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Cultura

Federico Kauffmann Doig, una leyenda viva de la arqueología

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El doctor Federico Kauffmann Doig (92 años) ha brindado grandes aportes en el estudio de nuestra civilización del antiguo Perú. Como antropólogo, arqueólogo e historiador, ha sido director del Museo de Arte de Lima, Director General del Patrimonio Cultural de la Nación, subdirector del Instituto Nacional de Cultura, embajador en Alemania y director del Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú. Además, es autor de decenas de títulos de divulgación científica e histórica.

Lima Gris conversó con el respetado intelectual peruano sobre la problemática del Ministerio de Cultura, Machu Picchu, la construcción del aeropuerto de Chinchero, Chachapoyas, las momias de Nasca y Porras Barrenechea. Además, nos contó pasajes de su vida y su experiencia como embajador en Alemania.

Una exministra de Cultura dijo que lo de Chinchero fue una decisión tomada por el gobierno ¿Qué opina sobre eso?

Como arqueóloga que debe defender nuestro patrimonio cultural, cómo puede decir eso. ¿Porque el gobierno me nombra debo hacer exactamente lo que me dicen? Puedo hablar con el señor presidente y decirle: yo no puedo aceptar esto. Me obliga usted a hacer algo que va en contra de la moral de los arqueólogos.

Ex ministra de Cultura Sonia Guillén.

¿Cómo es posible que una arqueóloga haya avalado la decisión del gobierno de Vizcarra?

Hace varios años los auditores eran del Ministerio de Educación, porque no había Ministerio de Cultura en ese momento, sino Instituto Nacional de Cultura. Allí se produjo una situación un poco rara y descubrieron una inconducta de señora Sonia Guillén, que costó nada menos que el puesto al director general, un tal Arista y también al arqueólogo Miguel Pazos, que era Director General de Patrimonio.

¿Qué fue lo que hizo la exministra Sonia Guillén?

En el informe de la auditoría realizada en 1997 a Sonia Guillén, verán ustedes que esta señora manipuló a Pazos y al director general; ahí está todo.

Hace algunos años, durante el gobierno de Alejandro Toledo hubo un intercambio de palabras entre usted y la señora Guillén.

Justamente, por defender el patrimonio. Cómo es posible que la señora Eliane Karp haya forzado la puerta y se lleve esas momias sin consultar, sacándolas a las 5 de la mañana del museo local de Leymebamba, que estaba administrado y cuidado por la propia comunidad. Y como yo conocía a esas personas, me mandaron un comunicado escrito con 100 firmas de los comuneros manifestando su indignación por el retiro de las momias, y pidieron que por favor diera cuenta de este atropello a los medios de comunicación.

Esto de sacar las momias fuera del Perú, más que nada era un tema personal ¿no es así?

Exactamente. Ahí también entendieron mal algunos periodistas. Yo no la acusé (refiriéndose a Sonia Guillén) por llevarse de esa manera las momias a Austria. Yo la acusé por la mala conducta que tuvo con la comunidad, porque fueron saqueadas de una manera vil.

Usted tiene años de experiencia en la arqueología y conoce además a muchos funcionarios que han pasado por el Ministerio de Cultura. ¿Quién tiene realmente poder en el Ministerio de Cultura? Porque parece que hay una especie de poder bajo las sombras.

Debe haber algo, porque el Ministerio de Cultura nunca se pronuncia sobre el MUNA, y ahí creo –no quiero decir nombres– hay intereses de personas que no necesariamente pertenecen, o han trabajo allí, pero que tienen conexiones muy directas. No necesariamente con los dos anteriores ministros, pero tienen una relación con gente que está ahí de manera permanente, trabajando durante años.

Foto: El Comercio.

El sector de arqueología ¿Funcionaba mejor cuando era el INC, o ahora que es el ministerio de Cultura?

En el INC pasaban cosas como la inconducta de Sonia Guillén, pero antes también había mucha gente talentosa, porque tenían un corazón peruano que les afectaba la vulneración de un monumento.

¿Usted rechaza la construcción del aeropuerto en Chinchero?

Por supuesto. Los que decidieron esto fueron más que nada los burócratas y que no quisieron tener pleito alguno con lo que mandaba el señor Vizcarra. ¡Qué barbaridad! Les puedo mandar unas fotos cuando estuve en Chinchero con un grupo de colegas que están en contra de la construcción del aeropuerto.

Proyecto aeropuerto internacional Chinchero en Cusco.

Kuélap es otra preocupación ¿Por qué no contrataron a un ingeniero que es lo que corresponde?

Para eso hay especialistas, pero lamentablemente no los tenemos en el Perú. Hay uno que otro, como Tapia, un cusqueño que ha estudiado en Italia, o de Samanez Ocampo, otro cusqueño. Lo del teleférico tiene su pro y su contra. Yo estoy más en contra, pero hay muchos que dicen estar a favor, porque con eso viene el turismo y mejora la economía de la zona. Lo que me interesa es que no se derrumbe nuestro Kuélap.

Habiendo un presupuesto para el teleférico y otro para la reconstrucción, primero se decide hacer el teleférico en vez de la reconstrucción ¿No le parece algo absurdo?

No puedo hablar mal de Narváez que siempre ha trabajado durante muchos años; pero hace como 10 años ha dejado de trabajar. Él ha tratado, cada vez que se caía parte de la muralla, la volvía a poner. Ha hecho un buen trabajo. Sin embargo, en los últimos 10 años ya no se ha hecho nada, se ha dejado que se derrumbe más y más.

Yo me pongo a pensar cómo los Chachapoyas que construyeron Kuélap, que hace como unos dos mil años evitaron estos derrumbes, porque como usted sabe Kuélap es una fortaleza ubicada en una alta montaña y para sostener esa masa de tierra y piedras y formar finalmente una plataforma, tuvieron que resolver ese problema mediante ductos, porque caía mucha lluvia. Y yo vi cómo hace 40 años esos sumideros y esas construcciones estaban perfectas. Había eso sí, una cosita menor, pero ahora pasa de todo durante los últimos 40 o 50 años.

[Mostrando una fotografía de la fortaleza de Kuélap] Todas las fotos antiguas muestran perfectamente que están sanas las entradas y estos derrumbes son últimos porque hace 50 años se taló el bosque que había crecido y al talar el bosque la hojarasca se degradó y formó una capa de tierra que obstruyó los sumideros. Ese sistema de ductos durante 950 años dio un resultado maravilloso hasta que hace 50 años fue talado el bosque que lo cubría.

Fortaleza de Kuélap.

Pasando un poco a Machu Picchu. Se quiere hacer un proyecto turístico que incluye un teleférico. ¿Qué piensa usted sobre ese tema?

No me gusta la idea del teleférico, porque para llegar al lugar el turista debe pasar unas horas. Ahora, esto lo presenté a la Unesco hace muchos años cuando era Director de Patrimonio Cultural. Me refiero a la idea de que los visitantes de Machu Picchu no pisarán necesariamente las ruinas, porque al final esto va a terminar mal. Están pidiendo que ahora ingresen con zapatillas y no con zapatos, pero son cosas pequeñas que no remedian. Entonces, yo pensaba que podría haber dos o tres carriles sobre las ruinas, no muy altos, para que no las pisaran, porque allá van miles de turistas.

