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Cultura

Fritz Zorn, el escritor educado para la muerte

En algunas ocasiones la enfermedad y la muerte funcionan como herramientas para la construcción de discursos narrativos y/o testimoniales muy polémicos. Esta escritura puede girar en torno a distintos fines, especialmente en lo terapéutico y lo confrontacional.

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En lo que corresponde al primero, podemos tomar como ejemplo al español Francisco Umbral, quien escribió en su libro titulado “Mortal y rosa” el recuerdo fresco y doloroso de la enfermedad y muerte por Leucemia de su hijo de cinco años. Otro caso trágico es el de la escritora norteamericana Joan Didion con “El año del pensamiento mágico”, libro que empezó a escribir a los pocos días después del fallecimiento de su esposo, el también escritor John Gregory Dunne; y “Noches azules”, en el que narra la lenta agonía de su hija Quintana. Estos testimonios, que exploran y ahondan sobre la muerte de un ser amado, funcionan como formas de liberación del dolor y del sufrimiento, una manera de autoterapia para regular las emociones negativas.

Respecto al fin confrontacional, el caso más especial y controvertido es el de Fritz Zorn, seudónimo de Fritz Ang, escritor clandestino y profesor de idiomas que empieza a escribir su biografía después que es diagnosticado con cáncer. Esta obra de carácter “autobiográfica”, no es más que documento clínico sobre la historia de un enfermo terminal de cáncer, en el que elabora una ácida crítica hacia su formación familiar y educativa, el contexto social y económico, Dios y la religión, la muerte prematura y hacia sí mismo, buscando liberarse de los agobiantes recuerdos de un pasado infeliz e insípido. Caso muy parecido al de la hija adoptiva del escritor chileno José Donoso, quien se suicida después de haber revelado los secretos más íntimos de sus padres en el libro “Correr el tupido velo”.

Estos testimonios, en lugar de buscar el sosiego, terminan por alterar los nervios y, quizás, tergiversar los propios recuerdos. Tal como lo menciona Zorn:

“Escribir mis recuerdos no me ha deparado la calma, sino, al contrario, una agitación y una desesperación más aguda”.

Una de las cualidades más honestas y humanas de las personas es el miedo a morir, si nadie nos prepara para la muerte de alguien que amamos, mucho menos alguien está preparado para afrontar su propia muerte. Solo los valientes saben como afrontarla y retarla. Es el caso de Fritz Zorn que, como ya se ha mencionado en el párrafo anterior, decide volcarse a la escritura de su propia historia para confrontar y denunciar algunos aspectos de su vida que, según su creencia, determinaron y confabularon la aparición del cáncer. Justamente el objetivo de este texto es comentar este libro polémico que se publicó con el título: “Bajo el signo de marte”. Oscura premonición bélica.

Fritz Zorn fue un joven rico, culto, infeliz, depresivo e hijo de una de las familias más acomodadas de Suiza que falleció a los treinta y dos años por culpa del cáncer o de un linfoma maligno a finales de 1976. Padecer esta patología le sirvió como punto de partida para emprender una lucha titánica contra sus recuerdos y su identidad misma. El ejercicio de la escritura le ayudó a desnudar su alma, que, según se da a entrever, está llena de ira y remordimiento contra su propia familia.

Esta relación hogar-hijo es una parte muy importante en el libro, pues para el narrador, sus padres y la educación que recibió son los culpables directos de la aparición de un tumor cancerígeno en el cuello, producto de sus “lágrimas tragadas”. Esta expresión es muy importante porque da a entrever dos cuestiones: la aparición del sufrimiento solitario y el sentido fantasioso de la enfermedad.  Todo ello debido a una depresión que lo aquejó desde la adolescencia y que no supo contrarrestarla a tiempo.

“…todas las lágrimas que no había llorado y no había querido llorar durante mi vida se habían amontonado en mi cuello y habían formado ese tumor porque no habían podido cumplir con su verdadero destino, el de ser lloradas”.

De la misma manera, utiliza una subjetividad hiperbólica para definir al cáncer que padecía:

“Yo creo que el cáncer es una enfermedad del alma que hace que aquel que devora toda su pena sea devorado a su vez, al cabo de cierto tiempo, por esa misma pena que vive en él”.

“Bajo el signo de marte”, publicada en 1977 por una editorial alemana, está dividida en tres partes: “Marte en el exilio”, “Última necat” y “El caballero, la muerte y el diablo”. En ellas se evidencia la búsqueda del protagonista hacia el origen de su problema, las repercusiones de una incapacidad crítica y la ansiedad por seguir viviendo, tal como lo afirma en sus palabras finales:

“Yo todavía no he vencido aquello que estoy combatiendo; pero tampoco estoy vencido y, lo que es más importante, todavía no he capitulado. Me declaro en estado de guerra”.

En este libro estremecedor el lector puede encontrar distintos elementos temáticos que giran en torno a la enfermedad. El primero que se nos presenta es su pasividad ante la sociedad, producto de un hogar burgués que vive tras las apariencias de “la familia modelo”. Ello ocasiona un abismal distanciamiento psicológico entre la niñez, la adolescencia y la juventud de Zorn, ya que mientras más se aproxima a los treinta y dos años, más consciente es respecto al papel de su vida en este teatro de sombra que es la vida burguesa.  

Según su testimonio, la pasividad que ha pesado en sus treinta y dos años se debe al encubrimiento de una vida carente de acción, anulando la transgresión como elemento vital para el desarrollo reflexivo y crítico. Para su familia, el silencio y el “orden burgués” son necesarios para mantener el decoro y el respeto ante las demás familias pertenecientes al mismo statuo quo. Asimismo, menciona que pertenecer a una clase adinerada no es sinónimo de tener una vida apropiada, algo totalmente discutible, pues a pesar de todo lo crítico que Zorn es con su familia, hay que tener en cuenta que nunca le llegó a faltar una casa, buena vestimenta y una aceptable cantidad de dinero que derrochó en su etapa universitario, además de la cuantiosa herencia que recibió.

Es casi imposible tener un juicio definitivo sobre la relación entre Zorn y su familia, ya que solo se conoce su versión, además de que cuando empezó a escribir sus recuerdos el padre ya había muerto. Es imposible no recodar al Franz Kafka de “Cartas al padre”.

Aquí algunas citas que reflejan sus lamentos ante una vida monótona y pasiva:

“Mi mundo juvenil fue un mundo más que feliz y armonioso, entonces tiene que haber sido falso y mentiroso en sus bases”.

“Hoy tengo la certeza de que en mi juventud no aprendí a tener a tener una opinión propia: solo aprendí a no tener opinión propia”.

Esta pasividad ante la vida lo hereda de su propio hogar, como ya se ha mencionado anteriormente, ocasionando un sentimiento negativo ante sus padres. En su libro despotrica contra ellos ¿algo justo o injusto?, pero sobre todo de su padre, llegando mencionar que siempre estuvo muerto para él o que en realidad fue alguien que nunca existió. Sobre su madre da a entender algo no menos polémico, al asemejarla a una anciana agradable que vive en la Orilla Dorada de Zúrich, y con quien le parece francamente ridículo emparentarlo. Incluso casi al final del libro menciona que alguna vez soñó con matarla.

“Soy el hijo neurótico de un padre neurótico y de una madre neurótica; mi familia es para mí la quintaesencia de todo aquello de lo que yo abomino, y sin embargo, como miembro de esa familia, soy necesariamente un neurótico…”

A todo esto, habría que añadir otro elemento temático que configuró su falsa personalidad: la educación. Zorn menciona que en los estudios siempre fue un alumno que cumplía responsablemente con sus actividades, pero que no lo hacía con el objetivo de tener una vida profesional exitosa, sino que simplemente le daba pavor ir contra las reglas establecidas y alterar la normalidad. La relación con sus compañeros era insustancial y lejana. La educación recibida, calificada como “mala” por él, es uno de los motivos que generaron su enfermedad.

