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LEONARDO FAVIO, EL CINEASTA QUE CANTABA

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Para Fuad Jorge Jury, más conocido como Leonardo Favio (1938) el cine era pasión, y sabía que para alimentar esa pasión tenía que cantar para poder financiar sus películas. Favio fue uno de los grandes cantantes de su época, y en la actualidad es considerado el director de cine más importante nacido en Argentina.

Sus películas permanecen en el tiempo, son historias de vida que nos hablan de la respiración artificial de una América Latina que convulsionaba entre el socialismo y la dictadura militar, pero también, nos cuenta con realismo y poética, la vida de personajes apasionados  que se enamoraron, sufrieron y vivieron entre el hambre y la miseria.

El nombre de Leonardo Favio para muchos es sinónimo de música en el Perú, y nuestros padres y abuelos sin duda se enamoraron con temas como Hoy la vi, Fuiste mía un verano, Ella ya me olvido y Hoy corté una flor. Su admiración por Perón, lo llevó a vivir exiliado en Colombia, país donde sobrevivió cantando.

Con nueve películas se ha convertido en un cineasta de culto, un ícono del cine argentino que pudo plasmar con lucidez grandes historias como Crónica de un niño solo y El romance de Aniceto y la Francisca.

Cuatro años después de su muerte,  una entrevista que le realizó el cineasta argentino Alejandro Venturini, se convierte en una película. Así nace Favio: crónica de un director, un filme que se ha convertido en uno de los mejores documentales de los últimos años. El archivo histórico, la música, las anécdotas y la gran pasión del cineasta que cantaba, convierte al filme en uno de los más importantes documentos de la cinematografía.

En esta entrevista, el director argentino Alejandro Venturini, señala  que Nazareno Cruz y el lobo de Leornardo Favio fue la película más vista en Argentina con 3 millones de espectadores, y que fue superada recientemente solo por el filme Relatos Salvajes, dirigida por Damián Szifron.

Hace una semana el filme de Alejandro Venturini ganó el Premio Condór de Plata 2017 a Mejor Documental en Argentina.

Alejandro Venturini. Foto: Registro Documental.

Un hecho curioso: Una entrevista a Favio se convierte en una película. Obviamente no lo planeaste pero el tiempo te llevó de alguna forma a construir esta película que ahora se presenta en diversos festivales.

Bueno, sí. Yo lo entrevisté a Leonardo como estudiante de cine. Estaba terminando la universidad en ese entonces. Él me dio una entrevista pero era más como una clase privada. Me quedó ese material y sentía que tenía que hacer algo con él. Además porque al final no salió publicado. Era un tanto egoísta quedármelo. Empecé a pensar en una idea más grande como un corto de 10 o 15 minutos pero luego lo amplié. En un momento con la productora dijimos por qué no hacemos un largometraje, sobre toda su obra cinematográfica. Allí empezamos a cranearlo. Justo él falleció en el 2012 y tampoco podíamos conversar con la familia ni su gente cercana porque estaban en duelo de la pérdida y no podíamos avasallarlos con esto. Además, fue y es una persona muy querida en Argentina y muchas partes del mundo. Esperamos un tiempo prudencial y a mediados de 2014 y abarcando del 2015 empezamos a hacer todas las entrevistas.

Tú llegas a esta entrevista con la idea de conversar con él sobre un tecnicismo pero al final esto se convierte en una conversación sobre las pasiones que tiene  Leonardo Favio de hacer cine.

Sí, obviamente yo venía con todo el academicismo de la facultad. Me interesaba por qué hacía ese travelling y me terminó hablando de algo que yo tenía adentro pero que cuando uno entra a la universidad lo va olvidando. La pasión que siente uno por hacer cine. Él me lo recordó. Él no estudió cine pero era pura pasión para hacerlo. No había tecnicismo pero sí había un estudio detrás y eso lo tratamos de mostrar en el documental. Él me dice en un momento que vio como 40 veces El Ciudadano Kane, y tenía que ir con la libretita al cine. No tenía VHS, ni nada en ese entonces. Cuando la veía, anotaba los planos. Fue un autodidacta. Ese estudio y esfuerzo se ve plasmado en sus películas.

Leonardo Favio filmando su película Aniceto.

Sin duda, la obra de Leonardo Favio es considerada de culto en Argentina y otros países, pero es importante señalar algo, él construye esa obra autofinanciándose. Él lo dijo una vez: Yo tengo que cantar para poder hacer lo que amo.

Sí, por eso en la película se menciona la música. Pero él no menospreciaba la música. Era igual de obsesivo que filmando una película. Me lo contó el productor musical: Hacían tantas retomas como cuando filmaba. Lo digo para no menospreciar al público de su música que también era muy cinematográfica. Si escuchas sus letras, son películas. Son historias cortitas.

O los propios títulos de sus canciones

Sí, títulos largos que también usó en cine: El romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más. Eso también se habla en la película, tenía ese equilibrio justo entre la ternura y la empatía que podía generar y, a su vez, la intelectualidad y el estudio que había ejercido para ser director de cine.

