Opinión

¿Los caviares son los nuevos terrucos?

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Existen desde siempre, pero —en la política peruana— adquirieron su configuración definitiva a inicios del nuevo milenio: con la caída del chino. Se han infiltrado en el Estado, en las universidades, pululan fungiendo de consultores en ONG’s, han copado también la prensa, la televisión, la radio y el internet. Dicen velar por los derechos humanos, se consideran de avanzada, critican a todo aquel que no se sume a su prédica. ¿Quiénes son los caviares? ¿Desestabilizadores de nuestra sociedad? ¿Intelectuales y políticos bienintencionados e incomprendidos? ¿Y por qué son tan odiados por un sector del electorado?

Orígenes del caviarismo

El caviarismo, se dice, es un mote que nace en Francia. Designa a los intelectuales de buena cuna que predicaban las ideas socialistas; comían caviar, pero se identificaban con el pueblo, tenían acceso a los privilegios de su clase, pero proponían que estos privilegios se masifiquen: lo que supone —a la larga— una pérdida de primacía de quienes detentan el poder. El apodo, la chapa, nace en la boca de los socialistas pobres que deseaban marcar una frontera entre sus adeptos: por aquí los socialistas que viven y sufren en la miseria; por allá los socialistas de cuna de oro y privilegios de clase, intelectuales, señoritos que se identifican con el pueblo, pero que no han sufrido: los caviares.

Pronto la chapa cogió su rumbo y salió del círculo socialista: ahora la derecha y los conservadores la utilizaban también. Los socialistas pobres la utilizaban para evidenciar la falta de credenciales de miseria en los socialistas acomodados; la derecha la utilizaba para evidenciar la nula solidaridad de clase y una contradicción: Tú has estudiado en el mismo colegio que yo, accedes a los mismos privilegios que yo, nuestras familias se han enriquecido haciendo negocios juntos… ¿Y quieres subvertir ese orden? ¿Perjudicar el tronco común de nuestra riqueza? ¿Identificarte con quienes nada tienen que ver con nosotros? No era solamente una nula solidaridad de clase, sino también una contradicción: se entiende que un obrero de vida miserable tenga deseos de subvertir el orden social; pero un intelectual acomodado, que ha comido y subsistido de este orden… ¿Por qué desearía cambiarlo? Ese es, a grandes rasgos, el origen del caviarismo.

Transcurrido un tiempo el término pasó a designar otras realidades, se le sumaron otras características, perdió algunas de sus notas originales, pero el concepto, su núcleo básico: el acomodado de ideas socialistas, se mantiene

Los caviares en la política peruana

Estamos en el 2000 y el chino ha caído: se propone una reforma constitucional, se condenan las prácticas corruptas y dictatoriales del fujimorato, se inicia el juzgmiento de sus adeptos, involucrados en casos de corrupción. Los pocos fujimoristas que quedan son considerados pocos menos que leprosos: su portátil, en pleno, se baja del tractor del chino. Pero la llamada década infame no ha sido tan infame para sus cultores, que, en medio de esta satanización del fujimorato, intentan salvar —como sea— los dos caballos de batalla del régimen: la lucha contra el terrorismo y la inserción económica del país.

Los terrucos

El fenómeno del terrorismo y su baja durante el régimen fujimorista sigue siendo, en el Perú, un tema delicado: como lo es el franquismo en España, como el pinochetismo en Chile, como los etarras de Euskadi, como el régimen de Videla en Argentina. Un terrorista —a priori—-  no es un ser humano: es un terruco, un animal, un sanguinario, un carnicero, la bestia que no merece vivir en sociedad. Hablar del terrorismo implica de un modo casi biológico dos posturas: o estás en contra del terrorismo y eres un hombre sensato, o estás a favor de ellos y eres tan animal como un terruco. No hay términos medios, cualquier tipo de definición, de conversación o de pregunta sobre este fenómeno es tomado como un intento de subvertir la definición: los terroristas no son humanos; son unas bestias.

