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Julio Hevia: «Tener calle, ya es un valor positivo»

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Además de psicoanalista, Julio Hevia se ha convertido en un sociólogo de vocación, pues a lo largo de su vida no ha hecho otra cosa que observar a la gente, sus contextos, y modos de vida, lo que lo ha convertido en un líder de opinión en la escena limeña.

Además de haber publicado libros como: “El limeño como estereotipo” (1988), “Pantallas, frecuencias y escenarios” (1994), “Lenguas y devenires en pugna” (2002) y “Habla, jugador! Gajes y oficios de la jerga peruana” (2008), Julio enseña en algunas universidades, y a pesar de ser un singular académico (él se considera más meteórico que teórico), esta vez conversó con nosotros con lenguaje coloquial, muy a lo “chocherita” como se decía antes, o a lo “brother”, como se dice hasta hoy.

 

Tú te formaste en psicología ¿Tu escuela es la freudiana?

Cuando yo ingresé a estudiar psicología tenía una idea equivocada sobre lo que era la carrera. Yo imaginaba una dimensión de un saber quele diera acceso a distintas posibilidades de conocimiento sobre la humanidad y la cultura, pero me di cuenta que lo que yo buscaba no estaba en la psicología, y me repartí en la lingüística, la antropología, las ciencias sociales, y la literatura. ahí decidí hacer una especie de carrera autodidacta, e ingresaba a cursos de sociología en los que no estaba matriculado

¿En la San Marcos?

Así es. Estamos hablando de los años setentas. Mi grupo y yo decíamos, si está Torero en lingüística, vamos donde Torero, está Piscoya en filosofía, vamos donde Piscoya, está Desiderio Blanco que acaba de venir de París de dictar Semiótica en literatura, vamos entonces donde Desiderio, Max Hernández está dictando un curso de psicoanálisis selectivo, vamos a escucharlo. Admito que el saber yo lo he extraído de otros lados, y en ese entorno como estudiante, yo me metí en el estudio del pensamiento francés, concretamente en la movida estructuralista, y tenía amigos del contexto bohemio que no sé por qué razones estaban absolutamente actualizados con la publicación del estructuralismo en español, y otro amigo que ya no vive, Mercadito se llamaba, tenía cajas de libros de todo el estructuralismo que recién se había publicado en toda Latinoamérica, y de madrugada en casa de él, entre chela y debate, nos repartíamos los libros.

Entonces la lectura siempre ha sido protagónica en tu vida

Absolutamente.

Y la sabiduría de la calle ¿qué papel jugó?

Yo siempre pisé la calle, porque tampoco me acomodaba por mi propio estilo al almidón académico, y ahí también experimenté anticuerpos. Yo he caminado mucho en la calle, y el primer libro que publiqué está hecho de experiencias que yo detecté en la calle.

¿Y en qué momento te interesas por la sociología urbana, aquella de la calle?

Desde que mi madre me llevaba al mercado para cargarle la bolsa, ya me parecía alucinante la diferencia que pudiera haber entre lo que en esa época se llamaba un supermarket, y un mercado. De esa conexión fría, distante y aséptica entre el comprador y vendedor de las grandes tiendas, y lo que era la relación entre “señitos” en el mercado.

Antes en la calles se jugaba el kanga, matagente, trompo, etc.¿Tú de niño qué jugabas?

Yo jugaba canicas. No era muy bueno, y me acuerdo que tenía un vecino que me andaba quebrando las canicas. También he sido pelotero de la calle toda la vida, y además aprendí que yo tenía que ser más rápido que el otro, porque yo no era muy grande.

¿Recuerdas una anécdota en especial?

Una vez estaba en la peña Valentina, de la señora Barrionuevo que era mi amiga, y ese día ingresé con un antropólogo-historiador americano que necesitaba información sobre la cultura negra de las primeras décadas de Lima obrera, y ella me dijo: “Mira, yo a ti te conozco, pero ¿Yo qué gano?” Y le respondí que podía ser una mención especial, y me dijo, “esa idea siempre me la vendieron desde chica, y ya me cansé de dar información a esta gente, dile a tu amigo que busque a otro personaje”. Y con ese mismo gringo me fui a buscar al “quemado” Rostain que era uno de los sobrevivientes del rodillo negro para hacerle una entrevista de cómo era la vida del futbolista en la época del rodillo negro, y el “quemado” me dijo lo mismo: “Yo a usted le cuento lo que quiero, para a ese gringo vas a tener que traducirle todo”.

