Cultura

Rómulo Sulca, una vida de película

El cineasta peruano estrenará su película “Érase una vez en los Andes” el 05 de septiembre en Lima. Aquí una entrevista con Lima Gris.

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Llegamos hasta la ciudad de Huancayo para conversar con uno de los jóvenes cineastas más talentosos que vive en el centro del Perú. Con películas como “Teloneras” y “Érase una vez en los Andes”, viene cosechando premios y sorprendiendo tras su célebre estreno internacional en el Festival de Cine de la India.

Rómulo Sulca es un apasionado y cuestionador cineasta que se ha ganado un importante espacio en la cinematografía nacional. En esta entrevista nos habla de su infancia, sus películas, su paso por la Escuela de Cine y Televisión San Antonio de los Baños de Cuba, la nueva ley de cine y el cuestionado Dafo del Ministerio de Cultura.

Además, nos dice: “Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos”.

Rómulo, si bien tú naciste en Ayacucho, actualmente radicas en Huancayo y has comenzado a hacer cine viviendo más de 20 años en esta región ¿Qué te impulso a radicar lejos de tu tierra?

Yo creo que las circunstancias de la vida, se podría decir, porque perdí a mi madre en 1992 y a consecuencia de esto quedo huérfano de mi madre, mi padre pasa a la clandestinidad y yo llego a parar en un albergue, acá en Huancayo, que es el Inabif, y luego paso a otro albergue que es El Rosario, me quedé en ese albergue hasta el 2004.

¿Qué edad tenías?

Yo tenía como 15 o 16 años, y ya literalmente ya había tenido una vida acá en Huancayo. Como dicen los huancaínos ya era un adoptado más. Siempre digo que Huancayo es mi pequeña patria adoptiva porque de alguna forma lo poco que tengo, lo pongo que sé, Huancayo me lo ha permitido.

¿Gracias al periodismo descubres el cine?

Cuando estaba a punto de terminar el colegio, mi papá, después de volver de la clandestinidad, me dice “bueno, tú tienes que ser abogado”. Entonces, ahí viene la decisión de uno, qué cosa quiere, a qué se quiere dedicar.

Yo siempre he visto a un tío que todos los años lo recordaban, era el tío que nunca lo había conocido, pero todos los años lo recordaban a Jaime Ayala Sulca, era un tío muy famoso en Huanta que fue asesinado por el capitán Álvaro Artaza Adrianzén, entonces me puse a estudiar en una escuelita, en unos talleres y vi la cámara y dije a partir de acá “me llevo con la cámara, pero detrás de la cámara”.

¿Qué inquietud tenías en ese momento? Porque tus inquietudes han cambiando con los años.

Es un documental que hicimos sobre el Parque de la Identidad que se llama ‘Parque de la Identidad’; es un mediometraje. No sé dónde está ahorita, pero supongo que el chico que lo ha editado aún debe de conservarlo porque fue parte de la tesis de una escuela que fuimos a estudiar.

Primero me han fascinado las historias más allá del tema documental. Yo comencé por el tema de escribir y buscar historias, entonces es ahí donde me comencé a sumergir en el documental porque antes de eso yo no conocía el documental como tal. Si tú ves ese documental del Parque de la Identidad, es más un documental como para televisión o a lo Alejandro Guerrero, una vaina así.

Ya cuando comienzo a sumergirme en el documental, voy descubriendo el cine directo, el cine guerrilla, o sea, documentales. A partir de ahí ya van mis necesidades de poder grabar al ser humano. Quiénes somos, qué somos realmente. Va por ahí más o menos la idea.

Hace un momento Hablaste de tu infancia, Leonardo Favio, el cineasta argentino, también vivió en un albergue, él llegó a filmar la película ‘Crónica de un niño solo’ ¿Crees que está pendiente contar los años que viviste en el albergue?

Sí, tengo un montón de historias que me gustaría poder contarlo, pero creo que también es un tema de decisión; creo que es una forma de hacer catarsis porque también no es el tema de haber vivido en el albergue, sino también cómo llegué a vivir en el albergue. Es como una pequeña búsqueda.

