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Opinión

¿Los caviares son los nuevos terrucos?

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Existen desde siempre, pero —en la política peruana— adquirieron su configuración definitiva a inicios del nuevo milenio: con la caída del chino. Se han infiltrado en el Estado, en las universidades, pululan fungiendo de consultores en ONG’s, han copado también la prensa, la televisión, la radio y el internet. Dicen velar por los derechos humanos, se consideran de avanzada, critican a todo aquel que no se sume a su prédica. ¿Quiénes son los caviares? ¿Desestabilizadores de nuestra sociedad? ¿Intelectuales y políticos bienintencionados e incomprendidos? ¿Y por qué son tan odiados por un sector del electorado?

Orígenes del caviarismo

El caviarismo, se dice, es un mote que nace en Francia. Designa a los intelectuales de buena cuna que predicaban las ideas socialistas; comían caviar, pero se identificaban con el pueblo, tenían acceso a los privilegios de su clase, pero proponían que estos privilegios se masifiquen: lo que supone —a la larga— una pérdida de primacía de quienes detentan el poder. El apodo, la chapa, nace en la boca de los socialistas pobres que deseaban marcar una frontera entre sus adeptos: por aquí los socialistas que viven y sufren en la miseria; por allá los socialistas de cuna de oro y privilegios de clase, intelectuales, señoritos que se identifican con el pueblo, pero que no han sufrido: los caviares.

Pronto la chapa cogió su rumbo y salió del círculo socialista: ahora la derecha y los conservadores la utilizaban también. Los socialistas pobres la utilizaban para evidenciar la falta de credenciales de miseria en los socialistas acomodados; la derecha la utilizaba para evidenciar la nula solidaridad de clase y una contradicción: Tú has estudiado en el mismo colegio que yo, accedes a los mismos privilegios que yo, nuestras familias se han enriquecido haciendo negocios juntos… ¿Y quieres subvertir ese orden? ¿Perjudicar el tronco común de nuestra riqueza? ¿Identificarte con quienes nada tienen que ver con nosotros? No era solamente una nula solidaridad de clase, sino también una contradicción: se entiende que un obrero de vida miserable tenga deseos de subvertir el orden social; pero un intelectual acomodado, que ha comido y subsistido de este orden… ¿Por qué desearía cambiarlo? Ese es, a grandes rasgos, el origen del caviarismo.

Transcurrido un tiempo el término pasó a designar otras realidades, se le sumaron otras características, perdió algunas de sus notas originales, pero el concepto, su núcleo básico: el acomodado de ideas socialistas, se mantiene

Los caviares en la política peruana

Estamos en el 2000 y el chino ha caído: se propone una reforma constitucional, se condenan las prácticas corruptas y dictatoriales del fujimorato, se inicia el juzgmiento de sus adeptos, involucrados en casos de corrupción. Los pocos fujimoristas que quedan son considerados pocos menos que leprosos: su portátil, en pleno, se baja del tractor del chino. Pero la llamada década infame no ha sido tan infame para sus cultores, que, en medio de esta satanización del fujimorato, intentan salvar —como sea— los dos caballos de batalla del régimen: la lucha contra el terrorismo y la inserción económica del país.

Los terrucos

El fenómeno del terrorismo y su baja durante el régimen fujimorista sigue siendo, en el Perú, un tema delicado: como lo es el franquismo en España, como el pinochetismo en Chile, como los etarras de Euskadi, como el régimen de Videla en Argentina. Un terrorista —a priori—-  no es un ser humano: es un terruco, un animal, un sanguinario, un carnicero, la bestia que no merece vivir en sociedad. Hablar del terrorismo implica de un modo casi biológico dos posturas: o estás en contra del terrorismo y eres un hombre sensato, o estás a favor de ellos y eres tan animal como un terruco. No hay términos medios, cualquier tipo de definición, de conversación o de pregunta sobre este fenómeno es tomado como un intento de subvertir la definición: los terroristas no son humanos; son unas bestias.

Esa imposibilidad de hablar de los terrucos, más allá de su caracterización como subhumanos, fue uno de los legados del fujimorato y aparejado a esto vino la glorificación de sus vencedores: los militares. Esto se entiende de manera natural, pues el fujimorato se sostenía en el copamiento del aparato militar, gracias a los maquiavelismos de Montesinos y la anuencia del chino.

Caviares y terrucos

Pero con la caída del chino y la balanza inclinada desde el otro lado, las definiciones cambian: los terroristas eran seres humanos y merecían ser juzgados como tales, los militares habían cometido abusos,  los terroristas fueron sanguinarios y debían ser combatidos, pero no de esa manera … que el régimen del chino aprovechó la lucha contra el terrorismo para auparse entre las masas … que el terrorismo no era el único responsable de las matanzas de campesinos, que el régimen del chino transgredió los derechos humanos … ¿ Y quiénes impulsaban esta nueva narrativa? De un lado familiares de los terroristas y adeptos de su ideología, de otro lado abogados y políticos que despachan en ONG’s, por otro lado, intelectuales comprometidos con los derechos humanos.

Caviares y la CIDH

La historia es conocida: por el lado de los demandantes se llevó al Estado peruano a la CIDH, en algunos casos se llegó a indemnizar a los afectados, las ONG’s adquirieron más protagonismo, algunos políticos apoyaron estos reclamos, intelectuales y académicos realizaban conferencias sobre estos temas, etc.

Por el lado de los demandados se esbozó la teoría del amor a la patria: los terroristas eran bestias y estaban bien combatidos, con el enemigo no se podían hacer concesiones, quienes intentaban redefinir el contexto político del terrorismo eran filo terroristas, quienes llevaron al Estado peruano a la CIDH eran enemigos, los abogados que asesoraron a los terroristas eran traidores, las ONG’s se llenaron de plata en consultorías, los derechos humanos son una cojudez, etc.

¿Y quiénes eran los culpables de estas demandas? Los caviares: abogados, políticos e intelectuales con privilegios, que ondeaban la bandera de los derechos humanos

Caviares y régimen económico

En el plano económico, acabado el régimen fujimorista, la realidad dio sus coletazos. Se había logrado la inserción económica, sí, pero a costa de la miseria. El fujimorato desreguló las leyes laborales, aniquiló los sindicatos, vendió las empresas estatales y medró con las ganancias, desreguló el régimen del transporte, benefició y dio concesiones a las grandes empresas, alentó los monopolios, entregó el país a los grandes conglomerados. Los pobres seguían siendo pobres, los ricos eran más ricos. Y habían nuevos ricos también: los que medraron durante el fujimorato.

