Cuando me enteré que la obra del artista Juan Javier Salazar, había sido elegida para representar al Perú la Bienal de Venecia, me sorprendió la noticia, incluso fui a la conferencia de prensa. Ese día todo era sonrisa, todo era entusiasmo y aplausos. La realidad actual es otra. En estos días nos enteramos de las terribles irregularidades de la participación de Perú en la Bienal de Venecia, y lo que es peor, de la manipulación grosera de la obra de Juan Javier Salazar.
¿Quiénes estuvieron a cargo de la participación de Perú en la Bienal de Venecia? Pues, los que participaron de la conferencia de prensa. Algunos de forma directa y otros de forma indirecta, es decir, como representantes de la empresa para la cual trabajan, como es el caso de Jaime Bedoya (editor de El Comercio).
Esta foto inmortaliza el momento previo al escándalo. Un escándalo que a generado una batalla para defender la obra y la memoria de Juan Javier Salazar. Aparecen de izquierda a derecha: Jaime Bedoya, Armando Andrade, Denise Ledgard, Antony Custer, Rodrigo Quijano, Susana de la Puente y José Orrego.
De izquierda a derecha: Jaime Bedoya, Armando Andrade, Denise Ledgard, Antony Custer, Rodrigo Quijano, Susana de la Puente y José Orrego.
Algunos los denominan “la camarilla de Venecia”. Pero la realidad actual es que Rodrigo Quijano, quien fue el curador elegido para presentar la obra de J.J. Salazar en Venecia, renunció días antes. Los motivos los hizo público el día de ayer.
TESTIMONIO DE RODRIGO QUIJANO
«Desde el principio, la convocatoria estuvo llena de irregularidades e informalidades y a lo largo del proceso no hicieron sino multiplicarse hasta el resultado final en Venecia. De haber sabido cómo serían las cosas no hubiera presentado nada. Y sin embargo, lo presentí y no sólo desde el momento en que le llamaban “stand” al pabellón. No obstante, la renuncia al rol curatorial mismo es imposible ya a estas alturas porque así está inscrito en la organización de la Bienal desde el mes de febrero y por último lo gané por concurso. Pero así las cosas, anuncié que no viajaría y lo hice por estas razones, entre otras:
1. Porque no tengo la menor intención de legitimar una exhibición que aunque lleva mi firma fue llevada a cabo de manera arbitraria, en contra de mi opinión y sobre todo en contra de la integridad de la obra del artista.
2. Porque, y esta es la razón principal, los gestores de esta operación al inventarse una pieza “basada” en la famosa tela con la que Juan Javier Salazar cubrió y desapareció anticolonialmente el monumento de Pizarro en Lima y convertirla en cortina (!) para cubrir todas las paredes del pabellón (!!), no sólo desactivaron la intención política del artista convirtiéndola en decoración ridícula y autoexotizada, sino que se inventaron una pieza, y eso es falsear la historia y abusar de ella y del artista recientemente fallecido y de quienes siempre admiramos su obra. Para perpetrar ese asunto exigieron recortar a menos de la tercera parte la selección de obra por supuestos motivos económicos, pero no tuvieron el menor empacho en mandar a producir esa tela por varias decenas de miles de dólares. Era obvio: estaban enamorados de su idea.
3. Porque cuando ya las cosas estaban a punto de estallar y me dije que al menos quedaría el texto que escribí para el catálogo (a la carrera porque uno diría que una bienal no se hace cada dos años sino no cada dos meses) me enteré que texto y catálogo sólo salían en inglés, completando así la operación de exportación y negación.
4. Porque es evidente que este desenlace exhibe por fin la enorme cantidad de limitaciones y arbitrariedades de un modelo de administración del arte como empresa privada y como otra forma de marketing y de branding. Y que su manejo a manos de banqueros y publicistas nada tiene que ver con el arte, por mucho que lo coleccionen. Y mucho menos con el trabajo disidente del artista de Morales e Inmorales Contratistas Nacionales, pero finalmente con ninguno.
5. Porqué debe la ciudadanía del país soportar estas decisiones privadas de un puñado de inversionistas como si fueran decisiones públicas? Esto del envío privado a Venecia, es sin duda alguna atípico, pero así ya resulta excesivo.Y qué dirían las autoridades culturales del Estado? Claro: cuál Estado, justamente.
6. Porque los gestores de este asunto realmente no saben lo que hacen, pero sí porqué lo hacen y saben lo que quieren, y yo quiero otra cosa.
