El exencargado de Palacio de Gobierno, Francisco Sagasti hace unos días publicó un artículo en el que critica los errores del gobierno de Pedro Castillo y resaltó su incapacidad por designar ministros y funcionarios incompetentes y con cuestionamientos.
En esa línea, el político morado propuso un proyecto de reforma para recolectar firmas de la ciudadanía para adelantar elecciones generales.
Esta noticia se da en medio de un Acuerdo Nacional y de una próxima sesión de moción de vacancia, que tiene enfrentados a la sociedad civil y a los políticos de distintas tendencias que ya tomaron decisiones respecto a tres opciones distintas: “Disolución del Congreso”, “Vacancia Presidencial” o “Que se vayan todos”. Nos preguntamos entonces ¿Cuál de esas tres prevalecerá?
Recordemos que, gracias a los oficios de los medios Francisco Sagasti goza de una trayectoria en Concytec como investigador y además trabajó en el gobierno revolucionario de Juan Velasco Alvarado como asesor en el ministerio de Industria, y como asesor en el Consejo de Investigación Nacional.
Sin embargo, este exfuncionario del Banco Mundial, también tiene en su vida un episodio indeleble que lo marca para siempre.
Sagasti también fue secuestrado durante la toma de la residencia del embajador de Japón en diciembre de 1996; pero a los tres días fue liberado. Y en señal de admiración y agradecimiento, antes de abandonar la embajada le pidió un autógrafo al cabecilla del MRTA, Néstor Cerpa Cartolini, y también a su lugarteniente Rolly Rojas ‘el árabe’.
La historia nos ratifica hoy que Francisco Sagasti junto a los morados y a Mirtha Vásquez siempre apoyaron a Martín Vizcarra y se aprovecharon de una marcha multitudinaria en noviembre de 2020 con una falsa narrativa del “golpe”, y que prácticamente los colocó al mando del Ejecutivo y del Legislativo, respectivamente.
Luego de asumir el gobierno interino, Sagasti demostró ser la simbiosis del gobierno de Martín Vizcarra, e inmediatamente designó a Pilar Mazzetti en el Minsa para que continúe con la nefasta gestión vizcarrista, y luego hizo lo mismo con Óscar Ugarte que anteriormente había sido parte del funesto Comando de Operaciones Covid.
A pesar de que Sagasti hablaba de equidad, sus ministras y viceministros se vacunaron ilegalmente en lo que fue el escandaloso caso Vacunagate; en tanto, la excanciller Elizabeth Astete dejó mal parado al entonces mandatario al revelar que había recibido su autorización para inmunizarse. Entre tanto, él fue citado por el Congreso para responder por aquellas aseveraciones, pero se negó a ser interrogado y desairó a la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales.
A pesar que la pandemia golpeaba a toda la población nacional por la feroz crisis económica, Francisco Sagasti en contubernio con su exministro de Economía Waldo Mendoza, junto a la bancada morada y a la entonces presidenta del Parlamento Mirtha Vásquez, boicotearon y observaron 5 proyectos de ley que beneficiaban directamente a los trabajadores peruanos.
Durante su breve y funesta encargatura se rechazaron las devoluciones de la ONP, AFP, CTS, Fonavi y la Ley de usura bancaria; e incluso, recurrieron al Tribunal Constitucional para derogar tres de ellas.
Asimismo, Sagasti observó la ley de control de precios de pensiones en los colegios privados, que durante la pandemia no disminuían sus cuotas; sin embargo, durante su encargatura sí fueron diligentes para aprobar leyes de “genero”.
Cabe recordar, que ni bien Ollanta Humala juramentó como jefe de Estado, inmediatamente se emitió una Resolución para que Francisco Sagasti integre un puesto clave e importante en el sector Educación, y posteriormente, en el mandato de Martín Vizcarra le dieron otro cargo clave para seleccionar a los miembros de la Sunedu. Ahora entendemos porqué en esas épocas Sagasti figuraba en las agendas de Nadine Heredia. Y también se acaba de revelar que su nombre figura en la agenda roja del sobrino del presidente Pedro Castillo.
El poder siempre emborrachó a Francisco Sagasti, porque en una reunión privada que tuvo en Palacio con el exparlamentario Luis Valdez, lo amenazó de forma desafiante y le advirtió que sacaría a los medios de comunicación y que se atenga a las consecuencias, porque lo que iba a pasar, iba a ser peor de lo que pasó en noviembre del 2020.
No cabe duda que la encargatura presidencial de Francisco Sagasti fue un absoluto despropósito, porque desde que tomó Palacio de Gobierno, no solo pasó al retiro a 17 generales de la Policía de manera ilegal, con el único objetivo de designar como jefe de la PNP, al general César Cervantes, a pesar que no le correspondía por ley.
Sagasti, además, en un hecho sin precedentes, endeudó al país por más de 100 años, sin dar antes una explicación razonable de su decisión y sin explicar que dicha deuda será pagada con los impuestos de nuestros nietos y bisnietos.
Y, por si fuera poco, antes de dejar la presidencia de la República envió al Congreso un oficio pidiendo un seguro médico, un asistente personal y una pensión vitalicia de S/15 mil 600 soles. Al parecer, eso habría sido planeado, porque solo una semana antes de la solicitud, el propio Sagasti observó el documento aprobado por el Congreso, el cual suprimía la pensión vitalicia para los exmandatarios. Por esa razón, él habría calculado que luego de truncar dicha autógrafa, ya podría acceder a esos beneficios solicitados.
A pesar que Sagasti fue denunciado por la Fiscal de la Nación, por los presuntos delitos de avocamiento ilegal de proceso en trámite, atentados contra el derecho de sufragio, y obstrucción a la justicia en agravio del Estado, y denunciado por genocidio por el excongresista César Gonzales por las muertes de más de 200 mil personas debido a la pandemia del coronavirus, y por la presidenta de la Asociación de Víctimas y Afectados por el Covid-1, Katty Cachay, él ahora reaparece recargado y ya empezó a presentarse en los medios de comunicación para recibir los reflectores; así como lo hizo en aquella entrevista de noviembre de 2020 ante 4 complacientes presentadoras televisivas en Palacio de Gobierno.
Sin duda, Francisco Sagasti a pesar de haber sido marketeado como un intelectual que ha dado aportes a nuestro país, en realidad ha sido el mayor enemigo del Perú debido a su falta de empatía y desprecio hacia ese 75% de la PEA que desde hace dos años padece una economía familiar quebrada, por causa de la pandemia y de la indolencia de Vizcarra y Sagasti.
El arribista del pañuelo de seda y que de la forma más impostada terminó un discurso presidencial con un verso del inmortal César Vallejo, solo ha tenido oficio para acomodarse al poder de los gobiernos de turno; y pese a que hoy pretende resurgir en la esfera política, no cabe duda que tarde o temprano dejará de ser impune y saldará las cuentas pendientes que tiene con la nación peruana.