De todos los ministros nombrados por Castillo al iniciar su gobierno uno de los que más destacó –junto a Iber Maraví– fue Ciro Gálvez, encargado del ministerio de Cultura (o de las Culturas), y, que, en poco tiempo, recibió tantos pullazos de la derecha como de la izquierda, sobre todo de los caviares y un conocido círculo y adláteres de la PUCP que se vieron amenazados y puestos en evidencia.
Don Ciro Gálvez sacó cara por los escritores y artistas provincianos y con su elegante poncho y chicote flageló a conocidos vividores del estado, acostumbrados a larvar los organismos de cultura y chuparle la sangre al pueblo. En una entrevista para Willax TV., Gálvez no se calló nada: “Ellos tienen recursos para viajar, hay que darles oportunidad a los escritores emergentes al interior del país. Renato Cisneros y todos los demás son gente muy ilustre y yo los respeto, pero que vayan con sus recursos propios, que no estén sacando 57 mil soles al Estado por cada persona que va allá, ese es el gasto” (…). “Por eso el Perú no avanza, los caviares han tomado al Estado para vivir del dinero que todos pagamos. Me siento alegre de que a usted doctor Renato Cisneros lo he bajado del avión, ustedes no van a ir, el pueblo está despertando”.
Gálvez, quechuhablante de 72 años, también se ha manifestado en desacuerdo con la forma en que fue sacado del MinCul: “Por razones que no conozco y cuando recién concluía el diagnóstico de la situación nacional en el sector cultura, fui cesado inesperadamente del cargo de ministro. Siempre fui honesto y agradezco al presidente Pedro Castillo por permitirme servir al Perú en tan alto cargo”. Escribió en Twitter.
Asimismo, en otro momento, dijo que aceptó el cargo solo para apoyar a Castillo, pero no le dieron tiempo para nada: “En 60 días ni un ministro habría hecho lo que yo hice”. (…) “Yo no he renunciado, yo no firmé ninguna carta de renuncia, tampoco me pidieron mi renuncia. Yo no quiero mentir. Yo fui al ministerio porque él me designó. Es un honor ser ministro y servir a la patria, pero como ministro de Estado merecía un mínimo de respeto, eso es lo que a mí me indigna” (…). “Para mí fue una sorpresa cuando yo llegué del Cusco y voy a palacio, me doy con la sorpresa que ya está juramentando una nueva ministra. Yo tuve que salir por la puerta trasera. Al día siguiente iniciamos el proceso de transferencia, pero recién mañana iré a firmar esos documentos”, precisó.
Gálvez ocupó el cargo del Ministerio de Cultura desde el 29 de julio hasta el 6 de octubre y su nombre quedará en el buen recuerdo de los pueblos originarios, los escritores y artistas de a pie, los provincianos jodidos por un sistema que hasta ahora les es esquivo. Y ojalá florezca ese apunte metafórico en su página oficial de fb: “El arte de la poesía en idioma quechua”. Son los deseos de este servidor.