombre frente al destino?, y con el tiempo, leyendo mucho más obras, me percaté que el drama satírico siempre es el triunfo del ingenio humano. Entonces Millán realiza todo eso en su libro, y aparece de repente una comedia, la que nos libera de tanta sangre que el hombre derrama y lo instala en su risa y le devuelve una visión más optimista frente a la vida.

Y si ustedes reparan, “La Muerte del Sol” tiene repercusiones postmodernas porque hoy nosotros estamos matando el Sol, o ¿acaso la contaminación ambiental no es una matanza de la vida? Entonces ahí está eso: esa angustia de estar destruyendo lo que nos da la vida. Y para nosotros los peruanos nos entrega una manera de reflexionar sobre la ambición humana, lo que el hombre busca desesperadamente, y no la dimensión que le puede dar una reafirmación de su honorabilidad, sino una superficialidad de la búsqueda de la felicidad, que inclusive es reflejada por el personaje de Lope de Aguirre, el eterno ambicioso que se fue hasta el Dorado y que tiñó de sangre su camino, y que jamás consiguió nada.

Hay que entender una cosa a la hora de leer teatro. El teatro es el arte del comportamiento humano, y cuando en el teatro ingresa el comportamiento humano, éste ingresa como una metáfora de ese mismo comportamiento, pero por estar ligado a ciencias como la sociología, antropología, filosofía, lingüística, psicología, etc., y no me sorprende que hayamos encontrado en este teatro orientado por el verso, repercusiones filosóficas, y no es porque sea un teatro filosófico, pues son las repercusiones de la aventura humana ahí vivida la que nos hace pensar en el hombre.

Gran asistencia del público al lanzamiento de la obra de Picouto en Librería SUR (Foto: Lima Gris)

 

Millán Picouto: En estas tragedias yo he seguido un método analéptico, que consiste en ponerme en el lugar de los hechos y observarlos, pero en este caso como no me podía poner en dos lugares a la vez, y tampoco me interesaba mucho los vaivenes y las luchas internas de los españoles, pues me he situado en el bando de los Incas, no porque me sitúe a favor de ellos, y en realidad yo estoy mirando aquí la historia desde afuera, pero en algún momento yo tengo que hablar desde adentro, y no he escrito ninguna línea de los monólogos que no me fuese inspirada. Yo recordaba que Aristóteles decía que la poesía es más filosófica que la historia, porque la historia nos muestra los hombres y las mujeres como formas, sin embargo la poesía nos muestra los hombres y las mujeres como debían ser.
Atahualpa murió llorando rogándole a Pizarro por los hijos, y me he cuidado de no poner esa escena que sería muy lamentable y además le quitaría a Atahualpa su aura de heroicidad, porque, si bien, es cierto que él, respecto de su hermano era un antagonista, respecto de los españoles era un héroe; entonces un héroe no podría hacer eso, por lo tanto yo no lo hice.

Acabo diciendo que ya se aludió antes que yo escribo tragedias, y yo me he quedado en Europa solo escribiendo tragedias, la tragedia es una manera de pensar la vida humana, y la comedia también, tal como la originalidad de los griegos. Aquí yo trato de predestinar el origen del teatro, y por lo tanto remontarme a Grecia tal como el teatro surgió; es que ellos, viendo que en la vida ocurren las cosas mezcladas, su originalidad fue el separarlas, y se especializaron en la tragedia porque eso era un canto a un héroe o heroína muerta, y por otra parte se especializaron en la comedia porque ellos también sabían que en el mismo lugar donde está muriendo alguien, está naciendo al lado algún niño o una niña, por lo tanto, la vida tiene esa ambivalencia, y en la vida tenemos momentos tristes y momentos alegres, pero la acumulación de momentos tristes nos producen elementos como en las grandes tragedias de Shakespeare, y no nos puede pasar algo peor de lo que ya hemos leído. Por lo tanto nos hemos despojado de los sentimientos de horror y de compasión, y nos hemos elevado.

Título: La muerte del Sol
Autor: Millán Picouto
Año: 2014
Ediciones Linteo S.L
Páginas: 448
De venta en Librería SUR

 

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