Personalmente tengo pendiente hacer un documental del albergue de todos los chicos que han crecido conmigo. En esa época de los que estaban, más o menos, a mi edad, nos llamábamos hermanos. De vez en cuando me encuentro con alguno de ellos y siempre me mencionan “oye, ¿cuándo vas a hacer un documental de nosotros?, estás contando cosas que no deberías. ¿Por qué no cuentas la real?”, una cosa así. Yo creo que no solo tengo un pendiente, sino una deuda con el albergue donde he crecido y también con la gente con quienes he compartido parte de mi vida, de mi infancia, mi pubertad, mi adolescencia. 

Como te decía, la realidad siempre va a superar a la ficción. He conocido a diferentes niños, a diferentes chicos que venían de diferentes circunstancias y creo que si uno escribiría un libro yo haría una película. Sería locazo.

Después de este tránsito por los cortometrajes te lanzas a hacer tu película ‘Teloneras’, algo más arriesgado ¿Qué experiencia te ha dejado teloneras?

Teloneras como proyecto lo comencé a hacer en la universidad. Literalmente, ‘Teloneras’ para mí fue un camino de aprendizaje, de viaje, y también de mucho conocimiento, porque gracias a ‘Teloneras’ pude más o menos entender cómo iba a resistir para hacer una película, porque no es lo mismo hacer un ‘corto’ que hacer un ‘largo’, no son los mismos procesos que hacer una película para salas de cine que tener una mezcla, un color, etcétera. Entonces, creo que ha sido una experiencia y todo un viaje, pero también de mucho aprendizaje.

En ‘Teloneras’ he aprendido que muchas veces al no ser de Lima y no pertenecer a ese pequeño círculo se pone difícil obtener fondos. Más allá de todo eso creo que ‘Teloneras’ me ha dado mucha enseñanza. Es un documental que personalmente yo no creía que iba a tener lo que ha tenido; en mi vida iba a creer que iba a entrar a salas comerciales. Cuando nosotros hicimos ‘Teloneras’ éramos cuatro amigos, un cusqueño y los demás éramos todos huancaínos, unos chiquillos, unos locos. Marcio, el fotógrafo una vez me dijo “cómo vas a hacer una película acá en Huancayo, en Lima, y que no sé qué”, pero dijimos “hay que hacerlo, vamos a hacer algo en nuestra vida. Mientras estemos jóvenes hay que arriesgarnos”, y, bueno, el resultado fue chévere.

¿Por qué este tema de la vida de las mujeres y su paso por la música vernacular?

Tengo familia que son cantantes, mi prima hermana por parte de mi mamá es cantante, se llama Ruth Maritza Ricra Castillo que ha estado mucho tiempo en el sur –Puno, Juliaca-, es más, ella iba a ser una de las teloneras, que al final no quiso. Y luego en el documental de ‘Teloneras’ está otra de mis primas por parte de mi papá que se llama Yadira Sulca. Entonces, vengo de una familia que está intentando hacer arte, porque antes mi familia se dedicaba a la crianza de animales, a labrar la tierra y a ser arrieros. Ahora, como que te da la opción de tener familia que se dedica al arte.

Cuando hice un corto que se llama ‘Telonera’, con Ruth, prima hermana de mi mamá, yo veía cómo ella se transformaba de ser una niña bien chiquita, flaquita, pero luego cuando se ponía el traje se transformaba y se subía al escenario era otra cosa. Más o menos eso quería hacer en el documental.

¿Cómo ha sido ese momento de ser telonero en el cine?

Es como una ironía, pero también creo que es lo que uno busca, pero hace sus propios méritos para dejar de ser telonero y para llegar a ser el que va a terminar con la presentación, una cosa así. Entonces, creo que el esfuerzo y la perseverancia ayuda a que puedas tener esa chance, esa oportunidad.

¿Te gusta que te etiqueten como ‘cineasta regional’?