La obra de Favio representa una época de la Argentina. Él se declaró peronista y fue criticado pero también amado por mucha gente, a lo que voy es: ¿Qué queda de esa Argentina de Leonardo Favio?

Yo creo que quedan muchas cosas. Si bien la película habla de él, un personaje que atravesó la segunda mitad de la historia argentina. Él se crió en la pobreza más extrema en Mendoza. Estuvo en orfanatos, en hogares de niños porque la madre no tenía para darle de comer. Por un tema de estudio era preferible que estén allí e ir a visitarlos. En ese momento, Perón estaba en el gobierno. Lo que él recibió, el trato y la educación, hizo que tuviese un agradecimiento de por vida. Él se declaró peronista, lo fue a visitar a Madrid, volvió con él en el avión. Incluso hizo los arreglos de la tragedia que pasó en Ezeiza, de la cual no se habla en la película porque era muy doloroso.

Favio en el rodaje de «El independiente», en el que trabaja con Graciela Borges.

Tú dices que fue muy agradecido con el gobierno de Perón. El agradecimiento de Leonardo Favio es evidente su película Crónica de un niño solo, que cuenta un poco algunas vivencias de su infancia.

Sí. Si bien se hizo un poco más ameno, él recibió una pelota en navidad de Eva Perón, había cosas, cuestiones sociales que lo fueron marcando. Pero no criarte en un ambiente de hogar, familia y demás, eso también no es del todo alegre. Crónica de un niño solo muestra un poco eso pero a su vez era un tipo muy amiguero, de estar y querer mucho a los amigos. Entonces, en un momento dice al final de la película que el nene se vuelve al orfanato se va contento, con los amigos. Creo que de eso también hay cosas que lo hicieron feliz. Tenía un punto de vista muy raro, lo que la mayoría de gente ve un tanto trágico, él veía la felicidad y mostraba el lado positivo.

Escena de la película Crónica de un niño solo.

Mencionaste algo interesante que creo que a muchos directores les cuesta manejar: El lado ético. ¿Qué mostrar y qué no de un personaje como Leonardo Favio?

En particular, tratamos con el equipo de ser muy éticos. No queríamos amarillismo. Ni siquiera se habla de su familia ni sus hijos ni mujeres, nada. La verdad debe ser algo que aporte. No creo que sume en lo más mínimo. Además, creo que uno genera cierto juicio con la cámara. Con el montaje estás seleccionando y poniéndole subjetividad. ¿Quién soy yo para juzgar la vida de otra persona? Preferimos volcarnos directamente a la obra y a lo público y conocido que él decía en vida.

Leonardo Favio y los gallos. ¿Existía alguna fijación con estos animales de alguna forma?

Él tenía fijación con todos los animales. Así como era amiguero tenía un tema con los animales. Allá en Luján de Cuyo, donde creció, hay mucho mito alrededor de Leonardo Favio. Nos contaron que una vez por la puerta de la casa estaba pasando un caballo que se cayó en la acequia. Luego lo iban a sacrificar. Él salió de la casa, no dejó que lo maten y se quedó abrazado al caballo. Yo creo que ha tenido cierto amor por los animales que se ven en el cine.

Fotograma de la película Aniceto.

En una entrevista cuando estuvo en los 90 por Lima, dijo: “Cuando muera Leonardo Favio los medios dirán que ha muerto Leonardo Favio el cantante, pero muy pocos en Argentina y en algún otro medio cultural dirán que ha muerto Leonardo Favio el cineasta”. De alguna forma él quería ser reconocido como cineasta. En Argentina, ¿cómo es recordado Leonardo Favio?

Sinceramente ahora está todo muy politizado y lo que se le viene a uno a la mente es que era peronista. Pero la gente que está más metida en cine y en el ámbito cultural sabe que es director de cine antes que músico. Si uno se pone a pensar en la película más vista en la historia argentina hasta que llegó Relatos Salvajes fue Nazareno Cruz y el lobo. Metió más de 3 millones de espectadores en Argentina solamente. De hecho, hace poco pusieron una tapa de VHS que estaba en coreano, o sea, estuvo por todos lados. Sí es reconocido, no es tanto de culto. Sí ha perdido vigencia en el tema generacional. Por eso le damos un nuevo impulso. A nosotros nos sorprendía que en Colombia, donde estuvo viviendo durante el exilio, no tenían idea que había filmado. Hablo de gente fanática de Leonardo que no sabía absolutamente nada de sus películas. Eso es increíble. El documental busca eso. Dirigido un poco a los estudiantes de cine y a todos los que estamos metidos allí, pero también está pensado para que lo vea cualquiera y que tenga ganas de ver las películas de Favio.

Favio era un hombre apasionado por las artes, y eso se ve en sus películas, sobre todo en Aniceto, donde combina la música y la danza. Hay una fuerza brutal que entra en contacto con cada imagen.

