«Sincera, directa, caótica pero siempre auténtica”, así define el poeta madrileño Raúl Campoy su poesía «Para mí lo más importante es la autenticidad por encima de la perfección, yo no quiero poemas perfectos, quiero poemas auténticos», nos dice mientras termina el último sorbo del pisco sour que yace en la barra del emblemático bar Maury, donde nos recibe para esta entrevista.
¿Por qué escribes?
Subconscientemente puede ser terapéutico pero creo que más es por un problema de observación.
¿Cómo así?
Me encanta observar todo lo que hay en mi alrededor, es como si se me llenaran las pilas y tengo que descargar esas baterías y la forma de hacerlo es escribiendo. Son demasiadas informaciones en el mundo exterior e interior como para dejarlas pasar.
Entonces eres de los que creen que la inspiración es importante dentro de su proceso creativo…
Yo creo en la inspiración, pero también en el trabajo duro, una encuentra a la otra y viceversa, si buscas un poema o una escritura se nota forzado, el arte no miente, y un lector aunque no sea un lector de poesía se da cuenta cuando un poema es artificioso y cuando no lo es. Yo lo he podido comprobar.
Según ese criterio ¿cualquiera puede leer poesía?
Sí por supuesto, lo que pasa es que la gente tiene miedo de leer poesía, porque a la gente se le ha quedado en la cabeza que leer poesía es difícil, piensa “no lo voy a entender”. Yo siempre digo lo mismo, cuando algunos ven cuadros abstractos dicen “yo no entiendo nada”, pero es que no tienes que entender nada, mira un cuadro, de esos veinte cuadros, uno te gustará más, entonces, ya estas entendiendo. El arte es entregarse y la gente no tiene ganas de hacerlo.
Pero quizás eso se deba porque nunca te enseñaron a hacerlo, y eso también tiene que ver a mi modo de ver, desde la formación escolar ¿tú qué piensas?
A mí de chico me impusieron la poesía, a una edad tan temprana donde es imposible entenderla y es más, mi profesora me decía el significado de un poema, es absurdo, nadie te puede decir lo que significa un poema, el poema está abierto, un poema puede tener muchos significados y eso es lo maravilloso de la poesía. Un profesor no te puede venir a decir, Lorca dice tal, tal, tal, no. Lorca se levantaría entre los muertos y le diría a la profesora ¿qué haces con mi poema?, y eso ha encasillado a la poesía, la ha hecho aburrida para los jóvenes, entonces cuando estos se hacen mayores relacionan la poesía con lo que estudiaron y no les apetece leerla, la aborrecen, como yo de chico.
¿Cómo así llegaste a reconciliarte con la poesía, y encima atreverte a publicar tus poemas?
Antes de ser poeta, tocaba el piano, y un día empecé a leer poesía, recuerdo dos libros que me regaló mi padre, Antología de Miguel Hernández y Sonetos de Garcilaso de la Vega, me removieron. Comencé a escribir muy tarde, en los años 2003-2004, y mi primer libro salió en el 2008, y lo publiqué porque pensé que ese libro ya tenía cierta madurez, pero realmente llevo muy poco escribiendo, menos de diez años.
Aparte de Hernández y Garcilaso de la Vega ¿Qué otros poetas han influenciado de alguna manera tu obra?
A mí la poesía española no me interesa. A mí me interesa la poesía latinoamericana. Por ejemplo, Olga Orozco, Vicente Huidrobro, Blanca Varela, Juan Gelman. Hay poetas muy grandes pero que no me remueven. O sea de qué sirve crear una imagen completamente nueva si por dentro lo golpeas y está completamente hueco.
Me comentabas que te tienen hastiado las preguntas acerca de qué estilo tienes o si tu voz o tu registro…
Es que no puede haber una voz, los humanos no tenemos una, tenemos mil voces y somos muy complejos. Tu mañana te levantas de una forma y pasado de otra. Una día puedes estar bien y otro un poco loco. No podemos enjaular nuestro estilo en una voz. Por eso, siempre digo cuándo me preguntan, ¿Crees que has encontrado tu voz? Y yo les digo, no y espero no encontrarla jamás y si la encuentro pues dejaría de escribir, porque yo soy un buscador, odio la monotonía.