Se planteaba entonces la necesidad de equilibrar la balanza, de deshacer algunas leyes laborales inconstitucionales, de repartir un poco de pan al pueblo. Aquí los caviares no tuvieron preponderancia, pero la derecha y el fujimorato motejaron como caviares a los pocos políticos que intentaban reorganizar, a medias, el régimen económico del fujimorato. Los caviares eran los resentidos, que querían tirarse abajo los logros económicos del chino (que permitían que el ciudadano de a pie chambee de la mañana a la noche para ganar menos de 500 soles mensuales)

Los caviares y la cultura

El plano cultural, por el contrario, sí ha sido pasto de los caviares. Algunas universidades locales son centros de formación caviar, ciertas ONG’s dan chamba a académicos caviares. Hay abogados caviares, profesores caviares. Hay ministerios copados por caviares. Pero ¿Qué defienden los caviares? El abanico es amplio: desde el feminismo hasta el andinismo, desde el lenguaje inclusivo hasta leyes contra el acoso. El matrimonio igualitario, la cuota de género, la laicidad del estado, el enfoque de género, etc.

Enemigos de los caviares

Sus detractores denuncian que están desestabilizando a la sociedad peruana, que quieren desmontar los valores familiares, que son una mafia enquistada en casi todas las instituciones de la sociedad, que siguen una agenda globalista, extranjera, que no comulgan con los valores peruanos, por lo tanto son tratados con el desprecio con el que antes se trataba a los terrucos y que según ellos, merecen: malditos caviares. 

Inquisiciones

Pero un breve recorrido por el sendero de los caviares no nos da su completa definición, para eso se necesitan algunas preguntas precisas:

¿Las ideas caviares desestabilizan a nuestra sociedad y desmontan los valores tradicionales?

No. Las sociedades humanas están en perpetuo cambio. Desde el Antiguo Perú a la Conquista, de la Colonia a la República han existido distintos corpus de ideas contrapuestas en sí mismas. Las sociedades no son rígidas. Más aún dentro de una misma sociedad hay corpus de ideas discordantes y ninguna se puede arrogar la primacía. Hay ideas, claro, más antiguas que otras, pero son solamente eso: más antiguas, no mejores.

¿Los caviares han copado el Estado?

De algún modo. Hay caviares en distintas instituciones del Estado y constituyen una red de amiguismo y contacto.

¿Los caviares han llegado a las altas esferas del poder?

Sí. Hay ministros, congresistas caviares. Y presidentes aliados a los caviares.

¿Las ideas del progreso benefician a la sociedad?

Si se aplican de modo progresivo, sin imposiciones. Las ideas progresistas son un beneficio para la sociedad, en cuanto promueven la ampliación de derechos individuales, lo cual es beneficioso para cualquier individuo: el derecho a decidir por sí mismo, el derecho a tener los mismos derechos que los demás.

¿Las ideas progresistas comulgan con el sentir popular?

No. El pueblo peruano se apega más al conservadurismo que al progresismo.

¿Los derechos humanos son una cojudez?

No. Los derechos humanos tienen que ser defendidos por ser condición inherente a la dignidad humana, de acuerdo a estos tiempos. La justicia supranacional, que está fuera del radar de los estados, se constituye así en última instancia de imparcialidad.

¿Los caviares son terrucos?

No. Pero la derecha reaccionaria y conservadora los moteja así, pues niega el abanico de los derechos individuales y denosta a cualquiera que los defienda.

¿Los caviares tienen modales democráticos?

No necesariamente, por los siguientes motivos

  1. Los caviares constituyen una argolla, con universidades como centros de formación, con ONG’s como espacios laborales, con el Estado como objeto de políticas públicas. Quien disienta de las ideas caviares o no entre en contacto con algún caviar de rango no accederá a estas prebendas.
  2. Los caviares se consideran, en su mayoría, heroicos: se sienten por encima de quienes no comulgan con sus ideas. Muchos de ellos creen, cual fanáticos religiosos, que solamente sus ideas son necesarias.
  3. Los caviares practican, en su mayoría, la censura: intentan acallar y censurar cualquier expresión en contra de su prédica. Lo hacen en nombre de los derechos, pero detrás de eso existe un discurso monotemático recalcitrante.
  4. Los caviares no se inmutan ante la desigualdad económica. Más allá de algunos exabruptos anecdóticos a los caviares no les preocupa la desigualdad, en grado sumo. Ejemplo: Vizcarra estaba rodeado de caviares y REACTIVA llenó los bolsillos de los conglomerados.

¿Los caviares han copado la prensa?

De algún modo. Periodistas caviares y opinólogos caviares son convocados por los grandes medios, para analizar la realidad nacional, desde su postura monotemática.

¿Los caviares son el enemigo número uno del país?

No. El enemigo del país es la corrupción que genera desigualdad. Y la farsa del liberalismo económico que no otorga libertad porque el ciudadano de a pie desconoce los mecanismos y las triquiñuelas económicas con las que luego se le quita lo poco que tiene.

¿Por qué gran parte del electorado odia a los caviares?

El pueblo no comulga con las ideas caviares pues es, en su mayoría, conservador. Y de eso se han aprovechado los peces gordos de la política reaccionaria que hacen creer al pueblo que ser caviar es igual a ser corrupto. Sin embargo, la corrupción está en todas las esferas, en todos los pensamientos: incluyendo caviares y reaccionarios. Más aún cuando estos políticos, que prometen luchar contra los caviares, van aparejados de mafias dispuestas a darse un festín en el Estado, igual o más que los caviares.

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Pese a los 13 ministros del Interior del ‘mandato de izquierda’, Perú ha sido tomado por la criminalidad

Mientras que la criminalidad internacional bien organizada ha diseminado sus poderosos tentáculos en nuestro país, perpetrando más robos, trata de personas, extorsiones y con sicarios que matan todos los días, el Estado continua indiferente y desprecia a nuestros compatriotas que viven desprotegidos.

