En el terremoto de Ica del 2007, gran parte de la arquitectura de la ciudad fue dañada, entre ellas varias iglesias; han pasado casi 4 años desde el movimiento sísmico del 7.9 donde muchas personas perdieron la vida, el pueblo iqueño en la actualidad está a punto de perder la fe.
La iglesia del señor de Luren fue uno de los santuarios afectados, en el 2007 el vaticano donó 1 millón de euros para su reconstrucción, hoy marzo del 2011 el santuario del señor de Luren continúa dañada, como si el terremoto hubiera sido hace unas horas. ¿Dónde fue todo ese dinero? ¿Por qué el obispo Héctor Eduardo Vera Colona, se niega a la restauración del santuario? Son algunas interrogantes que se presentan actualmente en este enfrentamiento que a separado a Ica en dos bandos, el obispo versus el pueblo iqueño.
Detrás de este enfrentamiento aparece el nombre de Cardenal Cipriani, quien fue el que designó como obispo de Ica a Héctor Eduardo Vera Colona en el 2007; el deseo del obispo es tumbar el santuario para construir algo nuevo, algo moderno, algo más Opus Dei. El pueblo de Ica de niego a esto, exige la restauración, mediantes vigilias de forma organizada están luchando por mantener una tradición, por hacer respetar el valor histórico que representa el santuario, una lucha por el patrón.
En la actualidad el santuario permanece cerrado, el terremoto dañó la estructura física, pero los constantes saqueos están dañando el espíritu del santuario, donde hoy solo se puede encontrar murciélagos, ratas, cucarachas y palomas que tímidamente pasean entre el cemento y fierro destruido. Con el tiempo siente más el hedor del interés religioso, político y económico.