¿Y tienes otra más avezada?

Una vez subí a un taxi y empecé a hablar con el chófer y de repente me dijo: –“Bájate”–¿por qué?– le dije: y me respondió: –yo te iba a cuadrar pero me has caído bien, así que bájate nomas–.

En la FIL tuviste una charla sobre Foucault, ahí hablaste sobre su libro Vigilar y castigar, y fuiste enfático en aclarar que para los presos existe un grado de desventaja cuando son vigilados sin que puedan percatarse.

Así es. Foucault lo plantea como una medida de control del mundo moderno. El capitalismo se encontraba con dos fuerzas que tenía que compaginar, por un lado había mucho capital, que se traducía en tecnología novedosa, y por otro, había una fuerza de trabajo desocupada, y ese capitalismo buscaba cómo establecer una vinculación entre ellas. De esa forma lucraba colocando gente que chequeara todo, y generó una estructura arquitectónica que hiciera que el sujeto estuviera permanentemente resumido en esa condición de estar siendo evaluado y controlado, y eso se automatizó. Según Foucault la gente es como es, porque existen hábitos que organizan sus respuestas a partir de un entrenamiento corporal que data de la historia del origen de los tiempos.

¿Entonces el entorno es importante para el sujeto?

No hay otro modo.  El sujeto es alguien que está sujeto. Así de simple. El sujeto tiene que estar así, sino, ¿por qué lo llamamos así? Esa sujeción viene de una entidad que es anterior a él, como el lenguaje que lo sujeta, las normas lo sujeta, la moral lo sujeta. Hay elementos que hacen que tú encuentres un límite que es exterior para ti, por eso ese día en la charla yo hablaba del pensamiento exterior, no todo está en nosotros. Nosotros somos parte de una pluralidad y simplemente somos un producto del entorno.

En la época de la ilustración los intelectuales se encerraban por horas investigando. Hoy en pleno siglo XXI si bien la academia no deja de ser importante, ¿Qué tan importante es la calle para el conocimiento?

Sin ir muy lejos, fíjate lo que ocurre con la jerga. Antes el hecho de estar en la calle merecía el peor de los calificativos. Yo diría que desde hace diez años atrás, el hecho de tener “calle” ya es un valor positivo. Es curioso cómo se pasa de la negatividad del valor calle, a la positividad del valor calle, quizá esto tenga que ver con algunos cambios que se han dado durante la segunda mitad del siglo XX, y que tienen que ver con la crisis de la teoría. Pero los saberes y teorías menores son las que permiten que las cosas funcionen. Es decir, aquí mal que bien, tenemos una cultura “combi” que vista en clave formal es un desastre, pero si la vemos en clave real, es el único modo a través del cual la mayoría de gente en el Perú se transporta, y esa cultura tiene su propia jerga, y tiene sus dateros, sus cobradores, y una economía familiar. También se apropia de un espacio que no tiene leyes, pero tiene reglas, aunque sean repudiables. Digamos que un intelectual se mueve entre leyes y principios teóricos, y la gente no se mueve así, la gente sobrevive en otros contextos, e incluso lucra, y se aprovecha de esas situaciones inciertas.

Pero es más ventajoso que un intelectual maneje la jerga de la calle, que un sujeto de barrio trate de ingresar con su léxico y modos a un círculo académico y/o intelectual

Claro. Eso te habla de los dos niveles del binarismo. Una cosa es descender y entonces te ven como un personaje benévolo, patriarcal, y populista incluso, pero al que asciende se le exige todos los castings del caso, y le ponen todos los filtros, salvo que se blanquee en el camino.

¿Y cómo es el nuevo rico?

El nuevo rico tiende a negar sus orígenes, porque al negarlo, de alguna manera  borra sus antecedentes que no es capitalizable en el cambio hacia arriba.