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No cabe duda que en nuestro país las autoridades gubernamentales; es decir, los presidentes de turno y sus fugaces ministros usufructúan el Ministerio del Interior, para pretender jugar al Sherif, ante la amenaza de los pistoleros del pueblo. Jugar a los “Policías y ladrones” tampoco ha sido la excepción. Sin embargo, el principal talento que han demostrado los diversos ministros durante los últimos 34 meses de gestión izquierdista en el Poder Ejecutivo, es saber jugar el ‘gran Bonetón’, tradicional juego infantil que decía—¿Quién yo? — No fui yo, fue el gran bonetón— y al final nunca se sabia quién era el responsable de la debacle.  

¿Cuál es la labor del Ministerio del Interior?

Desde el punto de vista institucional, el marco teórico de las funciones del Mininter suena bonito y alentador, porque ejercen el rol de gobierno interior y del orden interno y público, para proteger los derechos fundamentales de las personas en suelo peruano.

Por si fuera poco, en materia de orden interno y orden público, tienen las facultades de formular, planear, dirigir, coordinar, ejecutar, supervisar y evaluar las políticas públicas nacionales y sectoriales, así como los planes, programas y proyectos aplicables a todos los niveles de Gobierno.

Y lo más importante, ostentan competencia compartida en materia de seguridad ciudadana y son el ente rector del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (SINASEC) y lideran el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC) para cumplir con las políticas, planes, programas y proyectos de seguridad ciudadana y lograr su ejecución a nivel nacional.

Este portafolio que es fundamental para que el país recupere la paz social y despegue en inversiones para poder obtener la tan deseada reactivación económica, está conformado por la Policía Nacional del Perú (PNP), la Intendencia Nacional de Bomberos del Perú (INBP), la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec), y la Superintendencia Nacional de Migraciones (Migraciones).

Sin embargo… en esta cuasi “sociedad tribal”, donde la violencia es prácticamente un mecanismo de control social, resulta irónico y hasta insultante leer la presentación institucional del Ministerio del Interior cuando dice: “Nuestra misión es proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades fundamentales, así como mantener y restablecer el orden interno democrático, el orden público y la seguridad interna de los ciudadanos del país en un marco de confianza, tranquilidad y paz social”.

¿Qué daño hemos hecho los que nacimos y habitamos esta tierra? para soportar tanto desgobierno, inacción, indolencia y desprecio de tanto mandatario/a, que han considerado al Ministerio del Interior como un tubo de ensayo, para colocar irresponsablemente a diversos “descomprometidos”, que luego de juramentar se lanzan a los reflectores para desplegar verborrea, anunciándose como el nuevo Wyatt Earp que recobrará la tranquilidad en las calles.

¡Embuste! todo ha sido más que un embuste en el aparato estatal; mientras que la criminalidad internacional bien organizada ha diseminado sus poderosos tentáculos por toda Latinoamérica, y en especial en nuestro país, con jugosos negocios, como el narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de personas, la extorsión y el sicariato para mantener la hegemonía criminal, y mientras sus redes criminales continúan creciendo, el Estado—representado por ahora, por la “indecible” mujer que viene ocupando Palacio de Gobierno—continua “deshojando margaritas”; mientras que en todos los barrios del Perú, nos siguen robando, extorsionando y matando todos los días, a vista y paciencia de la indiferencia gubernamental.

Asimismo, ya estamos cansados de ver en tribunas televisivas y en podcasts a los denominados gurús de la seguridad, llámese: los Hernanis, Rochas, Valdeses, Rospigliosis, Basombríos, Costas, Vargas, Guadalupes, y Elices, y que cuando estuvieron en “la cancha”, solo se dedicaron a anunciar sus teóricos planes metodológicos, mientras la calle iba ganando más criminales.

 A continuación, la lista de los últimos e ineficaces 13 ministros del Interior, durante los 34 meses que el Perú viene siendo gobernado por la izquierda. 

7 Ministros durante el mandato presidencial de Pedro Castillo

-Juan Carrasco Millones (Juntos por el Perú); del 29 de julio de 2021 al 6 de octubre del 2021.

-Luis Barranzuela Vite (independiente); del 6 de octubre del 2021 al 3 de noviembre de 2021.

-Avelino Guillén (exfiscal); del 4 de noviembre de 2021 al 30 de enero de 2021.

-Alfonso Chávarry Estrada (coronel PNP (r)); del 1 de febrero de 2022 al 22 de mayo del 2022.

-Dimitri Senmache Artola (independiente); del 22 de mayo de 2022 al 30 de junio de 2022 (fue censurado).

-Mariano Gonzales Fernández (Victoria Nacional); del 4 de julio de 2022 al 19 de julio de 2022.

-Willy Huerta Olivas; del 19 de julio de 2022 al 7 de diciembre de 2022.

6 Ministros durante la sucesión presidencial de Dina Boluarte

-César Cervantes (general PNP (r)); del 10 de diciembre del 2022 al 21 de diciembre de 2022.

-Víctor Rojas Herrera (General PNP (r)); del 21 de diciembre de 2022 al 13 de enero del 2023.

-Vicente Romero Fernández (General PNP (r)); del 13 de enero del 2023 al 17 de noviembre de 2023.

-Víctor Torres Falcón; del 21 de noviembre del 2023 al 1 de abril de 2024.

-Walter Ortiz Acosta (General PNP (r)); del 1 de abril del 2024 al 16 de mayo de 2024.

-Juan Santivañez Antúnez (abogado); desde el 16 de mayo de 2024, hasta cualquier momento…

Con respecto a este nuevo ministro del Interior, Santivañez; más allá de que se haya mostrado como el nuevo escudero, vocero y “abogado defensor” de Dina Boluarte, él ha salido con “bríos” y ha mencionado: “A los delincuentes vamos a salir a cazarlos” “El objetivo en este momento en esta gestión es darle tranquilidad a la ciudadanía”.

Y como si fuera nuevo en la cartera, ya que ha sido viceministro de Orden Interno, e incluso portavoz del saliente ministro Ortiz, hoy arremetió y dijo: “Si quieren cuestionar, cuestionen mi gestión que empezó ayer”. 

¡Una cocina Surge a quien le crea!

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Chocano, el Poeta Nacional del Perú

De sangre española e incaicos sus latidos, bisnieto de Francisco de Zela, precursor de la independencia peruana, José Santos Chocano tuvo una vida calificada por muchos como “rocambolesca” por su frenesí en el ámbito político, marital y por supuesto literario. Un adelantado para su época solamente comparable a un “rockstar” con bigote de estilo francés.

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Por: Raúl Villavicencio H.