“Me parece justo decir que el mal causado por una educación errónea es a veces tan grande que puede manifestarse también bajo sus formas extremas (como parecería ser mi caso) en enfermedades provocadas por una neurosis, por ejemplo el cáncer. ¿Sobreviviré a esta enfermedad? Por ahora no lo sé.  En el caso de que muera se podrá decir de mí que fui educado para la muerte”.

Da la impresión de que Zorn altera sus recuerdos e introduce sus propios criterios fantasiosos que le sirven como excusa para justificar su temerosa vida:  

“Toda mi vida fui buen educado y gentil y esa es la razón de que desarrollara un cáncer. Y está bien así. Yo creo que cualquiera que haya sido toda su vida bien educado y cortés no merece otra cosa más que contraer un cáncer”.

Otro elemento interesante y no menos polémico es la sexualidad. Según lo que testimonia Zorn, murió sin conocer el amor y las relaciones sexuales, pero no por el rechazo de las mujeres, sino por su propia incapacidad para desear carnalmente a otra persona. La dificultad con las mujeres, antes que física, consistía en una “impotencia del alma”, lo cual lo lleva a una severa depresión, afirmando que la incapacidad sexual es lo que más le ha causado daño. Otra característica que lo emparenta a Kafka.

Fritz Zorn tenía castrada el alma.

“La sexualidad no formaba parte de mi mundo, ya que la sexualidad encarna la vida y yo había crecido en una casa donde la vida no estaba bien vista, pues entre nosotros se prefería ser correcto a vivir”.

Fritz Zorn.

Leonard Bankhead, personaje de la novela “Trama nupcial” de Jeffrey Eugenides, es un brillante estudiante de ciencias que padece de depresión, lo cual lo conduce al consumo de un excesivo número de medicamentos para calmar su ansiedad y angustia. Todo ello termina por destruir su relación amorosa y una prometedora vida profesional. En este libro se busca describir a una persona clínicamente deprimida, mencionando que el cerebro deprimido envía una señal de que se está muriendo al cuerpo, esta la recibe y lentamente empieza a debilitarse, por ende las personas que sufren de esta patología andan siempre andan desanimadas y cansadas.

Utilizo esta referencia porque la depresión es una de las causas de la aparición del cáncer en la vida de Fritz Zorn, y que además se parece a lo que opina en su libro:

“Todos saben qué es la depresión: todo es gris, frío y vacío. Nada produce alegría y todo lo doloroso provoca un dolor exagerado. Se pierden las esperanzas y no se ve nada más allá de un presente desdichado y privado de todo sentido”.

La depresión le ocasiona angustia y desesperación, siente que su cuerpo erupciona en su interior y que no le da tregua. De noche no puede dormir, gime, grita, da círculos alrededor de su habitación, pensando en cosas negativas e insultando las paredes para calmar todo lo que lleva dentro. Su cuerpo es sacudido bruscamente por el dolor, pero lo que más le duele es el alma por haber desperdiciado sus tres décadas de vida en la simple monotonía. Al final, cuánto más se conoce, más rápido llega a la conclusión que siempre fue alguien destruido, envejecido, quebrado, castrado y deshonrado.

El texto autobiográfico no solo permite conocer los abismos de su personalidad, sino que ayudan a comprender el contexto en el que estaba inmerso. Su entorno social es muy crítico ante el pensamiento comunista, considerando a Rusia como un lugar casi terrorífico. Él se deslinda de este vacuo pensamiento, pero con un sentido rebelde y crítico ante la burguesía antes que ideológico.  Se podría decir que su doloroso testimonio agrupa dos conciencias, uno personal y otro histórico. Gadamer mencionaba que la escritura de un texto personal da pautas para una configuración histórica que permite entender los avatares de un tiempo en el cual, el autobiógrafo es contemporáneo.  Cuestión importante ya que el relato sobre una experiencia personal ayuda a establecer una interpretación de la realidad histórica en que se vive.

La historia de Zorn es parecida a la de muchas personas que vivieron y aún viven tras la sombra de las tristes apariencias y del miedo a actuar en una sociedad que se posesiona de todo, teniendo como base la falsa idea positivista del progreso de la segunda mitad del siglo XX.  Los últimos meses de vida y la aproximación de la muerte le ayudaron a reflexionar sobre todo ello, lamentablemente las fuerzas ya no le dieron más, pero aun así me atrevería a decir que tuvo una muerte muy decorosa y, sobre todo, lúcida. Se podrían nombrar otros elementos temáticos preponderantes en este libro autobiográfico, como por ejemplo: el nihilismo y su relación con el pensamiento religioso. En las últimas páginas nombra a Dios para desafiarlo y afirmar que siempre quiso ser alguien precipitado a los abismos infernales de las tinieblas.

Para finalizar una última cita donde describe su propia vida:

“Esta es mi vida. Yo creí en el mejor, el más sano, el más armonioso, el más estéril y el más falso de todos los mundos; hoy me encuentro frente a un montón de ruinas”.

Fritz Zorn es un universo plagado de dolor e infamia. Léanlo, os sacudirá los nervios y las fibras más íntimas.

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Joe Guzmán Rodríguez. (Trujillo, 1991) Docente. Estudió la carrera de Educación Secundaria, en la mención de Lengua y Literatura, en la Universidad Nacional de Trujillo. Autor de El devenir de lo incierto (Paloma Ajena Editores, 2014). Segundo (2010) y primer (2012) puesto en los Juegos Florales Interuniversitarios de la Universidad Nacional de Trujillo; segundo puesto en el Concurso Nacional de Relato Corto “A toda página” de El Cultural (2012); y menciones honrosas en el Concurso Nacional de Poesía (2016) organizado por la Feria Internacional del Libro de Trujillo, el II Concurso Nacional de Poesía Huauco de Oro (2017) y el XVII Concurso Nacional Juvenil de Cuento “Germán Patrón Candela” (2017)

Cultura

Hoy se estrena la serie ‘Cien Años de Soledad’ de Gabriel García Márquez [VIDEO]

Desde este miércoles 11 de diciembre los amantes de la literatura podrán ver, desde el calor de sus hogares, la obra cumbre de la literatura del escritor colombiano y premio Nobel, Gabriel García Márquez.

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El streaming se viste de literatura y nos trae a la pantalla chica la obra cumbre de Gabriel García Márquez con una adaptación dirigida por Laura Mora y Alex García López, quienes asumieron el reto de pretender mostrar el mágico universo de Macondo. Hace 57 años, en 1967, luego de pasar por serios problemas económicos, Gabriel García Márquez publicó su obra cumbre, ‘Cien Años de Soledad’. Y ahora Netflix entrega al público el realismo mágico de esta importante obra a través de las pantallas.

Este miércoles 11 de diciembre se estrena la serie basada en la novela que marcó el ‘Boom latinoamericano’, y en 2024 con la venia de los hijos de Gabo, el proyecto se hizo realidad.

«La razón por la cual no quiero que Cien años de Soledad se haga en cine es porque la novela, a diferencia del cine, deja al lector un margen para la creación que le permite imaginarse a los personajes, a los ambientes y a las situaciones como ellos creen que es […] en cine eso no se puede», afirmó el premio Nobel de literatura.

¿Macondo será reflejado como la novela escrita?

