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Guillaume le Blanc “El discurso filosófico va a buscar siempre la verdad”

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Guillaume Le Blanc nació en Toulouse en 1966. Es filósofo, escritor y profesor de filosofía en la Universidad de París-Est Créteil y en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po). Es titular de la Cátedra de filosofía práctica en la Universidad de París-Est y miembro del Comité de redacción de la revista Esprit.

Recientemente, en el 2017, publicó en la editorial Flammarion junto con Fabienne Brugère La fin de l’hospitalité (El fin de la hospitalidad). Es el autor de “Vidas ordinarias vidas precarias” (Seuil, 2007), L’invisibilité sociale (La invisibilidad social) (PUF, 2009), Dedans dehors (Adentro afuera). La condition d’étranger (La condición del extranjero) (Seuil, 2010), ¿Qué hacer de nuestra vulnerabilidad? (Bayard, 2011), L’insurrection des vies minuscules (La insurrección de las vidas minúsculas) (Bayard, 2013), La philosophie comme contre-culture (La filosofía como contracultura) (PUF, 2014). Su libro Courir, méditations physiques (Correr, meditaciones físicas) (Flammarion, 2012), publicado en edición de bolsillo, obtuvo el premio Lycéen de la Filosofía.

Gracias a la embajada de Francia en el Perú, el reconocido filósofo Guillaume le Blanc, estuvo en nuestro país, donde dictó tres conferencias entre Cusco y Lima.

En esta entrevista exclusiva con Lima Gris, hablamos sobre su libro «El pensamiento Foucault», el papel del intelectual en la actualidad y sobre la importancia de la filosofía.

En el Perú el curso de filosofía ha sido eliminado de los colegios, ¿Cómo hacerles entender la importancia de la filosofía a los personajes encargados de la educación en el Perú?

En primer lugar, sería bueno que el ministro de Educación estudiara un poco de filosofía. En Francia tenemos una particularidad, y es que desde el siglo XIX, la enseñanza de la filosofía es obligatoria. Porque se tiene la idea que la formación de la ciudadanía está profundamente relacionada con la formación del sentido crítico. Creo que el hecho de formar a los jóvenes en filosofía es crear las bases de una cultura de no violencia.

¿La filosofía también sirve como una herramienta política?

Depende en realidad lo que entendamos con herramienta política. Definitivamente es un instrumento de formación del sentido crítico y también del desarrollo de la consciencia política. Lo que tenemos que hacer es apostar por la inteligencia, tenemos que preguntarnos, qué vale más, tener jóvenes que no tienen mucha formación o tener jóvenes con un verdadero sentido crítico. En el siglo XIX un filósofo como Kant, publicó un libro que se llama “Qué es la luz”, en esta publicación Kant se dirigía al monarca Federico II, diciéndole que era beneficioso para él, que las personas que estaban bajo su poder pudieran pensar por ellas mismas, porque esto significaba que lo iban a obedecer mejor. Lo  interesante es que la filosofía desarrolla un poder sobre uno mismo.

En tu libro “El pensamiento Foucault”  se percibe que lo que buscas no es venerar el pensamiento Foucault, sino confrontarlo.

Exactamente, ese es el sentido de este libro, por eso no lo llamé “El pensamiento de Foucault”, sino “El pensamiento Foucault”. Yo quise plantearme la pregunta de qué utilidad le damos al pensamiento Foucault hoy en día, porque Foucault siempre decía que su pensamiento era como una caja de herramientas, entonces, quise saber dentro de esta caja de herramientas cuál es la que Foucault nos ofrece para desarrollar el análisis y para interpretar también.

De alguna forma el pensamiento Foucault sigue  el pensamiento Nietzscheniano, ya que Nietzsche tiene el concepto de matar a Dios o la moral,  y en Foucault es matar al hombre. Podríamos hablar de un continuismo de pensamiento.

Hay una relación directa, la hipótesis de la muerte del hombre con Foucault, reenvía directamente a la muerte de Dios en Nietzsche. Con Foucault dentro de “Las palabras y las cosas”, surge esta pregunta muy interesante, y muy pura e intensa, y es saber si se puede pensar más allá del hombre. Foucault quería saber si se podía ir más allá de las ciencias humanas, y para esto él se preguntó si esta figura que dominaba tanto, que es el hombre que trabaja, el hombre que vive y el hombre que habla., podía quedar de lado, así analizar más allá de estas tres nociones y de la influencia de las ciencias humanas.

Foulcaut señalaba que la filosofía era la política de la verdad, para esta parte del mundo suena bastante utópico, debido a nuestra propia historia política en el continente.

EL desafío que se presenta Foucault, es justamente lograr mantener esta idea, porque si hay algo que siempre debemos tener en mente sobre la filosofía, es que se trata de una producción de la verdad, de una verdad histórica, no necesariamente una verdad absoluta, pero sí debemos tener en mente que el discurso filosófico va a buscar siempre la verdad, y esto es el elemento fundamental de la filosofía. En relación con América Latina, si puede ser un poco diferente, pero también en Europa a veces, no hay que descartarlo, porque la producción de la verdad, es también tener el coraje y la valentía para decir la verdad, y éste coraje se opone un poco a los intereses de los poderes dominantes, porque tratan de alguna manera de disfrazar la verdad, así que tenemos de alguna forma esta oposición muy fuerte, que a veces llega a ser hasta una oposición teatral, para poder desarrollar el saber crítico. Foucault en primer lugar aborda la historia política de la verdad, él se rige con un principio que se conoce como “hablar franco” o sea, decir la verdad, esta es la quinta esencia de la filosofía. Esta búsqueda del franco hablar, representa en sí mismo un riesgo de muerte, porque decir la verdad y enfrentarse a los diferentes poderes, puede representar un cierto peligro.