De sangre española e incaicos sus latidos, bisnieto de Francisco de Zela, precursor de la independencia peruana, José Santos Chocano tuvo una vida calificada por muchos como “rocambolesca” por su frenesí en el ámbito político, marital y por supuesto literario. Un adelantado para su época solamente comparable a un “rockstar” con bigote de estilo francés.

Seguramente, estimado lector, en su etapa escolar declamó alguno de sus poemas en una presentación por Fiestas Patrias. Las infaltables “Blasón” o “Los caballos de los conquistadores” tuvieron que ser memorizadas para deleite de las profesoras y de los padres de familia, sin conocer a profundidad todo lo que significaban esos versos escritos por el poeta limeño hace casi un siglo atrás.

Su vida, y también muerte, jamás pasó desapercibida, pudiendo bien juntarse muchos momentos de su vida para la elaboración de una película que linde con lo inverosímil.

Nació en plena Guerra del Pacífico. Encarcelado años después en una celda submarina del Real Felipe por su oposición al gobierno del general Andrés Avelino Cáceres. En su etapa de diplomático viajó por distintos países como Colombia, España, Cuba o México, siendo en este último país secretario del revolucionario Pancho Villa. Se salvó por un pelo de ser fusilado en 1920 por colaborar con el dictador guatemalteco Manuel Estrada Cabrera. Ya de vuelta en el Perú se declaró simpatizante del presidente Augusto B. Leguía, significándole una aversión de parte del círculo literario de la época. Cinco años después tuvo un altercado con el también poeta Edwin Elmore en el frontis del diario El Comercio, asesinándolo de un furibundo disparo con revolver, volviendo a pasar un tiempo dentro de una celda por el homicidio.

Mientras en sus poemas hablaba de gestas épicas y hechos históricos, su muerte estuvo muy alejada de aquellas estrofas que tanto lo caracterizaban desde su rama literaria pues fue asesinado el 3 de diciembre de 1934 en un tranvía de Santiago por Martín Bruce Padilla, un sujeto esquizofrénico que le reclamaba su parte de un tesoro inexistente. Fueron dos puñaladas en el corazón que acabaron con la vida del ‘Cantor de América’ casi en el acto.

Sus restos se encuentran en el Cementerio Presbítero Maestro, enterrado de pie y en un metro cuadra, tal como lo había solicitado.

(Columna publicada en Diario UNO)

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Dr. Quintanilla, ¿triste papel de Nora Grados en la UGEL 07?

Lee la columna de Rafael Romero

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Por Rafael Romero

Desde esta columna periodística contribuimos -mediante la investigación y el deber de critica- a la mejora de la calidad en la gestión pública, hoy tan fomentada por la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR). En este contexto, preocupa la idoneidad, la ética pública, la transparencia y la integridad de algunos funcionarios de la UGEL 07, bajo la jurisdicción funcional e institucional de la Dirección Regional de Educación de Lima (DRELM).

En principio no se tiene claro las fechas que publica la UGEL 07 sobre el inicio de labores de la funcionaria Nora Edith Grados Guerrero, pues existen datos contradictorios y erráticos, por ejemplo, en cuanto a su llegada al puesto de presidenta de la Comisión Permanente de Procedimientos Administrativos Disciplinarios para Docentes (CPPADD) y tampoco se tiene precisión acerca de cuándo Grados integró esta comisión junto a Bruno Pacheco, ex secretario general del despacho presidencial durante el gobierno de Pedro Castillo.

En la referida CPPADD de la UGEL 07, ¿qué casos vieron juntos Nora Grados y Bruno Pacheco? ¿Cuál ha sido el papel de ambos en supuestas órdenes de servicio o términos de referencia para contratos por terceros? ¿La UGEL 07 facilitará la entrega de las fichas escalafonarias de estos servidores estatales por ley de transparencia y acceso a información pública?

La funcionaria Nora Edith Grados Guerrero es un personal de máxima y extrema confianza de la directora de la UGEL 07, Gloria Saldaña Usco, y muchos aseguran con evidentes pruebas la estrechísima relación entre ellas, lo que constituye en la práctica un grave problema de falta de objetividad e imparcialidad para con las labores de Nora Grados al frente de la CPPADD, sobre todo cuando se trata de la represalia y venganza contra las directoras que denuncian o simplemente informan casos de inmoralidad pública, corrupción o irregularidades de los funcionarios de la UGEL 07.

Una investigación y supervisión sobre la pobre actuación de la CPPADD de la UGEL 07, para conocimiento del nuevo presidente ejecutivo de SERVIR, Dr. Guillermo Steve Valdivieso Payva, proporcionará luces claras de las vendettas que se hacen usando al Estado peruano contra ejemplares profesores a los cuales, por ocultamiento de información o procrastinación de la UGEL 07, se les somete a antojadizos procedimientos administrativos, atentando contra las políticas anticorrupción y de integridad promovidas por el presidente del Consejo de Ministros, Dr. Gustavo Adrianzén Olaya.

Por tanto, urge realizar una evaluación profunda y una auditoría detallada para revelar la magnitud del perverso y falaz comportamiento de la UGEL 07 y su estrechísima CPPADD frente a los arbitrarios expedientes abiertos, verbigracia, contra las directoras de las Instituciones Educativas Ricardo Palma (Surquillo), Virgen del Morro Solar y Madre Teresa (Chorrillos).

Hace unos días personal de esta redacción visitó la UGEL 07 para coordinar entrevistas con el equipo de prensa de esta entidad pública, pero la respuesta fue que no nos podían atender porque estaban en un evento. Esto es lamentable porque se trata solo de una UGEL, ya que a contrapelo en Palacio de Gobierno o la PCM el área de prensa es más empática y sale a atendernos. Es decir, en despachos más elevados de la estructura del Estado son más amables con las coordinaciones de prensa.

Esto debe ser porque la UGEL 07 se caracteriza por su secretismo y un hermetismo al tope que atentan contra sus propias normas de buena conducta funcional para con el administrado o el ciudadano en general.

No obstante, respecto de Nora Grados y otros funcionarios de la UGEL 07, la propia Contraloría General de la República, señaló no hace mucho que había omisiones de información en las Declaraciones Juradas de Intereses (DJI), hecho que se suma a otros que merecen una evaluación puntual y una supervisión profunda sobre la gestión, productividad e integridad de quienes tienen en sus manos la educación del país. Con Miriam Ponce no se avanzó nada dada su amistad con Nicanor Boluarte. ¿Ahora qué pasará con su sucesor en el MINEDU, Morgan Quero? ¿Lo mismo?