Cuando me dicen ‘cineasta regional’ los limeños como que me fastidia, pero yo siempre por ironía, por burla, siempre digo “soy cineasta regional”, pero cuando nació los fondos para el cine regional allá en el 2006 ni siquiera eran cineastas regionales, eran videastas regionales, hay que tenerlo muy en claro. Es como que, en el arte, los que hacen arte son los ‘blancos’, y los que hacen artesanía son los cholos. Los que hacen cine son los de Lima, los ‘blancos’, los pitucos, y los videastas son los provincianos. Muchas veces me molesta, pero como que he aprendido a asimilarlo, pero ya no de esa forma. Cuando salgo del país siempre me preguntan de dónde vengo, porque a veces me confunden si soy mexicano o boliviano; “no, yo vengo de Perú”, “ah, eres de Lima”, dicen, “no, yo no vengo de Lima, yo vengo de Huancayo”, “ah, de Huancayo, ¿y dónde queda eso?”, entonces, uno tiene que estar explicando. Ya he aprendido a asimilarlo, pero de otra forma, darle mi propia forma de alguien que hace cine no en Lima sino en el interior del país.

Después de toda experiencia en ‘Teloneras’ te lanzas por algo más arriesgado que es ‘Érase una vez en los Andes’, una película que ha tenido su primer estreno internacional nada menos que en la India y donde ha cautivado al público hindú, pero además has abierto una puerta para la cooperación internacional entre Perú y la India.

Nosotros el año pasado terminamos la película más o menos en agosto y estábamos como que en la búsqueda de a dónde enviarla, si íbamos a un festival acá en el Perú, o si íbamos a un festival europeo; entonces, yo por un amigo conocí al programador del Festival de Cine de la India, en Goa, y le escribo y me dice “mira, la convocatoria está abierta hasta tal fecha” y creo que faltaban días para esa fecha así que envié la película y creo que pasó unos treinta días y me escribió, me dijo “Rómulo, nos interesa tu película y queremos que se estrene acá, pero quiero que me confirmes dos cosas, si la película va a ser su premier mundial acá”, “sí -le digo- va a ser la premier mundial”. “ok”, me dicen, luego me mandaron los pasajes y todo el rollo. Nos fuimos con la actriz protagonista de la película. Fue una experiencia muy chévere poder estrenar mi película en un festival, creo que es uno de los catorce o quince festivales de clase A que existen en el mundo. Para mí ha sido una ventana muy chévere, pero también de aprendizajes, de ir tocando puertas.

Cuando yo fui a Goa conocí a otra peruana que me hacía de traductora allá, que era de la selva, de Pucallpa me parece, ese día me ayudó con la traducción, pudimos tener chances de conversar con otra gente.

Ahora, hace poco me acabo de enterar que después de esto tanto la DAFO como el Ministerio de Cultura con el Instituto de Cine de la India están viendo cerrar una coproducción internacional. Que la película ‘Érase una vez en los Andes’ sirva como caballito de batalla para que se pueda concretar esto es chévere. Esperamos que nosotros más adelante también podamos buscar fondos ya no solo en el país sino también en el extranjero.

Sobre la película ‘Érase una vez en los Andes’, el equipo está conformados por gente de Huancayo y Ayacucho, pero también hay integrantes extranjeros ¿Qué puertas más te abrió la Escuela de Cine San Antonio de los Baños?

Creo que la escuela más que abrirme puertas me ha ayudado a abrir más los ojos, verlo desde allá es distinto a verlo desde acá; por ejemplo, cuando estuve en la escuela supe un poco más de mi ascendencia. Mis dos apellidos son quechua, y yo tampoco entendía muy bien eso. Mi apellido Ricra, Sulca, como que son los últimos descendientes de los Wari, una cosa así. Yo creo que más allá de todo, eso me ha ayudado a tener un tipo de seguridad con lo que yo quiero hacer, a lo que me quiero dedicar, si realmente vale la pena hacer esto, y si de esto voy a vivir.

Si tú le preguntas a mucha gente que hace cine en el Perú te van a decir que de cine no se puede vivir porque el cine es efímero, estrenas una película cada cinco o seis años. ¿Tú crees que vas a vivir de eso? Es difícil, y más si es una película que va a ir a festivales, a competencias, que va a estar en un nivel, creo que es sumamente complicado. Eso de ir a una escuela de cine te abre los ojos al mundo.