Guillaume le Blanc y Edwin Cavello Limas.

Foucault menciona que el intelectual debería ser un personaje crítico, que ayude a encontrar el camino a la verdad. Pero en estos tiempos la mayoría de intelectuales prefieren callar y ser amigos de los poderosos.

Este es un tema que tiene que ver con el poder mediático, en el sentido amplio del término. Pienso que hoy en día hay mucha invención por parte de los intelectuales, es una crítica que no necesariamente es muy mediatizada el día de hoy. Sí decimos que los intelectuales en la actualidad son un poco silenciosos, esto significaría que hemos escuchado ya lo que tienen que decir los intelectuales, pero en realidad, lo que ocurre es que el discurso intelectual hoy en día, no tiene mucho eco en los medios, hay como una cierta falta de estructura auditiva por parte de los medios ante los intelectuales, entonces,  el discurso se convierte prácticamente en un no discurso por una falta de sentido. Lo que era interesante en Foucault, es que él decía que el intelectual no podía ser un intelectual universal, sino más bien específico. El intelectual especifico de hoy, es aquel que dentro de una institución que puede ser una prisión, una institución psiquiátrica o una escuela,  vive y convive con esta gente que está en estos tres niveles desde adentro, entonces se crea una estructura. Es decir, el intelectual debe trabajar dentro de un colectivo de lucha, un colectivo respecto a los mencionados como una prisión. Dicho de otra manera, creo que el papel que deben tener los intelectuales, es estar del lado de los gobernados y no de los gobernantes. Porque hay muchos intelectuales a los que les gusta ser amigo del príncipe.

Ya que mencionaste espacios específicos, Foucault también habla del saber, tanto del saber político y del saber obrero, y se entiende que todo conocimiento en espacios específicos sirve, ya que al final tiene un fin político.

Este es uno de los puntos más importantes para mí de Foucault, ya que trata de afirmar que más allá de los saberes objetivos, saberes universitarios, están relacionados con los saberes de la propia experiencia de uno, es lo que Foucault llama “saberes dependientes”, porque depende de estas experiencias. Hoy en día hay casi una norma, que es la que dice que los expertos saben más de algo que aquellas personas que lo viven. Entonces, tenemos esta idea de que cualquier reforma o transformación que se deba llevar a cabo,  se debe llevar a las espaldas de las personas. La idea principal de Foucault, es que cualquier transformación que se pueda dar, solo se poder llevar a cabo si realmente la gente que vive estos problemas están implicados participando, no es posible realizar una reforma en la prisiones si es que no se habla con los prisioneros, con los guardias de seguridad, si se piensa realizar algo sin contar con estar personas, simplemente al final tendremos un fracaso. Eso es en el plano práctico, y en el plano teórico, algo interesante es saber hasta qué medida estos saberes oficiales no se realizaron a espaldas justamente de esta gente que tenía estos pequeños saberes desde su experiencia.

Guillaume le Blanc en la Alianza Francesa de Miraflores.

Entendemos que la filosofía es importante para la formación del sentido crítico del ser humano, pero ahora también se entiende de alguna forma, que a los gobiernos no les interesa una población con un sentido crítico en formación.

La filosofía definitivamente es la base de la educación de los jóvenes, es la base vital y casi viral, siendo un poco provocador, porque qué pasa si retiramos la filosofía de la educación, lo que estaría ocurriendo es estaríamos destruyendo la educación, porque la educación es de por sí filosofía. También existe el argumento un tanto critico por parte de los poderes,  que sostiene que la filosofía es algo demasiado complicada y demasiada abstracta, entonces es mejor darle a los jóvenes y al pueblo algo más concreto. Esa es una manera de confinar al pueblo a un lugar de donde no va poder salir. En el siglo XIX muchos obreros quisieron empezar a practicar un poco de filosofía, poesía, y en su momento los poderes dijeron que un obrero es alguien triste, alguien alienado que no puede dedicarse a la filosofía ni a la poesía. No hay nada peor en el mundo que confinar a un individuo o un pueblo a un lugar del que ya no va poder salir.

Para finalizar, qué tal tu visita a Cusco y tu experiencia de hablar sobre filosofía con diversos universitarios cusqueños.

Me impresionó muchísimo un punto, que era cómo estaban estos estudiantes que asistieron atentos para poder establecer algunas conexiones entre la experiencia europea y justamente sus propias experiencias. Me di cuenta que aquí en el Perú se piensa mucho respecto a la base de esta dualidad, que es la separación entre la ciudad y el campo, es algo que está muy marcado, eso me impresionó mucho. Foucault justamente planteaba esto, que si se quiere pensar el poder, tenemos que preguntarnos ¿el poder pero en qué espacio? Y esto lo vemos con el panóptico de Jeremy Bentham.

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