¿Y un nuevo rico podría ser socio del club Regatas a pesar de toda su plata?

Bueno, probablemente su hijo podría serlo, y también podría convertirse en “surfer”, y cortarse el cabello de otra manera, con algunos rayitos o mechones.

Incluso buscan casarse con chicas modelos

Ocurre muchísimo, claro que no es una ley, pero la generalidad manda. Cualquier personaje de origen humilde cuando asciende a otros circuitos cambia de mujer.

Pero eso es grave. Aquí estamos hablando de clasismo y racismo

Pero eso existe en cualquier parte del mundo, en Inglaterra a esa segunda mujer le llaman mujer trofeo. Además en la sociedad no solo se pretende tener capital económico, también se precisa tener un capital simbólico, o un capital cultural, entonces cuando no hay ese capital, vas a ser rechazado, porque ese capital cultural del que careces está en el reloj que usas, está en el “hayga” que dices, está en el “me soñé”, y en el “nadies”.

Siguiendo con el tema de la jerga. Antes se hablaba “Suave Camay” y “Altimatízate”, y ahora es “Habla barrio, o Batería”, ¿La jerga siempre evoluciona?

El origen fundamental de la jerga es el de crear un código cerrado para el exterior, para el enemigo, para decir en clave B, los mensajes del grupo. Los referentes iniciales de la jerga han sido la replana delincuencial y penitenciaria, y ese elemento lo arrastra a la jerga común fantasma, y no le permite ingresar como una materia de estudio serio en el contexto académico. Precisamente, “Habla jugador”es el libro que yo publiqué sobre las distintas jergas que se hablan en nuestra cultura. Te va parecer un alarde, pero no hay un solo libro publicado sobre eso en el Perú.

¿Existe el faitetodavía, o ya es mito?

Mientras haya un “fioca” en el camino, va a haber un “faite”.Mientras haya un “tío” que esté dispuesto a vivir del otro, entonces, sí habrá. Yo diría que las categorías cambian, pero los respetos en ese entorno se mantienen en base a una imagen de personaje violento, ese es un tipo que ya está “madrugando” a partir de la mirada, y de un par de fraseos, y de la “boquilla”, eso ya es un estándar. Yo creo que las jerarquías en el mundo de las jergas, y sobre todo en el mundo penitenciario, al igual que en el mundo de la gente formal, es lo que llaman los científicos una “invariante”, tienen una estructura que está ahí, aunque cambian los estilos, y los ropajes.

¿Qué caracteriza al macho peruano?

El macho peruano anda recontra “palteado”. Te remitiría a una frase que un día me dijo el maestro Max Hernández: “La gente cree que el narcisismo tiene que ver con alguien que se ama demasiado asimismo”, entonces yo le pregunté:¿qué cosa era?, y me respondió: “El narcisista es aquel que está hueveado consigo mismo”. Y efectivamente, el macho vive de eso. Vive del temor a los cuernos, vive de la necesidad de parecer macho siempre, vive de la necesidad de enfatizar su distancia con el homosexual, vive del afán de desarrollar narraciones reales, o  fabuladas antes sus patas, de todas las flacas que se levanta.

¿Entonces es un inseguro por antonomasia?

Diría que está básicamente afectado por eso, y cuando una mujer se percata, simplemente lo explota, y desde ahí lo controla, desde su propia inseguridad.

La mujer peruana también está desarrollando un rol más preponderante ¿Eso tiene que ver con su independencia económica?

Aunque resulte muy mecánico decirlo, la independencia económica condiciona la independencia de los afectos. En lugar que alguien se sienta en primera instancia independiente para recibir luego su dinero, hoy en día primero tienes que recibir tu dinero y después organizar tu independencia. Hay una anécdota que siempre cuento. Román Polanski luego de perder a su esposa, anduvo durante años sin embarcarse en ningún proyecto de trabajo, y cierto día se encuentra con Stanley Kubrick, y éste le pregunta si estaba metido en algún proyecto, y Polanski le admite que no tenía ánimos para emprender alguna realización, porque tendría que salir primero de su depresión; y Kubrick le dice: “Tienes que meterte primero en el proyecto, y de ahí vas a salir de tu depresión”.