Machu Picchu, una de las 7 maravillas del mundo.

Hay un problema de sobrepoblación de turistas.

Por eso. Es una cosa increíble.

¿Por qué durante tantas décadas no se ha excavado en Machu Picchu hasta ahora? Lo que se ha hecho es limpiarla, ponerla bonita para la foto, pero no hay estudios serios de excavación.

Se han hecho excavaciones, pero ya no dan más. Machu Picchu es conocida sobre todo por sus maravillas arquitectónicas y se pasan por alto los enormes andenes que lo rodean, y que debieron producir más de lo que necesitaban los que moraban ahí; mucho más, porque ahí vivían los que comandaban y los labradores. La hipótesis que yo sostengo, es que lugares como Machu Picchu fueron centros de producción agraria, en un momento en que la población en la sierra era mayor que en la costa, debido a que ahí ideaban mayor tecnología, mejor ingeniería hidráulica como los andenes. A mayor tecnología, más gente.

¿Qué opina del poco presupuesto que se le destinó al ministerio de Cultura en el 2020? Estamos hablando de S/. 605 millones de soles.

No solamente es cuestión de presupuesto, sino, también de personas. Tenemos excelentes personas y académicos que pueden manejar esto. No puedo dar nombres, pero hay unos cuatro o cinco que tienen corazón peruano.

¿Qué ministro le parece el mejor, de los 16 que ya han pasado en la cartera de Cultura?

Yo no conocí sino a uno, Petrozzi; pero estuvo solo 2 meses me parece. Lo fui a visitar para manifestarle que estaba disconforme con el cargo que estaba ocupado Sonia Guillén en el museo.

¿Para usted las momias de Nasca son falsas?

Sobre las momias con tres dedos, solamente tengo una idea personal y creo que son falsificaciones para ganar dinero. Mucha gente hace eso desde hace mucho tiempo, antes de que ustedes nacieran. También se habló de Chavín, de los Mochicas, o Los Incas un tiempo atrás. Decían que solamente pudieron levantar Machu Picchu los extraterrestres.

Cuando llegaron los primeros españoles y pasaron, no expresamente, por Chavín, les llamó la atención la grandeza [de esa construcción], a pesar de que estaba cubierto de lodo; y preguntaron a los lugareños quién lo había construido, y ellos respondieron que lo habían hecho gigantes. Las personas de esa época no concebían que lo hubiera realizado un pueblo pequeño.

Foto: El Comercio.

¿En qué está trabajando ahora?

Estoy trabajando en Chavín. Hace tres o cuatro años dejé las expediciones. Ahora ustedes dirán, para una expedición se requiere movilizar mucha gente por cuatro o seis semanas. Debe tener usted una gran fortuna. Pero, no es eso. Yo padecí mucho [cuando terminé mi doctorado]; no vengo de una familia adinerada. Tuve una beca en Estados Unidos, apenas terminé mi primer doctorado en arqueología. Vuelvo de la beca y digo qué hago ahora. Voy a tocar las puertas al ministerio de Educación, porque no me sentía todavía al nivel como para pedir una docencia en San Marcos.

Entonces fui allá para poder subsistir y en el ministerio me recibió un jovencito:

– Señor qué se le ofrece.

Yo le digo: “bueno, quisiera desempeñarme como profesor en alguna escuela”.

Cómo no, me responde: “¿Tiene usted algún estudio en Historia?

– Mire, he estudiado arqueología, me he doctorado incluso -, contesto.

– Ah no, ¿Usted no ha estudiado en la facultad de pedagogía?

– No, he estudiado puramente para la investigación en arqueología.

– Disculpe, no le podemos dar –, me respondió el jovencito.

Entonces caminaba yo por el centro de Lima, donde había las llamadas “escuelitas nocturnas” que era para la gente de servicio que iba de 7 a 9, y de 8 a 10 de la noche a seguir sus estudios. Toqué varias puertas hasta que en la tercera o cuarta, no recuerdo bien, me recibe una persona muy agradable, de aproximadamente cuarenta años y me dice: “Señor, pase. ¿Qué se le ofrece?” y yo le respondo lo mismo que dije en el Ministerio de Educación.

– Viene usted en el momento preciso, nuestro profesor de historia nos deja el lunes, así que venga usted a partir del miércoles.

– De acuerdo – respondo escuetamente ya que el señor estaba algo apurado.

– Pero no vaya a pensar que la paga es alta.

– No importa – le digo antes que el señor se marche.

¿Era un instituto?

Eran escuelitas en casas viejas; daban pena. Era para la servidumbre.

¿Qué edad tenía usted?

Tendría 26 años, era el año 1954.

Entonces regreso el miércoles y pienso “bien, por fin voy a tener una chamba”. Me reciben y me dicen todo lo referente a los horarios y el pago, y me preguntan si ya tenía algún tipo de experiencia enseñando. Yo le contesto que había estudiado arqueología y que recién había regresado de mi beca en Estados Unidos. No me dio el trabajo porque pensó que estaba completamente loco.

Tiempo después empiezo a trabajar en el Museo de Antropología, en el año 1979. Meses posteriores de haber iniciado a trabajar en el museo, una mañana, muy temprano, entro al museo y me percato que ya había gente cerca de un pasadizo de aproximadamente 100 metros, que conduce a la dirección. Me acerco y veo un grupo de hippies sentados en el suelo discutiendo sobre un huaco que estaba ahí dentro de una vitrina. Yo les explico a los turistas de qué cultura proviene y muchos más detalles que ahora no recuerdo bien. Estaban muy contentos de que una persona los hubiera atendido.

Luego, ya con más confianza, uno de ellos se me acerca y me pregunta si estaría dispuesto a cenar con ellos, no iba a ser en un hotel de lujo, eso ya me lo estaban dejando en claro. Yo acepté porque vi que estaban muy interesados en todo lo que les comenté.

Para la cena había llevado un equipo que proyectaba slides, lo cual era toda una novedad para la época, y solo unos meses antes había hecho un viaje a Chachapoyas y había tomado bastantes fotos del lugar. Ellos me preguntan si no había hecho algún tipo de investigación sobre las fotos que les estaba mostrando, y yo les contesto que no, porque para eso se requiere dinero y el gobierno no lo tiene, y el museo tampoco.

Luego uno de ellos me pregunta cuánto dinero se requeriría para realizar una expedición. Yo contesto que en realidad tendrían que ser dos expediciones, una para hacer la prospección y otra para la investigación donde trabajarían de 10 a 15 personas, y cada una de ellas costaría alrededor de cuatro mil dólares. Ellos se quedan pensando durante unos segundos y me comentan si estaría de acuerdo, si recibiría de ellos los 4 mil dólares para esa investigación. Yo naturalmente no lo tomé en serio y ahí quedó la cosa ese día. Me despedí y me retiré.

