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Entre el Pisco y la Tilapia: Parte 3

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Escribe César Costa Aish

Crónica de una conversación  con el Dr. Nelson Ramírez Jiménez sobre el Consejo Nacional de la Magistratura, el Sistema Judicial, La Educación del Derecho, la investigación académica y ética de muchos abogados

5 y 10 pm : Voy viendo el reloj y lo que creí sería una conversación-entrevista de 20 o 30 minutos se alarga casi una hora, y la grabadora se apaga y al apagarse significa que la batería se terminó casi en una hora, y cuando llego a casa para recargar el teléfono, me doy cuenta que la misma no se grabó del todo pero las palabras del jurista Nelson Ramírez Jiménez que leía a los 24 o 25 años expedientes grandes con informes de León Barandiarán, el profesor y maestro de muchos en varias universidades las tengo grabadas como si hubiese tenido una clase particular del derecho tomando un café con él  en el San Antonio, como solía hacerse en la “Bola de Oro” en el siglo XIX frente a la Casa de Pizarro.

Es por eso a los “rumores” les decían “la bola” en  Lima y eso se desprende de la lectura del libro de “Cafés y Fondas” de Lima del profesor Oswaldo Holguín, que nos menciona que frente a la iglesia de Santo Domingo existió el primer café de Lima, el del italiano Francesco Serio en 1771, un año capicúa y así fueron abriendo varios cafés y luego se convirtieron en bares, y luego en fondas, luego hospedajes y luego restaurantes, y de esos el más antiguo que queda hoy en pie es el Maury y el Bolívar.

Cuando lo voy diciendo siento que vivimos en momentos descritos en las páginas de Conversación en la Catedral, como también lo percibe el maestro y me lo dice, y le digo que existió, que también fue un Bar que existió muy cerca de la Plaza Dos de mayo donde se reúnen los Sutepistas de José Pareja Yañac, mi amigo y escultor, que certificó la obra que compró el Dr. Ramírez, pero  en donde las páginas de novela del Nobel, el bueno e ingenuo de Zavalita conversa con Anselmo, el chófer de su padre el empresario dueño de laboratorios e influyente senador del régimen de Odría, Don Fermín, sobre la muerte de la musa y al final se entera que su padre era del otro equipo –como decía mi viejo–, antes que la vida y el cáncer se lo llevara a los 61 y me dejara prácticamente solo a los 17, porque así es la vida no perdona y el sistema judicial esta con cáncer y nadie sabe cómo tratarlo todavía porque los médicos que estaban en el CNM en vez de recetar buena medicina le mandaban a un enfermero con desenfriolito para huevear a la gente que clamaba justicia. Pues como ha señalado alguna prensa muchos han estado vinculados con gente procesada por esos delitos de narcotráfico y lo dijo en la conversación el Dr. Ramírez.

Cuando le recuerdo los sesentas y setentas le digo y es que esas reuniones en el centro deben haber sido bravas por un lado los sanmarquinos en el parque universitario, por otro los de Católica en la Plaza Francia y por otra los Villarealinos en la Colmena, ya me imagino como se habrán encontrado en el Queirolo o en el Bransa o en el Palermo, y cada uno gritaba por su universidad como cuando votan para ser Decanos del CAL, porque ya no votan por conciencia sino para definir de que universidad es el candidato y ahí es cuando se perdió la elegancia y prestigio del CAL y cuando se lo digo, pienso que después de este decanato y conversando con Ramírez, tiene pasta y pinta para Decano, pero un Decano que diga las cosas, respetuoso del sistema democrático y que sancione cuando haya que sancionar al abogado del narco, al  que estudio Derecho para delinquir y no para defender causas justas. “Y que felizmente no ganó Villa Stein” imagínese -me dice- ¿que estaría diciendo ahorita?”

Y me voy despidiendo muy honrado de haber podido disfrutar de una conversación diciéndole que la escribiré a manera de crónica nuestra conversación que le agradezco por su tiempo que es valioso, obsequiándole un ejemplar del pequeño  libro presentado la tarde anterior en la FIL de Lima donde contiene un par de artículos míos, y a donde fui a recalar y me dediqué a la investigación académica con mi plata en búsqueda de la palabra Pisco, aguardiente y demás que se convirtieran en fuente de información para ir haciéndome una idea de cómo desarrollar y defender y promover la peruanidad del Pisco y que para eso el haber estudiado letras en la Católica y Derecho en la misma me sirvió de mucho porque me permitió entrenarme para leer 40, 50, o 60 páginas una noche  como alguna vez nos lo dijera el profesor Monroy, cuando éramos cachimbos de facultad y nos asustara, porque no llevábamos un solo curso sino seis o siete, y lo multiplicábamos y era un imposible y entonces le preguntaba al jurista que estaba frente a mí por quien todos los muchachos de los 90s querían ir a practicar a su estudio.

