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Blackfriday Minero, el REINFO es ahora o nunca

Lee la columna de Hans Herrera Núñez.

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Lima Centro amaneció con más rejas, está vez se notaban que eran nuevas, recién compraditas de Sodimac. Afuera se respira una atmósfera de tensión como quien afila una navaja. Dentro del Congreso como alrededores toda esta semana se han redoblado las medidas de seguridad. Los parlamentarios muestran serias fricciones internas, el consenso pende de un hilo y la paciencia de la calle arremete con encender una mecha para el gobierno de “Dinamita” Boluarte.

Como Perú es un país minero, su situación de tensión se asemeja, aunque con obvias diferencias, a las duras protestas de la COB en Bolivia en la década de 1980. Aunque el movimiento minero boliviano estaba agremiado en el poderoso sindicato de la COB, las protestas bolivianas de la época de Paz Stenssoro fueran calamitosas, no obstante, el gobierno de Paz logró imponerse incluso a la histórica marcha por la vida, por la que los mineros lucharon por sus derechos laborales ante una flexibilización de sus condiciones de trabajo en el marco de una profunda crisis económica. Más adelante en los años previos al ascenso de Evo Morales, los movimientos de protesta en Bolivia se caracterizaron por una extrema violencia. En lugar de piedras se arrojaban cartuchos de dinamita.

Como bien recuerda el diplomático y experto minero Guillermo Russo, en el Perú profundo como en Bolivia se maneja la dinamita como ‘quien enciende un cigarro’. Las protestas en La Paz en 2004 y 2005 dejaron varios heridos y muertos por dinamita, entre ellos un minero que se inmoló. Luego llegó la paz a través del triunfo de la elección radical, como era la de Evo Morales llamado a gobernar para un largo periodo.

El caso peruano entre los mineros informales devela una diferencia abismal entre Lima y las provincias mineras. Para la derecha son solo mineros ilegales en su narrativa, para los de izquierda y congresistas de provincias son mineros informales sin protección legal. Hay que recordar que en la región Apurímac rica en oro, una de las principales y últimas fuentes de empleo que evita la migración a Lima son precisamente la actividad minera artesanal, ya que el acceso al asalariado minero es compleja, altamente técnica y está sujeto a los intereses corporativos y sindicales. El minero artesanal surge como la última opción de autoempleo en el sur grande peruano. Su situación en un contexto de crisis y desgobierno, incluso de euforia por Chancay que percibe como lejano y excluyente, exacerba los ánimos de los mineros, que, si bien pueden encerrar intereses de grupos organizados, no obstante, representan un sentir y unas exigencias muy concretas que de no atenderse generarían un efecto dominó y de frustración, protesta, represión y ascenso de un gobierno populista y autoritario.

La falta de competencia del anterior ministro del sector Rómulo Mucho y su rápida caída conllevan a agudizar la situación cuando el calendario llega a su límite y coincide con el pleno de presupuesto. Estamos en el peor momento minero y es difícil saber si la Comisión encargada en el Congreso estará a la altura de ofrecer un dictamen serio y responsable que de inmediato ha de subir con urgencia al Pleno del Congreso de hoy.

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