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José Carlos Martinat hizo pasar como suyas obras de tres artistas peruanos

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Escribe: Luis Felipe Alpaca

Hace un mes se inauguró en Puerto Rico la feria de arte Meca International Art Fair, y la galería peruana Revólver participó en ella exponiendo en su stand la individual Un solo show con obras del instalador peruano José Carlos Martinat. El hecho es que tres de las obras que se expusieron y se pusieron a la venta, son de autoría de los artistas locales Mía Caro Ponce Requena (Mía Gore), Raúl Vargas Quispe (Rustoy) y Bruno Guzmán La Torre (Bla).

Mía Gore, Rustoy y Bla

Cuando Mía Gore, Rustoy y Bra se enteraron que Martinat expuso como suyas sus obras, se desconcertaron y lo primero que hicieron fue tratar de comunicarse con Meca, la organización del Art Fair, luego con la galería Revolver y finalmente con el propio José Carlos Martinat, y la única respuesta que recibieron vino de la organización Meca. En tanto, Revolver y Martinat no responden ni dan una explicación a los mensajes de los artistas vulnerados.

Todo comenzó los primeros días de enero de 2019, cuando un grupo de artistas que iban caminando por la auxiliar de la panamericana Sur a la altura de Asia se percataron del exceso de propaganda política en los terrenos, fachadas y espacios públicos, y ante la contaminación visual decidieron intervenir artísticamente a la altura del kilómetro 100. Alrededor de la una de la madrugada empezaron a pintar sobre algunas paredes las obras que hoy, de forma insólita, son parte del patrimonio de la galería Revolver y de José Carlos Martinat. Aquellos trabajos extraídos son grafitis con técnicas mixtas y son:

Obra 1: Realizada por el Colectivo Nervio que estuvo integrado por Rustoy (artista de 24 años egresado en 2019 de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú),  por Bla y Diego Zegarra Balarezo (Cutue, artista de 30 años también egresado de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes) y consiste en un toro de color negro con una letra V y una letra I de colores verde claro y blanco.

Obra 2: Realizada por Mía Gore, (artista de 27 años que estudió artes visuales en el Instituto Edith Sachs) y consiste en un toro cíclope con alas y con una X, además de una escritura que dice Hola extraños.

Obra 3: Realizada por Bla (artista de 25 años egresado de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú en 2018) y consiste en un toro con patines y que bota espuma del hocico.

Los artistas vulnerados fundamentan en su reclamo que si bien su intervención artística se dio en un espacio público y por eso ya no les pertenece, porque desde ese momento le pertenece al espectador de la calle y al paisaje urbano, y que si han sido obras autogestionadas y sin fines de lucro ¿cómo es posible que Revólver se haya prestado para exponer trabajos creados sin fines de lucro para luego privatizarlos y lucrar con ellos en otros espacios elitistas con el único afán de venderlos a precios elevados? algo que también reclaman es que si bien la práctica de la apropiación siempre pasa por una  modificación o intervención que descontextualiza la obra primigenia, eso no ha sucedido cuando extrajeron su obras, porque el equipo de Martinat no hizo ningún tipo de transformación o alteración y más bien las piezas fueron extraídas intactas y han sido expuestas tal cual los artistas las pintaron.

Es por eso que ellos consideran que ha sido un atentado contra su verdadera intención artística y simbólica de compartir su arte en el contexto de la calle para que luego sea accesible a todo tipo de público y a toda clase social. Además, resaltan que Martinat se contradijo cuando afirmó en una entrevista para El Comercio: “La autoría es subjetiva en el espacio público. Yo cojo los elementos y los transformo para crear un cuerpo nuevo”. Nada más falso, porque no hubo la más mínima modificación en las obras extraídas y porque fueron expuestas de forma intacta, en el sentido más literal.

¿En qué consiste el Apropiacionismo?

El apropiacionismo es una corriente artística tan antigua como la historia y consiste en apropiarse de creaciones ajenas para luego replantearlas como propias, no obstante en el siglo XX se le dio el auge correspondiente a esta práctica, donde personajes como Marcel Duchamp, quien introdujo la idea del ready made, y posteriormente Andy Warhol, Jeff Koons y Damien Hirst, continuaron con la práctica hasta los años noventa. Generalmente los apropiacionistas buscan simplemente el impacto que generará la exhibición de las piezas apropiadas; en suma, solo enfatizan el concepto que prima sobre ellas para recontextualizarlas y darle entonces otra narrativa.

Foto: Galería Revolver.