Esa imposibilidad de hablar de los terrucos, más allá de su caracterización como subhumanos, fue uno de los legados del fujimorato y aparejado a esto vino la glorificación de sus vencedores: los militares. Esto se entiende de manera natural, pues el fujimorato se sostenía en el copamiento del aparato militar, gracias a los maquiavelismos de Montesinos y la anuencia del chino.

Caviares y terrucos

Pero con la caída del chino y la balanza inclinada desde el otro lado, las definiciones cambian: los terroristas eran seres humanos y merecían ser juzgados como tales, los militares habían cometido abusos,  los terroristas fueron sanguinarios y debían ser combatidos, pero no de esa manera … que el régimen del chino aprovechó la lucha contra el terrorismo para auparse entre las masas … que el terrorismo no era el único responsable de las matanzas de campesinos, que el régimen del chino transgredió los derechos humanos … ¿ Y quiénes impulsaban esta nueva narrativa? De un lado familiares de los terroristas y adeptos de su ideología, de otro lado abogados y políticos que despachan en ONG’s, por otro lado, intelectuales comprometidos con los derechos humanos.

Caviares y la CIDH

La historia es conocida: por el lado de los demandantes se llevó al Estado peruano a la CIDH, en algunos casos se llegó a indemnizar a los afectados, las ONG’s adquirieron más protagonismo, algunos políticos apoyaron estos reclamos, intelectuales y académicos realizaban conferencias sobre estos temas, etc.

Por el lado de los demandados se esbozó la teoría del amor a la patria: los terroristas eran bestias y estaban bien combatidos, con el enemigo no se podían hacer concesiones, quienes intentaban redefinir el contexto político del terrorismo eran filo terroristas, quienes llevaron al Estado peruano a la CIDH eran enemigos, los abogados que asesoraron a los terroristas eran traidores, las ONG’s se llenaron de plata en consultorías, los derechos humanos son una cojudez, etc.

¿Y quiénes eran los culpables de estas demandas? Los caviares: abogados, políticos e intelectuales con privilegios, que ondeaban la bandera de los derechos humanos

Caviares y régimen económico

En el plano económico, acabado el régimen fujimorista, la realidad dio sus coletazos. Se había logrado la inserción económica, sí, pero a costa de la miseria. El fujimorato desreguló las leyes laborales, aniquiló los sindicatos, vendió las empresas estatales y medró con las ganancias, desreguló el régimen del transporte, benefició y dio concesiones a las grandes empresas, alentó los monopolios, entregó el país a los grandes conglomerados. Los pobres seguían siendo pobres, los ricos eran más ricos. Y habían nuevos ricos también: los que medraron durante el fujimorato.

Se planteaba entonces la necesidad de equilibrar la balanza, de deshacer algunas leyes laborales inconstitucionales, de repartir un poco de pan al pueblo. Aquí los caviares no tuvieron preponderancia, pero la derecha y el fujimorato motejaron como caviares a los pocos políticos que intentaban reorganizar, a medias, el régimen económico del fujimorato. Los caviares eran los resentidos, que querían tirarse abajo los logros económicos del chino (que permitían que el ciudadano de a pie chambee de la mañana a la noche para ganar menos de 500 soles mensuales)

Los caviares y la cultura

El plano cultural, por el contrario, sí ha sido pasto de los caviares. Algunas universidades locales son centros de formación caviar, ciertas ONG’s dan chamba a académicos caviares. Hay abogados caviares, profesores caviares. Hay ministerios copados por caviares. Pero ¿Qué defienden los caviares? El abanico es amplio: desde el feminismo hasta el andinismo, desde el lenguaje inclusivo hasta leyes contra el acoso. El matrimonio igualitario, la cuota de género, la laicidad del estado, el enfoque de género, etc.

Enemigos de los caviares

Sus detractores denuncian que están desestabilizando a la sociedad peruana, que quieren desmontar los valores familiares, que son una mafia enquistada en casi todas las instituciones de la sociedad, que siguen una agenda globalista, extranjera, que no comulgan con los valores peruanos, por lo tanto son tratados con el desprecio con el que antes se trataba a los terrucos y que según ellos, merecen: malditos caviares. 

