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Romina Cruz y Roberto Vigo: “La improvisación teatral es una forma ligera de enamorar a la gente que llega poco al teatro”

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Escribe: Edwin Cavello Limas

En los últimos años muchos grupos independientes han aparecido con diversas propuestas innovadoras, solo han persistido en el tiempo los que supieron enfrentar dificultades económicas y la ausencia del público en las salas. La Mancha IMPRO, ya tiene ocho años, y mediante la improvisación teatral se ha convertido en un referente de la escena local.

La Mancha IMPRO fue formado por un grupo de jóvenes en marzo del 2011, cada uno de sus miembros tiene experiencia tanto en teatro como en improvisación teatral y han tenido la oportunidad de participar en festivales internacionales de improvisación. Este talentoso y apasionado grupo de jóvenes tiene experiencia en formatos como match, catch, teatro sport y formato largo, siendo este último el formato en el que realizan sus investigaciones, apostando por la verdad en escena, por el juego y por el enriquecimiento de la improvisación con otras técnicas escénicas.

Lima Gris conversó con Romina Cruz y Roberto Vigo, dos de sus integrantes que vienen trabajando por llevar las artes escénicas a nuevos espacios y por acercar al público a las salas.

¿Qué es La Mancha?

Roberto Vigo: La Mancha es una compañía que nace en el 2011, que trabaja la técnica de la improvisación teatral, que es la técnica de crear historias en el momento. Más que ensayar como en una obra de texto clásico, nosotros entrenamos —de una forma más cercana al deporte—  para tener la habilidad de escucharnos, de proponer con libertad, conectar con la espontaneidad nuestra, y en escena se le pide al público algunas partes importantes de la historia como la relación y dónde estamos.

¿Por qué apuestan por la impro y no por el teatro convencional?

Roberto Vigo: Creo que comenzamos jugando a hacer teatro. El teatro es una cosa diferente, pero al mismo tiempo es muy parecido, es decir, el teatro es como una cita que planeas al detalle. La improvisación es como esa salida espontánea en que le dijiste a tu pareja: oye, vámonos el fin de semana, vamos a ver qué pasa. Y hay probabilidades de esta cosa que dicen que lo que no se planea sale mejor, pero también hay un alto riesgo de que la cita resulte un fracaso total.

Romina Cruz: La improvisación teatral es una forma más ligera de enamorar a la gente que llega poco al teatro. Y esto sucede por ese concepto de que el teatro y la cultura es aburrida. Nosotros somos una compañía de improvisación teatral, y la improvisación teatral en el Perú se presenta desde la comedia, el juego, la interacción. A Lima llega un formato que se llama Match, y el Match lo que hace es representar un deporte de competencia, es como hacer una pichanguita de fútbol en un escenario, solo que en vez de meter goles, los goles son la votación del público por las mejores historias. Esto se hace en Canadá justamente porque había mucho público que iba a ver deporte, pero muy poco que iba al teatro.

Lo que busca La Mancha es traer gente a estos espacios, rompiendo esa idea de que la cultura es aburrida.

Roberto Vigo: Sí. Creo que ustedes y nosotros tratamos de entender y compartir esta idea de la que cultura está viva. La cultura es presente. Creo que la improvisación practica mucho esa idea de vivir el momento.

En la improvisación ¿cómo manejan esa línea tan delgada entre ser correctos o incorrectos políticamente?

Romina Cruz: Hay que ser incorrectos, siempre incorrectos. Hay que pedir disculpas, hay que pedir perdón, pero nunca permiso. Es que las historias que se crean del momento ya sean presentadas con juegos, es mucho la esencia del improvisador, es decir, de lo que vio, de lo que opina, de lo que hizo y de lo que no hizo. Toda esa esencia aparece en escena.

Es curioso escuchar a una mujer decir que hay que pedir perdón y no permiso, ¿no eres feminista?

Romina Cruz: Interesante punto. Me preguntaste que si no soy feminista. Yo soy feminista, pero pensemos el feminismo como la búsqueda de una real igualdad, donde yo no hablo de un hombre o una mujer, sino de un ser humano. O sea, si bien es cierto que físicamente un hombre y una mujer que pesan cincuenta kilos y tienen la misma edad y se alimentan igual, por género el hombre físicamente es más fuerte. Así que no me molesten y sigan cargando cajas (risas). Pero intelectualmente y emocionalmente somos seres humanos.

