Festejación de los sin casa, de los sin muelas, de los sin zapatos, de los que estudiaron en colegio nacional.
Festejación de los jubilados, de los desamparados, de los que no tienen qué comer ni dónde dormir.
Festejación de los provincianos jodidos y olvidados.
Festejación de los trabajadores, de los estibadores, de los campesinos.
Festejación de los amigos de construcción civil, la CGTP, el CITE, la CTRP y CTP.
Festejación de los desempleados, los subempleados y de los que se recursean el día a día.
Festejación de los taxistas, de los tricicleros y las motos bajajs.
Festejación de los desesperados, de los que tienen hijos, abuelos, hermanos y no saben cómo mantenerlos.
Festejación de las amas de casa, de las madres de familia que tienen que hacer maravillas para llegar a fin de mes.
Festejación de los carretilleros, de los emolienteros, de los que venden fritangas, chifa y caldo de gallina.
Festejación de los carniceros, polleros, lecheros, verduleros, fruteros y los que expenden especias en los mercados.
Festejación de los mecánicos, los soldadores de cocina, los gasfiteros, los electricistas, los pintores de sócalo y de pared y los que reparan electrodomésticos.
Festejación de los jardineros, los que manejan motoguadaña y los que todavía pueden plantar un árbol de plátano o de papaya.
Festejación de los enfermos sin hospital, de los que mueren en la puerta de emergencia sin ser atendidos.
Festejación de los recicladores, de los que rebuscan en la basura algo que comer o algo qué vender.
Festejación de los policías pobres, la tropa y todos aquellos que todavía conservan el honor como divisa.
Festejación de las enfermeras y los médicos explotados hasta el tuétano en hospitales cochambrosos donde resbala la muerte a cada hora y a cada segundo.
Festejación de los pescadores artesanales y todos aquellos que se sumergen en el mar de Grau y José Olaya para llevar una sardina o un jurel a la mesa de sus casas.
Festejación de los ashaninkas, ahuarunas, conibos, shipibos, machiguengas, huancas, chancas y cientos de pueblos olvidados a su suerte.
Festejación de los que todavía pueden quejarse de dolor en voz alta y sin que nadie les diga nada, sin que nadie les haga ver que en un país partido en mil pedazos, pobre y de origen inca y quechua, todavía es posible decir “Festejación”.