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DAVID VILLANUEVA INTERPRETARÁ A DON JUAN TENORIO

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David Villanueva. Foto: Luis Felipe Alpaca.

David Villanueva es un joven actor sevillano que se vio obligado a probar suerte en nuestro país. Felizmente, esa suerte ha sabido mantenerlo a flote en una que otra producción, durante el año que lleva en Perú.

Precisamente, este 2014 la directora Myriam Reátegui, vuelve a dirigir por 11vo año el drama romántico más representativo del teatro del Siglo de Oro español, Don Juan Tenorio, del dramaturgo español José Zorrilla. La nueva puesta teatral se presentará una vez más en el majestuoso museo histórico Cementerio Presbítero Maestro; y contará esta vez en el papel del romántico y protagónico villano con David Villanueva, quien en esta entrevista, nos da sus impresiones sobre el arte, el teatro, su rol de Don Juan, y sus perspectivas personales hacia futuro.

 

¿Cómo fue tu niñez, quién te inculcó el arte y la cultura?

Yo nací en Sevilla, mi padre es médico, y mi madre es ama de casa. El amor por el arte y la actuación fue llegando poco a poco, a raíz de la imitación; mi primera imitación fue a los seis años, y allí fui dándome cuenta que tenía esa habilidad de poder imitar voces de famosos. Yo iba creciendo, y en un momento de mi vida, a los 19 años, estudié dos años de realización. La manera de pagarme los estudios en esa escuela, fue como una especie de canje, y me dijeron: Vas a entrar a una productora que está asociada a nuestra escuela, y la forma de retribuirte es que solo nos pagues la mitad del siguiente curso.

Y accediste

Por supuesto que accedí, porque era la primera vez que iba a poder trabajar en televisión pública haciendo lo que me gusta. Y así empecé trabajando en radio imitando. Pero yo notaba que algo me faltaba, y evidentemente era la manera de crear.

¿Entonces, qué personajes imitabas?

De todo tipo, lo hacía en voces y fisonomía, y me caracterizaba físicamente,  tratando de imitar la voz fielmente. Tenía un registro de más de 70 personajes conocidos. No sé cómo surgió el hecho de hacer reír a los demás, y estar delante de un público. Todo fue de una manera casual.

¿Tu padre se mostró reacio ante tus aspiraciones?

Digamos que los míos no fueron esos típicos padres que te dicen: –Tú no puedes hacer esto— Al principio, me propuso que siguiera la misma carrera de él, pero cuando llegó el momento que me vio dentro del escenario, confió en mí.

¿Y te seguiste formando?

Sí. Decidí seguir formación actoral, y entonces estudié en la Escuela de Música de Sevilla. Allí conocí profesores maravillosos que me dieron mis primeras enseñanzas. Luego decidí irme de Sevilla, y llegué a Madrid, a la escuela de William Layton, proveniente del Actors Studio, ahí también aprendí muchas cosas.

¿Fue difícil estar en Madrid solo?

Claro que sí. Sobre todo en los últimos años; pero cuando uno tiene un por qué, encuentra los cómos Por eso me daba el lujo de comer pastas todo el día, y me decían el niño de la pasta, porque iba a las clases con mi taper de pasta.

¿Cuántos años de formación allí?

Fueron tres años de formación, y aprendí muchísimo, leí un libro escrito por Layton, que se llama el trampolín del actor, que también me sirvió para mis principios actorales se anclaron. De esa forma, y como un método más, me sirvió para ver qué tipo de actor quería ser. Ellos trabajan mucho con la verdad del actor en escena, sin nada de clichés, sin nada anticipado, simplemente con el aquí y ahora.

¿Cómo conociste al actor peruano Cristhian Esquivel?

Justamente, cuando la situación en España estaba más compleja, y precisamente, por un desamor tuve que dejar un treinta de diciembre mi departamento que compartía con mi ex-pareja. Y en la búsqueda de otro departamento, coincidí con un periodista peruano que radica allí desde hace doce años, Ahí nos fue bien, y luego, me habló del pisco y de Perú, fue entonces, quien me presentó a Cristhian Esquivel con el cual tuve la oportunidad de grabar mi primera película, en una pequeña participación, y luego nos tomamos una cerveza y unas tapas de jamón en los premios de la Unión de Actores, y allí me preguntó por qué no probaba en Lima, porque ya le había comentado sobre la mala situación en España.

¿Y Qué recuerdas de la actual crisis de tu país?

La crisis golpeó muy fuerte a toda la familia. Yo nunca había visto a España como está ahora; nunca había visto familias de bien buscando comida en la basura. Cuando la gente salía del supermercado, simplemente esperaba que cierren el establecimiento, para luego recoger la fruta que sobraba y que estaba en mal estado. También vi que empezaban a cerrar teatros importantes, entonces, yo empecé a no tener ilusión, y me dije: ésta no es la España que yo quiero para mí.

