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Viernes Literario / BROZOVICH: 90 aniversario de su natalicio

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Escribe: Pavel Ugarte Céspedes

En la poesía, en el arte, en el hombre y su obra no habita el olvido. El olvido es la negación del genio creativo y su magnífica existencia. A un poeta, se le puede recordar desde la poesía, a un artista, sólo puede rememorársele desde el arte. Raúl Leoncio Brozovich Mendoza, dejó este mundo un miércoles 5 de abril del 2006, para constituirse con figuras nacionales y extranjeras en el Mes de las Letras. Por confidencias del propio “Brozo” a los amigos más cercanos, como el poeta Carlos Velásquez Iwaki, sabemos que nació en el Cusco un 12 de setiembre de 1929, pero fue registrado el 14 por la fe que guardaba su devota madre al Sr. de Huanca. Nunca antes un poeta cusqueño, había causado tanto revuelo en su vida como también después de su muerte. Brozovich es el poeta de raíces ecuménicas pero escribiendo desde el ombligo y sus “calles soñando palabras que tiemblan su fuego interior”. Poemas como “Fábrica de sueños”, “Metamorfosis de Walt” (Whitman), “Concierto de Varsovia”, “Aventuras Post futuristas de Ulises el moderno”, “Vals de Viena”, “Café Rock a la silueta en movimiento de Michael Jackson” o “Pop Art”, no se contradicen en el universo del poeta con otras composiciones de su autoría como “Yaraví en tono ausente del amor aldeano”, “La pluma del Korenkenke”, “Las crónicas viajeras de Guaman Poma de Ayala”, “Canto Heroico a Túpac Amaru” o “La tonada del Qorilazo”, por citar solo algunos textos que nos aproximan a su basto argumento creativo donde confluyen tradición y modernidad.

La reciente exhumación de sus restos, así como la inhumación definitiva al Pabellón Cristo Rey nicho A-6 del Cementerio Almudena, despertó una vez más la controversia y por sobre todo la memoria de tantos artistas, poetas e intelectuales que brindaron al Cusco lo mejor de su talento y creatividad. Nos cuestiona, qué hacemos para preservar la cultura inmaterial de nuestro pueblo e increpa otro destino para la cultura impresa de una de las ciudades referenciales entre las grandes civilizaciones del mundo. El “Brozo” reconstituyó la dimensión estética del verso libre a la palabra coloquial y supo vivir su condición de poeta lejos de ataduras formales, discreto e incluso marginalizado por sus congéneres que indudablemente eran testigos de la originalidad de su poesía. Por la trascendencia de su obra y su injusto olvido, las argollas que en su tiempo eran círculos de patio provinciano, no pueden volver a repetirse.

El único registro vivo de nuestro poeta, lo tenemos gracias al documental, “El duro oficio de vivir fabricando una palabra”. Este registro lo realizaron el 2001, los comunicadores David Pelaéz y John (ahora) Auqui Páucar; en él apreciamos un testimonio único de su vida al cual se le sumarían la antología poética “El duro oficio de vivir” editado por la UNSAAC el 2006 luego de su deceso. Para el 2015, doce acuarelas de Raúl Brozovich llegarían a nuestras manos, y fue sencillamente gracias al desprendimiento de Ana Bertha Vizcarra Chávez –poeta e investigadora cusqueña–, quien bajo sucesión legal, me entregó la responsabilidad de dar a conocer esta pequeña colección del trabajo artístico que el Dr. Julio A. Vizcarra Rodríguez (su padre), fue adquiriendo durante años como muestra del cariño y amistad que cultivaron.

Brozovich es parte del “Mapa Literario del Cusco” (2017, 2018), editado por mi persona y este no es el primer texto que escribimos por su memoria. Se pueden encontrar en la redes otras referencias mías como las de otros autores. Sin embargo, en la “Historia de la Literatura del Qosqo” publicada por Ángel Avendaño el 93, hallamos un bello retrato de su figura la cual compite con los trazos del Maestro Rodolfo Manga o el gran pintor Milton Montúfar. Podemos leer también una apreciación crítica de Mario Pantoja en “La Esfera del Infierno de Rimbaud” (2015), para finalmente citar en este año, la publicación del “Anticanon poético: 30 poetas peruanos, muertos e invisibilizados”, publicado bajo el sello “Contracultura” y compilado por el escritor Jorge Luis Roncal.

Estoy seguro de que muchas páginas se multiplicarán sobre este enigmático poeta, mientras tanto, el Cusco tiene la obligación ética de preservar no sólo su cuerpo sin también su espíritu. Su vida fue y será una novela que nos toca escribir a quienes valoramos su poesía pero por sobre todo su actitud frente al poder y el sistema. Mañana sábado 14 de setiembre, no dejemos de visitarlo en su última y definitiva morada, las coordenadas están citadas líneas arriba, de este encuentro, brotará “la poesía… manifiesto saludable, repartida como el polen, a los ocho vientos de la patria.”

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