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Las vides se mudan

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El cambio climático sigue afectando el mundo del vino en todas latitudes. Desde Oceanía hasta América, el calentamiento global está replanteando las zonas de cultivo de cada cepa, como nos contó Carlos Cousiño, uno de los dueños de la viña chilena Cousiño Macul y miembro de la sexta generación al mando del negocio familiar, quién está afrontando estos cambios de temperaturas connuevas estrategias vitícolas.

Los tentáculos del calentamiento global ya reposan sobre los viñedos de todas partes del mundo. En España, por ejemplo, el grupo bodeguero Matarromera, radicado en Valbuena de Duero (Valladolid), ha tenido que desarrollar un vino blanco de verdejo capaz de resistir los efectos de las altas temperaturas. Fue una inversión de cuatro años de investigaciones y trabajos de laboratorio, que dieron como fruto el vino Emina Verdejo Prestigio, de la que se analizó su comportamiento genético ante los previsibles aumentos de calor y carencia de agua. Otras investigaciones llevadas a cabo durante los trabajos de campo consistieron en tener viñedos en dos viveros distintos con una diferencia climática de dos grados. Esto permitió evaluar los diferentes factores vegetativos como la longitud de la hoja de la vid (pámpano), la longitud de masa foliar, que es la cantidad de hojas y una serie de factores agronómicos que permiten saber si ese viñedo es apto o no para el cultivo de la uva.

Ante una situación de estrés hídrico, la planta se protege e intenta cerrar estomas para que no se pierda el vapor de agua que tiene en el interior. Otra parte del estudio consistió en observar cómo se comporta genéticamente la cepa con riego o sin riego. El tratamiento de aromas, polifenoles y estructura del vino en boca son también fenómenos tomados en cuenta para ver como se pueden modificar trabajando en bodega. Gracias a estos estudios se ganó además conocimiento de la Tempranillo, permitiendo a la bodega incrementar las características saludables de vinos con Denominación de Origen Ribera del Duero. Los resultados reflejaron que ante un aumento de temperaturas el azúcar de la uva sería cada vez mayor y por tanto va a costar más la fermentación de los mostos. Por ello es necesaria la aplicación de microorganismos o levaduras mucho más seleccionadas que se coman esos azúcares y preserven los aromas parietales de los caldos.

Sin embargo, como cuenta el periodista australiano especializado en vinos Adrián Bathgate, el calentamiento global, que amenaza la viabilidad de un vino australiano al que ha golpeado la sequía, podría ser de gran ayuda para la vecina Nueva Zelanda, cuyos vinos de calidad gozan de una reputación cada vez mejor. “Los vinos de Nueva Zelanda, de sutil sabor, son en su mayoría blancos como el sauvignon blanc, pero también tintos como el pinot noir, y están llegando a las mesas de grandes restaurantes desde Londres a Los Ángeles y obteniendo medallas en prestigiosos certámenes internacionales.Sin embargo, a pesar de su éxito en la producción de vinos de calidad, Nueva Zelanda lleva mucho tiempo con problemas para producir en cantidades significativas para la exportación, por causa del clima. Nueva Zelanda es uno de los países más meridionales del mundo y las heladas y los vientos cortantes de la Antártida hacen difícil cultivar uvas válidas para elaborar vino”.

Y añade Adrián: “Se espera que el aumento de temperaturas haga a las zonas frías a más templadas y adecuadas para el cultivo de la uva. Así que no sorprende que los viticultores del país sean optimistas ante la perspectiva del cambio climático. El vino se produce sólo en las áreas más templadas y secas del país, principalmente Gisborne y la bahía de Hawke en la costa oriental de la isla del norte, y Marlborough en el extremo septentrional de la isla del sur. Pero si las temperaturas en Nueva Zelanda se incrementan en uno o dos grados, tal y como se prevé, el cultivo del vino podría extenderse a otras regiones que son demasiado frías o húmedas. En tanto, Australia se enfrenta a recortes en la producción y a una caída en la calidad de sus vinos de renombre debido al calentamiento global, uno de los factores que han llevado a padecer la peor sequía en un siglo y que podría hacer que algunas zonas se volvieran demasiado cálidas y secas para el cultivo de la uva”, finaliza el comunicador.

Por otro lado, a los vinicultores franceses, que ya notan la competencia de otros países, estas variaciones en el clima no les ha sentado nada bien. Mucha lluvia, una primavera tardía y un verano que no acababa de llegar han dado lugar a cosechas tempranas. Esto ha hecho que la uva sea menos ácida y tenga un contenido de azúcar mayor. En otras palabras, se obtiene más alcohol y un sabor más afrutado, y con ello vinos empalagosos, con demasiado azúcar residual y una acidez demasiado baja como para equilibrar el carácter del vino.El clima variable ha afectado al equilibrio delicado entre el clima, el suelo y otros factores esenciales para producir vino. El año pasado se produjo la cosecha más escasa en al menos cuarenta años, según el Ministerio de Agricultura francés. Se estima que la producción en Francia puede reducirse en un 20% debido a los caprichos del tiempo.