Dicen que billetera mata a galán

Se trata de un hábito de larga data, y creo que ningún hábito de larga data vaya a morir por decreto. Existió toda la vida, y un autor como Baudelaire dijo: “El hombre produce y la mujer seduce” y las feministas pegaron el grito en el cielo. Entonces él cambió la fórmula: “La masculinidad produce, y la femineidad seduce”. Ahí ya no se habla de géneros, sino, de dos dimensiones.

Y entonces, ¿dónde entran a tallar los gigolós?

Hay para todo. Creo que una de las razones que hizo que la teoría ya no tenga el valor que ostentaba antaño, es que: ya no se puede generalizar de modo universal, siempre habrá singularidades, hay colectivos, hay historia, y hay gente que se aferra al mal conocido, y le encuentra el lado bueno a ese mal. Y también hay gente que quiere arrancar de cero, y desea convertirlo todo en un guion nuevo, pero de ahí vienen todo tipo de conflictos.

En las calles de Lima hemos visto unos paneles que decían: “El enemigo de un peruano es otro peruano”

Ante eso, yo dije que sería bueno que tuviera que ver con una propuesta de cambio, pero lamentablemente eso es un eslogan, porque un pensamiento que podría tener un sentido distinto, se convierte en un eslogan.

Pero si hacemos un mea culpa ¿Acaso no es cierto que ante un logro, el vecino, o el propio pariente luego te descalifique?

Así es. Pero antes de reconocerle el mérito a esa frase, también existe el chiste de los cangrejos que es más antiguo. De un balde de cangrejos van saliendo todos, y de aquel balde que no sale ninguno, es el balde de los cangrejos peruanos, porque ninguno permite que el otro salga. Todo esto tiene que ver con un problema que los sociólogos estudiaron hace mucho tiempo, y que es la falta de identidad, porque simplemente no nos identificamos que nosotros mismos.

Borges odiaba el fútbol, y en nuestro país muchos jóvenes y adultos viven, deliran, y hablan solamente de fútbol

Umberto Eco decía: La gente habla de fútbol porque es más fácil, la gente no habla de política porque cuando habla de política, o revela que es un ignorante, o por supuesto, que está preparado. Entonces hay un manto de homogenización posible que te da el fútbol.

Tú siempre has sido docente ¿Cómo ves a los muchachos que hoy estudian en las universidades?

Ahora vivimos en un momento de desfase entre la cultura letrada, y la cultura actual de la imagen, me refiero a la cultura digital. Sobre eso, yo quiero creer que las siguientes generaciones van a poder establecer el verdadero link, entre esas dos opciones. Y las generaciones actuales están realmente aplastadas por el facilismo tecnológico, porque de no haber tenido oportunidad alguna, o tenerla con cuenta-gotas cuando te trepabas a la combi para irte a la biblioteca de la avenida Abancay; a tener hoy todas las opciones en un solo clic. Hoy existe una valoración de lo actual que va en total desmedro de las posibilidades que antaño existieron. Y el muchacho actual, más que culpable, es víctima de una situación de no saber moverse. En mis clases a veces le pregunto a mis alumnos: –¿De qué autores has tomado este texto?— y el alumno coge su tableta y me dice: –Un momento profe–

Antes te vi haciendo análisis de tu especialidad en programas faranduleros en la televisión

En faranduleros nunca aparecí, pero me lo pidieron muchas veces. Y ahora que lo mencionas, lo más farandulero que hice fue presentarme en un programa de Carlos Carlín, y la verdad que me arrepentí muchísimo. También te cuento que la gente de Magaly Medina se cansó de llamarme.

Para terminar. ¿Crees que en Perú pronto prosperará la legislación de la unión civil entre personas del mismo sexo?

Yo creo que el día que deje de ser un tema que requiera de apoyo, se dará el cambio. Mientras requiera de apoyo, con esos apoyadores que tienen demasiado protagonismo sobre el tema, no lo sé, cuando en realidad el verdadero tema es de los apoyados.

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