Tres semanas después mi secretaria me informa que había llegado un señor italiano que quería reunirse conmigo. No era uno de los italianos con los que me había reunido anteriormente; éste era uno alto y bien vestido, los otros eran hippies. Yo lo recibo y me dice “Dr. Kauffman, mucho gusto en conocerlo, acá le traigo un sobre con cuatro mil dólares, por favor cuéntelos, se lo manda el doctor Giancarlo Ligabue, el cual auspicia investigaciones en diferentes países en el mundo. Lo único que pide es que haga usted un buen informe y que diga de dónde sale la plata”. Durante todo este tiempo me han auspiciado 29 expediciones.

Entonces, quiere decir que ha tenido más apoyo internacional

Y un apoyo fantástico que nunca me lo imaginé. Año tras año siguieron apoyándome. Ha sido una suerte enorme.

¿Qué espera para el bicentenario ahora que se viene?

Espero que no inauguren el MUNA.

¿Qué opina sobre el fallecimiento de Pablo Macera?

Me dio mucha pena. Fuimos tres: Pablo Macera, Carlos Araníbar Zerpa, que era un genio realmente pero muy callado, y yo, que tuvimos la suerte de heredar las cátedras del doctor Raúl Porras Barrenechea. Así que me unía una gran amistad, pero nos dejamos de ver últimamente porque cada uno estaba en lo suyo; sabía que estaba un poco enfermo. Nos unía un vínculo muy estrecho, ya que éramos estudiantes y amigos del famoso Porras Barrenechea.

Historiador Pablo Macera.

¿Qué recuerdos de esas cátedras con Porras Barrenechea?

Nunca había visto unas clases tan magistrales. El hombre era un erudito increíble, y tenía una forma de exponer que nunca más he vuelto a ver en ningún conferencista; sus clases eran muy amenas. En cambio, un gran historiador peruano como Jorge Basadre –tuve un curso con él– era aburridísimo.

Lo mismo sucedió con Luis Eduardo Valcárcel, otro gran personaje que entraba al salón, miraba la ventana y empezaba su clase desatendiéndose de los pocos alumnos que lo escuchábamos. Aburridísimo; sin embargo, fue un genio que nos ha dejado una obra maravillosa, porque conocía el Perú, lo amaba.

Hay una serie de críticas respecto al vínculo con el fujimorismo de Pablo Macera.

Macera era de izquierda. De jóvenes todos éramos de izquierda. Yo era de centro, era secretario general del Centro Federado de Letras en el año 1953. Yo detesto la política, a pesar de que la política me ha embarrado en el buen sentido, porque he sido embajador en Alemania, pero de forma puramente casual, sin ser político.

En cambio, Con Macera, lo tomaron mal; lo pifiaron en la universidad. Es lo único que sé.

¿En qué gobierno fue embajador usted?

Con Alan García. Pero no he sido aprista nunca. Les voy a contar. En agosto de 1968, yo comenzaba a dictar mis clases en Bonn, invitado como profesor, ya que mi abuela me enseñó el idioma alemán. Estaba dictando mis clases y se produce la revolución de Velasco Alvarado. Yo no era ni político, ni me interesaba, pero me escribe del Perú un colega diciendo que había un alboroto muy grande entre los profesores y los jóvenes; sobre todo, porque se preguntaban: quién va a ser rector. Y me comenta, además, que me habían sacado de la universidad. En ese entonces, yo era director de la Escuela de Estudios Especiales y daba clases a extranjeros que venían al Perú.

El rector en ese momento era Luis Alberto Sánchez, y desde ahí me pusieron la cruz, como si hubiese sido aprista. Pasaron los años; en diciembre, antes de las elecciones de Alan García, me llama un señor que no conocía, Jorge del Castillo, y me comenta que me estaban invitando a un grupo selecto de 200 profesionales y que, en caso, ellos no llegasen al poder, de todas formas, nosotros podamos colaborar con ellos. Yo acepté encantado, porque éramos profesionales independientes y ninguno era aprista.

Federico Kauffmann Doig y Jorge del Castillo.

Pasan los meses y sale ganador el Apra, y entonces el señor Del Castillo sale nuevamente a decirme si yo podía presidir la Comisión de Transición del INC hacia el nuevo gobierno. Acepté nuevamente y empecé a trabajar con tres personas más, todos ellos eran apristas. Eso fue a mediados de julio antes del 28.

Con mi mujer estábamos pensando que me iban a pedir que me meta al “club” pero yo no quería, así que empecé a elaborar un “rollito” para cuando me lo soliciten, ya sepa qué contestarles. Dicho y hecho, un día me llama por teléfono el Presidente García y yo empiezo a soltarle el “rollito”; ya cuando estaba a punto de colgar le digo: “pero señor Presidente, sepa usted que me está mandando al mismo infierno de Dante”. El Presidente no era ningún bruto y tenía antecedentes de que yo sabía hablar alemán, “se va como embajador a Alemania”, respondió y colgó el teléfono y no me dejó ni siquiera decirle gracias.

Meses después me encontré con el señor Del Castillo y me confesó que fue él quien habló con el presidente García para recomendarme, porque sabía la injusticia que me habían hecho durante el gobierno de Velasco Alvarado al echarme de la universidad.

A los 93 años ¿Cómo evalúa su paso por la arqueología? Habiendo tantas rencillas internas ahí.

Qué le puedo decir; los problemas de las rencillas internas han sido siempre grandes. Se han formado grupos. Ahora hay un grupo en La Católica, y otro grupo formado hace mucho tiempo por Lumbreras. Cuando uno escribe más libros, más lo pisan; pero he salido adelante.

Usted ha vivido mucho, ¿Qué recuerdos le vienen?

He sido un mataperro de muchacho. Cuando terminé mis estudios en el colegio Guadalupe no sabía qué hacer, me volví hippie; me asocié con un amigo quien me metió la idea de ir a la selva y llegamos a un pueblito con lo único que teníamos en la mano, no teníamos dinero. Nos hospedamos en una casita donde vivía una pareja de esposos. En esa época existía la costumbre de ofrecer comida y alojar a los extraños. Luego, llegábamos a otro lado, y el cura y el alcalde se peleaban para darnos posada. Y así íbamos viajando y conociendo durante casi dos meses y medio, hasta llegar a Moyobamba.

Si lo tuviera enfrente al presidente ¿Qué le diría?

Que busque a un profesional de primera, que los hay en el Perú y que sí merezca ser Ministro de Cultura. Además, que tengan amor a nuestro patrimonio y que le digan no al MUNA.

(Entrevista publicada en la revista impresa Lima Gris N° 20)

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Edwin Cavello Limas. Periodista y cinéfilo. Es CEO y director de la revista, radio y TV Lima Gris. Fue editor de la revista ONCE, Actualmente es columnista del diario La Razón, Editor de Cultura de Diario UNO y conductor del programa Lima Gris que se transmite por Radio Planicie 91.5.FM.