Los escenarios fueron construidos con meticulosos parámetros, tanto que los estudios constituyen pequeñas ciudades. Los vestuarios buscan ser los más fidedignos a los siglos XIX y XX. Asimismo, los ejecutivos de Netflix indican que es una de las producciones más grandes de Latam y por ello construyeron hasta 2 pueblos adicionales para escenificar las distintas versiones de Macondo.

Rodrigo y Gonzalo García Rocha, hijos del Nobel de Literatura, indicaron que accedieron a la petición de grabar y proyectar la novela con la condición de ser productores ejecutivos de la saga para que puedan cuidar de todos los detalles que algún día su padre consideró. “En la actual era dorada de la serie, la calidad cinematográfica del contenido y la aceptación por parte del público mundial de programas en idiomas extranjeros, no podía ser mejor el momento para hacer la adaptación», contestaron los hermanos García Rocha tras hacerse pública la noticia.

Sin embargo, es todo un reto lograr crear el mágico universo de Macondo. Por tales razones, han surgido las interrogantes que muestran unas escépticas expectativas de que la obra quizá no logre cumplir con las maravillas narrativas de la inmortal obra del genial Gabo.

FUENTE: NETFLIX.

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Cultura

“Espóiler”, “zona de confort”, “teletrabajar”, o “frapé” son algunas de las palabras añadidas a la RAE

Nuevos términos, acepciones y expresiones forman parte de la nueva actualización digital del Diccionario de la lengua española (DLE).

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Alerta de espóiler. Como ya nos tiene acostumbrados la Real Academia Española (RAE) cada fin de año son presentadas nuevas palabras en la actualización del diccionario académico, elaborado en colaboración con la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE); y lo hace con novedades procedentes de ámbitos como la ciencia, el medioambiente, la tecnología, la gastronomía, la música o el deporte.

Entre los nuevos artículos encontramos palabras como “espóiler”, “granularidad”, “macroencuesta” o “sérum”. También formas compuestas por más de una palabra como “centro de salud”, “unidad móvil”, “voto castigo” o “voto de castigo”, “zona cero” o “zona de confort”.

En el ámbito de la ciencia se incorporan nuevos términos como “aerotermia” o “micelar”; o voces como “dana” o “microbioma” en el medioambiente y la biología.

En el campo tecnológico entran a formar parte del diccionario palabras como “desarrollador” o “escalabilidad” (también en su uso dentro de la economía). Por otra parte, en esta actualización se pueden encontrar otras tan presentes en el día a día como “teletrabajar” o una nueva acepción de “temporada” en referencia al conjunto de episodios de una serie o un programa.

Igualmente, la gastronomía y todo el universo que la rodea ocupan su lugar dentro de las áreas que se han enriquecido en la obra. De este modo, se añaden voces como “barista”, “frapé”, “infusionar”, “tabulé”, “umani”, “varietal” o “wasabi”.

Foto: RAE.

El mundo de la música aporta también un notable número de novedades al diccionario, tales como “blusero” o “rapear”, y extranjerismos como “funk”, “groupie” e “indie” (usado asimismo en el cine); mientras que en el campo del deporte encontramos incorporaciones como “bicicross” o “capoeira”; y otras como “curling”, “drive”, “fitness” o “full contact”.

Otras voces que aparecen en la actualización son “atencional”, “desendeudamiento”, “dramaturgista”, “humanizador”, “musealizar” y “musealización” o “sociolaboral”. Asimismo, se añaden acepciones coloquiales como, por ejemplo, en “chorreo”, en alusión a una reprimenda.

En cuanto al léxico americano o relacionado con América que se ha incluido en esta actualización, se encuentran, entre otras, las palabras “azotehuela”, “parrillar”, “posnet” o “pósnet” o el extranjerismo “sulky”.

El Diccionario de la lengua española cuenta con la participación de las 23 academias de la lengua española presentes en todo el mundo, lo que hace de esta obra lexicográfica una referencia panhispánica. La actualización 23.8 pone al día su versión electrónica.

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Cultura

Peruanidad desde Londres

Novela profunda, multifacética, cargada de resonancias lingüísticas y filosóficas: se llama Cristóbal y es la ópera prima de Gabriel Núñez del Prado (36), escritor limeño afincado en Londres.

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Universos simbólicos, formas paródicas y múltiples capas de significado para un libro de 450 páginas impreso y distribuido solo en Inglaterra por una editorial londinense de escaso tiraje. Eso es Cristóbal, la novela de Gabriel Núñez del Prado (36), escritor peruano que escribe un fresco inédito en nuestra literatura realista.

El protagonista de la novela epónima, sus personajes sucedáneos y la climática que lo rodea constituye un corpus que desborda el espacio físico. En el núcleo de este esoterismo y de sus búsquedas está la identidad peruana, que no se presenta como algo unívoco o homogéneo, es un rompecabezas en el que se reflejan las voces de un país inabarcable. Conversamos largamente con su autor.

En Cristóbal, la religiosidad andina parece funcionar como un sistema de interpretación simbólica. Desde una perspectiva hermenéutica, ¿cómo crees que esta religiosidad permite releer tanto lo andino como la Lima moderna? ¿Es una religiosidad que pretende universalidad o se prefiere intrínsecamente peruana?

Toda religiosidad es un sistema de interpretación simbólica. Es imposible desligar a Lima de lo andino, pues en Lima es donde conviven y se mezclan todas las herencias heterogéneas que nos enriquecen como país. De manera similar, es imposible desligar a Cristóbal de Lima, pues él también (el libro), como buen hijo de su ciudad, es el resultado de herencias heterogéneas. Más allá de toda religiosidad existe la necesidad inherente al ser humano de profundidad (espiritual), y esa necesidad es universal. 

Cristóbal, ciertamente, desborda eso que se conoce como “la novela de Lima”, si tal cosa existe. Ecos borgianos y resonancias de la más profunda humanística europea resuenan en sus páginas. ¿Cómo construyes la intertextualidad y qué lugar ocupan las referencias literarias explícitas y las sutiles? ¿Y cómo dialogas con la tradición narrativa peruana?

Somos lo que leemos y cuando escribimos, lo leído brota como parte de lo que somos. Uno no necesariamente construye intertextualidad; las referencias manan –florecen– de manera orgánica y es el lector quien puede (o no) reconstruirlas en base a sus experiencias previas. Cada lector interpreta un texto para sí mismo basándose en sus propias experiencias. Más que dialogar con la tradición a la que pertenece, una novela debe cuestionarla y al cuestionarla revivirla, para que así dicha tradición pueda ser reinterpretada.

El uso del quechua y las expresiones en latín e inglés otorgan una textura única al lenguaje de la novela. ¿Cómo equilibras esos lenguajes en la creación de un sentido de autenticidad o dislocación cultural en tu narrativa?

A mi parecer una novela no debe limitarse a describir ciertos aspectos de una realidad determinada, más bien debe ser un intento (fallido o no) de descifrar un mundo en su totalidad. Por mundo entiéndase todos los contextos socioculturales en los que se desenvuelven los individuos retratados en un relato. Es impensable describir a Lima (sobre todo a la Lima del siglo XX y XXI), dejando de lado el idioma de nuestros ancestros, tanto como es imposible pensar en el mundo de los últimos setenta años sin el uso del inglés, o concebir la sociedad occidental sin la influencia del latín.

El runasimi, además de su uso como lengua simbólica, puede leerse como un acto de resistencia cultural  frente  a  las  hegemonías.  Y  gatilla  subversiones  varias,  más  allá  de  las  narrativas tradicionales. ¿Cómo te capturó la dimensión sonora y poética de nuestra lengua ancestral para crear una experiencia narrativa inmersiva de tales dimensiones?

