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Francisco Márquez y Andrea Testa: “Intentamos filmar algo que el cine argentino no había abordado”

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Foto: Otroscines.com

Una de las películas que se proyectó en el 20° Festival de Cine de Lima fue La larga noche de Francisco Sanctis, codirigida por Francisco Márquez y Andrea Testa, y protagonizada por el talentoso actor argentino Diego Velázquez.

Con ellos nos reunimos hace unos días en el Centro Cultural Católica, para conversar sobre su película que ganó el premio al mejor actor en el BAFICI y compitió por la Cámara de Oro en el Festival de Cannes.

En esta entrevista con Lima Gris, los cineastas y pareja nos esperaban en una de las salas de prensa con su mejor obra, su pequeña hija de seis meses Sofía. Con ellos conversamos sobre el proceso del filme, las heridas de la posdictadura, Lucrecia Martel y su visión sobre la nueva gestión de Macri como presidente de Argentina.

La larga noche de Francisco Sanctis, ganó en el 20° Festival de Cine de Lima el premio EPIC. Sin duda, son dos cineastas argentinos  a los que hay que seguirle los pasos.

El cine chileno y argentino que se hace actualmente sigue la presencia de la temática de la dictadura ¿Debe ser tal vez porque esas heridas todavía no se cierran?

Francisco Márquez: Sí, esas heridas no se cierran digamos. Lo que ocurrió en los setenta en Argentina marcó nuestra generación, por más que nosotros no lo hayamos vivido. Actualmente con el cambio de gobierno de alguna manera se retrocedió en un montón de cuestiones ya superadas, hace  poco se celebró el centenario de la independencia y vimos marchar nuevamente a militares golpistas, el gobierno actual también ha dicho que en los últimos años a las fuerzas armadas se las ha maltratado, y de alguna manera nos están diciendo que el juicio que se le hicieron a los genocidas fue una manera de maltrato. Y hace unos días se intentaba encarcelar a Hebe de Bonafine, una de las referentes más grandes que tiene Argentina con relación a los derechos humanos, y en concreto por la cuestión de la lucha de los hijos y los desaparecidos. Se intentó enmarcar esa detención en una cuestión de acto de corrupción, pero sabemos que por la línea que tiene el gobierno lo que se estaba buscando es manchar a todas las madres e intentar volver atrás con conquistas, entonces, los setenta siempre vuelven de alguna manera. Lo que ocurrió en los setenta fue una lucha por transformar la sociedad y esa lucha fue derrotada sangrientamente, y nosotros creemos que ese sueño del cambio de una sociedad más justa sigue vigente, por eso creo que esos temas vuelven.

Por el tratamiento de la película veo que se alejan de la presencia militar, las armas y las torturas clandestinas. Ustedes lo hacen desde la mirada de un oficinista.

Francisco Márquez: Lo que intentamos de alguna manera era algo que el cine argentino no había abordado hasta el momento, que es la cuestión de los sectores que se creían no involucrados de alguna manera, un discurso que giró en el “yo no sabía” y de alguna manera a ese grupo se le llamó la mayoría silenciosa. Nosotros creemos que fue clave para sostener el régimen militar, no es que intentamos juzgar a ese sector de la población que con su pasividad avaló el régimen militar. Lo que nos parecía central era que ese conflicto sea muy actual, que nos interpelaba a nosotros,  quiero decir, que todos de alguna manera somos sujetos políticos y estamos dentro de la historia, y aunque no hagamos nada con nuestra pasividad estamos accionando, nos interpela porque eso nos pasa cotidianamente. En Buenos Aires salimos a la calle y vemos un montón de cosas que no nos gustan y no estamos contentos, y la pregunta sería qué hacemos para transformar esa realidad nosotros también. Por eso al tomarlo desde ese personaje, sentimos que mucha gente se puede sentir identificado.

Andrea Testa: Sí, además pudimos tomar esa decisión de centrarnos en estos otros protagonistas desde la historia, porque hay ya todo un bagaje de un imaginario colectivo ya construido desde el arte y también desde los recuerdos. En Argentina el 24 de mayo la marcha por el Nunca Más son masivas, entonces, entendíamos que todas esas imágenes del terror, de la tortura, de los desaparecidos ya están dentro de nosotros,  entonces, podíamos dialogar dentro del campo artístico, en este caso del cine. Más allá de lo que contaba Francisco, que pareciera haber un retroceso en el marco político, entendíamos que toda la sociedad ya está preparada para encarar una nueva lucha.

Lo que me parece interesante, es que el germen que inquieta a Francisco Sanctis es un poema del pasado. Aquí la poesía se refleja como un espacio de resistencia, una voz crítica.