Cultura

Machu Picchu en la lista negra: el precio de la desidia

Machu Picchu, orgullo milenario del Perú, se tambalea bajo el peso de su propio éxito: hoy, más que una joya cultural, es una advertencia global sobre el turismo desbordado.

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El esplendor de Machu Picchu, esa ciudadela suspendida entre la niebla y el abismo, ha dejado de ser solo un símbolo de orgullo nacional para convertirse, lamentablemente, en ejemplo de lo que ocurre cuando el patrimonio se subordina al lucro. La reciente inclusión del santuario inca en la lista de destinos que “ya no valen la pena visitar”, elaborada por la publicación internacional Travel and Tour World, es mucho más que una advertencia: es un grito de auxilio.

Junto a destinos igualmente emblemáticos como Venecia o Bali, Machu Picchu aparece ahora en un índice vergonzoso: el de los sitios donde el turismo masivo ha comenzado a erosionar lo que una vez se admiró. Las razones son contundentes: sobresaturación de visitantes, tarifas desproporcionadas y un impacto ambiental alarmante. A ello se suma la advertencia de la Unesco, que evalúa declararla Patrimonio en Peligro si el Estado peruano no actúa con urgencia y decisión.

No es una exageración. Según informes recientes, rutas diseñadas para no recibir más de 450 personas al día han llegado a registrar hasta 700 ingresos. El resultado es predecible: senderos desbordados, piedras milenarias al borde del colapso y una experiencia cada vez más parecida a la de una feria caótica que a la contemplación sagrada de un legado ancestral.

La Contraloría General de la República, por su parte, ha emitido un informe demoledor: aforos incumplidos, ausencia de fiscalización y una Aguas Calientes convertida en una máquina de exprimir turistas, donde los precios suben, pero la calidad se desploma.

El problema, claro está, no es el turismo, sino su pésima gestión. Especialistas en conservación han exigido una reestructuración del sistema de ingreso, la implementación de límites reales y no simbólicos, y un nuevo modelo de turismo sostenible que reconcilie el desarrollo con la protección. No se trata de clausurar el acceso a la maravilla, sino de salvarla de su propia fama.

La inclusión de Machu Picchu en esta lista negra debe interpelarnos como país. ¿Vamos a permitir que uno de nuestros mayores legados se pierda en manos de la improvisación y la codicia? ¿O tendremos, al fin, el coraje de actuar antes de que la historia nos pase la factura?

Mientras tanto, el ministro Fabricio Valencia continúa en su búnker solucionando sus problemas y haciendo seguimiento a la investigación de la fiscalía por el caso Shirley Hopkins.

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Cultura

Ministerio de Cultura de Ica: ¿concursos CAS a medida?

Nuevas movidas en la DDC de Ica buscan coronar la dedocracia.

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Por Luis Huertas

Desde hace años, las convocatorias CAS en el Ministerio de Cultura, tanto en la sede central como en sus Direcciones Desconcentradas, han sido señaladas por beneficiar a personas del entorno de confianza de ciertos funcionarios. Lo preocupante es que esta práctica no parece detenerse, y ahora el foco está sobre la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica.

Surgen preguntas inevitables: ¿Desde cuándo la DDC Ica ha sido terreno fértil para estas maniobras irregulares?, ¿A quién favorecen realmente estas contrataciones?, ¿Por qué en medio de la grave crisis por las Líneas de Nasca, se lanza una convocatoria que despierta tantas sospechas?

Primer intento: CAS N°072-2025-MC

El 4 de febrero de 2025, se publica en la web del Ministerio de Cultura un concurso CAS para cubrir el cargo de subdirector/a de la DDC Ica. El puesto exigía un perfil técnico exigente, con experiencia específica, título en arqueología y colegiatura vigente. El sueldo: S/ 6,906 nuevos soles. Todo parecía estar en regla, hasta que el concurso desapareció.

Fuentes internas revelaron que, el concurso fue retirado tras una denuncia desde la misma DDC Ica, advirtiendo que la subdirección es un cargo de confianza y no debería concursarse vía CAS. Así, el proceso fue abruptamente anulado. Coincidentemente, semanas después, el entonces director Alberto Martorell presentó su renuncia mediante Resolución Viceministerial N° 069-2025-MC. ¿Este CAS era algún premio, orquestado por algunos “amiguitos” para cierto funcionario de la sede Ica? Y todo con el aval del ex director Martorell, hoy involucrado en algunos chats internos con el ministro Valencia. Luego de su renuncia, asume el abogado Víctor Injante la dirección de la DDC Ica y, sorprendentemente, se vuelve a insistir con el mismo CAS pero maquillado con otras aristas.

Fuente: Ministerio de Cultura.

Segundo intento: CAS N°296-2025-MC

El 10 de junio —en plena tormenta por la reducción del área protegida de las Líneas de Nasca y la crisis de gestión en la DDC Ica— se lanza una nueva convocatoria. Esta vez, el puesto se denomina “Coordinador/a de Subdirección de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad”. En la práctica, el mismo cargo de subdirección, pero con otro nombre. Lo curioso es que los requisitos ahora son más flexibles:

  • Experiencia general: de 6 a 5 años
  • Experiencia específica: de 4 a 3 años
  • Experiencia en el sector público: de 3 a 2 años
  • Sueldo: de S/ 6,906 a S/ 6,000

Fuente: Ministerio de Cultura.

Como para hacerlo más accesible, solo se exige haber sido “especialista” durante un año. ¿Coincidencia? Difícil de creer. Todo apunta a que, presuntamente, esta nueva convocatoria estaría hecha a medida para la actual subdirectora Jeanette Gutiérrez, quien pasaría de ganar S/ 3,000 a S/ 6,000, con una plaza concursada y mayor estabilidad. Algunos señalan que podría incluso pedir licencia sin goces de haber, de su puesto actual y postular, sin riesgo alguno. Desde hoy se puede postular a este CAS, y todo puede pasar.

Fuente: Ministerio de Cultura.

¿Puestos a la carta?

Lo más preocupante es el trasfondo: ¿Por qué insistir tanto en este puesto? ¿Por qué reducir los requisitos? ¿Por qué en medio de una crisis de credibilidad en la gestión cultural? La DDC Ica no necesita una coordinación adicional, ya que la actual subdirectora cumple esas funciones. Entonces, ¿por qué insistir?

Mientras los titulares nacionales apuntaban al escándalo de las Líneas de Nasca, en silencio se gestaba una convocatoria que huele a favoritismo. El patrón es claro: flexibilización de requisitos, coincidencias con cargos en funciones, y beneficios personales.

Una llamada a la reflexión

Este tipo de maniobras no son nuevas en el aparato estatal, pero es hora de ponerle freno. Si el Estado sigue siendo usado para beneficiar a ciertos círculos de poder, sin meritocracia ni transparencia, estamos condenando la institucionalidad.

La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo decencia en la gestión pública. Desde Lima Gris seguiremos vigilantes. Porque el patrimonio no solo se protege en el terreno, también se defiende en la transparencia de quienes lo administran.

