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Héctor Ñaupari: “Borges fue un anarquista spenceriano”

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Entrevista Edwin Cavello Limas
Fotografía Jorge Fernández

Ñaupari está celebrando sus veinte años como poeta, “Hay que vivir y leer para poder escribir” nos dice quien también perteneció al Grupo Neón en los años noventa, y que además acaba de publicar su libro Malévola tu ausencia.

Para él la poesía es una manifestación integral de las artes. En esta entrevista confiesa su admiración por Jorge Luis Borges, quien en el 2019 cumplió 120 años de su natalicio. Asimismo, Héctor Ñaupari habla de los grupos literarios, de la literatura del yo, del feminismo, de la ausencia de una ley del libro, y de las historias de desamor que encierra su reciente publicación.

Se dice que el Perú es un país de poetas. Yo agregaría a esa frase que es un país de poetas abogados, ya que mucha gente que se dedica al derecho, también se dedica a la poesía.

En cierto modo ser abogado también significa escribir no solo poemas sino también proyectos legales e informes. De hecho, hay un libro de Daria Galateria —una historiadora de literatura que es italiana— que se llama Los trabajos forzados y otros oficios de los escritores, y ahí demuestra que en realidad la mayoría de los escritores siempre han tenido otra profesión. El mismo Máximo Gorki fue asistente de fogonero en un barco, y ese ejercicio fue el que lo llevó a escribir sus grandes obras. Los poetas somos abogados, que duda cabe, porque con los sonetos no se compra en el mercado ni se pagan las mensualidades.

Borges cumplió 120 años, ¿Te consideras un borgiano?

Siempre me he considerado un borgiano; soy un devoto de la obra de Borges, de hecho, uno de los libros que he publicado en España se titula Borges, Paz, Vargas Llosa. Literatura y libertad Latinoamericana. Borges siempre fue un anarquista spenceriano, un hombre que desconfiaba permanentemente del Estado, las instituciones y de los propios argentinos.

Además, era un antiperonista.

Por supuesto. Perón era un ser fachista, un protector de los nazis, y el causante de lo que se llamó la permanente decadencia argentina. Deliciosa como todo proceso decante, pero al mismo tiempo es un andar sobre el filo de una espada. Borges en eso es divino, siempre lo he considerado una reencarnación de Tiresias, aunque el estaría en un absoluto desacuerdo con lo que estoy diciendo, pero creo que fue el atributo de su ceguera el que hizo que fuera tan profundo, y que su poesía convoque tanto. Te diría que los tres libros que he publicado tienen citas de Borges y referencias borgianas muy claras, porque ha sido siempre una influencia para mí desde adolescente.

En tu libro Malévola tu ausencia hay una historia de abandono, pero con un título bastante sutil, y hablas de un distanciamiento realizado con maldad.

Así es. Lo que pasa es que primero Malévola tu ausencia es un libro literario, y es también un libro de homenajes porque homenajea a Antonio Cisneros, que fue el que presentó mi primer libro, y me dijo alguna vez en las largas conversaciones que nosotros tuvimos, que el vals Hermelinda, de donde proviene la cita, era para él el vals más poético jamás hecho. De hecho, él usa el vals Hermelinda en su poema Crónica de Lima, que está dedicado a Raúl Vargas, “para calmar la duda que tormentosa crece, acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí”. En el libro todos los personajes son literarios femeninos que me han ido acompañando a lo largo de mi vida.

El libro aparte de ser un homenaje a escritores también es un homenaje a los filósofos ya que está la presencia de Schopenhauer y Nietzsche.

Así es. Nietzsche es porque yo encuentro que el escribe un poema titulado Lamentación de Ariadna, y comienzo a hurgar en él personaje; y es un personaje riquísimo porque es Dionisio el Dios del vino, el que va a rescatarla de Teseo que había matado al minotauro, y el poema de Nietzsche es muy bueno, y une el patrón Schopenhauer con la cita que pongo que dice El amor es el mal, tiene mucho que ver con el modo del tipo de relaciones que acaban mal, o cuando vemos dos amantes abandonados que se comportan de forma extraña y en ocasiones de manera perversa para salvarse como Scherezade, o condenarse como Athos.

Schopenhauer mencionó que el amor es el mal, y los griegos también decían que el amor era una enfermedad ¿por qué nos enamoramos tanto?