Inquisiciones

Pero un breve recorrido por el sendero de los caviares no nos da su completa definición, para eso se necesitan algunas preguntas precisas:

¿Las ideas caviares desestabilizan a nuestra sociedad y desmontan los valores tradicionales?

No. Las sociedades humanas están en perpetuo cambio. Desde el Antiguo Perú a la Conquista, de la Colonia a la República han existido distintos corpus de ideas contrapuestas en sí mismas. Las sociedades no son rígidas. Más aún dentro de una misma sociedad hay corpus de ideas discordantes y ninguna se puede arrogar la primacía. Hay ideas, claro, más antiguas que otras, pero son solamente eso: más antiguas, no mejores.

¿Los caviares han copado el Estado?

De algún modo. Hay caviares en distintas instituciones del Estado y constituyen una red de amiguismo y contacto.

¿Los caviares han llegado a las altas esferas del poder?

Sí. Hay ministros, congresistas caviares. Y presidentes aliados a los caviares.

¿Las ideas del progreso benefician a la sociedad?

Si se aplican de modo progresivo, sin imposiciones. Las ideas progresistas son un beneficio para la sociedad, en cuanto promueven la ampliación de derechos individuales, lo cual es beneficioso para cualquier individuo: el derecho a decidir por sí mismo, el derecho a tener los mismos derechos que los demás.

¿Las ideas progresistas comulgan con el sentir popular?

No. El pueblo peruano se apega más al conservadurismo que al progresismo.

¿Los derechos humanos son una cojudez?

No. Los derechos humanos tienen que ser defendidos por ser condición inherente a la dignidad humana, de acuerdo a estos tiempos. La justicia supranacional, que está fuera del radar de los estados, se constituye así en última instancia de imparcialidad.

¿Los caviares son terrucos?

No. Pero la derecha reaccionaria y conservadora los moteja así, pues niega el abanico de los derechos individuales y denosta a cualquiera que los defienda.

¿Los caviares tienen modales democráticos?

No necesariamente, por los siguientes motivos

  1. Los caviares constituyen una argolla, con universidades como centros de formación, con ONG’s como espacios laborales, con el Estado como objeto de políticas públicas. Quien disienta de las ideas caviares o no entre en contacto con algún caviar de rango no accederá a estas prebendas.
  2. Los caviares se consideran, en su mayoría, heroicos: se sienten por encima de quienes no comulgan con sus ideas. Muchos de ellos creen, cual fanáticos religiosos, que solamente sus ideas son necesarias.
  3. Los caviares practican, en su mayoría, la censura: intentan acallar y censurar cualquier expresión en contra de su prédica. Lo hacen en nombre de los derechos, pero detrás de eso existe un discurso monotemático recalcitrante.
  4. Los caviares no se inmutan ante la desigualdad económica. Más allá de algunos exabruptos anecdóticos a los caviares no les preocupa la desigualdad, en grado sumo. Ejemplo: Vizcarra estaba rodeado de caviares y REACTIVA llenó los bolsillos de los conglomerados.

¿Los caviares han copado la prensa?

De algún modo. Periodistas caviares y opinólogos caviares son convocados por los grandes medios, para analizar la realidad nacional, desde su postura monotemática.

¿Los caviares son el enemigo número uno del país?

No. El enemigo del país es la corrupción que genera desigualdad. Y la farsa del liberalismo económico que no otorga libertad porque el ciudadano de a pie desconoce los mecanismos y las triquiñuelas económicas con las que luego se le quita lo poco que tiene.

¿Por qué gran parte del electorado odia a los caviares?

El pueblo no comulga con las ideas caviares pues es, en su mayoría, conservador. Y de eso se han aprovechado los peces gordos de la política reaccionaria que hacen creer al pueblo que ser caviar es igual a ser corrupto. Sin embargo, la corrupción está en todas las esferas, en todos los pensamientos: incluyendo caviares y reaccionarios. Más aún cuando estos políticos, que prometen luchar contra los caviares, van aparejados de mafias dispuestas a darse un festín en el Estado, igual o más que los caviares.

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