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Cultura

Presentación del libro «El misterio de las aves kanchu» de Lizbeth Pretell Romero

El miércoles 25 de junio en la Casa de la Literatura Peruana se presentará el libro “El misterio de las aves kanchu” de Lizbeth Pretell Romero, gestora cultural e investigadora luriganchina, y publicado por el sello editorial Jukucha Ediciones.

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Este libro nos permite conocer la historia de las aves kanchu, míticas aves sagradas de quienes se toma el nombre para crear el vocablo Rurikanchu, que a su vez da origen a la denominación del distrito de San Juan de Lurigancho. Un relato que muestra personajes y hechos con trascendencia histórica y ficticia; fruto de una investigación basada en los manuscritos del padre Francisco de Ávila, el libro “Ritos y tradiciones de Huarochirí”, así como en evidencias arqueológicas halladas en el distrito.

El proyecto fue concebido desde el área de museo del Centro de Cultura, Recreación y Educación Ambiental Huiracocha (CREA Huiracocha), el cual estuvo ubicado en el parque zonal del mismo nombre en el distrito de San Juan de Lurigancho. La sala permanente Ruricancho, más conocida entre sus pobladores como el museo de San Juan de Lurigancho, tuvo como propósito difundir y revalorizar la historia del distrito (ubicado en un territorio con aproximadamente 11 000 años de historia) entre sus pobladores y el público en general, mediante visitas guiadas y talleres de educación patrimonial. Gracias a estas actividades y de manera lúdica, se realizaron también jornadas de cuentacuentos para niños, con relatos basados en la historia de la comuna.

En la presentación participarán Lizbeth Pretell Romero, autora del libro; Ricardo Puga Huamán, ilustrador; y Alan Concepción Cuenca, bibliotecólogo. Además, se contará con la participación especial de Gerardo García Chinchay, director de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú. La cita es el miércoles 25 de junio a las 6:30 p.m. en el auditorio de la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en jirón Ancash 207, Centro Histórico de Lima. Ingreso libre con aforo limitado.

El libro podrá ser adquirido el mismo día de la presentación o a través de las redes sociales de la organización cultural Quebrada Canto Grande.

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Cultura

Escándalo en el Ministerio de Cultura: ¿Un Convenio  Extraterrestre?

Desde Cusco exigen la anulación del convenio y denuncian la incongruencia del Ministerio de Cultura.

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Un nuevo escándalo remueve los cimientos del Ministerio de Cultura del Perú. El 24 de septiembre de 2024, esta institución firmó un convenio con la Asociación Pi Rambla Heritage, dirigida por el conocido español Anselmo Pi Rambla. ¿El propósito? Avalar “investigaciones” que rozan la pseudociencia, en sitios arqueológicos del Cusco.

Pi Rambla sostiene que los muros del Coricancha datan de hace 4000 años y fueron construidos por una «sociedad solar, intraterrestre». Afirmaciones sin sustento arqueológico, que niegan el legado de los pueblos andinos, y reescriben la historia con relatos místicos de civilizaciones perdidas y leyendas celtas. El retorno de su proyecto “Avalón en los Andes”, impulsado hace más de dos décadas, plantea serias amenazas al patrimonio cultural peruano, disfrazadas de exploración científica.

Sorprendentemente, el convenio fue realizado por el exdirector de la DDC de Cusco, Régulo Gilberto Franco Jordán, quien luego de firmar mencionó: “Mediante este convenio estamos impulsando la investigación interdisciplinaria para continuar ampliando los conocimientos de las culturas pre incas e inca que habitaron en la ciudad de Cusco”.

Cuestionado arqueólogo Régulo Franco.


Desde Cusco señalan que esto no se trata de un simple debate académico. Es una ofensiva simbólica que intenta reemplazar la historia real de las civilizaciones precolombinas con relatos foráneos sin base científica. Es una forma de neocolonialismo cultural. El Ministerio de Cultura, en lugar de rechazar estas ideas, ha abierto las puertas a una organización esotérica que ya ha causado daños documentados al patrimonio.

Páginas 26 y 27 de la revista Mas Alla, correspondiente al N°144/ 2/ 2001, nótese a Anselm Pi presidente de la empresa Boric Ruz SAC , el buscador del Avalón.

Entre 2001 y 2003, Pi Rambla lideró excavaciones en Cusco en busca de «tesoros», actividades que terminaron siendo denunciadas por el propio Instituto Nacional de Cultura ante la UNESCO. Aquella intervención fue paralizada por los daños que generó, pero hoy, más de 20 años después, se le otorga nuevamente carta blanca para operar.

La Asociación de Comunidades Campesinas del Parque Arqueológico de Sacsayhuamán ha levantado la voz. Exigen la anulación del convenio y denuncian la incongruencia de un Ministerio que se supone custodio del patrimonio, pero que termina validando delirios ufológicos. ¿Qué intereses se esconden detrás de esta decisión?

Amselmo Pi excavando Coricancha.

¿Red de corrupción y destrucción Patrimonial?

El problema no es nuevo. El 14 de diciembre del 2000, el diario El Comercio denunció que Boric Ruz S.A.C., empresa vinculada a Pi Rambla, realizaba intervenciones destructivas en el Coricancha. En lugar de sancionar, el Estado salió a defender. Luis Enrique Tord, entonces director del INC, viajó a Cusco a justificar las acciones de la empresa, desestimando las advertencias de profesionales del propio ministerio, entre ellas la destacada antropóloga Arminda Gibaja, madre del actual ministro de Cultura.

¿Qué clase de funcionario defiende a quien atenta contra uno de los templos más importantes de la civilización inca? La respuesta puede encontrarse en la densa red de favores y corrupción del gobierno fujimorista.

Hay más. Pi Rambla, en sus declaraciones, decía estar tras “un inmenso tesoro” oculto en el Coricancha. Poco después, en octubre del 2000, Vladimiro Montesinos huía del país en el velero Karisma, que unos años antes había sido propiedad de Anselmo Pi pero terminó en manos de José Lizier Corvetto. ¿Coincidencia? Cuesta creerlo. Lo que se dibujaría es un entramado de encubrimiento y complicidad que permitió a Pi actuar con total impunidad.

Este caso no solo revela negligencia institucional. Devela un patrón: la permisividad del Estado frente a intereses personales que se disfrazan de investigación, mientras destruyen, roban y tergiversan. Es urgente saber quiénes autorizaron este nuevo convenio y por qué. Sabemos que Régulo Franco recibió la orden pero ¿Quién ordenó?

No se trata de una simple polémica académica. Es una agresión directa contra nuestra historia, una amenaza al patrimonio y una muestra del desprecio por la verdad histórica. El Perú no necesita buscar Avalon. Necesita proteger Machu Picchu, Sacsayhuamán y el Coricancha. Y necesita, sobre todo, autoridades que entiendan la diferencia entre ciencia y superstición.

