Otro flagrante atropello se acaba de
cometer contra un artista plástico en Perú. El galerista Giancarlo Scaglia le
pidió al pintor Ricardo Sánchez trasladar sus 25 obras que están en plena
exposición en la galería BTH en Lima para que un millonario coleccionista las
pueda apreciar cómodamente en otro lugar y terminaron en una fría cochera.
Una vez más el galerista que regenta el espacio Revólver acaba de ser protagonista de otro abuso hacia un artista; esta vez contra Ricardo Sánchez Tipismana, pintor que estudió Artes Plásticas en la Escuela Superior de Formación Artística San Pedro de Cajas en Tarma. Asimismo, Sánchez ha trabajado durante 19 años en la televisión peruana en programas importantes dominicales como Panorama, pero siempre pintó desde que tuvo uso de razón y hoy está cien por ciento comprometido con el arte, porque desde el mes de agosto y para siempre acaba de abandonar el mundo de las comunicaciones.
Sin embargo, los
que seguimos el mundo del arte de cerca nos hacemos algunas preguntas ¿Acaso
los artistas visuales deben convertirse en vasallos y bufones de los poderosos
coleccionistas?, ¿Los denominados marchantes, curadores y art dealers tienen que ordenar y/o someter todo el tiempo a un
artista ante los caprichos de un posible comprador o coleccionista? ¿Acaso un
artista es enemigo de otro artista?
Si bien Ricardo
Sánchez desde un primer momento aceptó los requerimientos del posible comprador
de trasladar sus trabajos donde le fueron indicados, luego vinieron peticiones
raras que tenían que ver con los porcentajes de los precios y con inesperados
descuentos sobre los mismos, situación que finalmente derivó en una serie de
desencuentros donde el único perjudicado y como siempre es el artista.
Mientras tanto, Ricardo
Sánchez de 39 años de edad no descansa en su oficio artístico porque en estos
momentos viene exponiendo simultáneamente en tres lugares: en una colectiva por
La
Marcha Mundial por la Paz en Guayaquil-Ecuador, en la colectiva Perú
diverso en la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa en Arequipa y en su
muestra individual Es real en la galería BTH Hotel Boutique Concept en San
Borja-Lima y que por cierto, va hasta el 15 de enero de 2020.
La cronología de los hechos es como sigue:
A continuación habla
el artista que actualmente se encuentra desconcertado y molesto por la forma
cómo fue tratado en su condición de profesional del arte:
Ricardo, por favor cuéntanos ¿cómo empezó aquel trato
con el empresario Hochschild a través de Giancarlo Scaglia?
A través de mi curador Percy Bolarte logré contactarme con Eduardo Hochschild para mostrarle mi obra que hoy sigue en vivo en la galería BTH y de pronto Giancarlo Scaglia me llamó por teléfono el lunes 16 de diciembre aproximadamente a las 11 y 30 de la mañana porque según la información que tengo en el correo que les llegó ese mismo día a las 9 de la mañana, él me llamó y me dijo: Acabamos de recibir el portafolio con Eduardo y a través de él te hago indicar que quiere ver tu obra. Emocionado le respondí: Genial y acepté; pero ahí me dijo: Hay una sola condición; la condición es que tienes que traer toda la obra, y le respondí: Pero la obra todavía está en vivo exponiéndose en una muestra que durará hasta el 15 de enero en BTH.
¿Cuántas obras son?
Son 25 obras
actualmente, pero yo le llevé 24 y le dije: no puedo facilitar eso tan rapido
porque tengo que pedir los permisos pertinentes en las diferentes áreas de la
galería BTH y al final durante todo el dia lunes hasta las 5 y 30 de la tarde
logré tener el visto bueno para poder retirar las obras. Fue todo un trámite. Luego
lo llamé y le dije que ya tenía las facilidades para poder llevarle las obras
al día siguiente martes a las 11 de la mañana y me dijo que no, que las
necesitaba ese mismo lunes por la noche.
Entonces hubo presión
Sí y le dije ok, que la entrega iba a ser ese mismo día a las 9.30 de la noche y Scaglia me dijo que él personalmente iba a recogerlas con una camioneta Van; entonces lo esperé y al final a las 9.30 me envió un mensaje que decía que él no podía venir pero que de todas formas iba a enviar una Van. Luego llegó la Van que era un taxi contratado de Uber, entonces cargué las obras con mi curador y fuimos directamente hasta su departamento de San Isidro; antes él me había dicho que personalmente me iba a esperar allí para recibir mi obra, pero cuando llegué al lugar Scaglia no estaba porque se encontraba fuera y todo el trato fue con el portero del edificio.