Roberto Vigo: Yo dicto talleres de improvisación teatral hace ocho años, y hay algo como que es muy marcado, ya que el espacio del espontaneo y el humor es un espacio muy masculino, pero eso ya está cambiando, porque cada año tengo más alumnas, y cada año las mujeres se permiten más jugar y verse feas, y ser desagradables, ya que socialmente siempre se les ha pedido que se vean lindas y que cumplan con algunos estándares. La improvisación es como un escritor, ya que un escritor va escribir a partir de su vivencia y su capacidad de imaginar, y es importante que alimente ambas.  Con el improvisador pasa lo mismo, no va escribir en escena nada que no haya experimenta, leído, observado o escuchado, más su capacidad de jugar. Me parece muy importante y una cosa muy pertinente la pregunta viendo como están las cosas ahora. La libertad de juego va más allá del género. La línea de lo correcto y lo incorrecto es constantemente delgada.

Podemos decir que la creación artística no debe tener límites morales.

Roberto Vigo: Sí, a veces hay que pedir perdón porque uno se pasa la línea, y creo que cualquier artista que sube a escena tiene que crear sin límite y también asumir la responsabilidad de lo que dijiste, y decir: no era mi intención ofender a la mitad del público. Alguna vez he lanzado una frase desde un personaje de mi persona directamente, y he sentido cómo la sala retrocedía, como diciéndome: Roberto. por ahí no vayas.

Romina Cruz: A lo que se refiere es que como actor te toca representar a un asesino, juegas al asesino.

Roberto Vigo: Además el teatro es el espacio de lo incorrecto. No hay historia buena que haya transcendido donde el personaje no hizo justamente lo que debía. Romeo y Julieta en serio no se podían enamorar de nadie más. Tomaron todas las peores decisiones que debían tomar, y eso hace que la historia haya perdurado tanto en el tiempo.

Roberto Vigo y Romina Cruz.

¿Creen que existe una industria artística o cultural?

Romina Cruz: Yo creo que sí, está creciendo. No somos Argentina.

Roberto Vigo: Creo que hay algo pequeño que está empezando. Lo de La Plaza es interesante más allá de que te guste o no te guste los productos como tales. Creo que ya hay un sistema. No todos podemos acceder a ensayos pagos. O a un seguro durante la temporada, son cosas por las que se va a ir luchando. La idea es que poco a poco se vaya ganando ese respeto por el trabajo del artista. El mismo artista también tiene que valorarlo. La idea no es regalar tu trabajo, aunque hay muchos que andan desesperados buscando oportunidades. Pero ahora también hay mucho del famoso emprendimiento y autogestión, que es nuestro caso. Nosotros hemos creado la compañía hace nueve años.

Ustedes son jóvenes emprendedores, la pregunta es ¿se puede vivir de la improvisación teatral?

Romina Cruz: Se vive de la profesión. Porque si digo que vivimos solo del teatro, eso es igual a las funciones que nosotros hacemos y lo que recaudamos. Normalmente se hace funciones que alcanzan para pagar el teatro, al equipo técnico que trabajó y muchas veces los gestores se quedan sin ver un sol. La gente dirá: ¿y estos locos por qué siguen haciendo eso? Pues porque alguien tiene que hacerlo, hay un compromiso con la cultura, hay un compromiso con el crecimiento de nuestro país, porque creemos que el arte transforma y sensibiliza, y al peruano le falta sensibilizarse para ser más empático con las cosas que están ocurriendo. Esto es nuestro aporte, nuestro pequeño granito de arena.

Como propuesta cultural, ¿ustedes están alejados del Ministerio de Cultura?

Roberto Vigo: Yo tengo la suerte a veces de trabajar con algunos proyectos del Estado, porque tengo mi pasado como comunicador de una universidad. Puedo decir que hay buenas políticas, pero no hay conectores en medios. Hay muchas convocatorias en las que nadie se presenta, hay subvenciones, a veces hay oportunidades de las que te enteras solo una semana antes, pero así no vas a tener tiempo para reunir todos los papeles que necesitas tener. Los artistas tenemos que ser gestores de nuestros propios proyectos. Aquí el rol del productor o la productora es un rol no valorado. Normalmente piensan que la productora es la persona que trae público y la persona que acomoda las sillas. Yo como gestor de mi propio proyecto te puedo decir que es lindo estar en escena. En cambio la productora tiene que mover gente, prensa, coordinar, hablar con instituciones que esto no lo ven como una prioridad, entonces hay que tener como un teje y maneje, que la verdad muchas veces lo consigues con pasión, pero también hay que ser muy estratégico.

¿Qué necesitan las personas que quieren improvisar?