Esperamos que, de acuerdo a las normas de Control Interno (OCI), de manera inopinada o de oficio la DRELM haga su tarea y se acaben con las argollas que por años vegetan y abusan de su poder dentro de la gigantesca administración pública del Perú.

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Opinión

Geopolítica y cosmovisión del Partido Cívico OBRAS

Lee la columna de Rafael Romero

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Por Rafael Romero

La población y en concreto el elector tienen el derecho de recibir verdades. La otra cara de la moneda es que el ciudadano no se deje engañar.

En ese contexto, una premisa imprescindible y de primer orden es que los partidos políticos en el Perú, salvo el Partido Cívico OBRAS, no están haciendo su tarea de prepararse con absoluta conciencia y transparencia para los retos y los problemas globales del presente.

Partido político que vaya a las próximas elecciones generales en Perú, sea el 2025 o el 2026, sin antes haber realizado un sesudo y profundo análisis de la coyuntura internacional, sencillamente va muerto; pero acaso eso no sea lo más grave, sino que encima, con su ignorancia o desidia, terminará finalmente traicionando a la patria y a los electores. Y eso ningún peruano pensante lo quiere; por tanto, elijamos bien.

De todos los líderes de los partidos y frente a sus potenciales candidatos, no veo -salvo el caso de Ricardo Belmont- que alguien tenga una lectura clara o voluntariosa del escenario mundial en sus más diversos capítulos. Por ejemplo, una visión del latinoamericano; del devenir continental americano (con EE.UU. presente como potencia mundial en dificultades); del bloque occidental (incluyendo a las Europas); y del plano intercontinental frente a los hegemones de Rusia, India y China.

La segunda premisa es que un auténtico partico político peruanista, y el Partido Cívico OBRAS lo es, no puede soslayar darle la importancia, la tribuna y la proyección a la gran carga totalizadora o civilizadora de nuestros antiguos peruanos y ancestros.

En este aspecto, el aporte de los Andes tiene que ser bien comprendido y ello implica revisar, adherir y destacar la cultura inca, la cultura peruana andina y su gran presencia como una de las siete más grandes civilizaciones del mundo en los últimos cinco mil años de historia, junto a la caldeo-asiria, a la egipcia, la china, la griega, etc.

De manera que un elemento aglutinador y totalizador para los 33 millones de peruanos está en sabernos herederos de una cultura portentosa como la incaica, la que enriquecida por el aporte español hoy deberá a empezar a cumplir un rol protagónico mayor.

Es decir, hoy no se puede olvidar, menos renegar o ignorar, del legado de la civilización andina, de sus aportes a la ciencia, al arte, la cultura, la agricultura, la medicina, la ingeniería, etc.

Eso quizá nos da ventaja y sobre todo nos obliga dada la gran responsabilidad que nos corresponde para darle al Perú ese brillo que antaño lo tuvo con el imperio incaico; y así como hace 5,000 años, hoy el Perú debe prepararse para liderar, comerciar e interactuar con los países que también son herederos de grandes culturas.

Por lo pronto es y será un “leit motiv”, un “elan vital”, la renovadora relación que vamos a tener con China continental, a la luz del megapuerto de Chancay y de cara a Shangai.

Seremos una potencia portuaria y temas como ese deben ser materia de prospectiva, análisis y acción política respecto de otras experiencias, llámese frente a Rusia, Brasil, España, EE.UU., Inglaterra o el medio oriente. Por ello, volvemos al inicio de esta columna, es menester que nuestros líderes políticos conozcan dónde está el mundo y hacia dónde va.

Hoy más que nunca, ningún país es una isla, y no debe serlo frente a un mundo cambiante y dinámico, pues lo que pasa a 10,000 kilómetros puede ser más contundente para la vida peruana de lo que pasó a 100 kilómetros.

Por tanto, frente a los desafíos del ad portas segundo cuarto del siglo XXI, como las migraciones, el cambio climático, la inteligencia artificial, la energía barata o el armamentismo, no pueden ser materia de advenedizos ni de pillos que se han metido a la política con fines bajos y ruines.

Porque debemos poner término  y punto final a quienes han depravado la política peruana en medio de los Rolex, de los Bentley o de encubrir a mafias que han tomado instituciones como el Ministerio Público, los gobiernos regionales o el propio Congreso de la República.

Aquél que quiera participar en las elecciones presidenciales y congresales tiene que tener muy claro cuál es el escenario donde transcurre la vida peruana y deberá estar a la altura de los retos y problemas del presente, pues de lo contrario, si no tiene el debido vuelo analítico internacional, va a seguir llevando el Perú a la deriva.

Nuestro país necesita a un político con una clara base humanista y con una filosofía sólida, capaz de encender los motores del Perú y llevarlo a los grandes logros de una nación madura, haciendo de nuestra patria un orgulloso referente y un gran líder mundial.

Eso no es difícil si todos los peruanos nos unimos contra las taras de los politicastros que han venido gobernando el país hasta hoy.

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Ricardo Terrones y la maestría en la pintura

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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La pintura peruana, salvo épocas de espasmo o crisis, siempre ha estado en auge. Así desde el origen más remoto pasando por Toquepala y Lauricocha hace 10,000 años o el taller de Zurbarán o las obras de Tilsa Tsuchiya (valorizadas hoy en 800,000 dólares), los protopintores y pintores peruanos nos han mostrado la realidad en sus diversas formas y en sus diferentes corrientes modernas. En este contexto cabe resaltar entre pocos, la punta de lanza actual, en pleno 2024 y sin temor a equivocarnos o exagerar: Ricardo Terrones.

Nacido en Chepén, la tierra de la recientemente desaparecida, poeta Julia Wong, y familia de agricultores; Terrones hubiera vivido una vida “normal” como estudiante de la carrera de Electrónica hasta que un día, según nos cuenta, fue a una exposición de arte y se dio cuenta que lo suyo eran los colores, las texturas y el ensueño que se enmarcaba en una realidad distinta.  Así es como opta por venir a Lima y estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú. Se convierte en un alumno aplicado y de la mano de maestros como Yoshi Tokuda, se da cuenta que tiene que pintar mirándose a sí mismo, mirando su identidad y no perdiendo de vista a su pueblo. Como Buda mirándose el ombligo para entender al mundo a través de su interior.