7. Porque al parecer los responsables de esto no saben ni quieren distinguir el Perú de la marca país Promperú y eso también es falsear la historia y no quiero ser “embajador” de esa marca ni de ninguna otra.
8. Porque me acordé que el jurado que compone la convocatoria está compuesto por representantes de instituciones privadas todas, pero han hecho deliberadamente al margen a la Escuela Nacional de Bellas Artes, y eso suma abandono al abandono y es el signo manifiesto de un desdén mayor por el país de verdad, que no es el decorado en cartón piedra o hecho cortina (!) que venden las agencias promperús y sus demás socios.
9. Porque finalmente ¿qué tengo yo que perder frente a esto? Trabajo evidentemente no será, pues en estos años de precarización del empleo y del rol curatorial entre nosotros, precisamente en plenos años del “boom” artístico que inventaron que existía en el país del boom económico para la élite, nunca lo tuve realmente. Ni tampoco fueron capaces, quienes han venido administrando privadamente no sólo el arte sino el Estado, de crear y ampliar siquiera la red de instituciones nacionales para que ese trabajo especializado que es el trabajo artístico y sus redes de producción perduren, así como tampoco crearon becas, ni fondos de investigación, ni ayuda, ni nada. Esa no la ven. Tanta plata que corrió. Famoso “país del mañana”.
PD: Si llegaron hasta aquí, les agradezco la paciencia. He leído en una nota periodística que mi colaboradora e íntima amiga Rosanna del Solar ha sido indicada como Co-curadora y ponen sus declaraciones debidamente elegidas como para normalizar las cosas. No es así. Al hacerlo intentan legitimar la exhibición y no le hacen ningún favor al nombrarla como co responsable. Rosanna trabajó en equipo conmigo y fue mi asistente curatorial. El trabajo de ella es siempre estupendo tanto como asistente como curadora, y viajó justamente a Venecia no para legitimar lo que han hecho los responsables del envío, si no para ver con sus propios ojos el asunto, corregir una que otra cosa, constatar las múltiples arbitrariedades (dijeron por ejemplo que si era necesario sacar la cortina, la sacaban, pero luego se desdijeron y en general siempre se han hecho los locos) y otros errores y temas in situ. Gracias a ella, y a su testimonio diario por chat y correo, y a su coraje de enfrentarse a las arbitrariedades de los gestores del envío, cosa que de verdad no es nada fácil, es que me reafirmo en mi decisión de no haber viajado y de contarles mi versión al respecto.
Y también de hacerme cargo.
Un abrazo.
Después de leer todos los puntos de su renuncia, se lee algo importante en el párrafo final «He leído en una nota periodística que mi colaboradora e íntima amiga Rosanna del Solar ha sido indicada como Co-curadora y ponen sus declaraciones debidamente elegidas como para normalizar las cosas».
obviamente, uno de los que aparecen en la foto del día de la conferencia, es quien pone las declaraciones que más conviene para normalizar el terrible escándalo en Venecia. Hablo de el periodista Jaime Bedoya (editor de El Comercio). Por lo que vemos, jaimito ya se olvido de hacer periodismo. Aquí la lavada de cara que intentó hacer Bedoya (nota de El Comercio).
Si nos ponemos a pensar, lo que la comitiva en Venecia esta haciendo con la manipulación de la obra de Salazar, no es otra cosa que una gran estafa. Es decir, el público en Venecia esta siendo engañado. A esto se suma el grotesco insulto a la memoria del reciente artista fallecido.
Foto Saverio Simi de Burgis.
LAS CRÍTICAS CONTINÚAN
Entre las personas que han levantado su voz de protesta ante este escándalo aparece Mario Acha Kutscher, quien menciona «Al igual que los huaicos, la Bienal de Venecia desnuda lo peor del Perú».
«Mientras J.J. Salazar cubre el monumento a Pizarro con un manto impreso con piedras incas, en un acto simbólico y genuino de resistencia y rebeldía indígena, frente al ‘invasor’, algo inaceptable para los ‘conquistadores’ y sus actuales sucedáneos políticos, la ”camarilla“ de Venecia cubre totalmente el recinto peruano en VENECIA con la misma tela (en versión espectáculo), en un acto simbólico de peruanidad exótica y venta turística (Perú es Machu Picchu), y lo hace sin participación, tanto del autor fallecido hoy tergiversado y convertido en presa fácil de intereses personales, como del curador oficial, hoy convertido en mera figura formal substituible por los verdaderos detentores del poder: los coleccionistas y su dinero de compra (ya nadie quiere recordar al crítico de arte Juan Acha).
