Por los años setenta y hasta casi los 90, habían en Lima aquellas salas íntimas en donde se podía espectar películas que por ser buenas o simplemente no habían podido pasar la censura, duraban poco tiempo en cartelera o no eran programadas.
Esos espacios únicos fueron conocidos como los Cine Clubes y los que estaban en boga eran los de la cooperativa Santa Elisa, Don Bosco y el del Ministerio de Trabajo. A ellos se unieron el del colegio Antonio Raymondi y de la universidad de Lima y del Centro Cultural de España.
La época del terrorismo trajo como consecuencia, los toques de queda que minaron o acabaron muchas de estas reuniones cinéfilas. Lo que queda de ellas, es un conjunto de películas que se pudieron apreciar en su momento. Hago un ligero recuento de ese cine porque nos ha permitido observar los cambios tanto en la técnica, como guiones y actuaciones, así como la prevalencia de producciones capiteadas por países como Italia, Francia, Estados Unidos y los países latinoamericanos.
A grosso modo, nombro algunas películas de fama mundial, así El Mago de Oz (1939), Ciudadano Kane (1941), Casablanca (1942) esa maravillosa joya del neo realismo titulada Ladri di Biciclette (1948) de Vitorio de Sica, El Puente sobre el río Kway (1957) de David Lean ,que se hizo merecedora a 7 Oscares. Sacco y Vanzetti (1971) con la música de Ennio Morricone, Cumbres Borrascosas en sus diferentes versiones. Quizá la mejor fue la de Samuel Golldwin con Sir Laurent de Oliver como el enigmático Hecliff y Olivia O´Sullivan, personificando a la controversial Katy Earshaw.
Para no hacerla larga, nos venimos a América, empezando por México en donde descubrimos un cine de primera con los títulos de Los Olvidados de Luis Buñuel (1950), Amores Perros, El castillo de la pureza, La diosa Arrodillada, o La famosa Cucaracha de Ismael Rodríguez.
De Argentina rescatamos, El secreto de sus Ojos, Camila, El Robo del siglo. Bolivia, se vistió de gala con Yawar Mallku del cineasta Jorge Sanjinés en los años 70, otras excelentes producciones son Los Andes no creen en Dios, El Día que murió el Silencio, El corazón de Jesús.
En nuestro país, era usual la proyección de documentales favorecidos por la ley de Cine 19327. No sé si quede registro de alguna de ellas. En todo caso, en su reemplazo haré mención a algunas películas de épocas más cercanas como Pantaleón y las Visitadoras (1999), Retablo (2018), Canción sin Nombre (2019) y otras como Días de Santiago (2004), Juliana (1989), El Mudo (2013), acotando que casi todas estas producciones se proyectaron en salas comerciales, o también en la Cinemateca de la universidad de Lima y en La Noche, ese local medio bohemio y existencialista que estaba situado cerca a la plaza San Martín, y/o en alguno más..
Hasta aquí títulos de películas y nombres de algunos productores tanto extranjeros como nacionales. Muchos de ellos recibieron premios, sin embargo hay producciones y actores que se hicieron merecedores de un sin fin de reconocimientos sobre todo internacionales. Mencionaré solo a Sonata Para Un Calendario (2016) de Carmen Rosa Vargas, Extirpador De Idolatrías (2016) de Manuel Siles y Pisahueco (2018), cortometraje de Sergio Fernández, calificada como la Mejor Película Dramática en diferentes festivales alrededor del mundo, y que nos sorprendieron por el sin número de premiaciones que continúa recibiendo.
Lima Gris, conversó con el actor Oswaldo Salas, protagonista de tres de estas producciones, quien se lleva un récord de reconocimientos fuera del país. Nuestro interés es conocer su opinión sobre el porqué de este fenómeno —inédito en el país— y la temática del nuevo cine mundial además de la dirección que está tomando en los últimos tiempos.
El cine mundial ha cambiado mucho, desde aquellos años de los grandes realizadores italianos, con su neo realismo y posteriormente con los apoteósicos LM de películas como Ben Hur o Lo que el viento se llevó, La Conquista del Espacio, para citar dos películas cumbre. ¿Crees que alguna vez se podrá volver a ese tipo de producciones?