Y esta visión desde la pintura lo equipara y lo vincula a José María Arguedas quien quería ser universal, pero desde su pueblo, Andahuaylas, Lima, Chimbote, el norte, etc., que tuvo un punto de inflexión en el debate que este sostuvo con Julio Cortázar quien planteaba lo contrario: ser universal desde las periferias, desde Paris, etc. (Acordémonos de la carta de Cortázar al poeta y pintor Eduardo Jonquières, donde nos habla sobre Jackson Pollock).

Pero no nos alejemos de la plástica y el tema que nos ocupa. Ricardo Terrones Mayta ha paseado su obra por Alemania, Estados Unidos, México, España, Rumanía, Francia, Chile, Ecuador y Bolivia, entre otros países. “La experiencia europea fue maravillosa, nunca pensé viajar, lo digo honestamente y agradezco a Dios por la oportunidad, esa disposición de poder conocer galerías, museos han alimentado mi obra, ahora cuando yo voy a Europa o voy a otros países de Latinoamérica es algo maravilloso porque muestro algo genuino con una obra que tiene identidad y también mi esencia, es esencia peruana que echa raíces en un provinciano, pero a través de un discurso propio y una interpretación universal.”

Siempre llevando esa propuesta y conceptualización antropológica, sociológica y filosófica desde su obra. Lo interesante de este trabajador del arte es que no solo sus cuadros hablan por él. Es decir, a la suma de los colores, intervenciones o deslumbramientos en su pintura hay que agregar que Terrones desde su estro poético, se nos presenta como un teórico moderno o postmoderno llevando planteamientos más allá de la pintura misma y elevando la crítica a un nivel nom plus ultra.

En las conversas internas que hemos tenido en estos últimos meses, no queda títere sin cabeza. “Los artistas peruanos no se trazan metas porque están viviendo el momento”. Los mésters de la pintura peruana o, mejor dicho, el establishment de la pintura peruana se ve cuestionada en sus puntos álgidos. Algo que me parece se ha visto poco. Quizás por razones de formalidad o formas, pátinas, etc. Y ya sea desde la teoría (revisar su conferencia “Cultura, Innovación de Tecnología). o desde la práctica porque la pintura —su pintura— habla por sí misma.

Así, sus monstruos, esqueletos o criaturas agolpadas desde un vértice de sus cuadros nos dicen cosas. Sus personajes parecen salidos de un cuento de hadas sin hadas. Una teratología con poco parangón. Galaxias o universos contritos que entrechocan entre sí. Naturaleza muerta y viva con ríos que salen de sus cauces y nos llevan al terreno de la imaginación. Colores intraterrenos o extraterrenos y que se sazonan en su paleta o en su estudio de Chepén para un mundo real y concreto, un mundo competitivo donde es un error equivocarse, valga la figura literaria. O como decía el mismo Van Gogh: “Las pinturas tienen una vida propia que se deriva del alma del pintor”. Y quizás por eso gusta, por eso sorprende, su visión 24/7 de la plástica, todoterreno y que está captando la atención de la crítica especializada.

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La verdad más temida / La sombría realidad peruana: entre víctimas y terrucos

Lee la columna de Virginia Amodeo

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Por Virginia Amodeo

Olvidando las críticas cinematográficas, la controversia sobre la cinta ‘La piel más temida’ demostraría el limitado conocimiento sobre los horrores perpetrados por el movimiento subversivo Sendero Luminoso, donde todos provincianos ‘los terrucos’ y los blanquiñosos son víctimas.

Todopoderosa postura que divide en ‘terrucos’ y ‘víctimas’ a los protagonistas de las barbaries, terruqueando a quienes exponen teorías sobre el origen de Sendero o aquellos que intentan explicar la realidad de la población que permaneció atrapada entre ambos bandos.

De esta manera, la cinta muestra la compasión de Alejandra (Juana Burga) y Dominga (María Luque) ante la convalecencia el encarcelado senderista Pedro Rojas, enronchando a más de un peruano, acusando de traición a la patria a quienes humanizan los últimos días de agonía de aquel responsable de la matanza de una comunidad campesina.

Y sí, es cierto. Es una situación compartida por los espectadores, quienes, espantados, observamos el indulto concedido al personaje subversivo, con dinero e influencias de por medio, en un país donde este tipo de amnistías no aplican a sentenciados por traición a la patria o terrorismo.

Entonces, siendo justos, el público también debería repudiar la concesión de dicho derecho de gracia, sentir compasión por las condiciones de pobreza de la anciana madre del subversivo, impotencia ante la falta de centros médicos para enfermos terminales y otros puntos indignantes pero expuestos en el filme.

Abrumadoras realidades que, por estar lejos de Lima, parecieran no existir.  

Sin embargo

“Es apología al senderismo”, dicen algunos, “Victimización a los terrucos”, escupen los otros. Olvidando que, pese a ser ficción, estos casos persisten en lo más recóndito de la patria. Campesinos temerosos, exterroristas reticentes y exmilitares recelosos ocupando el mismo espacio geográfico, bajo la latente posibilidad de encender la mecha de un nuevo conflicto armado.

Hipótesis basada en el fundamentado resentimiento hacia los privilegios de Lima, síntoma de abandono en las zonas donde la nieve mata al ganado y congela a los pobladores junto a la enorme falta de representatividad de los padres de la patria y la autoproclamada madre de todos los peruanos.

Quizás, la polémica trilogía anunciada por el director Joel Calero, señalado como pro-Sendero por tener como contacto de Facebook al emerretista Peter Cárdenas, debería abrir los ojos a quienes creen ciegamente en la erradicación de Sendero Luminoso, el MRTA o algún rezago terrorista. Quizá, ‘La piel más temida’ debe impulsar un verdadero cambio, enfocado en hacernos responsables del futuro del país, atentos a aquel abominable pasado que jamás debe volverse a repetir.

Empezando, tal vez, por no dirigirse a “aplicar mayores filtros a la cinematografía nacional”, como declaró la ministra de cultura Leslie Urteaga, si no en brindar apoyo para producciones como Yana-Wara, Willaq Pirqa o La Pampa; las cuales ni siquiera llegaron a proyectarse al interior del país.

Quizás, insisto, deberíamos ampliar la exposición de los verdaderos problemas que atormentan a nuestros compatriotas: la trata de personas, explotación sexual infantil, la violencia de género, el hambre, el pandillaje y la delincuencia, tan sólo para recordarnos que Lima no es el Perú.

