El director argentino Juan Solanas, estuvo en nuestra ciudad participando del 23 Festival de Cine de Lima con su película Que sea ley, un documental que recorre la lucha que el movimiento feminista realizó para la legalización del aborto en Argentina.
Juan es hijo del cineasta y político argentino Fernando ‘Pino’ Solanas, entre su filmografía se encuentran películas de ficción como Nordeste (2005), Jack Waltzer: On the Craft of Acting (2011) y Upside Down (2012). Que sea ley, es su primer documental y con el cual regresó a participar del Festival de Cannes.
Por su paso por el festival
conversó con Lima Gris de su nuevo
filme, y sobre la dura labor de hacer cine de autor en Latinoamérica. Además, nos habló de la importancia de una ley
de cine y de la nueva experiencia que vivió en el proceso creativo del
documental. Solanas define su filme Que
sea ley, como un cine militante.
Comenzamos con lo que
hablábamos hace un momento, los sacrificios en el cine de autor
Doy siempre dos metáforas. La película para un autor es su
hijo, uno le da todo, hablamos en términos de protegerlo, entonces, uno vive en
carne propia cualquier cosa negativa de la película. Como, por ejemplo, que te
digan que vas a filmar en seis semanas y finalmente a último momento se cayó un
coproductor y tienes tres semanas para hacer la película. Entonces, cómo haces
para filmar setenta secuencias en tres semanas, es filmar cinco secuencias por
día, es imposible, pero es eso o no hay película. Es como que te digan: quieres
quedarte ciego o sin las piernas. Es una elección durísima. Después con lo otro
que lo comparo mucho es con ir a la guerra. Yo nunca fui a la guerra, pero sé
que es una lucha hacer una película, que incluye estrategia, información, y hay
que tratar de prever los problemas antes que lleguen, porque cuando llegan te
explotan en la cara y ya es muy tarde. La verdad que es duro. Uno lo hace por
amor. Generalmente un autor quiere contar algo que le parece importante. No hay
cineasta que no conozca que no trabaja de 16 a 18 horas por día mínimo.
Incluso hay cineastas
que han vendido su casa u otros que no han tenido para pagar la luz o el agua
Sí. Yo crecí viendo gente que venía a embargar mi casa, mi papá es cineasta y eso lo viví. De hecho, lo viví y no le aconsejo a nadie ser cineasta. Yo tengo dos hijos y yo preferiría que no sean cineastas porque eso es muy heavy.
A pesar que Argentina
y Francia cuentan con una Ley de cine; imagínate ser cineasta en un país como
el Perú que no tiene una ley de cine
Aquí en Perú son héroes nacionales directamente. Estuve justamente preguntando, cómo puede ser posible que no exista una Ley de cine. Tendrían que tenerlo. Las que tienen Francia y Argentina son muy similares, y está muy bien, porque para colmo no le cuesta nada al Estado. Es un pequeño porcentaje de la recaudación de cada entrada, es decir, cuando van un millón de peruanos a ver Avengers, eso financia el cine peruano, estaría muy bien.
Cómo manejas el tema
del estrés, ya que es algo que ha perjudicado a muchos cineastas, recuerdo
ahora el caso de Fabián Bielinsky, que lamentablemente falleció de un paro
cardiaco en un hotel de Brasil ¿qué recomiendas para manejar esto?
Tratar de hacer deporte y manejar el estrés como uno pueda. Yo cuando filmo, en la noche trato de tomarme un vaso con vino para bajarme los nervios, me encanta el vino, pero no es un plan placer, es más bien como un remedio para bajar el estrés. Y hay que bajarlo porque el estrés mata. En la última película, por una cuestión de seguros médicos me hicieron un test de sangre en Francia y después me fui a filmar a Canadá, y tuve que hacerme un segundo test ya en Canadá, justo a semanas de filmar, en pleno caos. El resultado de ese test me dio todos los números pésimos, ya estaba en pico de estrés. Estaba muy mal, ultra estresado.