“¿imagínese un juzgado donde un juez y sus secretarios tiene que leer veinte o treinta expedientes al día, sino más, se puede o no?”    y  el hombre mayor, como quien reflexiona sobre la vida en alguna letra de Maestra Vida de Rubén Blades –te da y te quita, te quita y te da– y mientras lo dice, menciona “No, es imposible” y por eso la corrupción voy pensando yo, porque alguien por ejercer el Derecho de acción puede venir mañana o en cualquier momento denunciar falsedades y así como al ex presidente del CNM lo condecoraban sin merecerlo con el Dr. Honoris Causa para formar ciertas alianzas con universidades cuyos propietarios se llenaron de dinero y el Perú de problemas porque salieron personas con el título de abogados a montones y en vez de solucionar problemas los crearon porque un abogado vive de  clientes y mientras más largo el proceso más ingreso para el abogado y así como unos condecoran a otros que a veces son gente inocente de algo también lo empapelan diciendo que es X, Y o Z y como quien lo hace es parte de la mafia que funciona en el poder judicial revientan a una persona inocente, porque así son las mafias existen, pero no se puede probar cosa que al parecer  han empezado a cambiar a través de los audios que viene sacando la prensa.

Y antes de finalizar me cuenta como anécdota que suele viajar mucho a Chile que alguna vez ha llevado con algún Pisco y que los amigos del Sur no necesariamente les ha gustado, pero reconocen el pisco peruano es mejor y en eso si me atrevo a corregirlo y le digo “solo hay que decir Pisco, doctor, porque hay una ley que así lo indica y porque yo sostengo que el pisco es peruano”.

“probablemente, me dice, pero algunoS amigos chilenos me dicen que mejor Es el peruano pero cuando voy a Lima la gente toma más whisky y le digo que eso es producto del Gobierno de Leguía y la primera Guerra Mundial, porque Leguía se había vuelto en agente financiero de intereses británicos y estadounidenses quienes ganaron finalmente la primera guerra mundial por su formación inglesa y que hablaba muy bien el inglés y que a  que el Perú se convirtió en exportador de materias primas durante la primera guerra mundial (leer el libro de Carlos Malpica) gran parte de la deuda fue pagada en whisky y el whisky colocado las bodegas o pulperías antiguas de la ciudad y eso lo menciona Lis Alberto Sánchez en una novela Histórica y eso eran los inicios de los años veinte del siglo veinte entonces el pisco empezó a quedarse y algún vendedor no tuvo mejor idea que venderlo a bajo precio en damajuana a los prostíbulos de la ciudad  principalmente en el jirón Huatica y por ello la presencia del mismo en la novela “La Ciudad y los perros”  de Vargas Llosa, es en sitios decadentes como prostíbulos porque ahí abundaban en esa época, pero que el mismo hoy en día es diferente se ha vuelto a revalorizar como cuando fue en un inicio durante los primeros siglos del virreinato y la Republica, porque la gente brindaba con vinos que el Perú producía, chicha o piscos y no había casi nada de licores llamados whiskys, brandys, -al pisco se le consideraba un Brandy- rones o vodkas, pero en fin eso era tema para otra conversación y antes de despedirnos se saludó con un amigo a quien no veía hacía mucho tiempo al parecer y que llevaba alguna bolsa para el lonche seguramente.

Finalmente me despedí me fui caminando rumbo a casa, entre un rato por el CAL y vi a un catador que también es abogado y le pregunté ¿Qué hacía por ahí? y me dijo “tengo clase”, “de que” y me dijo “de arbitraje” “¿Con quién?” “con un tal Wong” me dijo y pensé en la conversación con el Dr. Ramírez y el arbitraje y en la pregunta del periodista del día anterior al ministro sobre el precio de la Tilapia y los Supermercados  y seguí pensando en el extenso título de la Crónica sobre la Coyuntura que veníamos viviendo: Entre el Pisco y la Tilapia, Crónica de una conversación  con el Dr. Nelson Ramírez Jiménez sobre el Consejo Nacional de la Magistratura, el Sistema Judicial, La Educación del Derecho, la investigación académica y ética de muchos  abogados. Y que la misma sería muy larga y la presentaría en dos partes.

 

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