Quizá en términos teóricos aquella explicación suena interesante, no obstante, el posmodernismo imperante pretende insertarnos en nuestras mentes que eso es arte contemporáneo. Y si ahondamos en el plano anecdótico, el apropiacionismo que además está muy lejos del copyright, también fue motivo de escándalo en los años sesenta, como el caso de Andy Warhol cuando en sus serigrafías copió fotografías de flores que fueron capturadas por Patricia Caulfield y que luego las expuso en la galería de arte de Leo Castelli en Nueva York. Pero cuando Caulfield vio sus fotografías en una publicidad, reclamó a Warhol por sus derechos de autor y antes de ir a los tribunales llegaron a un acuerdo para obtener regalías por el uso de las imágenes.

Lo mismo sucedió con el fotógrafo y pintor norteamericano Richard Prince que fue uno de los más controversiales en el mundo del arte por hacer uso indebido del copyright al apropiarse de trabajos de otros creadores para venderlos como suyos y a 90 mil dólares cada uno. En 2015 Prince expuso 38 gigantografías de capturas de pantallas de imágenes de Instagram que fueron realizadas por algunos artistas de los circuitos oficiales. La muestra se dio en la galería Gagosian de Nueva York y se llamó New Portraits; aquello fue el motivo de las protestas de algunos autores como el reputado fotógrafo Donald Graham que a través de su abogado respondió de forma oficial a la galería y al propio Prince exigiéndoles que retiren su fotografía ya que no estaban autorizados para exhibirla.

Finalmente el apropiacionismo siempre generará polémica y controversia, a pesar que ya es aceptado y establecido en las esferas del arte posmoderno, pese a que en la mayoría de los casos significa un plagio explícito y por la falta de conocimiento y consentimiento del artista original que creó la obra extraída y al hecho de lucrar a través de ella con miles de dólares y sin ninguna intención de retribuir a los verdaderos creadores. Tampoco es menos cierto que los apropiacionistas fundamentalmente buscan adquirir fama y renombre a través de la provocación y la controversia para adquirir réditos económicos, más allá de su dizque “reflexión” y “recontextualización social”.

José Carlos Martinat es un bendecido de los círculos elitistas de arte en Perú

Aunque reconoce que no tiene formación de artista, José Carlos Martinat siempre ha estado patrocinado por circuitos artísticos altamente segmentados como el MALI y ha sido artista, o mejor dicho: marca exclusiva de la desaparecida galería Lucía de la Puente y la galería Revolver (que hoy funciona en el barrio de Recoleta en Buenos Aires); incluso su hermano mellizo José Luis Martinat ganó el premio Sura en el PArC 2017 con una instalación que consistía en una enorme manta negra con una inscripción circular que decía País con futuro.

Aquel jurado estuvo conformado por Caridad de la Puente Wiese, hermana de la dueña de la galería concursante, y por el manejador del arte en el Perú Armando Andrade de Lucio (Andrade al que la revista Cosas le hace entrevistas complacientes y el que decide qué es lo que va y no va en la Bienal de Venecia en su calidad de Presidente del Patronato Cultural del Perú, y también como presidente del Comité de Subasta del MALI).

José Carlos Martinat es tan afortunado que su trabajo ha sido promovido para ser expuesto en algunos países de Latinoamérica, Norteamérica, e incluso Europa, además participó en el último ARCO Madrid y por si fuera poco sus instalaciones forman parte en la colección del magnate minero Eduardo Hochschild, actual Presidente del MAC, directivo en el MALI y dueño de la exuberante UTEC ubicada en Barranco; no por algo su caballo hecho en cobre y reciclados se exhibe en el décimo piso de la nueva casa universitaria.   

Pero la historia de Martinat sobre su afán de extraer creaciones ajenas data de mucho tiempo, como aquella ocasión en la galería Ignacio Liprandi de la avenida de Mayo en Buenos Aires cuando inauguró aquel sábado 30 de octubre de 2010 su individual Ejercicios para galería y donde irrumpieron grafiteros muy furiosos para protestar y boicotear la vernissage porque se descubrió que las obras expuestas habían sido extraídas por su equipo de trabajo de algunos muros ubicados en las arterias urbanas de Buenos Aires; obviamente, luego de aquella gresca la muestra se canceló y no hubo nada más para exponer. No obstante, él en su afán de conceptualista pretendió capitalizar el incidente y afirmó en las redes sociales que aquel ciclo correspondía a una Vandalización de la vandalización de la vandalización.