Pero tuviste la suerte de seguir trabajando

Yo desde el 2008 sin ser un actor con bastante experiencia, trabajé muchísimo, hice anuncios para Coca Cola, estuve de protagonista en algunos roles; y luego tuve que trabajar para sostenerme, y también tenía clases de teatro para no perder el ritmo, y hacia obras de teatro por las tardes, y aparte, trabajaba en una empresa de televisión deportiva. Ese fue el último año para ahorrar, porque ya sabía que me tenía que ir, no sé adónde, pero tenía que salir. Y cuando estuve en un programa nacional como conductor, ahí conocí a Cristhian, que me dijo: me voy a hacer una obra que se llama CAOS, vente conmigo, tienes un perfil que en algunos rubros te puede ir bien.  Fue así que llegué a Lima un 28 de julio en las fiestas patrias, y a los pocos días, por suerte, coincidí con el 17 Festival de Cine de Lima.

¿Qué sabias del Perú?

Yo no sabía a nivel artístico qué es lo que había en Lima, porque allá no llega nada de eso. Sabía que hay un país que se llama Perú, y Lima su capital, porque existe un dicho muy conocido en España, cuando te vas a un sitio muy lejano te dicen: “Te vas hacia Lima”; eso lo he escuchado desde pequeño. Y la verdad, no conocía la cultura peruana.

Al poco tiempo de haber arribado al país, te surgió una propuesta para televisión que no tenía nada que ver con el arte dramático. Hablo del reality Esto es guerra.

A las dos semanas de estar en Lima hice un casting con un director Manuel Alva, en un canal que se iba a llamar J, para un programa de dos policías que iban a detener a la gente que viste mal, y a mí me pareció gracioso y divertido, incluso, ya tenía en la cabeza qué tipo de estilo le iba a dar; y a los dos días me llamaron, y me dijeron que estaba seleccionado. Y justo en ese casting conocí a Fiorella Chirichigno, una modelo compañera, y me dijo que mi perfil encajaba con  un programa televisivo que se llama Esto es guerra, y luego de explicarme como era este reality de competencias, yo dije gracias, no va conmigo, porque está en las antípodas de mis principios artísticos y morales, pero algo me dijo que le reciba su teléfono, y entonces compartimos números. Acababa de llegar y no podía darme el lujo de cerrarme puertas desde la primera. Al parecer ella le dio mi teléfono al productor general del programa, porque me llamó esa misma noche,  y me dijo: queremos verte ahora mismo; dije ok, luego, me vestí, llegué, y me dijeron: quítate la camiseta y aféitate que queremos verte. Después de unos días, me llamó la productora y me dijo que ya estaba adentro. Y la verdad, me sentí alegre porque necesitaba el dinero.

En ese reality casi es costumbre ver ligar a los chicos con las chicas. En tu caso, mantuviste un perfil discreto, y no te involucraste con nadie.

No lo haría. Pues, si yo me enamoro de alguien allí, es como si te enamoras de la compañera de tu oficina. En mi caso, yo evité escándalos, discusiones, y sobre todo, los amoríos.

Al parecer la producción es la que encomienda esos enamoramientos para el rating.

Ahí hay un manejo de distintas maneras. Muchas veces es verdad, y otras, no lo es tanto.

Al parecer, has dado el salto, en tus aspiraciones actorales. Se viene una soberbia obra universal en Lima, Don Juan Tenorio. ¿Cómo te convocan para el protagónico?

Eso tiene que ver una vez más con Cristhian Esquivel, que es como un ángel de la guardia para mí. Un buen día luego de ver la obra CAOS de Rebeca Ráez, la misma en que él actuó, luego de una función, me quedé conversando con los actores, y creo que tuve afinidad con Rebeca, y también creo que le quedó claro que soy actor.

¿Y cómo fue la llamada?

Yo acabé mi participación en el programa Calle 7, y a los pocos días me enviaron un inbox por el Facebook en el que decía: –David queremos que seas Don Juan Tenorio– y al leerlo, tardé dos segundos para pensar, otro segundo en asimilar, y otro para contestar, porque es como que me hubieran ofrecido un Hamlet. Y me daría igual que me lo ofrezcan en Zimbabue como en otro país. Hamlet es Hamlet, y Don Juan Tenorio siempre será Don Juan Tenorio aquí, y en cualquier lugar del mundo.

¿Te hizo feliz esa convocatoria?

Ha sido el momento más feliz que he sentido desde que llegué a Lima. Te das cuenta que es tu verdadero oxígeno, y hace que cruces charcos, y superes  malos momentos emocionales, sinceramente, es mi verdadero amor y pasión.

