A mediados de la década de los ochentas y principios de los noventas las discotecas de moda tenían siempre fijas algunas de las canciones más populares del grupo argentino Los Enanitos Verdes. En aquellos años pre internet y celulares, los jóvenes escuchaban su música preferida desde un Walkman, o por las radios de la capital. Entre las ondas sonoras de las radiodifusoras, la voz de Marciano Cantero (Horacio Eduardo Cantero) era inconfundible por lo melódica y potente a la vez, inyectando un torrente de energía y rebeldía que a todos nos urgía.
Anoche, la noticia de su fallecimiento fue un golpe seco a los que en algún momento de la vida fuimos jóvenes y despreocupados.
Marciano Cantero había formado Los Enanitos Verdes en 1979, junto a Felipe Staiti y Daniel Piccolo, pero fue siete años después, cuando pasó por programas de la televisión porteña como Badía & Cía que consiguió el trampolín hacia todo el país y el exterior. En eso tuvo mucho que ver el lanzamiento de su segundo álbum, Contrarreloj (1986), que traía temas como “La muralla verde”, “Conciencia contrarreloj”, “Simulacro de tensión”, “Cada vez que digo adiós”, o las baladas “Tus viejas cartas” y “Solo dame otra oportunidad”.
Había nacido como Horacio Eduardo Cantero Hernández, el 9 de agosto de 1960 en la capital mendocina. Su primer acercamiento a la música fue a través de la guitarra, pero pronto mostró su preferencia por el bajo. Tan decidido estaba que, cuando terminó el colegio secundario, su padre le regaló un bajo Fender. Un par de años después creó junto a sus socios la banda que lo hizo famoso.
Durante la década del ochenta, juntos generaron varios hits con sus primeros discos y fueron parte de esa incipiente camada de rockeros argentinos que tuvieron llegada en otros países de América Latina. Tanto fue así que sus compromisos por conciertos obligaron a la banda a estar mucho tiempo fuera de la Argentina. Incluso, Cantero decidió radicarse en México. Se instaló en la localidad de Hermosillo, donde vivió durante casi quince años, entre 2003 y 2017, cuando decidió regresar a Mendoza.
La banda tuvo una trayectoria extensa. Produjo tres discos fundamentales en la década del ochenta: el ya mencionado Contrarreloj y luego Habitaciones extrañas (1987) y Carrousel (1988). En los noventa hubo otras tres que se destacaron, Igual que ayer (1992), Big Bang (1994) y el álbum en vivo Tracción acústica (1998). A mediados de esa década el grupo seguía convirtiendo canciones en hit, ya fueran propias o ajenas. Fue el caso de “Lamento boliviano”, originalmente compuesta y registrada en 1984 por la banda mendocina Alcohol Etílico.
Ahora, sus canciones quedarán como el mayor legado musical, esas que fueron capaces de romper murallas en su oportunidad, destacándose sobre otros grupos anglosajones que en ese momento también venían sonando con fuerza en toda la región. Marciano falleció por complicaciones de una operación, luego de que los médicos le extirparan un riñón y parte del bazo, así lo confirmó su hermano Eduardo.
«Su salud empeoró en los últimos diez días. Volvió muy cansado de una gira de 42 conciertos, 23 en México y 19 en Estados Unidos. Le descubrieron un tumor en el riñón y por eso lo operaron».
Durante los últimos días hubo gran preocupación entre sus fans y muchos mensajes de aliento en las redes sociales. Enanitos Verdes no sólo es una de las bandas pioneras en la exportación del rock argentino, sino que además posee la canción más escuchada en Spotify: Lamento boliviano, con más de 394 millones de escuchas.