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LA ÚLTIMA PELÍCULA DE ROBERT BRESSON: El DINERO

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El dinero (L’argent, 1983), la última película de Robert Bresson (1901 -1999)-Diario de un cura rural(1951), Pickpocket (1959), Un condenado a muerte se ha escapado(1956), Mouchette (1967),  Lancelot du Lac (1974), El diablo probablemente(1977), entre  otras-, es el relato de la corrupción (moral y social), del individuo despojado, de la fría maquinaria del sistema que somete a sus ciudadanos a la ley del más fuerte.

El catalizador de ese proceso es el dinero, que Bresson retrata a través de uno de sus especímenes más perniciosos: los billetes falsos. Si las primeras imágenes presentan cajeros automáticos con el dinero saliendo, una y otra vez, como una introducción abstracta, la película muestra después cómo el envilecimiento tiñe todos los comportamientos: lucro, egoísmo, miseria, muerte. (En este panorama los de menos recursos siempre son los más perjudicados).

La historia narra el descenso de Yvon Targe, un trabajador pobre y con familia. Injustamente acusado de falsificación, perderá el trabajo y gradualmente todo lo que tiene, hasta su esposa e hijo. El desempleo lo llevará al robo de un banco, la cárcel y al asesinato.

El dinero en cuestión, el apócrifo, es circulado por unos jóvenes de familias acomodadas que justifican sus acciones de forma un tanto confusa. Aunque sus planes no son muy claros, y alguno de ellos será rondado por la culpa, en su mayoría saldrán bien librados, como si todo se hubiera tratado de una broma.

Por otro lado, la empleada y el dueño de la tienda de fotografía, aceptan el soborno que les paga la madre de uno de los jóvenes falsificadores, evitando así el escándalo y la pena. Luego, negaran a la policía que ellos habían entregado los billetes a Targe. No hay maldad elaborada, sólo la facilidad de salvar el cuello.

El personaje principal irá incorporando en sí, toda la carga que la sociedad le impone, o que los demás le han prescrito. El abandono familiar, la perorata desengañada de los dos reos con los que comparte su celda, el fallido intento de suicidio, las burlas en la cárcel, los discursos contradictorios que plantean justicia y resignación si se deja todo en manos de la voluntad divina.

Targe saldrá de prisión endurecido, asesinará sin culpa y sin aparente razón, primero a un ocupante del hotel donde se hospedaba, después, en una casa de campo, a toda una familia. Bresson no salva a su personaje, ni lo disculpa. Es producto de la cadena de hechos. Sólo al final parece discutir sus propósitos, cuando traba relación con una mujer mayor – viuda-, en la casa de campo.

Ella se encargaba de las labores domésticas, pero además aguantaba con increíble pasividad, los maltratos de su padre. Cuando Targe le increpa esto –cómo soporta el abuso-, es la primera vez que el filme discute abiertamente sobre el papel del perdón, el sufrimiento, y si se debe responder o no la agresión, la violencia. Sin embargo, la mujer decide no hacer nada y seguir como está, sin importar que a su alrededor no reciba ni una palabra de reconocimiento o afecto. Targe la matará junto a los demás.

Bresson cierra este relato desencantado con el propio asesino entregándose a las autoridades. En un café, Yvon Targe se confiesa a la policía. Luego cruza una puerta, custodiado por varios uniformados. El plano final son los testigos amontonados, como sombras, mirando desde un lado.Esta aparente frialdad para enfrentar, quizás, su último momento,esconde algo desde mi punto de vista: responsabilizándose por sus crímenes, afirma al mismo tiempo cierto desafío, frente a los sucesivos encubrimientos y evasiones del resto de personajes. Aunque ya no hay más imágenes.

Bresson concluye su obra dejándola en suspenso. Tampoco hay redención. El dinero conserva los rasgos básicos de la obra del autor, acentuando el pesimismo. En este caso se filma con prácticamente total ausencia de música –aunque algo se escucha en las secuencias de la casa de campo. Algunos sonidos se cuelan de lugares que la cámara no muestra. Los personajes entran y salen de los planos, y a veces ni siquiera aparecen en ellos. Esto contribuye a la sequedad del relato y a darle un ambiente opresivo a los planos y secuencias.

Bresson decía que trabajaba con “modelos” que representaban la idea del personaje, no lo actuaban, por ello se negaba a utilizar actores profesionales. Susmodelos-actores son parcos, oscuros en sus intenciones. (La información nunca es completa, sino, ¿Por qué la esposa de Targe lo deja tan de pronto?). No dan demasiadas explicaciones.  Pero los personajes de Bresson casi siempre provienen de grupos marginales o de aquellos que sobreviven en condiciones de precariedad material. Puede que haya elegido esos grupos sociales, precisamente por lo vulnerables que son.

El dinero no es un filme que transmita mucha esperanza, pero permite reconocer a uno de los más importantes autores del siglo que ha pasado. Está basado en un cuento de Tolstoi, tal como ya antes Bresson había trabajado con textos de Dostoievski y Bernanos.

 

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