Se puede decir que
pasar de la ficción al documental fue una necesidad para ti
Sí. De hecho, yo nunca hice documental ni me lo planteaba, pero soy alguien muy político, me leo todo el mundo, y en este caso en particular el tema del aborto lo sigo de muy cerca desde el año dos mil. Pues yo no sabía de repente porque soy hombre, no entendía que estaba prohibido y que iba a la cárcel una mujer si aborta. Eso me choqueó tanto que lo incluí en el argumento de mi primer largo. Escribí el guion en el 2003 y filmé en el 2004, la película estuvo en el Festival de Cannes en el 2005. La actriz principal aborta en cámara. Eso quiere decir que yo hace mucho tiempo que sigo el tema. El año pasado cuando uno sentía que por primera vez había como una posibilidad puntual de que esta ley pase en Argentina, y al estar muy atento al tema, el día de la votación de diputados me desperté a la tres de la mañana y seguí todo el debate que fueron 24 horas, hasta que se votó a la mañana, me emocioné mucho porque se votó positivamente, y sentí como algo irracional que tenía que estar filmando. A los tres días ya estaba en Buenos Aires —yo vivo en Montevideo— con una cámara lo que empezó siendo Que sea ley, desgraciadamente la ley no salió, ya que en Argentina hace falta el voto de las dos cámaras, y dos meses después el senado rechazó por muy pocos votos la ley, y medio que ahí ya con la indignación, la bronca y el cansancio, me quedó claro que si hubiese salido la ley, yo no hubiera hecho la película, pero no salió, fueron ocho meses de filmación finalmente.
Mencionaste que lo que
hiciste en Que sea ley, es un cine
militante, de alguna forma me recuerda a Rodolfo Walsh, con su militancia
sindicalista en la literatura. Hay un compromiso personal muy fuerte detrás de
tu película
Sí, absolutamente, por eso digo muy claramente que es una película política para y por una ley de aborto seguro, legal y gratuito en Argentina y en Latinoamérica, y para extensiones del mundo por supuesto. Es un acto militante, pero si hago la diferencia y lo subrayo que no es para nada un panfleto. Cuando digo panfleto es que en la película todo lo que se dice es 100 % real. Nadie puede decir que algo que está en la película no es cierto, todo lo que dice la película es simplemente los acontecimientos, las consecuencias bien reales de lo que pasa cuando el aborto está prohibido.
Estas totalmente a favor de
esa ley
Estoy
totalmente a favor, la película se llama Que
sea ley, pero el eje de la película es permitirle a alguien que no está a
favor o que no sabe que pensar, que vea la realidad y que con eso reflexione,
de repente no lo haga cambiar de opinión, no lo sé, pero cuando digo que no es
un panfleto, quiero decir que la película es respetuosa, no insulta nadie,
simplemente muestras a través de testimonios de mujeres lo que pasa cuando el
aborto está prohibido.
¿Para filmar esta película cuánto
ha pesado el azar? Porque la ficción es una cosa totalmente diferente al
documental, háblanos del azar.
Es muy interesante que me preguntes eso. Yo no conocía eso, y lo defino como vertiginoso, porque el presente se te escapa, sino estas filmando no lo tenés, y si no te gustó el encuadre, ya fue. Y ese vértigo sabes que me enloqueció, porque soy muy perfeccionista, de esos que dicen: movamos un centímetro la plantita. Y esto violentamente lo contrario, lo que hay agárralo ahora, porque después ya no está más. Me encantó, porque es como que te obliga a estar doscientas veces más enfocado, porque el presente ese lo agarras al instante o nunca más. Me encantó a tal punto que después las entrevistas —me hice una especie de dogma— me las hice en ese estado de espíritu, iba solo a ver alguien que no conocía o tampoco conocía su historia. Primer un mensaje por WhatsApp, me presentaba y hablaba con tal fulana que quiere hablar, y así nos citábamos y llegaba a un lugar que no conocía y la idea era filmar, y le preguntaba a la persona dónde querés que te filme. Es decir, todo lo contrario, a lo que yo hago. Eso para mí era una fuerza. Lo otro era que me obligaba que en quince minutos máximo estar filmando, para no darme tiempo a dar vuelta, porque me conozco a mis propios diablos. Entonces todo era: hola que tal. Le explicaba de qué era la película y que se llamaba Que sea ley, así básicamente les decía a todas que la cámara estaba acá para que le digas a la audiencia lo que quieras decir. Así ponía REC y punto final. Cuando terminaba les preguntaba si estaban cómodos con lo que dijeron o de repente no estaban cómodos con algo que dijeron, o si querían agregar algo, y eso es algo que muchas veces pasa. Todo duraba máximo cuarenta y cinco minutos. También era el vértigo de que cada semana se muere una mujer, todos los días se mueren varias mujeres a nivel de Latinoamérica, entonces, la película tiene algo bruto de la urgencia.
