“He derramado cien lágrimas por la pendiente de mis senos y en una laguna enorme se ha posado mi tristeza hasta pesarme como cristales rotos por la noche oscura. La angustia tiene los pliegues de mi vestido negro.”
Raquel Prialé
Un caso excepcional en las letras peruanas es el de la poeta huancaína Raquel Prialé que a los 91 años publica su segundo libro presentado en la FIL 2018. Un ejemplo perdurable y vital.
1.
Raquel Prialé Jaime tiene 91 años y sigue escribiendo poesía. Ahora que se mantiene completamente lúcida y recordando que era una mujer con una vida interior muy intensa. Que en el silencio de su poesía había un estruendo de su extremada intimidad. Que quería que la amen pero que nadie la entendía. Y hace unos días en la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL) 2018, presentó su segundo poemario,“Muña con olor a viento”. Y sorprendió a todos, esta venerable dama que vive en poesía y que recién a los 85 años publicó su primer libro.
Raquel Prialé Jaime, nació en Huancayo un 8 de marzo de 1927. Es hija del recordado político aprista, Ramiro Prialé y Luzmila Jaime Torres. Su madre falleció cuando Raquel tenía solo 14 años y con su padre en prisión por sus ideas políticas, encontró en la poesía un escape creativo que le permitió forjar una vocación que, no hace poco, decidió que fueran sus hijos los primeros en conocer sus textos que ella escribió a los 15 años pero jamás los mostró porque le parecían tan íntimas y hasta borrascosos.
A pesar de una infancia difícil, Raquel Pialé pudo dedicarse a la pedagogía. Luego de estudiar Educación en la ya legendaria Escuela Normal de Palián (llamada entonces Escuela Normal Urbana de Junín) viajó a Lima. De esos años es fundamental el apoyo que tuvo de su abuelo que reemplazó a su padre y madre, cobijándola junto con sus demás hermanos. A los 18 años ya estaba enseñando en el colegio Peruano-Japonés “José Gálvez”, del Callao y tras un pasaje de dos años, trabajó en el colegio italiano “Américo Vespuccio”, que funcionaba en Lima. Luego retornaría a Huancayo donde fue profesora y directora de un memorable jardín de infancia.
2.
De aquel tiempo vehemente están escritos sus poemas intensos en el sumario del amor. Su primer novio que la persiguió a la capital. Su atolondramiento frente a él y su pérdida. Luego su matrimonio en Huancayo. Y la familia, el cuidado por sus hijos. Y la perpetua escritura. Raquel Prialé, como muchas mujeres en el Perú, escribía poesía, en silencio, desgarrándose en ese tejido de palabras cómplices. Reivindicándose solo con sus imágenes y versos, cosiéndose a una gramática pasional de la más sublimes de las entregas.
El poeta Tulio Mora, autor del prólogo “Muña con olor a viento”, señala que Raquel Prialé fue ejemplar en su propósito: “Lo más conmovedor es que las poetas de ese tiempo pudieran resistir con inteligencia al escarmiento de género. Sabemos hoy que una de las estrategias más eficaces que encontraron las escritoras (pero también filósofas, matemáticas, pintoras y músicas) en la cultura occidental pre-capitalista fue incorporarse a la vida conventual para encontrar en el diálogo místico la mejor oportunidad de desarrollarse literariamente. Así ocurrió con la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz o la española Teresa de Jesús, que invirtieron el destino marginal asignado a su género y eludieron las acechanzas de la inquisición construyendo una coartada casi indiscutible, al otorgar a la poesía el papel de la interlocución con Dios”.
Pero Raquel Prialé supo que su credo fue la familia y el secreto de su escritura (y lecturas, por cierto), estuvo en esa religión del leer. Gran lectora de poetas que en su época eran referenciales, como Gabriela Mistral (la extraordinaria escritora chilena, que también fue educadora), Rubén Darío, Pablo Neruda, Vicente Huidobro (es gran admiradora del poeta creacionista), y entre los peruanos, por supuesto, de César Vallejo y de Magda Portal, prefirió la discreción siguiendo el mismo destino que fue habitual a muchas escritoras desde nuestras notables y enigmáticas Clarinda y Amarilis, dos altas voces de la poesía colonial peruana que probablemente jamás serán reconocidas con nombre propio, hasta Clorinda Matto de Turner, nuestra escritora más paradigmática por el maltrato de que fue objeto.
3.
Y de ese mundo de ensoñación, de pronto otra vez la violencia y la tristeza. Como cuando recuerda a su madre que murió víctima de la tuberculosis: “Ella estaba postrada en una cama del rincón y yo la veía desde una ventana. Me mandaba besos de lejos, no me tocaba porque estaba con la enfermedad. Y un día regresé y ya no la encontré”. Y luego como era la joven asilada en casa de sus parientes porque su padre había sido deportado. Y después el esposo, con quien con los años se alejaron y en esos días, lo asesinaron los terroristas porque él colaboró con los militares para enfrentar al terrorismo. Y Sendero Luminoso lo amenazó y luego lo mató.
La intensidad de su vida es conmovedora. Entender su mundo desde la orilla pasional significa que vivir es un exceso, de tristeza, de amor, de placer y de contemplación. Pero su poesía es la desnudez de los sentidos, un grito y como está en sus versos: “garabatos hechos en la pared de mi orfandad, furia con amor salvaje”. La vida te celebra, Raquel Prialé.
Este amor es de la lluvia sobre el heno
que brota de lo más profundo
y es tan bello que contigo puedo ver la noche.
La terrible tempestad /el sol parejo allá en el horizonte.
No te encuentro
cuando busco tu frente con mis manos
no sé dónde está
dónde has llegado
ni dónde te escondes (….)
De Muña con olor a viento. Lancom. Lima 2018.