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EL RECOLECTOR

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UNA NOCHE, UN BAR PARA RECORDAR

Cuando la amistad supera la creación

John Martínez

En Lima, el centro de la ciudad ha sido un punto de encuentro para artistas; los bares se convirtieron en ”ágoras”, donde se discutía de todo, se poetizaba todo, se volvía arte todo.

Durante el siglo pasado muchos fueron los bares emblemáticos del  centro de Lima: “El Pallace Concert”, “El Palermo”, “El Negro Negro”, “El Bar Zela”, entre otros. Muchos de ellos inmortalizados en novelas de Vargas Llosa, Bryce Echenique, Julio Ramón Ribeyro u Oswaldo Reynoso. De ellos solo el bar “Negro negro” (ahora con el nombre de “Bar de Grot);  y el “Bar Zela”, siguen abiertos. Pero es este último, donde pese a las renovaciones, la atmósfera artística sigue invadiendo sus recintos.

El bar tiene los “Viernes de Letras”, donde escritores editos e inéditos comparten sus trabajos. Así en la última Feria del Libro, aprovechando la llegada de escritores que venían de muy lejos el bar se vistió de fiesta. Sería largo enumerar esas fechas entre julio y agosto de este año,  sin embargo quiero destacar una: el reencuentro con la ciudad de  Miriam R. Kruger.

Miriam inició contacto con nosotros gracias a las redes sociales, con sus palabras de apoyo y acertados comentarios poco a poco se hizo conocida entre los poetas; su lejanía y pronto regreso al Perú, avivaban el fuego de la amistad. Ella, residente en Francia, llegó a Lima en medio de las expectativas más sinceras. Y si bien el tiempo a veces no es aliado, este corto lapso de su presencia en el país, sirvió para sellar los lazos con sus demás colegas limeños.

Esa noche del 06 de agosto, junto a Julio César Benavides, Michael Jiménez, Raúl Heraud, Juan Carlos Guerrero, Michael Jiménez, George Clarke, Cristina Zavala;  los ecuatorianos, Danciso Toro y Miguel Ángel Chávez, acompañaron a Miriam en un viernes precioso de invierno.
Miriam llegó al Zela, recién bajada del avión, con una mirada de haber surcado océanos y memorias del adiós. Así llegó al bar y compartió nosotros textos de su libro “Sentir”. Libro con poemas en castellano, y con doce poemas escritos en francés. Fue una noche de reencuentros, de versos conjugándose constantemente.

Noches inolvidables, bares inolvidables. EL regreso de Miriam fue un poema que se vivió esa noche. Ahora, de vuelta en Europa, la esperamos nuevamente.

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