Francisco Márquez: Eso es parte de la novela, lo que hicimos fue darle voz a ese poema, y eso nos ayudó de alguna manera a conocer parte del pasado del personaje. Claramente es un personaje que tiene una llama chiquitita adentro, pero cuando aparece nuevamente la poesía, es como si esa llama se encendiera nuevamente y vuelve a encontrase con algo de su pasado. Creo que es algo que está presente por sentido común en uno cuando ya es grande, creo que eso de las ideas revolucionarias queda para cuando uno es joven, y que cuando uno es adulto tiene que dejarse de boludear, como se diría en Argentina.

Foto: La Mula.

Es algo que siempre escuchado, de jóvenes todos son de izquierda…

Andrea Testa: Bueno sí, igualmente nuestro personaje toma esas riendas, queríamos un poco cuestionar eso. Nuestro personaje termina como aburguesándose un poco, pero a la vez es un espacio de incomodidad, es un espacio gris, no tiene ese ascenso en el trabajo, pierde también su capacidad de decisión y de autonomía, creo que un poco la película habla de eso también, de concebirse a él como un sujeto político, más allá de su individualismo, y entendemos que un camino posible para la transformación es dejar de pensar solamente sobre nosotros, y comenzar a pensar en todos aquellos que nos rodean, y la poesía también la inventamos nosotros en el guion, es un poco ingenuo, empático, también queríamos algo de la fragilidad de ese personaje, que creo que terminamos queriéndolo y lo vamos acompañando en su larga noche.

Diego Velázquez  en la película está impresionante, ¿Cómo llegan a él?

Francisco Márquez: Diego primero aparece como una imagen, estamos pensando quién podía ser actor y en un momento estábamos en el cine y lo vimos en un papel muy pequeñito que hace en Relatos Salvajes y cuando apareció su rostro fue como una imagen al principio,  después empezamos a investigar sobre su trabajo, es un actor bastante conocido en el medio teatral, ya que en cine no había hecho mucho todavía. Después lo fuimos a ver al teatro ya con el guion bajo el brazo y vimos la obra y ni siquiera le dijimos nada, le dimos el guion ya que los dos sabíamos que no había duda, y bueno, él se sorprendió con nuestro abordaje un poco amateur, luego conversamos ya que le interesó mucho el personaje, nos conocimos y la verdad que su trabajo es genial. Diego es una persona que además sabe mucho de cine, ya que es muy cinéfilo, entonces, nosotros podíamos hablar con él para que entiende su imagen en la pantalla, no era solamente hablar solo del pasado o de una cuestión psicología, sino también, de una cuestión técnica, y una construcción de la imagen,  ya que él tenía que entender cómo era la puesta de luz, la puesta de sonido, es decir, cómo era todo, ya que su cuerpo iba estar sobre eso, y él lo entendió claramente.

En esta larga noche hay una fuerte presencia del color rojo, ¿la intención fue percibir el color rojo como un reflejo comunista o de izquierda?

Andrea Testa: Es la primera vez que nos preguntan esto. Creo que la propuesta del director de fotografía al igual que el resto de las áreas fue utilizar las herramientas desde lo dramático, la luz como algo dramático y no tanto naturalista, creo que allí empieza los colores. La verdad es que esta interesante la pregunta que haces, porque no lo habíamos pensado conscientemente desde ese lugar ya que nunca lo hablamos, y me deja pensando.

Francisco Márquez: Creo que el color  es más naturalista porque uno empieza a sentir lo que siente el personaje, el sonido empieza a transformarse, las imágenes comienzan a transformarse, la puesta de cámara comienza a ser como una apuesta psicológica. Creo que un poco el tema de los colores yo siempre lo he pensado desde el lado de generar cierto terror, y desde mi punto de vista la coloración juega más con esa construcción climática de miedo y un terror latente que desde una idea simbólica.

En ese recorrido de la noche hay un momento bastante lúdico, cuando Francisco comienza a seguir a esta pareja de jóvenes, una imagen bastante curiosa.

Andrea Testa: En esa escena se empieza a transformar todo el espacio y esa escena era de cómo se va perdiendo él en querer ir a resolver algo, son presencias reales ese seguimiento, finalmente es una construcción de él, se va perdiendo en la toma de decisiones, es un espacio que encontramos y nos interesó mucho filmar porque la misma locación nos estaba ayudando a mostrar lo que le estaba pasando a él, es decir, que él estaba perdido en esta ciudad y en esa noche. Puede tener rasgos un poco graciosos como cuando él está por irse y ve un auto y vuelve entrar, creo que construye al personaje como decía antes, desde su fragilidad y no saber qué hacer esa noche.