Hoy en día, pretender preservar y mantener nuestra cultura e historia, respetando su integridad, es casi un acto subversivo.

Vengo de una familia con un arraigo muy fuerte a nuestra tierra y un amor muy grande a nuestra cultura. Desde muy pequeño mi padre me enseñaba palabras y frases en quechua; recuerdo, por ejemplo, que uno de los perros que tuve de niño se llamaba alqo, por antonomasia. Durante mi adolescencia comencé a estudiar gramática quechua de manera autodidacta y siempre me ha fascinado el lirismo al que se debe recurrir para expresar deseos y emociones. Es una lengua inmensamente bella e inseparable de nuestra identidad como país.

¿Cómo articulas los diferentes niveles narrativos de la novela, especialmente la interacción entre lo mítico, lo filosófico y lo realista? ¿Y las relaciones de poder y conocimiento entre los personajes, especialmente en el triángulo Cristóbal-Segismundo-Chouchouï?

Los seres humanos tenemos una propensión innata a mitificar, lo hacemos en todos los niveles posibles: al enamorarnos o al entregarnos con entusiasmo a una pasión, sea ésta hacia una persona,  una  banda  musical,  el  futbol,  o  Dios.  La  filosofía  es, en  parte,  un intento  de racionalizar y ordenar nuestra propensión hacia lo mítico.

El trazado de paralelismos y divergencias entre las tradiciones culturales limeñas, andinas y cosmopolitas es notable. ¿Cómo crees que dialoga Cristóbal con otras narrativas de migración cultural, tanto en la literatura peruana como en la mundial?

Es una buena pregunta. Lo que yo siento y prefiero es que esos paralelos los encuentren y exploten los lectores.

¿Cómo organizaste narrativamente  las  «revelaciones»  del  protagonista  para  que  el  lector comparta ese viaje hacia lo desconocido? ¿Con qué estructuras evitas que el esoterismo se convierta en mero exotismo?

Cristóbal nació de una manera bastante natural. Los cincuenta y tres relatos que conforman el libro fueron escritos por separado, pero siempre teniendo presente que todos pertenecían a una misma narración.

La marginalidad en Cristóbal es un espacio de revelación. Sus experiencias se convierten en puntos de acceso al  conocimiento hasta el  punto  de  elevar  lo  marginal  hacia espacios de centralidad simbólica. ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué?

Si entendemos lo marginal como los extremos, podría afirmarse que es precisamente en los extremos de la sociedad (sea arriba o abajo) donde el individuo tiende a vivir más intensamente. El centro, término medio o aurea mediocritas, sostiene el status quod e impide el cambio, deteniendo los procesos evolutivos. Los extremos tienden a ser convulsos y es en ellos donde sucede la acción que nos propulsa fuera de nosotros mismos como sociedad.

Bryce Echenique y Núñez del Prado.

La presencia de filósofos y chamanes sugiere un cruce entre pensamiento racional y esotérico. En esta suerte de intertextualidad filosófica, ¿qué autores o corrientes filosóficas influyeron en la construcción de estos personajes como mediadores del conocimiento?

Creo que todo lo leído converge a la hora de escribir.

¿Quién/cómo es el lector ideal de Cristóbal y qué esperas que descubra en este cruce de mundos?

Mi esperanza, tal vez inocente, es que cada persona que lea Cristóbal, pueda encontrar algo de sí misma en sus páginas – algo, aunque sea una frase aislada.

¿Cómo sitúas tu novela en el marco de una narrativa peruana que busca proyectarse globalmente (cosa que es un mérito o un demérito)?

Uno, como escritor, siente la necesidad de escribir y de compartir lo escrito con los demás. Creo que esa clase de categorización le corresponderá al lector que se interese lo suficiente.

¿Cómo entiendes el concepto de «lo mágico»? ¿Es una herramienta narrativa o una forma de explorar verdades universales?

Lo mágico puede ser entendido como la canalización de una intención. Todo esfuerzo que da un fruto es un acto mágico.

¿Tenías en mente algún tipo de lector mientras escribías una obra con tantas capas culturales y lingüísticas?

No, pues creo que cualquier trasfondo cultural basta para entender los otros: la experiencia humana es siempre análoga, sin importar el contexto.

En el proceso de escribir Cristóbal, ¿qué descubriste sobre ti mismo como autor y como persona?

Más que descubrir, siento haber reafirmado el sentimiento de que todo lo que sucede tiene una razón de ser y que esa razón siempre nos supera.

¿Qué significa ser escritor joven y peruano en Londres?

Me atrevería a decir que la juventud en Londres es más corta que en otros lugares, aquí quienes pasamos de treinta ya no somos vistos como jóvenes. Ser peruano en una ciudad como Londres es moverse entre la pertenencia y la no pertenencia; es vivir en un limbo en el cual uno redescubre sus propios defectos y virtudes impuestos por la cultura de la que uno proviene. Uno aprende a elegir y a quedarse con lo más rescatable de lo que nos ha sido inculcado. Además, en una ciudad de la magnitud de Londres las posibilidades de aprendizaje a niveles diversos de interacción cultural son infinitas.

¿Qué significa publicar en una editorial pequeña, en edición limitada y firmada por el autor, a la vieja usanza?

Significa la libertad de ofrecerle al lector (como quien le ofrece un regalo) el reflejo más próximo de lo que uno visualizó como resultado final. El tener la potestad de decidir la diagramación, el diseño de cubierta y la encuadernación, o cómo debían ser impresas las ilustraciones del artista peruano José Manuel Barahona Pérez (las cuales tienen un papel muy importante dentro de la narración), son cosas que hubieran sido difíciles de lograr si la primera edición del libro hubiera sido publicada de otra manera.

¿Qué debería aportar Cristóbal al diálogo cultural y literario en el Perú y en el extranjero?

Yo soy feliz si cada lector encuentra en Cristóbal una oración memorable – con una sola es más que suficiente para mí.

¿Cómo visualizas el lugar de Cristóbal dentro de la tradición literaria peruana? ¿Qué te dijo Bryce?

Bryce, con quien comparto la fecha de nacimiento, es enormemente cálido y amable y me felicitó cuando le llevé un ejemplar a su departamento. Me aseguró que lo leería. Cuando vuelva a Lima lo visitaré nuevamente para preguntarle qué opinión le merece.

¿Estás escribiendo algo nuevo? ¿Qué?

Sí, trato de escribir todos los días. Hay una idea que ronda mi cabeza desde antes que Cristóbal fuera dado a la imprenta; es también sobre el destino de un ser humano en el que convergen los destinos de muchos otros. Ya han comenzado a caer sobre el papel párrafos esquivos. A la vez estoy traduciendo a un poeta casi olvidado y pienso publicar una selección de sus poemas el próximo año.

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Cultura

Ayacucho, la batalla final

Se cumplen 200 años de la histórica batalla de Ayacucho que selló la independencia definitiva del Perú y América.

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Por: Mario Roca Paredes

Luego del triunfo en la Batalla de Junín, las tropas derrotadas del Ejército Realista, se dirigieron al Cuzco donde se encontraba aun intacto el poder español al mando del virrey del Perú, el Teniente General José de La Serna. Este ejército constaba de 9,310 hombres y 11 cañones. Encabezados por el virrey, y a marcha forzada desde la Capital del Antiguo Perú, cruzando montañas y ríos, salieron en busca de una victoria capaz de evitar el final del poder europeo en sus antiguas colonias de América.