Raúl, tu poesía impacta, por ser directa, es bastante gutural…
Lo que funciona, funciona. Hay gente que escribe de una manera quizá muy experimental pero transmite, y hay gente muy diáfana y transmite, no me gustan las castas ni los grupos, se crean voces colectivas y las voces colectivas eliminan la creación.
Estás en contra de eso entonces…
Yo no quiero pertenecer a ninguna corriente, me da igual si es hermético o diáfano, yo no estoy en contra de nada, yo estoy en contra de lo que no lleve corazón.
¿Se puede vivir de la poesía?
No conozco a nadie que viva solo de la poesía, aunque yo creo que el poeta debería ser solo poeta. En mi país, los poetas mayores tienen miedo a que vengan los poetas jóvenes y les quiten el trono. Hay poetas que quieren vivir de la poesía. Si me pasará eso, me preocuparía. Se meten en periodismo, ensayistas, críticos.
¿Pero qué tiene eso de malo?
Es que cuando lo buscan como una condición están perdiendo su esencia de poeta.
Eso suena utópico, no te parece…
Claro, muchos dirán qué fácil es decirlo cuando tú vives de otro trabajo. Pero eso tiene su doble sentido por un lado, me dan la libertad para no pensar en el dinero pero por otro lado tengo menos tiempo, y a veces es muy difícil compatibilizar las dos cosas.
En ese orden de ideas ¿la poesía es marginal?
Si, el comunismo fracaso y solo nos queda el capitalismo, pero que es un fracaso camuflado, yo creo que es más autómata, lo queremos todo muy rápido que los efectos sensitivos sean todos muy rápidos, leo un libro y quiero que inmediatamente me de que pensar, veo la tele y quiero ver que rápidamente me cree efectos y cada vez la tecnología nos mete en el mundo de la facilidad, y la facilidad es antagónico a la poesía.
¿Es una actitud pesimista, no?
Por un lado yo no lo veo tan pesimista a este tema, porque el único arte libre es la poesía por ser minoritario, no ha entrado en el mercado económico, y al no entrar en el dinero, se sigue investigando, se sigue buscando nueva poesía, nuevas creaciones.
Entonces ¿la poesía qué es?
Para mí la poesía es la vanguardia de las artes, y lo es justamente porque no es negocio, la música cuando no estaba en el negocio o no se movía dinero como se mueve ahora, había una búsqueda y existía composiciones importantes tanto en la música clásica como lo fue el blues, rock y el pop. Cada vez la música se ha metido más en el dinero, y la industria presiona, la calidad musical ha bajado muchísimo, en ese sentido la poesía se salva.
Se salva la poesía por ser transgresora…
Sí totalmente, pero no la transgresión planfetaria, es una transgresión mucho más profunda, si es transgredir un partido político lo puede hacer mejor un periodista que un poeta. El poeta tiene que hablar de una transgresión mucho más profunda y existencial. De que me sirve criticar y hacer un poema sobre algún partido político que hay ahora en España. El mundo son millones de años, yo creo que en el trascendentalismo, el problema verdadero es un planeta al que le estamos faltamos el respeto. El verdadero problema es que no estamos viviendo en el mismo tiempo del planeta. Luchar por un partido político no sirve de nada, va a entrar otro y van a seguir haciendo lo mismo, el poder corrompe, pero para qué yo quiero escribir sobre eso. Darle protagonismo a un partido político, para qué. Esa no es la transgresión que yo busco. Cuando existe una transgresión más fuerte que es la condición humana, el problema que tiene el humano con el dinero y la sociedad que ha creado.