Lo mismo sucedió en 2017 en Venezuela durante las elecciones para elegir a la Asamblea Nacional Constituyente, cuando Martinat pisó suelo llanero y ordenó a sus colaboradores extraer algunos murales políticos de las calles caraqueñas para luego exponerlos como suyos en Los Ángeles en la importante muestra Proyectos LA del Pacific Standard Time y donde fue igualmente representado por la galería Revolver.

La técnica que ellos utilizan para extraer los murales callejeros se denomina peeling off y es mediante la aplicación de una resina que luego remueve las capas pictóricas de las paredes para desprenderlas con espátulas, aunque en la mayoría de los casos las obras se estropean si es que no se domina esta técnica. 

¿Qué dice el rollo que explica la temática de Martinat cuando se apropia de creaciones ajenas?

“José Carlos Martinat durante la última década se apropia de pintas y murales urbanos de la convulsa de distintos países como Argentina, Venezuela y el mismo Perú, y los lleva a exposiciones con un reconocimiento internacional inmensurable. A simple vista, estas obras serían inaceptables para la voz del pueblo o para los artistas del grafiti.

De este modo, José Carlos ha convertido la apropiación en su marca inalterable. A diferencia de su despliegue artístico de finales de los noventas, donde se preocupa por cuestiones relativas a la originalidad en las artes. Su enfoque con respecto a la apropiación, de acuerdo a Revolver Galería, implica la extracción de elementos de las calles -peeling-off pintas políticas, la recopilación de los moldes de yeso de las fundiciones donde héroes del siglo XIX fueron fundidas en bronce, o sacar moldes de las superficies de figuras ecuestres con papel aluminio que luego re-contextualiza con el fin de comentar acerca de los diferentes usos del espacio público y de las historias políticas de determinados lugares”.

Es decir, da caché apropiarse de obras de artistas que trabajaron en su creación, y en el colmo de la exclusión la cita afirma que a simple vista las obras serían inaceptables para la voz del pueblo o para los artistas del grafiti. Al parecer, eso significa que para la voz de las elites del arte y para la crítica oficial las obras apropiacionistas serían absolutamente aceptables.

¿Y sobre los derechos de autor?

Los derechos de autor son normas legales que protegen a los autores de una creación, sea esta artística, literaria, musical o científica y sus especificaciones técnico-jurídicas se rigen según las leyes vigentes de los países donde se utilice las obras creadas.

Aquellos derechos se clasifican en derechos patrimoniales, derechos morales y derechos de integridad. En ese sentido, la legislación peruana es muy genérica; si bien en el Título VII del Código Penal peruano que se refiere a los Delitos contra los derechos intelectuales, en su capítulo primero que tipifica los Delitos contra los derechos de autor y conexos están los artículos 216°, 217°, 218°, 219° y 220° con penas que fluctúan entre los dos a ochos años de cárcel; no obstante, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) cuenta con una Dirección de Derechos de Autor donde se puede registrar las obras creadas por sus autores e iniciar un proceso de derecho moral de paternidad y además denunciar cualquier vulneración realizada a alguna creación con autoría a través de un trámite con requisitos específicos señalados en el TUPA (Texto Único de Procedimiento Administrativo) correspondiente.  

Hablan los artistas Mía Gore, Rustoy y Bla

¿Qué es lo que ustedes sintieron cuando se enteraron de que sus obras fueron llevadas de forma intacta a esa exposición de arte en Puerto Rico?

Mía Gore: Las obras que nosotros hemos realizado también tienen un fin y además un concepto, entonces la intervención que hicimos tenía toda la intención de estar donde estaba, ahí en la calle, y no tenía por qué ser nuestra, ni de otra persona, ni de una galería y más bien de toda la gente que pasara por la calle. Creo que es un atropello a nuestro trabajo y al concepto que nosotros tenemos al hacer lo que hacemos.

Rustoy: Lo que particularmente me molesta es la privatización de la obra, porque el fin de ella como bien mencionó Mía es que sea algo hecho para el público y que no tenga dueño y que sea para todas las personas; en cambio al sustraerlo lo quitaron del espacio original y lo privatizaron para otro público, porque para ingresar al Meca te cobran la entrada y es para gente con dinero y ya no para los transeúntes. Esas obras nosotros las hicimos sin ningún fin de lucro y más como una cuestión de grafiti, de simplemente tomar un espacio, pintarlo e intervenirlo, pero lo terminaron vendiendo en miles de dólares y al fin y al cabo nosotros ni enterados sino fuese por las redes sociales.