En Brasil el presidente
Bolsonaro cerró el Ministerio de Cultura, en Argentina el presupuesto para la
cultura se redujo, ¿cuál es la sensación que tienen los cineastas con respecto
al INCCA y la Ley de cine?
Estos últimos años fueron muy duros. Justo esta mañana estaba viendo una charla que daba un cineasta americano sobre cine independiente americano, porque Trump hizo lo mismo, y digo, es algo que está pasando en el mundo. Algunos dicen que cultura es plata perdida, la cultura no tiene valor, y la verdad que es mentira todo eso. Porqué se gasta tanta plata en armamento, acaso la cultura no es importante en lo que forma a un ser humano, lo que nos hace tan únicos. Es muy difícil hoy en día para una película de autor, existir. El dueño de la sala lo que quiera es maximizar sus ganancias, y él gana plata ´poniendo Toy Story o Avengers en el cine, es así. Uno no puede pretender que cualquier película de autor le compita en nivel de entradas a Avengers, y cómo hacemos entonces, qué espacio queda para ese cine diferente, más reflexivo, y que esta para hacer avanzar la sociedad, no para divertirte, los dos tienen que coexistir. Tampoco me parece que está bien exigirle a alguien que un sábado a la noche después de tener una semana de mierda quiera ver algo ligero para olvidar y reír. Esta perfecto, pero tiene que ver un espacio al arte, y ese espacio está desapareciendo en todas partes. Argentina resiste porque tiene una ley de cine. Francia tiene una ley de cine fuerte, porque cuando Francia hizo el tratado de intercambio inscribió en el tratado la excepción cultural. Lo bien que hicieron, porque si no hoy ese tratado le impidiera a Francia que ayude a su industria nacional de cine.
Y esa ley de cine tiene un
punto importante que es la cuota de pantalla…
Pero
absolutamente, además, Francia tiene cuota de música en la radio. En Francia
tiene que pasar un mínimo de música francesa que sea rock o lo que quieras, y
la verdad que es necesario, y eso no es un máximo, pero si es garantizar un mínimo.
Entonces, que haya una economía posible,
sino para hacer cine uno tiene que hacer películas con dos chauchas y gratis, y
si no hay industria, no hay profesionalización ni calidad cinematográfica. Los
cineastas hoy en día en nuestros países son medio como héroes, son personas que
venden la casa, y eso no es normal, eso es muy duro.
¿A qué cineastas del cine
argentino tienes como referentes?
A ver, Lucrecia
Martel, me gusta su sensibilidad, me parece que tiene una mirada
extraordinaria. Lisandro Alonso me gusta mucho, —pero mi Dios del cielo
es Tarkovski, y mi otro Dios es Fellini— Lisandro Alonso tiene algo muy
raro y único que es esa especie de captación del tiempo. Esas tomas larguísimas
donde no pasa nadie, pasa todo. Son Maravillosas.
¿Conoces algo de cine
peruano? o latinoamericano, porque muchas veces parece que vivimos de espaldas
El tema
es que es muy difícil que nuestros cines se den a ver. Mañana que tengo un poco
de tiempo quiero ir a ver películas, quiero ver cine peruano, quiero ver cine
latinoamericano, porque es como milagroso, porque yo vivo en Montevideo y que
llegue una película colombiana, por ejemplo, y que te la programen no dos días,
porque de repente uno esos dos días son pueden, o no te esteraste, porque esas
películas salen sin publicidad, entonces todo eso es un perverso. Es como un
monstruo que se autoalimenta. Todo eso está mal.
Macri, ¿se queda o se va?
Se va sin lugar a duda. Lo que me parece que todos queremos es que se vaya el último día de su mandato y no antes. Eso sería feo para Argentina. Tiene que ser una transición democrática y en su punto como dice la constitución, pero se va seguro.