Tenía una cosa que sobrevivió, es que era una esponja. Absorbía absolutamente todo. En la fotografía del inicio de Gatica usó cómics, historietas para recrearla. Después usamos muchos libros de pintores famosos. En su casa se crió la madre de la conductora de radio teatro y entonces desde chico fue viendo eso y mamando esa cuestión de las artes. Su hermano también es escritor, director, pintor. La familia Favio es muy volcada a las artes.

Mencionas la película Gatica, y sobre esta película recuerdo que Leonardo Favio mencionó que para él esta película iba a representar la Argentina porque Gatica fue un hombre que lo tuvo todo pero murió en la miseria.

En realidad, Gatica es una crónica del peronismo. Porque después que cayó Perón en 1959, estuvo proscrito al peronismo 17 años más o menos, hasta que retornó al país cuando nadie podía hablar de Perón públicamente. Era una crónica de esa gente de clase obrera que pudo tener más durante el peronismo y después lo volvieron a sacar y cayó en la miseria. Es una representación de la Argentina. Además, tiene imágenes muy fuertes porque está Gatica sangrando y están las banderas atrás. Simbólicamente tiene mucho contenido esa película.

Hablemos de las etiquetas en el cine. No sé si a ti te molesta el hecho que a tu película la etiqueten como documental o que digan que es ficción. Creo que estas etiquetas de alguna forma dividen al público. Hay sectores que ven al documental como el patito feo. ¿Te molestan las etiquetas?

No me molesta, pero es verdad que de alguna forma está aceptado que hay una subestimación en cuanto al género documental. Este género se está convirtiendo en el más válido y más próspero. A futuro va a ir cediendo la frontera porque, incluso, la ficción está basándose en historias reales. Esa división arcaica de las etiquetas se va a ir entremezclando. En un futuro no habrá tanta subestimación al género documental. Uno piensa que el documental es más para televisión. Incluso, el otro día lo hablaba con amigos del cine y es verdad: No vamos al cine a ver documentales, excepto en festivales. En particular en el cine comercial. Veo que el documental es lo único que sigue progresando al nivel de creatividad, a la ficción la veo cada vez más frenada. Creo que se irá retroalimentando.

Sin duda, Leonardo Favio es uno de tus cineastas favoritos, pero háblame de otros que tienes siempre presente. Quizá más contemporáneo o de los 50 para adelante.

De los argentinos está Eliseo Subiela con su película más reconocida Hombre mirando al Sudeste, que fue casualmente ayudante de dirección en Crónicas de un niño solo de Leonardo. Fue un director que en un momento presentí que iba a continuar el cine que hace Favio. Aun así pienso que fue un gran director. Otro, sin duda, Adrián Caetano. Él tiene películas increíbles como Un oso rojo, Crónica de una fuga y muchas más. Daniel Burman es un director que me gusta mucho. Tiene una cuestión temática, pero a su vez es muy prolijo filmando con los movimientos de cámara y los planos. Eso no es común, al menos en el cine argentino que somos más anárquicos como tener la cámara en mano. Uno que admiraba mucho a Leonardo es Jorge Gaggero, aunque yo solo vi una película de él que se llama Cama adentro. Es una película increíble.

Alejandro Venturini.

Muchos cineastas tienen que trabajar en la publicidad para poder hacer sus películas y autofinanciarse. Esta el caso de Fabián Bielinsky, que murió de un infarto en Brasil, pero me pregunto por qué se tiene que estar entre esos dos extremos.

Yo creo que es un tema de base. Hay estructuras que quedaron arcaicas. El cine nació en una segunda revolución industrial. No dentro del apogeo pero durante ese trajín. El cine está pensado a manera de producción en muchas luces. Las únicas industrias que se mantienen son Hollywood, la India y no recuerdo qué país africano está creciendo enormemente como Bollywood. El resto del mundo, no, ni siquiera en los país más avanzados económicamente como los de Europa. No se sostienen solo. Me parece que el problema de base es ese. Hay una idea e idiosincrasia industrial cuando no genera el rédito suficiente para sostenerla. Allí se produce el desfase. Habría que repensar primero eso y después ver si podemos dejar de hacer publicidad o de filmar institucionales para empresas. O ejercer un sistema subsidiario pero tampoco te alcanza, al menos en Argentina no te alcanza para vivir cómodamente de eso.

Con todas estas nuevas reformas políticas de Macri, ¿crees que, de alguna forma, el cine será afectado?

No sé. Por ahora hubo muchas idas y vueltas. Hubo un freno muy fuerte en lo que es ficción, sobre todo a nivel televisivo. Está todo el ambiente cultural muy agazapado esperando qué va a pasar. No tenemos demasiada noción. Por lo pronto no está pasando nada así que eso es un indicio de que vamos mal. Si no se empieza generar producciones, no suma. Pero realmente no vi un plan concreto respecto a lo audiovisual.

Después de Crónica de un director, ¿seguirás en lo documental o saltarás a la ficción?

Vamos a cambiar a ficción. Es un desafío y un crecimiento para nosotros.

(ENTREVISTA PUBLICADA EN LA REVISTA IMPRESA LIMA GRIS 12)

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