Contra este Ejército Realista, se debía enfrentar el Ejército Unido Libertador —el Glorioso Ejército Patriota— compuesto de 8,500 guerreros con un solo cañón y que conformaban un grupo heterogéneo: procedían de Perú, Argentina, Venezuela, Colombia y Chile. Al frente de ellos, Simón Bolívar, había puesto al frente a un general de solo 29 años pero con gran experiencia militar, ya que había empezado su carrera militar muy temprano, a los 16 años era nombrado en Venezuela, Coronel del Ejército de Liberación: Antonio José de Sucre.

En noviembre de 1824, se acercaba el final de las escaramuzas y Bolívar creyó necesario dirigir, mediante misivas, unos sabios consejos a Sucre. Fueron los siguientes: “Es preciso tener una extraordinaria circunspección y sumo tino en las operaciones para no librar la batalla sin tener una absoluta seguridad de un suceso victorioso. Hay que tener en cuenta que el genio de San Martín nos hace falta y solo ahora comprendo por qué dio el paso para no entorpecer la libertad que con tanto sacrificio había conseguido para tres pueblos”.

Esta carta fue remitida a Sucre dos años después de la partida de San Martín del Perú y un mes antes de la Batalla de Ayacucho. Para esos momentos, Bolívar era presidente de la Gran Colombia y dictador del Perú nombrado por el mismo Congreso peruano, recibió una notificación desde Bogotá, firmada por el vicepresidente, el tristemente recordado, Francisco de Paula Santander, donde le comunicaban que, si se mantenía como jefe del ejército peruano, le revocaban la jefatura del ejército patriota de la Gran Colombia, de manera que tuvo que delegar el mando de su ejército al general Sucre. Esa fue la razón por la que el Libertador Simón Bolívar no estuviera al mando del ejército en la Batalla de Ayacucho.

Bolívar y Sucre, artífices de la derrota final a España.

Fue el 9 de diciembre de 1824. Los aliados patriotas ocupaban el pequeño llano de la Pampa de Quinua de aproximadamente un kilómetro de largo a 3,530 metros sobre el nivel del mar, cortado por profundas barrancas. Sobre ese llano, parte de sus laderas ocupadas por los españoles, se alzaba la cordillera del Condorcunca, imponente y mudo testigo de la liberación definitiva del Nuevo Mundo en una de las batallas más decisivas de la historia.

La música de las bandas militares aumentaba la emoción del momento y a los grises y verdes de la naturaleza se sumaban los sombríos colores de las chaquetas de los patriotas y los brillantes tonos de los abigarrados uniformes españoles. La luz de la mañana realzaba los estandartes y hacía relumbrar los metales de las armas de ambos ejércitos. A las ocho de la mañana de aquel jueves 9 de diciembre, vistiendo su guerrera galoneada de oro, con medallas y grandes cruces, apareció el mariscal Monet, a cuyo mando estaba una división realista, para parlamentar con el coronel Córdova, de 24 años, que comandaba una división patriota. Siguiendo el ejemplo de los paladines del Medioevo antes de entrar en batalla, Monet propone que se permita a los hombres de cada bando que tengan hermanos, parientes y amigos en el contrario, reunirse y abrazarse antes de la batalla. Córdova pide permiso a Sucre y éste lo concede. Entonces, unos cincuenta hombres de cada lado, dejando sus armas atrás, avanzan al campo que separa los dos ejércitos y allí confraternizan durante casi treinta minutos sobre aquel terreno que pronto habría de ser de lucha y muerte.

Escenificación de la Batalla de Ayacucho.

El mariscal Monet sugiere la paz. Córdova contesta que esta sólo será posible si acepta la total independencia del Perú. Monet habla de la superioridad de hombres y armas españolas pero el valiente general Córdova replica que los dioses de la guerra decidirán. Tras esta ceremonia, Monet se retira y los soldados vuelven a sus filas. Todo está listo para la gran batalla final.

Alrededor de las diez y media de la mañana se inicia la batalla. Viendo que el centro español estaba en desorden, que la izquierda española había avanzado demasiado y no queriendo esperar pasivamente que la fuerza total del enemigo se le echara encima, Sucre ordenó a Córdova cargar de inmediato con sus columnas de infantería protegidas por la caballería del general Miller. Córdova, tras encabezar la carga de su infantería, se bajó del caballo y matándolo con su sable gritó: “¡No quiero medios de fuga! La orden es de avanzar. ¡Hagan fuego a discreción!” Un oficial preguntó: “¿Avanzar a qué paso coronel?”. Vino rápido la respuesta: “¡A paso de Vencedores!”.

El batallón Conquistador y las Legiones Peruanas se lanzaron heroicamente contra el cuerpo de la derecha del enemigo que se había reunido pasadas las barrancas y estaba ofreciendo renovada resistencia. El ala izquierda de los patriotas se recuperó, se reagrupó y se unió rápidamente a la carga iniciada por Córdova. Pronto la derrota española fue completa y absoluta. Córdova mandó entonces sus tropas laderas arriba del Condorcunca y así capturaron la artillería española, dispersaron las reservas españolas e hicieron prisionero al virrey que se encontraba herido, mientras el mariscal La Mar, en un esfuerzo enérgico, cerró las brechas de su flanco y el general Lara, avanzando por el centro, aseguró la victoria.

Capitulación española firmada en el pueblo de Quinua.

Esta narración está, en su mayor parte, tomada de la carta que Sucre le envía a Bolívar informándole sobre la batalla ganada. Aunque Sucre elogia a Córdova, a quién asciende en el mismo campo de batalla al rango de General de División, su carta no contiene alabanza alguna a sus propios esfuerzos antes y durante la batalla.

Es menester también destacar la participación de la mujer guerrera en la batalla, siendo el estandarte Manuela Sáenz, quién ya había participado en la Batalla de Junín donde, por su coraje y valentía, Bolívar la asciende al grado de capitán en Húsares. En la Batalla de Ayacucho ella participa activamente y Sucre, en el parte oficial de la batalla dirigido a Bolívar, indica: “Se ha destacado particularmente doña Manuela Sáenz, por la valentía, incorporándose desde el primer momento a la división de Húsares y luego a la de Vencedores, organizando y proporcionando el avituallamiento de las tropas, atendiendo a los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los fuegos enemigos. Doña Manuela merece un homenaje particular por su conducta; por lo que ruego a S.E. que le otorgue el Grado de Coronel del Ejército Colombiano”. Simón Bolívar le confiere el grado de Coronel del Ejército Colombiano a Manuelita Sáenz, un hecho histórico que está escrito en la historia de la Independencia de América.

La nobleza del carácter de Sucre se pone de manifiesto en el contenido de la carta que envía a Bolívar, ya que indica lo siguiente:

“Aunque la posición del enemigo es la de rendición incondicional, yo creí digno de la generosidad americana el rendir ciertos honores a aquellos que durante catorce años habían sido vencedores en Perú. Por lo tanto, la capitulación fue firmada en el campo de batalla. Se permitía a todos los oficiales realistas retener sus uniformes y espadas. Todo soldado español era devuelto a España con cargo a la República peruana, la que también les abonaba la mitad de sus pagos durante el viaje de retorno. Mediante estos términos, el resto del ejército español nos fue entregado, junto con todo el territorio ocupado por sus armas, todas sus guarniciones, sus parques de artillería, arsenales y pertrechos, más el fuerte de El Callao con sus equipos”.

