Rubén Javier (Librería Rashomon), Sebastián Ruiz (Libros viejos).
(actual versión de un viejo oficio)
Los conocí hace meses de manera casual. Su aparición en mi página despertó un inusitado entusiasmo. Obras que siempre quise –y por algún motivo nunca pude- leer, se presentaban al alcance de mi mano con sólo hacer “click”. Me puse en contacto e hice mi pedido. El servicio que recibí fue espléndido, al punto que me animé a solicitar más. Títulos como “Crónica de San Gabriel” de Ribeyro, “Los inocentes” de Reynoso, “Dios en el cafetín” de Salazar Bondy y “Lima hora cero” de Congrains Martin viajaron en cuestión de semanas, con absoluta seguridad, los 5,000 kilómetros de distancia que separan a Lima de Nueva York.
Sus nombres: Sebastián Ruiz y Rubén Javier. Es paradójico, pero a la vez saludable, que estos dos jóvenes de 27 años de edad se dediquen con encomiable pasión y compromiso al maravilloso oficio de librero de viejo. Sólo que esta vez adaptado al Facebook, donde la tienda virtual de Sebastián se identifica como “Viejos Libros (Librería Anticuaria)” y la de Rubén, “Librería Rashomon”, en homenaje a la famosa obra del escritor japonés Ryunosuke Akutagawa.
Debido a su creciente notoriedad en las redes sociales y el merecido éxito que van logrando en el mercado, diferentes medios los han abordado para entrevistarlos. Noches atrás yo también tuve el gusto de reunirme con ambos en un edificante diálogo on line de 2 horas.
Aquí una reproducción de nuestra charla:
En esta era de la tecnología, donde todo el mundo anda loco con los teléfonos inteligentes, ¿cómo surgió la idea de ejercer el oficio de librero anticuario?
Viejos Libros: Es paradójico, pero creo que la misma tecnología, en cierta medida, propicia este tipo de fenómenos. La valoración de elementos anacrónicos como el disco vinilo, la ropa vintage o, en nuestro caso, los libros antiguos son una natural reacción, una respuesta a un mundo que no te da respiro. Un libro obliga a desconectarse por un momento, a apreciar los detalles, a reflexionar. Este proyecto surgió como una respuesta a nuestra necesidad de tener una comunidad que comparta esta idea.
Librería Rashomon: Surgió como un hobby, quería tener más y más libros en mi biblioteca. Llegó un momento en que había tanta demanda que empecé a creer que podía tomármelo más en serio y ampliar las temáticas de los libros que vendo. Quería dar a las personas el gusto de tener una primera edición o un libro con un tiraje limitado. El gusto por lo antiguo es algo que compartí desde niño y se hizo mucho más fuerte en la juventud cuando llegaron a mis manos ejemplares de editoriales ya desaparecidas como Sur y Jackson en Argentina o La rama florida y Milla Batres aquí en el Perú.
¿Qué fue lo que te inspiró, cómo y dónde lo aprendiste, quién te lo enseñó?
VL: Comencé a adquirir libros mucho antes de siquiera saber que podría convertirse en un proyecto compartido. Buscaba los libros para mí, visitaba las librerías anticuarias, averiguaba sitios en donde se remataban viejos libros por el centro de Lima, Quilca, Amazonas, Malambito… Preguntaba a conocidos, le compraba a amigos, fue una época de exploración maravillosa, porque no sabías qué te ibas a encontrar ese día. Al inicio hubo mucho de autodidacta y mucho más de perseverancia.
LR: Me motivó el amor por los libros, siempre quise coleccionar primeras ediciones de poesía peruana,del “Boom latinoamericano” o de la editorial Sur o Losada en Argentina . Ya sabía algo por mis estudios en la universidad y por algunos cursos de taller editorial, pero aprendí en el camino. Son los lectores quienes en realidad te enseñan.
¿Cuáles el método para conseguir los libros? ¿Dónde los buscas y encuentras?
VL: Nunca fue fácil proveerse, pero antes era menos difícil. Podías hallar muy buenos libros y, de vez en cuando una joya. Ahora es diferente. Se han formado circuitos, los libros se han valorizado. Felizmente, con la labor de años que tenemos, hay proveedores particulares que nos ofrecen regularmente toda clase de libros. Pagamos bien y ellos nos ofrecen lo mejor.
LR: Visito casas, voy a ferias independientes, algunas veces viajo a provincia, pero sobre todo camino mucho. No hay ningún método en especial. Algunos libreros del centro de Lima me separan libros o lotes. Hay cierta estima y un buen trato entre ellos y yo. Aún quedan viejos libreros que saben mucho, el gran Vega Veguita marcó una escuela. Indudablemente ahora es más difícil conseguir ciertos títulos, si es que lo comparamos con lo que era cinco años atrás.Pero ahí vamos…
¿Cuáles el reto más difícil? ¿La mayor satisfacción? ¿Una motivación especial?
