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EL RECOLECTOR

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EL ALEPH

Precisiones sobre el tiempo

John Martínez


La idea de una línea del tiempo que avanza desde cero hacia un número cada vez mayor. La posibilidad de ubicar, presente, futuro y pasado. Esta forma de ver la realidad es una forma judaica de ver el mundo, ahora sabemos que la mayoría de pueblos que no fueron contaminados con otras culturas señalan más bien que el tiempo, si existe, existe en forma circular. Todo da vueltas.

El genial escritor argentino Jorge Luís Borges, narra en un cuento escrito hace más de 60 años que existe un punto que si lo miras puedes ver todo el universo; es el Aleph, un «punto que contiene todos los puntos del universo”.
Nosotros, en esta realidad del 2010, de iphone, msn y cable satelital, podríamos decir que vemos, a solo un clic, todas las caras del mundo, casi como en el Aleph.

Todo sucede a la vez, ni antes, ni luego. Lo paralelo en plenitud.
Así este columnista vuelve a sentarse frente a la PC a escribir que el tiempo se mueve, no se si avanza o no, pero se mueve, existe. Y dentro de toda esa sucesión de días sin escribir la realidad no nos ha dado respiro. El nuevo proyecto de ley que busca la impunidad de cientos de casos de violaciones humanos cometidos en la guerra interna, las elecciones municipales y el caos vehicular; la retirada de las tropas invasoras en Irak; las guerras civiles en África, la creciente torpeza de Hugo Chávez; y sobre todo la estupidez y la canallada de varios políticos que quieren hacernos olvidar a los miles de muertos y desaparecidos victimas de la violencia interna en el Perú.

Claro, podemos ver todo, podemos ver la tele japonesa en vivo y directo si nos da la gana, hablar del libro que se viene de Vargas Llosa, de los recitales de poesía. De las leyendas en Oceanía donde hablan de Túpac Yupanqui, a quien llaman “Tupa” y señalan que venía de donde nacía el sol y por lo tanto era su hijo. Podemos hablar del neobarroco y de ese contundente poema de Perlongher que comienza diciendo “Y no habría de ser: esa chupada, ese gambeteo: cebado el mate…”. Podemos.

Pero la desgracia del terrorismo, tanto el MRTA y Sendero Luminoso, como el terrorismo de estado, nos marcaron la historia de una manera terrible. Malograron la vida de miles de seres humanos completamente inocentes. Y como dice Emily Dickinson “cualquiera que desilusione a un ser humano / sabiéndolo o sin saber / es culpable de todo”.

Más allá de eso la justicia peruana (tarde, torpemente) los ha condenado.

Todos debemos pagar por nuestros actos, todos deberíamos. Confío en que tanto muerto inocente sea reivindicado. Anulemos de nuestra lengua la palabra impunidad. Ahí están las fosas de Putis, con sus cadáveres de muertos que no terminan de morir; la fosa común más grande hallada en esta parte del mundo ha sido encontrada en Perú hace menos de tres años y no se habla de eso.
Así es que la realidad a veces, la mayoría, supera a la ficción, a pesar de Borges.

Aunque a veces parezca que vivimos el Aleph (bombardeados de información) es mejor detenerse a mirar una a una las cosas. Pero mirar no solo con los ojos. Atentos que a cualquier doblez de esquina se nos termina el mundo, o se empieza, depende de qué lado uno quiera ver las cosas, desde qué lado uno quiera contar el tiempo.

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