Se cree que si no se hace nada por reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, los viñedos se habrán desplazado más de mil kilómetros fuera de sus límites tradicionales a finales del siglo actual, lo cual amenaza al sector vitivinícola. Ya resulta cada vez más difícil producir vino de uva Pinot Noir en su territorio tradicional de Borgoña. Pero los efectos del cambio climático sobre el cultivo de la vid también son visibles en el resto del mundo. Pero las regiones vitivinícolas también se pueden adaptar y abordar el desafío del calentamiento global adoptando distintas técnicas, incluidas la plantación de los viñedos en suelo superficial para reducir el consumo de agua, introducir el regadío controlado y proteger a las uvas del sol mediante sombreadores. También hay medidas más radicales en forma de técnicas a escala industrial, como la eliminación del alcohol, que ya se utiliza con mucha frecuencia en regiones vitivinícolas de Australia, España y Sudáfrica.

El calor llega a Sudamérica

En su paso por Lima, Carlos Cousiño, cabeza de la añeja Viña Cousiño Macul, fundada en 1856 y una de las pocas establecidas en el siglo XIX, reveló que desde hace 5 años vienen realizando cambios en sus viñas por efectos de las alta temperaturas en el Maipo, zona vitícola chilena donde tienen sus viñas. “Nuestras distintas variedades vienen siendo afectadas. Luego de un largo estudio decidimos reubicar a nuestras cepas en distintos terroirs de nuestros viñedos. Por ello hemos adquirido una pequeña propiedad en el mismo Maipo en una zona más caliente donde hemos plantado allí carmenere y syrah. En nuestra propiedad de Buin hemos reemplazado algunos varietales para llevarlos a una mejor zona. Todo esto es un largo proceso porque desde que decides replantar, tienes que esperar 6 años para la primera cosecha. Pero ya estamos en la etapa final, esto lo empezamos hace 5 años”, cuenta Carlos durante una conversación con Dionisos en Brujas de Cachiche.

Estos nuevos viñedos recién adquiridos que menciona Carlos Cousiño se ubican en Alhué, una zona mas pegada a la cordillera y consta de 36 hectáreas. Por su parte en Buin, donde Cousiño Macul también tiene viñedos, se replantaron 40 hectáreas. “En Buin el calor deshidrataba los racimos a mediados de febrero de forma violenta, justo 15 días antes de la cosecha. La que mas sufría era la merlot, al punto de que llegamos a perder 40% de nuestra producción. La sauvignon blanc también tenía problemas, hasta el punto de que la arrancamos toda y no vamos a seguir produciéndola. El calor mas suelos poco apropiados nos daban una calidad de bayas deficiente. Pero no solo es el calor, es una combinación de factores, como falta de humedad, transpiración excesiva de las bayas. Estas condiciones, en cambio, favorecen al carmenere, que es una cepa de maduración tardía. En nuestro fundo de Alhué hemos plantado carmenere para nuestro varietal 100% de esta cepa”.

Actualmente el equipo enológico de Cousiño Macul está encabezado por Pascal Marty, ingeniero agrónomo y enólogo de la Universidad de Bordeaux (Francia). Pascal fue la persona en la quien la familia Cousiño confió para desarrollar el mayor proyecto emprendido por la sexta generación, que fue la creación de Lota, el vino ícono con el cual conmemoraron los 150 años de la viña. Lo acompaña Gabriel Mustakis, también ingeniero agrónomo con mención en enología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Entre ellos reposa la responsabilidad de los 3 millones de litros que esta viña produce anualmente, de los cuales están divididos en un 50% para sus varietales y los otros 50% para los reservas. En los varietales presentan un cabernet, merlot, syrah y carmenere; riesling, sauvignon gris y chardonnay en blancas. En reservas tienen tres categorías: Lota, que es el ultra premium, Finis Terrae y el Antigua Reserva.

Regresando con el tema del cambio climático, en Chile ya las alarmas están prendidas. El año 2006 la Comisión Nacional del Medio Ambiente, CONAMA, encargo a la Universidad de Chile el estudio “Variabilidad Climática en Chile para el Siglo XXI”. La investigación llegó a conclusiones dramáticas para este país. Se prevé que en los próximos 40 años las temperaturas aumenten entre 1º y 1,5º, llegando al año 2100 a una elevación de 4ºC. El aumento de las temperaturas tendría como consecuencia inmediata una disminución en las lluvias, que oscilaría entre un 15 y un 20% menos.Por su parte, Sebastián Vicuña, director ejecutivo del Centro de Investigación Cambio Global de la Universidad Católica, quién ha realizado un estudio en el río Maipo, concluye a través de simulaciones hidrológicas, que para el 2065 el agua de ese río podría disminuir en un 70%, pasando de 120 metros cúbicos por segundo, a no más de 60.

Según Vicuña,empresas como Concha y Toro ya están comprando terrenos en el sur de Chile. Los famosos valles viñateros de la Sexta Región son perfectos para los vinos de buena calidad debido a su alta oscilación térmica con días cálidos y noches frías, pero sin heladas. El alza de las temperaturas, sin embargo, terminará con esta oscilación térmica, causando una aceleración en el desarrollo de la uva, lo que alterará su delicada calidad. Así, esta importante industria prevé fuertes pérdidas en la productividad debido al cambio climático. Dentro de los tipos de uva que corren más peligro se supone que la merlot puede ser la más afectada. Como lo ven, el problema del calentamiento global están afectando a las zonas vitivinícolas con mayor reputación en el mundo, esto, a lo largo, según entendidos, podrías beneficiar a países no tan favorecidos en este aspecto, como el Perú, por cita un ejemplo. Ya las inversiones están mirando nuestras tierras con deseo.

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