VL: El reto más difícil es siempre mantener el mismo nivel de calidad. El mercado de libros antiguos es pequeño y a veces poco redituable económicamente. Pero eso al final no es nuestra motivación. Para ser un buen librero tienes que amar los libros. ¿La mayor satisfacción? Con el tiempo hemos creado lazos emocionales con nuestros clientes asiduos y también con los que no lo son tanto. Ver la reacción cuando les entregamos un ejemplar que han buscado por mucho tiempo es tremendamente motivador. Sientes que tu trabajo importa. ¿Una motivación especial? Nosotros queremos que este proyecto aporte una sensibilidad hacia el valor que tiene el libro en nuestra sociedad. Hay libros invaluables que van a parar a coleccionistas extranjeros. Nos sentiremos satisfechos si con este proyecto se logra tomar consciencia de esto.
LR: El reto es seguir avanzando hasta posicionarme bien, seguir manteniendo la calidad de los libros que se venden,ampliar un poco en libros de cine o de pintura,etc. La mayor satisfacción es cuando se percibe el agradecimiento y la satisfacción de las personas a quien se les entrega lo que por tanto tiempo han buscado.Sin embargo un caso especial me la dio un escritor peruano radicado en París (Félix Toshi Arakaki) a quien le conseguí un ejemplar de la revista “Cuadernos semestrales del cuento” en el que había un relato suyo, al cual ya había dado por perdido y le era de vital importancia conservar una copia. Creo que en su casa celebraron cuando le comuniqué que ya tenía la revista; la tuve que traer de Chimbote.
¿Qué tipo de libros es más solicitado? ¿Literatura peruana o extranjera?
VL: Nosotros nos especializamos en literatura peruana, entonces es ésta la que nos piden más. Pero también ofrecemos ediciones extranjeras, autores foráneos, siempre y cuando tengan algún atributo especial. Libros descatalogados, difíciles de hallar, especializados. Por ejemplo, se me viene a la mente “Historia de un Deicidio”, el extraordinario ensayo de Vargas Llosa sobre García Márquez. No se ha vuelto a editar más.
LR: Ambas por igual. Con respecto a literatura peruana, lo que más se solicita son libros de poesía;en especial desde Vallejo hasta Hora Zero e incluso los libros del movimiento Kloaka están empezando a ser bien solicitados. La literatura extranjera también es bastante requerida, sobre todo la Generación Beat o de la Generación Perdida. Sin embargo esto se hace mucho más complicado cuando hay lectores que sólo buscan libros en ciertas editoriales como Anagrama, Hiperión, Siruela, Montesinos, Debate. Los libros de la Colección Archivos son otras de las ediciones que más se solicitan.
¿Recibes muchos pedidos o el servicio sólo funciona por oferta?
VL: Ambos. Nosotros ofrecemos libros que difícilmente hallarás en cadenas de librerías; entonces siempre hay alguien que ha estado buscando éste y al verlo lo pide de inmediato. Por supuesto, hay autores que son súper buscados y no necesitan presentación. Libros de Luchito Hernández, Eielson o Arguedas siempre tienen postores esperando.
LR: Funciona por ambos casos, sin embargo los libros a pedido son el sustento de la librería. La venta de libros antiguos o primeras ediciones es sólo una sección de mi trabajo, pues también atiendo pedidos de ediciones modernas. Y aunque la competencia es cada vez mayor (el año pasado aparecía una página cada día), y a veces no muy limpia como en cualquier negocio (algunos te roban las fotos de las portadas para publicarlas en sus propias páginas), de todos modos he hecho buenas y nuevas amistades con las que se empieza a formar un espíritu de comunidad.
¿Tienes muchos clientes? ¿Cuáles la experiencia con los pagos y la entrega, especialmente con aquellos que viven en el extranjero?
VL: Nuestros clientes asiduos son un círculo reducido, pero que crece. Nuestro servicio es contra entrega en su mayoría, el cliente revisa el ejemplar y cuando ve que todo está conforme nos cancela. No tenemos problemas con las entregas, y tratamos de darles todas las facilidades para que su experiencia sea totalmente satisfactoria. Si no, no vuelven a comprar. Más que al extranjero, enviamos muchos libros al interior del país. En algunos lugares la oferta de libros antiguos es pobre o inexistente. Hemos enviado libros a lugares tan alejados como Aguaytía o el Urubamba. Al extranjero también, pero los costos de envío son a veces muy altos, pero si desean lo hacemos.