Y añade: “Consecuentemente, el Ejército de Liberación tiene ahora en su poder al ex Virrey, teniente general José de La Serna, su jefe de Estado Mayor, teniente general Canterac, los mariscales Valdez, Carratalá, Monet y Villalobos, 19 brigadieres generales, 10 coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 comandantes, y otros oficiales. Mas de 2,000 soldados fueron hechos prisioneros y se les tomó una inmensa cantidad de rifles, municiones y todo el equipo militar que poseían, 1,800 de sus muertos y 700 heridos fueron, en la Batalla de Ayacucho, las víctimas de la obstinación y temeridad española”.

Y concluye Sucre su carta a Bolívar así: “La guerra ha terminado, la Independencia del Perú está asegurada. La única recompensa que pido es la continuación de vuestra amistad”.

Obelisco en la Pampa de Quinua conmemora la batalla por la libertad de América.

Al leer esta carta en su casa, en Lima, cuentan que Bolívar danzaba alrededor del salón gritando: “¡Victoria! ¡Victoria! ¡Victoria!” Y sin duda, que tenía razones para regocijarse, porque Ayacucho completó la liberación del Perú y de América. Ayacucho era el triunfo definitivo. El Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, estaba ahora en la cima de su gloria, después de una lucha incansable de más de 15 años, planeando y dirigiendo 500 batallas libradas y liberando países que, juntos, sumaban diez veces el tamaño de España, era por tanto justo que se rindiera tributo al General Sucre.

La Batalla de Ayacucho marca el punto más alto de la gloria de América y es la obra del General Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá. Su preparación fue perfecta y su ejecución impecable. El general Sucre, general de generales, Gran Mariscal de Ayacucho, de formación militar tanto en Caracas como en España, puso sus conocimientos al servicio de la independencia y libertad de los pueblos, ideal que se acrecienta al conocer a Simón Bolívar en 1817, a partir de allí se convierte en el socio ideal del Libertador y participa de muchas batallas, llegando finalmente a comandar el triunfo del Ejército Patriota en la Batalla de Ayacucho.

Las pérdidas de los patriotas en Ayacucho, a pesar de sus desventajas iniciales, fueron 379 muertos y 600 heridos. El saldo total de bajas de esta batalla, una de las más grandes de toda la Guerra por la Independencia, fue de casi 2,200 muertos y 1,300 heridos. Los ejércitos y quienes los comandaban pelearon al máximo de sus fuerzas y con la más tremenda de las tenacidades, como lo evidencia el gran número de bajas producidas en menos de dos horas de lucha.

Plaza de Armas de la ciudad de Ayacucho.

Después del triunfo de la Batalla de Ayacucho, el general Olañeta, atrincherado en lo que entonces se llamaba el Alto Perú, hoy Bolivia, se negó a acatar la rendición de su virrey, pero gran número de sus tropas desertaron al poco tiempo y su guarnición de Cochabamba abrió las puertas a los patriotas. Se registraron unos cuantos enfrentamientos y el 13 de abril de 1825 un encuentro final en el que Olañeta cae gravemente herido. También en el Puerto de El Callao, el general Rodil, se negó a aceptar las condiciones de la Capitulación de La Serna y opuso fuerte resistencia, manteniendo más de un año aquella ciudad amurallada. Finalmente se rindieron y se entregaron. La bandera española de El Callao fue la última en ondear sobre Sudamérica. ¡Gloria eterna a los héroes y soldados que ofrendaron sus vidas en la lucha por la Libertad!

Hoy Ayacucho es una de las 25 Regiones que tiene el Perú, la Pampa de Quinua, el escenario de la libertad de América, se encuentra a 37 kilómetros de su capital, la hermosa ciudad de Ayacucho que tiene un clima templado durante todo el año, gente amable y respetuosa con gran fe católica expresada en su Semana Santa y en sus 33 iglesias. Tierra de músicos, compositores y poetas, tiene, además 11 provincias, cada una de ellas con sus propias características y riquezas naturales y es, por siempre, La Cuna de la Libertad Americana y allí siempre florece la flor de la libertad.

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Cultura

Roald Dahl y su participación en el guion de «You Only Live Twice»

Una mirada al talento de Dahl en el cine.

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Aunque a Roald Dahl se le conoce mucho más por sus libros infantiles, el escritor también trabajó en el mundo del cine. Su participación más famosa fue en la película You Only Live Twice, donde fue uno de los coguionistas en la quinta entrega de la saga de James Bond junto a Harold Jack Bloom.

Un escritor infantil en el mundo del espionaje cinematográfico

Para muchos, Dahl es sinónimo de Charlie y la fábrica de chocolate o Matilda, pero antes de ser reconocido por sus grandes obras infantiles, el escritor ya había tenido una trayectoria… distinta. Dahl, con experiencia previa en la inteligencia militar británica, era un candidato muy interesante para adaptar una novela de espionaje de Ian Fleming. Al haber servido en la Royal Air Force y en el servicio de inteligencia británico durante la Segunda Guerra Mundial, no era una persona ajena al mundo del espionaje.

Esto nos lleva a 1967, cuando Dahl fue uno de los encargados de adaptar la novela You Only Live Twice de Fleming para la gran pantalla. No era un reto menor, ya que tenía que transformar la compleja narrativa de la novela en un guion que mantuviera la esencia de Bond y que atrajera al público con un argumento dinámico. De hecho, fue la primera ocasión en la que se descartaba gran parte del libro original para la gran pantalla, por lo que tenía que mantener muchas claves para intentar que la película final siguiera pareciendo una de James Bond. La seducción, los Aston Martin, la acción, los juegos clásicos de casino online… todo ello tenía que estar presente para poder hacer una versión para el cine creíble del Agente 007.

Dahl aportó su propio estilo al proyecto, simplificando la trama donde pudo y creando algunas de las escenas más impactantes de James Bond. Eliminó los elementos más oscuros de la novela y se enfocó en una historia que capturara la esencia del espionaje y las aventuras exóticas, centrando la trama en la lucha de Bond contra la organización Spectre. Fue un James Bond mucho menos introspectivo, pero aún heroico, adaptado a la gran pantalla y accesible para todo el público.

Roald Dahl.

Lo que nos deja Roald Dahl en «You Only Live Twice»

La participación de Dahl en You Only Live Twice trajo uno de los primeros cambios en el enfoque del mítico James Bond. Se introdujeron elementos y personajes muy recordados, como el villano Ernst Stavro Blofeld, con una imagen que consiguió consolidarse en la saga gracias a esta entrega. También marcó la estética visual de Bond, gracias a los momentos de gran suspense que enfatizan el riesgo constante de las misiones de 007.

Gracias a su trabajo en esta película, el escritor demostró que su creatividad iba mucho más allá de la literatura infantil. Aunque la crítica recibió el filme con opiniones divididas, You Only Live Twice es una de las películas más recordadas de la saga y el papel de Dahl tuvo bastante que ver. Este proyecto es un ejemplo de cómo un autor reconocido es capaz de adaptarse a otros géneros, aportando su propio estilo y profundidad a proyectos que quizás nunca imaginó realizar.

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Cultura

Luz sobre la ausencia

En el marco de la 15ª Bienal de La Habana, la artista peruana Sonia Cunliffe revive la magia del cine ambulante reanimando el último camión, alma de las proyecciones nómadas en la isla durante los años sesenta.

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El 26 de diciembre de 1960, la mayor de las Antillas se llenó de inconmensurable dolor: en un acto orquestado por la iglesia Católica de Cuba y la CIA norteamericana, más de 14 mil niños fueron enviados a Miami bajo el pretexto de que los barbudos, comandados por Castro, los «secuestrarían». La mayoría de esos niños nunca volvieron a ver a sus padres, quedarían atrapados en un limbo de promesas incumplidas y serían conocidos como «Peter Pans».