Francisco Márquez: Había algo bastante complejo que teníamos que resolver en la adaptación, la novela constantemente en su cabeza, entonces nosotros teníamos que representar eso en imágenes, ahí teníamos un desafío,  y creo que esa es una de las escenas más complejas que resolver, porque no hay palabras, y uno tiene que entender por qué sigue a esas personajes, tenemos claro que él piensa que esas personas pueden resolver algo y que son esos  dos a las que tiene que ir a buscar y, que son dos militante que  quizá le puedan solucionar la cuestión, pero una vez que entra al  laberinto ya nos damos cuenta que estamos en el terreno de su cabeza, y como decía Andrea, hay un plano donde no sabemos si existen realmente o son de su imaginación.

Dejando de lado un momento la película, luego del gobierno de Cristina Fernández, ¿Qué tan difícil resulta hacer cine con Macri como presidente de Argentina? ¿Las reformas políticas han afectado al sector cinematográfico?

Francisco Márquez: Mira, hasta el momento no lo podemos asegurar que afecte directamente, digamos que siempre afecta ya que el cine está ligado a la sociedad, y cuando hay un deterioro tan grande de las condiciones de vida como se vive hace siete meses en Argentina, sí afecta indudablemente. En el tema cinematográfico hay que ver, todo nos hace pensar que si uno se guía por la política macroeconómica del gobierno, pensamos que va afectar, ya que es un gobierno que parece más interesado en gobernar no para los intereses nacionales, sino para intereses concentrados y a veces extranjeros también, entonces, eso hace preguntarnos qué lugar va ocupar el cine nacional. Durante el gobierno anterior defendíamos ciertas políticas que se aplicaron, pero que son otras cuestiones, ejemplo, la cuestión de la exhibición, en Argentina hay una cuota de pantalla muy reducida y que además no se cumple, y las cuotas de pantallas están concentradas por la grandes producciones nacionales que son cinco o seis, contra 157 películas que se hacen, y eso porque no hay política activa por parte del Estado en el tema de exhibición, entonces, el Estado te apoyaba a que produjeras y luego te mandabas solo a exhibir, porque allí se tocaban los verdaderos intereses de las majors americanas. Todo  eso uno piensa que eso no se va solucionar durante este gobierno, sino que se va agravar,  pero no podríamos afirmar tan tajantemente.

Andrea Testa: Igual sabemos por colegas que ha bajado el trabajo, no se están filmando películas, como que hay una subejecución del presupuesto hoy en el INCAA, y eso es preocupante porque hay compañeros que sostienen su vida con el trabajo en el cine y están asustados por el futuro.

Los cineastas latinos no ven mucho cine latinoamericano, ¿Pasa eso también con ustedes?

Francisco Márquez: Sí,  cosas en particular tal vez vemos, pero hay que decirlo, las cosas que vemos son pirateando. Sería bueno comenzar a pensar en una cuota de pantalla regional, una cuota de pantalla donde los cines tengan que exhibir cierta cantidad de cine latino, es una cosa de acuerdos regionales, pero la región no mira eso, más bien está mirando hacia otros lados, pero se ve poco cine latino. Brasil es un país que tenemos al lado e igual vemos muy poco cine brasileño. Ahora vemos un poco más de cine chileno,  a las salas no llega cine peruano, ni hablar. Recuerdo que La Teta asustada se exhibió hace unos años, después no recuerdo que se haya estrenado otra película peruana, y es triste, porque somos realidades mucho más cercanas, de las cuales podríamos aprender un montón.

Andrea Testa: Igual vemos alguna en festivales, el BAFICI este año inauguró la competencia latinoamericana recién, es para preguntarse, estamos muy cerca y por qué no vemos cine latino.  De hecho no se ve mucho cine argentino en Argentina, si bien hay público y demás, cuesta mucho que las películas lleguen a los cines. Hay público para nuestro cine, pero pareciera que solo hay público para los tanques de Hollywood o las películas nacionales también llamados tanques, porque tienen una mirada extranjera sobre quiénes somos.

Francisco Márquez: Me sonrío porque el año pasado estuvimos en Toulouse, en el Festival de Cine Latino, y con un par de directores nos reíamos porque estábamos en Francia viendo películas latinas, cuando no podíamos verlo en nuestro propio país. Justo ayer viendo el catálogo del 20° Festival de Cine de Lima, era lindo ver toda la producción, y la verdad de que exista un festival aquí en Perú con estas características está buenísimo.

Foto: Difusión.

¿A qué película argentina o a qué director argentino regresan?