¿Por qué te decidiste tener una italiana en la dirección de fotografía?

A Sara Brusciano ya la conozco desde el 2020 en la escuela y al principio nos caíamos bien mal, es como que la tipa era muy italiana, muy europea; entonces, yo cuando vuelvo al Perú, en plena pandemia comienzo a buscar directores de fotografía en el Perú, porque yo quería trabajar con una directora de fotografía peruana. Mucha gente tal vez me diga que soy feminista y todo ese rollo, pero yo quería trabajar con una directora de fotografía mujer porque la actriz protagonista es mujer y yo quería tener una sensibilidad desde la cámara de mujer. Entonces comienzo a buscar una directora de foto en el país y lamentablemente como que no hay. Con una o dos personas que nos topamos en el camino presupuestamos y era demasiado lo que pedían, entonces es ahí que yo le comienzo a buscar a Sara Brusciano y le digo “mira, Sara, tengo un proyecto y no sé si te pueda interesar”; entonces Sara me dice “bueno, mándame tu guion”, le mando el guion y me dice “Ok, vamos”. Ella me dice te cobro tanto y arreglamos. Cruzó el Atlántico en plena pandemia y se subió a los Andes, a los cuatro mil metros a morirse un poco de frío y encima que era vegetariana. Nada, fue una experiencia tanto para ella como para mí y no solo tuve a una extranjera, también tuve al actor chileno que viene de Santiago de Chile. La directora de sonido que es mujer, ella es boliviana y también la conocí en la escuela de Cine de Cuba. Igual con el tema de ella fue buscar sonidistas mujeres, porque iba a trabajar con una niña, una menor de edad, iba a trabajar con comunidades quechua hablantes y yo creo que no es lo mismo que un varón ponga un micrófono. Por esa razón fue que decidí buscar a una mujer. La primera persona que se me pasó fue Marcela Navia porque también la había conocido en la escuela, y cuando le dije se apuntó; ella también vino.

Además, estábamos haciendo una película sobre la guerra con Chile, donde habían participado los chilenos, los bolivianos y los peruanos, y también los europeos, entonces era como juntar un poco todo eso. Fue chévere, de verdad, y todos eran nuevos. Por ejemplo, Marcela nunca había hecho un ‘largo’, Sara nunca había hecho un ‘largo’, es más, hasta ahora no ha hecho su segundo ‘largo’ todavía. Sara Brusciano siempre ha trabajado como foquista u operadora de cámara. Igual para mí fue mi primera película.

Esta película ‘Érase una vez en los Andes’ todavía no se estrena en el Perú. Estamos ante la expectativa de ver la historia que cuentas. ¿Cuándo será estrenada?

Después de su estreno en la India la película se presentó en Estados Unidos, en Miami, estuvo en Connecticut, ahí ganamos un premio, luego estuvo en el Festival de Cine de Dallas, ahora se va a Inglaterra y hace poco estuvo en Festival de Cine Al Este, en Lima, en Cineplanet Alcázar; ahí tuvimos dos funciones que se agotaron, y a pesar que Cineplanet nos pidió una función más nosotros no pudimos por un tema de contratos.    

El estreno comercial de la película está planteado para el 5 de setiembre que la distribución comercial la está llevando, el que ha distribuido Manco Cápac, Yana Huara, es el que ha distribuido Willaq Pirca. Estamos a la expectativa de poder ver cómo hacemos para poder traer al actor chileno desde Chile.

Queremos hacer el lanzamiento de la película allá en Sarwa, ahí donde hemos grabado, y esperamos que al público peruano le guste y que vayan a ver el estreno de la película. Si no les gusta ya nos dedicamos a otra cosa para ya no molestar con nuestras historias.

¿Por qué elegiste este tema de la guerra con Chile? Un tema que todos los peruanos lo tenemos atravesado.