Esa historia de ausencia y separación, que sigue viva en la memoria colectiva cubana, fue recreada en una instalación multimedia por la escritora, fotógrafa y artista visual Sonia Cunliffe: “Operación Peter Pan: De ausencia en ausencia” remezcla imágenes de la propaganda anticomunista con la historia clásica del personaje creado por J.M. Barrie. Lo extraordinariamente singular es que la artista hizo que cobre vida en un viejo camión que en los años de la Guerra Fría había recorrido los recónditos pueblos de la isla alfabetizando con el cine.

Ocurre que Alberto Sedeño, su conductor y proyeccionista, comenzó a recorrer Cuba cuando apenas tenía 22 años. Y hoy, a sus 84, todavía conserva el añejo motorizado como el último vestigio de una época en la que esa luz móvil sobre una pantalla retráctil llegaba a las plazas desiertas y a los campos olvidados. Cunliffe lo encontró e hizo que la magia del cine ambulante regrese. Que la gente se congregue alrededor del vehículo atraída por una fuerza casi mística.

Este fenómeno, que comenzó en los años 20 en Italia y recorrió América Latina en los años 30, revivió con fuerza en Cuba durante los primeros años de la revolución. Los proyectores itinerantes traían consigo una promesa de cambio, de esperanza. Ese mismo espíritu que terminó convirtiendo al automotor en una de las principales atracciones de la 15ª Bienal de Arte: bajo el cielo habanero brilló el videoarte, un trabajo que no solo homenajea a los niños que cruzaron el mar: es una poderosa reflexión sobre los recuerdos perdidos y las cicatrices de la historia.

Así, el redivivo cine ambulante terminó siendo un oráculo de la memoria que proyectaba algo más que imágenes. Los rostros de cientos de espectadores, atrapados en ese rayo de luz, se fueron iluminando con la fuerza de un pasado que nunca se olvida. Porque no solo se proyectaba una película, era la memoria misma de Cuba, esa que no puede ser borrada, que sigue viva en las historias de aquellos que partieron y en los susurros de aquellos que se quedaron.

Lo cierto es que el viejo camión ya es un símbolo de resistencia cultural y, aunque la Bienal de Arte ha terminado, seguirá recorriendo los lugares más emblemáticos de la capital cubana: su andadura continuará durante el 45 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano a realizarse del 5 al 15 de diciembre en esa ciudad. Un recordatorio tangible de las ausencias que no pueden ser olvidadas. Que en cada fotograma proyectado, en cada imagen que cobra vida bajo la luz del proyector, se revive un pedazo de historia, se da voz a los recuerdos silenciados.

Lo que antes era un acto de olvido, ahora es un puente entre el pasado y el presente, entre lo perdido y lo recordado. Y mientras el camión sigue su ruta, llevando su mensaje a cada rincón de Cuba, la memoria de aquellos que partieron y nunca regresaron seguirá latiendo bajo las estrellas.

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Cultura

Y un día Mario Vargas Llosa decidió volver a La Catedral

Tuvo que pasar más de medio siglo para que nuestro premio Nobel se tome una fotografía en el mítico Bar La Catedral.

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“Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada; que febril la mirada, errante en las sombras te busca y te nombra. Vivir, con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez”. Jugando con la nostalgia y un deseo de volver a sus pasos andados, el renombrado escritor Mario Vargas Llosa, un día de noviembre vio como buen momento aceptar que le tomen una instantánea en el frontis de lo que fue el Bar La Catedral, ese espacio ubicado en la avenida Alfonso Ugarte que ahora luce como un basural y urinario público, pero que en su época de esplendor cobijaba a luminarias de la literatura peruana.

Ahora, luciendo un enorme cartel amarillo que dice “Se vende”, aquel espacio fue merecedor de uno de los mejores libros de la historia del Perú, obviamente bien retratada por uno de sus más famosos visitantes.

Sería en una de esas tantas tertulias que nuestro premio Nobel se cuestionara, cual vidente de lo que iba a pasar dentro de treinta o cuarenta años, sobre la decadencia de nuestra sociedad, plasmándola en tinta negra en su libro ‘Conversación en La Catedral’ (1969) la icónica frase “¿En qué momento se jodió el Perú?”

Todo indicaría que nuestro octogenario escritor fue solamente al frontis de lo que fue el bar La Catedral a constatar que efectivamente el Perú se jodió durísimo, pues en su mirada otoñal aquello que alguna vez fue uno de sus lugares preferidos para interactuar con mentalidades tan brillantes como él ahora representa la metáfora más hiriente de lo que es nuestra sociedad: orinada e ignorada por todos, con las puertas abiertas de par en par para el placer de los pillos y truhanes, de los embusteros y vendedores de humo, de los vendedores de cebo de culebra y los abatidos por el alcohol, ese mismo que terminó embriagando a toda una nación.

Así luce en la actualidad una de las esquinas del extinto bar. Foto: Lima Antigua.

Fue su hijo Álvaro quien lo convenciera a posar, 55 años después, en ese sitio donde solo quedan sombras y ecos de una Lima que ya se fue hace mucho.

«55 años después, retorno al (ex) bar La Catedral, en busca de los fantasmas de Zavalita y el zambo Ambrosio», escribió en sus redes sociales el hijo del universal escribano.

Cabría preguntarle al célebre arequipeño si el Perú dejará de joderse en algún momento o terminará ‘vendiéndose’ como tierra y aires nada más.

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Cultura

Bajo el signo de los tiempos

Conversamos con la poeta Eldi Toro López

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Por aquellos días del siglo XVI, se encontraba en el antiguo reino de los Sipanes y Chimús, el clérigo español Miguel Cabello de Valboa o Balboa,  mientras recorría el majestuoso valle de Lambayeque, llamado en el mochica colonial Ñampaxllaec, escuchó una singular historia que contaba la leyenda de un hombre llegado a esas cálidas tierras desde el norte, al frente de un conjunto de balsas.

El magnífico Señor, cubierto con regias vestiduras, no era otro que aquél misterioso Naylamp, quien habitó aquellas tierras y gobernó a las gentes que encontró en ellas. Después, como el profeta Elías de la Biblia cristiana, dicen los lugareños que repiten esa leyenda, se internó en el firmamento, subido a un carro de fuego.

Lambayeque, en cuyas tierras nacieron las culturas Sipán y Chimú, hacia los siglos VIII y XIV d.C, atrajo en tiempos sucesivos a muchos foráneos, no solo por el paisaje, la lengua muchik trasladada quizá de manera simbólica a los famosos pallares y cuya misteriosa iconografía revela un sistema semiótico de lenguaje, como también  por sus restos arqueológicos, los museos de Bruning, las tumbas Reales de Sipán.

Una de esas cautivas de aquellos parajes, es la limeña Eldi Toro López, egresada de la Maestría en Literatura Peruana e Hispanoamericana, por la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima, Perú.

“Hace veinte años, voy caminando por la calles pre hispánicas de Lambayeque, junto a mi adorado Giovanni y a mi hijo Javier.” Ese andar la llevó a editar recopilaciones de versos y de autores autóctonos, con el título de Lambayeque Evocadora, Espacio y Poesía-Huella e imagen de la Memoria.

La poeta, ha trabajado como docente universitaria en entidades estatales y particulares y fue antologada en diversas ediciones como Umbral, revista de letras y Arte de Centro Cultural Antares (2000), La Tortuga Ecuestre (2018), Cartas a Diana (2017) Colectivo Macondo, Palabra Libertad, 2017-18-19, Un&versos del Círculo Andino de Cultura (2018).