¿Qué te dijo el portero?
El portero me
indicó que dejemos las obras en el sótano en una cochera; felizmente yo las
había embalado horas antes, pero eso me generó una sorpresa, me refiero al
hecho que mis obras se pongan en una cochera porque pasaba mucha gente con sus
autos mientras nosotros las estábamos dejando. Luego el portero me sacó un
folder por encargo de Scaglia para ponerle un check a las 25 fotos de las obras que yo estaba dejando, pero solo
marqué 24. Me comuniqué con Scaglia y le dije: ¿Es necesario que como artista
esté presente mañana martes cuando el señor Eduardo Hochschild vea mis obras
para explicarle un poco sobre ellas? Y me respondió por WhatsApp: No tranqui, al medio
día se resuelve esto.
¿Y qué pasó el martes?
El día martes Scaglia me escribió temprano diciéndome que la obra ya está en transcurso y a eso de las 11 y media me mandó otro mensaje para que lo llame urgente, porque necesitaba coordinar precios y en esa llamada telefónica que le hice directamente, Giancarlo me dijo: Aquí hay algo que tienes que saber, yo cobro el 15% de comisión como curador y estoy seguro que cuando el señor Hochschild hace este tipo de trámites tiende a comprar siempre entre dos a tres obras, pero te adelanto que él siempre tiende a pedir el 20% de descuento. Eso me agarró por sorpresa y yo no le afirmé nada y solo le pedí que el coleccionista mirara la obra porque quería saber su opinión y luego podríamos conversar.
Y luego…
A las doce él me
escribió y me dijo que nuevamente la mande el portafolio y que también me iba a
devolver casi todas las obras y que solo se iba a quedar con una y que le dé
una hora más de tiempo. Le escribí a eso de las 3 de la tarde y no me
contestaba. Media hora despues volví a escribir porque BTH me había dado solamente
24 horas para devolver las obras a la galería y nada. Lo llamé por teléfono y
tampoco respondía, entonces ya me pareció sospechoso y le envié otro mensaje
diciéndole que ya estaba yendo a recoger mis obras sin pedirle permiso para
hacerlo.
Según él era su día de cumpleaños y estaba celebrando, pero cuando me estaba dirigiendo a su departamento me pidió dos horas más. Yo tenía que devolver las obras a más tardar a las 6 de la tarde y ya eran las 6 y media y cuando estuve en la cochera de su departamento me di con la sorpresa que las obras en su mayoría estaban empaquetadas tal como yo las había dejado, pero había una que otra abierta y una de ellas que es un óleo titulado La última gota de nuestra existencia y que tiene marco de pan de oro con láminas de 22 quilates estaba dañada.
Luego Giancarlo
Scaglia bajó a la cochera y recién lo conocí personalmente y lo primero que le
pregunté fue: ¿Qué dijo el señor Eduardo Hochschild de mis obras? Y él me
respondió con tres palabras exactas que hasta ahora recuerdo: Está bonito, está bueno y le gustó. Y le
insistí: –¿pero algo más que te haya dicho?– porque ya no me interesaba mucho
si Hochschild iba a comprar, sino su opinión, porque solo quise saber qué es lo
que opina porque es un hombre de bagaje y que sabe mucho de cultura; pero Scaglia
no atinó a decir más y se zafó de mí y subió a su departamento y solo me dijo
que se le había bajado la batería del celular y que yo solo siga cargando mis
obras.
Cuando terminé
de cargar todo, él bajó nuevamente y como mi curador ya había llegado, en ese
momento le hizo la misma pregunta: ¿Y qué más dijo Eduardo? él le respondió lo
mismo: Está bonito, está bueno y le gustó.
Y lo último que me dijo fue: Eduardo te
va a llamar, nada más.
Y regresaste a BTH para volver hacer el montaje de tu
exposición individual
Claro. Ese mismo
día tuve que volver a montar otra vez hasta la madrugada, e hice el trabajo
físico de colgar nuevamente toda la obra.