Columnistas

Redoble por Scorza

Scorza, neoindigenista, en Redoble por Rancas, obra escrita y reescrita desde 1968 hasta 1969, cuenta la historia de los campesinos de Rancas, en Cerro de Pasco, que se levantaron contra la empresa minera multinacional  Cerro de Pasco Corporation que pretendía quitarle parte de sus terrenos.

Published

on

Por: Raúl Villavicencio H.

Manuel Escorza Torres, hijo de padre cajamarquino y madre huancavelicana, poeta, político, aprista, ex aprista, socialista, leonciopradino, sanmarquino, editor, novelista, reinvindicador del indigenismo, crítico de la realidad peruana, amante de un realismo mágico que supo impregnar en cada página de sus libros, confeso hombre de izquierda socialista, nació un 9 de setiembre de 1928 y murió trágicamente durante un accidente aéreo un 27 de noviembre de 1983.

Su pulso narrativo y conocimiento profuso de la realidad indígena le permitieron publicar cinco novelas que conforman su denominada ‘Guerra Silenciosa’; entre ellas Redoble por Rancas, Historia de Garabombo el Invisible, El Jinete Insomne, Cantar de Agapito Robles y finalmente La Tumba del Relámpago, obras que le valieron ser voceado en el año 1979 para el premio Nobel de Literatura, galardón que finalmente obtuviera el poeta griego Odysseus Elytis. A propósito de ello, tuvieron que pasar más de 30 años para que un leonciopradino como él, un tal Mario Vargas Llosa, finalmente le otorgue al Perú el primer y único (hasta el momento) Nobel de Literatura.

Scorza, neoindigenista, en Redoble por Rancas, obra escrita y reescrita desde 1968 hasta 1969, cuenta la historia de los campesinos de Rancas, en Cerro de Pasco, que se levantaron contra la empresa minera multinacional  Cerro de Pasco Corporation que pretendía quitarle parte de sus terrenos. Producto del conflicto entre los ranqueños y los policías salieron sin vida los líderes comunales Teófilo Huamán y Alfonso Rivera. Esa historia le impactó mucho al escritor, que no se quedó de brazos cruzados con semenjante injusticia.

Cuenta su hija Ana María Scorza que su padre recibió en su domicilio de Lima a un grupo de comuneros que habían viajado desde Rancas hacia la capital para contarle las atrocidades sufridas. El ya laureado poeta y escritor, no solo puso atención en la denuncia de los comuneros, sino que les ofreció su vivienda como lugar de descanso y refugio.

Aquella convivencia de casi una semana con los comuneros le valió años después al escritor elaborar un ensayo de todos los testimonios, informes y audios recopilados, sin embargo, viendo que en un ensayo no iba a plasmar toda la historia optó por convertirla en una novela. Gracias a Scorza, las injusticias contra la comunidad de Rancas fueron conocidas a nivel mundial.

Columna publicada en el Diario Uno.

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version