Por Tino Santander Joo
La derecha peruana es una entelequia ideológica y política. No tiene ideas. Solo quiere mandar por designio divino o de clase. Se creen descendientes de la aristocracia goda y de las burguesías europeas. Sin embargo, no tienen el espíritu revolucionario de la burguesía y son cobardes para afrontar los retos tan complejos del Perú; por eso, siempre buscan un mandón que ponga orden y defienda sus intereses. Se aliaron con Sánchez Cerro, Odría, Fujimori, incluso promovieron delincuentes como Vizcarra.
El oligopolio bancario (BCP, BBVA, SCOTIABANK, INTERBANK), está representado políticamente por el lumpen fujimorista. El fujimorismo defiende el esclavismo financiero y sus intereses empresariales servilmente. Los gremios mercantilistas siempre encuentran un espacio para representar sus intereses en las listas parlamentarias del fujimorismo.
El fascismo de caricatura o de memes esta representado por López Aliaga. Es insignificante como propuesta política; además son incompetentes en el poder. López Aliaga, no es corrupto, pero es un inútil políticamente. No ha solucionado ningún problema de millones de limeños desde el municipio. Promueven la caridad y no la creación de riqueza. Este sector de la derecha es una mezcla de ideas y valores contradictorios. No saben si adorar a la Virgen María o al becerro de oro.
Antauro Humala, representa el fascismo andino sustentado en la superioridad racial del cobrizo. Creen en el retorno al “Tahuantinsuyo” y el culto a las huacas y pacarinas. No hay nada mas alucinante y surrealista que el “Etnocacerismo”. La psiquiatría define el trastorno de personalidad e ideas como “paranoia delirante”. No tenemos más que decir sobre el antaurismo.
Los partidos tradicionales como el APRA, otrora partido socialdemócrata se convirtió en neoliberal y services político de los intereses empresariales. Los partidos mafiosos como AP, APP, AVANZA PAIS, SOMOS PERÚ y otros grupúsculos son vientres de alquiler que se ofrecen como mercancías baratas a aventureros que ven la presidencia del Perú, como un logro empresarial.
Estos partidos han interpretado muy bien la ética de la pendejada del peruano que busca enriquecerse como sea y sin importarle nada. “Salvo el dinero, todo es ilusión”, es el lema que los caracteriza. Muchos de ellos cobijan al crimen organizado en las regiones y crean burbujas de corrupción que degrada más al país.
Los tecnócratas neoliberales se presentan como los sabios de la economía y terminan como PPK, sin distinguir lo público y privado. Alfredo Thorne, acusa a su “amigo” Vizcarra de favorecer a empresas chinas; Fernando Zavala, otrora poderoso expremier, promueve el monopolio farmacéutico del grupo Interbank. Estos son los gerentes de los grupos de poder económico que conformaron el tristemente célebre “gabinete de lujo” de PPK.
Esta es la derecha que tenemos: inculta, ignorante, ávida de poder, riqueza y estatus. No esta a la altura del Perú y su historia; lo que no significa que la izquierda en todas sus versiones sea una alternativa. Villarán, Castillo, Mendoza y otros pigmeos que pregonan la justicia social, la plurinacionalidad, el estatismo chavista han demostrado ser tan corruptos e ineficaces como la derecha.
El Perú, va por otro camino. Quiere una revolución social que transforme el país en libertad; que la minería financie la agricultura; infraestructura social y productiva (trenes, puertos, internet); democratizar el crédito y acabar con el monopolio farmacéutico; paz y seguridad. Los peruanos quieren un programa y gobierno pragmático. Lo demás es demagogia de los podridos de izquierda y de derecha.