Bueno, es porque somos proclives a esta enfermedad que es el amor. Primero porque nuestro corazón manda sobre esas pasiones. Creo que son pulsiones que nos llevan a ese esfuerzo. Si hay algo que nos define como seres humanos, más que nuestra racionalidad, son nuestras pulsiones esenciales, que finalmente son las que configuran a los personajes literarios y en algunos casos los hace eternos. Por qué nos enamoramos, una respuesta cínica sería porque la vida es aburrida, y un literato te diría: porque ahí hay una historia que contar. De alguna forma las dieciocho malévolas de este libro también están contando una historia.

¿También podríamos decir que Malévola tu ausencia es un libro sobre el desamor?

Por supuesto que sí, porque no puede existir una cosa sin la otra. Creo que el final magnífico de las relaciones sentimentales es terminar mal y perversamente, porque de lo contrario continuaría en la vida cotidiana, y en cierto modo eso es lo que le pasa a Odiseo, cuando regresa a la vida cotidiana con Penélope sin olvidar a Circe. Por los menos estos dieciocho personajes literarios tienden a una pasión que nubla toda razón.

¿Para ti la poesía es una manifestación integral de las artes?

Eso fue lo que siempre buscamos en Neón, digamos que el hilo conductor de la poesía nos lleva siempre a manifestaciones artísticas.

Hablemos de Neón y la falta de grupos literarios en la actualidad.

Creo que se dio un momento donde nosotros íbamos en silencio hacia la noche. Era un momento trágico para el Perú, parecía que nos dividíamos como nación. Existía esa misma desconfianza con los políticos, y parecía que lo único que iba a unir a los jóvenes era la literatura y las expresiones artísticas. En medio de toda la tragedia también era la búsqueda de la belleza. Miguel Ildefonso, Paolo de Lima, Carlos Oliva, integramos Neón, y eso es lo que fundamentalmente estábamos buscando, la poesía era la tabla de salvación para nosotros. Ahora los jóvenes tienen otras búsquedas, sin agotarse del todo los problemas que como peruanos padecemos. Ahora hay más librerías, se lee más, y por supuesto las redes sociales existen, que es algo que no existía en nuestro tiempo. Nosotros teníamos recitales multitudinarios y la gente se pasaba la voz casi de oídas. Era una relación más vital, y a nosotros eso nos ayudó mucho. Actualmente hay básicamente colectivos, pero creo que los grupos literarios además de ser todos amigos y de compartir una misma visión, que es una visión plena de romanticismo, en general la poesía o la literatura no deja de tener esa impronta romántica. Creo que cambiar más el panorama de la literatura, por lo menos en Neón y en los grandes grupos de los noventa con Noble Katerba o Estación 32, había una sensación de fraternidad, que no se ha diluido del todo. Estas son épocas para escritores individuales.

Héctor Ñaupari leyendo poesía. Foto: Difusión.

¿Qué piensas de lo que se denomina la literatura del yo?

Creo que está bien. Uno tiene que buscar y afirmarse, pero eso es una suerte de primera manifestación para no llamarla infantil. Para mí es una tarea que tiene mucho que ver con investigar y madurar; hay que vivir y leer para poder escribir. En el fondo lo que hacemos los escritores es contar historias, ya sean prestadas o nuevas; quizá parezca contradictorio que lo diga un poeta, pero el poeta en un poema breve o íntimo también está contando una historia.

Siento que en la actualidad falta autocritica en las publicaciones. Hay muchos poetas, pero poca poesía ¿compartes eso?

Sí, lo comparto plenamente, porque uno tiene que saber cuándo silenciarse y cuándo escribir. Efectivamente, si uno tiende a apresurarse los errores siempre se incrementan, y dicho trabajo caería permanentemente en la intrascendencia, y eso es lo peor que le podría pasar a un artista. No por apresurarse la obra va a salir mejor, no por sacar cuatro libros seguidos se va a encontrar la propia voz, obviamente cada uno sabe cómo mejor hace las cosas, y cada uno tiene experiencias distintas y diversas; pero no todos son Rimbaud. Creo que el primer deber del escritor es leer, y ser el más duro crítico de uno mismo.

Hablemos de las etiquetas entorno a la literatura, ¿Qué piensas de la poesía feminista?, la que incluso Blanca Varela criticó.