¿Qué te parece el Cementerio Presbítero Maestro?

Me parece que muchos actores pagarían por vivir una experiencia actoral ahí; porque tú puedes actuar en un teatro con decorado, y me parece maravilloso; pero actuar en ese lugar con una sensación hiperrealista en una obra que sí habla de la muerte, y con la propia muerte que está constantemente pegada a tu hombro, me parece una sensación maravillosa.

¿Cuál es la sensación que te puede dar un público en vivo a diferencia del cine?

La sensación es como un orgasmo, es como algo sexual. Cuando tú te subes al escenario, te sientes gigante, y consideras que tu vida tiene un porque, porque en ese momento tú eres el que decide, y sientes el control y la energía, y puedes manipular las sensaciones del público. Realmente, eso es lo que engancha en el teatro.

¿Quiénes interpretan a tu compañera Doña Inés, y el que será tu rival Don Luis?

Carolina Cano, y Pancho Cabrera.

Luego de inaugurar la obra en Lima ¿podrás considerar que no has llegado aquí en vano?

Por supuesto, sin duda. Y me falta darle las horas que sean para ensayar, porque cada día disfruto más.

La puesta de Don Juan Tenorio dura solo unos días. Una vez que concluyas ahí ¿Qué decidirías si te llaman otra vez para otra temporada de un reality como Esto es guerra?

Yo no necesito ser millonario, ni tener grandes lujos para ser feliz, y mientras yo pueda mantenerme, pagar mi departamento, comer, y de vez en cuando ir a tomarme unos piscos sours por ahí, es suficiente. Es cierto que tengo que avanzar, y todas las personas necesitamos tener nuestros ahorros, y económicamente tener una vida holgada para poder llegar a fin de mes.

¿Entonces aceptarías?

Mira, estar ahí es un arma de doble filo con la que te cortas, y puedes pisar el palito en cualquier momento, pero también está en uno pisarlo. Lo que pasa es que cuando ingresas a ese programa y te ofrecen ganar miles de dólares al mes… y ¿quién gana esa cantidad en España ahora? Nadie.

¿Qué opinas de la cultura?

A mí me gustaría que el Estado invierta más en educación y cultura, y que haya más programas de ficción y cultura. La cultura es imprescindible.

Se dice que los chicos lindos son “calabacitos”, que no tienen nada en la cabeza.

Quienes dicen eso creo que son tan ignorantes como los demás, porque no se puede juzgar a una persona por su físico. A mí no me pueden decir que una persona no agraciada físicamente, va a ser más inteligente, o mejor actor, o mejor médico. Eso no tiene nada que ver, todo va por dentro. Los griegos eran los tipos que más cultivaban el conocimiento, y eran los que más cuidaban su cuerpo, pues, buscaban la armonía tanto mental como física.

¿Qué te ha llamado más la atención de nuestra cultura viva?

Me llamó mucho la atención la gran cultura musical que hay aquí. Cuando vi la película Sigo siendo de Javier Corcuera, me emocioné mucho porque me di cuenta que en el Perú existe un abanico tan inmenso a nivel cultural-musical, desde el zapateo afroperuano, y los cantos de la selva. Eso por un lado, y otra cosa que me impresionó, es la gente de la calle que sabe mucho, sin quizás haber ido a la escuela; los taxistas, por ejemplo. Me acuerdo una vez, que a un taxista lo tomé y creo que le dije que necesito irme a Neoplásticas, y él me corrigió y me dijo: no señor, se dice neoplásicas, y luego en el trayecto, me dio una charla sobre lenguaje. En la trayectoria de mi vida, Lima siempre estará marcada con letras grandes.

¿Piensas ser padre en algún momento?

Me gustaría cuando llegue la mujer, porque no todas las personas que están a tu lado, comprenden tu profesión.

¿Y eres un Don Juan en la vida real?

No. No me considero un Don Juan. Quizás al principio, como a los 25 años, no te digo que no, porque a esa edad las hormonas hablan por ti.

¿Cómo te ves de acá, a unos años, en el ámbito profesional?

Me gustaría verme triunfando, haciendo películas, y que  la gente me reconozca por la calle, por lo profesional que he llegado a ser como actor; y luego poder compartir esos éxitos con mi familia.

¿En Perú?

Dónde sea. Perú, Estados Unidos, España. Pero si es en Perú sería maravilloso.

 

El dato:

Obra de teatro: Don Juan Tenorio,

Dirección: Myriam Reátegui

Lugar: Museo Cementerio Presbítero Maestro

Fechas: Desde el 29 de octubre hasta el 9 de noviembre,

Horario: 19.30

Venta de entradas: Teleticket.

 

 

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