Piden que convenio sea derogado

Mediante un oficio enviado al ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja el 03 de enero pasado, la Unión de Comunidades de Indígenas del Parque Arqueológico Sacsayhuamán señaló: «Hemos tomado conocimiento que la persona que ha firmado el convenio y es el que dirige dicha asociación es el señor Anselmo Pi, quien en el año 2000 junto con el arqueólogo Ernesto García Calderón puso en peligro el templo de Santo Domingo por hacer excavaciones de manera indiscriminada, por tal motivo el Instituto Nacional de Cultura suspendió dichas excavaciones«.

Además, agregan: «No es posible que el Ministerio de Cultura se esté prestando para avalar cuestiones de ufología, lejanas de la ciencia académica de la arqueología. Por tal motivo, pedimos señor ministro, que dicho convenio sea derogado, así también solicitamos que no se le dé ningún permiso de excavación a la referida asociación».

Primero fue el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa, ahora nos quieren sorprender con un convenio.

Mientras todo esto ocurre, el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja se niega a dar una entrevista a Lima Gris.

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Cultura

Diego Lazarte presenta su novela “Última salida de Palomino”

El autor conversará con Mónica Delgado Ch. este sábado 28 de junio a las 6.00 p. m. en la Librería de Lima.

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En Última salida de Palomino, Kennedy, su joven protagonista, ve alterada su tranquilidad con la llegada de Dulcinea, un personaje tan excéntrico como inquietante, que habla con impostado acento español, y que irrumpe en su casa y transforma su rutina en una lucha por recuperar su espacio. Con una prosa cargada de imágenes urbanas, humor corrosivo y referencias al cine slasher y la cultura pop, esta novela nos invita a recorrer una Lima mítica, marginal y brutalmente desbordada por la violencia de sus habitantes.

El escritor Diego Lazarte presentará su primera novela junto a la crítica de cine, comunicadora social, docente universitaria y directora de Desistfilm Mónica Delgado Ch. este sábado 28 de junio a las 6.00 p. m. en la Librería de Lima, Jr. Cailloma 843, Centro Histórico de Lima. El cierre musical estará a cargo de la banda de indie rock Electroma.

Sobre la novela, el escritor español Alberto Girao ha dicho: “Escrita con una valentía impropia de una primera novela, Lazarte combina gracejo quijotesco y desenvoltura quinqui para componer una obra memorable y divertida. El lenguaje se tensa en la impureza, articula argot, videojuegos o cinefilia; todo ello ensamblado en diálogos ingeniosos y frenéticos. Y, al fondo, siempre Lima: paisaje crudo sobre el que se tejen los retratos de personajes tiernos e incisivos a partes iguales”.

Por su parte, la escritora Paloma La Hoz, afirma: “Es una novela sobre crecer entre ruinas, reírse del caos y encontrar ternura en lo improbable. Poblada de antihéroes de los márgenes limeños, para quienes perderse no es un error, sino el único camino posible. Porque en esta ciudad, sin el humor como forma de resistencia —como diría La Polla Records—, no somos nada”.

Diego Lazarte (Lima, 1984) retornó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos luego de dos lustros, y amenaza con egresar de la Escuela de Derecho y vestir ternos en 2025. Ha transcurrido veintidós años desde La clavícula de Salomón, su ópera prima en poesía, y dos desde la reedición de su séptimo libro, Calaveras retóricas, publicado en México. Aprendió a escribir esta novela leyendo a Dostoyevski y viendo maratones de películas slashers y de serie B, durante su autoexilio en el piso 15 de un condominio en Lima Norte.

Actualmente es director del Festival de Poesía de Lima y de la productora audiovisual Cinemapoesía. Tiene en desarrollo documentales sobre los poetas peruanos Enrique Verástegui, José Ruiz Rosas y Juan Cristóbal.

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Cultura

Un Cusco fantástico

Un artículo de María Luz Crevoisier

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Que el Cusco, la capital arqueológica de América, la Ciudad Sol de Clorinda Matto o la Ciudad Puma o como quieran denominarla, tiene una magia especial, no hay quien lo dude. Pero si a ello unimos la singularidad que le otorgó el escritor y periodista mexicano Alejandro Alonso Aguirre, dándole un toque surrealista pero especialmente fantástico con su novela EL ESCULTOR, ya son palabras mayores.

Y fue un escritor cusqueño, Mario Guevara Paredes, el mismo que tuvo la osadía mayúscula de editar por cerca de treinta años una de las revistas culturales más representativas del sur peruano, sin auspicios institucionales, quien la editó en agosto del 2024, con el mismo sello de la revista en mención, SIETECULEBRAS. La carátula, tan misteriosa como el contenido del libro, es obra del artista Carlos Olivera.

¿Quién es él?

El mexicano Alonso, un día cualquiera, tomó unos cuantos bártulos y, saliendo de Ciudad de México, fue caleteando de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, hasta llegar al Cusco. Quizá en este recorrido quiso emular a sus antepasados mayas o aztecas, que según dicen las viejas historias remontaron nuestras costas hasta afincarse en Lambayeque. El escritor prefirió llegar hasta la cima de las montañas y decidió habitar en alguna casa de la calle Qorycalle, teniendo como norte la famosa fortaleza de Sacsayhuamán y poniéndose bajo el amparo del Apu Ausangate.

De allí a ser uno de los consuetudinarios contertulios del legendario y hoy desaparecido Café Extra de la calle Espaderos, cubículo en donde recalaban los poetas, políticos trasnochados, periodistas, pintores y toda clase de seres amantes del arte, del café y la tertulia, a veces avinagrada por alguna mala noticia, no fue cosa de nada.

¿Qué lo motivó a crear esta novela, EL ESCULTOR? No lo sabemos. Solamente que él, como lo hicieron sus contemporáneos y paisanos Francisco Tario, Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, Bernardo Esqunca, estaba inmerso en el mundo mágico religioso de sus pueblos, en donde se cuentan las leyendas de La Llorona, El Carro Rojo de las Brujas, La Enfermera del Hospital General o aquella del Callejón del Aguacate, que me gustó e impresionó al mismo tiempo cuando la leí en una recopilación hace años.

Armando, como buen comunicador, en Cusco se hizo de amigos y compinches y así fue construyendo la trama de esta novela, poniendo de protagonistas a estos amigos.

La novela que se desarrolla en los años anteriores a la pandemia, propiamente en el 2006, se inicia con un estallido proveniente del Sacsayhuamán que sacude a toda la ciudad. En una narrativa de racconto, nos va acercando hacia el origen de este estruendo, mezclando diversas situaciones y personajes hasta llegar al final, en donde aclara por fin el misterio.

 Lo interesante de este relato —la novela consta de 28 capítulos esparcidos en 127 páginas— es la compenetración del autor con el alma cusqueña. Se diría que la parte mágica de la ciudad terminó apoderándose de su intelecto sin darle tregua a una escapatoria.