#TerrorismoNuncaMas

Datos

El informe final de La Comisión de la Verdad y la Reconciliación reconoció 23.969 casos de personas fallecidas y «desaparecidas» durante el conflicto.

Aproximadamente medio millón de desplazados forzados, por agentes del Estado y por los grupos armados de oposición.

Sendero Luminoso es responsable por casi el 54% de los muertos y desaparecidos 12.500 víctimas fatales: 11.000 civiles asesinados y 1.500 desaparecidos.

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Opinión

Hija de vendedora de chicha triunfa en la NASA

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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En la película basada en hechos reales, A millones de kilómetros, un migrante mexicano logra con mucho esfuerzo y en muchos años llegar a ser astronauta de la NASA. Algo así, salvando las distancias, ha pasado con Thalía Leyton Reto, la joven peruana de escasos recursos que a sus 22 años y, tras un esfuerzo titánico de superación, ingresó a trabajar en la NASA.

Su madre y su abuela vendían chicha de jora en Pueblo Nuevo de Colán y por eso, Leyton sabía que tenía que aprovechar y ganar todas las becas, pasantías y concursos desde los 13 años y en más de cuatro países y estudiar en el Colegio de Alto Rendimiento de Piura (COAR-PIURA) y en la UTEC de Lima; y continuó su formación académica en la École Polytechnique de París, una de las instituciones de ingeniería más prestigiosas del mundo. Allí, sigue una maestría en Ingeniería Biomédica, interesada en el estudio de hidrogeles biodegradables para la liberación progresiva de fertilizantes y agua en cultivos.

Leyton es consciente del problema del agua que aqueja a los agricultores de Piura y en otras partes del mundo por eso afirma: “Una forma muy innovadora qué encontramos en la literatura científica, era aprovechar el sistema que se usa para entregar fármacos en el cuerpo, utilizando hidrogeles, encapsulando pastillas para cierto tipo de enfermedades. Entonces dijimos, hay que aplicarla a la agricultura, pero en vez de que se aplique al cuerpo que se aplique a un cultivo en el que se pueden capturar el agua y los fertilizantes. Así fue como nació todo, desde allí empezamos primero en una fase teórica y el año pasado una de las integrantes del equipo lo pudo hacer en el laboratorio. Pero seguimos trabajando”.

Thalía Leyton ha sufrido en carne propia la segregación y el estigma de las familias humildes del Perú, por eso escribió en su Facebook: “La hija de la ‘chichera de La Capilla’ (leerse con el tono despectivo con el que han tratado a mi madre, a mi abuela y a todas las mujeres que venden chicha de jora en mi pueblo) está trabajando en la NASA”.  Y se despide diciendo: “Traigo a mi familia, a mi pueblo y al Perú conmigo en cada sueño profesional cumplido para mejorar la salud de las personas y contribuir a la medicina a través de la ingeniería”.

(Columna publicada en Diario UNO)

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La piel más temida, de Joel Calero (2023)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Curiosa la calidad de la actividad mental de los que, según ellos, se encuentran con algo temible, o temerario, en La piel más temida; una película que, me temo, es, más bien, bastante tímida y temerosa: no abandona su segura superficie, la de la cómoda medianía, la del lugar común, de lo más inofensivo y conformista que uno pueda imaginar en realidad. ¿Y Calero por qué se juega? A mí me parece (a diferencia de quienes la atacan o la defienden) una película que, en resumidas cuentas, no se decide a jugarse a fondo por nada.

La piel más temida no quiere —o no puede— ser mucho más que, básicamente, una ‘enunciación teórica’; es decir: la confección descuidada de una lista de clichés de compra de mercado, esperando que el receptor sea tan frívolo como el emisor (sin desmontaje, sin desmenuzamiento, sin mayor análisis crítico) acerca de un tema —qué duda cabe— importante para nosotros a nivel individual y social. Tema al que, tristemente, no aporta nada… O muy poco. ¿O es que alguien pensó que solo bastaba que pareciera hacerlo?

Su tibieza rítmico-narrativa puede rápidamente anestesiarte y, en vez de procurar ser fiel —¡por qué no lo hizo!— al drama personal tanto como al colectivo (y a la relación entre ambos, un gran campo para una valiosa exploración) resulta, en cambio, una película que no se atreve a… o que no tuvo nunca, en primer lugar, intención de trabajar para formular alguna idea nueva. O si esto es mucho pedir… para defender con energía renovada viejas ideas. O para examinar con cierto detenimiento, con cierta seriedad, posiciones opuestas o diferentes… Lo cual hubiera constituido un verdadero diálogo, porque valoramos la democracia, verdad, ¿o no?

La película como tal (bien oída) tiene, y no poco, de lectura dramatizada de un guion, pero sin saber esperar revelaciones, omitiendo o tragándose pausas y matices enriquecedores, con un ritmo ligeramente acelerado en dicha ‘lectura’, lo mismo (en consecuencia) que en la sucesión de planos y escenas —como si tuviera claro que no podía pasarse del límite de las dos horas—. Las dos horas temidas. Llámalo, si quieres, cine de guion, ilustrado por imágenes. Y no de la mejor manera.

Un ejemplo. En un aspecto digamos ‘tonal’ la protagonista es más pausada y el personaje del tío va sin duda bastante más rápido en su respiración, en su pronunciación de las palabras. El desajuste podía resolverse (o tematizarse) con más minutos… o con menos escenas y diálogos. Así, el personaje mejor trabajado, tanto en diálogos como en actuación, es el de la abuela, pero claro, eso no basta en un sentido global pero sí que da una muy buena idea de lo que pasa cuando ‘dejas ser quien es’ a tu personaje, cuando tocas ‘su esencia’ y entonces la cosa sí que fluye con naturalidad y libertad.    

Otro ejemplo. La sumisión al guion es tal que llega a lo absurdo. Al inicio, con la llegada de la protagonista a la casona en venta de su familia, ésta observa ‘unas flores hermosas’ (geranios, flores bastante comunes) y la cámara a duras penas hace un giro-paneo tan rápido (que incluso parece ralentizado) convirtiendo lo que iba a ser un momento de contemplación, de descanso, una pausa (de esas en las que la película evita meterse), si se quiere, un momento de comunión con la naturaleza, en un ‘solo hacemos un barrido miserable por las flores porque aparece, maldita sea, escrito así en el guion… y encima lo hacemos mal’. Se me podrá decir que es un detalle pequeño, pero evidencia toda una mentalidad.

