Por Hans Herrera
A solo un día después de la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Honduras (en dónde para variar solo hubo buenas intenciones en un clima de supuesta unidad. Muchas declaraciones y pocas acciones), el presidente panameño llegó a Lima con un fin tácito: buscar unidad en la región y apoyos para la defensa de la soberanía del canal y de la región.
El presidente panameño, 13 días antes, recibió en ese mismo sentido tácito la visita de su homólogo colombiano Gustavo Petro, y hace solo tres días la visita del presidente de Uruguay Yamandú Orsi, este último quien lleva un mes en el poder.
Un día antes, el mandatario panameño fue homenajeado en la universidad San Marcos con un ‘Doctor Honoris Causa’ en la que estuvo presente nuestro exembajador en Panamá , el diplomático y abogado Guillermo Russo Checa, hijo de nuestro bien recordado profesor sanmarquino José Antonio Russo Delgado, reconocido académico y militante del APRA revolucionaria, quien durante la dictadura de Óscar R. Benavides fue exiliado en Panamá junto a otros líderes apristas; esto por la década de 1940, entre estos el «cartujano» padre de Alan García, también exiliado en el istmo.
Uruguay un paso adelante
El presidente Yamandú Orsi viene estrechando lazos con Panamá. El mandatario Mulino lo visitó en Montevideo al asumir el mando hace un mes. Ahora hace tres días, ambos líderes volvieron a encontrarse para estrechar lo que Uruguay llama ‘diplomacia de liderazgo’, que antepone el encuentro face to face entre presidentes, a los ya gastados encuentros multilaterales para acelerar procesos de política exterior común en el marco de una incertidumbre geopolítica que no hace más que agudizarse.
Aprovechando su visita, Uruguay viene buscando en Panamá y en general en toda Centroamérica colocar su producción de arroz (cosa que ya se está viendo preliminarmente en Perú). Este acercamiento comercial con Panamá ayudará a paliar los costos que los aranceles de EEUU vienen objetando al comercio internacional. Todavía quedan por revisar temas sanitarios en esta ampliación del comercio bilateral de un Uruguay que apunta a Centroamérica mientras no se descarta la apertura de Embajadas en el sudeste asiático para ampliar mercados. Es el caso de Tailandia e Indonesia, donde se percibe una oportunidad comercial apetitosa para la Suiza de América. Cabe destacar, que en el tema arrocero, Uruguay es el equivalente de Chile en el tema de cobre: un rival formidable.
Importancia de la relación peruano panameña
Pocos en Perú lo saben, pero Panamá es después de Perú el país con mayor presencia y afición de parte de su pueblo y elite por los caballos de paso. Es destacable considerar los lazos históricos que nos unen con el país de la interconexión continental. De Panamá llegaron los conquistadores españoles, el caballo, los esclavos negros, entre otros aportes. Es meritorio recordar que la madre del fraile San Martín de Porres era una mulata nacida en Panamá. Que la conquista partió desde Panamá (el año pasado se cumplieron 500 años del primer viaje de Pizarro desde Panamá, de 1524 a 1525 con la Empresa del Levante). También nos une la todavía incógnita presencia del cadáver del prócer Francisco Antonio de Zela muerto en Panamá según cuenta la leyenda el 28 de julio de 1821. Por cierto, un cuerpo que no se ha hallado.
Otro aspecto importante con Panamá, yace en su ubicación y posición de puerta dorada entre el Atlántico y el Pacífico. Situación que en la actualidad ha devenido en la aspiración imperial de EEUU de desconocer lo firmado por el presidente Jimmy Carter y volver a una especie de política al estilo Roosevelt (el malo, no el bueno). De ser así el apoyo a Panamá resulta justo y necesario, imprescindible y prioritario. Porque hoy el amenazado es Panamá, pero mañana muy seguramente la siguiente víctima de extorsión de Trump será Perú y su puerto de Chancay.
Es necesario volver los pasos al Congreso Anfictiónico de Panamá (esto en referencia a la Liga Anfictiónica de la Antigua Grecia [ven cómo es importante saber historia de Grecia]), ésta fue una asamblea diplomática que tuvo lugar en 1826 en la ciudad de Panamá, entonces parte de la Gran Colombia, y fue convocado por el dictador Simón Bolívar con el objetivo de buscar la unión o confederación de los nuevos Estados americanos sobre la base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia hispanoamericana Francisco de Miranda. En 2026 se cumplirán 200 años de este Congreso y es menester retomar ahí donde se quedaron los fundadores de la América Hispana si no queremos acabar como repúblicas bananeras ante un EEUU cuyo presidente dice que le estamos “besando el trasero”.
En dicho Congreso de 1826 participaron la Gran Colombia, México, Perú y la República Federal de Centro América. Por otro lado, las Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile no mostraron interés. Paraguay no fue invitado y Bolivia no llegó a ir. El Imperio del Brasil tampoco mostró interés. Gran Bretaña envió un observador y los Países Bajos otro a título personal. En miras a una historia que se acelera es importante retomar el camino y concluir lo que se quedó inacabado. La historia no perdona a quien llega tarde y la mano de Dios nos señala el camino a seguir. Es ahora o nunca. O nos aliamos ahora, o viviremos otros 200 años de soledad.