De ahí que el misterioso escultor, que viene a ser una alegoría de lo que es o, según Alonso, podría ser el verdadero artista, captura la atención del lector y lo impele a terminar de leer la obra para descubrir su secreto. Y vaya qué secreto. Creo que con este personaje, tan lleno de esoterismo, se ha querido presentar lo que es el verdadero creador. Para la sociedad, para el establishment, podría ser un monstruo, un ser indefinido y lejos de lo normal, especialmente si es contestatario, pero en esta aparente deformidad, se quiere demostrar que radica su esencia, su verdadero talento. Cuando se claudica con fines comerciales o, en el caso del escultor, para ganarse la simpatía de los demás, muere el talento y desaparece el artista.

En este argumento, se entrelazan personajes reales, así los pintores Luis Vargas, Mario Curasi, el bachiller —que podría ser imaginario—, el poeta Chino Velásquez, la independiente Clara —¿otro supuesto?—, el escritor sicuaneño Elver Pizarro, los hijos de Mario Guevara, Toto y Mayita, el mismo Mario Guevara Paredes y su hermano Juan.

Un subfondo y a la vez el leitmotiv de la narración es la supuesta cuarentena que se ha impuesto a la ciudad por una pandemia causada por los perros. Una situación de mucha tensión y que causa la muerte de Pizarro y del escritor Mario Guevara, según el argumento. Sin quererlo, el autor se adelantó a lo que viviría no solo el Cusco, sino el país y el mundo entero con la pandemia del Covid, años después.

Saludamos la anuencia de este librito que muestra la otra cara de Cusco, como la Luna mostraba la suya al escultor. Pero esta no es oscura como aquella, sino llena de misterio y de interrogantes que ni siquiera los cusqueños pueden responder.

Para completar la presentación de Alejandro Alonso, añadimos que es Premio Nacional en Periodismo México, por su labor como narrador audiovisual en pro de la cultura científica y ambiental.

La Editorial Porrúa le editó los libros de corte fantástico El fabricante de estrellas en el 2009 y La serpiente emplumada en el 2020. Actualmente radica en México.

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Cultura

La historia detrás de los mensajes de WhatsApp enviados al ministro de Cultura

Detrás del escándalo por el recorte del polígono de protección de las Líneas de Nasca y Palpa se esconde algo más grave: una historia de favores y componendas en las altas esferas del Ministerio de Cultura. Mensajes enviados por Alberto Martorell al ministro Fabricio Valencia revelan una posible oferta de cargos a cambio de beneficios, abriendo la puerta a un caso que podría comprometer la integridad de la gestión pública en el sector Cultura.

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El plan para el recorte del polígono de las Líneas de Nasca y Palpa se vino conversando desde fines de 2024, pero la propuesta tomó más fuerza en febrero del 2025 por presión e intereses de las bancadas de Fuerza Popular y Alianza Para el Progreso (APP). Según fuentes de Palacio de Gobierno esto se le comunicó al ministro. La decisión había sido encomendada a Valencia Gibaja y debía ejecutarse. Pero el ministro de Cultura tenía un obstáculo fuerte en Ica, se trataba de la presencia de Alberto Martorell Carreño, quien por esos días era el director de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica.

El ministro Valencia sabía que con Martorell como director de la DDC Ica, ejecutar la orden de Palacio era complicado, ya que Martorell Carreño siempre fue un acérrimo defensor del patrimonio cultural. Desde esa fecha, una de las primeras acciones del ministro fue eliminar a Martorell de Ica.

Ministro de Cultura dando indicaciones en su viaje de comisión.

La ejecución exprés del recorte del polígono de las Líneas de Nasca entró en marcha en marzo pasado, fecha donde Alberto Martorell renunció al cargo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica. Altos funcionarios del Ministerio de Cultura han revelado que días antes de su salida, la asesora del titular del Mincul llamó a Martorell. En esa llamada se le solicitó que con urgencia se presente en el piso 8 de la sede central del Ministerio de Cultura en Lima.   Tras unas horas de espera y ante la ausencia del ministro, le comunicaron el siguiente mensaje: “Él (Fabricio Valencia) quiere hacerte una oferta”.  Luego de ello, otro mensaje fue enviado a Martorell mediante otro asesor: “Anda presentando tu renuncia, que te quiere hacer una oferta”.

Días después, según fuentes del piso 8 de la sede central del Mincul, el ministro Fabricio Valencia y Alberto Martorell se reunieron en privado. Fue en esa reunión que el ministro le  ofreció el cargo de director del Museo de Antropología a Martorell. Su propuesta fue rechazada inmediatamente, y Martorell se negó a renunciar. Valencia jamás explicó porque eliminó al exdirector de la DDC de Ica, pero lo que sí hizo al pie de la letra, fue cumplir con la orden de Palacio.

Ministro Fabricio Valencia y Alberto Martorell.

Durante esos días de marzo, varios mensajes de WhatsApp fueron dirigidos al celular de Martorell. Altos funcionarios del Mincul presionaron para que presente su renuncia. Tras idas y venidas el ministro Fabricio Valencia le exigió la renuncia y a cambio prometió designarlo en el Qhapaq Ñan. Pero las semanas pasaron y su resolución jamás salió.

Esta semana ya se preparaba la resolución de Martorell para ser designado en el  Qhapaq Ñan, pero una fuente del Mincul nos comentó:  “La viceministra Moira Novoa ya estaba armando la resolución de Martorell pero cuando Lima Gris lanzó lo del chat al ministro, cancelaron la designación”.

El chat enviado al ministro Fabricio Valencia

El fin de semana tuvimos acceso a un chat de WhatsApp  privado con tres mensajes dirigidos al ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja. El mensaje fue enviado por Alberto Martorell Carreño. Esto fue confirmado por el propio Martorell, tras nuestra consulta. Además, nos mencionó que no sabe cómo esto fue publicado desde su propio celular.  Cuando se le preguntó sobre los detalles de los mensajes al ministro, Martorell se negó a responder.    Lo que sí dejó en claro, es que durante su gestión como director de la DDC de Ica, nunca se habló del recorte del polígono de las Líneas de Nasca y Palpa.

Para entender cada uno de los mensajes enviados al teléfono del ministro Fabricio Valencia, hay que conocer el contexto, por ello, conversamos con dos de nuestras fuentes de la sede central del Ministerio de Cultura. “Lo que buscó el ministro fue deshacerse de Alberto Martorell. Fabricio sabía que el doctor  no le iba a aceptar el recorte del polígono”, nos señala un alto funcionario.

Los mensajes que Martorell envía son del jueves 12 de junio. La hora del primer mensaje es de las 6:22 am. Ese día fue clave para el Gabinete, porque el Premier Eduardo Arana junto a sus ministros —incluido Fabricio Valencia Gibaja— llegaron al Congreso de la República para pedir el voto de confianza.

En ese mensaje se lee: “Buenos días Fabricio. Ayer se logró una buena parte de lo mío, pero falta aún bastante. Creí que anoche saldría la RM (Resolución Ministerial) publicada, pero no la encuentro aún. Tengo que insistir en que se publique ya y pedirte que demos el paso a los definitivo, que es la designación del QÑ (Qhapaq Ñan). Piensa que son tres meses sin ingresos, y claro, con la certeza de que sabrás solucionarlo, rechazando otras alternativas. Cada día cuenta”.