Romina Cruz: Creo que una de las primeras cosas que necesita una persona para improvisar es lograr en no juzgarse, porque tú puedes tener conocimiento, talento y fuerza, pero si te cuesta aceptar tus ideas y tus impulsos y lo juzgas, vamos a comenzar a bloquear lo que sería el proceso creativo. Creo que eso es lo principal para poder improvisar.

Roberto Vigo: Puedes ser cultísimo, un Fausto, lo sabes todo, pero sabes que nada te satisface, sientes que tus ideas no son buenas o peor aún, como yo sé mucho, no valoro tu idea. Entonces te vas a volver en el improvisador con el que nadie quiere improvisar, o sea, un antipático. La improvisación que nosotros proponemos tiene que ver sin duda con la inteligencia, con cultura, pero también con empatía.

La Mancha Impro en escena.

¿En estos tiempos funciona más el tema político?

Roberto Vigo: Funciona mucho, como dicen “siempre al poder con palo”. No importa la época, no importa el Estado. Yo tengo 32 años y desde que he votado, no hay presidente que no este preso o se haya suicidado. Eso es un indicador de algo, y no escucharlo es también hacernos de oídos sordos como artistas.

Romina Cruz: Ocurre que en nuestros espectáculos el público participa mucho, porque hay un juego que se llama Boris, donde uno de los improvisadores es un asesino y lo sacamos de la sala, y el público nos da tres características de ese asesino, lo primero es a qué se dedica. Lo segundo que le pedimos al público es que nos diga a quién mató. Y ese es el momento donde el pueblo peruano nos grita nombres de políticos o congresistas. Y finalmente les pedimos con qué lo mató. Sí se improvisa sobre política es porque el público lo pide a gritos.

De alguna forma la sociedad peruana necesita desfogar estos impulsos, por ejemplo, la sociedad argentina lo hace mediante el fútbol, ¿el peruano con qué desfogaría?

Roberto Vigo: Creo que ahora con el fútbol nos ha ido un poquito mejor, nos hemos sentido parte de algo. Pero yo siento que en verdad como pueblo uno de nuestros grandes temas es que no desfogamos. Ahora que lo mencionas lo recuerdo más. Yo tengo amigos argentinos, y a mis amigos argentinos les encanta putear, pero lo que me parece bacán es que cuando les pasa algo que les hace generar esa cosa interna que no debería estar dentro de ti, ellos la sacan. Pero nosotros nos la guardamos, y según nosotros no pasa nada, pero sí pasa, porque después te vas a comprar a una panadería y lo tratas hasta el culo al panadero. Y luego te vas más allá a comprar tu periódico y lo tratas también mal.  Entonces lo que no desfogas lo vas desfogando con otros peruanos.

¿A partir de qué edad pueden venir a ver sus espectáculos de improvisación?

Romina Cruz: Hemos tenido público desde los 14 años acompañados de sus padres. Si viene algún padre y nos dice que su hijo tiene 12 años, pues le explico que es bajo la responsabilidad de sus padres.

Roberto Vigo: Por lo mismo que hablábamos, el contenido varía mucho, y a veces algún improvisador está más o menos desatinado. Ahora también uno aprende. Nosotros hemos hecho muchos shows para empresas y nos dicen: por favor no digan la palabra con M.

Siento que La Mancha es un ser vivo.

Romina Cruz: Lo es, intentamos que lo sea. La Mancha es un adolescente con mucha energía, con ganas de seguir creciendo. Pero es un adolescente en sus 16, un poco juvenil y muy estúpido, pero con mucha energía y con ganas de hacer.

Roberto Vigo: Y es también muy manchesco en el sentido de lo ideal. A nosotros nos gusta pensar que nuestro rol es como recordarle el lado humano o idiota que todos tenemos y jugar.

¿La Mancha viene de alguna relación con Cervantes?

Roberto Vigo: La Mancha tiene tres razones. La primera es que nosotros creamos un espectáculo antes de crear el nombre del grupo, el espectáculo se llamaba Improspección, y esto se lo llevan a Colombia. Y dentro del show como en el test de Rorschach, había unas manchas. Después nos presentaron en el show como Improspección Perú, el nombre era larguísimo, y dijimos esta vaina no va pegar jamás; entonces comenzamos a buscar un nombre, y bueno nos gusta esta idea de que una mancha es un error o es un garabato. Partíamos de eso, luego de la manera peruana de ser una mancha en grupo, y lo tercero que nos gustaba esta idea del Quijote. En base a estos tres factores dijimos: “queda”.

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