Es así que la Bienal de Venecia desnuda groseramente lo peor del Perú: su precaria institucionalidad, siempre al servicio de intereses de pocos, siempre evitando tomar decisiones, dejándolas siempre para “el Perú de mañana“ (J.J. Salazar hubiera cambiado los rostros de los presidentes por la de los coleccionistas, muchos de ellos detrás de escuelas privadas de arte, museos y galerías).
El Perú no es país pobre, es un país ineficaz (Bill Gates)
Mientras veamos solo a Machupicchu, el Perú no existirá a la mirada contemporánea
¿Qué haremos todos al respecto? ¿Seguir pensando como esclavos?»
Por su parte el artista Jaime Higa lanzó una gran pregunta en las redes ¿Cuánto vale la muerte de un artista?
«A partir del envío de la obra de Juan Javier Salazar a la Bienal de Venecia se ha suscitado una controversia sobre la presentación de ésta. Será porque soy artista o porque fui amigo de Juan Javier Salazar o por las dos, que me he comenzado a preguntar ¿por qué se le ha hecho una muestra póstuma?, ¿ya estaba programada antes de que muriera?. La última vez que vi a Juan Javier almorzamos en mi casa y si bien mostraba ese ingenio que le caracterizaba, ya no tenía el mismo brillo de antes, algo se había perdido en el camino».
«Por otro lado el envío a la Bienal se debe a un patronato particular auspiciado por la Fundación Wiesse y El Comercio, llegando al meollo del asunto con honestidad habría que preguntarse si realmente tenemos vela en este entierro. Es así que yo termino preguntándome ¿por qué esperar a la muerte para esa valoración?, ¿para pactar mejores precios en el mercado?…ojalá que cuando me llegue el momento no quiera enterarme en el más allá de qué cortinas pusieron en mi instalación si llegara a una bienal…»
Otro de las personas que criticó la manipulación de la obra de Salazar fue Santiago Roose:
«Si hay una manera de cagarla al presentar la obra de Juanja es hacerla cosmética. Ante el reto de exponer en un espacio globalizado una obra de tal calibre crítico y localista, los señores del arte peruano (limeño) optan por la decoración de interiores. De todo corazón les digo: la cagaron. Se zurraron en Juanja y en Rodrigo».
¿DÓNDE ESTÁ EL MINISTRO DE CULTURA?
Es la pregunta que todo el mundo se hace. ¿Dónde estás Salvador del Solar? Es importante recordar lo que dijo el artista Fernando de Szyszlo, «El ministerio de Cultura no funciona». Una realidad que duele. Tenemos un ministerio de Cultura que no funciona pero que todos los meses sus funcionarios cobran su sueldo de forma puntual. Y sin duda, del Solar de lleva más de 30 mil soles por no hacer absolutamente nada, o mejor dicho, por apoyar con su firma a la destrucción del Patrimonio.
Lamentablemente mi zapato sabe más de cultura y de gestión cultural que nuestro actual ministro y todos sus funcionarios juntos. No sean zánganos señores, hasta cuando mostraran su mediocridad.
Hay que señalar que otro de los responsables del escándalo en la Bienal de Venecia es el hombre invisible (conocido en Perú como el actual ministro Salvador de Solar). En este comentario el crítico Luis Lama se lo hace saber.
«Lo ocurrido en la Bienal de Venecia es responsabilidad directa del Ministerio que usted preside al dejar en manos de intereses particulares decisiones que son competencia del Estado Peruano y que de ningún modo pueden desligarse de una responsabilidad de su competencia por más liberalismo económico que predomine en nuestro sistema.
Los auspicios no deben ser administrados por instituciones privadas pues ellos finalmente son deducidos como gastos por impuestos. Esos fondos deben ser manejados por el Estado a través de su institución. Ni El Comercio ni la Fundación Wiese dan recursos de manera gratuita y usted sabe perfectamente las deducciones que les corresponde por estas actividades.
Anteriormente la Cancillería Peruana estaba a cargo del envío a Venecia. Ahora con un Ministerio de Cultura esta tarea es exclusivamente responsabilidad suya y no la puede evadir.
Es deplorable lo ocurrido y de ningún modo este hecho deberá volverse a repetir».
El ministro de Cultura tiene una clara responsabilidad sobre el tema, pero sabemos que el sillón de esa cartera le ha quedado bastante grande.
Una de las cosas importantes que menciona Luis Lama, es el tema de la administración de los auspicios. Cómo es posible que las empresas privadas manejen ese dinero. En conclusión, el Estado peruano está pintado. Mientras tanto algunas empresas como El Comercio y la Fundación Wiese siguen devorando cadáveres.