LR: Hay una cantidad de personas que siempre nos compran.Tratamos de dar siempre una buena atención.Siempre decimos el real estado de conservación de los ejemplares que vendemos para evitar malas sorpresas.La forma de pago es contraentrega. Las personas que viven en provincias o en el extranjero hacen depósitos a una cuenta bancaria o envíos por Western Union. Envío los libros por Serpost, Olva u otras agencias de transportes. En algunos casos dejo los libros a algún familiar que puedan tener en Lima. No hay ningún tipo de recargo por las entregas que hago en Lima Metropolitana.
¿Cómo trabajas el precio? ¿Cuáles son los elementos o factores que influyen para determinarlo?
VL: El mercado es lo determinante. Siempre tratamos de conseguir libros a precios accesibles, muchos de nuestros clientes son estudiantes y no tienen aún la capacidad económica para gastar demasiado. Tratamos de ser flexibles con los precios y con las fechas de pago. Por supuesto, a veces es inevitable que ciertos libros suban por algún fenómeno, pero luego todo vuelve a su cauce. Esto fue muy evidente cuando Vargas Llosa ganó el Nobel; sus primeras ediciones se dispararon.
LR: Se busca el precio desde factores muy variados. Éstos vendrían a ser el estado del libro, el tiraje que tuvo, si es primera edición o no, qué tan difícil es buscarlo, cuánto tiempo me toma encontrarlo, a qué precio lo consigo y cuánto me va a costar entregarlo. Sin embargo, pese a ser ésta una parte delicada y bastante paciente del trabajo, siempre se obtienen buenos resultados cuando la búsqueda ha llegado a buen puerto: las manos y la sonrisa de la persona que nos compra.
¿Cuáles son tus estudios o grado académico?
VL: Somos un grupo de estudiantes de diversas universidades los que conformamos Viejos Libros. Tenemos un ingeniero de sistemas, un estudiante de literatura y, en mi caso, comunicaciones con especialidad en audiovisuales.
LR: Somos tres personas las que laboramos en Librería Rashomon. En primer lugar tenemos a una estudiante de literatura de la UNFV,un licenciado en sociología de la PUCP, y en mi caso, bachiller en literatura peruana y latinoamericana por San Marcos. Trabajo en una auditoría como consultor en temas educativos. También he sido profesor de literatura en colegios y academias.
¿Cómo empezó tu relación con los libros? ¿Cuáles el libro y/o autor que ha afectado positivamente tu vida y en qué circunstancias lo encontraste?
VL: De adolescente uno busca vías de escape o de afirmación. Algunos optan por la rebeldía, otros por la depresión o el hartazgo, incluso por las drogas. En mi caso fueron los libros. No puedo dejar de mencionar siempre el impacto que en mí causó leer «Las palabras» de Jean Paul Sartre y cómo me sentí identificado con el melancólico Antoine Roquentin; lo que fue leer “Conversación en la catedral” de Vargas Llosa o “Los ríos profundos” de Arguedas, mundos que ni siquiera imaginaba; o a nuestro último gran poeta maldito, Martín Adán que lo descubrí con su «Diario de poeta», comprado hace muchos años junto al Bar Juanito y la plaza de Barranco. Fue como hallarme a mí mismo hecho palabras.
LR: Creo que a los 10 años cuando un primo mío olvido una antología de “La palabra del mudo” en mi casa. A partir de ese momento leí mucho a Ribeyro.Recuerdo haberme refugiado horas de horas en la escalera de mi casa leyéndolo en la edición de Milla Batres. Luego he pasado por muchos autores: Kenzaburo Oé, Stanivslaki, Mishima, Borges, Proust, Aquilino Ribeiro, Mauriac, Pitol, Roberto Arlt, etc. Pero siempre vuelvo a tres escritores: Dostoievski, Akutagawa y Thomas Mann, los “Hermanos Karamazov”, “Rashomon” y “La montaña mágica” han sido los libros que más me han influenciado.
Hacia el final de la conversación me agradó una observación de Sebastián a propósito de Ribeyro:“Dicen que fue el precursor de lo que hoy se hace en los blogs; esta libre confesión plural de todo lo que te sucede, sin un tema determinado”. Lo cual de inmediato trajo a mi memoria ese estupendo cuaderno de reflexiones conocido como “Prosas apátridas”, cuya sola mención alimenta mi esperanza de que el esfuerzo de estos 2 jóvenes libreros anticuarios –junto a muchos otros en la misma causa- contribuya a impedir que se cumpla la profecía de Einstein sobre la novísima generación de idiotas engendrada por el dominio de la tecnología.
Aceptémoslo: En algún momento tenemos que dejar de escondernos detrás de nuestros aparatos electrónicos y enfrentar la realidad. Los libros –qué duda cabe- pueden ayudarnos a hacerlo con coraje.