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Escoge tu traje

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Esa tremenda incógnita llamada hombre, ¿cuántas vidas posee? ¿Cuántas son suyas y cuantas se la impusieron? No lo sabemos, simplemente entendemos que en esa carrera a veces loca que ha emprendido, muda de varias. Algo así como los trajes que escogemos y desechamos.

Esta, la llamaremos actitud, ha servido para que un maestro especializado en Ciencias Sociales y Filosofía, devenido  escritor,  Carlos Rado Yáñez, nos haga entrega de su segundo libro con el título de “Un terno para Umberto”, que está siendo editado por Francisco León,  poeta y escritor de amplia y fructuosa trayectoria. Será presentado en la Primera Feria del Libro de Garcilaso este 22 de abril, la cual se pone en marcha gracias a una comunidad ciudadana en el que intervienen más de 16 librerías y es auspiciada por el Mincul y la Municipalidad del Cusco.

“Un terno para Umberto, cuentos a medida”, reúne 7 narraciones –Quisicosa, Recónditos contornos, Carón, Teresias, nonatos y neonatos, la octava potencia y un terno para Umberto-  en las cuales se aprecia su vocación humanista,  su devoción por la libertad  y una auténtica preocupación por el presente y futuro del planeta. Fue prologado por el escritor cusqueño  Enrique Rosas Paravicino.

 Carlos Rado, fiel a su devoción filosófica y amante de la mitología griega nos acerca a personajes reales y no reales, así a Heráclito, iniciador de la Filosofía griega, Caronte, el barquero que llevaba a las almas al Averno a través del lago Estigia, Teresias, ese colosal adivino ciego y transexual, como también a la musa Clío, creadora de la Historia y la Poesía, hasta llevarnos de retorno al corazón del Cusco.

“La Octava Potencia” es una hermosa recreación de los relatos mágico religiosos populares sobre los santos y vírgenes que forman parte de nuestra idiosincrasia cusqueña y son referidos en quechua y en castellano. El título alude a la Octava de Corpus, cuando salen en procesión llegando desde diferentes parroquias en una simpática competencia, hasta instalarse en la iglesia Catedral.

Finalmente “Un terno para Umberto”, es un racconto a los años complicados de los 70, con interminables huelgas y levantamientos obreros y protestas universitarias, las que eran duramente combatidas por los militares, dueños del poder en aquél tiempo. Umberto pudo ser Carlos o alguien cercano a él, que por un azar de la política, ve destruido uno de sus más hermosos sueños, ser pareja de la reina del Cachimbo de aquél año.

“Un terno para Umberto” cierra sus páginas con el colofón a cargo del escritor Yoshiro Chávez Villegas, en la constancia de que a la lista no corta de escritores de la Ciudad Puma, se suma  también la firma de Carlos Rado Yáñez.

Lima Gris, tuvo una ilustrativa conversación con el escritor, responsable de un volumen anterior, ”Charada & Otros cuentos” editado el 2014, como homenaje a Camucha, su esposa fallecida.

 1.- ¿Cuándo empezaste a sentir la necesidad de escribir relatos?

Cuando descubrí “María” de Jorge Isaacs en la primaria,  quise cambiarle el final pero no como necesidad, .porque toda necesidad nace de una determinada indigencia,  quise hacerlo como un antojo o capricho con  aires de desahogo para dibujar otro desenlace. Luego, en la secundaria, pude entablar amistad con algunos compañeros aficionados a escribir por encargo, declaraciones amorosas que eran bien retribuidas, pero también a aquellos “serios” que oteaban entre versos y prosas acicateados por los concursos escolares. Nunca intervine pero alguna vez un Profesor de “Castellano” (asi se denominaba la asignatura) declaró que mi composición a las vacaciones fue la  mejor del Salón y esa fue una especie de caricia al ego que debió servirme de estímulo para continuar en la tarea,  pero era negligente y descuidado y no me dediqué con disciplina a escriturar.

2.- Noto que tu especialidad como profesor de Filosofía, influye mucho en tu narrativa, pero también la mitología de los griegos. Encuentras una ligazón entre ambos  campos

Literatura y filosofía son modelos de conocimiento a ratos concurrentes y en otros momentos antagónicos. Ambas intentan aprehender la realidad pero mientras la filosofía juega con las ideas y el saber problematizándolas al punto de no tener fin en sus especulaciones, la literatura la expresa artísticamente y busca especulando también, pero con el ansia de construir una obra, una expresión acabada, sabiendo que ninguna obra es acabada y siempre se interrumpe.