Soy un crítico definitivo. Primero hay poetas, y el feminismo o masculinismo son una impronta como el conservadurismo que quiere eclosionar o se quiere imponer a la literatura; no es más que una manifestación de censura, es decir, nadie tiene una lógica al momento de escribir por su sexo. Las sensibilidades nos traspasan, es lo que pienso, y esa intensidad la puedes encontrar en Silvia Plath, Pizarnik, Amarilis y la puedes encontrar en Varela; pero si pones por delante un código ideológico —cualquiera que este sea— al final eso ya no es literatura. Eso es una manifestación panfletaria, y no hay nada más que destruya la literatura que sustituirse en un panfleto. No hay nada más sintomático que Neruda, quien escribe una oda a Stalin, uno de los mayores genocidas de la historia, entonces, es completamente extraliterario. Lo que pasa hoy con el tema del feminismo es que se ha vuelto una suerte de comisariato cultural que trata de definir a todos ¿por qué tan machista? o ¿qué tan feminista fueron?, y eso no tiene nada que ver con una literatura que se pretenda sólida.

Acciones como el de pegar el rostro de mujeres sobre una foto de los poetas de Hora Zero, ¿qué te pareció?

Me pareció una intervención bastante ridícula. Yo tuve el honor de servir a la primera Comisión de la Mujer que presidió Beatriz Merino. También tuve el honor de participar en la redacción del primer proyecto para prevenir y sancionar el acoso sexual en el empleo. Creo modestamente que el aporte que se hizo en ese momento fue capital. Derogamos la norma infame del Código Penal, que consistía en que, si una mujer violada se casaba con su violador, él quedaba exento de la pena. El trabajo en favor de las mujeres ha sido permanente.

¿Hiciste un trabajo silencioso?

Así es. Yo no ando poniéndome un cartel diciendo que hecho esto o aquello. Y más aún interviniendo una fotografía, eso ¿en qué ayuda a que haya menos mujeres agredidas, violentadas o acosadas? Para empezar el acoso y el abuso no tienen género. Tan acosado es un hombre como una mujer.

Pero si vemos las cifras, más mujeres son asesinadas en el Perú.

Bueno, los asesinatos por violencia con hombres también son importantes. Los trabajos mal pagados son muchísimos más para hombres que para mujeres. Pero otra vez, eso es un canal que tiene un ejercicio que es la acción social, y un ejercicio que es la legislación y la denuncia permanente. Eso es un trabajo que hay que hacer y que es absolutamente necesario; y la literatura tiene otro tipo de manifestaciones. Si una persona quiere ser reconocida por su trabajo en pro de las mujeres abusadas, eso está muy bien, y es válido y legitimo que así sea, pero eso no se traduce en pegar fotografías en un bar.

Siendo poeta y un hombre de leyes, ¿Cuál es tu comentario sobre la ausencia de una ley de libro?

Es gran parte de las carencias que nosotros tenemos. Creo que debe existir una ley de promoción del libro. Nunca en la historia se han publicado tantos libros en el Perú, y sin embargo todavía estamos muy lejos. Esa carencia obviamente es preocupante, y forma parte de las desatenciones que se tiene de todas las instituciones. Todos los escritores deberíamos estar trabajando juntos antes que matándonos por manifestaciones absolutamente sectarias.

Foto: Difusión.

Regresando a tu libro Malévola tu ausencia, la portada fue desarrollada por la artista Elizabeth López. Cuéntanos sobre la elección de la portada

Le estoy profundamente agradecido a Elizabeth López, porque es una de las artistas dibujantes y pintoras más talentosas que ha dado el Perú contemporáneo.  He visto su maravilloso trabajo y lo he seguido con atención, y tuve el privilegio de honrarme con algunas de las curaciones de sus obras, y en algún momento cuando Malévola tu ausencia, fue cobrando forma, fue una decisión ya tomada de que ella fuera la que engalanara el libro con ese magnifico dibujo suyo, que me ha permitido tener el libro con una portada tan magnifica.

¿Qué se viene después de este libro?

Siento que en cierto modo es un despido temporal del erotismo. La tercera cita de la que no hemos hablado es de un poema griego, del que siente que ya tiene los años encima y no puede disfrutar de las pulsiones con la energía de sus veinte años. Vienen nuevas obras, hay un libro de ensayistas e historiadores latinoamericanos que esperamos sacar en España.  También saldrá publicado un libro de poesía reunida que se llama La boca de la sombra. Es un libro que le he puesto mucha fe, ya que estoy celebrando esta vez mis veinte años de poeta.

(Entrevista publicada en la revista impresa Lima Gris número 18)

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