La cámara no se acerca ni se detiene ‘más de lo necesario’ en las caras (no las escruta ni las deja ‘respirar’ lo suficiente como para que no te den algo más de lo que se supone que dice el guión que tienen que decir), no busca silencios incómodos, ‘duelos de miradas’ (bueno, hay uno, medio abortado) ni planos entregados a la observación que sean capaces de captar la ambigüedad y la complejidad, en vez del énfasis tonto de lo ya sabido, de lo aburridamente obvio.

Poco costaba suponer que el drama familiar iba a ser, con el correr de los minutos, más importante —o menos— que el interesantísimo y picantísimo asunto de Sendero Luminoso. Pero no. ¿El director dudó entre ir más por o bien por lo uno o bien por lo otro y hasta, tal vez, ¡qué atrevido! por tratar ambas cosas a la vez? Y lo que sucedió fue que no se lanzó por ninguna de las tres posibilidades. Pero vamos, quedaba aún otra opción, tal vez no la más valiente: que haya decidido, desde un principio, no atreverse a nada; quiero decir a nada interpretable por la temperatura ambiente de derecha matonesca como un poquito demasiado peligroso. Y dejar (eso sí) guiños, muecas, trazos y simulacros de algo que nunca desarrollaría ni profundizaría. Es decir, haces como que tratas, o que vas a tratar un tema, pero…

Qué más. Tal vez, con la intención de darle un toque ‘documental’ a la cosa, la cámara se mueve un poquito, pero lo que notas es una cámara en mano titubeante y no el uso de un recurso de manera eficaz. Al fin parece que no se produjo la decisión de fijarla en paz en un trípode como tampoco la de moverla más, porque la cámara también puede moverse o ser movida para sacarles cosas escondidas o desapercibidas a los humanos; reveladora indecisión.

En cuanto a una manera de usar la música, aprecio la diferencia entre el oído absoluto y no tener en absoluto oído: el recurso reiterado y poco inspirado de coser planos vía colita musical al final de un plano anunciando su final y anunciando que ya viene… otro plano. Qué temor al silencio o a la magia del corte ‘simple’.

El tema económico está muy presente, y de una manera un tanto rara, en esta película. Y no es el tema de la injusticia estructural que causa la pobreza en nuestra sociedad, sino el de lo bien que les va económicamente a los protagonistas. La venta de la casa de la familia, lo que harán con el dinero, los problemas para lograr un buen precio, etc., ocupan varios minutos. Parece más bien una digresión, una pérdida de tiempo, cuando sobraban otros temas más importantes que eso. Muy clasemediero el asunto. ¿Cuál sería, entonces, el objetivo?    

Hay intentos, entre desconcertantes, patéticos, y divertidos, de aludir ‘nuestro drama histórico’, dos con retablos y uno con una pintura en una iglesia, en ellos se ve la desgracia de los pueblos, las matanzas, etc., que presencia de pasadita la turbada y esforzada protagonista venida desde lejos. Pero tranquilos, no hay ningún peligro, su ‘toma de conciencia’ no se dará. La protagonista ha ido por un asunto económico y no metafísico o filosófico o moral o intelectual o cognitivo. Se irá en ese sentido tal cual vino. Muy neoliberal… Ejemplar de cierta izquierda… Muy limitado el personaje, que se supone es, además, tengo entendido, la protagonista.

¡Tanto costaba hablar en serio por 5 minutazos sobre nuestro pasado no tan lejano! ¿Está prohibido intentar ser inteligente o profundo? ¡O es un tabú! Yo diría que hay síntomas de autocensura. O de simple tontería.

-Y esto antes de la probable intervención de la institución estatal peruana que financia las películas (que no es por otra parte ininvestigable), es decir, antes de que probablemente las películas peruanas sean aún más planas de lo que generalmente son-.

La derecha, toda corazoncito gamonal (tan inocentes, tan preocupados por la justicia, siempre tan solidarios y sensibles… con sus privilegios y prebendas) temen (¿no era según ustedes que su héroe pillo acabó para siempre con el terrorismo?) al lobo, o lo que entrevieron, que no era más que su sombra… en una película que no llega, o llega, apenas, a penitas, con las re justas, a ser la sombra de un tierno corderito que les bala dos o tres débiles slogans. Vaya, que así esta película va a transformar conciencias…

Ya termino. Resulta sintomático cómo el director ‘resuelve’ o nunca resuelve, con miradas que tendrían que impresionarnos y conmovernos por lo cargadas de significado (muy impostadas, más a brochazos que con pincel, muy escuelita de teatro) entre padre e hija. Y al plano siguiente ‘el terco terruco con mamitis’ ya está bien muerto, y lo están velando acuáticamente (que sí es una escena lograda que, por cierto, y para ser completamente franco, parece de otra película). Es como si Calero cerrara el tema antes de abrirlo de verdad. Más que sutil…

Cualquier director amante o curioso de las posibilidades de la dramaturgia salivaría por ver una manera bella o eficiente (y convincente) de representar semejante situación-límite (o momento cumbre, que podía ser resuelto también con un anticlímax) con elegancia, sutileza, potencia emotiva, cómo modelaría el enjambre de emociones involucradas, etc. Otro momento que deja a las claras lo poco que importa todo si se procede de manera rutinaria y sin tomar retos o riesgos.

El personaje del terrorista, si me da terror, es por lo estereotipado: su presencia es inútil; tanto es así que les propongo un juego: imaginen que nunca hubiera aparecido, en carne y hueso, pero que se hablara mucho de él, digamos, como la pieza que explicaría muchas cosas… de él mismo, d ellos demás, de toda una sociedad, de lo humano en general… Eso hubiese sido -de lejos- más provechoso, para la película y para los espectadores. Pero en una película que no supera el standard, la literalidad, por supuesto, manda.

En fin. Me temo en general (sin negar un puñado de momentos pasables, sobre los que pueden leer en otros textos) una falla con la potencialidad de lo que se cuenta, o la obediencia al manual (o ambas cosas), lo cual hace que dé lo mismo que le pase lo que le pase a quien sea que le pase: da lo mismo que vomite quien vomite (si todos los vómitos suenan igual y duran lo mismo) o que sufra quien sufra o que se muera quien se muera o que resucite… o que todos hayan sido terroristas o que ninguno lo haya sido, ni siquiera en sueños…

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