Por un lado pareces alguien muy apasionado, pero cuando hablas le pones cierta estructura a todo…
Soy terriblemente caótico, muy bohemio, despistado, muy nervioso, lo que si soy dentro de este caos es muy perfeccionista. Odio las faltas de ortografía, y me gusta todo perfecto, sin embargo, ante lo perfecto prefiero lo auténtico, no me gusta improvisar, cuando hago una lectura sé lo que voy a leer, y esa perfección hace que yo sea un poco estructural, pero realmente soy una persona que me supera los nervios y eso me hace ser muy bohemio pero educado, la falta de educación la odio a morir, aunque se puede hacer el loco siendo educado.
¿Te consideras loco?
Muy loco, yo he quemado libros de autores en una calle diciendo “hay que romper con esta escritura” y los he tirado a la calle, incendiándolos, poetas amigos míos me han tenido que llevar a casa.
¿Cómo percibes la movida cultural madrileña?
Bien, Madrid ahora mismo es un hervidero. Es una de las ciudades de poesía más importantes del mundo, igual que lo fue París en una época o Chile o Perú en los cincuenta. Yo he estado en varios festivales, y voy comparando, Madrid tiene buen nivel, pero es por eso porque los madrileños son gente muy cosmopolita y ha venido gente de otros países y se ha hecho una mescolanza muy bonita.
¿Te sientes a gusto con lo que escribes?
Me siento bien con lo que hago, pero estoy en una búsqueda constante, me gusta la eclecticidad, no me gusta repetir nada. Mi primer y mi segundo libro no se parecen en nada.
En tu primer libro, Los dientes del reloj, se percibe una exploración entre lo onírico y lo fantástico…
Es un libro muy especial, ya que es mi primer libro, en el quería echar a volar mi imaginación, los poemas van por un río y fluyen por donde tengan que fluir, imaginistas, desbordantes, amazónicos, con esa sensación, pero siempre me gustan que a los caballos se les pueda coger el riel, y frenar en un momento dado, y para eso entra un poco la inteligencia. Aquel poeta que no sabe frenar su poema a tiempo, está perdido.
¿En octubre sale tu tercer libro, ya tiene nombre?
Sí y serás la primera persona porque soy muy hermético en eso, se llama ETANOL MORTIS, este libro es muy difícil, muy comprometido, personal. Digamos que hablo del alcohol como un problema mío, pero el libro no habla del alcohol porque si hablara de eso, sería muy superficial. Es un libro más filosófico, pero más comprometido, yo no quería sacar este libro, sino por casualidad recité un día un poema de ese libro y había una persona que conocía a un editor, y a este le obsesionó tanto ese poema y me dijo: dame ese libro te lo publico ahora. Yo tenía pensado publicarlo de acá a diez años, cuando mi familia sean mayores y no tengan que ver algunas miserias de lo que somos los seres humanos.
En ese instante, Raúl Campoy se transformó, quedó completamente en silencio, mirándome fijamente con sus penetrantes ojos azul cielo, por un momento pensé que lo de loco y pirómano podían ser tan reales, que no quise tentar a ese lado ignominioso de su ser, apagué la grabadora, y salí en silencio, alejándome raudamente del emblemático Hotel Maury.
EL DATO:
Raúl Campoy Guillén ha publicado: Los dientes del reloj (fue mencionado libro destacado en La Casa del Libro), Ed. Atlantis (2008) y Donde casi amanece, Ed. CELYA (2010), siendo seleccionados en listas (Qué leer, Madrid Press) entre los libros más destacados de poesía de sus respectivos años (2008 y 2010). Fue uno de los ganadores en el III Certamen del Día Internacional de la Poesía en Segovia 2012 y Premio de Poesía Internacional “Sacra Leal Domínguez” 2012. Ha sido publicado en numerosas revistas de ámbito nacional e internacional y seleccionado en numerosas antologías nacionales e internacionales. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Cuba, en el Festival Internacional de Poesía de Dinamarca, en el Encuentro Internacional de Literatura Tres Orillas en Canarias y en el VI Festival Internacional de Poesía, Palabra del Mundo. Sus poemas han sido traducidos al danés y al inglés. Actualmente está participando en II Festival Internacional de Poesía Lima.