No, lo dudo mucho. Y ahora peor con la pandemia. Lo que los grandes estudios ahora quieren son hacer películas que les de millones de dólares en ganancias con películas fáciles. Ellos invierten millones de dólares en hacerlas y esperan recuperar y ganar mucho dinero con ellas. Por eso tenemos películas con su serie de secuelas. Es por esta razón que buenos directores han aceptado que plataformas de streaming como Netflix, Amazon, etc, les produzcan sus películas porque los grandes estudios ya no quieren producirlas. Tenemos como ejemplo a El Irlandés de Martin Scorsese con el apoyo de Netflix.
La temática cinemera, es una constante que ha ido cambiando a través de las épocas y el Perú no se ha quedado atrás. ¿Le ha beneficiado las nuevas tendencias?
Actualmente el Perú está estancado en su cine comercial. Es un cine local, no exportable, centrado en comedias y es lo único que produce. Como quisiera ver al menos una, solo una película comercial peruana que se estrene en el extranjero y que tenga buena crítica. También es culpa del público que digiere cualquier cosa, así sea completamente mediocre. Si el público le da taquilla a este tipo de películas, las productoras peruanas no van a dejar de sacar estos productos de baja calidad.
Tú como actor, has tenido innumerables reconocimientos y premiaciones. ¿A qué deduces se deba este éxito?
Creo que principalmente el haber tenido la suerte de ser seleccionado para actuar en muy buenas películas con buenos directores, guiones, elenco, equipo técnico, etc. Con todo ese combo era de esperarse que las películas donde he participado les haya ido bien en festivales en el extranjero, siendo seleccionadas y ganado múltiples premios. Y en mi caso haber ganado varios premios a Mejor Actor, que no los gané por generación espontánea, no es que me dieran el guion, que me lo aprenda y recién el día del rodaje me viera con el director y a rodar, sino que tuvimos sesiones de ensayos previos antes de la fecha de comienzo del rodaje. Hubo trabajo previo con el director. Bueno, tambien interviene el factor talento, si lo tienes, puedes aportar muchísimo a tu actuación y le es más fácil al director dirigirte.
¿Qué es lo que debe tener en cuenta un actor antes de acceder a un nuevo papel? ¿Vale todo? Es decir, ¿no importa el argumento sino participar en una película que suena taquillera?
En mi caso, para aceptar un rol en una película, primero el guion me tiene que atraer bastante y el personaje que interpretaré me tiene que seducir. Sin esas dos cosas, es imposible que yo acepte hacer un papel. Ya en el caso de otros actores, si desean actuar en una película, aún no atrayéndoles el argumento pero si les atrae la paga, ya es cuestión de cada uno. Pero también hay que tomar en cuenta que si un actor se dedica 100% a la actuación y no tiene un trabajo adicional con el que pueda pagar las cuentas, va a tener que aceptar cualquier propuesta que se le presente especialmente si es bien remunerada, aún sin gustarle y teniendo en cuenta que la producción peruana es escasa.
¿Qué proyectos tienes? ¿no has pensado en abordar otro tipo de personajes?
Los proyectos con la pandemia se cayeron. Lamentablemente cuando empezó la pandemia tuve que rechazar, con mucha pena, rodar un largometraje. Aún no existían las vacunas. El guion y el personaje me atraparon pero acá en casa se morían de miedo que me contagiara. De allí hasta el tercer trimestre del año pasado no hice nada. Estoy participando en un cortometraje del director Diego Mezarina, empezamos a rodar el año pasado pero se tuvo que suspender el rodaje por la aparición de la ómicron. Tengo otro cortometraje del director Robinson Díaz, donde hice la voz del personaje principal, al que no se le ve, solo se le escucha. Grabamos mis voces antes de la pandemia. También me ha confirmado el director colombiano Miguel Urrutia, que va a terminar este año el largometraje Los Suicidios de Sara, el cual yo rodé mi parte en Colombia el 2015.
Sobre abordar otro tipo de personaje, por supuesto. En cada película en donde he actuado he hecho personajes diferentes el uno del otro. Detesto repetir personajes, eso te encasilla. Por ejemplo, en Extirpador de Idolatrías de Manuel Siles hago de un detective de policía en un pueblo de la sierra; en Pisahueco de Sergio Fernández Muñoz hago de un profesor minusválido de secundaria; en Sonata Para Un Calendario de Carmen Rosa Vargas hago de un contador angustiado; en Los Suicidios de Sara de Miguel Urrutia hago de un violador asesino serial.