Creemos que hay alguien allí arriba que es la directora más importante de Argentina ahora, hablo de Lucrecia Martel, que es una directora que a mi modo de ver, logra introducirnos a ciertos climas, con una mirada muy sensible y sutil a una cuestión social, nos muestra la lucha de clases desde lo cotidiano y siempre abordándolo de una manera crítica. Para mí es la directora más interesante que hay en Argentina en este momento, y no estoy diciendo igual nada original, pero para mí es así. Y si uno tiene que ir a un referente quizá de otros tiempos, creo que Leonardo Favio también es un director importantísimo, que ha logrado combinar lo popular con ciertos cuestionamientos de las formas establecidas, es un director muy poco reconocido fuera de Argentina.

Es más conocido como cantante por muchos

Francisco Márquez: Así es, porque su cine capta tan bien la cuestión nacional, siento que es muy difícil de entenderlo afuera. Después hay muchos directores jóvenes que están haciendo buenas películas, pero bueno.

Andrea Testa: Martel también, cerrando un poco lo que dice Francisco, es una síntesis perfecta, ya que el cine es por un lado político y estamos hablando de sujetos, realidades y conflictos. El cine es también posicionar un punto de vista. Lo lindo del cine es también poderlo compartir luego con la gente.

En el mundo del cine hay parejas que trabajan juntas, por ejemplo en Argentina está Pablo Trapero  y su esposa Martina Gusmán, ahora también están ustedes ¿Cómo se conocieron? ¿El cine los unió?

Nos conocimos estudiando cine, en la escuela de cine de ENERC, después comenzamos a trabajar juntos, pero es la primera vez que dirigimos juntos, siempre en los cortos y documentales uno dirigía y el otro era el asistente y así nos íbamos turnando, y el hecho de codirigir fue algo circunstancial, y no quiere decir que no vuelva a pasar, ya que fue a partir de la novela que leímos los dos, y los dos la queríamos filmar. La filmamos y se dio de una manera muy natural también, en el sentido de que siempre trabajamos juntos, y nos dábamos lugar para que nuestras opiniones intervengan en la cuestión artística y también nos dábamos mucha confianza en eso, fue natural y bastante orgánica.

Andrea Testa: Volviendo a lo de la confianza, también es lindo poder abrirse con los propios miedos, porque al enfrentar un proceso creativo te encuentras con un montón de inseguridad, y a veces te aferras a ideas que no son lo mejor para la película, entonces, trabajar en conjunto permitió poner todo eso en la mesa de trabajo, y argumentar cada uno lo que nos parecía mejor para la película, y decir libremente que quizá las ideas del otro no eran convincentes o desviaban nuestro objetivo. El trabajo en conjunto hizo que la película sea lo que es, sabemos que teníamos que contar con una fortaleza y el equilibrio, ya que no teníamos suficientes recursos para hacer una película de época. Trabajamos mucho para poder hacer una película posible, que tenga un contenido también político.

De alguna forma se han llevado muy bien codirigiendo la película, habido una democracia de pareja en tiempos donde se vive el empoderamiento de la mujer

Andrea Testa: Es difícil hablar de igualdad. Es raro cómo se piensa el feminismo o el empoderamiento de la mujer, porque no es una lucha para ser superior, no se trata de dividir, sino de compartir. Tuvimos un rodaje estando yo embarazada, y creo que lo más importante fue hablar lo que nos pasaba todo el tiempo y comprender al otro. Tanto yo con la panza que quizá no podía salir corriendo y Francisco con sus ganas también de salir corriendo, porque si yo no hubiese estado con la panza, también saldría corriendo. Era un poco de equilibrar lo que nos iba pasando a los dos.

Francisco Márquez: Más allá de nosotros, intentamos que sea bastante democrático el trabajo  de equipo, por una cuestión que sentimos que era lo mejor para la película, que cada uno pueda aportar y meterse profundamente en el proyecto, es una película donde nosotros somos los directores, pero no es una película nuestra. Acá hay un trabajo en equipo enorme, siempre pongo como ejemplo algo que es muy sencillo pero muy gráfico, el vestuarista, en este caso él percibió la historia muy profundamente y entonces hizo la interpretación del vestuario, él decía, el personaje de va despojando, va volviendo a una esencia, él lo que planteó es que el personaje iba dejando cada momento ropa, es un detalle mínimo que quizá hay gente que no lo perciba viendo la película, pero va perdiendo la bufanda, va perdiendo el traje, la corbata, y es una idea de vestuario entiende profundamente lo que le pasaba al protagonista. Ese ejemplo mínimo, en un sentido importante, estaba en todas las áreas, y siempre trabajamos así.

Andrea Testa: Para mí, la toma de decisión es coordinar todo ese material que nos da el trabajo en equipo, coordinarlo más que decidir qué es lo mejor.

 

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