Cuando era niño siempre se hablaba de los chilenos. Que los chilenos tal, que los chilenos cual, que los chilenos nos quieren quitar todo y no sé qué. Eso lo he tenido desde niño, desde la escuela, los profesores, etc. Pero cuando yo ya estaba en la universidad a mi mano llega un cuento de Umberto Chavarría Muñoz que se llama ‘La guerra de la Cruz del Sur’ y lo leo, me gusta, una cosa así y luego voy investigando si ese cuento tiene algo de validez, algo de realidad acá en el Valle del Mantaro, en Huancayo, y luego converso con el mismo autor y me dice “sí, acá habían chilenos”, y comienzo a trabajar un poco el guion, no sabía cómo darle forma al personaje principal que se llama Margarita, entonces se me vino a la mente mi madre. Mi madre murió muy joven a sus 22 años, entonces a partir de ahí usé el quechua como lengua materna. Así terminamos de escribir el guion de ‘Érase una vez en los Andes’.  

Más allá de esa cosa que nos ha tenido como peruanos y como chilenos, para mí ha sido el tema de mi madre. Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos, viajara allá, acá, aprender, conocer gente para hacer una película.

Se está hablando sobre la nueva Ley del Cine, se está cuestionando el tema de cómo se reparten los fondos. ¿Cuál es tu opinión respecto a todo este debate?

Lamentablemente el proyecto que está planteando Tudela, en lo personal, desde un punto de vista general no tiene nada de validez porque ella nunca ha convocado a los gremios cinematográficos. Por ejemplo, nunca ha convocado a la CRIP, a la CIP, a la ARCP o a tantas asociaciones que hacen cine en el interior del país. Ella nunca ha querido escuchar, y es más nunca ha tenido esa intención.  De frente ha planteado un proyecto de ley.

Cuando ella presentó el proyecto, cuando llegó para el debate en el Congreso, ella ni siquiera defendió su proyecto en el Pleno. Desde ahí yo creo que parte de un tema de legitimidad porque no tiene la aprobación de los gremios cinematográficos, no solo de las regiones, sino que tampoco de Lima.  

Ahora, los planteamientos que está haciendo la nueva ley ya lo veremos cuando se haga la reglamentación, porque desde que se han creado los fondos para el cine regional allá en el 2006 en adelante siempre hubo gente ganando que no eran de la región. Imagínate, Javier Corcuera ganando un fondo por Cusco, y así sucesivamente. Te puedo mencionar un montón de gente que ha ganado fondos de otras regiones residiendo en Lima. Ahora con esta nueva ley ¿cómo se va a prevenir eso?, ¿cuál es su estrategia de la señora Adriana Tudela?

Hay cineastas limeños que le sacan la vuelta a las propias reglas.

Claro. Los propios cineastas sacándole la vuelta a los propios cineastas. No se sabe cómo se va a hacer el nuevo planteamiento. De que va a afectar, va a afectar a todos, porque es una nueva ley, es una nueva forma de hacer cine en el país. Pero va a depender mucho de la reglamentación de este nuevo proyecto de ley. Ella plantea que, para cualquier cineasta, sea regional o limeño, haga cine le va a pedir el 70%, o sea, si una película cuesta un millón de soles yo tengo que conseguir 300 mil para poder conseguir los 700 mil; si yo no logro conseguir esos 300 mil, entonces no voy a pedir el fondo.

Y así sucesivamente pasará con los demás cineastas regionales, porque las grandes empresas que te pueden apoyar están en Lima, o sea yo tendría que ir a tocarle la puerta a Coca Cola, a Alicorp, a Movistar, entonces, ¿tú crees que me van a abrir la puerta? Si no me abren ¿qué hago?, no voy a poder postular.

Si la gente de cine regional no postula, ¿ese fondo qué va a pasar?, ¿va a volver al Estado? Y la otra gran pregunta que yo me hago en este nuevo proyecto de ley es que también abre a productoras extranjeras. Por ejemplo, una película ‘gringa’ que cuesta 50 millones de dólares, viene con sus 25 millones y al Estado peruano le pide otros 25 millones ¿cuánto va a quedar para los cineastas peruanos? Creo que va a depender mucho de la reglamentación para conocer cómo se va a manejar todo eso.

¿A qué películas regresas siempre?

‘Los Muertos’, de Lisandro Alonso, ‘Cómprame un revolver’, de Julio Hernández Cordón, y ‘La infancia de Iván’ de Andréi Tarkovski.

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