Es decir, Martorell lo que buscaba es que el ministro Fabricio Valencia cumpla con su palabra. Recordemos que la “oferta” del ministro fue que Martorell renuncie a la DDC de Ica y a cambio le daría su designación para el Qhapaq Ñan. Este primer mensaje fue enviado luego de casi tres meses de espera, ya que Valencia no cumplía con su oferta.

El segundo mensaje fue enviado casi tres horas después, exactamente a las 9:11 am. En este nuevo mensaje el tono de Martorell cambia, e increpa al ministro diciéndole:  “Acabo de averiguar y no has firmado la RM. Fabricio, no estás frente a una persona que puedas dejar a la espera y permitir que suceda todo lo que ha sucedido. Estarás muy ocupado, pero merezco que me digas exactamente la hora de la forma (firma). Y yo he cumplido. Sigo confiando en tu palabra”.

Nos preguntamos: «¿En qué cumplió Martorell?» Pues en presentar su renuncia, pero el que no cumplió fue el ministro Valencia. Esto claramente generó una molestia en el que alguna vez fue el profesor del ministro de Cultura. Desde el piso ocho se puso mil excusas para que no salga el nombramiento de Martorell. Todo indica que lo estuvieron meciendo.

En el tercer mensaje, enviado a las 9:13 am, es decir, solo dos minutos después del segundo mensaje, Martorell insiste en que el ministro cumpla su palabra: “Tienes mil preocupaciones. Pero esto ya escapa de lo racional y lo humano. Piensa con una mano en el corazón lo que está pasando y actúa como corresponde, que yo he demostrado saber hacerlo y pienso seguir en el camino de lo recto y correcto”. 

Esta línea final nos deja con varias preguntas: ¿Alberto Martorell tal vez conoce más sobre los malos pasos del ministro Fabricio Valencia? ¿Por qué señalar lo recto y lo correcto en una conversación entre dos “amigos”? Tal vez fue una advertencia. Lo cierto es que, Martorell fue enfático en decirnos que él desconocía lo que se pretendía hacer con las Líneas de Nasca y Palpa.

La historia detrás de los mensajes de WhatsApp no solo revela la negociación del ministro Fabricio Valencia, sino también su “habilidad” para ofertar puestos de trabajo y no cumplir. Es así como opera el ministro de Cultura ante las exigencias de Palacio de Gobierno, y es así como Palacio presiona a sus ministros a pedido de dos bancadas y empresas privadas con intereses oscuros en las tierras de Nasca.

Una pausa y un ministro rebelde

Tras el escándalo del polígono de las Líneas de Nasca y Palpa, varios congresistas de APP y Fuerza Popular se pusieron nerviosos ante las movilizaciones que se iban coordinando en Lima, Cusco y en Ica. Fue por eso que algunos parlamentarios llamaron al ministro de Cultura y a Palacio para pedir que se ponga una pausa a la Resolución Viceministerial N° 000128-2025-VMPCIC/MC firmada por Moira Novoa Silva, ya que en las calles podría originarse enfrentamientos entre la población.

Ante la presión en el parlamento, los medios de comunicación y la sociedad civil organizada, se logró que el gobierno de Dina Boluarte anule el recorte del 42% de las líneas de Nasca y Palpa. El comunicado, coincidentemente, fue publicado por el Ministerio de Cultura el 08 de junio por la mañana, fecha en que se conmemora el fallecimiento de María Reiche.

Todo fue rápido, hecho al caballazo. Esa misma semana, según fuentes palaciegas, le habrían pedido su renuncia al ministro Fabricio Valencia. Sorprendentemente, el ministro se habría negado. Pero esta negativa habría estado acompañada de un contundente mensaje: “Si me sacan, yo hablo”. Queda claro que Valencia Gibaja juega su propio juego.

Ministro de Cultura y su realidad virtual.

Desde el Palacio y en la sede central del Mincul, señalan que el cambio se dará; es solo cuestión de días, pero a Fabricio Valencia lo van a reciclar en algún cargo fuera del país. Por estos días su silencio tiene un precio, y parece que las Líneas de Nasca y Palpa también, ya que el gobierno no piensa retroceder en su deseo de reducir el polígono; por ahora el plan es socializar cueste lo que cueste.

Mientras esto sucede, la Fiscalía viene investigando el caso Shirley Hopkins. Hoy podemos decir que, frente al Congreso, el ministro de Cultura mintió de forma descarada. Un viaje con la señora Hopkins revelaría más indicios de esta presunta relación sentimental que ha sido negada en señal abierta.

ACTUALIZACIÓN

Minutos antes de la publicación de nuestro informe, Alberto Martorell publicó un video con sus descargos en su cuenta oficial de Facebook. Es importante señalar que el video se basa en nuestro adelanto sobre el chat que comentamos en nuestro programa de radio y podcast pero no en este reciente informe completo.

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Cultura

“El tropiezo del sol” de Sonia Cunliffe en la librería de Lima

Los comentarios estarán a cargo del narrador Gabriel Ruiz Ortega

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En el marco de los sábados culturales de la librería de Lima, primera librería anticuaria del Centro Histórico de Lima, Sonia Cunliffe presentará la reimpresión de su segunda entrega narrativa El tropiezo del sol (Planeta, 2025).  Según Maribel Acosta Damas “El tropiezo del sol es una pieza coral. Una novela corta, que se lee de un tirón y relata desde personajes, espacios y sonidos distintos el drama de nuestro tiempo: las migraciones”. La novela cuenta con 152 páginas y 20 capítulos y en la contratapa podemos leer “dos movimientos telúricos, uno de baja y otro de gran intensidad, sitúan a sus personajes en un mismo lugar para hacer que se redescubran y darle un nuevo rumbo a sus historias”. Un libro aparentemente distante geográficamente, la primera historia comienza en la India y la segunda en México D.F., pero más cercano que nunca luego del reciente movimiento sísmico que ha inquietado nuestra ciudad. Una novela ideal para leer en un proceso de duelo o atravesar una ruptura.

La autora cuenta además con la factura literaria de A la izquierda en el desvío (Planeta,2023), obra que nos sitúa en la cooperativa azucarera de Paramonga, escenario donde trascurrió la infancia de Sonia. Cabe resaltar que la narradora Cunliffe es una reconocida artista visual y activista de la fotografía, estudió Artes Visuales y Fotografía en la Escuela Panamericana de Sao Paulo (Brasil) y entre sus últimas exposiciones podemos mencionar «Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba» (III Bienal de Asunción, Paraguay) y «“Todos los nombres” de Bullón [y los tiempos indelebles de Cunliffe]» en el Centro Cultural Inca Garcilaso (2022).

La presentación del Tropiezo del sol se realizará en la Librería de Lima, ubicada en jirón Cailloma 843 (Centro de Lima) a las 5 p.m.  Los comentarios estarán a cargo del narrador Gabriel Ruiz Ortega y el cierre musical, un popurrí de música criolla de salón y trova, gracias a Amatista Ensamble de Hanan Art. Brindis de honor.

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