Es una de las creativas que fue recogida en NosOtras fugas y resonancias en la poesía hispanoamericana (2023) editada en Chile por Escaparate Editores, trabajo realizado por Margarita Bustos Castillo.

También encontramos sus poemas en XXX años del Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres Poetas en Cereté, Colombia, como en Ediciones digitales en la WEB, así como Pájaros Errantes de Chile (2020-21), Ablusionistas (2020), México y otras.

Eldi, tiene dos poemarios personales, LUD&kA (2018), Angeles de Papel, editores, que obtuvo una mención honrosa en el VI Concurso Nacional de Poesía Scriptura 2017.

Su último poemario BLUE,( noviembre del 2023) Kimochi Soluciones Editoriales, con prólogo de la poeta Rocío Silva Santisteban, obtuvo una gran acogida en los eventos de Colombia, Ecuador y Chile, a los que fue invitada su autora.

Otros dos poemarios, Travesía Moche (2018) y Lambayeque Evocadora Espacio y Poesía. Huella e Imagen de la Memoria (abril 2020), libro multimedial, fueron construidos en co autoría con Tetralogos, grupo cultural experimental que-tuvo una corta pero sentida duración.

Como narradora, Eldi también fue tomada en cuenta por diversas antologías, así Como una Espada en el Aire, (2015) Ultima Estación, narrativa peruana contemporánea (marzo del 2020), entre algunos.

Es conductora del Programa En la Voz del Poeta, por la plataforma Guíame Sur Cultura-Lenyan Art Concept.

Participó en el V Encuentro Latinoamericano de Escritoras, realizado en octubre en la Casa de la Literatura Peruana.

La poeta, de verso elegante, ha conseguido un puesto de honor en el universo literario de Lambayeque junto a autores autóctonos como los románticos Emiliano Niño Pastor, José Clodomiro Soto, los vanguardistas Nicador de la Fuente, Armando Bazán, modernistas, Lorenzo Cubas Barboza, Carlos Novoa López, costumbristas, Jesús Alfonso Tello, Orlando Gonzáles García.

Conversamos con la maestra y poeta, Eldi, para conocer sus motivaciones en la elaboración de su escritura.

¿Cuánto ha influido en tu escritura aquellas leyendas de Lambayeque como la Leyenda de Naylamp, o de Aka Fala, el mito del dios Kon?

Llegar a la Huaca Chotuna y encontrarme con los frisos que cuentan la leyenda de Naylamp y de Ceterni, su compañera, fue para mí muy importante y lo refiero en “Visión de Ceterni” y “Naylamp”, ambos poemas presentes en Travesía Moche. Así también, sentir el influjo magnético de Túcume, la imponente maestría de las tumbas de altos dignatarios en Sipán, etc. El tejido de las historias que se van desentrañando en cada hallazgo sobre estos Señoríos como Sipán, Sicán, Chot, Cao, etc. nos conducen al conocimiento y respeto por el pasado. Los testimonios de  tiempos pretéritos nos demuestran que un nivel más alto en civilización sólo se logra si la espiritualidad manifestada mediante el arte se respeta, y conserva.

¿Qué fue lo más impactante de tu relación con los escritores y poetas de Lambayeque? ¿fuiste acogida? Noto que no hay muchos nombres femeninos. ¿Podrías nombrarme a algunas escritoras o poetas?

Los  escritores y poetas de la región,  se sorprendieron por nuestra iniciativa en TetraLogos al organizar el Festival de la Palabra en el mundo y colaboraron con el logro de nuestros proyectos.

Desde que llegué a vivir a Lambayeque, la presencia de poetas mujeres como Matilde Granados, Maríe Linares, Nevenka Waltersdorfer, Carla Buendía, Carmen Lezcano, Madeleini Sosa, estuvo muy relacionada con lo que pudiéramos llamar, acertadas ocasiones poéticas. Debo mencionar que la participación que tuvimos en el importante Encuentro de Poetas “Una habitación propia” organizada por las poetas Granados y Linares, conformantes del colectivo Palabras para un canto, en el año 2018, nos puso en contacto con voces líricas muy destacadas como la de Mariana Llano, muy tempranamente desaparecida. Luego están Mercedes Uriarte, Blanca Katiuska Loayza, Karla Gil, Claudia Incháustegui, Cecilia Gastelo ,  poetas  talentosas que aún no alcanzan una visibilización mayor por carencias diversas como festivales ,recitales 

Leo en algunos de tus versos, cierto desencanto y una constante auto introspección. ¿Te defines como una poeta existencialista o simplemente es una manera de demostrar tu desencanto por una realidad que te perturba?

Desde joven, tengo una actitud introspectiva motivada por la observación de sucesos tanto de índole personal como externos a mí. Creo que por ello se da este desencanto, pese a mi optimismo original. La soberbia nos desborda debido a los avances científicos  y hemos perdido lo que da sentido a nuestra existencia, la tranquilidad espiritual.

Antes de Charles Bukowski, fueron otros los poetas malditos que fueron acogidos y celebrados así Verlaine, Mallarme, Rimbaud, Tristán Corbiere, despertaron igual pasión por los poetas. Tú misma, citas a Bukowski, ¿qué ofrecen estos poetas que tanto te fascinan?

Creo que quienes escribimos poesía, amamos a los simbolistas por su capacidad de sugestión mediante las palabras. Cada una de ellas, cada figura y hasta cada silencio produce significación. En mi escritura aparecen figuras que a veces, creo, no llegan con mucha claridad a quienes la leen. Y es que en la subjetividad que envuelve la expresión, el sentido otorgado no siempre es recibido con la intención o intensidad en él o la lectora.

En ese sentido, en el de la respuesta a su inquisiciones poéticas, te puedo  decir que admiro la rotundidad en Bukowski y en Ezra Pound, pero también la fuerza sutil en Moro, el onirismo y economía en Oquendo, la mesura en la trabajada emotividad en B. Varela, la pasión y añoranza en R. Valcárcel, el telurismo en G. Mendoza Borda, la sensualidad y rebeldía en Ana Bertha Vizcarra, la audacia en la lírica del cuerpo de Ollé  y… acabo de descubrir a Lucía Ocampo de Huancayo, podría continuar pues referentes tengo en abundancia, admiradas y admirados igual…así también en narradores(as)

¿Crees que los poetas que no publican en un medio físico, no tienen valía? Tú eres una de las pocas cuya mayor producción se encuentra de manera virtual; ¿el no hacerlo físicamente descalifica a estos autores?

No creo en lo propuesto en la primera pregunta. Los Poetas  lo son  así no hayan escrito materialmente. Existe poesía oral, sólo pronunciada.

Tú, María Luz tienes tantos textos que conozco sólo virtualmente y admiro tu poesía de la cotidianeidad, de la añoranza, de la ternura súbita… ¿Quién se atrevería a descalificarte como poeta?

Lo publicado de modo virtual, digital, revistas on line, e-mail, blogs, páginas web, tiene el mismo mérito que lo publicado físicamente en un volumen, en un libro.

¿Crees que estos logros de la Apec, podrían servir de apoyo a las nuevas producciones literarias y de qué manera?

No soy muy optimista al respecto. Pienso que en APEC sólo las ganancias dinerarias y el poder económico son lo que priman.

¿Qué alistas para el 2025?

Tengo prevista la publicación de una plaquette personal y junto a un grupo de escritoras, vamos tejiendo sueños, anhelos y proyectos que como no son sólo míos, no me es permitido divulgar, pero que te los comentaremos cuando estemos  a punto de realizarlos.

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