Mía Gore, ni bien te enteraste del suceso intentaste comunicarte con ellos ¿exactamente con quiénes, y qué te respondieron? 

Le escribí a la galería Revólver, le escribí a la Meca de Puerto Rico y le escribí a José Carlos Martinat y ni Martinat, ni la galería Revólver me respondieron. Los únicos que me respondieron fueron los de la Meca y me dijeron que hable con los de Revólver, nada más.

¿Qué sentiste ante esa omisión de una respuesta ante tu petición?

Eso me pareció muy mal, porque yo esperé aclarar el asunto, pero no sé qué se creerán en realidad al no querer dar la cara para explicar algo y si realmente ellos creen que lo que han hecho es arte ¿Por qué no responden? Y si creen que lo que han hecho está bien y tienen derecho a hacerlo y es válido en el mundo del arte, deberían haber dado la cara y quizás responder: “Sí, lo hicimos por tales motivos” y así darme un sustento de lo que ellos consideran que es su trabajo.

Generalmente cuando se realiza este tipo de extracciones de las obras urbanas que son públicas, ellos tienen un discurso que señala que están recontextualizando la obra en otro espacio o soporte para revalorizarla, etcétera; sin embargo le ponen un precio a las obras, es decir las venden en miles de dólares. ¿Qué opinan de eso?

Mía Gore: Yo creo que eso es solo una fachada para vender y ganar dinero. En realidad no creo que ellos tengan un fin realmente artístico porque están yendo en contra de todo, porque eso de vandalizar lo vandalizado, no lo creo. Ellos solo quieren vender las obras y no están tomando en cuenta el contexto, porque creo que si fuera así ellos ya nos habrían respondido.

Bla: El grafiti es algo para la calle y funciona en el momento de hacerlo y cuando ya está en la calle ya no me pertenece a mí porque le pertenece a todo el paisaje. Yo entiendo que se lleven murales políticos porque no tienen ninguna intención artística; pero él no solamente se ha llevado la forma estética de lo que yo he hecho, sino se ha llevado algo que estaba allí para la calle. Entonces ha intentado llevarse ese conocimiento de la calle y lo ha sacado de la calle y nuevamente lo encierra en una galería, cuando estamos en épocas en que se necesita que esto esté afuera, en las calles. Él modifica la propuesta de los grafiteros porque el grafiti nunca va a tener un precio y el grafiti solo es grafiti cuando es ilegal y está en la calle y no cuando está dentro de una galería y ni siquiera lo saca él mismo, porque lo saca otra persona y Revólver lo avala y le paga el conteiner. A él solo se le ocurre algo y lo hace y no sabe sobre las repercusiones que puede traer todo esto, porque la gente no se va a quedar tranquila.

¿En el arte también existe la ética?

Mía Gore: Es válido todo, pero creo que también se debe respetar el trabajo de otras personas y dentro de tus posibilidades lo ético y lo moral es algo relativo.

Rustoy: Yo creo que él se basa en todo ese vacío que existe dentro de la galería porque al fin y al cabo todo ese circuito artístico del arte contemporáneo está basado en lo que una galería termina legitimando como arte y lo que no es arte y en este caso el discurso que tiene Martinat es que estas obras al transportarlas a otro espacio también las reconfigura, pero con respecto a nuestras obras él no las cambió nada, absolutamente y simplemente las retiró y las puso tal como estaban. Entonces, pienso que también se contradice en su propio discurso, porque ahí se ve su verdadera intención de extraer algo y basarse en una feria para que eso sea un producto vendible.

Ustedes están disgustados con todo esto porque además no ha habido ninguna explicación ¿Van a interponer alguna acción legal?

Rustoy: Sí. Nos estamos asesorando en acciones judiciales sobre propiedad intelectual y por otro lado también nos interesa exponer de una manera artística porque sentimos que no todo puede quedarse dentro de lo mismo, porque solamente se agrandaría toda esta polémica sobre el mismo artista y simplemente generaríamos más sobre su propia obra.

Mía Gore: Yo me siento muy ofendida porque siento que no es correcto lo que está haciendo y bueno… seguiré pintando.

 *Antes de publicar esta nota intentamos comunicarme con el director de la galería Revolver, Giancarlo Scaglia, para que explique detalles sobre el tema y si las obras mencionadas fueron vendidas, y también con José Carlos Martinat, que por cierto, ya no está en las redes sociales; sin embargo, no recibimos respuesta.

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