Doxa episteme platónicas entran en juego permanentemente, pues mientras la opinión personal del escritor se trasluce en su trabajo a veces dogmáticamente, la obra del filósofo se encamina a lo universal tras la búsqueda de una verdad siempre elusiva y por eso mismo siempre atrayente. Mythos logos también, pensamiento mágico y pensamiento racional en bendita fascinación mutua, revelan la complejidad del espacio intelectual desde los griegos hasta hoy; es tal vez Pitágoras quien mejor encarna esa euritmia, mago y matemático, hombre de conocimiento racional e irracional al mismo tiempo transita por ese espacio en el que poetas y sabios están tan cerca de los dioses como los profetas y los sacerdotes.

Y claro, cómo no conmoverse hasta el estremecimiento con narrativas como la mitología griega especialmente, que capturó desde muy temprano mi imaginación. La estructura y universalidad de tales mitos me parece hasta hoy insuperable y de ella parten indudablemente asuntos de mi inspiración., Cuando uno descubre sus propias virtudes y potencialidades más allá de la educación formal, descubre también la hermosura que está tras una ecuación, una estrella nova, o una conflagración tectónica latente en todos los fenómenos naturales y en la mente humana. Allí también está mucho de mi inspiración, además porque mis hijos son una hibridez entre ciencia y arte por sus profesiones e inclinaciones.

3.- Hay dos títulos que son a mi parecer los mejores, La Octava Potencia y Un terno para Umberto (que sirve de pretexto para darle un nombre a este conjunto de narraciones), el uno porque está dentro del imaginario popular respecto a los santos y vírgenes que forman parte del Corpus Cusqueño y el otro porque pertenece a un momento histórico vivido en Cusco. Te pregunto, el primero es una recreación del mundo mágico típicamente cusqueño? y lo segundo, está basado en una experiencia propia?

Eres cusqueña de nacimiento y espíritu, por lo que estos dos relatos han debido parecerte los más cercanos y atractivos, es natural.

En  “La octava…” a partir del imaginario cusqueño, hay  sin embargo una aproximación hermenéutico-filosófica a la fabulosa celebración del Corpus Christi cusqueño, desde la reflexión que suscita el relato literario, tal recreación permite acceder al contenido esencial de ideas teológicas asi como a un conjunto atractivo de problemas teóricos. La obra puede ser  examinada a la luz de la crítica literaria, la reflexión histórico filosófica y según  el cuerpo ideológico – tradicional que caracteriza a tan vigorosa expresión cultural contemporánea. El relato sin embargo, se cuida de no interferir con la narrativa popular más lúdica y costumbrista. Su versión final fue compuesta precisamente para un encuentro filosófico que tuvimos en el IPIF (Instituto Peruano de investigaciones filosóficas) del que formo parte.

Respecto de “Un terno….” Solo hay que decir que en toda obra hay fragmentos de la vida del autor, entreverados a veces, verdades y medias verdades y a ratos fantasías totales. En toda obra también, el lector es otro autor, de modo que es a partir de sus propias fantasías que  el lector completa la obra.

4.- ¿A qué temas apuntarás próximamente? ¿No has pensado en escribir algo más extenso, por ejemplo una novela?

Hay en  germen dos elucubraciones atemporales al respecto.

5.- Tienes especial cuidado en el tratamiento del lenguaje, es como si retornaras al tiempo de antes en que se nos enseñaba a hablar  y escribir bien desde colegio. ¿Se está perdiendo esa cualidad? ¿Cómo podría recuperarse?

Como profesor procuro hacer buen uso del idioma. Es que el idioma no es solo un modelo lingüístico, es también un modelo lógico y el modo cómo se haga uso de él,  corresponderá al  modo cómo se piensa. No es suficiente enseñar a leer y escribir; es preciso enseñar el gusto por leer y escribir y eso solo puede hacerlo quien ame la lecto escritura con amor espontáneo no fingido, incondicional y no  manipulado por el sistema.

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